La penitencia
El relato de un amigo heterosexual cuando fue violado, sintiéndose aliviado en parte mediante la confesión, quedándose lo más amargo para su interior, no siendo otra la penitencia que el haberlo disfrutado.
La penitencia
Antes de nada, os debo agradecer a todos aquellos que me han mandado vuestros emails, ya sea para agradecer mis experiencias como conocerme mejor. Os debo de confesar que siempre me he esforzado en mejorar, claro está sexualmente como bien sabéis, no os voy a descubrir mis preferencias a esta altura, pero sí es cierto que no me importa como comience si acabo con varios.
Mirad, lo que a continuación os voy a narrar, no me ocurrió a mí, sino a un amigo mío. Amigo que me contó lo sucedido muy a duras penas, tras sonsacarle lo que le ocurrió. Suceso que paso hace unos años, quizás hace ya dos o tres de aquello, más bien creo que hace tres los años.
Recuerdo que cierto día, me encontré a Juanjo de casualidad, pues llevaba meses que no sabíamos nada de él, aunque lo intentamos. Lo único que sabíamos es que rompió con su novia, cosa que ella ignoraba los motivos, pero deseaba volver. Cosa extraña en él, pues aun
Haciéndonos saber...
"Si lo encontráis, decidle que le perdono lo que haya hecho, no importándome nada".
"Pero que vuelva... por favor, decidle que le quiero".
Come he dicho, fui yo quien me lo encontré, me lo encontré irreconocible, no me refiero físicamente, sino aparentemente, pues lo vi apagado, desmotivado.
Juanjo como se llama mi amigo. Estaba irreconocible, me refiero a como es, pues aquellos que le conocemos, sabemos de qué hablamos. Cuando le pregunte…
- “Juanjo, coño… donde te has metido, todos estamos buscándote. Me ha dicho Montse que has roto con ella, porque la has dejado… que has encontrado una mujer más buena que ella, pues es algo difícil”.
Contestándome Juanjo…
- “No José, me ha pasado algo terrible. Algo que no deseo que ocurra a nadie, algo que ahora por lo que pasan algunas mujeres”.
Tras ir tirando poco a poco de sus palabras a grandes rasgos me conto…
“Vamos José que quiere que te diga la verdad, pues la verdad es que un tío de color me ha sodomizado por la fuerza, me ha cogido y ha hecho de mí lo que ha querido, dejándome finalmente yo”.
“Como quieres que este con Montse, viendo lo visto he decidido que es lo mejor, tanto para ella como para mí”.
Le he preguntado…
- “Un tío de color te ha violado, pues ya debe de ser grande el nota”.
Contesta Juanjo…
- “No te lo tomes a cachondeo, esto es bastante serio. El muy cabrón se ha corrido dentro de mí y todo”.
Pregunto…
- “Has ido a que te hagan la prueba de transmisión sexual”.
Responde…
- “Al principio no, me vine a casa a darme un buen baño… un baño bien a fondo, deseaba pensar. Luego con las ideas más claras, no solo he roto con Montse, sino que fui a hacerme las pruebas”.
Pregunto nervioso…
- “Y que… que te han dicho”.
Respondiéndome aliviado…
- “No me han encontrado nada, me han mandado una crema y me han pinchado por posibles infusiones”.
Para aquellos que deseáis, saber de cómo es Juanjo y por mi extrañeza, mirad Juanjo es un tío de unos treinta y cinco años, de un metro ochenta, pesa alrededor de los ochenta kilos aunque creo que menos. Son de esos que se machaca en los gimnasio pero su cuerpo no está fibroso por lo delgado que es, aparenta mucha menos edad que la que tiene, quizás por su cuerpo sin vello alguno o por sus cabellos castaños. Juanjo me mira con lágrimas en los ojos, me suelta…
- “No te imaginas ni de lo que estoy pasando. Como sabrás tú lo que se siente cuando un tío grande esta sobre ti y te está follando, cabalgando hasta que se vacía dentro de ti. Es una sensación difícil de explicar, lo siento José pero me es imposible relatarlo”.
