La pasión Tanzana

El trio llega a Tanzania para disfrutar de un safari en un solitario lodge donde un amable anfitrión les hará sentir como en casa.

Dando la vuelta al mundo con Sofía

Con Sofía y Paz en un barco en Los Angeles

Averiados en una isla abandonada

Llegando a Japón en nuestra vuelta al mundo

De Filipinas a Viet Nam

De Viet Nam a Goa

Disfrutando del sexo persa

AUNQUE SE PUEDE VIVIR SIN ELLO.

Nuestro destino era Tanzania.  El viaje en línea recta no era demasiado corto, pero debimos dar una vuelta amplia para evitar en el mar Arábigo a los famosos piratas de Somalia, que aunque solían ir a por cargueros si estaban muy ociosos nos podían joder la marrana.

Desde que aquella primera mañana Tasmina se despertó con su cara aun con chorretones de semen, actuó totalmente integrada y como si formase parte del barco desde el primer día.

Tan desnuda como estaba aquella mañana permaneció el resto de las tres semanas que pasamos en el interior del barco sin tocar tierra.

Al principio me temía lo peor pues la iraní nunca había subido a un barco más que para paseos de un día, pero aquello era otra historia.  La chica respondió perfectamente y no recuerdo que se marease mucho.

La verdad es que era una gozada disfrutar de semejante hembras desnudas revoloteando a mi alrededor.

La primera semana la cosa fue como la seda.  Tan pronto una me comía la polla como lo hacia la otra, una le comía el conejo a la otra como la otra le devolvía el favor.  Tan pronto me follaba a una como la otra recibía su ración, tan pronto una se corría como se corría la otra.

La primera muestra del malestar me llegó de Sofía una tarde después de cenar en que acabé corriéndome en el culo de nuestra amiga persa.  Estaba seguro que me había folládo a las dos lo mismo, pero Sofía no aceptó aquello.

-       después de lo que te he aguantado, te podrías preocupar un poco de al menos follarme el mismo tiempo que a ella – me dijo en un ataque de furia.

-       Pero…

-       Ni pero ni pollas, hay que tener la cara muy dura de dedicarle más tiempo a la nueva que a mi.  Es la tercera vez seguida que te corres en ella y no en mi.

Me quedé boquiabierto y desde ese momento decidí casi cronometrar los tiempos de follada.  Tres días después fue Tasmina quien protestó.

-       si molestó no hace falta que me dejéis participar – dijo con un tono despectivo.

-       Pero Tasmina, si yo…

-       Si, ya se.  Entiendo la situación – y lo dejó ahí.

Aquello era un caos, pero un caos que gracias a dios no evitaba que las dos competiesen a ver quien me daba más placer.  Eso si, de pasar de estar de estar el día entero dándose placer a empezaron a solo comerse sus respectivas almejas en ocasiones puntualísimas y porque reventaban de lujuria.

Las chica pasaron de ser uña y carne a ser dos competidoras natas y el premio era yo..

A veces mientras a mi me tocaba la guardia y Sofía descansaba, aprovechaba para darle duro a la iraní en plena cubierta.  A su vez, cuando esta descansaba era a Sofía a quien le daba duro.  En fin, que cuando oí en la radio la comunicación del servicio aduanero de Tanzania, vi el cielo abierto.  Solo faltaban 24 horas para tocar tierra y con ello estaba seguro que las tensiones, se irían para abajo.

Íbamos a Tanga, no por nada, simplemente me gustó el nombre del pueblo.  Íbamos a pasar por el medio de las islas de Pemba y Zanzibar.  Tasmina nos insinuó si pasábamos a conocer la famosa isla de Zanzibar, donde nació Freddy Mercury nos dijo, pero sinceramente, Sofia y yo estábamos tan acostumbrados a ver iconos turísticos que ni la escuchamos.

Dejamos el barco en el puerto deportivo de Tanga, la verdad es que no era gran cosa.  El clima era agradable y la gente tremendamente servicial.

