La oposición
En tiempos de crisis, mucha gente aguantaría lo que fuera por conservar su empleo. ¿ Que aguantarias tu?. La mujer del protagonista lo hace...
El otro día me encontraba en casa. De repente, llamaron a la puerta. Al abrir me encontré con un mensajero que traía un sobre a mi nombre: “personal” me indicó, así que me tuve que identificar, firmar en el albarán y por fin me entregaron el sobre.
Lo estuve observando con detenimiento: un sobre acolchado pequeño, sin remitente… bueno sin remitente, no. El remitente era el de la propia empresa de mensajería, con mi nombre, mi dirección y el sello de personal.
La verdad es que me extrañó bastante ya que no suelo recibir mensajería en casa, así que abrí el sobre. Había un pequeño pendrive negro sin ninguna indicación y un papel dentro: “MÍRALO CON DETENIMIENTO Y DISFRUTA. SEGURO QUE TE GUSTA”. Sin firma. Sin remitente.
Estuve observando el pendrive en mi mano sin entender muy bien a que se podrían referir así que sin más dilación, me dirigí a mi despacho, encendí el ordenador y enchufé el pen. La verdad, que lo que habría allí no sé si gustarme me gustaría pero desde luego intrigarme, me intrigaba.
El vídeo se iniciaba con la típica cortinilla negra. La imagen se aclaraba. En un principio la imagen estaba borrosa y no había ningún detalle por el que se pudiese identificar. Poco a poco fue tomando nitidez. Apareció en primer plano una persona que parece ser que con la mano trataba de controlar el foco de la cámara. Me sorprendió bastante ver a la persona. Era Germán, el jefe de mi mujer. Dirigía una empresa de mensajería bastante importante. Lo conocía de las fiestas de Navidad. Era un tío bastante simpático, casado, con tres hijos, de unos 60 años, un poco gordo y calvo.
La imagen se estabilizó, se quedó mirando la cámara, comprobó que todo estaba a su gusto, bajó de la silla a la que estaba subido y se sentó. La verdad que me sorprendió bastante ver que era su despacho en el que yo había estado varias veces. Frente a German, tras su mesa se encontraban Rosa, mi mujer y una compañera suya que se llama Susana.
Mi mujer tiene unos 39 años. La verdad que ella siempre dice que está bastante gordita pero a mí me encanta. Tiene dos pechos enormes y un culo generoso. Normalmente siempre dice que va a reventar los pantalones pero a mí me encanta. Curvas rotundas.
Su compañera Susana es una pelirroja un poco más joven unos 30-32 años, tetas pequeñas pero también un buen culo. Mi mujer iba con una chaqueta, blusa blanca y un pantalón negro. No le gusta mucho las faldas… Como dice que está pasada de peso dice que tiene las piernas muy gordas. Su compañera Susana llevaba una falda por debajo de las rodillas y una camiseta roja con una rebeca. Germán comenzó a hablar:
- Bueno, quiero que quede claro y que conste que vosotras os encontráis aquí por vuestra propia voluntad. ¿Es así?.
Asintió con la cabeza y Susana dijo sí bastante flojito. La verdad, se las veía un poco cohibidas y desubicadas… No tanto más que yo, sin comprender muy bien porque había recibido este vídeo. Germán continúa hablando:
- Como sabéis la empresa está sufriendo recortes y ahora mismo en vuestro departamento administrativo solo puede haber una administrativa. Las demás han renunciado a esta prueba pero vosotras habéis accedido, así que la que se quede saldrá de esta prueba. ¿Lo habéis entendido?.
Las dos volvieron a asentir.
- Bueno pues creo que ya sabéis lo que tenéis que hacer…
Lo que vino a continuación me sorprendió y me encendió a partes iguales. Mi mujer miró a Germán y luego miró hacia donde estaba la cámara.
- No te preocupes, esta cámara es simplemente para certificar que habéis venido por vuestra voluntad. Yo no luego no quiero líos ni laborales ni salariales ni de juicios, así que por ese extremo puedes quedar completamente tranquila.
