La otra vida de Laura (02)
Ante todo agradecer a todos vuestros comentarios y e-mail prometo contestar a todos en la medidad de lo pòsible. Laura se va paris en tren.
Aquí estoy de nuevo para escribir mi segunda experiencia fuera de lo "normal", es curioso jamás había sido aficionada a escribir, lo hice por primera vez cuando relaté mis primeras experiencias con mi sobrino, lo empecé sin saber muy bien porque, acaso para ver si al poner por escrito lo que había hecho sentía remordimientos.
No fue así, al poner por escrito los hechos llegué a dos conclusiones muy claras:
En primer lugar a pesar de los pesares, de la moral, de las normas sociales e incluso de la ley y lejos de condenarme por todo eso, decidí que era lo mejor que me había pasado y que no quedaría ahí.
En segundo lugar al ponerlo por escrito es como si reviviese aquellos excitantes momentos de una forma súper pormenorizada, pues mientras escribes recuerdas y mientras encuentras las palabras adecuadas revives una y otra vez, segundo a segundo y centímetro a centímetro aquellos momentos y mientras escribía y después corregía aquel relato me tuve que detener en varias ocasiones para apagar el fuego que encendía aquellos recuerdos.
Tanto es así que mientras tenia la experiencia que voy a relatar ahora, fugazmente pasaba por mi mente la excitación y las humedades que me produciría el escribirlo.
Ahora ya lo tengo claro, voy a tener una doble vida y eso no se puede ir explicando por ahí, así que lo escribiré todo, será como si se lo contase a un desconocido, no creo que nadie los lea jamás, así que los escribiré para mi y espero que este nuevo sea tan excitante como lo fue el de mi sobrino.
Pasaron las vacaciones y todo volvió a la normalidad, hacia finales de Octubre recibí una llamada de mi hermana Julia, ella es la más independiente de todas, es pintora y vive en Paris, al principio estaba en casa de mis abuelos pero desde hace algún tiempo tiene un estudio y vive sola.
Como iba diciendo me llamó para decirme que paseando en bicicleta por el la ribera del Sena se cayó con tan mala fortuna que al querer parar el golpe puso las manos por delante y se había roto las dos muñecas y le habían escayolado los dos antebrazos con lo cual estaba bastante imposibilitada para desenvolverse y no le apetecía ir a casa de mis abuelos, primero para no preocuparlos y segundo porque ya eran muy mayores y ellos no la podían ayudar a bañarse por ejemplo y la persona que se ocupaba de ellos era un mayordomo de unos 55 años.
En fin que me pedía a gritos que me lo montase para ir a pasar unos días con ella.
Con mi hermana mayor como ya había comentado me llevo muy bien pero mi preferida es Julia, siempre la veía como la mayor pero no tanto y fue a ella a la que le quitaba la ropa cuando éramos niñas y además compartíamos habitación y yo observaba como su cuerpo cambiaba y soñaba mirándola, así seria yo de mayor y tendría aquellos pechos que ella tenia.
Así que sin darle mas vueltas deje a mi madre y a la tata encargadas de mis niños y dispuse todo para irme urgentemente a Paris, tan urgentemente que al estar llenos los coches cama acepté irme en un compartimiento normal de 1ª clase, pero sentada todo el viaje, pregunté en mi agencia si iba muy lleno y me dijeron que de momento solo había un pasajero mas en ese compartimiento , así que compre los dos billetes restantes, pensé que así podría estirarme un rato y viajar mas cómoda.
Aquella tarde yo vestía un traje chaqueta negro con una camisa de seda blanca, zapatos de corte salón y medias de seda negras, la verdad es que no se quien inventó esto de vestirse como para ir a una recepción, cuando solo se trata de hacer un viaje en tren, pues es incomodísimo.
El mozo mi acompaño hasta mi compartimiento era amplio y elegante además de muy nuevo, cuando entre pude ver a mi acompañante de viaje, un señor de unos 45 años, de mediana estatura, moreno, ojos oscuros, impecablemente vestido con un traje cruzado diplomático.
Al entrar yo, se apresuró a levantarse y me saludo como todo un caballero, nos acomodamos uno en frente del otro y empezamos hablar de cosas triviales, el asistía a Paris a un congreso sobre urbanismo, era ingeniero de caminos. Su conversación era agradable y amena , solo la interrumpía el continuo entrar de otros pasajeros comprobando si ese era su departamento.
Caramba que pesadez ,comentó.
Si usted quiere cierre la puerta y las cortinas así no molestarán más.
Puede que falte alguien por llegar.
No se preocupe yo he comprado las dos plazas vacías.
Vaya eso es saber hacer las cosas.
Bueno he pensado que era la única forma de poder estirar las piernas un poco, durante la noche al menos.
Tiene usted razón.
El hombre procedió a cerrar la puerta y las cortinas y seguimos hablando de varias cosas mientras el tren hacia su recorrido y por la ventana aparecían y desaparecían pueblos, prados y montañas con aquel característico ruido de fondo que produce el traqueteo de las traviesas de las vías.
Yo me había quitado la chaqueta y mi blusa transparentaba un poco mis sujetadores de encaje, aquel hombre con mucho disimulo lanzaba fugaces miradas a mi pecho y a mis piernas que al ir sentada había dejado en parte a su vista al recogerse la falda.
Note como se ponía nervioso y aquella situación a mi me estaba excitando bastante, hasta el punto de que mientras leía una revista empecé a jugar abriendo un poco y cerrando mis piernas, la revista tapaba mi cara pero reflejado en el cristal de la ventana podía ver como los ojos de aquel desconocido no perdían detalle.
