La olla y la p...
Donde tengas la olla , no pongas la polla, aunque....Relato con un poco de dominación y sadismo light
LA OLLA Y LA P...
Se dice que donde tengas la olla , no pongas la polla, pero...a veces las dos cosas van de la mano.
SILVIA.
Silvia parecía una mojigata, sólo su mirada de viciosa me permitió adivinar la puta que tenía dentro. Yo estaba explicando los ensayos que eran necesario hacer para probar X , un nuevo producto farmacéutico. En la sala había ocho personas, todas tías, la mayoría con falda para lucir pierna y escotes enseñando la mitad de las tetas, buscando guerra y la guerra era yo, que podía enriquecerlas eligiendo su clínica para la experiencia.
Silvia iba con un traje pantalón gris, una camisa blanca y una corbata azul. Sin pintar con el pelo negro corto, parecía más un chico que una mujer. Pero los ojos azules grisáceos la delataban. Quería guerra.
Al salir la vi sola y me acerqué para invitarla a tomar una copa. Mi hotel estaba cerca y aproveché el bar. Siempre he sido directo, y más cuando acababa de llegar a un sitio, no se debe perder el tiempo, así que cuando acabamos el campari con naranja, le dije que me acompañara a mi habitación. Bajó los ojos y me siguió.
Hay mujeres que les gusta obedecer y Silvia era una de ellas. Me senté en el sillón del cuarto, me puse un güisqui y le pedí que girara sobre si misma.
- Quítate la chaqueta -
Lo hi Lo hizo despacio, dejándola en una silla.
-
Ah- - Ahora los pantalones -
Soltó el cinturón desabrochó dos botones de la cintura y con un movimiento de caderas lo dejó caer la piso. Tenía unas buenas patas cubiertas con medias negras hasta medio muslo.
- Ábrete la camisa -
Tenía un vientre plano, unas braguitas negras que apenas le tapaban el conejo y un sujetador blanco que levantaba unas manzanitas comestibles.
- Es blanco para que no se transparente bajo la blusa . -
-
Se abre por delante, así que suéltatelo -
Al hacerlo dejó ver unas peras deliciosas con unos pezones grandes , rosa fuerte, erectos por la excitación.
-
Ven acá -
Me levanté del sillón, abrí la bragueta y saqué la polla dura, dispuesta para entrar en combate.
- Apoya las manos -
La coloqué con las manos en los brazos del sillón, de pie, con el culo hacia fuera, tenia la altura perfecta para follarla.
Separé la tela de la braga para dejar libre el conejo, metí un dedo , estaba empapada. Apoyé la cabeza de la verga en sus labios y empujé hasta dentro.
Sentí ese gusto que da un coño que se adapta bien a la polla, no tuve que dar muchas sacudidas para que gimiera como una gata, me moví rápido hasta que solté toda la leche.
-
Ahora límpiala bien con la boca -
Se giró , me agarró la polla con la mano y se la llevó a la boca , con la lengua la lamió golosa y luego se la metió en la boca.
- No me hagas una mamada. No te has corrido , ¿ verdad'. Quítate las bragas y hazte una paja. Quiero ver como te corres -
Me obedeció
, se quedó de pié ante mí, yo me senté en el sillón e hice un gesto para que entrara en acción. Su mano izquierda retiró la fina franja y la derecha fue hacia el coño depilado y puso dos dedos, el índice y el corazón, sobre el principio de su raja, tocándose el clítoris. Empezó a masturbarse, concentrada,sin dejar de mirarme a los ojos.
Los pezones parecía querer reventar de duros que los tenía. La respiración era cada vez más agitada, yo no sabía si la excitaba más el hacerse los dedos o que yo fuera su espectador. Tuvo un temblor, me di cuenta que había acabado.
-
Bueno, ahora vístete , te vas a casa y me vienes a buscar a
las nueve para ir a cenar. Reserva mesa y seguiremos hablando -
Apenas se marchó , me dediqué a estudiar las ofertas que tenía. De las 15 opciones ,la de Silvia estaba entre las tres mejores. Su clínica tenía la ventaja de trabajar para todo tipo de mujeres tanto en edad como clase social. Así que a parte de placer, podía venir bien para el trabajo.
Me duché y me puse una camisa azul cielo, chaqueta azul marino,pantalón gris y me calcé los mocasines negros .
