La Película
En un rodaje se dan algunas circunstancias interesantes para los actores.
Aquel proyecto me atraía, el guión era una mezcla de “el coleccionista” y “átame”. Se trata de un individuo desequilibrado, sin éxito con las mujeres e infeliz, que secuestraba a una joven, mi papel, para obligarla a ser su amante. En un momento dado, el pasa de ser el dominante a, sin saber cómo, ser dominado por ella pese a que formalmente ella estaría dominada. Cuando mi representante me hizo llegar el guión, con el interés del director, famoso y laureado, por mi, me apresuré a leer el guión. La protagonista me atraía mucho, un papel lleno de matices y pleno de personalidad. Además iba a tener como partenaire a un famoso actor, compañero con el que nunca había trabajado.
La escena central, en que los papeles de dominante-dominada se invertían transcurre en una cama, el hombre trae a la mujer y la ata a la cama para poseerla, pero he aquí que cuando está forzándola, el no puede gozar pero ella si lo hace, y es a través del goce cuando ella tiene el poder sobre él, pues es capaz de hacer que el hombre goce sólo cuando ella quiera, pese a que él trate de forzarla continuamente. La escena como podrás pensar era altamente erótica, el director, mi compañero y yo la planeamos en varias tomas: una cuando él la lleva a la cama y la ata, otra cuando se echa sobre mi, y la tercera se centra en nuestros rostros. Éstas últimas podían ir encadenadas así que las haríamos continuadas.
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Acción” dice el director, la cámara en la esquina de la habitación, la cama en el centro, aparecemos mi compañero y yo. Estoy desnuda, las manos atadas delante, él me lleva. Me sienta en la cama. “Abrete de piernas” ordena mi compañero, él vestido. Obedezco. Trato de mirar como quiere el director: con odio y fascinación.
Mi compañero coge unas cuerdas que tenía dispuestas en la mesilla anexa a la cama y me ata los tobillos a las patas de la cama. Me sorprende, pero hace unos nudos que me dejan bien sujeta pero sin apretar. Naturalmente, me debato, trato de soltarme y no puedo. Me tumba en el colchón, desata las manos para atarlas al cabecero. De nuevo me sorprendo, interiormente, de la habilidad con las cuerdas.
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¡Corten!, Toma buena” dice el director, “Beatriz, magnifica. ¿Quieres que te desatemos para el descanso?” me pregunta. “No hace falta, Pedro” respondo, “estoy cómoda y si me desatas, los otros nudos no saldrán iguales”. “Vale, sólo será media hora para cambiar las cámaras”.
Mi asistente me trae una toalla para tapar mi desnudez.
Yo, cuando trabajo, trato de olvidarme de mi persona y centrarme en el personaje, escenas de cama o sexo he hecho unas cuantas, y mis parejas no me lo echaron en cara. Sin embargo esta vez no es lo mismo, en la llamada vida real soy una mujer liberal, el sexo me gusta como a todas y lo he practicado de diversas maneras, pero nunca con alguna faceta sadomasoquista. Atada a la cama, y con la toalla cubriéndome, notaba como me crecía la excitación hasta calentarme de verdad, si fuera hombre la toalla me delataría, mi imaginación se dispara por momentos y me apetece que mi compañero me tomara allí mismo. Naturalmente, esto es cine y es ficción, pero el calentón lo tenía.
Para la escena siguiente, habría dos cámaras, una desde los pies de la cama, un poco escorada a la izquierda, y otra lateral, enfocada a los rostros y el torso de ambos. La escena se iniciaba con mi compañero que se acercaba, desnudo, desde los pies de la cama, se subía en ella y me forzaba, simuladamente claro. Luego la escena se centraba el las caras de los dos, para mostrar el momento del cambio de papeles. Para la primera parte de la escena, mi compañero estaba desnudo, yo también, no nos pondríamos nada entre nuestros sexos, pues saldría en el plano que quería tomar el director. De acuerdo entre los tres, mi compañero se puso un preservativo, ya que su sexo no saldría, pero por necesidades de cámara debía tenerlo enhiesto.
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¿Preparados? ¡Acción!” Claqueta, empieza la acción, como era planeado, mi compañero se acerca, la espada en alto envainada, cámara a su espalda, mi sexo abierto. Pese a la excitación conservo la profesionalidad, mi cara muestra el sentimiento que debe mostrar: el de una mujer que va a ser violada, horror, asco, perplejidad, fascinación. Llega a la cama, se sube y simula una penetración. Su pene se desliza por fuera de mi sexo, es lo acordado, pero el roce ha sido intenso. Empieza a moverse. Yo profesional. Mis pezones me delatan. Cámara sobre las caras. Mi cuerpo me traiciona, en una de las embestidas simuladas, la humedad que tengo hace que me penetre de verdad, ambos nos damos cuenta e instantáneamente la saca para seguir simulando. No se si nota que estoy muy húmeda.
En un momento dado, noto que viene un orgasmo, llevamos un rato. Ambos profesionales, en nuestros papeles, dominante y dominada. Sobreviene mi goce, debía ser simulado, pero es real. Me arqueo, moviéndome toda. Además ayuda que se supone que mi personaje tiene que llegar a la cumbre y es ahí donde toma las riendas. Se diría que sobreactúo un poco. Pasa el rato y seguimos en escena. Yo profesional, ya acabé (mi personaje lo debe hacer, el de mi compañero no), y así sale realmente, aunque sólo yo lo sepa..
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¡Corten! Toma buena, ¡a la primera! enhorabuena, Beatriz, Antonio.” Mi compañero se levanta, no se si ha notado algo, sólo me mira un momento antes de desatarme.
En el Set de rodaje estamos tomando un refresco, ya vestidos.
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Oye, Antonio, ¿puedo preguntar donde aprendiste a hacer nudos así? “ pregunto
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Pues si te digo la verdad, es que me gustan estas prácticas, y relación a relación, se aprende”
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¿En serio?”
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Si mujer, hay mucha gente que le gusta estas prácticas, ¿tu nunca has probado?”
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No, hasta ahora no”
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Y ¿Qué te pareció?” Me mira con cierta sorna.
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Pues bien, es excitante también” lo digo con tono de que no me ha gustado
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Si quieres, te ato otra vez para que sigas probando” dice en son de burla
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Oye, si no es indiscreto, estabas húmeda y te penetré realmente, ¿No estarías excitada con las ataduras?” el ambiente en los rodajes es relajado
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Si lo noté, y no se qué me excito tanto” miento descaradamente
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Muy conseguido el orgasmo” dice como quien no quiere la cosa “Mejor que el de Meg Ryan en aquella película”
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Trucos profesionales” digo y pienso para mí “si supieras...”
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Pues enhorabena”
En la noche, una sombra se acerca al camerino de mi compañero, soy yo, dispuesta a que me aten y esta vez haya penetración”
Ana del Alba