La obsesión de Bruno por su madre

Lo había intentado, en serio que lo había hecho, pero el deseo de tener sexo con su madre solo se incrementaba mientras más lo reprimía.

Nuevamente como cada día desde hace unos meses, bruno había puesto el despertado de su celular para las 5 de la mañana, el, siendo un joven 18 años cuya única preocupación era pasar los estudios de la universidad no acostumbraba a despertarse tan temprano, de hecho, lo odiaba, siempre que podía evitaba despertarse en las primeras horas del día, en estos casos siempre amanecía cansado y nunca podía dar todo su empezó en el trascurso del día porque siempre le volvía el sueño pero desde que descubrió cierta cosa que siempre se daba a estas horas había cambiado toda su rutina.

Así que, nuevamente se había despertado a la misma hora, utilizaba ropa ligera y caminaba descalzo, si quería seguir manteniendo la rutina debía mantenerse sin hacer ruido, todo para que ella pensara que aún estaba dormido.

Pasado unos segundos llego hacia el baño de la casa, este se encontraba en el medio de la habitación de su madre y la suya por lo que le vendría bien para inventarse una excusa si era descubierto.

Abrió la puerta lentamente, no lo suficiente como para ser descubierto pero si para poder meter mínimamente la cámara de su celular y grabar sin que se notara mucho, pasado un par de minutos, bruno había retirado su celular y se dirigió lentamente hacia su habitación, nunca había que tentar a la suerte con estas cosas.

Llego a su habitación y volvió a cerrarla con candado, no quería que nada lo interrumpiera, conecto su celular a su computadora y paso el video, es entonces como cada día que ocurría quedo embobado con la escena.

Marta, una mujer en sus 40 años bien conservada, de cabello rubio natural con unos senos más que apetecible y caderas que llamaban la atención de cualquier persona se encontraba masturbandose en la bañera, con su mano izquierda masajeando uno de sus senos mientras que su mano libre la utilizaba para meterse un consolador por el coño.

Basto eso para que bruno se bajara sus calzoncillos y empezara masturbarse, amaba a su madre, realmente lo hacía, le habría gustado  decir que era el amor de un hijo hacia su madre pero era una mentira que se decía a sí mismo, con el paso del tiempo se dio cuenta de esto, no veía nunca a otras chicas, por más porno que viera nunca lograba excitarse, por lo menos, no si las chicas de los videos fueran muy diferentes a su madre físicamente hablando, si, definitivamente bruno estaba obsesionado con su madre, tanto física como mentalmente.

Obviamente intento reprender estos sentimientos, era su madre y no podía concebir este tipo de pensamientos pero se dio cuenta que mientras más los reprimía más fuertes se volvían, al final no tuvo más opción que aceptar la verdad, él estaba muy atraído por su madre y no quería otra cosa que no fuera follar e iniciar una relación con ella.

Fue un alivio encontrar que cada día, o por lo menos casi todos los días su madre se despertaba temprano para ir al baño y empezar el día como debe ser y esto no era otra cosa que follarse el coño, lo cual, fue como un regalo divino para él.

Con esto ya sabía una cosa, su madre necesitaba sexo, ella nunca fue de ligar y como él siempre se mantenía pendiente de ella, se percató que desde que su padre les dejo no había vuelto nunca más a tener sexo. Lo cual había hecho que su libido fuera creciendo llevándola a masturbarse oculta en el baño de la casa y eso era lo que el necesitaba para estar motivado.

Lo había decidido y planificado desde hace ya un tiempo, sabía que lo que planeaba hacer estaba mal pero ya no podía aguantar más, el necesitaba confesarse a su madre y tener sexo con esta, el deseo no se iría nunca y para aguantarse la vida reprimiéndose o preguntándose “¿Qué hubiera pasado si?” mejor lo intentaba de una vez y terminaba con el problema, total, si iba a ser encerrado en un manicomio de por vida por lo menos quería tener constancia de que no se quedó con las ganas de intentarlo.

Luego de haberse corrido y limpiado los restos de su perversión, bruno vio que los rayos del sol por fin se asomaban por la ventana, espero unos minutos y se dirigió a la sala para ver a su madre.

-bruno que sorpresa, ya sé que te estas despertando temprano últimamente pero creo que no me acostumbro todavía a tenerte por aquí caminando tan temprano.-pronuncio la madre acercándose a su hijo para darle un beso y abrazo de buenos día, momento en el que nuestro protagonista no perdió oportunidad para sentir los senos de ella presionando contra él.

