La parada del bus

Mis piernas tiemblan y mi sexo late, tomo tu mano con fuerza y nuestros dedos se entrelazan. Sonreímos abiertamente y el círculo de aprobación se cierra.

Como en una visión te veo llegar a la parada de ómnibus a través de mi ventana. No te he visto nunca antes pero el verte me agrada y me entibia el corazón repentinamente. Me gusta lo que veo, tu madura estampa que me recuerda en algo al actor de cine que siempre me atrajo, que formó parte de mis fantasías en mi adolescente edad; se me planta atrevida y totalmente ignorante de esa ansiedad que me has provocado y que te devora a través de mis ojos.

Igual que en un arrebato me sonrojo como una colegiala, temiendo que puedas descubrirme, cosa que es imposible pero me tienta pensar que sí podría ser. Mi mente me lleva lejos dándome el valor que no tengo y bajo los escalones hasta la calle. Como al descuido voy hasta a ti y me ubico a tu lado, siento que me recorres con la mirada haciendo gala de todo el disimulo que puedes tener, giro sobre mis talones y te sonrio al pasar, de repente llega el bus y subo los tres escalones que me llevarán a la aventura, estoy más que segura de eso. Te ubicas junto a mí y providencialmente dos asientos contiguos se desocupan y allí nos instalamos en silencio expectantes porque el flechazo corta el aire y se siente…

Percibo el calor de tu mano sobre mi muslo y fijo mi mirada en la tuya; tus ojos me gritan lo que tu boca calla y tan solo la timida punta de tu lengua que se asoma relamiendo tus labios me indica el próximo paso. Mis piernas tiemblan y mi sexo late, tomo tu mano con fuerza y nuestros dedos se entrelazan. Sonreímos abiertamente y el círculo de aprobación se cierra. Descendemos furtivamente y tomados de la mano buscamos hambrientos un sitio que albergue nuestra repentina pasión, donde el fuego que nos consume se apague a fuerza de besos, caricias y humedades…

Un vetusto corredor será la morada de nuestros mimos; me estampas contra la pared haciéndome sentir todo el peso de tu cuerpo que me afloja hasta el último tendón y tu boca devora la mía en un beso invasivo arrebatador de toda mi voluntad. ¡Cuánto deseaba sentirte así! La fuerza de tu hombría palpitante entre mis piernas pide a gritos quedarse desnuda, mi sexo derretido ya se deshace entre tus dedos al primer roce de tus manos ansiosas. Ya no puedo soportar más, mi mente se nubla y caigo de rodillas ante ti para engullirme ese instrumento de placer que hace rato me viene augurando deleites extremos, te siento temblar, te escucho gemir, me siento poderosa mientras te aferro por tus glúteos y tu te retuerces implorándome que no siga…

Me tomas por los hombros y me elevas a tu altura, me aferras la cintura, levantas mi falda, apartas de mi ropa interior lo necesario y te siento dentro de mí rugiendo como una bestia mientras tus labios se hacen un festín con mis pechos semidesnudos, indefensos ante tu lengua voraz que me causa latigazos incansables azuzando desde el fondo de mi ser a mi orgasmo que se acerca como corcel al galope. Me acompañas en el frenesí del final, corremos la carrera juntos y juntos logramos el premio mayor del deleite. Resoplo satisfecha recobrando el sentido y en un último obsequio mis ojos se abren viéndote a ti ahora de rodillas bebiéndose nuestros néctares de mi femineidad harto complacida y rezumante. Sonries y ronroneas cuando mi cuerpo te responde a tu último estímulo. Mis cansadas oleadas te invaden la boca con gratitud y me quedo en remanso pero un frio sobreviene y presa del temor no me atrevo a abrir mis ojos. Me rindo ante a la evidencia y la luz de la realidad me devuelve la consciencia, mi sentido de la visión recobra su brújula y allí estoy de nuevo frente a mi ventana, pero ya no hay nadie en la parada, simplemente te has marchado. El ómnibus te arrebató de mis fantasías dejándome el retrogusto nada amargo de haber sido amada por un desconocido del que no sabía ni su nombre. Suspiro resignadamente y me dirijo rumbo al baño. Me asalta la duda, ¿me doy una ducha, o permito que mis dedos se abran paso por mi cuerpo enardecido?.... Mejor opto por lo primero porque soy muy cobarde hasta para nombrar lo segundo… Quizás otro día… otro día…

Republicación. Estimados lectores, estoy resubiendo todos mis antiguos relatos. Porque siempre es bueno regresar. Espero que los disfruten como la primera vez.

Mi eterna gratitud,

Khyra