La pandilla de amigos conoce a la novia de Luis
Carlos se percató y me guiñó un ojo. Estaba claro que estábamos donde y con quien queríamos estar e íbamos a aprovechar al máximo, mientras Luis dormía muy cerca, para llevar a cabo todas nuestras fantasías.
Hola a todos,
Mi nombre es David y me gustaría compartir con vosotros la historia mas morbosa que me ha pasado jamás y, aunque soy joven, estoy seguro que no me volverá a pasar algo igual de perverso.
Empezaré describiéndome. Mi nombre ya lo sabéis, tengo 25 años, pelo corto y oscuro y ojos verdes. Mido 1.73cm, estatura normal y cuerpo normalito también. Soy delgado y fibroso, es decir, no tengo grandes músculos pero se me marcan. Mi falo no destaca por su grosor pero mide 20cm, más que suficientes y nunca he recibido queja.
Me considero un privilegiado, soy hijo único de una familia adinerada. Mis padres crearon una empresa téxtil, les va muy bien y eso se nota nada mas ver nuestra casa de 3 plantas con piscina incluída.
También soy un privilegiado por la novia que tengo desde hace 3 años, la cual tiene mi misma edad. Su nombre es Carla y tiene un cuerpo de infarto. Es casi tan alta como yo, delgada, vientre plano, culo perfecto como dos pelotas de balonmano y su culo sólo es superado por sus pechos. Gasta una 95 de tetas las cuales desafían la gravedad, y unos pezones rosados que dan ganas de morderlos cuando están erectos. De cara es preciosa, tiene la sonrisa perfecta y unos ojos castaños como su pelo que ahora lo lleva corto. Una de las cosas que mas me gusta de ella es su personalidad, es super alegre y abierta y en la cuadrilla de amigos es una más, se integró super rápido y no se corta ni un pelo.
Nos conocimos en un concierto al que no le presté nada de atención. Esa noche todos mis sentidos estaban puestos en un pivón, sin sujetador y con una camiseta ajustada, que no paraba de saltar. Ese pivón era Carla, no me fijé ni en su cara ni en el resto de su cuerpo, no podía, estaba hipnotizado por esas tetas que quería que fueran mías a toda costa. "Menuda guarra, no hay duda de que quiere tema tal y como ha venido al concierto", pensé al ver que no llevaba nada debajo de su camiseta. Me equivoqué, mas tarde descubrí que ella nunca lleva sujetador, le gusta sentirse libre y pese al tamaño de sus enormes pechos, no los tiene nada caídos. Me encanta ver como se contonean al unísono ante el mínimo gesto que hace, lleve lo que lleve. No sé como, imagino que fruto del alcohol que nos habíamos metido los dos esa noche, acabamos en mi cama y desde entonces no la he dejado escapar.
En fin, basta ya de hablar de la mujer de mi vida, esta historia no va con ella aunque veréis que estará presente.
Como casi cada tarde de domingo nos habíamos reunido la cuadrilla de amigos en el bar de siempre para echar unas cervezas y picotear algo. Eramos 8 contando a Carla porque, como ya he dicho, era una más. Es decir, nos faltaban 3 que se habían ausentado. Nuestras edades eran variadas, 20 tenía el más pequeño que era Luis y 30 tenía el mas grande, Carlos. Ante el riesgo de parecer egocéntrico, yo me sentía el centro del grupo, básicamente porque nos montábamos buenas juergas en mi gran casa y, lógicamente, yo era el anfitrión de esas fiestas.
YO: Joder Carlos, ¿más patatas? No me extraña que estés fofo...
CARLOS: ¡No te equivoques conmigo eh! La palabra es fofisano... Hay una gran diferencia.
Carlos, a parte de ser el mayor, era el mas gracioso. No era muy guapo ni tenía un cuerpazo, mas bien tenía algo de barriga pero no se le podía considerar gordo. Pese a no ser un modelo, el cabrón se las llevaba a todas de calle gracias a su picardía y su actitud, tenía mucha facilidad en hacer reir a las mujeres y era todo un casanova.
CARLA: Bueno, mientras todo lo tenga "fofo"... -dijo mi novia guiñándole un ojo.
CARLOS: ¡Así se habla! -decía él al mismo tiempo que levantaban sus palmas para chocarla.
Carla no tenía reparo en gastar bromas de ese tipo y en seguirle el juego a mis amigos, era una más y de las 4 novias del grupo ella era la única asídua.
CARLOS: David, no la dejes escapar. Si algún día lo dejáis, lo siento mucho pero tu serías el nominado para abandonar el grupo.
YO: Vale, mas piscina para mí.
CARLOS: Hostia, lo siento Carla, entre una bonita amistad y la piscina... Me quedo con la piscina.