Cayo, posiblemente porque se de esa sensación, no solo es haberla sentido y explorado, sino el tenerla que callar, pues solo unos pocos sabemos de lo que habla. Finalmente le hice entender a Juanjo que quizás se sintiera más aliviado… al menos en parte, mediante la confesión y narrándome mejor todo lo sucedido. Dejando para el final que hacer, decidiendo que es lo mejor para él, no pensando que lo que le queda es una penitencia por haberlo disfrutado.
Comenzó Juanjo a contarme, como comenzó todo y raíz desde donde. Me conto que fue a pedir presupuesto a los talleres de coches para que le arreglaran el coche en el Polígono Industrial Hytasa, precisamente encontrando un mecánico que le propuso que dejara el coche y que se lo miraría a lo largo de la tarde.
Mi amigo me conto que no sabiendo que hacer, decidió irse a su casa, pero no sabía cómo, pues no sabía que autobús coger o donde estaba la parada del metro más cercana. También estaba la cosa que nadie le podía recoger,
Me dijo…
- “Comencé a andar hasta llegar a la Ctra. de Su Eminencia, camine por la calle Portobelo hasta el descampado donde se colocan los puentecillo ambulantes de los sábados”.
Le solté…
- “No tenías miedo de andar solo por esa zona”.
Contestándome…
“No seas tonto, claro que tenía miedo, pero lo único que se me ocurrió en ese momento, fue atravesar el parque Guadaira hasta la Pablo Olavide”.
“Calle que dada la hora había un par de señoritas, bueno si a esas las podía llamar señoritas. Ofreciéndome sus servicios… que más que servicios, me podían dar una infección”.
Muy serio me callo y me pidió que prosiguiera, pues sino se callaría y no me contaría nada, prosiguiendo…
“Atravesé la explanada donde apenas vi un coche, miento José si te digo que vi alguno. Vi un pasaje que se ve cuando conduces en dirección a Sevilla desde la Ctra. de Carmona, no quedándome otra que atravesar dicho pasaje”.
“Cuando iba a medio camino del pasaje, deslumbre como por el otro lado, entraba un hombre alto y fornido. Hombre que no quise mirarlo, pero este me detuvo a medio camino, pidiéndome fuego al tiempo que me enseñaba un cigarro”.
Viviéndole a cortar, diciéndole…
- “Si tu no fumas”.
Respondiéndome Juanjo…
- “Claro que no fumo José, tu sabes que soy deportista”.
Prosiguiendo…
“Pero este, no parecía que fuera por ahí, pues tras decirle que no tengo porque no fumo. Tiro el cigarro y sacando de su espalda un cuchillo de al menos veinte centímetros al tiempo que me cogía del cuello y me tiraba de mí".
“Me dijo que si no tenía nada de dinero o valor, me tendría que pinchar como un escarmiento”.
“Lógicamente suplique, ofreciéndole mi reloj Casio F-91W”.
Soltándome una carcajada al tiempo que me enseñaba y soltaba…
- “Me enseñes juguetes… niñato, eso no es un reloj… sino esto”.
Enseñándome el reloj que tenía en su muñeca, era uno de esos de el Corte Ingles, uno de esos que son un Festina que vale al menos ciento cincuenta euros”.
No supe que decirle, no quedándome otra que ofrecerle tanto mi vestimenta como mí calzado deportivo. Soltándome este…
- “Vale, acepto”.
Continuando…
- “Dame tus botines”.
Comenzando yo a soltar el nudo y tras descálzame, acabe por dárselo. Me miro y me soltó…
- “Dame ahora tu ropa”.
José, me entro pánico, pero tras gritarme este, acabe desvistiéndome hasta quedarme en calcetines y calzoncillos, cosa que me repitió…
- “Quiero todo”.
Comenzó a mirarme, caminando alrededor de mí, tocándome tanto la espalda como mis nalgas. Acabando por proponerme…
- “Mira vamos a hacer una cosa, te dejo marchar con todas tus cosas, a cambio de tu cuerpo, debes de satisfacerme hasta que me dejes satisfecho”.
Rápidamente me negué, soltándole…
- “No… eso no tío, yo soy un tío macho muy hetero, no soy una maricona ni nada de esos, los respetos… pero ya está”.
Soltándome este…
“Yo tampoco soy maricón… ojito con lo que dices”.
“Pero veo que quizás, lo que tu tengas más de valor sea tu virgen culo”.
“Pero no pasa nada, te marchas a tu casa, desnudo y con un pinchazo. Tu haya con lo que decides”.
