La otra beca

Una propuesta oportuna sirve a Jo para pagar facturas y descubrirse a si misma...

Mierda. Toda la cafetería mirándome y yo sin poder encontrar el maldito móvil en el bolso, ¡ni que fuese un bolso sin fondo! ... ¡Por fin!

"¿Sí?... Ah, hola… Sí, soy yo. Sí. ¿Han rechazado mi solicitud? ¿Por qué?... ¡¿Qué?! Bueno, y no puedo hacer nada para optar a la beca de nuevo ¿no? … Ya, el año que viene… De acuerdo, gracias por todo"

Mierda, mierda y tres veces mierda. Contaba con la maldita beca para pagar mis estudios y ahora no tenía dinero para la matrícula. Si me pasaban el cobro y no tenía dinero me echarían de la universidad hasta el curso siguiente. Tenía que encontrar un curro YA. Llamé a Marga:

"¿Sí?"

"Marga guapa, ¿Qué tal? Soy Joana."

"Hombre Jo ¿Cómo te va la vida? Hace semanas que no te veo."

"Pues estoy jodida, por eso te llamaba… a ver. Quería saber si os hace falta alguien para meter horas en el garito; me da igual si es de camarera, gogo o hasta portera. En serio, necesito el curro. Y necesitaría cobrar por adelantado…"

"Pero tía, si me dijiste que habías sacado pasta para el piso y todo eso en verano. Te han subido el alquiler ¿o qué?"

"No, para eso me arreglo con el curro de los fines de semana y lo de verano, pero al parecer este año se han puesto MÁS exigentes con el reparto de becas, y a mí no me la han concedido…"

"¿Qué? Joder que putada… Pues mira Jo, se que Víctor ha contratado hace poco a dos personas para las barras, así que no creo que este muy dispuesto a coger a nadie más…" Víctor era el jefe de Marga en la discoteca Loop, había estado currando para ellos en verano; pagaban por adelantado y habían sido muy flexibles con el horario.

"Joder Marga,…"

"Bueno, a ver, espera. Yo hablo con él, ¿vale? Le intento convencer, y si no, te echo un cable para buscar lo que sea ¿ok? Tú no desesperes ¿vale?"

"Vale, gracias tía."

Me terminé mi café pensando en qué hacer si los de la Loop no podían contratarme; porque no sería fácil compaginar otro trabajo más con los estudios y el curro que ya tenía. Pagué y me fui a la calle, necesitaba aire. Eché a andar calle arriba cuando oí:

"Chsst, ¡ey!" Me giré, y vi a un hombre joven trajeado que había estado sentado cerca de mi mesa en la cafetería.

"¿Sí?"

"¡Hola! Me llamo David, ¿Joana verdad? Perdona, pero te he oído antes en la cafetería. Buscabas trabajo, ¿no?"

"Eww… sí, sí. Desesperadamente, la verdad…"

"Bueno, yo tengo una oferta de trabajo para ti… si quieres escucharla, claro. Verás Joana…"

"Jo"

"Jo, trabajo para una importante empresa aquí en la ciudad que intenta cerrar un acuerdo con otra aún más importante, una francesa. En fin. Para eso hemos organizado una cena este jueves y… bueno. Te pagaría por qué me acompañases. En esencia."

"¿En esencia? Mira no te conozco y…"

"Mira, te invito a un café y te explico todo más despacio y mejor ¿sí? Sin compromiso alguno. Créeme los dos saldríamos ganando."

"No se…" Dios, ese tío me estaba haciendo una especie de proposición indecente, y yo… ¿dudando? Pero estoy idiota ¿o qué? No podía ser nada bueno. Pero por otra parte, seguro que Víctor decía que no a Marga y necesitaba el dinero "Vale, de acuerdo. Pero si no me dejas TODO claro, me largo"

"De acuerdo"

Resultó que no sólo trabajaba en la empresa que me había dicho, sino que era hijo del jefe. Y resultó que se había quedado sin acompañante en el último momento y sin nadie que pudiese acompañarle. También resultó que yo le parecí muy; atractiva, natural y elegante (cosas que sin duda dijo para endulzarme el oído), y dijo que cuando escuchó mi conversación le pareció una señal. Me ofreció 500€ por acompañarle ÚNICAMENTE, sin trucos, además de algo de dinero para la ropa que debería llevar.