CARLA: No te preocupes, te entiendo... ¿Porque crees que estoy con él?
CARLOS: Joder, ¡hoy estás sembrada! -y la volvieron a chocar.
A todo esto Luis estaba en la otra esquina, hablando con otros dos. Era enclenque, algo mas bajo que yo pero bastante más delgado y pálido. Era el típico chaval retraído que buscaba la aprobación de los demás a toda costa y nosotros nos aprovechábamos de él y de sus ansias por encajar. En ocasiones le llegábamos a humillar con tal de destacar o hacernos los graciosos ante chicas que acabábamos de conocer.
YO: ¿Qué pasa Luis? ¿Qué te cuentas?
JORGE: Nos estaba contando que se ha echado una novia. -se metió uno con los que hablaba.
YO: ¡No jodas! Enseña foto, ¿no?
Luis accedió y nos fuimos pasando su movil entre todos para ver una foto de su cara. "Joder... No veas... ¿Es tu novia de verdad?", son los comentarios que iba soltando cada uno. "Demasiada llegua para ese potrillo", soltó Carlos que como siempre era el que la soltaba mas gorda.
YO: ¿Y porqué no la has traído? Tendremos que conocerla...
LUIS: Hoy tenía la tarde ocupada...
CARLOS: Ya... Seguro que le salen muchos planes los domingos por la tarde... Dí la verdad, esa foto la viste ayer en internet mientras te la cascabas frente al ordenador...
LUIS: Ya le convenceré de que se venga, no os preocupéis.
CARLA: ¡Eso, eso! Dile que no se espante con tanto hombre que habrá otra chica que le cuidará.
CARLOS: ¿Otra chica? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Te refieres a tí? -le vaciló él.
CARLA: ¿Insinuas que no lo soy? -dijo ella mientras giró su cuerpo de izquierda a derecha para que sus tetas rebotarán de un lado a otro y así hacerle tragar sus palabras.
CARLOS: David, no hay piscina que supere eso...
No me importaba que Carla hiciera ese tipo de cosas, confiaba al 100% en ella y en mis amigos y me llenaba de orgullo poder tener ese tipo de confianza con (casi) todos ellos.
CARLOS: Por cierto Luis, pasa la foto, ¿no? Necesito algo con lo que cascármela esta noche.
LUIS: Vete a la mierda un rato...
La cosa se quedó ahí, cada uno se fue despidiendo y cuando Carla y yo llegamos a casa, mis padres me dieron una buena noticia. En realidad fue mi padre quien me dijo que el siguiente fin de semana se iban de viaje de negocios.
Me afané en dar la noticia por el grupo con el objetivo de montar algo en mi casa:
YO: Chavales, buenas noticias, finde que viene con la casa para nosotros, ¿quien se apunta?
La mayoría dijeron que no podían, que tenían partido y les partía todo el fin de semana...
YO: Venga hombre, no me jodáis... Hace tiempo que no hacemos nada.
CARLOS: Allí estaré.
LUIS: Yo también.
YO: ¡Bien! Joder, los primeros dos que no son muermos...
LUIS: Mi novia dice que se apunta también... Si te parece bien.
CARLOS: Pues claro que le parece bien. Lo malo es que estés tu incluído en el pack... Pero haremos el esfuerzo de tolerarte.
Cojonudo, era una oportunidad perfecta para conocerla y mi mente no pudo evitar fantasear con mil y una situaciones morbosas. Conociendo a Carlos, se le debía estar haciendo la boca agua por la misma razón.
YO: Pues nada, nos vemos el sábado Carla, Luis, su novia, Carlos y yo. Solitos los 5 gracias a los aburridos estos. Podréis empezar a venir por la tarde y os podéis quedar a dormir. ¡Ah! No hace falta que diga que os traigáis un bañador.
JORGE: No llores tanto, yo me puedo acercar el domingo a saludar. -dijo él, que vivía al lado.
JUAN: Yo también me acercaré a saludar y si puedo a comer también. -refiriéndose al domingo, claro.
Finalmente llegó el día y mis padres se fueron justo después de comer. Carla no tuvo que llegar, llevaba 2 días en la casa conmigo. El primero en aporrear la puerta fue Carlos, tenía la manía de no utilizar el timbre. Lo recibí como siempre y le puse una cerveza en su mano. Pasó media hora y esta vez sí que sonó el timbre, no podía ser otro que Luis.
CARLA: ¡Ya voy yo!
Dijo Carla que estaba ansiosa por conocerla, o más bien por satisfacer su curiosidad. La verdad es que ella era la única que trataba bien a Luis. No os confundáis, los demás también teníamos gestos amables, pero Carla nunca se metía con él.