Decidí usar corbata, no sabía donde me iba a llevar, elegí un roja de seda con el anagrama de la empresa. Yo nunca las compro, o me las regalan o uso las de propaganda. Bajé al hall del hotel y me estaba esperando.
Se había vestido para la ocasión,sexy , elegante pero sin caer en lo convencional. Una blusa de gasa gris pálido, una falda negra un palmo debajo de la rodilla pero con una raja al costado que dejaba
su pierna hasta medio muslo enfundadas en medias negras con un dibujo de pequeñas flores. Los zapatos de altísimo tacón la estilizaban.
Un collar de dijes de oro y unos aretes del mismo metal eran todo su atuendo. Se había maquillado ligeramente, estaba francamente guapa. La di un beso en la mejilla como si no la hubiera follado cuatro horas antes.
- He elegido un restaurante acá cerca, pienso que te gustará, mesa en la terraza mirando al muelle,así fumas si quieres. Podemos ir andando, he dejado mi coche en el parking del hotel. -
- Silvia, tú eres la que sabes lo que buscas, así que me imagino que estará todo a mi agrado -
La cogí del brazo como una pareja de muchos años y salimos del hotel. La noche era agradable. Empezaba el verano austral. Ella se recostó un poco en mí, para que mi brazo rozara su teta. El restaurante estaba al otro lado del muelle, cruzar el puente peatonal y apenas 200 metros.
El restaurante era caro, tenía fama de bueno, para turistas con posibles o ejecutivos de multinacional. Desde la mesa se veían los veleros en el pequeño canal.
Cenamos una ensalada y entraña a la parrilla, regadas por un malbec. Sabía elegir y me quería agasajar. La conversación fue un interrogatorio por mi parte.
Así supe que la clínica era de su padre, que ahora la dirigía ella, que estaba soltera,que era médica y había hecho una diplomatura en gestión de empresas sanitarias,que tenía 29 años, que conocía Nueva York,España,Londres, Paris , Roma ….en fin todo lo que necesitaba yo saber de ella y de su empresa. Y eso acompañado de miradas, gestos, de tía entregada,con ganas de que la volviera a follar. De esas poses que que dicen soy toda tuya, haz conmigo lo que quieras.
Pidió café y se disculpó para ir al baño.
Cuando volvió,entendí a qué había ido. Se había quitado el sostén y sus tetas se marcaban bajo la gasa,también se había desabrochado tres botones y al inclinarse hacia mi tenía una deliciosa visión de sus encantadoras peras. Sabía jugar. Pedí unas copas de champagne,
-
Te propongo un brindis. Por lo que creo puede ser una buena relación profesional y...personal. Me gusta tu clínica, es una de las que cuenta con más puntos a favor -
- Seguro que nos entendemos profesional y personalmente. No vas a tener ningún problema. Sé lo que quieres y te lo puedo dar -
Las cartas estaban muy claras, ella estaba a mi disposición , dispuesta a dejarse follar, y quería el contrato. Tener a una tía ,así de entregada, es una gozada, pero valía la pena saborearlo lento.
Pagó la cuenta y volvimos hacia mi hotel, ella me tomó del brazo y pegó la teta como si fuera un sello. Estaba esperando que la metiera un buen polvo, pero...mis ideas eran otras. Al llegar me preguntó:
-
¿ Quieres que suba? -
Hay que hacerse el duro, ella creía que con lo buena que estaba me tenía en el bote, me convenía ponerla en su sitio: el que mandaba era yo.
-
No, nena. Te acompaño al coche, estás demasiado incitante para dejarte que vayas sola. Ahora quiero preparar las reuniones de mañana y descansar. A ti, también te viene bien el estudiar que vas a contar mañana en público. Si quieres desayunamos juntos. Ven hacia las 8 de la mañana y sube a la habitación. Dejaré aviso para que no tengas problemas -
Me miró sorprendida, creo que era la primera vez en su vida que la rechazaban para follar. Obediente , siguió pegada a mí hasta su coche : un Peugot 205 blanco. La di un beso frío en la boca y vi como se alejaba.
En la habitación volví a ver los expedientes, sin oír las propuestas, el de Silvia era la mejor opción.
