La Parcela
- Ohh! claro que si, Señor, haré todo lo que me pida, seré todo lo cerda y todo lo complaciente que desee - dijo poniendose de rodillas y besándole los pies - Ya que estás de rodillas, quitate la ropa, ponte a cuatro patas y cierra los ojos
Miró el reloj y sonrió, las seis de la tarde, ya era hora de ir despidiéndose de los amigotes con los que había quedado para jugar al mús. Saliendo por la puerta del bar, pensó en ella, en como estaría, seguramente que nerviosa, caliente y ansiosa por descubrir lo que le aguardaba. La había dejado en casa, preparando una mochila para estos dos días, solo le había dicho que echase un par de pañuelos, la mordaza, la pelotita, la fusta, el huevo, las bolas chinas y el lubricante y que fuera con lo puesto, pero sin ropa interior, ya que las zorras como ellas no deben llevarlas. Camino de casa, entró en una tienda de animales, donde compró un bonito collar negro con una correa a juego. Seguro que le hará ilusión, pensó mientras pagaba, mas tarde entró en una mercería y compró unos diez metros de lazo negro ancho, no sabía cuanto le haría falta, por eso prefirió comprar de sobra. Ya tenía todo lo que le iba a hacer falta, si en algún momento se le ocurría algo distinto, ya improvisaría, eso se le daba muy bien. Llamó al timbre y fue a buscar el coche, mientras ella bajaba con la mochila. Aparcó justo cuando ella salía por el portal y sonriendo se dirigía al coche, abría la puerta y se introducía en él. - Hola perrita! - dijo acariciándole el pelo y dándole un beso - Hola Señor! lo esperaba impaciente - Ya nos vamos, tranquila - dijo arrancando - Donde vamos, Señor? - Ponte el cinturón y acomódate pequeña, que nos queda una hora de camino por delante - dijo arrancando - Un amigo tiene una casa en el campo y me la ha dejado para este fin de semana - De verdad, Señor? - dijo sorprendida y encantada por la idea - De verdad, perrita, verás lo bien que lo vamos a pasar este fin de semana. Lo llevas todo? - Si, Señor, va todo lo que me pidió en la mochila. No llevo más ropa que la puesta y por supuesto no llevo ropa interior - Muy bien, vamonos - y arrancó el coche A mitad del camino, encontraron un área de estacionamiento y él decidió parar un momento y sacándose la poya del pantalón con una mano, dijo: - Ya sabes lo que tienes que hacer, no puta? - Por supuesto, Señor, soy su puerca comepoyas y se lo que tengo que hacer - y con cara de ansiosa se agachó rápidamente a comerle la poya a su Amo, con movimientos lentos y profundos. Mientras ella se afanaba con su boca en su poya, él se dedicó a comprobar que hubiese cumplido bien su orden de no llevar ropa interior. - Muy bien perrita - dijo agarrándola del pelo - Por ahora basta, aún nos queda un rato para llegar Tras otra media hora de camino, al fin llegaron, salieron del coche y se dirigieron a la casa. - Que bonito, Señor, gracias por esta sorpresa - dijo lanzándose a sus brazos loca de contenta - Soy una cerda idiota, Señor, que le da muchos quebraderos de cabeza, no merezco que sea tan bueno conmigo - No tienes que darme las gracias, putita, además, tendrás que ganarte el que te haya traido - Ohh! claro que si, Señor, haré todo lo que me pida, seré todo lo cerda y todo lo complaciente que desee - dijo poniendose de rodillas y besándole los pies - Ya que estás de rodillas, quitate la ropa, ponte a cuatro patas y cierra los ojos Abrió la bolsa que llevaba en la mano y sacó el collar y la correa, se agachó y dándole un beso en la mejilla, se lo ajustó al cuello, enganchando la correa. - Espero que te guste - le susurró al oido, mientras notaba su cuerpo estremecerse al notar como le ponía el collar por el que tanto había suspirado. Abrió los ojos, los tenía brillantes y húmedos de la emoción. Él tiró de la correa para acercarla un poco más y comprobó que los ojos no eran lo único húmedo que tenía, le dió un azote con la correa en el culo, ella dio un respingo y soltó un gemido, pero no de dolor precisamente. - Venga, vamos para adentro, seguro que estas sedienta y quieres tu ración de leche, verdad cerda? - dijo abriendo la puerta - Ohh! si, Señor, por favor, deme mi ración de su leche calentita, ya sabe lo