Carlos y yo nos asomamos al pasillo y observamos como Carla recibía a la pareja con su gran sonrisa. Vimos que la chica de Luis era bajita, caderas anchas, morena de piel y pelo largo y oscuro. Esta tenía una camiseta normalita, no muy ajustada, y unos pantalones bien apretados que le marcaba todo. Se propusó dejar su bolso colgándolo en la pared al lado de la entrada y eso nos permitió a Carlos y a mí admirar su silueta de perfil. Lo que mas destacaba de ella era su pronunciado culo, era más grande que el de Carla (sin ser algo exagerado) pero muy bonito y apetecible de una manera diferente. La verdad, daban ganas de meter la cara entre sus nalgas y perderse dentro. Pese al generoso volumen de su culo, tenía unos pechos correctos, 85 calculaba yo, suficiente para aplicar una buena cubana. Por último, estaba delgada pero se notaba que podías agarrarle algo de "chicha" en cada lateral. Por lo general, era casi un notable y no sé porque me despertaba mucho morbo toda ella.
Se acercaron y Carla nos fue presentando, su nombre era Paola. En ese momento me sentí bastante observado por ella, creo que algo le llamo la atención de mí y no me quitaba ojo. Primero besó a Carlos, de manera muy formal, y después a mí. No sé si fueron sus nervios pero uno de los besos me los dio en la comisura, con unos tentadores labios carnosos. Era tal y como en la foto, muy guapa.
Pasamos al comedor y nos sentamos en los sofás mientras le hacíamos preguntas para conocerla mejor. Nos contó que ella y Luis se conocieron por internet, que ella tenía 19 años y que llevaban 4 meses saliendo.
CARLOS: ¡4 meses! Entiendo que tú, Paola, ocultes que estés ante semejante fracasado, pero Luis, ¿como te has callado tanto tiempo que estás ante semejante belleza?
PAOLA: Ya me advirtió de tí y veo que es cierto lo que dijo. -dijo ella poniendose seria demostrando que iba a defender a su "cari".
CARLA: No le hagas caso a Carlos, ladra mucho pero no muerde y con el tiempo verás que es un trozo de pan.
CARLOS: Grrr... ¡guau! ¡guau! -dijo Carlos para rebajar la tensión.
La verdad es que funcionó y Paola se rio. Al poco rato vimos que era risueña y se reía con cualquier cosa, sobretodo con las gracias de Carlos, aunque también era bastante ingenua como Luis.
Decidimos pedir unas pizzas y continuamos echando unas risas contando anécdotas mientras cenábamos. Debo decir que mi mente no paró de maquinar diferentes maneras de poder llevar a Paola ante una situación morbosa de la que pudiese sacar partido. Uno de los inconvenientes era Carla, que pese a ser muy abierta en la cama, dudaba que me permitiese tener sexo de algún tipo con otra, aunque me confesó que no descartaba probar un trío algún día conmigo y otro hombre o mujer, le daba igual (pero a mi pesar de momento no se lo planteaba).
Acabamos de cenar y se me encendió la bombilla: el alcohol iba a ser el primer paso de mi plan. Decidido propuse ir al estudio de la tercera planta y abusar del mueble bar.
CARLA: ¡Que buena idea!
YO: Además, se me ha ocurrido un juego pícaro para que beber sea mas divertido.
CARLA: ¡Me apunto!
Ella se apuntaría a un bombardeo. A los demás también les pareció bien y empezamos a subir. Tiramos unos cuantos cojines al suelo para estar más comodos y saqué unos cuantos licores. La planta en la que estábamos era la mas pequeña de las 3, tenía un estudio que era mi lugar favorito de la casa, un cuarto de invitados y dentro de este un lavabo y un pequeño balcón.
YO: Está bien, con la idea de pasárnoslo bien y que Paola nos conozca mejor y nosotros a ella, vamos a realizar una serie de preguntas algo picantes en las que la respuesta debe ser un número. Quien conteste con el número mas alto gana y el resto bebe. Lógicamente, será por turnos, primero los hombres preguntaremos a las chicas y después vosotras a nosotros.
CARLA: No sé si lo he entendido.
YO: Muy fácil, un ejemplo y así empezamos. Pregunta para vosotras: ¿cuantos hombres os han dado por detrás?
CARLA: Uno.
PAOLA: Cero.
YO: Muy bien, Carla gana, y a Paola le toca beber un chupito.
CARLA: Vale, ¡ya lo entiendo! ¡Que diver!
PAOLA: ¡Ufff! Está fuerte este licor.
YO: El sabor no es muy bueno pero te lo puedes quitar con la cerveza.
Me hizo caso. Era el plan perfecto y podía beneficiarme de lo que sabía de Carla para hacer beber a Paola. Mi objetivo no era emborracharla por completo, simplemente dejarla "contentilla" para que se soltara y, con un poco de suerte, se pusiera cachonda.