"No se… me lo estas pintando todo demasiado bonito, David."

"Es lo que hay. Te pagaré con dinero de la empresa y estarás rodeada de gente todo el rato, por si tienes miedo de que yo sea alguna especie de psicópata. Jajajaja"

"Ya. Bueno, pues acepto. 500€ por cenar. SÓLO cenar, sin sorpresas. ¿De acuerdo?"

"De acuerdo. Llegados a este punto, debo decirte que por algo un poco más… complicado, podría ofrecerte 2000€."

"¿Cómo de complicado?" Bastante, bastante complicado. Al parecer, a la cena acudiría el jefazo de la empresa francesa con la que negociaban el trato. El susodicho era un pervertido de los gordos, y le gustaban las jovencitas. Así que bueno… de cenar nada, lo que David me ofrecía era dinero a cambio de que yo me dejase comer.

"Ya pero bueno, en ese momento no estaría rodeada de gente por si él resulta ser un psicópata, ¿no? No lo veo claro."

"Si te quedas más tranquila se aloja en el hotel más cercano al restaurante, me comprometería a estar en la habitación contigua toda la noche por si acaso. Si es que la llegaseis a usar, claro, no es indispensable..."

"3000€"

"¿Cómo?"

"3000€ por el futuro de tu empresa chato, ¿sí o no? Si dices no, acompañamiento light por 500€ y ya." Si arriesgaba mi pellejo no sería gratis, desde luego. Así me cubriría las espaldas además de pagar la matrícula

"De acuerdo. Bien, pues manos a la obra."

Fuimos de compras a las mejores tiendas, éramos una versión de Pretty Woman sin romanticismo ni glamur. Enseguida encontré un vestido negro muy ajustado que me quedaba como un guante, unos zapato rojos con un tacón de vértigo… y lencería. David se empeñó en comprarla y aún más en comprobar cómo me quedaban todos los conjuntos. Mi "aumento de sueldo" parecía haberle dado vía libre para mirarme y tocarme con descaro cada vez que salía del probador. Al final nos llevamos un conjunto rojo de encaje muy transparente y medias con liguero a juego que habían hecho que a David se le saltasen todos los colores.

Intercambiamos teléfonos, direcciones y otros datos para asegurarnos de que la otra parte cumpliría, y quedamos en que él me recogería a las 8 frente a mi casa.

No le conté a nadie lo que pretendía hacer. Yo puta… Cara, pero puta. Nunca hubiera pensado que llegaría a hacer algo así.

El jueves llegó volando. Estaba lista para las siete; medias al muslo sujetas por el ligero, tanguita rojo de encaje, sujetador igual de transparente a juego, vestido negro ceñido taconazos rojos, mi melena color castaño en una larga trenza a un lado, los labios de un rojo intenso y como no, mi coñito bien depiladito. Bebí un poco de vino para ponerme a tono mientras esperaba, y de los nervios, noté que empecé a humedecerme. Me sonrojé.

David llegó a las 8 en punto. Cuando salí me dio un repaso de arriba abajo y quedo extasiado. "Jo, nena, estas deliciosa. ¡Voy a sentir celos de ese maldito viejo verde! Jajajaja. Ah, se supone que eres mi pareja, así que habrá que ensayar antes de llegar allí, ¿no ?" Me agarró por el culo y se acercó a mí para meter su lengua en mi boca al tiempo que estrujaba mis nalgas. La verdad, es que besaba muy bien. "Mmmmm… simplemente deliciosa. Se te ha ingresado ya el dinero, lo has comprobado ¿no? ¿Todo correcto?"

