La pelirroja de la ferretería.
Espero le agrade mi primer relato, aceptó toda crítica constructiva.
Trabajo en un taller de reparación de muflas(sistema de escape automotriz) llevó ya unos 4 meses aproximadamente, cerca de acá hay una ferretería, en la cuál trabaja una chica de tez blanca, bajita, no muy grande de tetas, pero, si un buen trasero.
El caso es que, siempre que iva a comprar algo necesario para el taller, ella, me atendía muy amable.
Al cabo de los días las fui conociendo, me dijo que se llamaba Sofía, que vivía cerca de acá, que era casada, al igual que yo, bueno muy simpática ella y yo ni para que, siempre he sido muy respetuoso y educado, mis padres me inculcaron esos valores desde niño.
Después de un tiempo de estar viajando a mi trabajo, mi jefe perdió el señor que le cuidaba el taller por la noche a diario y quedamos en que debería alguien quedarse a dormir y cuidar el taller, entonces decidimos turnarnos el y yo de hacerlo ciertos días a la semana.
Hace ya como un par de semanas que Sofía lleva un mal humor, ya que, cada vez que voy a comprar algo trato de conversar con ella, se ha tornado un poco tosca para atender a lis clientes, y bueno para que les digo que verla así me llama mucho la atención, por que hay muchas mujeres que enfadadas se ven hermosas, pero peligrosas a la vez.
Ya hace hace una semana que he venido teniendo problemas en mi casa con mi mujer, eso me ha puesto de mal genio, pero siempre he mantenido el respeto hacia los demás si ofenderlos o descargar mi rabia en ellos, cosa que no pasó en ese momento que llegue a comprar un disco de corte para la esmeriladora.
¡Hola Sofía! ¡buen día! ¿Cómo amaneció el día de hoy?
Ush... Mal, por qué. ¿Que ocupa?
Nada en especial, un disco para cortar de los de siempre.
¡ALLÁ ESTÁN DONDE SIEMPRE!
Mmm ¿parece que está molesta hoy?
A usted que le importa, compre y listo se va!!!
En ese momento recordé las peleas que había tenido en casa el día anterior, y sin saber por qué o cómo, sin pensar mucho de mi boca salió una frase que jamás le hubiera dicho.
¡ Diay mamita, si su marido no se la cogió bien anoche y esta de malas yo la puedo contentar hoy!!!
Me vio directo a los ojos, en ese momento pensé,¡ no manches de verdad le dije eso! Esta mujer me mata en serio.... Un silencio extraño reino por uno segundos, pero más extraño lo que dijo, ya antes le había dicho un que otro piropo, que la habían sonrojado, y, como teníamos algo de confianza, le había dicho una que ora bromita con doble sentido, que ella había tomado con risa y simpatía, pero con duda a la vez.
Vea si mi marido me coge o no, no es su problema y si cree que me puede hacer algo mejor que mi marido lo dudo!!!( un poco sarcástica lo dijo) pero en ese momento me dije ¡eche pa' lante mae, que ya lleva varios días que su mujer no le da de comer, éntrele papa!!!
Díay mamita- le dije- si quiere la espero en el taller q hoy duermo ahí y se lo demuestro.
Sabe que usted y sus piropitos me tienen cansada, haber " como ronca duerme"!!!!
Bueno la espero a las 8 pm, y se lo demuestro.
Me tome ese reto en vacilón, por qué sabía que no lo iba a hacer, compre el disco y regrese al taller a trabajar con normalidad como todos los días, al paso de las horas y entre el trabajo que tenía que hacer pensaba en Sofía, y me decía será, que ¿vendrá? No no lo va hacer, jamás lo haría, luego pensaba y si viene ñ, en ese momento mi mente sé llenó de pensamientos morbosos, la imaginaba con un bra blanco, y un cachetero igual, su piel blanca, pelo rojizo q la hacía verse sexy, imaginar aquel trasero redondo, levantado, de caderas anchas... Me pusieron a mil y pude sentir cómo se agrandaba mi miembro con aquellos pensamientos, que tuve que remplazar a la fuerza, gracias a que mi compañero me majo el dedo con una llave por el trabajo que estábamos haciendo.
Pasó el día rápido y así mismo llego la noche cerramos el taller, el jefe y mi compañero se fueron, quede solo, solo, solo..... Pensando en esa pelirroja y no pude más mi miembro creció y creció, y tuve que ir directo a tomar un baño y masturbarme pensando en esa pelirroja, que gloriosa regada me di, salí del baño me puse una pantaloneta roja que uso para dormir, una camisa blanca, sandalias y salí del taller para ir a cenar a la soda(mini restaurante) que queda acá junto y al estar esperando para que me trajeran lo que había pedido, siendo ya casi las 7:30 pm estaba cenando, cuando casi me atraganto al escuchar una voz que me decía.