Susana y ella se miraron a los ojos y de repente mi mujer se echó mano a la cintura y comenzó a desabrocharse los pantalones. Me quedé alucinado. Se sentó un momento en la silla mientras se desabrochaba sus botines. Susana se quitó los zapatos apretándose leo el uno contra el otro y comenzó a bajarse la falda. Llevaba un culotte azul. En ese momento mi mujer ya se había quitado los pantalones y los había echado a un lado. Llevaba un tanga blanco. A continuación se quitó la chaqueta, la dejó encima de la mesa y se comenzó a desabrocharse la blusa. Llevaba un sujetador de encaje blanco que se le transparentaban los pezones. Siempre le había comentado que me encantaba ese sujetador… “Parecen dos galletas María”, le comentaba de broma. Susana llevaba un sujetador deportivo ya que también se había quitado su camiseta.
De repente tanto Susana como mi mujer rodearon cada una la mesa por su lado y se acercaron a Germán. Bueno, no había que ser un Einstein para saber de qué se trataba este tipo de prueba y que era lo que iba a pasar a continuación.
Tanto ella como Susana se arrodillaron. Por el ángulo de la cámara, la visión era un poco forzada. De ellas dos de rodillas, se veían sus cabezas, sus espaldas, los culos y por supuesto la calva de Germán.
- Bueno chicas, da comienzo el examen- dijo con una risotada.
Se les vio poco dubitativas pero si había llegado hasta aquí, pocas dudas tendrían. Se oyó el gráfico sonido en una bragueta y a continuación, simplemente vi como sus cabezas se inclinaban hacia el pene de Germán. Desde ese momento lo único que se oyó eran ruidos de succión, besos, ruidos líquidos mientras Germán resoplaba y gemía de placer. Pasado un rato, vi como cada una de las manos de Germán se dirigían cada una, al culo de mi mujer y otra al culo de Susana. Por la posición de mi mujer, que se encontraba a la izquierda de Germán se tenía una mejor visión, quizás porque la cámara quedaba un poco más a la derecha de ellos. Por eso vi claramente como el cabrón del jefe de mi mujer le tiraba a un lado la tirilla de su tanga y a continuación comenzaba a introducir el dedo en su ano. todo esto me lo imaginaba aunque claramente vi desaparecer el dedo entre las nalgas y note como cada una pegó un pequeño respingo aunque ninguna dejó la tarea en la que se estaban empleando con tanta aplicación.
Durante unos cuantos minutos lo único que se oirá eran los sonidos de la saliva de las dos así como los gemidos de Germán y de vez en cuando esté soltaba perlas del tipo de: “Vamos, corderitas, ordeñadme bien” o simplemente las llamaba putas y zorras. Ellas ni se inmutaban. Solo veía subir y bajar, subir y bajar la cabeza. En un momento dado las ordenó que se morrearan. Como parece que dudaban un poco, les hundió un poco más el dedo en el culo: “Vamos, tortilleras, que os morreeis”. Eso lo vi claro. Soltaron el pene de Germán y tímidamente se besaron. “Así… Muy bien, con lengüecita, bolleras. Así me gusta, que mis empleadas se quieran”. Vaya pedazo de cabrón.
Finalmente y para acabar con el tema, Germán las agarro a las dos por el pelo de manera brusca. Se dirigió primero a Susana y aunque la visión me la tapaba su propia espalda, me imagino que la besó. A continuación se dirigió a mi mujer y sin soltarle del pelo, esta vez, de manera clara comenzó a besarla… bueno más que a besarla, a morrearla. le metía la lengua hasta la garganta.
Por fin terminó de besarlas y tirándolas del pelo, las levanto y las mandó ponerse enfrente de la mesa. Las dos tenían una cara de cabreo y de vergüenza para morirse pero se contenían y evitaban mirarse la una a la otra.
- Bueno, chicas, espero que os haya gustado el requesón… He estado una semana sin lavármela y ya he visto que me la habéis dejado limpísima… ¡Ja,ja,ja,ja!- se reía el puto cerdo- De todas maneras no hemos terminado aún pero es que mi leche no está hecha para alimentar a dos cerdas como vosotras. Como ya os he informado, os he preparado un examen con dos profesores muy “expertos”…
Ellas dos se miraron entre sí y parecía que comprendían lo que hablaba. Como he dicho no hace falta ser un lince para imaginarme lo que iba a pasar a continuación aunque desde luego, no de la manera que me imaginaba.
Germán se introdujo su pene en la bragueta y pulsó su intercomunicador: “Podéis pasar. Abrí unos ojos como platos aunque ellas no se sorprendieron cuando la puerta se abrió y pasaron dos tíos vestidos de mensajero, imagino que miembros de la empresa. Uno de ellos era sudamericano, un poco mayor y gordito y el otro era negro.