El cambio de horario hizo que me despertara temprano, desde la ventana de la habitación vi amanecer. Era hermoso el rosado ígneo del sol que se levanta enrojeciendo el río. Leí los periódicos en el portátil. Llamaron a la puerta eran las 8. Abrí y allí estaba Silvia.
Un traje azul marino, con falda justo a la altura de la rodilla, medias negras, zapatos de taco alto, blusa negra, como adorno un collar y unos pendientes de perlas . Estaba buenísima.
La besé en la mejilla.
-
¿ Quieres que te muestre mi oferta?. Me enchufo en tu computadora y la podemos ver ahora -
- Prefiero otra oferta. Desnúdate y ven a la cama. Enchufa otra cosa -
Sabía obedecer, de pié frente a la cama,se quitó la ropa. Me miró cuando estaba en sostén, tanga , liguero y medias. Pufff, era una tía de anuncio.
-
Déjate las medias y el liguero y móntate encima mío -
Yo me había echado desnudo en la cama, la polla en alto , esperando que se empalara. Y lo hizo. Me cogió la verga y apuntó directamente al coño. No anduvo con florituras, se dejó caer, hasta que la tuvo toda dentro. Estaba tan mojada que mi miembro se deslizó suavemente. Tenía un conejito prieto y la vagina se amoldaba como un guante a mi arma.
Cerró los ojos, con la lengua comenzó a lamerse los labios, mientras se movía lentamente. Las tetas oscilaban esperando mis manos. Se las agarré y le di un sobo bien dado. Estaban duras y elásticas. Los pezones rozaban mis palmas, me las lleve a la boca y las llené de saliva e hice que rozaran sus puntas. La caricia venía de sus movimientos que se iban acelerando.
Era un placer verla follar, se concentraba en lo que hacía, su cabalgada era cada vez más rápida y yo comencé a empujar mientras con los dedos estrujaba los enhiestos pezones. Noté como se venía y sacudí fuerte hasta correrme yo.
Había sido un buen polvo. Al levantarse , parte del semen me cayó en el vientre mojando los pelos de la polla.
La separé y sin decir nada fui hacia el baño, me siguió como una corderita. Se sentó en el bidet para lavarse el coño, me quedé frente a ella, la tenía gorda pero semiflácida.
-
Límpiala con la lengua y luego me haces una buena mamada -
Daba gusto los sumisa que era y lo bien que se portaba. Se aplicó con labios, lengua, manos hasta que mi fuente volvió a manar. Y la lamió de puta madre, sacándola brillo.
Me metí en la ducha, al hacerlo le pedí que encargara el desayuno para dos en la habitación. Al salir envuelto en el albornoz, llamaba una camarera con lo que Silvia había pedido. No se había vestido, sólo se había puesto mi camisa de la noche anterior.
Nos sentamos , no llevaba bragas , así que le veía el chumino mientras daba cuenta de las medias lunas y el café, ella me imitaba , sin separar sus ojos de los míos.
- ¿ Sabes que haré todo lo que me pidas? : Quiero ese contrato”-
- Pero además te gusta que te folle como te follo. Obedecer a mis ordenes. Se te nota mucho -
- Sí, me excita hacer lo que me ordenas. Me da morbo.-
- Si sale la operación , que todavía no lo tengo claro, joderé contigo cuando tenga ganas. Estas de acuerdo , ¿ verdad?-
- Sí, acepto el trato...encantada -
La cosa estaba clara, si su clínica era la elegida, jodería cómo y cuando yo quisiera. No hacían falta más palabras.
Nos vestimos, dejé que ella fuera antes al salón donde se celebraría la reunión de trabajo. Me puse lo mismo que la noche anterior , cambiando la ropa interior y sin ponerme la corbata.
Cuando entré en la sala las 15 mujeres me estaban esperando. El procedimiento era sencillo: Exposición pública de las ventajas de cada una de sus propuestas , período intermedio en el que yo seleccionaría las que me parecieran mejores y luego entrevista personal privada con los pocas elegidas.
Me quedé con 3: La propuesta de Silvia, la de una tal Liliana , una rubia teñida de unos treinta años llena de curvas con pinta de tigresa ( parecía un putón desorejado pero la oferta económica era buena) y la de una morena en los primeros cuarenta, Celina, guapa, elegante, morena de ojos negros.
LILIANA.