Preparado el desayuno, ambos se sentaron en la mesa y platicaron un poco, los temas eran de lo más casual pero por lo menos se podía decir que madre e hijo podían hablar de cualquier cosa, incluso de las cosas de jóvenes que ella por lo general nunca entendía.

-y entonces bruno ¿Qué planeas hacer para el fin de semanas?-pregunto marta a la vez que se levantaba para llevar los platos a la cocina, fue en este momento en que bruno se levantó sigilosamente y abrazo a su madre por detrás.

-pues, tenía pensado pasar un tiempo de calidad con mi linda madre.-exclamo con una sonrisa abrazándola por las espalda, para cualquiera esto sería un lindo momento pero la intención de bruno detrás de esto era poder sentir su polla presionando con las caderas de su madre.

-ay chico, estas muy cariñoso últimamente.-dijo la madre con una sonrisa radiante en el rostro.

-¿acaso te molesta mi cariño madre?-respondió separándose y viendo la sonrisa que tenía en su rostro, definitivamente su madre era la mujer más linda que vería en su vida.

-para nada, nada me alegra más que poder pasar rato con mi hijo, ve báñate y veremos cómo pasamos el día, ya verás como no las pasamos bien juntos.

Y sin nada más que decir, el joven se fue directo a bañarse pensando en lo cierta que podían ser las palabras de su madre, hoy si podría ser un buen día.

Se terminó de bañar, se vistió de manera sencilla pero que reflejara sus rasgos más guapos, si no fuera por el hecho de que vestía humildemente parecía que se dirigía a una cita, aunque en cierta forma lo era para él.

-mi hijo ya es todo un hombre guapo.-le halago la madre tan solo verlo, alegre del hombre en que se estaba convirtiendo su hijo, cariñoso y atento, por lo menos con ella.

Y así el día pasó, ambos vieron películas juntos y jugaron algún que otro juego de mesa que solían jugar hace años atrás, ambos quedaron cansados, más por lo que se habían divertido pasando el tiempo juntos que por hacer algo en realidad, hasta que por fin, quedaron abrazados en el sofá.

-y dime bruno, ¿Por qué no te he escuchado hablar nunca de alguna novia?-pregunto su madre de manera inocente, no es que sospechara que su hijo era gay y lo ocultara (que también sobra decir que no le importaría mucho con todo el cariño que le tiene) pero le daba curiosidad como un chico como el no tuviera una pareja con la cual pasar el rato.

-es solo que es un poco complicado de explicar madre.-respondió el chico apretando su celular como si fuera su única carta de triunfo, no tenía planeado dicha conversación pero si todo iba bien podía encaminarla hacia su objetivo.

-¿Cómo así? Las chicas no son complicadas, no si sabes cómo portarte bien con ellas.-hablo la madre mirándole a los ojos mientras en su mente pensaba que tal vez podría ayudar a su hijo a conquistar a alguna chica, poco sabia ella que la única persona que él quería conquistar era a ella misma.

-es que no lo entiendes madre, hay alguien que me gusta pero es más complejo de lo que piensas y me gustaría decirle, pero me da miedo su reacción.

-pero es que no puedes pensar así, sé que un rechazo duele pero te aseguro que nada duele más que ocultarte ese sentimiento, si te gusta alguien deberías decírselo, así no te quedas con la culpa de haber ocultado ese sentimiento.

Si, definitivamente era el momento, pensó el joven ocultando una sonrisa nerviosa en su rostro.

-madre ¿es posible que pueda decirte quien es la persona que me gusta? Pero tienes que prometerme que no te enojaras conmigo.

-¡pero claro que si mi hijo! ¿Cómo voy a enojarme contigo?-respondió la madre con una cálida sonrisa en su rostro por recibir la confianza de su hijo.

-pues, la persona que me gusta… ¡eres tú!-pronuncio velozmente, al final ambos se quedaron quietos mirándose a los ojos, ella sin saber qué hacer y el, aunque ya con una idea de cuál sería su movimiento, se sentía nervioso.

-C-creo que no te entiendo cariño ¿Cómo que yo?-dijo la madre perpleja cortando con la mirada mientras que su rostro se encontraba levemente rojo de la vergüenza.

-déjame explicarme por favor, mira sé que eres mi madre y sé que está mal pero ya no puedo ocultarlo más, me gustas y me gustas mucho, sé que soy tu hijo pero ya soy mayor de edad y puedo ser el hombre que necesitas, sé que has estado anhelando estar nuevamente con una pareja pero ya te digo yo, que no encontraras a nadie que te amé más que yo, un amor que supera incluso nuestra sangre así que por favor, marta, déjame demostrarte que la veracidad de mis palabras, solo pido que me lo permitas si esto no funciona haremos como que nada paso.

