La nueva vida...cap. VI

Parte B: La llegada

b)      La llegada a Hedonism II

A las 18:30 hora oficial española llegamos tomó tierra nuestro espectacular Airbus, no me hizo falta despertar a Susana pues pegó un salto del susto que sufrió cuando las ruedas del avión chocaron con el asfalto. Me besó y abrazó por la alegría de estar allí

“Al final no has tocado ni el libro ni las revistas eh?” le dije mientras mis periódicos estaban arrugados de tanto leerlos

“Ya, bueno, no me vas a echar la bronca por despilfarrar ese dinero no? Jajaja” me respondió tras volverme a besar

“Jajajaja, no. Si no considero despilfarrar el dinero con la coca que vamos a pillar tampoco lo considero por un librito y unas revistas de mierda”

“Jajajaja cierto” dijo abrazándome otra vez y besándome en el cuello. Retrasamos el reloj hasta las 11:30 de la mañana del viernes, hora local allí, así que, como ya dije en otro capítulo, era la hora perfecta para llegar al hotel instalarnos y empezar la fiesta.

Volvimos a coincidir con Fiona y Larry ya en el túnel que comunicaba el avión con la zona de pasaportes y las zona de las cintas para recoger las maletas. Íbamos yo y esta pareja delante y Susana algo detrás toqueteando el móvil

“Tu novia ya está preparada para darlo todo eh? vamos con lo que ha dormido…jejeje” me preguntó Fiona mientras caminábamos hacia el control…”

“Sí, eso parece jajaja. La muy guarra se ha tirado el viaje durmiendo. Yo no he dormido tanto pero vamos, tampoco pienso dormir en ya veremos cuántas horas…” le contesté yo

“Ésa es la actitud. La cama allí sirve para dormir lo justo. Depende de lo reservados que seáis para vuestras cosas tendréis a más o menos gente en la habitación jejeje y bueno, esperamos visitarla Larry  yo” dijo Susana a la vez que me masajeaba el culo…

“Por supuesto, no lo dudéis, en cuanto estemos instalados y os veamos por allí ya tomamos algo…” le contesté con la misma moneda, o sea, sobándole ese culazo que esperaba hacer mío allí…

“Un placer  y nos vemos por allí ya, por la piscina y por ahí…” me contestó con una sonrisa picarona… Me saludaron los dos, para luego girar la cabeza y despedirse también de Susana hasta vernos por allí

“¡Muchas gracias por los consejos y nos vemos por el hotel pareja, hasta luego!” dijo Susana

“Hasta luego preciosidad” se despidió Fiona de Susana cucándole el ojo y poniéndose sus gafas de sol Valentino

Ellos tiraron hacia adelante y yo me quedé con Susana, la cual no tardó en comentar la jugada del sobeteo de culos

“Si piensas que eres el único de los dos que se va a comer y a follar ese culo la llevas clara…joder qué buena está Fiona eh? jajajaja”

“Uffff ya te digo. Ya me veo echándole coca en las tetas y compartiéndolas contigo…jejejeje. Además, si su marido es tan sumiso como ella dice quizás me lo tire también”

“Joder qué viciosete me ha salido el niño…bueno yo mejor me callo…jajajaja”

Nos descojonamos los dos y llegamos a la zona de recogida de maletas, y en 10 minutos (pues las de primera clase  salían por otra parte, además de antes) estábamos en la calle, donde lo primero que hicimos delante del coche que habíamos contratado en la agencia para llevarnos al hotel, lo primero que hicimos fue encenderse un cigarro Susana, que ya estaba desesperada por fumar y yo por comerle la boca compartiendo su humo, y colocarnos nuestras Ray Ban y Armani en los ojos, pues el sol que hacía era tremendo y el calor yo diría que incluso más. En un termómetro leí 35º aunque la humedad, como buen clima caribeño que era donde estábamos, daba una sensación de mayor calor todavía. Susana estaba escandalosamente preciosa y era escandalosamente morboso verla fumando, con esa preciosa melena rubia y lisa, con esas sofisticadas gafas de sol mirándome y tirándome el humo a la cara, para luego chuparme la lengua, y contoneando ese culazo que le daban los leggings y los taconazos, coronado todo con esos pezones empitonadísimos y ese sudor que empezaba a recorrer su cuello hacia su escote

“Mira cariño esos negritos de ahí apoyados no paran de mirarme” me dijo Sonriente

Y era verdad, habían cuatro chicos de color (de color color, no café con leche, sino jamaicanos negros como el tizón) de aproximadamente nuestra edad apoyados en la acera de enfrente que no la quitaban ojo, silbidos incluidos. “Hottie” parecía que decían mientras se reían y fumaban cuchicheando entre ellos y mirando hacia nosotros.