"Sí, perfecto."

Todo el camino hasta el restaurante David se lo pasó acariciándome el interior del muslo y dándome largos morreos en la parte de atrás del coche mientras su chofer sonreía por el retrovisor cada vez que miraba. Dios, me preguntaba si todos sabrían que me había pagado… Seguro que sí.

Una vez en el restaurante me presentó a todo el mundo y pude conocer a "el pervertido". Era un hombre alto y muy grande de unos 57 años. Rubio, de ojos verdes y una nariz muy grande, se llamaba Gerard. Siendo yo la única joven que había allí (las otras dos mujeres que acudieron hacía tiempo que pasaron los 57 de Gerard), el francés no me quitaba ojo.

La cena fue más bien aburrida, todos hablaban de dinero y acuerdos que no me incumbían, menos las dos señoras que no paraban de preguntarme tonterías. David me sobaba y besaba cada poco, y el francés seguía sin quitarme ojo. Pero nada más.

En el segundo plato Gerard confesó que necesitaba algo de aire y que iría afuera a fumar. Cuando preguntó si alguien le acompañaba David dijo: "Claro que sí, Jo y yo compartiremos un poco de humo contigo ¿de acuerdo, cariño?"

"Claro."

Al levantarnos David me dijo al oído ‘a trabajar nena’ y entendí perfectamente. Una vez fuera David nos dejó antes incluso de encender el cigarro con la excusa de atender una llamada, y dándome un beso de película se despidió para volver dentro.

"¿Es siempre tan apasionado?" Gerard me miraba a los ojos. Su acento francés hacia que las erres sonaran como ‘ege’ y quitaba seriedad a su voz grave.

"Oh…si, casi siempre. Jeje."

"Estoy seguro de que en la cama es mil veces mejor usted, más fogosa." Vaya vaya… que directo.

"¿Cómo dice?"

"Que viendo cómo me mira cuando besa a su novio, y cómo deja que le toque delante de su padre, incluso cómo se ha vestido o cómo contesta a las estupideces de esas viejas arpias… tiene que ser usted una autentica puta en la cama, una tigresa de grandes garras."

"¿Lleva usted mucho rato pensando en mí dentro de una cama?" pregunté con mi voz más sensual mientras me acercaba a Gerard jugueteando con mi cigarrillo .

"Oh… desde que ha entrado por la puerta, madeimoselle Jo, llevo imaginándomela dentro de MÍ cama." Y dicho esto me acercó por la cintura hasta pegarme contra su tripa cogió el puro que aún no había encendido y me lo pasó por la rajita metiendo su mano por debajo de mi vestido. Entrecerré mis ojos y proferí un ligero ‘ahh’ para mostrar una excitación inexistente. Gerard metió el puro en su boca y dos dedos de su mano en la mía, que yo chupé mirándole a los ojos provocativamente. Cuando sacó los dedos de mi boca se los metió en un bolsillo sacando una tarjeta de su hotel.

"En el postre di que no te encuentras bien, y que debes retirarte. Cerraré el trato antes para poder ofrecerme a llevarte y no estropear a los demás la cena. No habrá problema." Se guardó el puro y entró cuando David salía: "¿Y bien?"

"Gerard va a llevarme a su hotel en el postre. Diré que me encuentro mal; no me ha dicho si aceptará el trato, pero imagino que sí."

"Seguro que sí, ¡no hay quien se te resista nena! Tendré que aprovechar antes de que ese idiota te secuestre…" David se me echó encima y empezó a morderme las tetas mientras me pasaba una mano por la entrepierna, no había nadie en la terraza pero el apuro de que alguien nos pudiese ver hizo que me mojase. " Ya veo que tu también aprecias mi compañía, jaja. Dios te tiraría encima de la mesa y te follaría delante de todos…"

"No me has pagado tanto…"

"Jajaja, lo sé… Por cierto, espero que sepas hacerle vibrar hasta que acepte el trato nena, para eso sí te he pagado."

