La odalisca

A ella, su amor, no para de darle sorpresas cada vez más morbosas.

La Odalisca.

Mi amor me ha estando dando sorpresas con cierta regularidad, unas deliciosas, otras morbosas, pero todas maravillosas y con ellas fortalecemos nuestra confianza y cariño. Cada día que pasa nuestros lazos son más consistentes, amor entrañable y entendimiento mutuo.

Habían pasado unos días desde nuestro encuentro con Alberto, comentamos varias veces que por supuesto había sido algo con gran dosis de morbo y a la vez con elegancia, aunque parezca que esta palabra aquí no cuadre, los tres pasamos unas horas fascinantes, disfrutamos al máximo entregándonos con gran lascivia nuestros cuerpos y a la vez teniendo en cuenta nuestros deseos sin efectuar algo que no pudiera agradar o resultar molesto para cualquiera de los tres. Estos recuerdos cuando pasan por mi mente encienden mi lívido al instante Me preguntó de nuevo si verdaderamente la experiencia me había gustado, y con cara pícara repuse que con hombres de semejante talla, era imposible no estar sobre excitada y a la vez orgullosa por ser protagonista.

Pensé que había llegado el momento de que fuese yo la que tramase algo y… no sabía el qué. Mi cabeza daba vueltas y más vueltas, qué le podía yo ofrecer de novedoso, que la vez le produjera excitación y deseos de poseerme salvajemente? Difícil lo tenía, pero esto me lo marqué como un reto. No era cuestión de pique, no hay piques entre nosotros y además él no me lo había pedido. Era yo quien deseaba satisfacerle como él me satisfacía en todo.

Me atrae todo lo relacionado que sea dispar a nuestra cultura. Me encanta, lo oriental, así pues encaminé mis ideas por ese camino. Miré fotos de álbumes para ver si ellas me daban alguna idea y después de rebuscar, creo que di con ello

¿Por qué no hacer algo estilo Salomé? Sí, eso haría, pero tendría que pensar " algo". Algo que le volviera loco, loco de pasión por mi, ya lo está, pero quería más… mucho más, que perdiera los estribos como hacía mi amor conmigo.

Fui perfilando la idea, reuní ropajes y detalles de los viajes que he efectuado por Siria, Jordania y Turquía… esa Turquía llena de misterio. Tuvo que desplazarse unos días y esa fue la ocasión de preparar ciertas músicas en su mesa de mezclas y que yo no sabía gran cosa, sólo lo que le había visto hacer en algún momento, pues es un gran apasionado a la música, no hay secretos para él. Fui a su casa y… no sabía por donde empezar, tal cantidad de piezas tiene almacenadas. Busqué, escogí, desdeñé y cuando creí tener un buen acopio, hice la "mezcla" o el pastel según quedara.

A su regreso y después de unas palabras de amor fui yo la que le dije :

-Prepárate para mañana-

Se quedó mudo, me hubiese gustado verle la cara a través del teléfono.

-¿A que te refieres mi niña?-

-A qué?.., pues a eso, que te prepares para mañana. Por cierto, iremos a la casa de una amiga mía que me ha dejado las llaves. Está por la costa, cerca. Pásame a recoger las 6.-

Y colgué para que no hiciera preguntas. También debo usar mis armas de mujer y astucia para dejarle intrigado. Él es un buen estratega, yo no quiero rezagarme y debo aprender.

En una bolsa con cremallera y bien alisado puse todo, ropas, maquillajes, pulseras y collares, un sin fin de complementos para mi despliegue y actuación, había hecho una lista y fui tachando todas las cosas según las introducía, no quería dejar nada al azar.

Llegamos y después de dejar los paquetes, pues teníamos intención de pasar todo el fin de semana, me cogió para besarme… le aparté y con cara maliciosa le dije:

-¡Ah, no!... debes esperar a más tarde….

-¡Pero niña…!... no puedo… no se como hemos llegado hasta aquí, ni encontraba el cambio de marchas de lo excitado que estoy.

-Estupendo cariño… pero todo lo bueno se hace esperar y creo que valdrá la pena. Tu sigues mis órdenes, hoy soy yo quien lleva la batuta de director, bueno… directora. Soy el Ama.

Le cogí de la mano y fuimos al dormitorio, encendí las luces indirectas de unas tonalidades muy sensuales, velas e inciensos que me gustan y además eran perfectos para el marco de la representación. Le acerqué a la cama que es de esas con cabecera metálica muy artística y dosel donde penden una especie de cortinas de muselina. Y …que poco se esperaba lo que iba yo hacerle. Le desnudé con lentitud para ponerle nervioso, le tumbé y saqué del bolsillo unas cintas de seda pero resistentes.

-¡¡¡Qué haces..!!!

-Chitón y se buen niño.

Le abrí las piernas y separadamente las até con sendas cintas a los lados de la cama, a la muñeca derecha le hice lo mismo, al brazo izquierdo primero lo até por la altura del codo y luego la muñeca, la boca se la cubrí con esparadrapo suave antialérgico para que no pudiera proferir palabra, eran ya 6 ataduras y… la más perversa, según tengo entendido se le llama "carrete" pero la verdad no se si es como yo lo hice. Con una cinta larga a la que había hecho una serie de nudos la até a su verga y luego a su pierna. Ya completé las 7 ataduras. Me miraba incrédulo, ni idea de lo que me proponía y cual sería el próximo paso.