He traído a Sebastián y a Samuel, que según me comentan, son auténticos expertos en putas. Además, me imagino que también queréis darle una alegría estos chicos y funcionar como auténticos “puentes” entre razas…-dijo con una gran carcajada como si hubiese dicho la cosa más ocurrente del mundo.
Samuel, tú eres el más antiguo de los dos. Te dejo elegir a tu puta.
Samuel se pasó la lengua por los labios…
- La “pelirroha”… me quedo la “pelirroha”- dijo mirando a Susana con una mirada de lujuria que hubiera fundido el acero.
- Bueno, Sebastián, a te ha tocado la zorra culona…
Al tal Sebastián le debió importar bien poco por las miradas que echaba a mi mujer y la manera de tocarse la polla por encima del pantalón.
Al acabar de decir estas palabras y como si hubiese sonado una señal silenciosa, los tipos empezaron a desnudarse al igual que ellas también, a pesar que acabaron antes. así pues, el tanga la camisa y el sujetador de Rosa acabaron en su silla mientras que el culote y la camiseta de Susana así como su sujetador deportivo acompañaron en un montón en el suelo a sus botas y su falda.
Gracias a esto logré resolver una duda que me tenía desde hacía mucho tiempo: Si Susana era pelirroja verdadera… Y si, lo era…
Con mi mujer nunca hubiesen podido saber de qué tipo tenía el pelo verdaderamente ya que es muy coqueta y se depila por completo el pubis. El negro cargaba un buen aparato aunque el del sudamericano era como el: corto pero contundente. Y tengo que decir que ya se encontraban en estado de revista.
- Bueno, “opositoras” ya sabéis que la que acabe primero conseguirá el trabajo…
Recibieron de Germán lo que en un principio parecían ser condones. Los abrieron y comenzaron a ponérselo me imagino que serían condones del tipo King Size porque si no, jamás hubiesen entrado unos normales.
- Adelante, machos, que son vuestras putas… Y vamos chicas, sonreíd… ¿Que van a pensar vuestro “examinadores”?... ¡Ja,ja,ja…!
El sudamericano no se hizo rogar y empujó bruscamente a Rosa contra la mesa, haciéndole apoyar el culo en ella.
- Vamos, mamita, agárrame la pinga y dale marcha…
Así que le agarró el rabo. El tío no se lo hizo rogar dos veces. Se acercó a ella y le agarro las tetas. Comenzó a magrearle los pezones; una cosa que a ella no le gusta mucho y que demostró soltando un quejido: “Te los voy a hacer mermelada, ramera… Ya verás como no me vuelves a mirar altiva…” mientras se los retorcía con fuerza.
El de Susana tampoco esperó y la empujo de cara a la mesa, la hizo poner el pecho sobre la mesa mientras se arrodilló y separándole las cachas del culo, escupió en su raja.
- Bonita raja, parece helado de fresa…
Comenzó a hacer una exploración lingual en condiciones. Mientras esto ocurría, el tal Sebastián, rosa no se había andado con chiquitas. El tío se había introducido parece ser que hasta el fondo de su vagina mientras le magreaba (la palabra exacta sería amasar o triturar) las tetas a placer y la morreaba con pasión aunque la seguía insultando a placer e incluso la llegaba a escupir en la boca… Desde luego el tío este tenía lago pendiente con mi mujer.
Mientras esto ocurría el otro día ya se había separado y considerando que Susana estaba lo suficiente húmeda, la ensartó su pelirrojo coño. Susana abrió la boca como si le fuera a salir por la boca aunque no emitió ningún grito. Todo esto sucedía bajo el escrutinio divertido de Germán que yéndose de detrás de su mesa se había puesto al otro lado. Desde esa posición se veía perfectamente su cara. Una cara entre divertida y depravada. De vez en cuando se acariciaba la polla por encima del pantalón porque este espectáculo no quedaba indiferente a nadie que lo viese… no quedaba indiferente ni siquiera para mí, que un mensaca se estaba calzando y humillando a mi mujer. Por decir algo incluso lo que más me jodía de toda la situación eran todos los comentarios que estaba diciendo el tal Germán para animar a sus dos garañones… “Vamos, zumbaros a estas furcias blancas” “venga, a darle caña… siempre me habéis dicho que os las gustaría follarlas” “dilatadles sus coños blancos”
Pera con la que más se cebaba era con Rosa. ”Dale caña, Sebastián…Con todas las veces que se ha quejado de ti…Ahora es tuya…Vamos, úsala como la grandísima puta que es…” Y el tío arreciaba en su follada y su retorcimiento de pezones haciendo que Rosa casi gritara… cuando podía y el tío no le metía la lengua hasta la garganta.
