La oficina

Continuan mis experiencias entre coños y pollas

Como os contaba en el relato anterior, había descubierto

varias puertas hacia el placer, el encuentro con Maria y Juan había conseguido

despertar en mi un hambre sexual obsesivo. Todos nos despertamos por la mañana

planificando nuestro dia, nuestras obligaciones, tanto en el curro como en

nuestro hogar, luego buscamos tiempo para nuestros momentos de tranquilidad,

para nuestros momentos de felicidad al lado de nuestra famila pero realmente el

sexo es lo que mueve el mundo, es lo que hace que todo un dia sea maravilloso

cuando sabes que al final del mismo te vas a encontrar comiéndote un coño o

lamiendo una polla. Esto es lo que hace que todo el dia sea vea de manera

distinta, todo es importante pero todo se diluye entre gritos de placer y corridas

explosivas.

Los días posteriores a mi encuentro con Maria y Juan

transcurrieron entre erecciones continuas y pensamientos obscenos, las tardes

en el curro cerca de Maria hacían que mis pensamientos volaran hasta sus

pezones para ir recorriendo poco a poco todo su cuerpo. La actitud de Maria

también había cambiado, se mostraba nerviosa en nuestros ratos de descanso,

nuestras conversaciones insulsas chocaban con nuestros recuerdos sexuales.  Una tarde mientras hablábamos de las necedades

de algún compañero de curro, apareció nuestro jefe, nos requería un informe

para la mañana siguiente a primera hora. Eso nos iba a ocupar toda la tarde y

nos obligaría a hacer horas extras para poder acabarlo a tiempo. Yo disponía de

llaves para cerrar la oficina por lo que si era necesario nos quedaríamos solos

para acabar la faena. Llame a mi mujer para confirmarle que llegaría más tarde

debido a “una puta tarea que debía realizar para el jefe” pero mi mente ya

estaba diseñando”la puta tarea” que le iba a dar a Maria.

En las dos horas que nos quedaban hasta la hora de la salida

finiquite el informe y deje solo pendiente una tarea para que Maria se

quedara  conmigo. Se fueron vaciando los

despachos hasta que al final solamente quedamos los dos. Todas las luces

estaban apagadas menos las de mi despacho y la luminaria de arriba de Maria, me

acerque a su puesto para ver cómo iba, ella estaba de espaldas sentada en su

silla por lo que no escucho mis pasos, me acerque por detrás y sin ningún tipo

de rodeo le puse mis manazas en sus pechos, no podía abarcarlos todos, los

apreté, los masajee, roce levemente con mis dedos sus pezones por encima de la

blusa que llevaba puesta, ella mientras fue bajando sus manos hacia sus muslos,

y lentamente fue introduciendo sus manos por debajo de su falda.  De repente se giro y con una destreza

impresionante me bajo los pantalones y los calzoncillos para meterse mi polla

ya completamente erecta en su boca, uhmmm…era impresionante, saco completamente

mi glande y con ligeros lengüetazos me repaso todo el frenillo mientras mi

polla daba brincos, pensaba que no iba a soportar más placer, mientras mis

manos apretaban con mas fuerza si cabe sus pechos duros. Se levantó de la silla

y nos desnudamos con ansiedad, allí aparecía de nuevo todo su cuerpo ante mí,

como la última vez que nos vimos llevaba completamente depilado su coño, y me

lance hacia él como un depravado, ella se mantenía de pie con las piernas

abiertas mientras yo desde abajo le metía la lengua hasta donde podía, después

de intensos gemidos me puse yo también de pie y mientras nuestras bocas se

lanzaban mordiscos con un placer inusitado mi polla ya empezaba a introducirse

en su vagina con una fuerza que hacia levantar los talones del suelo a Maria,

nos tiramos al suelo y nos follamos como locos, entre gritos, sudores y

espasmos hasta que nos corrimos salvajemente después de un polvo colosal.

No tardamos más de 20 minutos ya que nuestra hambre nos hizo

comer con ansiedad, pero yo no tenía bastante, me hacía falta también una

polla, necesitaba saborear de nuevo con mi boca un buen pollon y completar el día.

Aún era pronto y tenía margen para buscar lo que necesitaba antes de ir a casa.