CARLA: Pero en vuestro caso lo tenéis mejor y hay menos probabilidad de que os toque beber, sois 3.
YO: No hay problema, gana uno y bebemos dos. -dije sabiendo que Carlos y yo tenemos aguante pero Luis no aguantaba nada.
CARLA: Está bien, os toca, misma pregunta.
CARLOS: A mi me han dado 0 veces por el culo. -ya empezaba a relucir "su hábil ingenio" y provocó una risa en Paola, una más.
CARLA: Que tontito eres. Ya sabes a que me refiero: ¿A cuantas mujeres le habéis dado por detrás?
LUIS: Cero.
CARLOS: Cuatro.
YO: Dos.
Nos tocó beber a Luis y a mí.
YO: Siguiente: cuantas veces se os han corrido en la boca.
PAOLA: Una.
CARLA. Tres.
De nuevo le tocó beber a Paola. Carla hizo la misma pregunta invirtiendo los roles y Luis contestó 0, es decir, alguien se había corrido en la boca de Paola pero no había sido él... Antes de realizar la siguiente pregunta pude ver como Paola se estaba viniendo abajo viendo que iba a perder siempre. Aproveché para hacer una pregunta en la que Carla iba a contestar 0 y Paola como mínimo le iba a poder empatar.
YO: De esas veces, ¿cuantas os lo tragásteis?
PAOLA: Una. -dijo resignada creyendo que iba a perder.
CARLA: Cero. -dijo soltándome una mirada amenazadora percatándose de lo que acababa de hacer.
PAOLA: ¡He ganado! -dijo felizmente pero no cayó en la cuenta que lo de ganar era relativo, ganaba quien demostraba ser mas depravada.
El juego continuó y conseguí que ambas bebieran mas o menos a partes iguales.
CARLOS: Me apetece fumar. ¿Me pasas un cigarro?
YO: Toma, coge, pero ya sabes que dentro de la casa está prohibido, tienes que ir abajo.
CARLOS: No me jodas. ¿Me vas a hacer bajar y subir las escaleras con la que llevo encima?
YO: Mucho "fofi" y poco "sano"... Está bien, puedes fumar en el balcón. Yo te acompaño. Paola, ¿fumas? A los demás ni os pregunto, ya sé que no fumáis.
PAOLA: ¡Vale!
LUIS: ¿Desde cuando fumas?
PAOLA: Sólo en ocasiones especiales.
YO: Jajajaja ¡bien dicho!
Le abracé por detrás con un brazo, a la altura de sus hombros, y nos fuimos los 3 al balcón atravesando la habitación contigua. Luis y Carla se quedaron hablando de una serie que sólo ven ellos dos...
CARLOS: Mucha casa y una mierda de balcón...
Medía 2 metros de largo pero no llegaba al metro de ancho. Pasó Carlos y se quedó cerca de la puerta. Bajé mi brazo, que lo tenía en el hombre de Paola, hasta su cintura y le invité a pasar primero. Ella se puso cerca de Carlos y a mi no me quedó mas remedio que pasar por detrás de estos, que miraban hacia las afueras, para hacerme un sitio. No sé si fue adrede pero Paola no se apartó y no me quedó mas remedio que restregar mi paquete sobre el trasero de ella, sin recibir reacción alguna por su parte.
Carlos se percató y me guiñó un ojo. Estaba claro que los dos estábamos donde queríamos estar y con quien queríamos estar. Le pasé un cigarro a Paola y me cogí otro para mí. Primero encendí el de Paola, que acercó su cara, después el mío y por último Carlos me hizo un gesto para que le lanzara el mechero. Así lo hice y al torpe se le cayó al suelo. Trato de cogerlo y sin disimulo puso su cara en el lateral del culo de Paola. Se levantó y continuamos como si nada.
YO: Pues se ha quedado buen tiempo. -triste frase que usé para romper el silencio.
CARLOS: No me seas patético... Acabamos de contar cuantos ojetes hemos rebentado y ahora me sales con el tiempo. ¿Qué va a pensar nuestra invitada estrella? Ya cambio yo de tema: Paola, Luis tiene mucha suerte de poder palpar un culo como el tuyo.
PAOLA: Gracias. La verdad es que es la parte de mi cuerpo de la que mas orgullosa me siento.
CARLOS: No es para menos (aprovechó para acariciarle el lateral de su trasero con un dedo). Las tetas no están nada mal tampoco, no son muy grandes pero no se les puede reprochar nada.
PAOLA: ¿Cómo que no son muy grandes? ¿Crees que las tengo pequeñas? Seguro que tu entiendes de cosas pequeñas... Me gustaría ver el cacahuete que tienes entre las piernas.