Aparte de esto lo único que se olía en la habitación eran los ruidos de golpes de los muslos contra los de las chicas e increíblemente los gemidos algunas veces de Susana. Se ve que le daba más placer y estaba algo necesitada. Susana se agarraba la mesa hasta que sus nudillos se ponían blancos.
“Dale caña a esa puta pelirroja” o bien “métesela hasta la matriz a esta guarra culona” decía Germán de una y otra. La verdad es que yo creo que se lo estaba pasando más de puta madre que si se las estuviese follando.
Finalmente y en una de estas, el negro que se estaba follando a Susana se pone a bracear como un loco, a lo cual Germán de repente empieza a gritar que paren. Susana se quedó bastante sorprendida. Rosa, bastante aliviada. Los dos tíos se interrumpieron pero algo deberían saber porque tampoco les pareció tan raro.
- Bueno, parece que inicialmente tenemos una medio-ganadora pero por supuesto tiene que superar el “examen psicotécnico”- dijo sonriendo a los dos tipos. – Adaptarse o morir… ¿eh, Susana?... Samuel, quítate el condón y préñala.
Susana que se había incorporado de la mesa abrió unos ojos como platos (si, eso lo vi bastante bien desde la distancia de la cámara).
Oye, Germán -de repente Germán cambio un poco la cara. Puso un gesto un poco raro- está bien... señor Germán… en esto no habíamos quedado. Habíamos dicho que la cosa tenía que ser con condón…
Oye tú, “Susanita”... esto es lo que hay si quieres quedarte con el puesto hay que adaptarse así que te interesa tu puesto y estás a un paso de quedártelo, vas a tener que recibir en ese chocho pelirrojo que tienes toda la lefa de Samuel así que tú misma…Trabajo y negritos o…
Susana se quedó mirando tanto a mi mujer como a Germán como a los tíos. De repente, cogió y empezó a recoger su ropa.
Eres un cabrón, Germán no habíamos quedado en esto…
Chica, tú misma.
No, tú mismo tú… si quieres que se corra que te dé a ti por el culo y que se corra en el tuyo… paso de este trabajo de mierda. Ya encontraré otra cosa. Me voy…
Y completamente desnuda, salió por la puerta y dio un portazo. Todos se quedaron mirando hacia la puerta. La única que quedaba en la “oposición” era mi mujer. Su cara había pasado del alivio de acabar con la tortura de su follador al susto de verse sin el puesto al alivio de nuevo de sentirse la única para optar por el puesto. Aunque el precio era muy alto. Por de pronto sus tetas se veían rojas y sus pezones, hinchados y colorados como cerezas…todas las miradas se dirigieron hacia ella.
- bueno, Rosita… ja,ja,ja…rima con putita…Rosita-putita… esto no significa que uno se quede con el puesto, así que tú misma. Ya conoces las condiciones y si te quieres quedar con la plaza tienes que acabar la “oposición” pero como tu amiguita se ha ido ahora vas a tener que recibir en tu útero tanto el grumo blanco del Samuel… estas son las condiciones así que, ¿Te apetece acabar la prueba, putón?
Rosa pareció pensárselo y me pareció ver cómo asintió suavemente.
- No te he oído nada... ¿Es lo que quieres?
Debió de contestar de nuevo tímidamente porque a continuación Germán volvió a insistir.
- a ver, zorrón, háblame alto y claro…Sobre todo clarito. Quiero oírte de tu boquita, de manera educada como te gustaría que un negrito te preñara, vamos…
Tragándose todo su orgullo y evitando las lágrimas contestó, bien claro y bien alto.
-Por favor, me gustaría que un negro me preñara…
Germán aplaudió con fuerza.
- Vamos, Samuel, ya has oído a la dama. Sus deseos son ordenes…¡ Aumentar la natalidad!...¡Ja,ja,ja…!
