La Pequeña Galia

Relato del incesto entre hermanos basado en los datos proporcionados por "Toño" quien manifiesta son reales y autoriza su redacción y publicación`, el cual pongo a sus cosideración.

La pequeña Galia

Por Georgina del Carmen

Regresaba a casa después de una tarde de farra con unos amigos que con el pretexto de comer juntos nos habíamos tomado unas copas de mas aprovechando que era viernes y al día siguiente no había que levantarse temprano par ir a trabajar, en casa ya todo estaba apagado y supuestamente mis familiares estarían dormidos, en la planta baja de la casa, donde se ubica la recamara de mis padres ya no había luz bajo su puerta, subí la escalera y al pasar por la habitación de mi hermanita menor, Galia de apenas 16 años recién cumplidos, que vivía su juventud a plenitud como cualquier adolescente de su edad, si se veía que la luz de la mesilla de noche estaba encendida.

Aun no llegaba a la puerta de mi recamara cuando percibí el clásico olor que surge de la mariguana al quemarse, de inicio pense que sería cualquier otro olor y que por efecto de los tragos se me confundía con el de la yerba, sin embargo siguiendo el desagradable aroma éste me llevó a la puerta de los aposentos de la pequeña Galia, pegué la nariz en la ranura donde empareja la puerta y efectivamente de ahí provenía el olor a "mota".

Aun cuando estaba seguro de donde procedía el olor, no podía creer que mi joven hermanita fumara mariguana, aunque de pronto recordé que yo la probé por primera vez justo a la edad que ella tenía en ese momento. Quedé parado frente a la puerta de su alcoba pensando que seria lo conveniente si hacer de cuenta que no me había dado cuenta o entrar y confirmar mis fundadas sospechas.

A riesgo de recibir un violento desaire de mi hermanita decidí entrar para verificar mis temores y tratar de hablar con ella al respecto. Abrí súbitamente la puerta y efectivamente el cuarto estaba lleno de humo de mariguana y en el cenicero estaba el cigarrillo ya apagado y a medio consumir, Galia estaba sentada en la orilla de la cama leyendo una revista importada en donde aparecían hombres desnudos mostrando explícitamente sus órganos viriles, cosa que me sorprendió pero no me escandalizó dándolo como algo normal para la edad de mi hermanita.

Impresionada de momento por mi inesperada presencia ella se puso de pie un tanto aterrorizada, sin mas pretendí reprenderla diciéndole:

-¿Que estas haciendo, huele a mariguana, desde cuando la fumas?- le agolpé las preguntas sin esperar a que me contestara la primera. Galia no me contestaba ya que aun no salía de la sorpresa de verme en su recamara de manera tan inesperada.

Instintivamente mientras la llenaba de preguntas mi vista recorría su cuerpo de pies a cabeza, estaba vestida en ropa de dormir, sobre unas sandalias destalonadas de tacones altos, un camisón corto que le llegaba a la mitad de los muslos y bajo él se notaban con claridad, aun cuando no era transparente, las pantaletas negras tipo tanga tan comúnmente usadas hoy en día por mujeres de todas edades.

Nunca hasta ese momento había recapacitado en su cuerpo, estaba excelentemente bien formado no obstante que aun estaba en pleno desarrollo, sus blancos muslos no son carnosos pero muy bien torneados como el resto de sus extremidades inferiores, sus senos sin sostén se notaba de muy buen tamaño y permanecían erguidos, firmes y redondeados, cuando reaccionó y se dió vuelta caminando hacia la puerta para cerrarla ya que yo la había dejado abierta, pude ver su trasero, era de lo mas inquietante con sus nalgas frondosas, fuertes y turgentes, la verdad mi hermanita estaba lo que se llama "bien buena".

Luego de cerrar la puerta se viró hacia mí, con los brazos en los costados de su cuerpo, sacando el pecho y parando aun más sus sabrosas nalguitas, ya me sentía excitado de verla en ropa de cama, y aun en contra de mi voluntad la verga se me empezaba a poner dura. Entre suplicante y retadora Galia me dijo:

  • Por favor no le digas a nadie -su carita reflejaba angustia y su porte desafío.