mucho que me gusta saborearla - Seguro que ya se te hizo la boca agua, con lo guarra que eres, no me extraña - dijo tirando de la correa y guiándola hacia dentro de la casa Cerrando la puerta tras de sí, buscó el interruptor de la luz, volvió a tirar de la cadena hacia arriba, obligándola a ponerse de rodillas y sin necesidad de decirle nada, ella solita comenzó a desabrochar el pantalón de su Amo, bajándolos, junto con su ropa interior. A la vez, él la agarró del pelo y de un solo movimiento, le metió la poya en su boca, entera, hasta la garganta, provocándole una arcada, la cual fue seguida de otra cuando volvió a metersela empujando incluso más que antes y sin darle tiempo a respirar, empezó a follarle la boca sin consideración alguna. Cada vez que la sacaba entera de su boca, un hilillo de baba unía su boca con su poya, el cual iba recogiendo con su lengua, conforme se volvía a acercar, hasta volver a tenerla nuevamente alojada en su garganta, una tras otra, las arcadas fueron siendo cada vez mas seguidas y mas fuertes, le costaba controlarlas, hasta que hizo algo de fuerza con sus manos para retirarse y vomitó un poco en el suelo, solo era liquido, puesto que no había comido nada. Sin ninguna lástima por ella, volvió a metersela en la boca, nuevamente hasta la garganta una y otra vez, hasta que estuvo a punto de correrse, para lo cual se separó un poco, ella abrió su boca y sacó su lengua, pq sabía que era lo que él quería y él sonrió pq supo que no tenía necesidad alguna de decírselo. Cuando empezó a correrse, apuntó primero a su boca y a su lengua, luego apuntó a su cara, la cual llenó, cayéndole por los ojos, las mejillas e incluso un poco le llegó al pelo, había sido una corrida abundante, ya que llevaba varios días sin correrse, esperando este momento. Una vez terminó, ella sonriente jugó con lo que tenía en la boca y mirándolo a los ojos, esperó que asintiera para tragarsela, después se acercó y limpió su poya con su lengua, dejándola totalmente limpia. - Que ganas tenía de descargar mis huevos en tu boca y en tu cara, zorra, el baño está ahí, ve a lavarte anda - Si, Señor - Cuando tú termines me daré un baño Ella se dió una ducha rápida para no hacerlo esperar mucho, salió del baño a cuatro patas con el collar en la boca y acercándose a su Amo que estaba sentado viendo la tele, él cogió el collar y se lo puso nuevamente, se levantó y se dirigió al baño. Al llegar se encontró una agradable sorpresa, ella le había dejado la bañera preparada y un pequeño radio encendido, con música suave, así que se desnudó, se metió en la bañera y se dispuso a relajarse con aquel apetecible baño de espuma. Mientras, ella se dedicó a rebuscar por la casa, encontró la salida al patio posterior de la casa, en el que había una piscina ante la cual se le abrieron los ojos como platos, ya que le encantaban las piscinas, encontró también unas sillas de jardín, junto con su mesa y un columpio de jardín. Colocó la mesa junto al columpio, volvió al interior de la casa, empezó a rebuscar en la cocina, en la nevera encontró una botella de vino, sirvió una copa, buscó un cenicero y llevó ambas cosas a la mesa del jardín. Volvió a entrar en la casa y buscó en su mochila algo que no le había dicho su Amo que llevara, pero que se arriesgó a echarlo, pensando o mas bien confiando en que su Amo no se enfadara, se sentó en el sofá y preparó un cigarro de los que a su Amo le gustan y corrió a dejarlo en el cenicero junto con el mechero. Volvió a la casa, él aún no había salido del baño, así que aprovechó para beber agua, ya que estaba sedienta de tanto correr de un lado a otro, para tenerlo todo preparado para su Amo. De repente escuchó como salía de la bañera, tarareando una canción y se apresuró en ir al salón, coger una fuente que había con flores secas dentro, a modo de adorno en la mesa, e hizo un camino desde la puerta del baño hasta la puerta que daba al patio exterior, volvió a dejar la fuente en la mesa donde estaba y salió corriendo al patio, colocándose de rodillas al lado del columpio, mirando hacia la puerta de la casa. Él salió y sin darse cuenta pisó las primeras hojas, levantando el pie rapidamente, sorprendido