Samuel agarró a mi mujer y la colocó en la posición en que había estado Susana. Al contacto del tablero, sus doloridos pezones debieron rozar contra ella que hizo que Rosa gimiera de dolor. A continuación, se quitó el condón, se lo dejó en la espalda a mi mujer y de un único golpe se la enchufó. Debió llegarle hasta el fondo porque rosa me dio un gritito.
-¡Cuidado, tío, que me la desfondas, ja,ja,ja,ja…!
Comenzó a bombear aunque se ve que Susana le había dejado ya muy apunto porque no paso ni un minuto y de repente, sin ningún aviso, le agarró del pelo tirándole brutalmente hacia atrás. A Rosa la pilló desprevenida y por poco la parte el cuello. Debía estar corriéndose como un auténtico salvaje. No hacía más que gemir, insultar a Rosa en francés, y tirarla del pelo mientras que Rosa se agarraba con fuerza a la mesa tratando de evitar los tirones, con la cara surcada de lágrimas y mocos.
Finalmente ya el tío paró y se salió del interior de Rosa, que quedó tumbada en la mesa, respirando pesadamente y con los ojos cerrados. Incluso a la distancia de la cámara se veía que su rabo estaba brillante de flujo y goteando. En ese momento, Germán se aproximó por detrás con su teléfono móvil. Parece ser que empezó a hacerle fotos a la vagina de Rosa.
-¡Joder tío, le has dejado el puto coño como la boca de una alcantarilla…¡Madre mía, si se le ve todo por dentro…¡ostias, ¿qué pasa, te has tirado un mes sin correrte?!, ¡si esto parece una fuente.. Me has dejado la moqueta perdida!
Germán y el sudamericano le palmeaban en la espalda felicitándole. En estas Germán le pidió lo “suyo”. El negro se acercó a sus pantalones y sacó algo de ellos que dio a Germán. Este se encargó de enseñarlo a cámara sonriendo: Un billete de 5 euros. Joder. De verdad la trataban como a una puta de verdad.
- En la vida habrás disfrutado de una puta tan buena y tan barata… ¿eh? … Anda, pedazo cabrón, vístete y lárgate… Ya te volveré a llamar.
Cogiendo su ropa se fue por la puerta, tomando el camino que minutos antes había tenido Susana. Mientras, Rosa se levantó y se sentó en un sillón. Tenía todo el rimmel corrido, los pezones hinchados y restos de mocos…
-Germán, eres un hijo de puta… si no necesitará el trabajo iba a estar pasando por esto bueno…
- Rosita, levántate que me vas a dejar perdido el sillón, hija, que pareces un manantial… Y no te la des de ofendida. Es cierto que necesitas el trabajo pero podías haber cogido el camino de tu amiga así que ya sabes: putón y aguantas o te vas… y te recuerdo que para que te confirmen el trabajo tienes que terminar con tu “amigo”- mientras señalaba al sudamericano, que seguía la conversación mientras se había quitado el condón y se pajeaba para mantener su erección. De todas maneras, a este algo bien no le debió parecer porque se acercó y comenzó a decirle algo al oído a Germán. Este se rió bastante.
-Bueno, cacho guarra, parece que solo vas a engendrar negritos porque aquí a nuestro amigo parece ser que le da la asco meter su polla donde otro tío se ha corrido. De todas maneras, te digo una cosa: acabar hay que acabar así que…de rodillitas y hazle un trabajo fino, chupapollas- y continúo con una carcajada.
Rosa me pareció que lo miraba con una cara de desprecio pero no le duró mucho. El tal Sebastián le agarró de nuevo los pezones. Rosa gritó pero aún así, no los soltó. Tirando de ellos la obligó a ponerse de rodillas
-Zorra asquerosa, ya habrá ocasión que te llene el vientre. Por ahora, te llenaré el estómago…
Y agarrándola del pelo le metió la polla de un golpe en su boca. Literalmente se la estaba follando por la boca. Rosa trataba de empujar pero el tipo la tenía bien agarrada del pelo y se la metía como si fuera una vagina.
-Sebastián, controla y no me la asfixies…
Tampoco le hizo mucho caso pero unos segundos después, dio un golpe de culo y le enterró la polla hasta el esófago. La nariz de Rosa se encontraba contra la tripa de este tío, el cual gritó: “¡Putaaaaarghh…!” como un salvaje. Rosa abrió los ojos como platos. Debía estar recibiendo la descarga directamente en su garganta. Finalmente logró sacársela, aunque el sudamericano logró mantenerla y agarrado por el pelo y logró que varios choros acabaran en su cara y su pelo. Rosa no los evitó porque trataba de controlar sus arcadas y respirar. Finalmente el tío termino de correr y comenzó a limpiarse la polla con unos kleenex. Germán volvió a montar el numerito de los 5 euros y salió por la puerta mientras le lanzaba un beso socarronamente.