Una vez dentro, noté que Gerard me miraba menos, y la palabra contrato empezaba a pronunciarse cada vez más. Su cara era cada vez más seria y David me apremiaba mediante gestos así que me descalcé, y aprovechando que el francés se sentaba justo enfrente, estiré la pierna y presioné su paquete. Por un segundo su gesto cambió, pero se corrigió rápidamente y dándose cuenta de lo que sucedía continuó hablando. Yo continué masajeándole la polla por encima del pantalón hasta que no pudo más y se disculpó para ir al servicio. Yo espere un momento prudentemente y después le seguí. Ya en los servicios miré en el de caballeros y sólo vi a Gerard lavándose la cara. No dudé. Entré, cerré la puerta y me lo llevé a un servicio.

" Oh mi tigresa no podía esperar ¿no?" Le baje los pantalones y el slip de un tirón y una polla tan grande y gruesa como él apareció ante mí. La agarré, y después de chupar los huevos durante unos segundos, me la metí en la boca. "Oh… très vienne Jo, in crédible… ahh…" Yo le miraba a los ojos todo el rato pero él no podía mantenerlos abiertos, estaba extasiado. No aguantó mucho, enseguida noté unos espasmos que me anunciaban que se correría. Me tragué toda su leche y me relamí con gestos exagerado, tocándome el coñito, simulando estar muy cachonda. El se sentó sobre la taza del váter y yo me apoyé en sus rodillas dejando mi escote frente su cara: "Papi, yo ya he tenido postre, acepta el acuerdo y vámonos rápido…"

Y así fue, Gerard salió primero y zanjó todos los negocios en positivo. Después salí yo diciendo que había tardado por no encontrarme bien y que debía irme. Me despedí de David ya que Gerard se ofreció a llevarme muy amablemente….

Había venido en limusina. Un joven alto y negro le esperaba allí, era su chófer Marcel. Subimos y sin perder un segundo, el francés se arrodilló frente a mí y tiró de mi tanga rompiéndolo. Dijo "no lo vas a necesitar" y hundió su cabeza entra mis piernas. Al principio no hizo nada, se quedó así aspirando mi olor, pero pasados un par de minutos comenzó a lamer mi rajita. Mientras lo hacía, su enorme nariz rozaba mi clítoris inintencionadamente. Comencé a mojarme sin remedio, ya no necesitaba fingir, estaba en el séptimo cielo. Luego pasó a mordisquear suavemente mi clítoris mientras me metía dos dedos, y eso sí fue demasiado. Intente apartar su cabeza pero me agarró los brazos con la otra mano fuertemente y siguió. Empecé a gemir; "Aahhh…mmmmm….para, por favor. Oh dios mío, ohh…..dios….¡¡¡¡¡¡¡¡Aaaahhhhhh!!!!!!!!" Me corrí allí mismo, en la cara de un viejo francés que acababa de conocer, en un coche en marcha y por dinero. Pero fue uno de los mejores orgasmos que recuerdo.

Estaba como una perra en celo. Me daba igual la de coñitos que hubiesen pasado por esa boca, los años del viejo… ¡todo! Me puse a cuatro patas en el suelo de la limusina con el vestido remangado a la cintura y comencé a menearme delante del viejo. Él sacó una botella de champan y me dijo "quédate como estas, zorrita". Lo hice, pero no paré de menearme, estaba como poseída. Oí que Gerard descorchaba la botella, pero no podía imaginar lo que vendría después… agitó la botella y me la metió en el coño junto con uno de sus dedos (para que no me hiciese vacío). El champan me entró como un manguerazo de semen helado, casi me mareé. El viejo volvió a arrodillarse detrás de mí y bebió todo lo que llegó a caer de vuelta por mi coño. Nunca me habían hecho algo así. "Oh…¡¡¡dios!!! Vamos viejo ¡fóllame! ¡¡¡fóllameee!!!"