por el crujido, descubriendo así el camino que ella le había dejado. Siguiéndolo salió al patio y vió todo lo que ella le había preparado, se acercó y se sentó en el columpio. - Que atenta perrita, me gusta que te preocupes por servirme y tenerme contento - dijo probando el vino - ummmm! que rico está - Señor, como bien sabe, me gusta servirle y ser complaciente con Usted, me gusta tenerlo contento y que esté contento conmigo - Ohh! - exclamó viendo el cigarro en el cenicero - no te dije que echaras eso, perra estúpida - Lo siento, Señor - dijo mirando al suelo avergonzada - siento haberlo desobedecido, son una perra inepta, pensé que le gustaría la sorpresa y que quizás no se enfadaría conmigo por haberlo desobedecido, siento ser una perra tan inútil, incapaz de seguir una orden, Señor, castígueme si lo cree necesario, perdóneme, Señor - Está bien, perra idiota, la verdad es que me va a sentar muy bien fumarmelo mientras disfruto de la copa de vino - Gracias, por ser tan bueno con esta cerda tan imbécil, Señor. Sabe como estaría mucho más comodo, Señor? - A ver, perra boba, dime como - Seguro que está mucho más comodo si usa mi espalda de puerca para reposar sus pies, Señor - Tienes razón, cerda, no hace falta que te diga como colocarte, verdad perra tonta? - No, Señor Cómodamente sentado y disfrutando de la copa de vino y del cigarro, se hizo de noche, ella empezó a tener frío, ya que sólo llevaba puesto el collar, pero no dijo nada, aguantando como pudo, hasta que él notó como temblaba bajo sus pies. Había terminado el cigarro hacía un rato y apurando la copa se levantó y cogiéndola del collar, la dirigió hacia la casa. La guió hasta el dormitorio, no sin antes coger la mochila, sacar el huevo y meterlo dentro del coño chorreante de ella. Una vez en el dormitorio, se quitó el albornoz que se había puesto al salir del baño y sentándose en la cama, le indicó que se acercara y volviera a su tarea de comepoyas, ella encantada, ya que esa era su tarea preferida, se acercó contenta, moviendo el culo, como si tuviera cola y la estuviera moviendo. Se colocó entre sus piernas de rodilla y se acercó dándole un lametón, para después metersela en la boca, solo la puntita, pasando toda su lengua alrededor, disfrutando de esa poya que tanto le gustaba chupar y saborear. Él se dejó hacer, se echó hacia atrás en la cama y la dejó a ella, que bien sabía como hacer para logra que él se relajase sin tener que preocuparse de nada más. Ella chupaba y chupaba enérgicamente, jugando con ella, apretandola en su base con una mano, mientras con la otra acariciaba los huevos de su Amo, para después chuparlos y volver luego a chuparle la poya, jugaba a tragarsela entera controlando su garganta, para aprender a controlar las arcadas, jugaba a ir a ratos más rapida, a ratos más lenta y nuevamente más rapida, una de las veces que empezó a ir despacio, él la cogió por el pelo para marcarle el ritmo, ella comprendió enseguida y volvió a ir rápida, hasta notar como se ponía tenso y como su poya se hinchaba en su boca, ella se quedó quieta, abrazando con sus labios, justamente la cabeza de la poya de su Amo y ésta empezó a bombear en su boca, llenándosela nuevamente de leche, cuando notó que su Amo se relajó y dejó de bombear, la limpió y se quedó jugando con la corrida en su boca, hasta que él se incorporó y nuevamente le dió permiso para tragarsela. - Ummmm, Señor, que rica - dijo relamiéndose - Que cerda eres, seguro que si sigo llenándote la boca, sigues tragando como una puerca - Si, Señor - dijo medio avergonzada, medio excitada - soy una puerca a la que le encanta tragarse su leche, Señor, está bien rica y me gusta mucho saborearla - Me alegra que te guste tanto, pq aún vas a tragar más, zorra - Ohhh! gracias, Señor - dijo excitándose aún más - Ahora sube a la cama y ponte a cuatro patas - dijo levantándose Ella obedeció, abriéndose bien de piernas, mientras, él cogía el mando del huevo y lo ponía a funcionar, a la vez que una de sus manos fue a perderse a su húmedo coño de guarra. Un gemido salió de su boca y él le dió un azote fuerte en el culo y luego otro, ella volvió a gemir y se mordió los labios. Él siguió haciendo