Intente que Maria llamara a Juan para que viniera a la oficina, pero me comento

que estaba fuera de la ciudad y que no le daría tiempo a venir…de repente a

Maria se le ilumino la cara, tenía un amigo gay que vivía cerca de la oficina,

no me prometía nada ya que no sabía si estaba en casa o si le molaría montarse

un trio con una tía. Le llamo, y sin contarle nada le dijo si podía pasarse por

la oficina ya que se la había estropeado el coche y necesitaba alguien que le

llevara a casa.

En los 10 minutos que tardaron en llamar a la puerta, mi

polla ya había crecido de nuevo ansiosa de más placer. Maria le abrió la puerta

y ante mi apareció un joven más o menos de la misma edad que Maria, al

contrario que Juan, este no era demasiado alto, era también bastante delgado,

moreno con el pelo rizado, llevaba unos pantalones ajustados de pitillo que

marcaban su paquete y una camisa ajustada que si bien no marcaban nada de

musculatura si que mostraban un cuerpo más que correcto, A MI ME BASTABA.

Se mostró muy cordial y para nada daba la impresión de ser gay,

nos presentó Maria y nos saludamos de una manera formal sin que nada intuyera

lo que después se produciría. Maria propuso tomarse una birra antes de

marcharnos así que cogimos nuestras cosas y nos bajamos al bar de la esquina. Adrián,

que así es como se llamaba, resulto ser un tío afable, exageraba sus historias

para hacerlas divertidas y así entre cerveza y cerveza y risotadas empezaron a

surgir temas más calientes, sin ningún tipo de rodeo nos empezó a hablar de su

condición sexual, de sus últimos ligues y de que andaba muy salido ya que

últimamente no ligaba nada…aquello hizo encender mi polla que en cuestión de

segundos ya se mostraba abultada por encima de mis vaqueros. Maria conto lo que

le había pasado con Juan, conto sobre la bisexualidad de su pareja y la

experiencia que habían vivido con una tercera persona, sin concretar, eso sí,

que esa tercera persona era yo. A Adrián se le abrieron los ojos como platos,

hizo un par de comentarios jocosos sobre lo buenorro que estaba Juan y sin

ningún tipo de dilación le propuso a Maria participar la próxima vez en esos

encuentros sexuales. De repente ambos se callaron y Adrián me miro a mí,

esperaba que  yo le contara algo sobre mi

vida sexual y sin ningún tipo de rodeos y viendo como había encajado la

historia de Maria, le conté que la tercera persona del relato de Maria era yo.

Adrián no se lo creyó

en un primer momento, pero Maria se lo confirmo y paso de tener una sonrisa

divertida a tener una sonrisa nerviosa. La excitación recorrió su cuerpo ya que

de repente se puso rojo y se quedó sin habla. En aquel momento Maria ya había

pasado sus manos por debajo de la mesa y agarraba con disimulo nuestras dos

pollas por debajo de la mesa.  Propuse

pagar y subir a la oficina para recoger una carpeta que se me había olvidado.

Los tres sabíamos ya en ese momento, lo que iba a pasar en la oficina.

Maria y yo nos dirigimos directamente  al despacho de nuestro jefe mientras Adrian

nos seguía. El despacho del jefe contaba con su escritorio, una mesa de

reuniones muy amplia con una pizarra pequeña y un cuarto de baño con ducha que

de vez en cuando él utilizaba antes de irse a casa.

Propuse pegarnos una ducha los tres juntos, para empezar a

saborear nuestros cuerpos, Maria se desnudó primero, aun tenia restos de mi

corrida por las piernas algo de lo que se percató Adrián y que no hizo más que

ponerlo más cachondo, en un segundo ya estaba sin camiseta y con los pantalones

en los tobillos, llevaba un slip blanco que marcaba toda su polla…parecía una

buena polla en comparación con la altura y el peso de Adrián.

Yo también me deshice

de la ropa con una velocidad endiablada dejando al aire mi polla ya con una

erección de caballo, Maria se fue poco a poco quitándose la ropa, mostrando de

nuevo, todos sus pezones erectos y sus labios del coño aun hinchados por el

placer que apenas hacia una hora había recibido.

