La orgia de Cristina (2)

Viernes: Desde las 19:00H hasta las 19:59H

La Orgía de Cristina (2)

Viernes 19:00H – 19:59H

Cristina y Roberto ya estaban en la casa del campo, eran las 7 de la tarde, hora en la que tendría que llegar el primer invitado, se llamaba Adolfo, tenía 30 años, y era economista.

Adolfo era de fuera de la ciudad, pero los fines de semana acostumbraba a viajar por las distintas ciudades de España, cuando vio el anuncio, le intereso sobremanera, la idea de pasar un fin de semana en la sierra madrileña, en compañía de 4 chicas, y la posibilidad de una orgía le entusiasmo.

Cristina estaba algo nerviosa, se había puesto cómoda, se había desprendido de la falda, los shorts y las medias, su cuerpo estaba únicamente cubierto por unas minúsculas braguitas azules y un sujetador del mismo color, ya que ambas prendas eran del mismo conjunto.

Roberto, estaba enfrascado con su videocámara, comprobando él optimo funcionamiento del aparato, aún llevaba los pantalones vaqueros y la camisa. A el le hubiera encantado haberse desprendido de toda la ropa, pero su hermana se lo prohibió terminantemente, ni siquiera le dejó que se quedara en slip, ya que Cristina le comentó que los únicos que podían quedarse desnudos era ella y los visitantes.

Roberto en un principio aceptó las exigencias de su hermana, de momento, ya que sabia que el fin de semana era muy largo y estaba convencido que él también se llevaría su ración de sexo descontrolado y frenético.

Cristina empezada a impacientarse, ya pasaba cinco minutos de las 7, a la chica no le gustaba la impuntualidad, además, había citado a cada uno a una hora determinada, no quería, que se presentarán a la misma hora.

En ese mismo instante, Cristina escuchó el ruido característico del motor de un coche que se acercaba por el camino, cada vez lo oía más próximo, Cristina empezaba a ponerse más nerviosa.

Cristina: Roberto, lo tienes todo preparado, ya llega el primero, no quiero que falle nada, porque como falle algo te vuelves a casa.

Roberto: ¡Que sí!. Pero que pesada que eres. No te he dicho antes que todo estaba en orden.

Cristina no se fiaba mucho de su hermano, era bastante despistado, su hermano era menor que ella, tenia 18 años, y era el mellizo de Nerea, su hermana.

Cristina oyó el ruido de los neumáticos al frenar en la gravilla del patio, luego escuchó el ruido de la portezuela del coche al cerrarse, durante un instante no se escuchó nada, Cristina le entro ganas de salir a la calle para ver lo que pasaba, pero no lo hizo, al cabo de un rato escuchó el ruido de los pasos caminando por la grava.

Adolfo: ¡Jolines¡. Pues sí que esta esto lejos. Anda que no me ha costado trabajo dar con esto. Espero que merezca la pena y venga tías buenas, con buenas tetas, buen culo y un maravilloso chocho.

Adolfo continuó caminando por la grava, entonces vio la entrada al chalet, y se dirigió a la entrada, al llegar a la puerta se paró.

Adolfo: ¿Hay alguien?. ¿Se puede? –gritó-

Cristina: ¡Sí!. ¡Pasa!. Te estoy esperando, llegas tarde.

Esto se pone interesante –pensó Adolfo-, una voz femenina, y encima parecía una voz autoritaria, parece ser que no le gustaba que hubiera llegado tarde.

Adolfo entró al chalet, pero no vio a nadie.

Adolfo: ¿Dónde estás?.

Cristina: Estoy en el comedor, sigue el pasillo y la segunda puerta a la derecha.

Adolfo, caminó hacia la segunda puerta a la derecha, al llegar a ella, asomó la cabeza, y lo que vio le gustó mucho.

En el sofá del fondo, estaba una chica semidesnuda, sus únicas prendas eran unas braguitas y un sujetador del mismo color, tenía que reconocer que la chica estaba buenísima, la chica tenia que ser Cristina, la persona que había organizado la orgía.

En ese momento Adolfo comprobó como su pene se endurecía, y luchaba por salir de su prisión, en ese momento hubiera sacado su miembro ya erecto y abalanzándose sobre la chica la hubiera penetrado salvajemente, aunque tuviera las bragas puestas.

Cristina, comenzó a pasar sus manos por sus pechos, mientras movía sus caderas y sus piernas se abrían y se cerraban, ella sabía que todos esos movimientos harían que el chico se pusiera a cien, y que su polla ya empezara a ponerse a tono.

