La Otra Cara Del Rosario (4)

El secreto de Antonio y Claudio peligra ante una peligrosa Sor Calvario que a perdido todo su poder en el pueblo

Esteban: lamento importunarlo a estas horas padre, pero quisiera darle una información

Antonio: ven conmigo al jardín, cuéntame que te atormenta hijo

Esteban: quise dejar pasar las fiestas de navidad para poder contarle, se que ya ha pasado mucho tiempo, pero creo que no puedo guardar mas este secreto.

Antonio: bueno hijo, confía en mí, cuéntame ¿Qué sucede?

Esteban: me temo que lo de Beatriz no fue un accidente padre

Antonio: ¿a qué te refieres?

Esteban: esa noche Beatriz llego al convento para pedir ayuda, y luego aparece muerta, padre que dios me perdone si me equivoco, pero creo que la madre superiora… puede que ella tenga que ver en todo esto.

(…)

Las grandes puertas de hierro forjado se abrieron de par en par para darle la bienvenida a la encapuchada figura del sacerdote, a su lado caminaba Claudio con una capa negra sin capucha y una túnica blanca con bordados en purpura, a paso firme Antonio se dirigió hacia la figura de una religiosa que cortaba flores en el jardín, que al solo percatarse de la llegada del sacerdote se inclino para besar su túnica e incorporarse

Antonio: Sor Piedad… ¿Dónde se encuentra la madre superiora?

Piedad: padre… nos honra su visita, la madre se encuentra dando el sermón del medio día a las alumnas

Antonio: necesito que se encargue de mi pupilo mientras yo me reúno con ella

Piedad: padre… que pena… pero no puedo permitirle tal cosa, se nos está prohibido molestarla mientras se reúne con las alumnas

Antonio: le recuerdo que soy el patrono de la religión católica en este pueblo hermana… espero no tener que pedir permiso para entrar a las dependencias de nuestro señor

Piedad: padre… yo… puede pasar padre, yo me encargare de su alumno

Antonio camino hacia las escalas de daban la entrada a las dependencias del internado, dejando atrás a Claudio con Sor Piedad, su capa se ondulaba al caminar por la prisa que llevaba, camino por varios pasillos hasta llegar a frente a una puerta custodiada por dos hombres con túnicas rojas y mascaras blancas, que al ver al sacerdote sin hacer ningún ruido abrieron las puertas de par en par.

Las alumnas se sobresaltaron al ver la figura del sacerdote entrar al aula, al igual que Sor Calvario, que con su rostro mostraba la incomodidad que acababa de surgir en ella.

Alumnas: alabado sea su visita padre.

Calvario: ¡padre! Nos honra su visita….

Antonio: alumnas diríjanse a la capilla de inmediato

Calvario: ¡alto!.... padre, las niñas estar recibiendo su sermón, apenas acaben

Antonio: ¡ahora!

Las 28 alumnas se inclinaron ante el sacerdote para salir en fila del aula dejando a la desencajada religiosa en compañía de un sacerdote que en su rostro reflejaba una profunda molestia, apenas las puertas se cerraron el sacerdote se quito la capucha

Calvario: con todo el respeto que se merece su excelencia, no es propio de este internado cuestionar mis órdenes

Antonio: lamento recordarle que sus órdenes se encuentran muy por debajo cuando yo digo algo madre.

Calvario: esperábamos su llegada en otro momento, no estábamos preparadas

Antonio: se puede saber ¿Por qué  la joven Beatriz apareció muerta luego de pedirle ayuda?

El rostro de la religiosa se endureció a la vez que palidecía por completo, la mujer toco su sudadas frente mientras evitaba ver los enfurecidos ojos del sacerdote

Calvario: no sé quién puede atreverse a lanzar tales injurias ante mi persona

Antonio: conocidas son sus prácticas en este pueblo, como se le ocurre tener prácticas tan arcaicas

Calvario: no puedo aceptarle que cuestione mis practicas padre, yo solo le comente a la muchacha que un sacrificio podría ayudar en la salvación de su hermano, pero jamás imagi…

Antonio: que barbaries practica Sor Calvario, ¿acaso nuestra religión se basa en rituales paganos e idolátricos?

