La orgía

Adelita subió encima de su padre, cogió la verga, la metió en el coño y comenzó a cabalgarlo... El cura, que estuviera esperando la ocasión, le lamió y le folló el ojete...

Después de hablar Gerardo con su hija y con Marta, y de no reprocharse los engaños mutuos, acordaron montar una pequeña gran orgía con el cura y su sobrina, al fin y al cabo, todos buscaban lo mismo, placer. Invitaron a comer a Sebastián y a Aurora, que iban a traer con ellos una sorpresa llamada Sandrita. La joven era una ex meapilas de 18 años, delgadita, de 1.48 de estatura, de ojos azules, muy guapa, sexy a rabiar, hija, nieta y bisnieta de beatas, a la que el cura y su sobrina habían convertido en una viciosa.

Llegó el día de la orgía.

Gerardo, Adelita y Marta, estaban frente a Sebastián su sobrina y Sandrita, sentados a la mesa del comedor. Sobre la mesa había seis platos de almejas a la marinera que estaban comiendo con las manos, pan y vino blanco. El cura le dijo a Adelita.

-Están buenas las almejas. ¿Las hiciste tú?

-Sí, son almejas babosas, -miró para Sandrita y lamió una almeja- pero me gustan más crudas, -la chupó- al natural y echando baba.

Aurora, le preguntó:

-¿Ya comiste muchas, Adelita?

-Varias, con mermelada, con nata, con mantequilla..., pero como ya te dije, me gustan más al natural y echando baba.

-Se ve que te gusta la buena comida.

El cura, le preguntó:

-¿Y los percebes? ¿Te van los percebes, Adelita?

-¡Me encantan! Les quito la piel de la cabeza y no me canso de chupar.

-¿Y a ti, Marta?

-A mi me va de todo. La almeja babeando, el percebe, -le miró para las tetas a Sandrita- el queso de tetilla. ¿A ti te va el queso de tetilla, Sandrita?

Sandrita, le respondió:

-Me encanta el queso de tetilla, la leche calentita. Comer y que me coman el cucu. ¿Ya te corriste comiéndote el cucu?

-¿Con el cucu quieres decir el coño?

-No, con el cucu quiero decir el cucu. La otra es la cuca. ¿Te corriste comiéndotelo?

-No, pero no me importaría correrme así.

Gerardo, el ciego, le preguntó al cura:

-¿Le comiste tú el culo, Sebastián?

-No, yo soy de almejas.

Adelita, miró para Aurora, y dijo:

-¡Qué guarrilla!

-Si, y tú, tu padre, Marta y Sandrita, más. ¡Qué estamos comiendo, maleducados!

Sandrita, le dio la razón.

-Tienes razón, comer cucus no es algo de lo que se debe hablar mientras se está comiendo a la mesa y menos comiendo algo tan delicioso... Aunque tu almeja creo que me va a gustar más que estas.

-Crees bien, es muy jugosa.

Poco más tarde, al acabar de comer las almejas, le dijo a Adelita a Marta:

-Ayúdame a recoger la mesa.

Aurora, se anotó.

-Yo os ayudo. ¿Recoges, Sandrita?

-Claro.

Recogieron los platos y los llevaron a la cocina. Allí, Aurora le tocó el culo a Adelita, Adelita agarró por la cintura a Aurora y le dió un beso con lengua que mojó su coño, Marta, por detrás, le besaba el cuello. Al acabar de besarla Adelita, Aurora, giró la cabeza y recibió otro beso con lengua de Marta mientras Adelita le magreaba las tetas, luego le dijo a Sandrita:

-Me he mojado más que contigo.

Sandrita, se puso cachonda.

-No me provoques que te la como aquí mismo.

Adelita, cogiendo las fresas con nata de su padre y las suyas, le dijo a Aurora:

-Coge tus fresas y las de tu tío antes de que Sandrita se ponga más perra.

Aurora cogió los platos, Marta y Sandrita cogieron los suyos y volvieron a la mesa.

Las primeras fresas con nata que cogieron del plato Adelita y Marta se las llevaron una a la boca de la otra, las comieron y después se besaron. El cura se puso palote. Sandrita metió una mano y medio brazo bajo el mantel, Aurora, mirándolas, se mojaba aún más, Gerardo, comía fingiendo que no se enteraba de que iba la cosa, y preguntó:

-¿A qué viene tanto silencio?

Le respondió el cura.

-Tienes a dos viciosillas en casa.

-¡¿Ya empezaron a comerse los coños?!

El cura no salía de su asombro.

-¡Y lo dices cómo si dijeras que ha empezado a llover!

-A llover va a empezar cuando se corran. Ponte un chubasquero, Sebastián.

-¡Coooooño! ¡¿Tanto jugo echan?!

Habló Adelita.

-Ya lo sabrás cuando lo bebas. -habló ahora con su padre- No nos estamos comiendo los coñitos, papá, nos estamos besando.