"Marcel para." El chofer aminoró la marcha y definitivamente paró. "Así mejor ¿no?" Gerard estaba sentado en el suelo de la limusina, así que presa de la excitación le empujé dejándolo tumbado en el suelo. Me subí encima y me saqué el vestido por la cabeza. Desabroché sus pantalones y se los bajé por segunda vez esa noche. Esta vez con la boca.

Su polla palpitaba, estaba dura como una piedra. Le di varios lametones al glande y seguidamente me la coloqué en el coñito para caer de golpe sobre ella. "Mmmmmmmmmphh… magnifique, ohhhhhhhhhhhmmm… sigue, sigue mon chérie, sigueeeee" el viejo ponía los ojos en blanco y se relamía compulsivamente mientras yo le cabalgaba salvajemente; levantando los brazos, mordiéndome el labio, cambiando el ritmo, estrujándome las tetas

De pronto, Gerard se incorporó, y agarrándome la boca me besó. Me lamió toda la cara y me dijo "para mon amour, antes de correrme quisiera llamar a Marcel ¿te importa?"

"¿Cómo dices?"

"A Marcel, mi chofer. Quiero ver tu carita cuando te follemos los dos a la vez, ¿de acuerdo?"

"Eh… nunca he hecho eso…"

"¿No? ¿Nunca? Oh, cariño será memorable…. Marcel, puedes venir ahora." En un segundo, la puerta trasera de la limusina se abrió y Marcel entró desnudándose como podía mientras se acercaba. "Este negrazo te va a petar el culo zorrita, así que coge aire ¡y disfruta! Jajajaja"

El chofer se me acercó por detrás, tenía unos brazos y un torso muy musculados, pero suaves. Con gran habilidad desabrochó mi sostén dejando a la vista mis tetas para disfrute del viejo. Note el pene de Marcel rozarme las nalgas, era tanto o más grande y grueso que el de Gerard. Marcel escupió en mi culo para mojarlo y me metió toda su polla de golpe; estuve a punto de desmayarme una vez más. Las dos pollas dentro ejercían una presión que me desgarraba por dentro… Oí hablar al chofer por primera vez "cabálgale bonita, yo seguiré tu ritmo" , y eso fue lo que hice.

Estuvimos así un rato, yo follando a Gerard y Marcel follándome a mí. Marcel me agarraba de la trenza para empujar mejor y mis tetas no paraban de botar. Ninguno de los tres parábamos de gritar y gemir tampoco

Finalmente Gerard se corrió dentro de mí " Ooooohhhhhhhhh… mmmm…" pero Marcel aún tenía para rato, así que me tumbé sobre la barriga del viejo con su polla todavía dentro y empecé a mordisquear sus pezones, a arañar su costado "Ah…mi putita, no eres una zorrita eres un tigrecito ¿no? Mmmmmph… ¡muérdeme!¡¡aráñame!!" Cuando el viejo dijo esto, mi cuerpo y el del chofer temblaron a la vez, y nos corrimos juntos con un sonoro "oahhhhhh……" de Marcel, que saco su polla mojada y se recostó en el asiento. Dejé al viejo y fui gateando hacia la polla negra del chofer. Se la limpie enterita con la boca y luego la pajeé entre mis tetas para volver a ponerle a tono. Abrí la boca para que me la metiese dentro, pero en vez de eso Marcel se la agarró y empezó a darme con ella en la cara.

Gerard empezó a reírse y vino a sentarse junto a su empleado para hacer lo mismo. Se turnaban; mientras uno me golpeaba la cara con la polla el otro me follaba la boca, y cambio. Yo mientras aguantaba en cuclillas y les acariciaba los huevos a los dos. Al poco pararon; el viejo se colocó detrás de mí de rodillas, Marcel también se arrodilló frente a mí. Volví a tener las dos pollas dentro en un segundo: esta vez me penetraban a turnos, uno entraba el otro salía, y viceversa. Ellos se agarraban a mi cintura y yo al cuello de Marcel. "Ah… vamos nenes….síiiiiiiii, mmmmmm dadme más cabrones, síii…. ¡ooohhhh!" Le comía la boca al chofer con ansiedad cuando noté un líquido helado cayendo por mi espalda y mi pecho. Gerard había vaciado la botella de champan sobre mí, y ahora tanto Marcel cómo él chupaban mi cuerpo.