Calvario: cuestionar mis practicas es cuestionar al convento de donde vengo padre, las costumbres aquí en Chile son muy distintas a las que usted pueda estar acostumbrado

Antonio: le recuerdo que la religión católica es una, y no caben en ella los rituales paganos ni mucho menos sacrificios y practicas torturadoras, abre recibido estudios en otro país, pero le repito, sus prácticas son barbarás  y arcaicas

Calvario: ¡basta! No le permito que mis dominios usted me falte de tal manera

Antonio: esta es la casa del señor, al igual que la parroquia y el cementerio, yo soy el líder de la religión en este pueblo, donde yo este son mis dominios madre… usted perdió el camino, las cosas en este internado van a cambiar de ahora en mas, reúna a las religiosas en la capilla junto a las alumnas, de inmediato

Calvario: padre, mis intensiones son…

Antonio: ¡ya basta! ¡Reúna a las religiosas en este instante y guarde sus palabras para rezar por su propia alma!

El sacerdote dio media vuelta sin permitir que la religiosa besara su túnica y con sus propias manos abrió las puertas saliendo a paso firme dejando a Sor Calvario con su rostro blanquecino, que parecía no comprender la reacción del sacerdote.

Minutos más tarde todos estaban reunidos en la capilla del internado, un lugar amplio y circular, provisto de bancas y un pequeño altar con la figura de yeso de la virgen cargando a Jesucristo luego de la crucifixión, las primeras bancas estaban ocupadas por las diez religiosas, mientras Sor Calvario permanecía sentada en el altar jugando con sus manos debido al nerviosismo que padecía, mientras veía como las alumnas tras las religiosas y las mismas religiosas hablaban entre sí sobre aquella situación tan repentina y abrupta.

Todos se levantaron al ver al sacerdote entrar al salón en compañía de Claudio que llevaba en sus manos lo que parecía un pergamino atado por un lazo rojo. El sacerdote se detuvo mirando fijamente a Sor Calvario que permanecía en el altar, apenas ambos hicieron contacto visual el sacerdote hablo.

Antonio: baje junto a sus hermanas

Calvario: padre, mi puesto es…

Antonio: ante mis ojos usted es una religiosa más

Un pequeño bullicio se armo en el salón tras los murmullos proveniente de las alumnas que se alborotaron al ver la expresión de la madre superiora ante las ordenes del sacerdote, una de las religiosas, al parecer la mayor de todas, pues representaba tener unos sesenta años se volteo mirando fijo a las alumnas las que guardaron silencio de inmediato

Antonio: debido a las malas prácticas efectuadas por la actual madre superiora en este internado me veo en la obligación de cambiar las cosas en este lugar, Sor Calvario sus servicios como madre superiora y rectora de este establecimiento quedan revocadas

Esta vez los murmullos fueron mayores, al provenir tanto de las alumnas como de las mismas religiosas que se miraban entre ellas sin entender nada, mientras el rostro de espanto de Sor Calvario dejaba en evidencia su asombro ante tal decisión.

Antonio: Sor Soledad, usted tomara el mando como madre superiora del internado, conjunto Sor Piedad estará a cargo del orden y bienestar de las alumnas, todas las decisiones con respecto a castigos y sanciones se implementaran bajo las ordenes de Sor Piedad y aprobadas por la nueva madre superiora. En cuanto a usted Sor Calvario, mientras sus prácticas sean investigadas por el obispado de Santiago se mantendrá como custodia del internado como todo el resto de religiosas.

Con un gesto de mano de Antonio, Sor Soledad la religiosa que hace poco había causado el silencio en las alumnas subió al altar recibiendo el pergamino que Claudio llevaba en sus manos, sellando así su nuevo cargo como madre superiora del internado, seguida por Sor Piedad que beso las manos del sacerdote. Ambas se posicionaron al lado del hombre mirando a la audiencia que se inclinaba ante las máximas autoridades católicas del pueblo, las mujeres se inclinaron a la vez para besar juntas la túnica de Antonio para darle paso a que él y Claudio desaparecieran por el pasillo hacia el exterior del internado.

