La pequeña Martha (3)

Nuevamente volvimos a tener un sexo fabuloso el rico trasvesti y yo.

LA PEQUEÑA MARTHA III

Como les platiqué la vez pasada, Mar y un servidor estábamos planeando una nueva sesión de sexo, solo que ahora queríamos que fuera en un lugar distinto, las opiniones resultaban variadas, que si en un cine, que si en el campo, que si en la calle, en fin, no podíamos decidir por ninguna de las muchas opciones que llegaban a nuestras calenturientas mentes. En lo que sí habíamos coincidido era en que lo haríamos a la vista de cualquier persona que pasara y no nos detendríamos hasta llegar al orgasmo.

Ricardo sugirió que lo hiciéramos en un estacionamiento de algún centro comercial, pero objeté esa propuesta, había demasiada vigilancia y podríamos tener problemas con la policía, entonces insinuó que lo hiciéramos en el carro y así podríamos irnos si llegara alguna patrulla. La idea me entusiasmó bastante, y comenzamos a planear en dónde y cuándo lo haríamos; decidimos que sería un viernes por la noche, cerca de alguna calle transitada y obscura, Ricardo iría vestido como a mi me gusta, de mujer con lencería, liguero, medias y su peluca.

Hecho lo anterior, buscamos el lugar idóneo para nuestra excitante travesura, resultó más fácil de lo que pensé, hay un bar cerca de la zona en donde se dan cita las muchachas para vender sus cuerpos, y por lo concurrido en las noches, sus calles nos parecieron perfectas para nuestros planes.

Llegamos al lugar como a las 11 p.m., estacioné el auto cerca del bar, y nos dispusimos a estudiar un poco el movimiento a nuestro alrededor, había pocas personas a esa hora, entonces sugerí que nos tomáramos una par de copas en el bar y después saldríamos a ver cómo estaba el asunto.

Al entrar al bar, un muchacho como de 25 años se le quedó viendo a Martha, casi la desvistió con la mirada, ella estaba ataviada con zapatillas altas, mini falda a medio muslo, si se agachaba un poco se podía ver el final de las medias y el principio del liguero, blusa pegada, con lo que resaltaban sus pequeños y operados pechos, un maquillaje perfecto, en fin, lucía bastante bien como mujer a pesar que no lo es.

Pedimos nuestras bebidas y el muchacho siguió con la vista fija en mi pequeña, no me molesté en lo más mínimo porque sabía que éramos lo bastante centrados como para hacer una escena de celos, Mar también lo noto y en cuanto nos sirvieron las bebidas, me comentó:

  • ¿Qué te parece si le coqueteo un poco a ese muchacho y vemos qué pasa?

La idea me encantó, tal vez podríamos hacerlo, en lugar de solo nosotros dos, con alguien más, así que respondí:

  • Hazlo pero sin que sea muy notorio, la coqueteada tiene que ser bastante discreta, no me gustaría que te tomara por prostituta, ¿de acuerdo?

Mar asintió con una sonrisa de complicidad y cruzó las piernas de modo que el muchacho alcanzara a verle el liguero, el efecto que causó en nuestro prospecto para el trío fue notorio, inmediatamente se cambió de lugar para tener mejor visión de las depiladas piernas de mi pequeña, para lograr mejor efecto, me fui al baño y tardé lo suficiente como para que pudieran hablar unos instantes, a mi regreso, Martha me comentó:

  • Ya vino a decirme que estoy muy guapa, dijo que nos invitaba la siguiente ronda de copas

  • ¿Y tú que contestaste? – pregunté con algo de excitación.

  • Le dije que venía acompañada de mi novio pero no pareció importarle, además, ya está algo tomado y creo que no se dará cuenta de que soy hombre, eso espero… - finalizó en tono de duda.

  • ¡Pues manos a la obra!, en cuanto encuentres nuevamente su mirada, dedícale una leve sonrisa, alza tu copa y con un movimiento ligero, brinda con él, tal vez así se anime a unirse a nosotros.

No tardó mucho en darse la oportunidad de que Mar hiciera lo que le comenté, repitió una vez más la acción y en un instante lo tuvimos frente a nuestra mesa:

  • ¡Hola! – dijo dirigiéndose a Mar -, me llamo Daniel, espero no importunar, solamente deseaba decirte que eres muy hermosa.

  • Gracias – respondió Mar con fingida timidez –, eres muy amable.

  • Agradezco la atención que tienes con mi pareja – comente yo -, ¿gustas sentarte?