-Ya lo sabía, hija. Quería vacilar a Sebastián. El ruido de vuestros besos es inconfundible, como inconfundible es el ruido que hacen esos dos deditos entrando y saliendo del coño.

-Nosotras no somos, papá.

-Ya lo sé, hija, el ruido viene desde la posición de Aurora y de Sandrita.

Efectivamente, protegidas por el mantel de la mesa. Aurora y Sandrita se estaba haciendo un dedo. Aurora, le dijo:

-¡Joder! ¡Qué oído tienes, Gerardo!

-Joder os voy a joder yo a las dos, os voy a joder bien jodidas, aunque ahora mismo, mojaditas como debéis estar, os la comería hasta que me llenaseis la boca de babas.

El cura ya estaba impaciente.

-¿Dónde va a ser la fiesta, Gerardo?

-En la habitación de mi hija.

-¿Vamos?

-Cuando acabemis las fresas con nata.

Al acabar las fresas con nata, Adelita y Marta cogieron por las manos a Gerardo y lo llevaron a la habitación. El cura se sentó en la cama, junto a Sandrita.

Adelita y Marta dejaron a Gerardo en medio de la habitación. Adelita le dijo a Aurora:

-Ven junto a mi padre.

Aurora se acercó al ciego. Gerardo le hizo un reconocimiento facial con las yemas de sus dedos.

-Eres muy bonita.

-Gracias.

El ciego la besó con lengua, le quitó la blusa y el sujetador, le acarició, besó y lamió tetas y pezones, luego sus manos bajaron desde sus axilas a las caderas para reconocer sus curvas. Se puso en cuclillas y le quitó la falda y las bragas. Puso su mano en su cintura y lamió el coño empapado. Adelita besó a Aurora y Marta le comió las tetas. Sandrita se sumó a la fiesta y le comió y le nalgueó el culo. Aurora no tardaría en derrretirse. Agarró la cabeza de Gerardo, y dijo:

-¡Cabronas! Me vais a matar de gusto! ¡Me voy a correr cómo una perra!

Sandrita le metió un dedo en el culo y se lo folló con él. Gerardo le metió dos en el coño, la masturbó y lamió su clítoris. Aurora ya no aguantó más.

-¡Me vieeeeeeeene! ¡¡ya ya ya ya ya! -las piernas le comenzaron a temblar y de su coño salió jugo como de un grifo abierto- ¡¡¡Yaaaaaaaaaaaaa!!!

Aurora se corrió en la boca del ciego. Mientras se derretía de placer tuvo que ser sujetada por Adelita y Marta ya que sus fuerzas flaquearon.

Al acabar de correrse la ayudaron a sentarse en el borde de la cama. Después, Adelita, Marta y Sandrita, comenzaron a desnudar al ciego... El cura quitó la sotana para presumir de polla, pero al ver la verga de Gerardo se dio cuenta de que nada tenía de lo que poder presumir, si acaso de los cojones, que los tenía como huevos de gallina.

Al estar desnudo, Marta, cogió de la verga al ciego y lo llevó a la cama, donde se sentó.

Adelita, a pesar de ser gorda, tenía las enormes tetas duras, lo mismo que las nalgas, y le gustaba exhibirse, y como con su padre no lo podía hacer, ese día quiso resarcirse. Puso la canción: Kiss me Baby one more time, de Britney Spears y bailando, comenzó a hacer un striptease para el cura, Aurora y Sandrita, que seguía vestida. Marta hizo otro striptease al mismo compás que ella... Se veía que ya lo tenían ensayado. El contraste era maravilloso.

Acabó la canción. Ya desnudas, Adelita y Marta fueron junto a Sandrita, que estaba sentada en el borde de la cama. Adelita le tendió una mano, Sandrita se levantó, Adelita la besó con lengua cogiéndole el culo, Sandrita le rodeó el cuello con sus brazos. Marta. le abrió el corchete y la cremallera de su falda gris de tablas y la falda cayó al suelo. Le bajó las bragas blancas. Un pequeño coño rodeado de vello negro quedó al descubierto. Le nalgueó el culo, le besó las nalgas y le lamió el ojete, Sandrita, abrió las piernas. Adelita le quitó la blusa blanca. No llevaba sujetador. No le hacía falta. Sus tetas eran pequeñitas, como peras de agua. Se las comió. Se agachó, le lamió el chochito, y cuando pensó que se la iba a comer, Adelita, se puso en pie, y le dijó al ciego:

-Ahí te va, papá, ¡Dale duro!

El ciego, se echó boca arriba en la cama. Marta, puso su coño en su boca. Gerardo se lo comenzó a comer. Sandrita, subió encima del ciego y se metió la gran verga en el coño. Al comenzar a cabalgarlo, dijo:

-¡Dios, cómo me llena el coño esta maravilla! No voy a tardar en correrme.

Tardó, tardó más de media hora, pero cuando se corrió, tuvo el orgasmo más largo y más fuerte de su vida. Con tanta fuerza le vino que se tuvo que quitar de encima del ciego y acabar de correrse a su lado, en posición fetal y estremeciéndose como si estuviese temblando de frío.