Nuestra idea era ir a un lodge en la sabana desde el cual durante unos días íbamos a hacer un safari fotográfico el cual nos apetecía mucho a mi y a Sofía y Tasmina estaba expectante pues no sabía a que atenerse.

Yo tenía muchas referencias del Serengueti Sopa Lodge por lo que alquilamos un 4x4, un gps, subimos nuestras bolsas al coche y para allí nos dirigimos.

El viaje fue muy agradable a pesar que la mayoría de las veces el aparatito de marras nos llevó por pistas de tierra.  Es curioso África donde enseguida empiezas a ver jirafas, cebras y antílopes.  Están por todos lados.

Parecía que las aguas volvían a su cauce estando fuera del barco, la chica estaban menos tensas y por tanto yo también.  Aun así seguían echándose puyas.  Es increíble como una mujer puede pasar del amor más absoluto al odio más profundo.

Llegamos al lodge donde el dueño Brian nos esperaba en la terraza.  Por lo visto no era temporada de turismo y básicamente teníamos el local para nosotros. Brian era un ingles, antiguo bróker, que se había cansado de la City y se había trasladado a Tanzania.

Creo que le alegró ver que éramos tres personas y dos de ellas dos pedazo de hembras.

Brian insistió en llevarnos a ver el atardecer a una colina desde el que era fácil ver elefantes.  Las chicas se fueron a su habitación y se vistieron tipo “Memorias de Africa”

Nos subimos todos en un Land Rover color caqui.  Brian condujo por caminos internos de su finca hasta que llegamos a la prometida colina.  Sacó una mesa, una nevera con cervezas y algo de comida.

Estuvimos charlando los cuatro hasta que empezó a anochecer.  La verdad es que por allí no vimos elefante alguno pero echamos muy bien la tarde.

Cuando llegamos al lodge la cena estaba preparada.  Los dos chicos negros que trabajaban allí se habían encargado del todo.  Brian nos dejo cenar solos y no volvió hasta la hora del postre, momento en el que se sentó con nosotros y se tomó la primera de las cosas.

-       osea.  ¿quién va con quien? – dijo Brian preparando el campo.

-       Bueno, aquí nadie va con nadie, los tres somos amigos – contestó al ingles mirándome a los ojos.  Se veía que aun no había olvidado que me hubiese folládo a la iraní más que a ella, cosa que como digo no soy consciente.

-       Pues que interesante – insistió el ingles -  y nadie esta con nadie.

-       Depende de la noche – le dijo Sofía guiñándole un ojo.

La noche fue larga y alcohólica.   Sofía fue la primera en despedirse pues estaba cansada.  Brian fue el siguiente en dejarnos.  Tasmina y yo apuramos nuestras copas y 15 minutos después salíamos de salón para dirigirnos a nuestras habitaciones.

Al pasar por delante de la habitación de Sofía, esta inundaba el pasillo de gritos de placer.

-       tu amigas creo que esta conociendo mejor a nuestro anfitrión.

-       A 500 euros la habitación y noche creo que se podría dar por conocido.

-       ¿celoso?

-       ¿tu?

-       Bueno, la verdad es que estoy segura que yo me lo voy a pasar igual de bien esta noche que Sofía, y hecho mano a mi paquete.

Ni lo dudé, a pesar de lo cansado que estaba , cogí por la mano a mi amiga y la llevé a mi cuarto.

Literalmente le arranque la ropa.  Ese delicado cuerpo tostado me ponía malo y mi polla solo quería penetrarla.  A pesar de lo muy buena mamadora de pollas en la que se había convertido Tasmina no me anduve con rodeos.  La hice ponerse a cuatro patas  y después de darle una lametada en el culo apoyé mi glande en su ojete y empecé a perforarla.

-       métemela por el coño antes cariño

-       calla zorra.

No hay mejor manera de zanjar una conversación que llamar zorra a una y darle un pollazo.  Tasmina no volvió a abrir la boca salvo para gemir y bien que lo hizo cuando alcancé velocidad de crucero.  Su cuerpo temblaba a cada envestida de mi dura polla en su oscuro agujero.  Le estaba partiendo el alma y los orgasmos que la invadían daban muestra de ello.