Por fin se levantó Rosa. Su cara se había convertido en una especie de cuadro corrido y lo de corrido nunca mejor dicho: la cara era una mezcla emborronada de maquillaje, saliva, moco y goterones de esperma colgándole. Me daba la impresión que también sus tetas y muslos se encontraban llenos de esta mezcla.
- Bueno, Rosita, desde luego así tienes una auténtica pinta de puta barata. Desde luego tengo que decir que eres una persona que sabe luchar por sus derechos laborales- y soltó una carcajada. Rosa se irguió con la cara medio de lloro, medio de furia mientras Germán la hacía girar por los hombros para verla.
-Joder, tía, desde luego con la pinta de mujercita buena que habitualmente tienes ahora mismo tendrías que verte… sí desde luego te han dejado bien abierta… me gusta la gente abierta… bueno me gustan mejor las mujeres bien abiertas… ¡Ja,ja,ja…! dijo riéndose como un tonto Rosa lo miró con furia imperial y le pidió, gélidamente, por favor que si podía pasar al baño.
Mientras Rosa estaba en el W.C., Germán arreglo unos papeles. Cuándo Rosa salió ya lo hizo vestida.
-Oye Rosita, por si no estás habituada te lo digo. Cuando las putas acaban sus servicios es lógico que limpien lo que han ensuciado… Más si te lo han regalado y tú lo vas soltando por ahí. Anda, recoge toda la lefa que has escurrido. Lo digo porque no me gustaría que la señora de la limpieza se piense que recibo aquí a putas…
Rosa pareció dudar un poco pero al final cogió unos kleenex y parece ser que limpio el suelo. Al terminar, Germán le dio un papel.
- Rosa, aquí tienes tu contrato indefinido. Soy hombre de palabra, así que ya sabes… si no te importa tengo que preparar las oposiciones para administrativas de la zona de recepciones ¡Ja,ja,ja…!
Y recogiendo el papel con una mano Rosa abandono la sala, cerrando con un portazo. Una vez que la puerta quedó cerrada, Germán se subió de nuevo encima de su silla y se dirigió a la cámara.
-Bueno, cornuditos- en este momento el pelo de los brazos se me erizó- si, me dirijo a vosotros, cornuditos de Susana y Rosa. Os he mandado este vídeo para que sepáis las cacho putas que tenéis en casa. Me disgustaría que no aprovechaseis tan tremendas jacas… lo siento por ti cornudito de Susana porque a pesar de que ha recibido por boca y por coño al final se va sin el premio. te doy a ti la enhorabuena, cornudito de Rosa porque quizás se lleve doble premio: el premio del contrato y otro premio en su tripa…¡ ja,ja,ja…! Espero que os guste el vídeo y que no me guardéis rencor,saluditos…
Y la imagen se quedó en negro. Me quede pensativo: por un lado el vídeo me había excitado pero por otro lado me daban ganas de ir y hostiarles y quien sabe que más a esos cabrones .Rosa, a fin de cuentas lo había hecho por su trabajo… En ese momento sonaron las llaves de la puerta. Retiré el pen del ordenador.
-Buenas tardes, cariño. ¿Qué estabas haciendo?
-Nada, viendo un vídeo que me han mandado… ¿Quieres echarle un vistazo?
-Nooo, seguro que son cosas tuyas o películas de esas que a ti te gustan y que a mí aburren.
-Te aseguro que es una película muy interesante… ¿En serio que no quieres verla?
-Ya lo haré en otro momento…
-Oye, por cierto, una cosa…tu compañera Susana ¿cuándo fue que abandono la empresa? (Nubarrón por los ojos de Rosa)
- Pues hará como cosa de un par de meses… ¿Por qué?.
-No, por nada- decía mientras pensaba con satisfacción que desde entonces mi mujer había tenido dos veces la regla…
- Bueno, cariño, voy a pegarme una ducha y voy a estudiar que han salido pruebas para ascender en mi empresa…
Mis ojos se abrieron como platos: una nueva prueba…