las delicias en su clitoris, mientras el huevo hacía las delicias en su coño de cerda. - Señor - dijo entre gemidos - estoy muy caliente desde esta mañana y no creo que tarde mucho en correrme - Muy bien, cerda, te daré diez azotes en el culo y con el último quiero que te corras y me des las gracias por lo que creas que debas darmelas Uno, dos, tres, cuatro y así hasta llegar al décimo en el que tras retener como pudo el inminente orgasmo que le sobrevenía, explotó y sus gemidos se convirtieron en gritos de placer, balbuceando como podía. Gracias, Señor, por tratarme como lo que soy, una cerda comepoyas. Gracias, Señor por preocuparse en que yo también disfrute, aunque no lo merezca, ya que soy una puerca y las puercas como yo solo merecen que las usen como lo que son, unas............... Y ya no pudo seguir hablando, solo podía gemir cada vez más y más fuerte. Los brazos le temblaron, perdió el equilibrio y dejó caer su cuerpo en la cama, no las piernas, sus rodillas aún la mantenían. Su cuerpo temblaba sin parar y su coño palpitaba chorreando. El huevo seguía funcionando. Ella seguía temblando, cuando de repente volvió a notar la mano de su Amo, pasándola y mojando sus dedos, dirigiéndolos hacia su culo, aprovechando que seguia con las rodillas en la cama y el resto del cuerpo inclinado, tenía el culo bien expuesto, e introdujo uno de sus dedos, sin dificultad alguna, puesto que estaba muy mojado, luego fueron dos y no tardaron en ser tres, los dedos que se alojaron en su culo, entrando y saliendo lentamente, preparando el terreno para lo que vendría ahora. Una vez entraban y salían sin problema, él agarró su poya, la colocó y empujando suavemente, metió la punta, quedándose parado para que ella se acostumbrase. - Te duele, zorra? - Un poco, Señor, pero no le importe, por favor, no tenga piedad alguna con esta puta y folleme el culo como más le guste, puesto que para eso soy su puta y puede usarme como mejor le parezca para complacerse, Señor Acto seguido le metió la poya hasta el fondo, volviéndose a quedar quieto para que ella siguiese acostumbrándose a tenerla dentro. Después de unos segundos empezó a moverse, lento, pero poco a poco empezó a impacientarse y fue moviéndose cada vez más y más rapido. -Ufff! cerda, que gustazo ha sido no tener piedad alguna con tu culo y follarlo sin piedad, que estrechito, no voy a tardar nada en correrme, seguro que aunque te esté doliendo, con lo puta que eres, ya lo estás disfrutando y estarás deseando notar como me corro dentro de tu gordo culo, verdad zorra? - Verdad, Señor, corrase dentro de mi gordo culo, por favor, además, Señor, seguro que disfruta si también lo azota, Señor - Tienes razón, perra - dijo volviendolo a azotar y cogiéndola del pelo Tras pocos minutos follándola y azotándola, tiró fuertemente de su pelo, de manera que la obligaba a mantenerla vuelta hacia él - Cerda, voy a correrme - Por favor, Señor, regaleme su leche y corrase en mi culo de cerda, por favor, Señor, se lo ruego Y pocos segundos después, él dejó caer su cuerpo en la espalda de ella, tras una intensa y larga corrida - Que bueno, perrita - Me alegra que le gustase, Señor - Ahora ven conmigo - dijo levantandose y dirigiéndose al baño - Si, Señor Se metió en la ducha, regulando el agua, después la ayudó a que se metiera con él, pasó una mano por su cintura, con la otra apartó un mechón de su cara y la besó, sus lenguas jugaron y se lamieron un rato, sus dientes se mordieron, sus labios se besaron y sus brazos aferraron con fuerza el cuerpo del otro, mientras el agua caía por ellos. Se enjabonaron el uno al otro, recorriendo cada rincón con la esponja. Para aclararse, se colocaron nuevamente bajo el agua, mientras volvían a besarse. Salieron de la ducha, se secaron y llevándola de la mano se dirigieron a la cama y se acostaron. Ella apoyó su cabeza en su pecho y él la abrazó dándole un beso en la frente - Te has portado muy bien perrita - dijo bostezando - Gracias, Señor, al menos lo he intentado - Y lo has conseguido, ahora a dormir, que estás cansada - y la abrazó más fuerte, atrayéndola hacía él - Buenas noches, Señor - dijo con voz somnolienta - Buenas noches, mi perrita