  • Que quieres que te dé para que no le digas a nadie –avanzó unos pasos hacia mí sin descuidar la provocativa pose de su juncal cuerpo, sin dejarme contestar agregó.

  • ¿Quieres un poco de "mota" o un poco de mí? –mientras pasaba sus manos por los costados de su cuerpo, su carita pasó de asustada a coqueta. Tarde un poco en reaccionar y entender que me estaba ofreciendo su cuerpo para obtener mi silencio.

Una vez que pasó la sorpresa de su invitante propuesta y lo excitado que inexplicablemente, por tratarse de mi hermanita menor, me había puesto le contesté contundente.

  • Un poco de ambas –le dije con descaro esperando que se retractara o alguna otra reacción distinta a su ofrecimiento inicial.

Galia avanzó hasta juntar su juvenil cuerpo al mío y tomando el cigarrillo de mariguana a medio consumir lo puso en mis labios procediendo a encenderlo, aspiré el humo de la yerba, ella repegaba su vientre en mi muslo y con uno de sus brazos rodeaba mi cintura, acercando su rostro al mío, en tanto yo le pasé también el brazo por su breve cintura. Sin darme cuenta en que momento empecé a acariciarle la espalda y la cadera baja, muy cerca de sus hermosas nalguitas, le dí una última fumada al cigarrillo y lo acerqué a la boca de ella para que hiciera lo mismo y enseguida lo apagué.

Mi hermanita echó el humo de su boca directamente a la mía juntando sus labios con los míos en un inesperado beso. Me di cuenta que mi mano pasaba por las nalgas de mi hermanita acariciándolas hasta que ella me dijo.

  • Que rico me tocas... Sigue, me gusta mucho sentir tu mano en mi trasero –me decía con sensual voz que denotaba la excitación que le producían mis caricias, tan enorme como la que yo sentía al tocar las sabrosas nalgas de mi hermanita y mi falo estaba en su máxima erección.

Nuevamente juntó sus labios con los míos en un lascivo beso fraterno, mi otra mano ya estaba en sus crecidos pechos masajeandolos, con la restante le subí el camisón metiéndola por debajo para tocar directamente sus ricos y sólidos glúteos, Galia solo jadeaba presa de la cachondez del momento, una vez mas me sorprendió cuando con descaro me dijo.

  • ¿Me dejas agarrarte aquí? – y llevando las palabras a los hechos puso su manecita en el bulto que formaba mi erecta verga bajo mi pantalón.

  • Claro, la puedes agarrar - le dije lleno de morbo.

  • Que grande la tienes – decía mientras la acariciaba en toda su extensión con la palma de su mano.

  • ¿Me quieres ver desnuda...? Quítame el camisón - me decía suplicante.

Yo obediente le despojé del breve camisón, quedé impactado con la belleza de sus hermosas chiches, bastante crecidas para una adolescente de su edad y enseguida las colmé de caricias e inclinado mi cabeza las besaba ante el agrado de mi cachonda hermanita.

  • Que rico me las chupas... Sigue me encanta como lo haces - me decía.

  • Déjame verte el miembro - me decía tratando de bajarme el cierre de la bragueta, me lo bajé yo mismo y ella se encargó de sacármelo, para friccionarlo mientras decía.

  • Dios mío que grande y sabroso lo tienes... Bájame las pantaletas- decía con palabras impregnadas de lujuria, sin agregar nada le bajé lo mas que pude los diminutos calzoncitos, ante mí quedó su linda vulva, abultada y apenas cubierta por escasos y finos vellitos negros que le daban un toque de mágico erotismo, que de inmediato procedí a colmar de caricias buscando con la punta de mis dedos su joven hendidura sexual para frotar su clítoris.