-¿y cómo piensas fingir que nada paso? Soy tu madre al fin y al cabo.-sentencio nerviosa, fue aquí donde bruno vio un hilo de esperanza pues, se había confesado y ella no parecía querer alejarse de él, si, estaba tan nervioso que se aferraba a cualquier esperanza.

-madre… hay otra cosa que me gustaría enseñarte, esta es la parte en donde pedí que no te enojaras conmigo.-dijo por fin sacando su celular para enseñárselo a su madre.

-¡bruno! ¿Por qué tienes eso grabado en tu celular?-dijo la madre exaltada al ver como su hijo le enseñaba, no solo un video de ella masturbándose con diversos juguetes en el baño, si no el compendio de varias semanas de él expiándola, fue aquí donde se dio cuenta de porque su hijo se empezaba a despertar cada mañana.

-madre, sé que necesitas a alguien, estos videos lo demuestran, no hare nada con ellos, no te preocupes, incluso me ofrezco a borrarlos, te quiero y no haría nada que te perjudicara pero tienes necesidades y si quieres yo me ofrezco a ayudarte, yo te confieso que eres la mujer más linda que he podido ver y tengo que decir que todas mis pajas son hechas en tu honor.

Al final marta ya no sabía qué hacer, no solo se encontraba avergonzada de que su hijo la hubiera visto y grabado masturbándose si no, que la revelación de este le quedaba muy grande, no es que no lo amara, era su hijo y era imposible no quererlo, pero nunca en su vida pensó en encontrarse en una situación así por lo que desconocía cual sería el mejor curso de acción.

Al final, muy en su interior, agradeció que fuera su hijo quien parecía llevar todo el control de la situación.

Sin perder más tiempo, bruno se acercó a su madre, era una suerte que ella no se hubiera alejado de el por lo que era la oportunidad perfecta para por fin llegar a una resolución, apostando todo a su siguiente movimiento, bruno beso a su madre.

Obviamente hubo un pequeño forcejeo de parte de ella, nada sobresaltado bastaba decir, simplemente el beso le había cogido de sorpresa y trataba de separarse, sin mucho éxito pues ella misma lo estaba disfrutando.

Rápidamente el tímido beso pasó a ser más atrevido, ambos ya tenían la lengua del otro danzando en sus bocas, las manos de ella ya no buscaban alejarlo si no todo lo contrario, lo pegaba a él, fue entonces que bruno aprovecho y agarro uno de sus senos provocando que ella gimiera en su boca.

Instintivamente ella dirigió su mano hacia la entrepierna de su hijo, este se encontraba totalmente empalmado como debía ser, después de todo, por fin parecia que el sueño del chico se hacía realidad.

-¿te gustaría verla? Me tienes como no te imaginas y sé que tú también sientes curiosidad, deja que te enseñe.-pronuncio y sin dejarle tiempo a responder se bajó los pantalones enseñándole su erección.

-¿todo eso es por mí?-dijo marta asombrosa por la polla de su hijo, no sabía si era por todo el tiempo de abstinencia que llevaba o porque de verdad podía sentir alguna atracción hacia este pero si sabía que se encontraba excitada, deseosa y por qué negarlo, orgullosa de sí misma por atraer a un chico joven.

-¡pero claro que sí! Ya te he dicho que me gustas mucho y si esto no es una representación más que física no sé qué más hacer.

Al final ella no pudo evitarlo más, se encontraba excitada y llevaba tiempo, mucho tiempo sin hacerlo con alguien, sin reparo alguno agarro la polla de su hijo y empezó a masajearle lentamente.

-supongo que no imputara si le hago una paja a mi hijo ¿verdad?-pronuncio relamiéndose sin quitar los ojos de la polla de bruno.

-para nada.-respondió disfrutando de la masturbación que le hacia su madre, no había ninguna diferencia entre las que se hacia él o la que estaba recibiendo pero el hecho de que fuera el amor de su vida, cambiaba completamente las sensación.

-vamos a quitarnos la ropa madre, así estaremos mejor.-dijo solo para notar como su madre bajaba la velocidad de la paja que le hacía.

-es que no lo sé cariño.-exclamo dudosa, rápidamente volviendo a su actitud precavida y el, al ver esto solo le dio una sonrisa, detuvo la mano de ella y se quitó la ropa.

-vamos madre, solo es para que estemos más cómodo, no hare nada que no quieras, eso te lo aseguro.-hablo lleno de seguridad para luego darle un tierno beso, hizo falta esto para que su marta agarrara confianza y se desvistiera también.

