La Organización Piramidal (I)

La palabra piramidal se asocia indefectiblemente a una estafa cuando se habla de organizaciones. Quizás éste sea el único caso en el puede ser beneficiosa para todos sus integrantes. Quizás sea porque esta organización era de tipo sexual y estaba basada únicamente en el placer de todos sus miembros

Preámbulo Todas aquellas historias que plantean amos que se dan cuenta de que lo son en un instante, que chasca los dedos y consigue que una mujer inocente y virginal sea, sin más remedio, su puta sumisa, obediente, complaciente y sin límites son… pues eso, meras historias alejadas de la realidad. Por supuesto, para gustos los colores y mis respetos para quienes las prefieran, pero no es este el caso.

Como todas mis historias, ésta plantea una visión realista basada en mi propia experiencia. Por supuesto, por motivos de ritmo y literarios, no todo es cierto o exactamente así, pero está expuesto de una manera plausible. Si buscas excitación instantánea para correrte en dos minutos, este no es tu relato, lo siento. Si, por el contrario, aprecias las cosas más lentas pero con un mayor trasfondo y una gramática y ortografía más cuidadas, espero que este relato sea de tu agrado y estaré encantado de recibir cualquier apreciación al respecto en mi correo.

La Fantasía La idea original de montar una organización piramidal de este estilo había rondado por la cabeza de nuestro protagonista desde hace muchos años. Lo cierto es que no podía recordar cuando se le ocurrió, por lo que es posible que fuera alguna ensoñación de la adolescencia de una mente hiper hormonada que jamás creyó posible llevar a cabo.

Su nombre no tiene ninguna relevancia en esta historia, por lo que simplemente nos referiremos a él como Amo, Señor o Maestro. Además, ese es el trato que fantaseaba con recibir de los integrantes de su organización, si bien en la Organización también podría ser conocido como el Fundador.

El planteamiento era sencillo: deseaba formar una organización por niveles, en la que él, evidentemente, estuviera en el nivel superior. En el siguiente nivel estarían los primeros integrantes, dado que él los había hecho entrar a formar parte de la Organización. Todas las personas de la Organización tenían, con el beneplácito del Fundador, tenían la potestad de añadir nuevas personas a la Organización. Estas incorporaciones pasarían a estar en el siguiente nivel al de quien lo introdujera.

Como vemos, hasta el momento, ninguna peculiaridad especial respecto a cualquier otra estafa piramidal. Pero como el lector ya habrá deducido, el objetivo de la Organización no era económico sino sexual. En efecto, la idea del Fundador no era quedarse con los ahorros de nadie sino compartir placer… Es por ello que podía afirmarse con toda veracidad que no era una estafa para ninguno de sus integrantes, voluntariamente incorporados y conocedores de las normas y la estructura de la Organización.

Y, ¿cuáles eran esas normas?. La verdad, no muchas. Simplemente, unas acordes con los gustos y orientación del Fundador. Queda claro por el trato que deseaba que, el Fundador, era una persona dominante en lo relativo al plano sexual. Era algo quizás codificado en su ADN, puesto que, con una infancia de lo más tranquila y plena, sus fantasías habían girado siempre en torno a la entrega y al disfrute de la sumisión de las mujeres a las que deseaba. Ya desde sus primeras ensoñaciones adolescentes, asociadas a su iniciación al onanismo, se había excitado siempre más con una actitud dominante por su parte y deseada y disfrutada por la otra. La atracción que otras personas le producían era, además, claramente heterosexual. Por ello, quizás sería más exacto precisar que, en su fantasía original, todos los demás miembros de la Organización, excepto él, eran mujeres. Mujeres que, evidentemente, disfrutaban dejándose llevar en la intimidad.