Tasmina se tocaba los pechos mientras yo le trabajaba la entrada trasera.  Estábamos ambos envueltos en sudor a pesar del ventilador que giraba sobre nuestras cabezas.  Cuando le llene el recto con mi leche, ambos éramos un rio de humedad que caía por nuestros cuerpos.

Unos minutos de jadeos abrazados dieron paso a gritos que se oían a través de la pared que compartía con Sofía.  Nos quedamos perplejos con el aguante del ingles.  Mi amiga estaba gozando de la leche.  Si me quería provocar celos, he de reconocer que lo estaba logrando.

Nos dormimos Tasmina y yo abrazados mucho antes de que una corrida en su boca acallase a la azafata.

Nos encontramos los tres en la terraza por la mañana.

-       ¿qué tal dormisteis? – dijo Sofía

-       No tan bien como tu – dijo Tasmina.

-       Si, yo dormí fenomenal.  Es increíble que te den un somnífero sin miedo a que alguien te lo quite – y sonrió después de su sarcasmo.

Brian indiferente al pique de las chicas preparó el Land Rover y lo llenó el mismo con comida y bebida para el día.

Pasamos un día super agradable viendo animales.  Ese día si vimos elefantes, de hecho vimos tantos que dejaron de llamarnos la atención.  Vinos guepardos, una familia de leones, algo no fácil de ver y millones de jirafas y cebras.

La verdad es que estábamos todos con muy buen rollo cuando volvimos al lodge.  Yo había estado charlando con Sofía todo el viaje de vuelta y el británico fue delante con la iraní.

Volvimos al hotel y después de pasar a cambiarnos nos encontramos los cuatro en el salón con una copa ya en la mano.  Tasmina no perdió ocasión de mostrarse lo más cercana a Brian y este se dejaba querer.

Cenamos los cuatro y cuando Sofía se levantó para ir al baño Tasmina la acompañó como hacían tiempo atrás.

Las chicas volvieron y Brian se levantó a poner unas nuevas copas.  Tasmina le acompañó.

-       joder que fuerte con la musulmana.

-       ¿qué os pasa ahora? – le pregunté.

-       Pues va y la tía y me dice que si me importaba que pasase la noche con Brian que le había contado unas cosas al oído y la había puesto cardiaca.

-       ¿Y que le dijiste?

-       Que me la soplaba, la verdad es que el tío esta de muerte, pero donde este lo de casa que se quite lo sajón – me dijo mientras ponía su mano en mi paquete.

Estuvimos más de dos horas tomando copas y charlando.  Tasmina sabía que tenía todas las bendiciones del mundo para ser montada por nuestro anfitrión aquella noche por lo que se encarámelo aún más con el británico.

La pareja fue la primera que se retiró dando tumbos escaleras arriba.

-       pues parece que a esta se la van a follar bien.

-       No me cabe duda.

-       ¿y tu que quieres hacer?

-       ¿qué quiero hacer?, que me estampes contra la pared es lo que quiero.  Que me metas la polla hasta el fondo, que me hagas sentirme deseada por ti una vez más.

Sin decir nada metí mi mano en su entrepierna y apartando el tanga le pasé el dedo por su húmeda raja.

No teníamos tiempo que perder.  Apuramos las copas y nos dirigimos a nuestra habitación.  Cuando pasamos delante del cuarto de Brian, Tasmina gemía a gritos, evidentemente no habían perdido tampoco un segundo.

Sofía se agachó en cuanto entramos en la habitación y sacó mi rabo de su cobijo.  Besó la punta y se metió el pedazo de carne hasta el fondo de un solo bocado.  Sofía era una maravillosa mamadora enamorada de mi polla.  Me recreé en su mamada hasta que el morbo pudo más que el gusto.  Saqué mi nabo de sus fauces y haciéndola levantar la apoyé contra la ventana y levantando su falda y rasgando sus bragas le ensarté mi polla hasta lo más profundo de su interior.