El alboroto por parte de las alumnas volvió a surgir, entre una que otra risa disimulada de algunas muchachas

Soledad: a sus clases niñas

Piedad: en orden, acompáñenme

Todas abandonaron el recinto exceptuando a la petrificada figura de Sor Calvario que miraba fijamente la escultura que estaba en frente, su dominio, todo su poder había sido revocado, un odio profundo comenzó a oscurecer  su alma, sentía como la rabia y el odio invadía todo su ser.

Horas más tardes salió al fin de su reclusión encontrándose a un par de muchachas conversando en el pasillo a ocultas.

Cecilia: te has dado cuenta de la cara que a puesto, no puedo creer que al fin se dieran cuenta

Emilia: espero que el reino del terror se acabe con esto

Calvario: que hacen hablando aquí estas herejías, mocosas insensatas

Cecilia: Sor Calvario nosotras…

Calvario: madre superiora para ustedes

Soledad: ¡Sor Calvario!

Emilia: madre, nosotras estábamos saliendo de la habitación

Soledad: retírense

Emilia: con su permiso madre

Ambas chicas caminaron raudas para dejar a las dos religiosas enfrentadas cara a cara

Soledad: le recuerdo que ante los ojos de las alumnas usted ahora es Sor Calvario

Calvario: Sor Soledad yo…

Soledad: no sea falta de respeto, soy la madre superiora, es mejor que asimile lo sucedido o pediré su traslado

Calvario: perdone… ma… madre

La anciana mujer siguió su camino dejando a Sor Calvario atrás entre los cristales de las ventanas que cubrían el pasillo, Calvario alzo la mirada sacando su vara de entre su túnica caminando en dirección a los jardines del internado donde se encontraba Milena leyendo bajo un árbol, levantándose ante la próxima llegada de la religiosa.

Milena: Sor Calvario

Calvario: tus manos

Milena: pero hermana…

Calvario: ¡tus manos!

La muchacha con temor a lo que sabía que venía estiro sus brazos al frente para dejar descubiertas sus manos bajo la vara de la enfurecida religiosa, cuando Calvario levanto su manos con la vara para dejarla caer sobre las manos de la joven, otra mano la detuvo.

Piedad: retírate Milena

Milena: gracias hermana

Calvario: esa pecadora, falto a mi respeto Sor Piedad

Piedad: Sor Calvario, sus prácticas castigadoras ya no son necesarias en este internado, lamento mucho su destitución como madre superiora, pero ahora la que se encarga de amonestar a las alumnas soy yo, si alguna falta su respeto llévela a mi despacho, ahora entrégueme su vara, ya no la necesitare

Calvario: Sor Piedad… usted, usted me era devota, me era fiel

Piedad: y lo sigo siendo hermana, y rezare para que le restituyan el cargo, pero las ordenes del sacerdote fueron claras

Calvario: ¿acaso debo permitir que las alumnas me pisoteen ahora? ¿Qué poder tendré ahora?

Piedad: ninguno, usted ahora es una simple custodia, y le sugiero que se apegue a su cargo que se apegue a su cargo  evite problemas con la madre superiora, con permiso hermana

(…)

Calvario: maldito… maldito… ¡maldito! Juro ante Cristo que te destruiré, pagaras con sangre haberme ridiculizado ante todos, ¡lo juro!

(…)

Esteban: no quiero causarte daño

Milena: con el cambio de dirección en el internado no sabré cuando regresare, solo quiero estar estos últimos dos días con el amor de mi vida

Esteban: quiero que tengas cuidado, no te acerques a Sor Calvario

Milena: ella ya no tiene poder, no puede hacer daño

Esteban: es más peligrosa aun, sin su poder no sabrá que hacer, descargara su odio contra cualquiera, y tu estas en su lista hace mucho

Milena: ¿no te parece un día esplendido?

