La peluquera y sus olores
Lo que era una tranquila sesión de depilación y peluquería acabó de la forma más inesperada.
Como es habitual desde hace unos años, me disponía a pasar unos días de vacaciones de verano en la fresca Galicia. Soy un chico que para su edad (38 años) aparenta menos ya que desde hace unos años me suelo cuidar con mucho deporte y una buena dieta, lo que me da un buen porte.
Parte de esos cuidados consisten en una depilación integral para que a la hora de tomar el sol esté todo uniforme y siempre voy a una peluquería de esas pequeñitas de pueblo regentada por dos hermanas treintañeras. Como soy cliente habitual de verano ya hay mucha confianza y siempre me hacen un hueco. Una cosa que siempre me había chocado es que una de las dos, de unos 30 años, siempre acababa quedándose sola conmigo mientras su hermana se iba a comer, pero lo achacaba a esa confianza.
La cosa empezó de la forma más inocente. Empezamos a hablar de olores corporales y mientras me rasuraba el pecho con la maquinilla acercó su cara a mi cuerpo para olerme y me dijo que le gustaba mucho mi olor corporal. No le di mayor importancia hasta que me empezó a masajear las piernas antes de depilarme las ingles. Me hizo un masaje sensual de esos que funden la Antartida y mi cuerpo reaccionó poniéndoseme el pene morcillón. No me percaté hasta que justo después empezó a hacerme las ingles y me pidió que me lo sujetara y me dice:
-Vaya, parece que no hace falta que te lo sujetes jajaja
Yo me quedé blanco porque no esperaba ese masaje ni la reacción de mi pene. Ella siguió a lo suyo mientras me seguía acariciando disimuladamente y mi pene iba engordando. Yo no sabía que hacer ni como reaccionar, pero ella lo sabía perfectamente. Me hizo vestirme y me mandó al lavacabezas. Ella tardó un poco, lo que me vino bien para relajarme y que mi pene volviera a su sitio. Tras un lavado de cabeza y un corte de pelo rápido me pidió que le oliera el cuello y sus hombros ya que habíamos retomado la conversación sobre los olores. Empecé a olerla y me di cuenta de que se había quitado el sujetador. Seguía oliéndola y bajé de los hombros a sus axilas y de ahí pasé a su canalillo. A pesar de su bata, me percaté de la existencia de dos preciosos y voluptuosos senos completamente morenos. Mientras la olía, aprovechaba para lamerla suavemente y parece que le gustó, ya que escuché algún gemido leve. En este momento me dice:
-¿Me puedes oler la entrepierna?
-¿Estás segura?
-Si, por favor.
La agarré de la cintura y le abrí los botones del pantalón para bajárselo hasta las rodillas. Me encontré con unas braguitas blancas y una mancha de humedad en ellas.
-¿Te importa que te quite las bragas?
-Lo estoy deseando, pero vayamos mejor adentro.
La seguí a la habitación donde me había depilado y tras acabar de desnudarla se tumbó sobre la camilla. Me encontré con un cuerpo totalmente bronceado sin apenas celulitis. Con unos senos que luego comprobé duros, al igual que sus dos pequeños pezones y un pubis cuidadosamente depilado sin un pelo, casi adolescente a pesar de sus 30 años. Empecé a besar sus pezones mientras le acariciaba su húmeda vagina. Me desnudé y ella me agarró la polla que entonces estaba durísima (tiene un tamaño normal pero es bastante gorda) y me la empezó a chupar. Nos tumbamos en el suelo y comenzamos un 69. Me puso su vagina en la boca y me dispuse a darme un festín. Pocos coños he visto tan bonitos como ese. Le metí la lengua hasta la matriz mientras le acariciaba su clítoris que estaba bien gordito. Por los gemidos y sus movimientos de cadera parece que le gustaba. Ella mientras tanto me la chupaba con fruición. Su lengua iba alternando mi capullo con mis huevos y de vez en cuando se la tragaba enterita.
-Como sigas así me voy a correr en tu cara. Es la mejor mamada que me han hecho nunca.
-No me importaría pero quiero guardar tu leche para luego.
Yo seguía a lo mío y aparte de la lengua, ya le metìa dos dedos en su chorreante coñito y uno en su culo. Empezó a aullar y a convulsionar sus caderas hasta que se corrió en mi cara.
-¡Fóllame cabrón! ¡Fóllame el coño y el culo hasta que me lo rompas!
Se tumbó boca arriba y le empecé a rozar el clítoris con el capullo. Ella movía su cintura intentando penetrarse pero no la dejaba. Quería hacerle sufrir un poco para que lo deseara más. Pasé de rozarle el clítoris a entrarla un poquito, pero sólo el capullo, cosa que hice repetidas veces mientras gemía retorciéndose de placer. La penetré lentamente para disfrutar de la ardiente humedad de su coño. Repetí el movimiento lento varias veces hasta que sin previo aviso la penetré violentamente. Creo que se corrió en el momento por la cara que puso. A partir de ese momento me la follé como si mi vida fuera en ello mientras encadenaba orgasmos.
-¡Me has destrozado el coño y ahora te toca el culo!
-Mira que está muy gorda y te puedo hacer daño.
-Quiero que me ensanches hasta hacerme llorar. Quiero que te corras en mi culo.
Aproveché su flujo vaginal para ir abriéndola con mis dedos. Por sus movimientos y gemidos parece que le gustaba. Poco a poco la empecé a penetrar y aunque con resistencia inicial, poco a poco mi tuneladora se fue abriendo paso. A ella le dolía un poco pero me imploraba a follarla. Fui poco a poco, pero la presión de ese culito sorprendentemente virgen en mi polla me iba a hacer correrme como no hiciera algo. Empecé a alternar penetración en el coño con el culo. Cuando vi que estaba a punto de correrme me la follé violentamente por el culo.
-Me encanta tu culito y me voy a correr dentro hasta rebosártelo.
-Siiiiii por favor!!! ¡Me estoy corriendo otra veeeeeeeez!
-¡¡¡Me corroooooooooo!!!
Nunca había eyaculado como lo hice aquella mañana y ella por lo que se ve tampoco. De regalo, ella me la chupó hasta dejármela bien limpita y le correspondí limpiando su coñito y su ano con mi lengua. Llevaba preparándolo desde el año pasado que se quedó con las ganas y ahora busco cualquier excusa en vacaciones para repetir lo de aquel día.
P.D. Este es mi primer relato. Espero que les guste y pido disculpas si no es así. Agradeceré cualquier comentario que sirva de mejora.