Sofía gemía como una posesa mientras yo martilleaba su vagina.  Su cara pegada al cristal, su boca que empañaba el vidrio, sus manos que buscaban sus pechos entre sus ropas.  La escena era totalmente excitante.

Le di dúrate más de quince minutos hasta que me corrí como un poseso sembrando de pequeños Joses toda su vagina.

Sofía quedó destrozada contra el cristal mientras yo trataba de recuperar la respiración.  Mi amiga se dio la vuelta y me dio un largo morreo.

Una vez calmados nos quedamos en silencio.  Tasmina gritaba como loca lo cual nos provocó una risa tonta.

-       coño con la mosquita muerta las cosas que hace cuando sale de su país.

-       Te aseguro que tenía potencial – me dijo Sofía – esta debió de arrasar París en sus tiempos de estudiante.

Nos encendimos unos cigarrillos y la verdad es que no podíamos parar de reírnos por los berridos que daba nuestra amiga.  Se la estaba follando sin duda a fondo.

-       joder, a esta la próxima vez que se la meta le va a bailar.

-       Calla joder, no esta sola.

-       Nos ha jodido que no esta sola, ¿o te crees que grita así por arte de su dedo?

-       No joder, que he oído dos voces.

-       Claro,

-       No coño, dos voces de tío

-       No seas pringada, el otro tío que hay sería yo y aquí estoy contigo.

Nos quedamos mirando.  Sofía me cogió de la mano, abrió la puerta de la terraza y desnudos como estábamos salimos fuera.

Hacía una noche maravillosa y a pesar de ir en pelotas saltamos de un balcón a otro, era solo un palmo de distancia y la caída no era mucha.  La habitación de Brian estaba con la luz encendida por lo que era improbable que nos viesen desde dentro.

No pudimos menos que sonreír cuando vimos a Brian sentado en un gran butacón en pelota picada con una copa de brandy en la mano y un puro en la boca.  Con su mano en la nuca de la iraní guiaba la espectacular mamada que le estaba obsequiando a cuatro patas ante él.  Detrás de nuestra amiga uno de los mozos que trabajaba en la finca le clavaba su negra polla en toda su raja.  El chico más negro que los cojones de un grillo tenía un cuerpo espectacular, musculado y totalmente sudado.  Tasmina enlazaba un orgasmo con otro y chupaba lo que podía porque los gemidos no le dejaba sentar la boca.

Sofía empezó a tocarse el coño y a acariciarme mi ya empalmada polla mientras observaba el asunto.

En la habitación Brian se incorporó para tumbarse en la cama.  El negro sacó su larguísima polla de dilatadísimo coño de la persa.  Esta se levantó y después de escupir en la mano y pasarse la saliva por su ano se sentó en la polla del británico echándose hacía atrás.  El negro con su polla en la mano apuntó con ella al abierto parrus de nuestra compañera de viaje.  Le costó una barbaridad meterla.  Tasmina gritaba de dolor rogando en ingles al chico que no tuviesen piedad.  Cuando las dos pollas estaba dentro, los ojos le salían de sus orbitas.

-       joderme sin piedad maricones – grito la iraní en un ingles macarronico.

Y dicho y hecho.  Los dos hombres dejando claro que aquella no era la primera vez que compartían montura, empezaron a darle con fuerza y sin pausa.

Le follaron sin piedad, no le dieron pausa hasta que los dos estuvieron a punto de irse.  Los dos machos sacón sus armas y haciendo que la iraní se pusiese de rodillas empezaron a masturbase en su cara.  El negro llenó la cara y el pelo de la chica mientras el británico contenía su eyaculación para no cruzar su lefa y correrse en solitario.  El negro se apartó dejando paso a su jefe.  Cuando este tensó su cuerpo a punto de lanzar su semilla, Tasmina dio un paso adelante y se metió la polla del británico en la boca y apartando su mano empezó a darle a la zambomba hasta que el hombre le llenó la boca de semen.