CARLOS: ¿Te gustaría?
PAOLA: Apuesto a que no te mide ni 15cm.
CARLOS: Me parece bien, apostemos. ¿Qué ganas si me mide menos de 15?
PAOLA: Mmm... Si es así, te das un morreo con David.
YO: ¿Y porque tengo que pringar yo también?
CARLOS: Vale, si gano yo te metemos un dedo por el culo.
PAOLA: Trato hecho. Me conozco a los fanfarrones como tú y estoy segura que te gusta presumir de lo que no tienes.
La pobre ingenua no sabía que era una apuesta perdida. Estaba claro que el único que podía tener esa información era él. Se bajó un poco los pantalones por la zona delantera y sacó su miembro. Yo me asomé para mirar por el temor de que a Carlos se le hubiese pegado la estupidez de Paola y se le hubiese ido la lengua, pero sabía que era un calculador.
PAOLA: ¡Ajá! Gano yo. Eso no llega a 15 centimetros ni por asomo.
CARLOS: Espera... Así no cuenta, tiene que ser cuando esté empalmada.
PAOLA: Vale, empálmate, vas a seguir sin llegar.
CARLOS: No es tan fácil. Déjame tocarte una teta y ya verás que rápido me crece... Las tetas me vuelven loco. -dijo Carlos mientras acercaba su mano.
PAOLA: Ni hablar. ¿No has dicho que son pequeñas? Tócate las tuyas. -dijo mientras le apartaba la mano.
CARLOS: Que conste que no he utilizado la palabra pequeñas en ninguno momento. Está bien... Al menos acariciame un poco los huevos, será suficiente para ver quien gana.
PAOLA: Ni hablar, apáñatelas tu solito.
CARLOS: Bueno, si no quieres colaborar, damos la apuesta por perdida... Se ve que tienes miedo de ver que te equivocas.
Paola le lanzó una mirada que daba miedo pero accedió y llevó una mano a los huevos de Carlos. Empezó a masajearlos y cogía ambos con una sola mano. Su polla empezó a crecer y Carlos no tardó en cogerle la mano a Paola para llevarla de los huevos a su polla, la cual no soltó para empezar a moverla de arriba a abajo.
PAOLA: Está bien. No son 15 centímetros.
CARLOS: Va, no seas cría, se ve claramente que son 15 centímetros.
YO: Estoy con Carlos.
PAOLA: Ni hablar, la poca luz no os deja ver que eso no son 15 centímetros.
YO: Pues no tengo nada por aquí con lo que poder medirla.
CARLOS: Se me ocurre una cosa. Antes, durante el juego de beber, has dicho que 16 centímetros es lo máxímo de polla que te puedes llevar a la boca. Tu boca es lo que necesitamos para medirla. Si te cabe toda, ganas tú, y sino, gano yo.
PAOLA: ¿Estás loco? Ni de coña pienso hacer eso.
CARLOS: Nos ha salido beata la jodida... Te propongo una cosa: si lo haces y gano yo, será el dedo de David el que penetre tu ano. Además, te estoy regalando un centímetro. Es sólo meter y sacar.
PAOLA: ¿Y a mi que mas me da quien lo haga? Es un dedo igual.
CARLOS: ¿Tu has visto lo morcillones que tengo los dedos? Los de David son finos y sería más fácil.
PAOLA: Está bien, pero las manos donde yo las vea.
Carlos levantó las manos para afirmar que así iba a ser. A todo esto nos dimos cuenta de que se acercaba alguien. Carlos se tapó rápido aunque por suerte daba la espalda a quien fuera que viniera. Era Carla, que venía para decirnos que se iba a dormir, no podía más. Nos informó que Luis había caído redondo allí mismo (era de esperar, no tiene aguante). Se despidió y se fue hacia nuestra habitación que estaba en la planta de abajo. Genial, ahora no había ningún riesgo en el horizonte.
CARLOS: Joder, casi me cago encima... Bien, ¿seguimos dónde lo dejamos? Tendrás que repetir el masajito, con el susto se me ha bajado un poco.
Paola obedeció y Carlos se volvió a empalmar, pero no iba a desperdiciar la mano de ella antes de tiempo, quería alargarlo todo lo que fuera posible.
PAOLA: ¿Y bien? ¿Lo hacemos ya?
CARLOS: Cuando quieras.
Ella se puso de rodillas frente a su polla y se la fue introduciendo con cuidado, tratanto de evitar al máximo posible el roce con sus labios y lengua, pero este era inevitable. Carlos me miraba con una gran sonrisa, me quedaba mucho de aprender de él. Por suerte para ambos, Paola no llegó al final, le faltaban sólo dos dedos para llegar.
PAOLA: No puede ser. -dijo tras sacársela de la boca.