La construcción mental, la Fantasía de la Organización, consistía por tanto en mujeres que deseaban por voluntad propia someterse a la traviesa mente del Fundador, gozar de tus perversas ideas maquinadas por él para llevarlas a un estado de excitación y deseo extremos, y hacerle gozar a él con todo ello. La diferencia en relación con tener una o varias sumisas sin más, radicaba en las condiciones para la incorporación de nuevas integrantes. Llevar a sus sumisas a un estado de excitación y entrega tal que desearan intentar pervertir otras mentes para él, era el sumun para su Amo. Si ya se sentía enormemente poderoso y orgulloso de ver como esa o esas sumisas gozaban de todo lo que inventaba para ellas, que desearan ampliar ese reducido grupo de placer e intentaran regalarle una nueva mente deseosa de ser sometida le hacía sentirse el centro del Universo.

No había ninguna obligación para ninguna de las integrantes de tener que traer nuevas proto sumisas interesadas. Sin embargo, tenía sus alicientes. Como ya hemos dicho, la Organización era piramidal, aunque quizás sería más correcto que estaba ramificada. En efecto, toda persona incorporada por alguien en un nivel pasaba a estar en un nivel inferior, pero ligada a ella del mismo modo que en un árbol genealógico una persona está ligada con sus ascendientes y sus descendientes. Esto permitía que, salvo que el Amo hubiera impuesto, temporal y específicamente, una orden en contra, cualquiera de esas sumisas pudiera disponer de cualquiera de las que colgaban de su rama (cual descendientes) para gozar cuando y como quisiera de ella (o ellas). Esto no se limitaba al nivel inmediatamente inferior sino a todas las que se descolgaban de su rama, es decir, también de las sumisas incorporadas por sus sumisas o por las sumisas de sus sumisas, etc. Lógicamente, todo este entramado descolgaba directamente del Fundador, por lo que él podía disponer de todas y cada una de las integrantes de la Organización a su merced (respetando, por supuesto, los límites que cada una de ellas hubiera puesto al entrar o actualizado después).

Resultaba muy divertido para nuestro protagonista fantasear con todo el placer que podría dar y recibir con cada una de sus sumisas, con como le excitaría ver como intentaban atraer nuevas mentes a su causa (independientemente de si finalmente lo lograban o no), con cómo sus sumisas voluntarias jugarían a su vez entre ellas y como alguna que estuviera niveles por debajo de otra se “confabulara” (en el buen sentido) con otra que estuviera por encima de ella para dar la vuelta al poder que tenía sobre ella o como pondría su mejor carita de gatita inocente rogando directamente a su Amo por su protección…

No obstante, todo esto no era más que una quimera en su mente, una fantasía realmente increíble e inviable que creía que jamás sería capaz de llevar a cabo en la vida. Eso creía hasta que apareció ella…

El Fundador A lo largo de sus años de experiencia, el Fundador fue evolucionando en relación con su propia sexualidad y con su faceta dominante. De la inseguridad propia de un adolescente que jamás había estado con mujeres y que pensaba que nunca ninguna en su sano juicio podría disfrutar de lo que su mente fantaseaba, fue pasado a un hombre cada vez más seguro del poder de su mente, de su lenguaje, de sus habilidades… Cada año era más fácil para él incitar, excitar, controlar el placer y el deseo… En base, lógicamente, a los conocimientos que iba adquiriendo en base a sus experiencias.

Por supuesto, sus primeras relaciones fueron de lo más normales. Amores de adolescencia, rechazos y aceptaciones, señales a veces bien interpretadas y a veces, al parecer, inexistentes (con la consiguiente cobra…). Lanzarse a por un beso o al abismo, lo que provocaba taquicardias sólo de pensar en hacerlo… Beber para intentar obtener el valor necesario… Emocionarse al conseguirlo… Excitarse sobremanera por tocar su primer pecho de manera activa y con un apreciable disfrute también por la otra parte… Su primer dedo… Su primera paja… Su primera sesión de sexo oral… Y, por fin, la tan ansiada pérdida de la virginidad.