  • Que sabroso me lo haces Toño... Sigue que estoy muy cachonda - me decía moviendo su cadera para mayor disfrute de su encantador cuerpecito.

  • Quítate la ropa... quiero verte desnudo-.

Se alejó unos pasos de mí quitándose por completo las minúsculas pantaletitas para quedar en su espléndida desnudez, solo en las sandalias de altos tacones, en tanto yo me despojaba de la ropa sin reflexionar en lo que sucedería, ella posaba en diferentes ángulos y actitudes voluptuosas.

  • ¿Te gusto encueradita?

  • Me encantas – le decía mientras me despojaba de la ropa.

  • ¿También te gustan mis nalgas? – preguntaba dándome la espalda y sacando la cadera para realzar su hermoso trasero e inclinándose se separaba las nalgas con ambas manos.

  • ¿Te agrada mi colita... Que serías capaz de hacerme? – musitaba provocativa.

Terminé de desnudarme, dedicándome a admirar la exquisita desnudez de Galia mientras me frotaba la verga, ella cachonda exhibía conmigo cada una de sus encantadoras partes íntimas, hasta que decidida avanzó hacia mí y a unos centímetros volvió a empinarse mostrándome su adorable culito. No pude contenerme e hincandome frente a sus deliciosas nalgas le besaba el culo tratando de meter mi lengua en él.

  • Así, bésame el ano... Cómeme el culo a besos, me vas a hacer "venir"... Dios mío que rico, que rico siento... Méteme tu lengua en mi culo – decía con voz agitada por la excitación.

Mientras mi lengua no cesaba de lamer el culo de Galia, con mi dedo pulgar le bombeaba la vagina bañando mi mano con sus jugos íntimos y con el dedo medio frotaba su clítoris, ante los jadeos y gemidos que mi hermana emitía demostrándome el placer que estaba experimentando.

Trastornado por el alcohol y la droga así como la extrema excitación que Galia me había provocado sin medir las consecuencias y decidido a consumar el incesto con la cachonda adolescente la tomé en vilo entre mis brazos llevándola a la cama dispuesto a cogérmela, la deposité en la orilla de la cama parándome frente a ella y entre sus piernas para proceder a la penetración, pero mi hermanita me detuvo momentáneamente diciéndome.

  • Déjame chuparte ese rico caramelote – lo tomó con sus manos y lo llevó a su boca plantándole sonoros besos en la cabeza para luego meterlo entre sus labios para mamarlo con sorprendente pericia.

Me chupaba delicioso y solo sacaba mi verga de su boca para lamer el tronco y besarme los güevos, en tanto yo le acariciaba las tetas con ambas manos.

  • Que sabroso sabe tu verga Toño, te la quiero mamar todos los días... Pero ahora quiero que me la metas toda en mi coño y en mi culito... Cógeme Toño cógeme mucho – me decía entre chupete y chupete.

Ante la amenaza de eyacular en su boca, me retiré sacando la verga de entre los labios de Galia, inclinándome la tomé por lo tobillos levantándole las piernas para que su vulva quedara plena ante mí, separé sus piernas colocándolas en mis hombros y me agaché enfilando mi tiesa verga a sus tiernos labios vaginales que se abrían incitantes ante el, hasta ahora, desconocido visitante, al contacto de mi glande con sus labios vaginales mi hermana suplicaba.

-Cógeme Toño, métemela toda... Disfruta de mi cuerpo... Quiero sentir tu vergota dentro de mí dándome placer-.

Sin esperar mas empujé levemente viendo como la cabeza de mi falo se perdía dentro de la vulva de mi cachonda hermanita que no cesaba de jadear y pedirme que la penetrara toda, por fin la totalidad de mi verga estaba dentro de la vagina de la pequeña Galia y el vaivén de mi pito de agudizo en el sexo de ella.

Pasaron varios minutos, eran incontables las veces que mi verga entraba y salía del coño de Galia, quien no paraba de alentarme con frases intemperantes para seguir cogiéndomela. Sus jadeos se incrementaron y su cuerpo se tensó súbitamente.