CARLOS: No pasa nada niña, cuando seas más mayor seguro que te cabrán pollas enteras en la boca.
PAOLA: ¿Niña? Vas a ver...
Parece mentira el alto nivel de ingenuidad que tenía Paola. Se picó y se propuso demostrar que Carlos se equivocaba. Esta vez no le importó cuanto roce hubiera, sólo quería llegar hasta el fondo y se esforzó para conseguirlo. Le puso empeño hasta que una arcada forzo a que cesara de su intento.
CARLOS: ¿Te das por vencida? Yo no tengo problema en que lo sigas intentando...
PAOLA: Está bien... Tú ganas.
Paola se desabrochó su apretado pantalón y se inclinó un poco hacia delante para darme el espacio suficiente para poder maniobrar mi mano dentro de su prenda. Ahora tenía la oportunidad de demostrarle a Carlos que yo también sabía jugar con la ingenuidad de ella para sacar partido.
Le acaricié su espalda y fui bajando hasta meter mi mano derecha por debajo de su pantalón y bragas. Fui guiándola cada vez mas adentro y me pasé a proposito para llegar hasta su coño. Le metí el dedo corazón y pude comprobar que estaba bastante mojada.
PAOLA: Por ahí no, te has equivocado. -me dijo ella con los ojos cerrados.
YO: Ups, perdón... Tienes razón. Pero mira, me ha servido para lubricar el dedo y ahora entrará mucho más fácil.
Me dirigí a su ano, no me costó encontrarlo, y efectivamente no me costó meter todo el dedo aunque tenía la cavidad bastante apretada. Me imaginé lo que sería tener mi polla en ese agujero virgen y me empalmé de golpe.
YO: Parece que no entra del todo, le cuesta. -mentí mientras metia y sacaba mi dedo varias veces con cierta fuerza. -Voy a lubricarlo más.
A Carlos no le hacía falta ver que estaba pasando bajo esa tela para entender lo que estaba haciendo. Parecía que la única que no se enteraba era Paola.
Bajé mi mano de nuevo hasta su coño y esta vez lo disfruté un poco más. Palpé bien sus labios y pude ver que estaba depilada. Paola no se quejaba y aproveché esta vez para introducir dos dedos. Ella lo notó y se le escapó un pequeño gemido. Los saqué y volví sobre mis pasos hasta encontrar de nuevo su ano. Mi intención era la misma que con su coño: meterle los dos dedos. Lo hice y apenas pude meterle la mitad de estos.
PAOLA: Joder, ahora lo noto más, ¿seguro que lo has mojado bien? Me daba la sensación de que la primera vez no le costaba tanto.
YO: Tienes razón, déjame rubricarlos una vez más. -mierda, se me escapó en plural y me había delatado.
PAOLA: Está bien, pero es el último intento. -dijo ella que seguía sin enterarse de nada.
Una vez mas, mi mano hacia su coño y mis dedos dentro de él.
YO: No te preocupes, esta vez pienso mojarlo bien, hasta el fondo.
Dicho y hecho, metí mis dedos hasta el fondo, con fuerza, tenía un coño super prieto y me estaba poniendo como una moto. No desaproveché la ocasión para empezar a sacar y meter mis dedos de ese coño apretado que ahora estaba mojadísimo, le estaba dando una sonora paja y me estaba dando un morbo espectacular. Paola no podía ocultar sus gemidos y alcanzó a decir:
PAOLA: Creo que ya... está bien mojado. -parecía que lo decía contra su voluntad.
YO: De acuerdo, voy allá.
Apreté con fuerza y entraron los dos.
YO: Joder, no hay manera...
PAOLA: ¿En serio? Pues nada, si no se puede, no se puede...
YO: ¡Espera! Joder, que tonto soy... ya se lo que está pasando. Te aprietan tanto los pantalones que no tengo espacio suficiente para moverme dentro. ¿Te los puedes bajar un poco?
PAOLA: Ya me estáis pidiendo demasiado...
CARLOS: Será un momento, meter y sacar... Además, ¿no decías que estabas orgullosísima de tu culo? Demuéstralo y deleitanos con el mejor que vamos a ver en toda nuestra vida.
PAOLA: Está bien, pero esta vez que sea rápido, y entre o no, lo dejamos.
YO: Ese era el trato.
Se bajó los pantalones lo suficiente como para dejar su culo y su coño al descubierto. Yo di un paso para dejar de estar a su lado y posarme justo detrás de ella. Me bajé los pantalones hasta las rodillas, mi polla no podía seguir ni un minuto más sin ver el exterior y la apunté al coño de Paola.