No, su primera sesión de sexo con coito no fue para nada dominante. Ni sumisa. Nadie controlaba nada. Eran simplemente dos jóvenes vírgenes, inexpertos, que flotaban sobre un barco sin timón ni motor, movido únicamente por la excitación de ambos, sin un rumbo controlado más que por el oleaje del momento. Un gran paso para ambos, un placer más en las connotaciones del acto, del paso dado, que de los orgasmos implicados en sí. Una relación con mucho cariño y amor romántico. Lo deseable para una primera vez pero quedaba mucho por mejorar. Visto con perspectiva, es una suerte, pues lo mejor es disfrutar del aprendizaje y la experimentación. Nacer aprendidos conllevaría, indefectiblemente, aburrirse del sexo mucho antes de perder las facultades físicas para su realización.

Fue con el paso del tiempo y la seguridad de ver que era capaz de disfrutar y hacer disfrutar, cuando fue poco a poco aflorando su lado oscuro… Cada vez iba llevando más las riendas en la intimidad, atreviéndose a hacer y pedir poco a poco algunas de las cosas que deseaba. Por descontado, empezando con aquellas cosas más livianas como controlar el ritmo, cambiarlo, hacer desear a la otra persona y alargar la excitación un poquito más cuando estaba cerca del clímax. Con el tiempo, agarrando el pelo con delicadeza pero con firmeza, dirigiendo la cabeza de su partenaire durante la penetración o en medio de una felación. Fue probando como la mayoría de las mujeres que deseaban mantener relaciones sexuales con él, eran capaces de disfrutar de ello y de mucho más si lo introducía progresivamente y sin agresividad: arañar la espalda suavemente, un azotito suave en el culo cuando estaba cercana al orgasmo, pellizcar o mordisquear con delicadeza sus pezones duros. Incluso algunas palabras suaves pero subidas de tono no eran malinterpretadas ni solían tener un efecto indeseado sino más bien al contrario…

Pero su mente siempre iba más allá. A cada fantasía que iba cumpliendo, ideaba una un poco más oscura, un poco más inconfesable… Y, en su interior, sentía que siempre iba con lastre, con el freno de mano echado, siempre andaba midiendo sus palabras, evaluando la situación evitando incomodar a la otra persona más que dejando fluir completamente sus fantasías y sus deseos. Desde la lejanía, está claro que es parte del proceso de aprendizaje, pero en ese entonces, se dio cuenta de que la táctica de subir cada vez un poquito más el nivel sin que la otra persona casi se percatara de ello, le llevaría una eternidad para llegar al punto al que él realmente deseaba llegar. Fue patente entonces que debía hablar abiertamente de sus gustos, sus deseos, sus fantasías, sus límites… En definitiva, debía encontrar la manera adecuada de mostrar su lado oscuro a quien pudiera resultarle interesante. Ahí radicaba el quid: ¡debía resultar apetecible y disfrutable para la otra persona!. Y, lamentablemente, no fue el caso de la primera persona con quien sintió la confianza de abrirse. O, a la vista de los posteriores hechos, no tan lamentablemente. No hubo reproches pero la incompatibilidad quedó patente. Borrón y cuenta nueva. De todo se aprende.

Internet comenzaba a despegar, empezaba a ser algo habitual en la mayoría de las casas y no algo exclusivo de cuatro pioneros. En el momento justo, el Fundador descubrió la manera perfecta para poder encontrar gente que compartiera sus gustos y con los que hablar abiertamente sin necesidad de arriesgar su reputación o su vida social. No es que hubiera nada que ocultar, puesto que eran deseos de placer y no de cometer delitos o hacer daño a otras personas, pero, en un pequeño pueblo, las vetustas mentes de muchas personas no están preparadas para oír ciertas cosas, imaginar lo que no es y señalarte en tu día a día, haciendo más ingrata tu vida. Aún no existían las apps de hoy en día en las que crearte un perfil poniendo todo lo que realmente buscas y te excita para que la gente pueda decidir si le interesa hablar contigo o no, pero florecían los chats del IRC que quizás muchos recordarán por sus canales temáticos, de ciudades, paises, etc. En realidad, aún existen estos chats, pero son el reducto de cuatro nostálgicos. Las ventajas de aplicaciones como Skype, Whatsapp, Telegram, Hangouts o similares para charlar son evidentes, si bien es verdad que esas conversaciones son entre personas generalmente ya conocidas, no entre totales desconocidos o conocidos únicamente de modo virtual como en los chat del IRC.