Tomó una silla y se sentó, el inicio había resultado, ahora había que involucrarlo para irnos a coger, la plática se tornó animada, Daniel se mostraba más interesado en Mar, así que decidí llevar los comentarios al ámbito sexual.

  • Nosotros somos una pareja muy abierta, las decisiones en cuanto a lo sexual están abiertas a cualquier propuesta – comenté con cierta malicia -, no decidimos nada sin consultar a la otra parte.

  • Me parece que así debería de ser todo el mundo, poder decidir con quién acostarse sin remordimientos ni celos, al contrario, así se encuentra mayor valor a la pareja actual, los felicito – finalizó Daniel.

¡Estaba hecho!, había mordido el anzuelo y a más tardar en una hora estaríamos teniendo relaciones en trío, solamente faltaba saber si estaría dispuesto a hacerlo en la calle, eso no tardó en definirse.

  • Hace tiempo anduve con una chica y no teníamos reparo en hacerlo en donde fuera – comentó Daniel -, a veces en el carro, otras en un autobús, unas más en la calle

Interrumpí su comentario:

– Me parece que debe ser muy excitante eso, ¿no?

  • ¡Claro!, la adrenalina corre por todo tu ser y la excitación es increíble, deberían intentarlo – terminó con tono de una ligera invitación.

Mar, que solamente asentía a todos los comentarios, intervino:

  • Por mi parte, estaría dispuesta a probar, tal vez estemos perdiendo algo nuevo y caliente, ¿y tú amor? – dijo dirigiéndose a mi.

  • Como siempre, la decisión es de los dos, ya elegiste hacerlo y yo me muero de ganas por saber qué se siente, estamos nuevamente de acuerdo – comenté en tono alegre.

  • ¿Qué nos sugieres para comenzar? – preguntó Mar a Daniel con acento inocente.

  • Lo primero es hacerlo en el carro, así se va uno acostumbrando a que los vean, luego se puede hacer en un cine o un autobús, después se hace en la calle o en un parque sobre la hierba

Toqué a Mar por debajo de la mesa para que hablara y así pudiéramos llevar a cabo el plan, se dirigió a Daniel y comentó:

  • ¿Y tú nos podrías enseñar a hacerlo?, parece que tienes experiencia en eso.

  • ¡Por supuesto!, si gustan ahora mismo vamos para que lo hagamos – respondió con algo de excitación.

Pagamos la cuenta y salimos a la ahora concurrida calle, fuimos a su auto, nos sentamos en el asiento delantero, Mar en medio de los dos y comenzó la lección:

  • Primero se estacionan en calles solitarias, después se puede hacer en calles como ésta – comenzó diciendo -, poco a poco van a adquirir confianza y...

La mano de Mar interrumpió sus palabras, acababa de posarse sobre su pierna, bastante cerca del bulto que comenzaba a notarse en su pantalón, con algo de trabajo retomó las instrucciones:

  • Después se acarician hasta que la temperatura suba lo suficiente como para tener sexo, y comienzan a quitarse algo de ropa

Nuevamente tuvo que interrumpir, ahora la boca de mi pequeña estaba junto a la oreja de Daniel, Mar sacó la lengua y comenzó a lamer con naturalidad, yo inicié mis caricias sobre los pechos de la pequeña, ella, por su parte, puso su mano sobre mi pantalón y masajeó suavemente mi miembro, el cuál, comenzó a crecer, con su otra mano sacó la herramienta de Daniel y lo masturbó ligeramente, la excitación hizo el efecto deseado en nuestro amigo, besó apasionadamente a Mar, quién correspondió gustosa a la caricia, mientras sus lenguas se trenzaban en caliente batalla, mis manos subieron la corta falda dejando al descubierto la parte alta de sus medias y el liguero, inicié mis mimos sobre la parte desnuda de sus muslos, en este momento Daniel había liberado los pequeños pechos de su prisión, los besaba con pasión y chupaba los rosados pezones como si fuera un bebé, Mar correspondió a las caricias tomando en cada mano un pene dispuesto a penetrar cualquier cueva que se presentara, el excitado Daniel propuso:

  • Vamos a mi casa, ahí podremos hacerlo en completa libertad.

  • ¡No! – fue la respuesta tajante de Mar -, ahora lo hacemos aquí, pase lo que pase.