  • Me estoy "viniendo" hermano... Que rico... Me estoy escurriendo... Sigue cogiéndome... Que rico, rico, rico... Así, que rico – repetía sin cesar durante el orgasmo que estaba experimentando, sentí claramente como mi verga era bañada con sus flujos vaginales dentro de su sexo.

  • Ahora cógeme por el culo... Quiero sentir tu ricura dentro de mi colita... Enculame Toño... métemela en el culo – No podía desaprovechar la magnifica oportunidad que Galia me ofrecía de disfrutar de su apretado culito divino, así que le saqué la verga de su vagina apuntándole ahora al culo.

  • De "perrita" Toño, cógeme de "perrita"... Enculame como a una perra... Méteme la verga por el culo – decía levantando la voz por momentos ante mi suplica de que bajara la voz por el temor de poder ser descubiertos por mis padres.

Galia se puso en la pose clásica separando sus nalgas con las manos para facilitarme la penetración anal, tenia la verga empapada de sus fluidos vaginales, lo que la hacia suficientemente lubricada, pero aun así quise escupir su culo para una introducción mas eficaz, haciendo contacto con su diminuto ano mi verga presionaba su orificio forzándolo a dilatarse para dar paso a mi tolete, Galia se quejaba y sin dar marcha atrás me decía.

  • Mételo, mételo todo... Destrosame el culo pero cógeme...Lo quiero todo dentro de mi culito... Dame tu ricura en mi colita – entre sus jadeos y frases de aliento mi verga empezó a penetrar en su apretado conducto excretor ayudado por los movimientos de cadera que mi hermana hacía, poco a poco mi verga penetraba mas en su hermoso culito que se expandia increiblemente al grosor de mi falo.

  • Ya casi lo tengo todo dentro, sigue metiéndolo... Coge mi culo hermano - repetía sin cesar – efectivamente mas de tres cuartos de mi verga estaba dentro de su hermoso culito.

  • Sigue hasta que solo queden fuera tus lindos güevotes – me decía sin dejar de menear sus poderosas nalguitas, el vaivén de mi verga en su culo pronto se generalizó, mi verga salía por completo de su culo que se expandia de forma increíble pudiendo ver la obscuridad de sus entrañas y antes de que se cerrara volvía a clavar mi verga en él de un solo golpe quedando, como ella lo pedía, solo mis güevos fuera.

Pasaron varios minutos de incomparable deleite para los dos, Galia no dejaba de proferir frases calientes que me excitaban mas aun, mi hermana tuvo dos orgasmos seguidos lo que me hacia pensar que pronto dominaría lo que se conoce como "mujer multiorgasmica", que pueden estarse "viniendo" continuamente durante un periodo de tiempo indeterminado.

  • Galia, hermanita me voy a "venir" ya siento la eyaculación – le alerté.

  • "Vente" en mi boca... Quiero tragar tu esperma... Por favor sácame la verga de mi culito y métela en mi boca, quiero comer tu leche - decía suplicante mi cachonda hermanita poseída totalmente por la lujuria.

No podía aguantar mas la eyaculación así que atendiendo la petición de Galia saqué la verga de su divino culito, ella se volteó presurosa y la metió en su boca, apenas me habría dado unas cuantas chupadas cuando de mi verga brotaban los chorros de esperma dentro de la sensual boquita de mi cachonda hermanita que los tragaba embelesada saboreando como si fuera un suculento postre, hasta extraerme la última gota de leche.

Creí que esa sería una aventura sexual única, pero no contaba con la extrema cachondez de Galia que todos los días por la noche, acudía a mi recamara en ropa interior o completamente desnuda para meterse en mi cama suplicándome que me la cogiera, así he podido disfrutar de su juvenil cuerpecito desde hace ya cerca de ocho meses del intenso placer que nos proporcionamos mutuamente, mismo que no logré antes, en mis treinta años de edad y un fallido matrimonio.

Georgina del Carmen