En ese preciso momento, Adolfo se percató de la presencia de Roberto, el chico empezó a grabar con su videocámara desde el mismo momento que Adolfo asomo su cabeza por la puerta, aunque lo que más enfocaba era la entrepierna de la chica.

Adolfo: ¿Este chico es tu hermano?

Cristina: Sí, es mi hermano, se llama Roberto, pero no le hagas caso, actúa como si no existiera. Ya comenté que estaría aquí para grabar nuestros juegos, y no pusisteis ningún problema. ¿Te acuerdas?.

Adolfo: Si, lo recuerdo, tranquila, por mi no hay ningún problema, siempre y cuando vengan mas mujeres, claro.

Cristina: Si, no te preocupes, vendrán mas chicas.

Adolfo ya estaba a cien, el chico comenzó a caminar en dirección a Cristina, mientras se tocaba el pene con una de sus manos.

Cristina, le mandó parar, le dijo que se quedará quieto.

Adolfo: ¿Qué pasa? ¿Porqué me pides que me paré?.

Cristina: ¡Estás buenísimo, tío!. Seguro que tienes que tener un pedazo de polla impresionante.

Adolfo, comenzó a reír, esa chica le molaba, seguro que tenía que ser una fiera en la cama.

Cristina: ¡Sácate la polla!, ¡Quiero vértela!

Adolfo no se hizo de rogar, con manos nerviosos, se desabrochó el cinturón, y se bajó la bragueta, y con una de sus manos sacó su verga, grande y dura.

Cristina, miró fijamente el pene que tenía ante sus ojos, verdaderamente tenia que reconocer que era un buen miembro, sería un placer jugar con él, y meterselo en su cuerpo.

Cristina: ¡Fantástico!, ¡Maravilloso!, Tienes una buena polla, al natural es más bonita, y más grande que en la foto.

Adolfo: ¿Te gusta?. Es bonita verdad. ¿A que te gustaría metertela en tu coño, en tu boca y en tu culito?.

Cristina: ¡Siiiiiiiiiii...!. Me gusta mucho. Ahora mismo voy a hacerte una mamada que vas a alucinar, voy a hacer que te corras y que no te quede ni una gota de leche en los huevos.

Dicho y hecho, Cristina, cogió el miembro con una de sus manos y se la metió en la boca, sé la introduccio en su boca como si lo hubiera hecho con un chupachup, primeramente empezó por pasar su lengua por el prepucio del pene, la chica comenzó a oír los gemidos de Adolfo, estaba claro que estaba disfrutando mucho con la felación.

Cristina, dirigió los dedos hacia la entrada de su vagina, y apartando sus braguitas de su sexo, introducció dos de sus dedos en su rajita.

Con la mano que tenia libre, la chica libero uno de sus senos del sujetador, comenzando a acariciar y pellizcar su pezón sonrosado y erecto.

Roberto, seguía grabando, pero no sabia si podría resistirlo por más tiempo, la visión del coño de su hermana, ver como sus dedos entraban y salían, las caricias que proporcionaba a su teta y el movimiento de su cabello en la entrepierna del chico, le hizo que su verga se pusiera a tono. Nunca hubiera imaginado que su hermanita mayor estuviera tan buena y fuera tan promiscua.

Mientras tanto, Adolfo seguía disfrutando de la mamada de Cristina, las piernas comenzaron a flaquearle, así que por miedo a caerse al suelo, le pidió a Cristina que le dejara sentarse en el sillón, cosa que la chica le negó.

Cristina, con cada chupada, se metía sus deditos con más fuerza, hasta que así llegó a tener un orgasmo, su vagina comenzó a expulsar líquidos, los cuales impregnaron sus muslos, manchando la alfombra.

Adolfo, ya no pudo aguantar más, había resistido lo que había podido, la chica era una experta en el sexo oral, y sin poderlo remediar, el pene del chico expulsó un tremendo chorro de semen, el cuál fue a para a la cara de Cristina.

Cristina, reía de satisfacción, le encantaba sentirse impregnada de semen, le gustaba ver su cuerpo ensuciado por la leche de los chicos, pero la sensación de sentir como el semen recorría su cara, bajaba por su barbilla y caía en sus tetas, le encantaba una barbaridad.

Cristina: ¿Te ha gustado mi mamada?¿Te ha gustado como te la he chupado?

Adolfo: ¡Si!. Me ha encantado, eres una experta en chupar pollas.

Adolfo se agachó, y poniendo su cara a la altura de la chica, coge su cabeza y le propina un tremendo morreo, metiendo su lengua hasta la garganta de Cristina.

Hasta aquí el primer invitado, hasta las 8 no llega el siguiente.

Continuará...