Con el uso de todas estas tecnologías que iban apareciendo, el Fundador fue capaz de encontrar mujeres interesadas, deseosas y dispuestas a gozar con él de la mayoría de esas fantasías de su lado oscuro… De casi todas salvo de una: la Organización.

A lo largo de los años, fue topándose con sumisas dispuestas a dejarse llevar hasta límites muy cercanos a los propios límites de él como dominante. Mujeres a las que les excitaba que utilizara con ellas palabras sucias como perrita en celo, zorrita viciosa, putita sumisa… Otras a las que les excitaba aún más que se las dijera sin diminutivos. Mujeres que deseaban sentirse completamente dominadas, atadas, vendadas, sin poder resistirse a todo cuanto su Amo quisiera hacer con ellas en ese momento: hacerlas casi desesperar de excitación sin permitir que se corrieran hasta que hubieran rogado por su placer tanto como él decidiera, permitir que follara sus bocas hasta el fondo si así lo deseaba, u ordenarles hacerlo ellas solitas, deleitarse con su leche recién exprimida, apretar sus pezones hasta encontrar ese punto donde el dolor y el placer se confunden, azotar su culito hasta el mismo nivel, practicar sexo anal… Por supuesto, no todas disfrutaban de todo y cada unamarcaba sus límites, los cuales eran, sin dudarlo, respetados. Pero en conjunto, casi todas las fantasías que el Fundador había imaginado en todos esos años para cumplir con una mujer, estaban siendo cumplidas.

Sólo había un problema: la mayoría de las sumisas que había conocido deseaban relaciones cerradas, de exclusividad. Es decir, evidentemente tenían una mentalidad muy avanzada y abierta a la experimentación, pero no deseaban compartir a su Señor con ninguna otra mujer, sumisa o no. Alguna fue sensible a llevar a cabo un trío con otro hombre u otra mujer en compañía de su Amo, pero el Fundador nunca se había encontrado con ninguna que deseara, además de todo lo anterior, simplemente verlo gozar de otra persona gracias a ella.

Ninguna hasta que apareció ella...

Afrodita La mayoría de las personas relacionan el nombre de Afrodita con la diosa del amor de la mitología griega. Sin embargo, en la cultura griega esto se refería no tanto a nuestro concepto romántico de amor sino al sentido erótico de la palabra. Afrodita era, para la grecia clásica, la diosa de la lujuria, la atracción física y el sexo. Es por ello, que el nombre se antoja perfecto para esconder la verdadera identidad de nuestra coprotagonista.

Nuestra Afrodita poseía todos esos dones atribuidos a la diosa griega y muchos otros más que veremos más adelante. Por suerte, no compartía con la diosa lo hija de puta que la divinidad era a veces… (aquellas mentes curiosas que desconozcan las historias de Afrodita en la Mitología, pueden buscar como se comportó con Psique, amada de su hijo Eros).

El Fundador y Afrodita coincidieron en una de esas apps para hacer amistades sin más pretensiones de hoy en día (guiño, guiño, para follar pero, por si no me cuadras, pongo que sólo busco amistad y que aborrezco a los salidos…). El perfil de ella era un perfil común, neutro, donde expresaba sus gustos más reconocibles ante la sociedad, pero no mencionaba el deseo que realmente dormitaba en su interior, a la espera de ser encendido por la persona adecuada. Muy al contrario, el perfil de él era totalmente explícito, con un nick que hacía referencia a su cualidad de persona dominante y una descripción que no dejaba lugar a la duda acerca de sus gustos en la intimidad… Aún así, el perfil del Amo no era agresivo. Ese no era su estilo. Simplemente era claro pero accesible, intentando que toda aquella mujer que pudiera sentir curiosidad por el tema no se viera espantada pensando en todo tipo de cosas extremas sino atraída a iniciar una conversación.