Me conto que mientras se decidía, pues la decisión no era para tomársela a la primera, pues podría marcar su existencia. Vio como ese hombre negro comenzaba a soltar la hebilla del cinturón, desabotonaba el botón del pantalón y tras bajarse la cremallera, tiro de su prenda hacia abajo. Enseñándome unos Calvin Klein de color negro, cuyo enorme bulto se le apreciaba debajo. Volviéndole a contestar…
- “Yo no sé comer una polla, seguro que te haría daño, te daría un bocado sin querer”.
Respondiéndome este…
“Nadie nace sabiéndolo”.
“Tu tranquilo, veras como intentaras evitarlo por la cuenta que te trae”.
“Tú tienes novia”.
Me pregunto y le conteste…
- “Si tengo novia, porque”.
Pensé que quizás, me propusiera que llamara a mi novia y beneficiársela a cambio. La idea me puso a mil, siendo yo quien acabo por proponérsela a ese hombre negro…
- “¿Quieres que llame a mi novia y que venga aquí, para que te la folles tu delante de mí?”.
Contestándome…
- “¿Qué pasa chico que tú no sabes follarla o es que acaso, ella no sabe lo que es un hombre de verdad y necesita comprobarlo”.
Calla y prosigue…
“Mira no me parece una mala idea, pero no deseo follármela a ella… sino a ti, quiero romper ese culito blanco que tienes”.
“Te preguntaba por si tenías novia por saber si ella te la come, sí es así… ya sabes cómo debes de comérmela a mí”.
“Mira niño, deja de perder el tiempo y de marear la perdiz, cuanto más tarde sea más posibilidad tienes que seamos más follándote, tu veras”.
“Ahora arrodíllate, colócate aquí delante y si quieres en cuclillas”.
No supe que hacer José, viéndome que mi única salida era dejarme violar por ese hombre negro, no quedándome otra salida. Soltándome nervioso…
- “Todos lo veis muy sencillo, ya me hubiera gustado verte a ti en esta situación”.
Prosiguiendo Juanjo…
“José, tío ese cabrón, quería que fuera yo quien me metiera esa pedazo de polla verga en la boca, solo de pensarlo aún me pongo malo. Te puedo asegurar que le mediría al menos entre los veintidós centímetros y los veinticinco, pero ya no era solo la longitud sino el grosor, quizás fuera dos mías juntas o al menos eso me pareció a mí”.
“Finalmente me decidí José, acerque mi temblorosa mano hasta ese grueso miembro… uuuaaahhhuuu!. Lo cogí con mi mano y apenas pude cerrarla”.
Acabando por soltarle…
- “Esto no me va a caber en la boca”.
Sonríe y me mira, respondiéndome…
“Tu prueba y calla… cerré los ojos y me concentre en cómo me lo hace mi novia. Difícil me costó concentrarme, pero poco a poco fui asumiéndolo. Sentí su tronco duro y palpitante en mi mano, notaba que estaba algo pringoso y me sorprendió sobre todo el tamaño”.
“Fui conduciéndomelo a mi boca, percibiéndolo sobre todo por su horrible olor que desprendía, hasta que este topo con mis labios. Mantuve la boca cerrada durante unos minutos, tiempo que este me saco de mis dudas”.
Soltándome…
“¿Qué pasa, te decides o no coño?”.
“Mira, me estas tocando ya lo huevos, creo que mejor te pincho y dejo marchar”.
Contestación que me hizo decidirme y continuar…
“Tragué saliva y acerqué los labios hasta topar con su glande, comencé a darle chupetones a pesar del horrible olor que desprendía, mas parecía que este llevara semanas sin lavarse. Poco me falto porque vomitara, aun así continúe, lamiéndole su glande, escuchándole como gemía… mmm. Pensé en que si lograba que se corriera, este no quisiera continuar y me dejaría marchar”.
“Abrí la boca al máximo al tiempo que comencé a introducirme esa polla negra, aguantando las arcadas. La saque cuando percibí que podría chocar contra mis dientes, retrocedí al tiempo que deslizaba mi lengua por su tronco, recordando cómo me lo hace mi novia… mmm”.
Soltándome este…
- “Cómeme también los huevos”.