"Monsieur Gerard, esta es la putita más rica que se ha traído usted a la limo… ¡Dios! Viciosa, bonita, coñito prieto… Uff… ¡toda una zorrita!"

"Oh… Ya lo creo Marcel, ya lo creo… mmm…"

No aguantaba más en esa posición, les empuje hacia atrás a los dos y me los saqué de encima. Me senté en el asiento del cochazo y separé bien las piernas. "Así que estoy rica ¿eh? Pues venid a por más nenes…mmm…" ambos se acercaron a trompicones y comenzaron a comerme el coño otra vez, desde el ombligo y hacia abajo. Sus manos estaban ocupadas, cada uno con su polla y metiendo juntos dos dedos en mi agujerito. Verlos así me puso tan cachonda que empecé a menear las caderas sin parar hasta que me volví a correr "Dios, ¡Síiiiiii! Qué bueno, oooohhhh….mmmmm…." el viejo levanto su cara toda mojada y relamiéndose me dijo:

"Túmbate putita, que te vamos a dar más… champan, jajaja." Me tumbé en el asiento y los dos franceses empezaron a pajearse, el viejo sobre mi boca y el chofer sobre mi rajita. Se corrieron rápidamente, gritando cosas en francés y con mucho " ohhh..." en señal de liberación. Se sentaron en el asiento y yo volví a limpiarles el sable chupando (primero al negrazo y luego al viejete) mientras pajeaba mi rajita llena de semen. Al terminar apoyé mi cabeza en las rodillas de Gerard y cerré los ojos, aunque seguía masajeando mi coño.

"Marcel, ahora si vamos al hotel. Tu quédate como estas Jo, descansa un poco." Marcel se vistió enseguida y arranco el coche, mientras que Gerard y yo fuimos así hasta el aparcamiento del hotel mientras el viejo iba mtiéndome sus dedos en la boca para que los chupase.

Cuando llegamos Gerard me ayudó a vestirme sin parar de acariciarme y darme lametones por todos lados. "Bueno, y ahora… tendrás que ir a la habitación de tu novio ¿no? Creo que tiene la contigua a la nuestra, le hemos visto reservarla."

"Oh… vaya. Sí, bueno, aunque… No es mi novio."

"Por supuesto que no, madeimoselle Jo, ya me he dado cuenta. Pero no sé si le habrá pagado ya o aún tiene que ir a por el dinero."

"Pero… ¿cómo…?"

"Oh, por favor, no soy idiota. Una mujer tan joven, sexy, inteligente… no perdería el tiempo con un imbécil como ese. Y para que engañarnos, menos aún se follaría a alguien como yo. Aunque debe usted confesar que en realidad ha disfrutado…"

"…"

"Puedo preguntar cuánto…"

"3000€"

"¿Sólo? Vaya, está claro que usted no se dedica a esto, pero con el negocio que les ha conseguido a esos inútiles deberían haberle dado el doble."

"Oh…bueno. Sólo necesitaba eso…"

"Es usted increíble madeimoselle. Jajaja. Ha sido en verdad un placer, Marcel la acompañará a su habitación, yo voy a vestirme con tranquilidad. Por cierto, estaría encantado de poder conseguir su teléfono para posibles futuras…cenas. Y mejor pagadas, claras, si es usted tan amable."

"Por supuesto."

En mi cuarto David esperaba dando vueltas por la habitación. En cuanto entré (no había cerrado la puerta) me preguntó: " ¿Y bien?"

"Increíble e inesperadamente bien."

Estaba cansada, pero me abalance sobre David y le comí la boca. No por que quisiese tirármelo, sino porque sabía que cuando Gerard llegase lo oiría todo.