La conversación comenzó de lo más tranquila y respetuosa. Típicos saludos por ambas partes, bromas que eran respondidas con agrado por la otra persona, etc. Sin embargo, era patente que ella había leído la descripción del perfil del Amo y que la comprendía y, aún así, no le asustaba sino que le intrigaba. Todo esto no había sido dicho aún, pero el instinto de él, curtido a lo largo de decenas de conversaciones similares (la gran mayoría, insulsas), le aseguraba que esto era así por varios motivos. En primer lugar, era evidente que Afrodita se trataba de una chica inteligente y culta que apreciaba el esfuerzo por las frases con sentido y contenido de él, respondiendo con otras de igual carácter, con una precisa gramática y una pulcra ortografía (aún más que la de él). Además, él había engarzado algunos dobles sentidos en algunas de las frases que, lejos de asustarla ni lanzarla a una conversación abiertamente sexual, habían sido respondidos con otros sutiles dobles sentidos.

No cabía duda tras una veintena de frases que Afrodita era una mujer muy especial e inteligente. Había que descubrir ahora hasta qué nivel su curiosidad por el perfíl del Amo era simplemente una curiosidad o un deseo latente e irrefrenable… Por eso, el amo fue tensando la cuerda poco a poco. Comenzó preguntando abiertamente por qué no había huido al leer su perfil, como solía hacer la mayoría, a lo que ella respondió que tenía mucha curiosidad por el mundo BDSM y que creía que disfrutaba más dejándose llevar en la intimidad que llevando.

Dado que Afrodita es la coprotagonista de esta historia, es evidente ahora que poseía dentro una preciosa sumisa con el mayor potencial posible, pero el Fundador aún no lo sabía. Como es de esperar, la conversación fue escalando rápidamente de nivel y se notaba que ambos estaban cada vez más cómodos. Afrodita reconoció que no tenía gran experiencia dentro del mundo de la dominación y la sumisión, pero que sí había probado algunas cositas suaves. Nunca se había atrevido a ir más allá porque no había encontrado la persona adecuada: alguien a quien poder confesar abiertamente sus fantasías más ocultas sin miedo a que se asustara o pensara que estaba loca o era una enferma… Estaba claro que, el Amo, a través de su perfíl y tal y como iba fluyendo la conversación, acabaría siendo esa persona. Como le confesó Afrodita tiempo más tarde: contigo no tuve miedo porque sabía que, todo lo que yo pudiera haber fantaseado, a ti te encantaría e, incluso, tenía la sensación de que lo llevarías más allá de lo que yo jamás había sido capaz de imaginar pero de una manera que me resultara increíblemente irresistible...

Omitiremos, a fin de no alargar aún más la espera, los detalles concretos de la conversación entre Afrodita y su, por aquel entonces, futuro Amo. Cabe mencionar que la cosa fluía tan bien que pronto el amo le pidió continuar la conversación por Telegram, con la excusa de que el chat de esa app de contactos a veces fallaba más que una escopeta de ferias. Si bien esto era cierto, era sólo una verdad a medias puesto que el Fundador sabía que su interlocutora estaba cada vez más y más excitada, sonrojada, acelerada, llena de adrenalina y, en definitiva, empapada… Y pensaba aprovechar el estado de esa deliciosa zorrita en potencia para sumirla en un estado aún mayor de de confianza y deseo a través de características que Telegram disponía pero no la otra app: notas de voz, fotos con autodestrucción, llamadas de voz, videollamadas… Podría decirse que, a estas alturas, Afrodita no era su interlocutora sino su presa… E iba a ser, sin duda, su sumisa, obediente, complaciente y gozosa de todo cuanto él deseara… El Fundador tenía muy buenas vibraciones respecto a Afrodita, pero no imaginaba aún que llegaría a ser su puta, la única y verdadera capaz de ganarse tal calificativo, que para la gente común podía ser un insulto, pero para ellos dos implicaría el mayor de los piropos.