Sofía me la chupaba sin perder de vista la escena mientras se metía en el coño cuatro dedos de su mano.  No paramos aquello hasta que la azafata se corrió y yo llené su boca con mi segunda descarga de semen.

Intentando que no nos oyesen, volvimos a mi habitación donde después de unas nuevas risas nos metimos en la cama y no nos despertamos hasta las 9 de la mañana.  Habíamos quedado a las 10 para ir de excursión.

Desayunamos solos y nos sorprendimos cuando uno de los empleados.

-       hola, voy a ser su guía.  La señorita Tasmina y el señor Brian hoy no nos acompañaran.  Por lo visto ambos se encuentran indispuestos.

Sofía y yo nos miramos, sonreímos y cogimos nuestras cámaras.

El día fue fantástico.  Nos llevaron a un rio a ver como comían los animales.  Era bastante curioso ver como iban llegando de poco en poco, como aquello se llenaba y como se vaciaba minutos antes de que llegase una manada de leones o guepardos, volviendo a llenarse cuando los depredadores desaparecían.

Fue un día largo y llegamos casi para cenar.  Como ya esperábamos, los dos tortolitos no estaba a la vista.

-       estos se han pasado el día entero follándo, estoy segura – me dijo Sofía.

-       ¿celosa?

-       Yo no. ¿tu?

-       A mi solo me das celos tu – le dije muy bajito al oído

Justo cuando nos íbamos a sentar en la mesa Tasmina hizo acto de presencia.

-       Sofía, te quiero dar las gracias.

-       ¿Por qué?

-       Pues por no haberte enfado por estar con José y con Brian

-       No te entiendo

-       Si hija, cuando os conocí compartiste conmigo a José mas adelante Brian te eligió a ti y sin embargo decidiste entregármelo.

-       Si, pero una noche – y le sonreí.

-       Pues creo que esta noche también me voy a pasar por la cama de Brian.

-       ¿pero hija?, ¿no te ha llegado con este día?

-       No sabes lo que es este hombre…. Bueno en realidad si,

Brian se unió a nosotros y volvimos a cenar los cuatro juntos.  No se como esta chica no tenía todos sus agujeros irritados pero el caso es que apuró a toda prisa y cogiendo de la mano a nuestro anfitrión y se lo llevó a practicar equitación de nuevo.

A pesar de animarnos los berridos de la habitación de al lado Sofía y yo ni nos tocamos, yo me quedé dormido nada más meterme en la cama, según me contó la catalana, ella si se levantó en un momento dado a hacerse un dedo viendo a nuestra amiga fornicar con el británico.  Estuvo a punto de despertarme pero me vio tan sopa que no se atrevió.

A la mañana siguiente teníamos nuestra última excursión y no sabíamos cuando nos despertamos si estarían los tortolitos o no.  Los chicos estaban esperándonos ya desayunando.  Tasmina estaba ojerosa pero con una sonrisa de oreja a oreja.

Salimos media hora después a va ver una zona de hipopótamos.  Desde luego que estaba un poco alejada, pero visto lo que vimos, valió la pena.  La idea era ver a los hipos, volver al lodge a dormir una siesta y a media tarde salir a una charca a ver por la noche como bebían los animales, ya que lo hacen más por la noche que por el día.

Brian y Tasmina habían estado tan acaramelados durante lo de los hipopótamos que dudábamos que nos acompañasen.  Entendíamos que era su ultima noche juntos y quisiesen aprovecharla.  Ante nuestra sorpresa nos esperaban en el 4x4 cuando salimos del hotel.

Brian había querido quedar bien y había preparado una increíble cena regalada con champan y vino de calidad.  La verdad es que fue impresionante.  Dos horas de salvaje espectáculo.  Nos encantó a los tres, Brian tenia el culo pelado de ver lo mismo.

Llegamos al lodge pasadas la una de la mañana.  Brian nos puso una copa y empezamos a hablar.

-       chicos, os tengo que comentar una cosa – nos dijo la iraní.

-       ¿si?

-       He decidido que mañana no os voy a acompañar.

-       ¿perdona?