Esteban: hablo enserio Milena

Milena: yo igual, mira tu alrededor, estamos en pleno verano, mira los arboles, lo verde de las hojas de los sauces, mira como el sol ilumina estas aguas del rio, cierra los ojos y escucha el cantar de las aves, siénteme a tu lado

Esteban: no quiero que nada te suceda

La joven miro a su amado, percatándose el semblante de profunda preocupación que deja notar mientras hablaba, Milena sentía como Esteban apretaba su mano con cada palabra que esbozaba

Milena: mientras yo esté contigo, a tu lado, sintiendo tus latidos, nada ha de pasarme

Esteban: no soportaría perderte, juro ante dios, que eres lo más valioso que tengo

Milena: deja entregarte mi amor, déjame ser tu mujer

La chica sin esperar respuesta se abalanzo sobre su amado, uniéndose ambos en un profundo beso, Esteban dejo caer su cuerpo sobre el césped para recibir el cuerpo de su amada sobre él, si bien el sabia en el fondo que su virginidad había sido extraída hacia mucho por la religiosa, era primera vez que sentía unas ganas feroces de destrozar su ropa y la de su acompañante, sentía por primera vez un vacio en el estomago, como el calor recorría de la punta del pelo hasta la planta de sus pies, gozaba recorrer el cuerpo de su amante con las manos, tocar cada centímetro de aquella tersa y suave piel, la muchacha se despojo de sus ropajes quedando frente a  Esteban completamente desnuda, el joven se levanto lentamente para sacar cada prenda de su cuerpo, mientras un escalofrió recorría todo su ser, ambos desnudos recibiendo la suave brisa de verano, se acercaron uno al otro besándose, mientras sus cuerpos se abrasaban y las largas hojas del sauce cubrían su máxima entrega de amor.

(…)

Claudio: estoy seguro que no te fijaste en la mirada de esa mujer

Antonio: despreocúpate, debe pagar por cada atrocidad que ha cometido en este pueblo

Claudio: sus ojos, tenia fuego en su mirada, intente ignorarla pero no pude

Antonio: ya envié a un diacono con la carta a la capital, dentro de unos días tendremos respuesta del obispado, dios es piadoso, pero no permitirá que alguien como ella profese sus leyes.

La puerta de la parroquia se abrió de par en par causando un fuerte estruendo en toda la edificación, Claudio y Antonio que conversaban sentados en las bancas del interior se sobresaltaron, volteándose de inmediato para ver quien irrumpía de tal forma en un lugar santo,  tres hombres vestidos de trajes negros gorros altos y uno de ellos con bastón caminaron apresurados ante el sacerdote, no muy atrás venían dos mujeres de largos vestidos y complicados peinados.

Antonio: señores Echeñique y compañía, creo que no debo indicarles que entrar de tal forma en la casa del señor es una falta de respeto enorme

Gabriel: no venga con sus sermones baratos curita

Claudio: guarde la compostura o pediré que salga de la parroquia

Gabriel: ¿quién te piensas que eres? Mocoso desarrapado…

Antonio: su nombre es Claudio Fredes, es monaguillo de la institución y mi alumno señor Echeñique

Martina: basta querido, mal que nos parezca es la casa de dios…

Claudio: al menos alguien cuerdo en su familia

Gabriel: un escándalo, ¡un total escándalo! Expulsar a Sor Calvario de la dirección del internado sin consultar a nadie

Antonio: se equivoca, yo no consulto las decisiones religiosas con el hombre

Martina: Sor Calvario desde hace 20 años que tiene el mando del internado, cuando la nombraron madre superiora solo tenía 17 años, y manejo el internado como un reloj y ahora usted que viene recién llegando la expulsa

Antonio: la expulsión estará a cargo del obispado de Santiago doña Martina, yo tome las acciones pertinentes para la seguridad de las alumnas

Martina: ¿seguridad?