-¿no te gustaría que te preste mi mano yo también?-pronuncio el hijo a lo cual ella respondió asertivamente, al final la escena quedo con madre e hijo masturbándose mutuamente mientras ocasionalmente se mataban a beso y se decían lo mucho que se querían, el más que ella.

-me estoy por correr, ya no aguanto más.-dijo y ella al escucharlo simplemente acelero el ritmo de su mano, la emoción de hacer correr a su propio hijo le dejaba perdida totalmente.

Al final su corrida termino ensuciando parte del piso, el joven quedo saciado, o casi, porque tener a su madre desnuda, aun excitada y con su mano en el coño de ella dándole placer volvía a hacer que su polla cobrara vida nuevamente.

-parece que nuestro amigo todavía quiere acción.-dijo la madre con una sonrisa sorprendida por ver cómo, después de correrse, la polla de su hijo volvía a las andadas.

-obvio que sí, esto es como un sueño, podría seguir por horas, por otro lado, tu aun no te has corrido, ¿quieres que te ayude con algo?- a su madre le brillaron los ojos tan solo escucharlo, se quedó un rato pensativa para que, pasado unos segundos responder.

-tal vez puedas ayudarme con algo.-respondió y levantándose para quedar al frente de él, sentó encima de su polla.

-tu solo quédate quieto y déjame disfrutar ¿vale cariño?-hablo ella para luego empezar a frotar su coño en la polla de bruno, efectivamente el quedo un poco decepcionado, después de todo, esperaba poder sentir su polla dentro de ella, aun así no perdió oportunidad, después de todo, tenía a su madre desnuda encima de él.

-¿Q-que haces?-pronuncio la madre extasiada por sentir a su hijo chupando sus pezones, bastaba decir que estos eran su parte más sensible por lo que, tanto tiempo sin experimentarlo combinado con lo prohibido de quien este chupándolos era su hijo, le daba un placer que nunca pensó que sentiría.

Esto se vio evidenciado con movimientos de cadera aún más frenéticos, ya no solo estaba frotando su coño con la polla de su hijo, parecía que ella misma se lo estaba follando, claro si no fuera porque aún no había penetración…

-madre déjame follarte, ¡lo necesitas! Y así nunca podrás correrte.-hablo bruno con un tono de tristeza en su voz y es que el chico podía notarlo, a pesar del semblante de placer que tenía en su rostro su madre estaba luchando por conseguir un orgasmo y aun no llegaba esa chispa que lo encendiera.

Al final ella tuvo que reconocerlo, lo necesitaba adentro, aun así que fuera su hijo le sentía mal, al final tuvo que tomar una decisión.

-E-está bien, cariño, no hablaremos de esto con nadie y solo será esta vez ¿me lo prometes?-habló ella, se sintió mal al ver el rostro de decepción de su hijo pero ella era la mayor y debía actuar como tal, no podía dejar que sus emociones la controlaran.

-vale está bien, está bien.-respondió al final bruno volteando su cara en clara frustración recibiendo como consuelo un beso en la mejilla por parte de ella.

-vale, hagámoslo así.-pronuncio marta luego de haberse levantado y colocado en la posición del perrito en la alfombra, bruno, que la conocía sabía por qué quería hacerlo en esa posición, no era por morbo o porque así sentiría más profundidad, simplemente quería que la follara pero no quería ver que quien la penetraba era su hijo.

Resignado se acercó a ella, no sabía si podía follarla también por el culo, nunca dijo nada, aun así simplemente escogió follarla por el coño, que se podía decir, él era un clásico.

-S-sí, Dios, joder, cuanto tiempo, que delicia, no pares, no pares.-gemía ella recibiendo las embestidas de su hijo, y en un momento de emoción, este empezó a nalguearla para placer de ella, por lo menos hasta que este hablo para preguntar si le gustaba.

-N-no hables por favor, solo, quédate callado y sigue.-dijo manteniendo el control, esto obviamente le corto el rollo al muchacho, no solo su madre estaba disfrutando a su costa si no que no quería saber nada de que él era quien le estaba dando tanto placer, al final no quiso quedarse en ese papel y urdió un plan para que ella misma reconociera que él era el quien le causaba tanto placer.

Empezó a embestirla con más fuerza y profundidad, por como ella gemía y gritaba por más le gustaba, luego el le jalo el cabello y empezó nuevamente a nalguearla, esto a ella ya le estaba llevando al cielo que gemía sin control, cuando el por fin pudo notar como ella estaba a punto de llegar al orgasmo se detuvo y se salió de ella.