A continuación no me moví, quería que fuera ella la que cubriera mi polla con su coño. Le cogí de la cintura y la acerqué un poco a mí. Mi capullo se sumergió en su interior y Paola no pudo evitar soltar un fuerte gemido, el mas sonoro hasta ahora.
PAOLA: Joder... ¿Porqué me haces esto? -dijo con los ojos cerrados.
Carlos se la estaba cascando. Yo ya no tenía las manos en su cintura y fue ella la que fue retrasando su culo poco a poco mientras mi rabo se iba introduciendo cada vez más en su vagina. Esta se sentía caliente, apretada, espectacular, hasta que llegó al fondo. Puede que en su boca solo cupieran 16 centímetros pero en su coño había comprobado de primera mano que le cabían como mínimo 20.
Yo seguía inmovil y ella empezó a moverse de alante atrás, a un ritmo lento mientras observaba que mi polla aparecía y desaparecía como arte de magia. Ella gemía cada vez más fuerte y Carlos aprovechó su calentura para tocar las tetas por dentro de su ropa y pellizcarle sus pezones.
CARLOS: No son pequeñas, son perfectas.
Y sin mas dilación empezó a morrearla, le mordía el labio, jugaba con su lengua... Estaba claro que el alcohol y la calentura por fin producían efecto en ella y se estaba dejando llevar para hacer lo que más le apetecía. Paola lo demostró llevando su mano a la pollla de Carlos para empezar a pajearla. Yo aprovechaba mi privilegiada posición para estrujarle bien el culo con ambas manos, sin perder la oportunidad de darle unos buenos azotes que no parecían disgustarle.
CARLOS: Tío, vamos adentro, aquí no hay espacio.
Paola se escabulló y salió del balcón para meterse dentro, nos dejó a los dos ahí con las pollas al aire. ¿Se habría arrepentido? Nos metimos nosotros también y lo que vimos fue a ella tirada en la cama boca arriba sin nada de ropa, se la había quitado increíblemente deprisa.
Carlos y yo aceptamos la invitación y no tardamos en avalanzarnos sobre ella.
Yo volví a penetrar su coño, esta vez a lo misionero mientras le chupaba sus increibles pezones.Carlos se puso de rodillas al lado de su cabeza y Paola sacaba la lengua para lamer sus huevos, su polla y todo lo que encontrara. Carlos seguía jugando con ella, le acercaba su entrepierna y se lo alejaba, y al hacerlo ella estiraba su cuello y lengua todo lo que podía para no dejar de disfrutar de todo aquello. Carlos había empezado un nuevo jueguecito.
CARLOS: ¿Son o no son más de 15 centímetros? -le preguntaba mientras se alejaba.
PAOLA: Lo son. -contestaba ella para que se acercara.
CARLOS: ¿Eres o no eres una guarra? -otra pregunta mientras comenzaba a alejar sus partes de su cara.
PAOLA: Soy una puta... Muy puta...
CARLOS: ¿Quieres o no quieres que me acerque?
PAOLA: Acercate... Por favor, fóllame la boca... Soy una zorra, lo necesito.
Carlos se volvió a salir con la suya y consiguó lo que el quería haciéndole pensar a Paola que era idea suya. Este se puso encima de ella, o mas bien su polla encima de su cara, ya no estaba en un lateral.
CARLOS: Abre la boca, saca la lengua -le ordenó.
Paola ahora cumplía sus ordenes a raja tabla y Carlos cogió su miembro con una mano para empezar a golpear su cara y su lengua con su polla. Después, empezó a restregar sus huevos y le hizo comérselos.
CARLOS: Eres una nena a la que le deben poner en su sitio. Es la hora de tu biberón, ¿la nena quiere bibe?
PAOLA: Sí, quiero que me des tu leche papi, tengo hambre.
Dicho y hecho. Paola abrió su boca y recibió de buena gana la polla de Carlos. Este empezó a follarle la boca con su cintura y se la metía todo lo que podía. Lo hacía con violencia y rapidez y Paola generaba un ruido en lo mas profundo de su boca que anunciaba el momento que Carlos golpeaba el límite de esta.
PAOLA: Más... -dijo cuando Carlos se la sacó.
CARLOS: Tranquila, tendrás tu leche, pero todavía no.
Carlos hizo que me apartara de Paola y no entendí porqué. Este le cogió por los brazos de ella y le giró 90 grados, dejándola estirada a lo ancho de la cama. La cabeza de Paola quedó fuera de la superficie del colchón y entendí perfectamente lo que se proponía, aunque fue algo que me preparó a mí.
Ahora era yo el que se encontraba frente a la cara de Paola, o mas bien mi polla. Carlos se dispusó a follarla y le levantó una pierna hacía arriba para posicionar su coño a la altura perfecta, a la misma que su falo. Él le empezó a embestir su coño al mismo tiempo que yo hacía lo propio con su boca. Al tener la cabeza fuera del colchón provocaba que plegara su cuello hacia atrás para yo poder follarle la boca en linea recta, con mi rabo paralelo al suelo.