Pese a no haber probado muchas de las cosas que el Amo le iba comentando (con el no tan disimulado propósito de estimular su mente e indagar más en sus límites actuales), Afrodita parecía que enseguida conseguía ver esa parte estimulante y placentera que él deseaba. De ese modo, el temor o las dudas iniciales se iban disipando y la mente de ella se iba sometiendo al embrujo de la perversión de él. Cada día que charlaban, él proponía alguna cosa de un nivel un poco superior a lo que ya habían hablado o caminaba cerca del borde de los límites que Afrodita le había dibujado inicialmente. El Amo tiraba la piedra y escondía la mano, plantaba las semillas y les daba el tiempo necesario para germinar, fingiendo inocentemente que eran curiosidades que tenía sin mayor importancia. Pero todo ello iba horadando la mente de ella, perforando las pocas defensas que pudiera tener aún, generando una nueva curiosidad que quizás nunca antes había tenido… Al cabo de unos días, era ella misma quien volvía sobre el tema, preguntando inocentemente, reconociendo que no sabía por qué pero lo había empezado a fantasear y resultaba que cada vez le atraía más la idea. Tener pinzas en sus pezones durante un buen rato mientras se masturbaba, agarrar su cuello fingiendo estrangularse como deseaba que él lo hiciera, darse un par de tortas de moderada intensidad en sus mofletes, arruinar su orgasmo y extender su sufrimiento sin permitirse correrse hasta que él lo decidiera, azotarse su precioso culito, jugar con su perineo y su ano… La lista era cada vez más larga y, para sorpresa y satisfacción de ambos, a ella le iba encantando todo. Hay que explicar en este punto que la distancia que les separaba en España era de unos 500 km. Ese era el motivo principal por el que todo seguía siendo virtual pese a lo bien que se iban sucediendo los días y todo lo que lo estaban disfrutando ambos.

El ritmo de los avances y la entrega que Afrodita estaba realizando para con él eran espectaculares. Al Fundador le costaba contener su orgasmo cuando estaba masturbándose lentamente con ella (a veces más de una hora sin correrse) y, con voz entrecortada y jadeante, ella le decía que deseaba con todas sus fuerzas que fuera su Amo o que necesitaba imperiosamente que la hiciera sentirse su puta sumisa, obediente y complaciente. Cada vez más ella deseaba que llegara el día en que por fin se conocieran en persona (y él también, para qué negarlo). Quería demostrarle cómo iba a gozar siendo utilizada por él a su antojo, ser su juguete, su muñeca, gozando del placer de su Amo más que del suyo propio…

A la vista de que todo lo que él imaginaba parecía poder gozarlo ella y con la confianza suficiente como para saber que si algo no le gustaba, Afrodita simplemente se lo diría sin ofenderse, el Fundador comenzó a recordar esa vieja fantasía suya que nunca había podido llevar a cabo y a preguntarse si acaso no sería ella la sumisa que le permitiría llevarla a cabo, aunque fuera parcialmente. El Amo decidió entonces ver dónde estaban ahora realmente los límites de Afrodita. Para ello, empezó bromeando diciéndole: ¿y si resulta que realmente soy un psicópata y cuando te tenga a mi merced comienzo a hacerte toda clase de atrocidades?. Había confianza, ella sabía perfectamente que era una persona cabal, inteligente, educada y respetuosa y que no podría disfrutar de algo si ella no lo disfrutaba, pero, para seguirle el juego, le contestó:

  • ¡Avisaré a una amiga para que, si no tiene noticias de mi en una hora, llame a la policía!.