El agua nos bajaba por la piel y Maria se puso entre los

dos, mi polla apuntaba a su culo mientras su boca besaba y mordía los labios de

Adrián. Me agache un poco y pudimos rozar nuestros capullos por debajo de las

piernas de Maria mientras mis manos rodeaban de nuevo sus inmensos pechos, baje

una mano y mientras con 4 dedos masturbaba a Adrián rodeando su pollon,

introduje el pulgar en el coño de Maria, lo que provoco un primer gemido de los

tantos que vendrían despues. Adrian acompasaba sus movimientos de culo a los

gemidos de Maria moviéndolo  hacia atrás

y hacia delante para masturbase con mi mano. En ese momento Maria se agacho

quitando mi mano y nos encaró a mí y a Adrián mientras  se dedicaba a chuparnos la polla a ambos,

metiéndonos los dedos de cada mano en nuestros respectivos culos. En ese

momento Adrian y yo nos fundíamos en un apasionado beso mientras la lujuria nos

hacía gemir y abrir si cabe más nuestras piernas para que Maria nos traspasara

con más dedos nuestros anos. Así estuvimos un buen rato hasta que Maria entendió

que nuestras pollas ya estaba lubricadas a la vez que nuestros culos abiertos.

Hice girar a Adrián y agarre sus nalgas fuertemente, le obligue

a ponerse a cuatro partas y sin ningún tipo de vacilamiento le introduje mis

20cm de polla de un solo golpe, mientras Maria se había tirado al suelo poniéndose

debajo de Adrian alternando lamidas a sus huevos con mamadas interminables a su

polla, asi estuvimos un buen rato hasta que entre espasmos y gemidos  volvi a descargar todas mis reservas de lefa,

esta vez en los intestinos de Adrian, este gritaba como un loco mientras toda

su corrida se vaciaba en la boca de Maria. Salimos de la ducha exhaustos pero

aun insatisfechos yo quería que Adrián me encalomara con furia, como había hecho

yo con él y Maria deseaba correrse de nuevo.

Vaciamos la mesa de reuniones y esta vez Maria se tumbó a lo

largo de ella, yo arrodillado con el culo en pompa ,empecé a recorrer sus pies

con mi lengua en dirección hacia sus muslos, entre tanto, con su polla aun

languideciendo, Adrián se dedicó a introducir en mi culo un rotulador de estos

gordos de la pizarra que también había en el despacho, tenía que tener cuidado

ya que mi ano desesperado por poseer sus envites absorbía el rotulador con una

fuerza inusitada, así estuvimos un buen rato hasta que mi lengua llego de nuevo

al coño de Maria para lamer su clítoris. Para entonces mi polla ya no respondía

a los estímulos  y colgaba flácida entre

mis piernas, eso hasta que Adrián con su virilidad ya recuperada empezó a

masajear mi ano con su capullo, me gire y ver a Adrián con su gran polla en la

mano apuntando a mi culo me excito de nuevo sobremanera, se le veía pequeño,

delgado, con sus rizos caídos hacia su frente sujetando su polla que comparándola

con el resto del cuerpo parecía un mástil de un barco…al principio temí por mi

culo , pero el rotulador había hecho su camino y el glande gordo de la polla de

Adrián entro con suma facilidad, llenando el vacío que había tenido en mi

cuerpo hasta ese momento, Adrian empezó con el mete saca de una manera

tranquila pero repetitiva, lo que me hacía retozar de placer y provocaba que

sacara mi lengua del coño de Maria para poder gemir a gusto. Entre sudores y

gritos note como la polla de Adrian se ensanchaba dentro de mi, presagio de la

gran corrida que inundo mi culo. La lecha caliente resbalaba por mis piernas lo

que hacia que me sintiera sumamente satisfecho del placer recibido y dado…en

ese momento y para no dejar a Maria sin disfrutar tanto como nosotros,  yo continúe con su coño, mientras Adrian salió

de mí y  se dedicó a mordisquearle el

cuello y los pezones, la excitación de Maria llego a sus máximos niveles

mientras se corría en mi boca entre espasmos y gritos desaforados.

Acabamos los tres rendidos, tumbados sobre la mesa de

reuniones del jefe con la cara colorada de tanto placer. Recogimos todo un poco

y esta vez nos pegamos de nuevo una ducha solo con agua. Sin más fluidos de por

medio.

(si os ha gustado no dudéis en hacer vuestros comentarios en

mi correo aventursex@terra.es)