La verdad es que la tal Liliana estaba buena como un pan recién hecho. El pelo largo enmarcaba una cara perfecta con unos ojos negros que prometían placeres sin cuento. La clínica no reunía las características que necesitaba para las pruebas pero la petición económica era muy estupenda. La reunión fue, por mi parte técnica, por la suya una oferta de sexo clara y explícita. Ella entendía que le faltaban cosas para ser seleccionada, pero estaba dispuesta a tener una entrevista totalmente privada para intentar convencerme.
Se me puso la polla en alto,era una propuesta a estudiar, porque era un bombón con un polvo como una catedral. Le pedí el número de móvil para pensarlo.
La siguiente entrevistada , Celina, con su melena corta, cara preciosa, de muñeca, se le notaba un buen cuerpo bajo la camisa blanca y la falda plisada dejaba ver una piernas deliciosas, cubiertas con medias negras, hasta el principio de los muslos. Lo mejor, la sonrisa contagiosa.
Me quedé de piedra con la manera de enfocar la entrevista. Lo primero reconoció que la mejor oferta era la de Silvia. Pero que su clínica, me convenía a la hora de buscar el laboratorio que fabricara el producto a introducir en el mercado americano ,ya que su grupo tenía ambos componentes.
No lo había pensado, pero era un buen punto de vista. Y mejor vista era la que me daba su camisa semiabierta con unas tetas divinas, apenas cubiertas con un sujetador blanco. El canalillo era de campeonato.
Para acabar me soltó con una sonrisa entre irónica y perversa dejando ver unos dientes blancos entre sus labios golosos.
- Yo creo que debes buscar una unión entre la propuesta de Silvia y la mía. Pero para que Silvia se ponga a punto, te conviene hablar con Liliana. Seguro que te gratifica ...pero recuerda que tanto Silvia como yo, podemos hacer más cosas que esa ...aunque te aconsejo que la disfrutes. -
Y se levantó, me dio un beso de hermano en la boca y se fue. Me quedé pensando, tenía razón , me convenía la doble elección, pero Silvia, seguro pensaba que ya lo tenía ganado. Había que ablandarla y la solución de tener una reunión con Liliana me apetecía.
Así que cuando llegué al hotel la telefoneé y quedé con ella al atardecer. Silvia me llamó , le dije que tenía que hacer, insinué que tenía otra alternativa, se quedó de piedra. Me di cuenta que Celina tenía razón , debía bajarla un poco los humos.
Me avisaron que me esperaban en el hall, bajé y la verdad que Liliana era un espectáculo. A todos los tíos se les iban los ojos detrás de ella. El pelo rubio largo en cascada por la espalda, la cara con los ojos negros enmarcados en unas pestañas que podían abanicar, la boca golosa, roja de pintalabios. Una blusa rosa, con cuatro botones abiertos, dejaba ver unos melones como obuses que desafiaban la gravedad tiesos sin sostén, apenas tapados los pezones. Un cinturón de cuero ancho ceñía una cintura de avispa. La mini beige apenas llegaba unos dedos debajo del coño. Y las patas enfundadas en unas botas por encima de las rodillas con tacones altísimos para disimular que era bajita.
Me quedé sin aire, con una pájara así no se podía salir a la calle, sino quería tener que liarme a hostias con todos los que se iban a lanzarse sobre ella, como lobos en celo. Así que decidí tomar la copa y picar algo en el hotel.
No sabía de qué hablar con ella, estaba con la polla en alto, y sólo podía pensar en echarla un polvo. Y ella se daba cuenta, me sonría , me cogía la mano con cualquier motivo, y me daba un espectáculo de sus tetas ofrecidas a mi lujuria, que se disparaba por momentos.
- ¿ No crees que es mejor que vayamos a tu habitación para que te enseñe...mi presentación? ...seguro que te interesa -
- Voy a pedir una botella de champagne y algo que comer y me ..enseñas lo que quieras. -
Tuve que contenerme para no violarla en el ascensor y en el pasillo, pero algo me pasó al entrar en la habitación. Me di cuenta que aquella tía estaba jugando conmigo, estaba habituada a que todos los hombres comieran en su mano, y me enfrié. Me apeteció tomarla el pelo. Tenía a Silvia para follar cuando quisiera, es más, en cuanto la diera puerta a aquella rubia, podía llamarla y pegarla un buen polvo.