Escuche y le hice caso como un esclavo, pues eso era como me sentía en ese momento…
“Levante su enorme tronco al tiempo que introducía mi rostro entre sus muslos, comenzando a lamer sus testículos peludos, chupándolos de arriba hacia abajo… arriba. Introduciéndomelos como pude, cosa que no pude ser, pero este agradeció el intento al sentir como me acariciaba mi nuca con una de sus enormes manos”.
“Volviendo a intentar introducírmela dentro de la boca, siendo el mismo quien comenzó a moverse, dándome la sensación de estar violándome la boca. Sensación que es generalizada en todo mi sentir, cuando su tronco chocaba contra mis molares, me sacudía ya sea en la nuca como en los hombros, ordenándome…”.
“Abre más la boca, separa tus putos dientes o quiere que te los partas”.
Continuando…
- “José, yo no podía abrir más la boca, me dolía toda la mandíbula. El no comprendía que su polla era muy gruesa y que apenas me entraba. Pero aun así continúe mamándosela, no porque ya me gustara, sino porque deseaba que se corriera, estuve mamándosela al menos treinta y cinco minutos”.
Acabando por desconcertándome, cuando este me pidió…
- “Humedécete el agujero del culo, masturba tu coño como lo haría tu novia para ser follada”.
Dejándome de relatar su amarga e impactante experiencia Juanjo, para soltarme tanto el simple comentario, como la fantasía de su novia…
“Como es capaz de meterse una chica la polla de un hombre negro, con lo estrecho que tenemos el coño”.
“Tengo la fantasía por no decir el sueño de chupársela y follar con un negro”.
Cosa que finalmente y tras un breve silencio este continúa…
“Pues yo ahora si se lo puedo decir”.
“Dime José… con qué cara le digo a mi novia que me ha violado un negro”.
“Como le cuento que he tenido que comérsela y luego dejarme sodomizar hasta que ese hombre sea corrido dentro de mí”.
Continuando con su aterradora experiencia…
“José… me negué y así se lo hice ver”.
“Este no solo no pego dos ostias bien dadas, sino que me cogió como si fuera yo un muñeco, como si mis horas de gimnasio no sirvieran para nada”.
“Me tiro al suelo de espalda a él, colocándome mediante la fuerza a cuatro patas, quede de manera que más parecía que le estaba ofreciendo mi culo”.
“Este de primera comenzó a escupirme varias veces, comenzando a impregnar mis glúteos, hurgando entre estos y empapar mi orificio… mmm. Comenzando a introducirme sus largos y gruesos dedos… aaahhh, sintiéndome follar por cada uno de ellos e incluso por varios de ellos al mismo tiempo… uuummm”.
“Joder, llevándome lo peor de mí, cuando comencé a disfrutar e incluso gemir. Sintiéndome humillado, cuando este comenzó a reírse e insultándome, llamándome…”.
“Coño, mira si al final te gusta ser una puta, vas a tragar más pollas que una zorra encelo… mmm”.
Continúo…
“Llore al tiempo que gemía, mas parecía lágrimas de cocodrilos… ooohhh. Sintiéndome peor… pero al mismo tiempo mayor placer, cuando este negro se agachó y comenzó a comerme el culo, sintiendo esa lengua hábil como pocas… mmm. Entre lamidas alternaba sus dedos, llevándose un largo tiempo hasta soltarme…”.
“Ya estás preparado para que te folle… mmm, te he dejado como decís ustedes… dilatado”.
“Vas a gozar de verdad niño, vas a sentir placer como nunca, todo depende de ti y de lo mentalmente que estés, si te resistes te dolerá. Pero aun así en verdad al principio te dolerá y poco a poco sentirás placer, busca algo que morder… ja ja ja”.
Soltándome tras soltar un suspiro…
“Pero José, que quieres que te diga. Ese negro puso su glande en la entrada de mi orificio anal, sintiendo como la deslizaba entre mis glúteos… mmm. Tome una rama que había allí e hice lo que me sugerío, colocándomela entre los dientes al tiempo que siento sus manos, ambas una en cada hombro y acto seguido, comienza a presionar… aaahhh”.
“Dios, quise gritar como nunca, pero me vi aliviado al tener esa rama en mi boca. Pensé donde estaba el placer y la satisfacción, pues yo solo sentía dolor y sufrimiento… aaahhh”.