-       Si he decido quedarme una temporada aquí con Brian – viendo que el ingles no nos oía se sinceró – la verdad es que no pretendo quedarme aquí para toda la vida, pero me apetece quedarme aquí un rato a disfrutar de él y de esta maravillosa tierra.

Le abrazamos y le deseamos lo mejor.  No nos esperábamos que hubiese huido de su marido y de la jaula que representaba Irán para cuatro semanas después encerrarse en otra jaula, aunque fuese de oro.

Nos dirigimos a nuestra habitación y en esa ocasión no solo no me quedaba más remedio que calzarme a Sofía sino que me moría de ganas de desgarrarla por dentro con mi polla.

Me tumbé en la cama desnudo.  Sofía recorrió mi cuerpo con su lengua empezando por los dedos de mis pies hasta que llegó a mi boca la que besó con furia.  Mientras me besaba apoyó su coño sobre mi capullo y se dejó caer.  Se empaló de un solo golpe disfrutando como una loca. Un largo gemido la delató.

Apoyó sus manos en mi pecho y empezó a mover su pelvis.  Me estaba matando de gusto.  Llevábamos más de diez minutos bombeando cuando la puerta de nuestra habitación se abrió.  Tasmina desnuda entró en la habitación y sin decir nada se sentó en mi cara.

-       vengo a despedirme – le dijo bajito a Sofía.

Yo con su coño en mi boca empecé a lamer su abierta y sabrosa raja, le trabajaba el clítoris como sé que le gustaba sin descuidar largos lenguazos en su abierta raja,.

Las chica empezaron a disfrutar cada una con uno de mis apéndices atormentando sus coños.  Tasmina con mi lengua, Sofía con mi polla.  Las chicas se besaban y se tocaban los pechos mientras se morían de placer.  Yo estaba en la gloria.  Sabía que era la ultima noche con las dos y aquello no se iba a repetir, por lo menos en algún tiempo.

Las dos chicas se corrieron casi a la vez y acabaron fundidas en un largo y húmedo morreo.

Cambiamos de postura y Tasmina se sentó en muy aun dura polla, Sofía se acomodó en mi cara y esperó paciente a que empezase a lamerle su enlefado coño.  No soy muy amigo de comer coños usados, pero no estaba en aquel momento como para andarme con tonterías.

Llevábamos dándole un rato cuando la puerta de nuevo se abrió y entro Brian.

-       lo siento, he oído la fiesta y me preguntaba si podríais invitarme -  y sin esperar respuesta se puso detrás de Sofía, la que tenía más cerca, y empezó a masajearle su bull.

Sofía siempre ha sido de culo receptor y agradecido por lo que no tardó en quedar completamente dilatada a la espera de ser desgarrada por aquella polla de la perfila Albión.

El británico no se hizo esperar y empaló a mi chica de un simple estacazo, llegando sus cojones casi a tocar mi barbilla, algo por cierto que me desagrada increíblemente.

Ambas chicas gozaban y gemían como locas, pero estaba claro que Tasmina quería tener su ultima noche lo más completa posible.

-       Brian, por dios, llama a Little Bob, ordenarle que se nos una – y el británico saliendo momentáneamente del ano del Sofía cogió su teléfono e hizo una corta llamada.  Como si fuese lo más normal del mundo, dejó su teléfono y se lanzó a sodomizar de nuevo a la azafata catalana.

Justo antes de abrirse la puerta, Tasmina emitió un largo gemido acompañado de un característico temblor que marcaba su orgasmo.   La chica aguantó empalada un rato hasta que se desacoplo y bajándose se metió mi empapada polla en su boca empezando a hacerme una mamada larga mirándome a los ojos.

Little Bob resultó ser el David de Miguel Ángel versión negra que había desmembrado a pollazos a la iraní dos noches antes.  Ni siquiera saludó.  Abrió los cachetes de la Tasmina y sin miramientos le penetró hasta el fondo.  La chica dio un respingó que noté en mi polla y a partir de ese momento dejó de chupar mi polla con la misma dirigencia que hasta ese momento.  Por su cara la estaba reventando por dentro.  Quien le hubiese dicho a esta mujer que dos meses después de ir de mezquita en mezquita cubierta como batman iba a estar empalada por la polla de un Tanzano y con la polla de un español en su boca.  Estoy seguro que en esos momento por su cabeza pasarían imágenes de sus masturbaciones solitarias en el salón de su casa por la falta de polla otorgada por su ya ex marido.