-¡pero qué coño haces!-grito ella frustrada, el mejor orgasmo que obtendría desde hace mucho tiempo y fue cortado de golpe.

-pues que quieres que te diga, estas disfrutando mucho y me alegra, pero ni siquiera me miras a la cara ni me dejas hablar.-respondió el tranquilo alejándose lentamente de ella, podía sentir como ella ni le estaba mirando a la cara, toda su atención estaba centrada en su polla erecta.

-bruno, ¡eres mi hijo! Intenta comprender.-dijo ella desesperada, más considerando que este se alejaba sin ningún problema.

-madre, lo hago, pero ya yo me sincere y me confesé, tu por tu parte estas gimiendo como loca y aun no me reconoces, supongo que tendré que irme hasta que te des cuenta, si no, pues, supongo que tendremos que quedarnos así.

Y esa fue la gota que derramo el vaso, llevaba años aguantando y no tenía pensado que se le fuera la oportunidad después de tanto tiempo, fue directo hacia él, lo agarro sin previo aviso y lo tumbo al sofá para sorpresa de este.

-¡tú mocoso malcriado! ¿Quieres follarte a la puta de tu madre verdad? ¡Haz lo que quieras entonces!-exclamo y sin darle tiempo a responder se metió ella misma su miembro por el coño y empezó a cabalgarlo.

-ufff, si, hace tiempo que no hacia esto, ¿ni se te ocurra quitarme y alejarte ahora? ¿Me escuchaste bruno?-dijo ella con la voz más autoritaria que podía hacer mientras gemía y miraba la sonrisa triunfal de este.

-jeje, no me quitaría por nada del mundo.-dijo el para luego recibir un fuerte beso de lengua de parte de ella a la vez, que seguía cabalgándole cada vez con más fuerza.

-bruno ¿has follado a alguien por el culo antes? La verdad.

-pues, primeramente eres la primera mujer con la que estoy y segundo no soy muy fan del sexo anal.-respondió con sinceridad, marta ni parecía que le importara el comentario.

-pues con tu madre vas a tener que follar por todos los agujeros ¿entendido?-dijo levantándose de el para luego recostarse boca arriba en el sofá y levantarlas las piernas para su hijo.

-¿Qué esperas? ¡Ven y fállale el culo a tu madre?- y sin perder tiempo bruno fue directo a ella, no basto lubricarlo, con toda la excitación que tenían ambos.

Y así siguieron durante un rato, él le embestía y ella gemía pidiendo más, al final tal cual cliché, ambos estaban a punto de correrse juntos.

-¡ya no aguantare más madre!

-¡ni yo, no pares por favor!

Y así fue, entre gemidos ambos terminaron corriéndose a la par, se separaron y buscaron recuperar el aliento, el mejor polvo para ambos, aunque para el hijo había sido la primera vez para su madre estas palabras si eran ciertas.

-¿y qué haremos ahora?-pronuncio bruno un tanto nervioso pero esperanzado de que las cosas no se quedaran en algo de una sola noche.

-vamos a hablar, eso haremos, pero otro día será-sentencio ella y así lo hicieron.

Pasaron unas semanas, lo conversaron y llegaron a un acuerdo, al final había pasado ya un año y ambos se encontraban viajando juntos en una merecidas vacaciones.

-marta que vamos a llegar tarde si sigues perdiendo el tiempo viendo ropa.-hablo bruno quien solo quería llegar rápido a la habitación para poder descansar de todo el viaje.

-bruno, aguanta un rato que me quiero probar algunas cosas.-dijo ella agarrando una buena lista de vestidos.

-y además, a ti tampoco te vendría mal probarte unas cuantas cosas, necesitas ya remodelar todo ese vestuario.-volvió a hablar esta vez dejando la ropa a un lado y agarrándolo de la muñeca para meterlo dentro y darle un tierno beso de conciliación, para cualquiera que lo vieran parecerían una pareja, claro, un chico joven y una mujer mayor, pero con los tiempos que corren esto no eran tan alocado, pocos sabían que ellos eran madre e hijo, de hecho, ese era el motivo de viajar tan lejos para unas vacaciones, nadie los conocía por lo que podían ser quienes quisieran por un tiempo.

-oye, madre, vamos a pasar un rato juntos cuando lleguemos al hotel ¿verdad?-pregunto el en voz baja, constantemente cuando estaban juntos y nadie les escuchaba le gustaba señalar que su pareja era quien le dio a luz.

En respuesta ella se acercó a él y volvió a besarle en un abrazo para luego responderle con una sonrisa.

-nunca perdería la oportunidad de tener tiempo de calidad con mi hijo.