“Pero lo peor de esos momentos es que solo me había introducido, solo el glande y un par de centímetros si acaso. Retrocediendo, dejándome descansar unos segundos y volver otra vez, chillaba y retorcía de dolor, no dejaba de presionar, dándome unos embistes que casi pierdo el conocimiento, hasta sentir un dolor horrible muy dentro de mí y este consiguió meterle toda su enorme polla dentro… aaahhh”.
Callo, lloro y me soltó…
- “Creo José que en esos momentos este me desgarro dentro de mí… mmm”.
Continuando con su historia…
“Ya solo fue algo normal, comenzó a moverse de dentro hacia atrás, mientras me follaba, comenzó a besar mi cuello y mordérmelo… mmm. Acariciaba mi pecho y babeaba mi espalda, sintiendo como la sacaba y escuchaba como escupía, volviéndomela a introducir… uuuffff”.
“Para nada hubo placer… José, quizás eso fuera lo que sentí cuando me acostumbre a esa barra caliente de carne”.
Acabando por soltarme este…
- “Vez como tenía razón puta, finalmente te está gustando sentir mi polla negra en tu culito virgen… aaahhh”.
Continuó el mete saca, deteniéndose unos minutos para continuar con sus movimientos, dejándome el dolor en un segundo plano no porque no lo sintiera, sino porque el mismo dolor se había adormecido… mmm. Me estuvo follando durante dos horas al menos, reventándome completamente, sintiendo como su glande golpeaba mi próstata una vez tras otra, sintiendo dolores hasta en mis cervicales. Continuo hasta que se vino y no solo una vez, pues sentí como se corría dentro de mí y este no se detuvo, continuo siendo su semen como vaselina, reventándome mediante brutales envestidas… aaahhh.
Dejándome tirado, mientras él se vestía y se marchaba, dejándome con lo prometido, todas mis pertenencias. Hay me quede yo durante un tiempo, no sabiendo precisar cuánto, siendo el sonido de mi móvil me alerto. No siendo otro que el mecánico, el cual me dijo…
- “Pásese usted, cuando quiera a recoger el coche”.
Me levante y a pesar de lo dolorido que estaba, comencé a vestirme como pude, sintiendo un dolor que no podría explicar. Pero dejándome los glúteos y el orificio anal rojo e incluso inflamado, dolorido y lleno de semen. Aunque dolorido tenía todo mi cuerpo, doliéndome más mi orgullo, pero solo deseaba llegar y recoger mi coche, pudiendo llegar a mi casa lo antes posible. Nada más llegar, cogió el mecánico y me suelta…
“Tienes usted cara de felicidad, como si hay pasado un buen rato”.
“Bueno viendo de donde viene usted, no me extraña que hay pasado buenos momentos”.
Cogí el coche y me marche a casa, gracias a Dios no había nadie, pues lo primero que hice fue desnudarme y tirar mis ropas a la basura, luego llene la bañera y me metí durante un buen rato dentro de la bañera, hasta que sentí el agua estar fría. Me limpie todo el cuerpo haciendo más hincapié en mi culo y me marche a descansar a mi dormitorio, luego aunque estaba aún conmocionado, cuando me encontré a Montse, no pude más y le solté el primer disparate, no confesándole la verdad.
Bueno Juanjo, vamos a hacer una cosa… vale, de momento vas a llamar a Montse y te vas a disculpar, citándola para poderos ver y le cuenta lo sucedido. También le puedes contar una trola y dejar esta experiencia entre nosotros, viviendo el día a día con esta penitencia como tú la llamas. Y si te gusto lo que sentiste, pues ya sabes, explora ese lado y luego decides… vale.
Mirad para aquellos que se hayan quedado con un mal sabor de boca, cosa que comprendo. Si pensáis que esto tiene continuación, os diré que la tiene, pero claro esta debo de pedir el consentimiento de mí amigo, cosa que me pidió relatar su verdad a modo de poder llevar su penitencia. No sé si fue bien animarle a explorar ese lado, pero según dice le esta sirviendo a conocerse mejor y conocer aún mejor a su novia, pero eso ya será otra confesión.
Bueno os dejo hasta una nueva experiencia, espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios. Mi email de contacto es, lógicamente va todo junto… Jhosua 1974 @ Gmail . com