Antonio: Sor Calvario fue la precursora de la lamentable muerte de Beatriz Fredes

Martina: ave maría…

Gabriel: ¡mentiras! ¡mentiras! Para justificar su falta de criterio, desde cuando se le culpa a las religiosas de la muerte de pueblerinas

Claudio: le recuerdo que sea pueblerina era mi hermana

Gabriel: mas aire al pueblo, esa niña solo sufriría siendo pobre

Claudio: esos pueblerinos que parece tanto menospreciar mi estimado señor, son los que han construido a base de sudor y sangre toda la riqueza en la que camina día tras día

Gabriel: ¡insolente!

Claudio: le recomiendo mi señor, que cada noche al poner su cabeza en la almohada piense en cuanta sangre y dolor se está acostando

El hombre enfurecido por la afrenta del joven alzo su bastón con la intensión de golpear, pero fue detenido inmediatamente por el brazo del sacerdote

Antonio: me encargare personalmente de excomulgarlo  si intenta una vez más agredir a un servidor de dios

Martica: querido, ya no tenemos que estar aquí, lo mejor será dirigirnos ante el obispado a poner queja

Antonio: la invito a realizar lo que estime conveniente señora

La pareja junto a sus acompañante abandonaron al paso la parroquia gruñendo entre dientes por la afrenta que se les había proporcionado por parte del joven monaguillo y el sacerdote, Claudio camino tras ellos para cerrar las puertas y regresar donde Antonio, no sin antes poner seguro para que nadie más entrase, apenas concluyo con eso corrió a los brazos de su amor

Antonio: estoy muy orgulloso de ti, lo enfrentaste con argumento y no perdiste la compostura

Claudio: siempre quise revelarme ante esos ricachones

Antonio: te amo demasiado

Claudio: yo a ti Antonio, pero no puedo dejar de pensar en el futuro que tendremos en este lugar

Antonio: ya pensé en eso, y la verdad que a mí no me agrada la idea de pasar mi vida entera metido en este pueblo

Claudio: ¿tienes algún plan?

Antonio: dios te dejo a mi lado para que disfrutáramos la vida, apenas deje todo preparado aquí, viajaremos al puerto de Valparaíso y nos embarcaremos a Estados Unidos

El joven mostro toda su sorpresa y emoción a través  de un beso que le dios a Antonio, quien lo recibió tomando al joven por la cintura, acostándolo sobre una banca para luego  recostarse a su lado, ambos se levantaron de improviso al escuchar la puerta de la torre de la campana cerrarse de golpe

Claudio: ¿Qué ha sido eso?

Antonio: de seguro fue el viento, ven vamos a la habitación

Claudio: ¿seguro que fue el viento?

Antonio: estamos solos, ven amor, vamos a recostarnos un momento antes de la misa

(…)

Calvario: ave maría llena eres de gracia, el señor es…

Esteban: me dijeron que me buscaba

Calvario: al fin llegas, arrodíllate ante mí, insolente

Esteban: las costumbres dicen que las reverencias son ante los patronos católicos, y usted ya dejo de serlo

Calvario: eso cambiara muy pronto

Esteban: lo que diga, ahora que quería hermana

Calvario: desnúdate, hay muchas almas pecadoras que limpiar

Esteban: no pienso seguirle nunca más el juego, usted ya no tiene poder sobre nadie

La religiosa se lanzo de golpe sobre el joven tomándolo del cuello, el rostro de esteban estaba rojizo por la falta de aire en su interior

Calvario: ¡te vi! En la orilla del rio, con esa asquerosa mujerzuela, que le abre las piernas a cualquiera

Esteban: usted, es la única mujerzuela

La religiosa retrocedió unos pasos, llevando sus manos a la cabeza moviéndola como si no entendiera nada, comenzó a rezar en voz baja y a momentos vociferaba a los vientos sus rezos

Esteban: usted está loca, no seré su marioneta, usted no es una servidora de dios, usted esta perturbada por el demonio

La mujer detuvo sus rezos mirando fijamente a Esteban, su mirada estaba perdida, llevo una de sus manos a su habito despojándose de él de un golpe, dejando caer su cabellera rojiza

Calvario: tu amigo es el peor de todos los entes del mal

Esteban: ¡no se meta con Claudio! ¡Usted mato a su hermana!