No teniendo otro remedio Daniel continuó con el ataque a las tetas de mi nena, ella se sacó la blusa y el brassiere, alzó las piernas para quitarse la falda y la ayudé con su mini prenda, confieso que lucía muy rica, también sabíamos que la incomodidad de hacerlo en el auto era más que evidente, pero el solo hecho de compartir a mi "chica" con alguien más me excitaba sobremanera, además ella estaba más que lista para iniciar el mete-saca, con cualquiera de nosotros, nos pasamos al asiento trasero del vehículo y las caricias subieron más la temperatura, Mar sacó de su bolsa unos condones y nos los entregó diciendo:

  • ¡Necesito que me cojan ya!, estoy demasiado caliente como para continuar con las caricias, ¿quién quiere ser el primero en darme por el culo?

Nuestro amigo pidió ser el primero, se quitó la ropa de la parte baja del cuerpo, se puso la funda de látex y le pidió a Mar que se pusiera de rodillas, ella, se quitó la tanga a toda prisa y obedeció al que iba a ser su cogedor inicial, se lubricó en culo con saliva y se dispuso a recibir la ardiente lanza dentro de sus entrañas, cuando la penetración se logró, mi pequeña se agachó lo suficiente para meterse en la boca mi parada verga, la chupó delicioso, movía la lengua por toda la cabeza de mi pene, lo succionaba con fuerza y luego se lo metía hasta la empuñadura en su húmeda boca, Daniel estaba dándole una buena cogida, en cierto momento, nos dimos cuenta que alguien estaba presenciando el erótico espectáculo, eran dos hombres que estaban cerca de la ventanilla, como habíamos decidido no detenernos, seguimos dándole a Mar lo que necesitaba.

Daniel quiso meterle un dedo a la supuesta panocha de mi nena y, ¡sorpresa!, se encontró con un duro tronco listo para meterse en el hoyo que estuviera a su alcance.

  • ¿Eres hombre? – preguntó asombrado pero sin dejar de coger.

  • Si papi – respondió mi ensartada pareja -, ¿no te gusta como lo hago?

  • Estás muy rica y coges delicioso, quiero seguir así hasta venirme – dijo mientras le daba una ligera nalgada-, ¡muévete más!

Como ustedes ya saben, a mi pequeña la excitan las nalgadas, así que, con el aliciente extra, movió sus ricas nalgas como si fuera licuadora, esto hizo que Daniel estuviera a punto de estallar, las mamadas que me estaba dando también me tenían al borde de venirme, los incrédulos testigos habían sacado sus reatas y se masturbaban rápidamente, parecía que iba a ser una venida colectiva; el primero en terminar fue Daniel, lo hizo apretando su cuerpo contra el rico trasero de Mar, yo acabé unos segundos después, inundando la boca con el chorro se semen, Mar lo bebió totalmente, no dejó que escapara ni una sola gota, luego abrió la ventanilla y sacando la cabeza pidió a los incrédulos presentes que se vinieran en su cara, mamó una y otra verga que estaban listas para arrojarle la leche encima, no tardaron mucho y bañaron completamente el rostro de la caliente de Martha, saboreó los salados efluvios y cerró el vidrio, pidió a Daniel que se la mamara, con cara de asombro pero sin protestar, se agachó a chupar la parada arma de mi pareja, lo hizo como todo un experto en chupar penes, lamió hasta las bolas, luego se metió hasta la garganta aquella lanza de carne, continuó así por unos minutos hasta que Mar anunció que se venía, sujetó la cabeza de su mamador y le echó todo el blanquecino líquido dentro de la boca, a continuación besó aquella boca repleta de semen y compartió el salobre líquido con él.

Cuando todos nos habíamos venido nos vestimos apresuradamente y nos fuimos a nuestro auto, reímos bastante cuando al salir nos despedimos de los involuntarios testigos, los cuales, con cara de asombro nos estrecharon las manos, resultó mejor de lo que habíamos pensado, llegando a la seguridad del carro, Mar me mamó nuevamente la reata y cuando se me paró la desvestí totalmente, la senté arriba de mi caramelo y me la cogí, solo que ahora no había público, se meneó delicioso y logró que me viniera rápidamente, al terminar empezamos a decidir si repetiríamos la aventura o ideábamos algo nuevo, también estábamos decidiendo si volveríamos a tener otro u otros participantes, mientras llegábamos a un acuerdo quedamos convencidos de que haríamos algo mejor en la siguiente ocasión, eso se los detallaré en mi siguiente relato.

Espero sus comentarios en mi correo.

Don Pato

fotografo7@yahoo.com.mx