Al anochecer por fin decidí estirarme y hombre se apresuró a cerrar la luz.
Yo me tumbé primero de cara a el de forma que mis pechos marcasen sus formas , notando como uno de ellos casi se salía de la copa del sujetador y medio asomaba por el escote de la blusa, tenia los ojos cerrados y me hacia la dormida pero podía notar como aquellos ojos negros estaban clavados en mi, medio abrí los ojos sin que se diera cuenta y pude ver como el se refregaba con una mano su abultada entrepierna, aquella visión produjo en mi sexo una humedad brutal y note como había mojado las bragas , entonces yo recogí una pierna dejando la otra estirada, como la falda tiraba por su estrechez me la subí, siempre disimulando y haciéndome la dormida.
Ya había conseguido lo que quería ahora aquel hombre tenia ante sí una mujer con un escote provocativo y mi falda dejaba ver el final de mis medias y hasta un trozo de mi blanca piel.
Cubrí mi cara con una mano para poder abrir mis ojos sin ser vista y pude observar como desabotonaba su bragueta y se tocaba.
Yo ardía en deseos pero no sabía que reacción podría tener.
Empecé a moverme como si estuviese dormida y a cada movimiento procuraba que mi falda subiese mas y mas, casi lo había conseguido solo faltaba un toque de gracia, así que me di la vuelta y me puse de espaldas a él con mi culo salido hacia fuera, yo tenia en mi mente lo que aquel hombre debía de tener en su retina, es decir mi falda totalmente recogida arriba mis medias negras, las ligas del liguero y mis bragas tipo pantalón de raso negro medio metidas por la raja de mi trasero.
Ya no lo podía ver.pero si oír su respiración, hasta que sin mas note como unos dedos empezaban recorrer mi pierna, un pequeño sobresalto y un escalofrió me hizo temblar, los dedos se retiraron , yo me quede quieta y al rato volvieron muy, muy despacio a subir por mi pierna hasta llegar a mi trasero, se colaron por debajo del raso de mis bragas hasta llegar a mi palpitante sexo, empezaron a recorrer mis labios vaginales y a introducirse en mi mojada cavidad mientras yo me deshacía y movía mi culito buscando aun mas contacto con aquellos habilísimos dedos.
Sacó su mano y con mucho cuidado tiró de mis bragas hacia abajo, creí morir cuando note la lengua de aquel desconocido en mi sexo , jadeaba y empujaba con mi culo su cara y la hábil lengua de mi anónimo amante recorría desde mi ano hasta mi clítoris y se colaba junto con sus dedos en mi vagina , de repente paro y noté que algo empujaba en mi entrada, no por mucho tiempo ya que con total delicadeza me introdujo su pene hasta que note sus testículos en mis nalgas, poco a poco empezó a entrar y salir cada vez con mas fuerza produciéndome un orgasmo detrás de otro, de vez en cuando la sacaba y agachándose lamía mi dilatado sexo, yo no podía mas me seguía haciendo la dormida aunque me empezaba a parecer un poco ridículo, así que cuando me la volvió a meter de golpe hasta mis entrañas abrí los ojos me giré y mirándolo con cara de estupefacción dije:
Ay dios mío,¿ usted?, pero como como se atreve ..pero .ah, ah ummm, siiii es un pervertido ..si . siii, esto es .ummmm una ah,ah, si ..,si, una umm una violación, si ummmm mas asi, asi ,asi.
Me puse de rodillas sobre el asiento, desabroche mi blusa y liberé mis pechos, estos se balanceaban al ritmo de las embestidas, la resistencia de aquel hombre no era normal yo estaba destrozada, no podía mas pero estaba gozando de lo lindo.
No puedo mas acabe usted me va a destrozar ummmmm
Lo siento no puedo
Que ¿???
Tengo una lesión y me cuesta mucho.
¿Cómo? ¿una lesión? aaaahhh, no pare mas,mas ,así . ,sí ,ya, ya,siiiiiiii.
Me llegó el mas salvaje de los orgasmos y note como mojaba el pene de aquel hombre, me la saque y me gire hacia el.
Esto ha sido una violación.
Y diciendo esto tome su pene en mi mano que era de un tamaño considerable y empecé chupar con fuerza, tú no te vas a quedar así pensé, seguí lamiendo y succionando su pene hasta que el hombre medio grito un:
Siiiiiiiiii yaaaaaaaaa
Intentó apartarse pero no le deje y se corrió en mi boca, chorros y chorros de semen salían sin parar de su glande y yo me los tragaba como una loca, fue la eyaculación mas larga y abundante que había visto nunca.
Acabamos y después de recomponernos yo volví a estirarme y esa vez si me dormí profundamente.
Al despertar por la mañana el hombre me dio los buenos días como si no hubiese pasado nada.
Bonito día, ¿ha dormido usted bien?
Si muchas gracias. ¿Y usted?
También una cabezadita.
Estupendo yo me voy a desayunar a la cafetería.
Estaría encantado de acompañarla.
Será un placer caballero.
Tal como iba la conversación hasta yo dudaba que aquello no hubiera sido un sueño, tan solo un pequeño dolor y un fuerte escozor me recordaba la casi hora y media de reloj que el amable caballero se había estado entrando y saliendo de mi maltrecha vagina.
Llegamos a Paris y nos despedimos, no llegue a saber su nombre, ni creo que lo vuelva a ver en mi vida pero algunas noches cuando estoy en la cama sola con los ojos cerrados, me parece notar esos hábiles dedos acercándose sigilosamente a mi sexo y un escalofrió recorre mi cuerpo.