Calvario: ¡tu amigo! Tu amigo es la perra de Satanás, tu amigo es la perra que le da su cuerpo al pérfido del sacerdote, tu amigo se abre de piernas ante ese blasfemo como Milena se las abre a un comerciante asqueroso

Esteban: el padre Antonio se enterara de las blasfemias que lanza contra él y contra Claudio

Calvario: mis ojos, mis ojos lo vieron todo, los dos revolcándose en la parroquia como dos serpientes, besando sus bocas como demonios con lujuria

Esteban: ¡basta!

El joven se volteo para abandonar a Calvario en aquel peñasco donde hacían meses que era testigo aquel lugar de las violaciones que cometía la religiosa, de pronto el aire en Esteban se hiso nulo, solo sintió como algo brotaba de su garganta, y sus piernas cedían a la falta de aire, sus ojos se centraron en la macabra escena de la Sor Calvario sosteniendo en una de sus manos una navaja cubierta en sangre, la mujer impactada por aquella escena de ver a esteban retorciéndose le provoco reír a carcajadas, mientras se quitaba la túnica para quedar desnuda, a lo que el cuerpo de esteban dejo de moverse y sus ojos estaban fijos en el cielo, Sor Calvario se inclino para desvestirlo para dar comienzo a su ultima limpieza de alma.

(…)

La mañana siguiente las puertas de la parroquia se abrieron para darle la entrada a los aristócratas, seguidos por los comerciantes y por último los pueblerinos, mientras pequeños gemidos provenientes de la habitación del sacerdote inundaban el pasillo, el desnudo cuerpo de Antonio se encontraba extendido en la cama, mientras Claudio con sus manos recorría sus pectorales y abdominales, mientras que con su boca lamia cada centímetro de aquella verga dura, a momento Claudio llevaba una de sus manos para ayudar con el movimiento en el pene de Antonio, el cual tapaba su rostro con la almohada para disminuir el ruido, el joven sintió unos leves espasmos en los muslos del sacerdote para luego sentir como su boca se llenaba de aquel adictivo elixir, cremoso y un tanto salado.

Los presentes en la misa algo inquietos  por la tardanza del sacerdote comenzaron a levantarse para ir donde sus amistades a conversar, pero fueron sorprendidos por la inesperada entrada de Antonio a realizar la misa, mientras Claudio hacía sonar las ultimas campanadas, la misa transcurría con total normalidad, hasta que un grito de horror alerto a toda la comunidad, los cuales llevaron su mirada hacia Milena Echeñique, que bajaba rápidamente la escala que llevaba a los palcos superiores, Claudio dirigió su mirada  a la entrada de la parroquia, viendo como dos campesinos traían en brazos el cadáver

Claudio: ¡Esteban!

Los murmullos se amplificaron por mil, las mujeres tapaban sus rostros mientras sus esposos las abrasaban para ayudarlas a cubrir aquel horror

Milena: ¡no! ¡no! ¡no!

La joven se aferro al helado cuerpo de su amado, que seguía en los brazos del campesino, horrorizada Martina intento separar a su hija del cuerpo, mientras que Gabriel permanecía estático ante aquella visión, la garganta de Esteban estaba abierta de lado a lado y sus ojos seguían fijos al cielo.

Antonio: a la capilla, ¡llévelo a la capilla del cementerio insensato!

Milena: ¡no! ¡no! ¡no se lo lleven, es mi amor, no, no lo aleje de mi, por dios, padre déjelo, el está vivo, padre por favor

Milena permanecía en el suelo, arrodillada mientras un mar de lagrimas recorría sus mejillas, a su lado, estaba de rodillas Claudio con sus ojos cristalinos, su amigo, su compañero, estaba muerto.

Proximo Capitulo:  Final