Sin saberlo, ella cayó en su trampa y le dio pie a él para su siguiente y calculado movimiento:

  • ¿Con que esas tenemos eh?. No te preocupes, en ese caso, en cuanto te tenga desnuda en mi cama, con los ojos vendados y atada para que no puedas huir, te haré llamar a tu amiguita y charlar con ella tranquilamente, diciéndole que yo estoy en la ducha o he salido a por la cena e intentando mantener el tipo y disimular mientras yo voy deleitándome lentamente con todo tu cuerpo, abusando de tí lentamente y follándote completamente a mi merced… Seguro que así no se preocupa…

Tras unos segundos en los que parecía que ella estaba asimilando y masticando la idea, por fin respondió:

  • ¡Joder! Creo que no podría hacerlo porque sería incapaz de mantener el tipo más de un tres segundos y me lo iba a notar, pero sería super excitante…

¡Perfecto!. Había mordido el anzuelo y no quería luchar por escapar. Por ello, el Amo continuó con su malévolo plan y le replicó:

  • ¿Y cuál es el problema si se da cuenta?. O te cuelga, o disimula y se hace la tonta mientras realmente se va calentando y se pone a jugar ella también con su cuerpo mientras se muere de envidia por ser ella la que está bajo mi yugo…

  • Pues no te diría yo que no se excitara la muy cabrona. Conociéndola… - replicó Afrodita. - Lo cierto es que la amiga en la que estaba pensando es muy sexual y también le va bastante todo esto de la dominación y la sumisión...

¡Bingo!. Estaba claro que no le había molestado el comentario ni la insinuación de implicar a su amiga de algún modo en las fantasías que iban maquinando día a día. A partir de este punto, él fue incorporando más activamente la idea de incorporar a otras mujeres en sus juegos. Contrariamente a lo que siempre había visto el Fundador en otras sumisas anteriores, Afrodita parecía excitarse con la idea de intentar conseguir otras mujeres para su Amo. Incluso cuando él tensaba la cuerda y llevaba esta fantasía al límite proponiendo que intentara generar esa curiosidad y ese deseo en mujeres cada vez más cercanas a ella: conocidas, compañeras de trabajo, vecinas, amigas, familiares… increíblemente, parecía que la fascinante mente de ella era capaz de disfrutar y excitarse con todo aquello que supiera que excitaba a su Amo.

Parecía el momento adecuado para retomar aquella vieja fantasía que siempre había rondado por su mente pero nunca había conseguido llevar a cabo...

Iniciando la Organización Dicen que la paciencia es la madre de todas las ciencias y el Fundador era, ante todo, paciente. Pero, por fin, el momento había llegado. Estaba seguro de que Afrodita era la elegida con la que comenzaría la Organización o, al menos, ella lo intentaría con todas sus ganas. Su Amo, su Señor, su Maestro, le había encomendado a ella la tarea de conseguir una zorrita deseosa de dejarse llevar por él, capaz de gozar con él y para él. La empresa que debía llevar a cabo Afrodita no era sencilla, por lo que su Amo no le había impuesto ningún tipo de restricción.

Ella sabía que cualquier mujer que pudiera conseguir para poder dar por fundada la Organización y a la que incorporar justo por debajo de ella, sería todo un logro y una satisfacción para el Fundador. Sin embargo, en las últimas semanas había descubierto que lo que más la excitaba y la hacía disfrutar y sentirse realizada en la vida, era complacer todos los deseos de su Amo y verlo disfrutar gracias a ella, orgulloso de su puta. Y sabía perfectamente que él estaría tanto o más orgulloso de ella, tanto más satisfecho con su sumisa fundadora, cuanto más íntima fuera la relación que le uniera con la susodicha zorrita que le regalara a su Señor. Deseaba que su Maestro no cupiera en sí de gozo gracias a ella, así que se propuso el más difícil todavía: lo intentaría con una de sus dos mejores amigas…