Después de un par de huevazos en mi barbilla aparté mi cara del coño de Sofía quien se acomodó en la otra parte de la cama para recibid las envestidas de Brian de una manera más cómoda.   Ósea que ahí estaba yo en medio de un negro follándose a una iraní y aun británico follándose a una española y yo a dos velas.  Me lo tomé bien.  Salí en pelotas del cuarto, bajé al salón, me puse una copa y me encendí un cigarro.  Me lo tomé con calma a pesar de los gritos de placer que salían del pasillo de los cuartos.

Tiré la colilla en la chimenea y apuré la copa.  Tranquilamente volví al cuarto donde se habían intercambiado los roles.  Little Bob estaba sodomizando a Sofía y Brian penetraba el coño de Tasmina como si el mundo se fuese a acabar.  Tenía dos bocas, un culo y un coño donde elegir.  Me decidí por el culo de la iraní, a Sofía ya la pillaría más adelante.

Hice cambiar de postura a la pareja y sin mucha hostia metí mi polla en dilatado ano de la persa hasta que choqué con la polla de Brian en su interior, quien con un gesto con la cabeza me indicó el ritmo a seguir.  Creí que la matábamos de gusto.

Por su parte Sofía gritaba de gusto mientras el negro le sobaba las tetas y le reventaba el culo a estocazos.

Después de media hora de larga batalla el ingles decidió ir a probar por ultima vez los encantos de la española.  Abandonó el coño de Tasmina y se dirigió hacía el dueto Little Bob y Sofía, la cual acepto de buena gana la introducción de una nueva variante en su placer.

Tasmina y yo nos acoplamos en el sillón de la habitación.  Nuestra cara estaban pegadas y lo único que se separaba y unía eran nuestras pelvis.  Nos besábamos y nos contábamos confidencias.

-       gracias José.

-       No hay de que.

-       Si, te debo mucho, si no llega a ser por ti nunca hubiese salido de Irán

-       Bueno, por mi y por Sofía.

-       Por ti, te deseaba, te quería entre mis piernas, pero se que tu la quieres a ella y por eso me quedo aquí.  Quien sabe en el futuro.

Y nos corrimos los dos a la vez.

Cuando miramos al trio, Sofía ya se había corrido por enésima vez y de rodillas esperaba con la boca abierta a los dos machos que se pajeaban en su cara.  Dos chorros que se cruzaron a modo de fuente de Versalles llenaron su cara, pelo y pechos de lefa dejando a la chica perdida.

Fue una noche gloriosa.  Little Bob se fue como llegó, sin despedirse.   Brian buscó a Tasmina que le susurró al oído y le pidió que le dejase con sus amigos.  Los tres acabamos abrazados en la cama donde pasamos nuestra ultima noche juntos.

Salimos hacía el puerto después de comer.  Tasmina no dejó de llorar hasta que la perdimos de vista en la sabana.   El viaje de vuelta fue largo pero agradable viendo los últimos animales.

Llegamos a Tanga con el tiempo justo para dejar el coche alquilado, dejar nuestra ropa en el Gadeicide que anclado nos esperaba en el puerto y buscar un restaurante bonito donde cenar.

No teníamos el cuerpo para follar esa noche, pero hablamos hasta tarde antes de quedarnos dormidos.  Como de costumbre, los dos primeros días de travesía nos iban a resultar fenomenales para descansar.

Partimos de Tanga a primera hora.  Fondeamos esa noche en Zanzíbar en honor a Freddy Mercury, cenamos y a la mañana siguiente emprendimos la marcha.  Nuestro próximo destino era Itampolo, en el sur de Madagascar.   Más o menos dos semanas de navegación