Marta, a punto de correrse, y viendo como disfrutaba Sandrita, le preguntó a Gerardo:

-¿Quieres que me corra en tu boca o que me aparte?

-Dámela, quiero beber mujer.

Unos segundos más tarde, Marta, ponía los ojos en blanco, gemía y se convulsionaba. De las comisuras de los labios de Gerardo salían pequeños riachuelos de flujo de la descomunal corrida, excitadísimo, le dijo a su hija:

-¡Sube Adelita  que te quiero llenar el coño de leche!

Adelita subió encima de su padre, cogió la verga, la metió en su coño y lo cabalgó... El cura, que estuviera esperando la ocasión, le lamío y le folló el ojete con la punta de la lengua al tiempo que le magreaba las tetas... La calentó tanto, que al rato, le dijo Adelita.

-Métemela en el culo, Sebastián.

Dicho y hecho, el cura, nalgueándola, se la clavó en el culo. Entrara sin dificultad. La polla era la mitad de la verga de su padre. Adelita estaba en la Gloria con su primera doble penetración... Folló a los dos moviendo su culo muy lentamente, y mirando como Aurora le ponía el coño en la boca a Sandrita, que estaba boca arriba, y como Marta se lo comía a Sandrita.

Mas de medía hora después, Sandrita, decía:

-Yo os dejo, yo os dejo, yo os dejo. ¡¡Me voy!!

Los gemidos produjeron efecto cadena de orgasmos. Aurora se corrió en la boca de Sandrita. Sandrita en la boca de Marta. El cura dentro del culo de Adelita y su padre en su coño.

Adelita, llena de leche, acabó chillando con el tremendo placer que sentía.

-¡¡¡Me vieeeeeeeeeene!!!

Los cinco descansaron un rato, y descansando vieron como Marta comenzaba a hacerse un dedo. Aurora, le preguntó:

-¿Quieres que te coma el culo hata que tengas un orgasmo anal?

-Nada me gustaría más.

-Échate boca abajo.

Marta se echó boca abajo. Aurora iba a empezar la faena desde arriba. Le lamió una oreja y le mordió el lóbulo. Marta, giró la cabeza y le hizo lo mismo en la otra oreja. Le besó el cuello. Le acarició las tetas. Buscó sus labios y la besó. -El cura comenzó a menearla, Sandrita y Adelita se comenzaron a hacer un dedo, mirando para ellas, y el ciego, escuchando, también se la empezó a pelar- Aurora, bajó besando y lamiendo la espalda de Marta. Al llegar a las nalgas le dio varios cachetes, se las apretó, se las acarició, besó y lamió, después las abrío con las dos manos y lamió el preriné y el ojete. La lengua de Aurora, entre cachete y cachete, lamía y entraba y salía del culo sacando de la garganta de Marta deliciosos gemidos. Pasado un cuarto de hora, o más, dijo Marta:

-Méteme un dedito.

-No.

-Pasa tu lengua por mi coño, por favor.

Aurora le azotó las nalgas, y después le dijo:

-No.

Con el ojo del culo latiendo, y el coñito abriéndose y cerrándose y echando jugo, le imploró:

-¡Por favor, por favor, por favor, cómemela!

Le dio una docena de cachetes que le dejaron el culo colorado.

-No, no y no.

-¡Necesito correrme!

Quien se iba a correr era Adelita.

-Yo no aguanto más, no aguanto más. ¡¡Me corro!!

Adelita, al comenzar a correrse, y antes de retorcerse con el gusto, sintió caer sobre sus tetas la leche del cura, y le dijo:

-¡¡En mi boca, en mi boca!!

El cura se la metió en la boca y Adelita tragó la leche que faltaba por salir.

Gerardo, se corrió soltando un potente chorro de semen, y sin querer, bañó la cara de Sandrita. Eso fue el detonante para que, entre sensuales gemidos y sacudidas, se corriera chillando como una loca.

-¡¡¡Sí, síííí, síííííí, sííííííííí!!!

Marta, ya estaba caliente como una brasa, y al sentir los gemidos y los gritos de las corridas, se puso caliente como la lava de un volcan. Se dió la vuelta. Giró a Aurora, le puso el coño en la boca y se lo frotó contra los labios... Como no sacaba la lengua, desesperada, le echó las manos al cuello, apretó, y le preguntó:

-¡¿Me la vas a comer, puta?!

Aurora, negó con la cabeza. Marta, dejó de apretarle el cuello. La besó con lengua. Después puso su coño empapado sobre su teta izquierda. Frotó su clítoris contra el pezón, y en nada, casi susurrando, dijo:

-Me cooooo. ¡Ooooooooh! Me corro.

Marta, temblando, disfrutó de una corrida de época. El jugo que echaba era tanto que fue cubriendo totalmente la teta, hizo una pequeña charca en su vientre y dejó un gran lamparón sobre la sábana de la cama.

Y aqui lo dejo. Me voy a hacer una paja.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.