¡La decisión ya estaba tomada!. Haría lo indecible por conseguir implantar la curiosidad en las mentes de sus dos amigas. Había hablado mucho con su Amo acerca de cómo plantar semillitas con ciertas curiosidades… Cómo sacar un tema como quien no quiere la cosa, con el cuidado necesario para que no se asustaran, pero dejándoles con la intriga de saber más y que se delataran ellas solas acerca de su curiosidad más adelante volviendo sobre el tema sin que lo sacara ella. Evidentemente no tenía la habilidad y la experiencia que él tenía, pero con su ayuda y su guía, estaba segura de que lo conseguiría. Estaba decidida y, por primera vez en su vida, fallar no era una opción para ella. Extrañamente, nunca se había sentido tan confiada. ¿Sería el influjo de su Amo?. ¿Acaso el halo de seguridad que él tenía siempre se había hecho extensivo a su zorrita?.

De repente, el teléfono de Afrodita sonó. Era una de esas dos amigas. Al parecer, acababa de colgar con la otra y habían quedado para tomar un café. Le pedía a ella que se viniera también. Hacía tanto que no quedaban las tres como en los viejos tiempos… Se hizo la difícil, puso alguna excusa tonta como si realmente no estuviera deseando poder verlas a las dos y charlas un buen rato de risas con un poco de alcohol de por medio… Evidentemente, su amiga insistió y ella acabó por ceder (o simularlo). Entonces pensó: ¡Joder! ¿acaso el Universo conspira para ayudarme a darle a mi Amo su mayor deseo?.

Se sacudió la cabeza, debía llevar un minuto anonadada. Entonces notó su entrepierna… ¡Joder, estaba empapada!. Tenía taquicardia, la cara le ardía, sus pezones estaban duros, su vello erizado… Era como si su amo estuviera mirándole desde la esquina de la habitación con su media sonrisa perversa habitual, sin decir nada pero haciendo que resonaran en su cabeza sus típicas palabras: “¿Ves?. Te lo dije…”. Sabía que no podía ir así con sus amigas. No, así no le saldrían las palabras, tartamudearía y ellas pensarían que estaba enferma. No le quedaba más remedio que masturbarse rápidamente para relajarse y luego ya ir con ellas. Estaba ante un dilema: por una lado, sabía que a su Amo le excitaba que le dijera cuando estaba excitada como una perra en celo gracias a él y que le pidiera permiso para masturbarse y correrse. Por otro, quería darle una grata sorpresa, diciéndole cómo había seguido sus consejos y les había hecho desear a sus amigas de manera disimulada. Quería que poder decirles que estaba en la senda correcta, no simplemente que había quedado con sus amigas. Así que decidió que masturbarse sin decirle nada era el mal menos. De sobra sabía que a él no le importaría realmente, que comprendería sus motivos y no se enfadaría con ella porque lo había hecho únicamente por y para él. Sin embargo, también sabía que él fingiría castigarla por ello. Y ella disfrutaría como nunca de dicho castigo… Sí, decidido, se masturbaría y se correría como la zorra viciosa que era de su Amo. Sólo así, más relajada, podría llevar a cabo su plan correctamente.

Y, evidentemente, eso hizo Afrodita… Todo por y para su Amo, su Señor, su Maestro… Todo para conseguir que por fin fuera el Fundador… Pero eso lo veremos en el próximo capítulo.

Epílogo al capítulo Como habrás podido comprobar si has llegado hasta aquí, estimado lector o lectora, este primer capítulo contiene menos sexo de lo acostumbrado en relatos de este tipo. La idea era establecer claramente los personajes y el contexto, dejando con ganas de más. En los siguientes capítulos (salvo que vea que no ha gustado nada a nadie), prometo entrar directamente en faena continuando con la historia de la Organización ahora que ya está establecido todo el preámbulo y dadas las inmensas posibilidades sexuales que ésta tiene.

Como ya dije al principio, cualquier sugerencia o crítica constructiva será bienvenida. Tenéis mi correo en mi perfil.