Así estuvimos un rato hasta que me dijo:
PAOLA: Se me sube la sangre a la cabeza.
YO: Está bien. Carlos, llévatela mas hacia tí.
CARLOS: Sin problema. -y así lo hizo Carlos.
PAOLA: Tu eres mas bueno, me gustas.
YO: ¿Crees que yo soy mas bueno? Te voy a enseñar lo bueno que soy.
Me senté sobre su cara y le hice comerse mi ano. Ella lo saboreaba con ganas y yo me movía para que mis huevos recibieran el mismo trato. De vez en cuando los succionaba con las mismas ganas.
Carlos con un hábil movimiento le cambió de posición y le puso a 4 patas. Este empezó a comerle el ano también, creo que le había dado una buena idea. A mi no me quedó mas remedio que volver a follarle la boca, pero intentaba ser imaginativo para no repetir. De vez en cuando hacía que me la mamara poniendole su cabeza de lado, haciendo que la punta de mi polla chocara con la parte interna de su mejilla y veía como le deformaba su geométrica cara. Mientras lo hacía, me iba a sus tetas para jugar con ellas y estirarle fuerte de los pezones cuando no los estaba pellizcando.
Carlos de nuevo volvió a cambiar, era el experto y quien tenía las mejores ideas por lo que no me quejé. Hizo que me recostara a lo largo de la cama, como estaba Paola en un inicio, para a continuación hacer que ella se sentara encima mío. Posó su coño contra mi entrepierna y mi polla encontró su cavidad a la primera. Empezó a cavalgarme, con una mano en su cabeza y la otra en mi torso.
Joder, era increíble como se movía. Era una posición que hacía mucho con Carla porque me encantaba pero mi novia se movía de arriba a abajo y en cambio Paola lo hacía de alante hacia atrás, sin separar su coño ni un centímetro de mi cuerpo pero haciendo que mi polla se moviera muchísimo dentro de ella. Pude comprobar que eso era lo que mejor se le daba, movía las caderas con gran agilidad pero iba cambiando el ritmo de más rápido a mas lento y viceversa. No me lo podía creer, una puta cría de 19 años me estaba echando el mejor polvo de mi vida.
Aproveché la vista y la posición para volver a sus tetas. No eran las más grandes que había tocado pero se sentían increíbles. Al poco rato bajó y se pegó a mi para besarme la boca como una posesa. Su lengua seguía de lo mas juguetona con lo primero que encontraba. Yo aproveché su postura para amasar y azotar su gran trasero.
Carlos se acercó por detrás de ella con una mano en su polla.
CARLOS: No le quites las manos de sus nalgas, sepáralas bien. -dijo mientras se escupía la mano para lubricar su polla con saliva.
Así lo hice y noté como la lengua de Paola se paraba.
PAOLA: No va a entrar, es demasiado grande.
CARLOS: ¿Has dejado de ser una puta? -dijo mientras tiraba su cabeza hacia atrás tirándole del pelo.
PAOLA: Joder, ¿ha entrado ya? -decía mientras apretaba su gesto.
CARLOS: Sólo el capullo, pero no te preocupes, esta noche te vamos a rebentar todos tus orificios y tendrás una buena dosis de leche.
Por como se retorcía Paola se podía apreciar claramente que a cada palabra que decía Carlos este la iba metiendo cada vez mas. Cuando llegó a la palabra "leche" este le empaló hasta el fondo y Paola se llevó las manos a la boca para no gritar pero no puedo evitar soltar un gritito.
CARLOS: Bien, ahora empieza la diversión.
Empezó a meterla y sacárla y parecía que a ella todavía le dolía ya que cada vez que Carlos llegaba al fondo esta se echaba cada vez más hacia delante y mi polla cada vez iba estando mas salida de su coño. Carlos se percató y la cogió por su cintura para llevarla hasta él al mismo tiempo que su cintura embestía en dirección contraría. De nuevo otro gritito y esta vez mas fuerte. Llevamos esa tónica un buen rato y ella le cogió el gustillo:
PAOLA: Papi... he sido mala, cástigame... Me cago en vosotros dos... ¿Qué me estáis haciendo? ¿En qué me habéis convertido?
CARLOS: ¿Que pasa? ¿Quieres que paremos? -le dijo sabiendo la respuesta.
PAOLA: Si lo hacéis me muero.
¿¿??: Pero que hijo de la gran puta...
Los tres miramos la puerta de manera sincronizada. Conocía bien esa silueta, era mi novia y estaba claro que me había metido en un buen lío.
Continuará....