Me fui a la otra habitación y deprisa pero a la vez lentamente empezó mi transformación. Con un aceite especial oloroso y dejando rastros dorados, me lo pasé por todo el cuerpo. Me puse unos sostenes de pedrerías que algunas colgaban y tintineaban a las convulsiones de mi pecho, delante del espejo moví mis senos provocativos pensando como se pondría cuando lo hiciera delante de él. Me coloqué asimismo un cinturón con la misma clase de pedrerías que destellaban a mis movimientos y del cual colgaban los 7 clásicos velos con los colores cálidos del arco iris, por supuesto sin nada debajo y finalmente había adquirido –no recuerdo el nombre- una especie de platitos huecos que se ponían uno en dedo índice y el otro en el prensil y que apretándolos dejaban una especie de melodía rítmica. Salí para ejecutar mi representación, al entrar donde estaba mi cielo, puse la música, más bien suave, creo que era Scheherezade de Rimski-Korsakov… hice mi entrada muy sensualmente y… los ojos de mi amado casi se le salían de las órbitas. Me acerqué hice unas piruetas muy cerca de él. Pero el pobre NO me podía tocar, ni tan siquiera proferir una palabra…¡¡¡bieen!!! Dancé unos pasos más alrededor de la cama y me acerqué y desaté una mano, muuuy despacio, pero no todo el brazo, mientras le lanzaba uno de mis velos, unos pasos más, con lentitud planificada, zassssssssssss otro velo y la liberación del brazo derecho, y no le di oportunidad de que me apresara. De mis dedos salían notas que acompasaban la música que había preparado. Entonces comenzó "En un mercado persa" y mis caderas se movían rítmicamente y erotismo a sus notas. Los ojos de mi amado parecían lanzar llamas como un bazoka.

Así le martiricé unos 10 minutos más, me acerqué y lanzando el tercer velo le extraje el esparadrapo y le besé ligeramente y me escapé. Me dijo palabras dulces pero al alejarme salió de su boca una serie de obscenidades…¡zorra, puta..! que me impulsaron más a provocarle.

Yo vigilaba su pene… supongo, mejor dicho… lo podía ver por su rostro y por los quejidos que lanzaba, que estaba sufriendo un martirio, saqué uno de los nudos y empezó a subir el mástil y pasé suavemente mi lengua por él.. placer de dioses, había gotas de excitación, las chupé al igual que se hace con un helado, mirándole a los ojos con excitación. Me acerqué con movimientos eróticos hacia la mano izquierda, su mano, la desaté poniéndole en ella el cuarto velo, lo lanzó y… le dejé acariciar mis labios interiores que estaban húmedos, ya que yo sentía los mismos deseos locos de que me poseyera, respiré profundamente y proseguí con mi "macabra" danza, desaté dos nudos más del carrete. ¡El falo, mi falo, tenía vida propia!. Pero tenía que proseguir con mi plan para llegar a una excitación máxima, aún quedaban tres velos y tres ataduras, los pies y el resto del carrete o como se llame este maléfico y más que excitante juego, es una especie de delirio y placer a la vez. Le dejé que me besara apasionadamente, le entregué mi lengua y juntamos nuestras salivas como si fuera un pacto de amor. Me libré de sus brazos. Fui a los pies, lancé al aire el sexto velo liberando un pie y algo más de la cinta del pene y cuando calculé que la música finalizaba, me saqué el séptimo dejando libre el otro pie y por completo su hermoso pene al cual yo estaba deseando saborear. La danza había acabado y llegó el momento de entregarnos a nuestras locuras, ardientes locuras.

Me tiré sobre la cama casi como si me zambullera en la piscina y mi amado me recogió en sus brazos estrechándome locamente.

-¡Amor mío! eres maravillosa, ¡cómo me has hecho sufrir!, ¿ves cómo estoy?... a punto de explotar.

-Cariño, ¿y tu como crees que estoy yo? en pura llama candente, abrasando.

Nos abrazamos con tal ímpetu que no sé como no caímos de la cama rodando. Los aghhhhhhh… ufffs… mmmmm… y todos los gemidos imaginables, salieron de nuestras gargantas cuando estaban libres de besos o de nuestros sexos que entregábamos a nuestras lenguas. Hicimos el amor largamente… ¡¡¡follamos!!!!... varias veces fue las que me introdujo su pene dentro de mis labios, tanto en los de mi vagina como los de boca. Nunca he saboreado una verga tan delicada y hermosa como la de mi niño, es especial y él se vuelve casi inhumano del grado de excitación a que le llevo, a veces me dice "mi niña, no te extrañe que un día me muera en tus brazos". Se corrió casi involuntariamente dentro de mi cueva de Ali Baba por los tesoros que encierra, como él la suele llamar, tal era nuestra locura que después de más juegos, le pedí que depositara su semen en mi boca para degustar su preciado líquido producto de su cuerpo. Sé que esto le vuelve loco, a mi me gusta y haría todo por complacerle, todo…..

Así estuvimos largamente hasta que todos los miembros nos solicitaban una tregua. Se lo concedimos, tan sólo para reponer fuerzas y volver al combate ya que he comprobado que cuanto más se ejercita este placer, más crecen los deseos.

Rosa, Ave Fénix, 3.2.07