Liliana me pidió ir al baño y luego se sentó en una silla junto a mi portátil, y allí estaba su coño a la vista, la muy puta se había quitado las bragas. Y la verdad es que se me bajó del todo. Hice como si no me hubiera dado cuenta y empecé a oír el discurso sobre su empresa , me entraba por un oído y me salía por el otro. Subieron unos bocadillos y la bebida, el camarero se quedó de piedra, si no lo sacó a la carrera, se corre allí mismo. Y ella seguía dale que dale, contando y enseñando, una pura provocación. Y a mi me la bufaba, que no tenía interés pese a lo buena que estaba, no me daba morbo.
Cuando acabamos las viandas y habiendo bebido sólo una copa de champagne , decidí que era el momento de echarla.
- Me ha parecido bien su presentación, pero en principio no me interesa. Le agradezco que se haya ofrecido a venir a aclarar una serie de puntos. Puede retirarse cuando desee. -
- ¿ Cómo dices? No te intereso, ni mi empresa ...ni yo. -
Se había puesto de pié , me miraba con ojos de asombro, nunca le debía haber pasado que la rechazaran. Las tetas casi al aire, insinuante, excitante, guapa y a aquel tipo no le apetecía. Se le debió fundir un chip.
-
Creo que lo he hecho mal, no me he portado bien....merezco un castigo. -
Se soltó el cinturón se bajó la mini, quedó con los bajos al aire, y se giró dándome el cuero.
-
Por favor ...¿ puedes darme unos azotes?...He sido una niña mala y estúpida. -
Y se apoyó en el sillón dándome la grupa. Yo , con el cinto en la mano, me encontraba extraño, no sabía que hacer.
-
Por favor...pégame. -
Lo pidió suplicante, casi llorando. No lo había pensado pero...la di el primer azote en las nalgas, se enrojecieron.
-
Más, por favor.
Tenés que castigarme.-
Y la di otro cintazo, otra mancha rosa se marcó en su culo. Y ya puesto repetí.
-
Sí, si ….dame duro...sigue..lo merezco-
Y le metí tres correazos más. Algo me ocurrió, la polla se me había puesto como una piedra. La popa de la tía, cada vez más colorada, sus gemidos, mezcla de dolor y placer, sus más duro, me habían puesto como una moto. Paré un momento, ella se quitó la blusa, estaba en pelotas, sólo con las botas, y ¡ joder! uno no es de piedra, y la moza estaba buenísima.
-
Por favor, pegáme más-
Movió el culo incitándome, y la volví a dar dos azotes, mientras me soltaba el cinturón y dejaba que los pantalones me cayeran al suelo. La polla se me salía del calzoncillo, así que me fui hacia ella , le agarré por las caderas , mi cabezota tanteó por su grupa y cuando llegó al coño, se la clavé de un golpe.
La hija de puta estaba empapada, vamos que se deslizó con facilidad hasta el fondo. Le agarré las tetas, le apreté los pezones pétreos y le di como si fuera una taladradora. ¡Zamba! , ¡zamba! y ¡ zamba!. Solo estaba pendiente de mi placer, que era salvaje, me estaba pegando un polvo de campeonato.
Liliana ya no gemía, chillaba como una posesa, como una bestia a la que están desollando. La ventaja de haber jodido tranquilo esa mañana, era que tardé un poco en correrme , dando tiempo a que la muy guarra le cayeran dos orgasmo como mínimo, lo notaba por como le daban tiritonas de gusto. Cuando solté la lechada y la saqué , se giró a la carrera y me la chupó hasta dejarla limpia .
- Gracias-
me soltó desplomándose en la cama.
-
Gracias a ti, me he echado un polvo cojonudo.....pero Lili esto no cambia que tu oferta de trabajo no sea la seleccionada.-
- Mira, sé que la mía no es la mejor, pero estoy segura que ahora , si tienes algún problema, me considerarás como una alternativa. Y otra cosa, sos un duro, ningún hombre se me ha resistido y a vos me ha costado meterte en acción. Y eso sí cuando te pones lo haces bien. Tres veces me has hecho venirme-
La pasé cariñoso un brazo por los hombros, dejé que se reclinara en mí, la di un beso en la frente y así pasaron unos minutos. Necesitaba descansar.
Luego me levanté , volví a servir champagne, se lo llevé a la cama, y tras coger el tabaco y el mechero me tumbé a su lado a saborear los placeres del triunfo.