¡Buenas noches Dany!- no me lo creía, la pelirroja detrás mío, con un suéter blanco, y un short de mezclilla de esos que son cortitos, que dejan ver toda la pierna de las mujeres.
Quedé atónito, no sabía qué decir, era ella, si era ella y me hablo y lo más importante vino, pero sería que solo paso aquí, o vendría a cumplir con lo que dijo.
Trague como pude, y dije.
Buenas noches Sofi ¿eso por aquí esta noche?
Aquí estoy le dije que iba a venir a probarlo ¿a ver si es cierto lo que tanto habla?
Bueno para ayer es tarde, vamos al taller, pague lo que cene y la lleve al taller como le había ofrecido, una vez dentro, en el cuarto que queda detrás del taller, ella iba caminando por delante mío y al frente de la cama sin más esperar la tomé de la cintura, la hale hacia mí y empecé a besar su cuello, mientras mis manos empezaron a bajar el siper del suéter, mi boca recorría todo su cuello hasta el lóbulo de la oreja, lo mordía delicadamente y ella empezaba a gemir levemente, le estaba gustando y no era por prueba al sentir su cuerpo erizar me di cuenta que había venido por qué lo deseaba y más lo asegure cuando me dijo- hace mucho q esperaba esto ya era hora de que me hiciera suya- quedé perplejo, pero este no era momento de parar, ya con su suéter abierto y mi bochar haciéndola estremecer besando y mordisqueando su cuello.
Me sorprendí al sentir que no traía más que un top de tela fina bajo ese suéter, y ya ella que estaba exitandose y había llevado su mano a mi miembro sobre la ropa, empezó a masajearlo, hasta ponerlo duro, mientras que yo jugueteaba con sus pezones que estaban ya duros, como mi miembro, ella vibraba, la voltee y la besé, un beso apasionados, fue largo, lleno de frenesí de pasión por ser devorados, así mientras la besaba y le quitaba el suéter.
La fui llevando hasta recostarla en la cama, le levante el top y empecé a lamer sus pezones, ella gemía de place, quería que me la comiera entera y eso iba a hacer, no iba a desperdiciar ni un milímetro de su cuerpo, mientras le lamia sus tetas empecé a desabrochar el botón del short y empecé a bajarlo, para descubrir una tanga negra, diminuta, que dejaba poco a la imaginación, fui bajando, besando su vientre sintiendo cómo se estremecía de placer -y así tenía que ser ella lo quería y también yo- pase mi lengua por su estómago, mientras mis manos ya le iban bajando la tanga, para liberar espacio, al llegar mi cabeza a sus piernas, si mucho que hacer ni decir me abrió sus muslos, dejando al descubierto una vagina rosada, depilada, carnosa, deliciosa.
Empecé a lamer suavemente sus labios, introduciendo a pocos mi lengua entre ellos, pasaron un par de minutos y ya estaba derramando jugos vaginales en un intenso orgasmo, que la hacía retorcer todo su cuerpo, pero eso no me detuvo ni ella tampoco, ya que me tomo de la cabeza presionándome contra su vagina húmeda y diciendo que siguiera, - que increíble en la vida me habían sacado un orgasmo así, nunca me habían mamado de esa manera, chupemela hasta que yo le diga que pare- y así seguí luego de haber tendido unos 3 orgasmos, cada uno a intenso que anterior.
Me dijo casi sin voz de tanto gemir, hágame suya, cojame como como solo usted puede hacérmelo ya no aguanto más, y lo que la reina ordena se hace, subí por su vientre, pasando mi lengua, acercándome cada vez más para penetrarla.
Empecé a meter la punta de mi pene y ella empezaba a gemir, la penetre suavemente por un rato para luego de un momento entrar y salir fuerte y rápido, y así estuvimos por un lapso de unas 2 horas, teniendo sexo desenfrenado y apasionado, al terminar me agradeció haberla hecho sentir lo que hacía mucho no sentía me dijo, me dio un apasionado beso y decidió marcharse no sin antes pedirme volver a repetirlo, y con gusto acepte.
La acompañe hasta las afueras del taller a esperar el taxi que pidió y al irse regrese a mi cama para dormir, cansado del desenfreno y locura que viví esa noche.