“Sé que te pongo, bueno, a ti no, a todo el aeropuerto jajaja, muy cachonda con estos leggings y estos tacones, pero joder, se me pegan a las piernas del puto calorazo éste, este cuero no es para este tiempo tío pero sabes que hago lo que sea por satisfacerte…pero coño se me pegan más de lo que ya de por sí se pegan, así que estoy deseando desnudarme y ponerme negra al sol”

“Yo también estoy deseando que te desnudes mi vida. Anda vámonos para el hotel” le dije impaciente dándole un cachete en el culo. “Uy uy uy, ya quieres verme y que me vean todos en bolas para que admiren la pedazo de zorra que posees?” me preguntó

“No creo que sepas las ganas que tengo, mira cómo estoy de verte así” llevé su mano a mi paquete y Susana sonrió apretándolo mientras me susurraba al oído y chupaba el lateral de mi cuello y yo, al mismo tiempo, le sobaba las nalgas: “creo que lo sé, mi amor, te conozco mejor de lo que tú crees, anda sí, vámonos que te baje esa hinchazón de ahí abajo. Tienes mis tres aguj…no, mejor dicho, tus tres agujeritos para elegir donde quieres descargar tus pelotas…mmmmm” gimió dándome una lametada por todo mi cuello…

Se ganó otro azote y acto seguido, una vez relajada gracias a haber fumado (que no es que estuviera insoportable mientras no fuma, al contrario, pero vamos, todos sabemos lo que es llevar el mono) se levantó las gafas de sol, dio la última calada al cigarro antes de tirarlo y saludó, con una sonrisa en la boca mientras tiraba el humo (pero qué putita tengo) a los negros, para coger una de las 3 maletas e indicar al conductor de nuestro coche que abriera el maletero. Yo cogí las otras dos y entre el conductor y yo las subimos mientras Susana esperaba fresquita dentro del coche con el aire acondicionado.

Durante el trayecto al hotel (una media hora) fuimos excitadísimos y nerviosísimos tocándonos y besándonos sin importarnos lo que pensara el conductor, otro hombre negro pero esta vez maduro. Supongo que estaría acostumbrado a tratar con parejas así. También quedamos encandilados por los paisajes, ya que en todo momento fuimos por una carretera que bordeaba el mar, admirando las palmeras y el ambiente de fiesta y continuo verano que se respiraba allí. Además, habíamos tenido suerte ya que, mientras íbamos en el coche, comprobamos en el internet del Iphone el tiempo que iba a hacer (otro pequeño detalle de ser rico, poderte conectar con tu teléfono a internet desde cualquier parte del mundo, da igual donde lo tengas contratado, sin importarte una mierda lo que vayas a pagar) un tiempo excelente, sol todos los días (con el consiguiente calor y humedad debido a la parte del mundo en la que estábamos) y ni un día de nubes. Por supuesto ni hablar de lluvia. La suerte nos sonreía…

“De tanto sol que voy a tomar en tres días me van a confundir con una negrita de las de aquí ya verás jajaja”

“Jajajaja, no exageres…”

“Que no? Ya verás, alomejor hasta te confundes cuando vayas borracho creyéndote que te estás tirando a cuatro patas a una negraza de aquí y resulta que no, que es el mismo coño de esta mañana… bueno, no sé, de hace no sé cuantas mañanas jajaja que no sé qué hora será en España ya…” dijo en voz alta sin importar lo que pensara el conductor, el cual, por otra parte, no entendía ni papa de castellano. En Jamaica se habla inglés pero muy chabacano, muy de la calle, una especie de castellano sudamericanizado pero traspasado al inglés, que sólo entre ellos comprenden. Yo podía expresarme con algo de nitidez y entender todo lo que ponía en los carteles, pero Susana era un 0 a la izquierda en materia de idiomas, pero tampoco es que eso fuera a impedirle hacer muchas cosas allí como más tarde comprobaréis…vamos, que no se cortaba…

Admirando el paisaje de las playas con sus palmeras, su arena fina y su agua cristalina, y charlando se nos pasó el viaje en un santiamén. Enseguida divisamos un enorme complejo que supusimos que era nuestro nuevo centro de operaciones para las siguientes dos semanas. Y así era. Tras dejarnos el coche en la puerta del resort, caminamos unos pases hacia la enorme recepción. Había bastantes parejas (alguna que otra ya desnuda o con la chica en topless) y también bastante gente en los mostradores. Todos estaban ocupados. Nos sentamos en uno de los grandes sofás que había para esperar a que se despejaran los mostradores u poco y mi niña se relajara sentada fumándose un cigarro. Tampoco parábamos de besarnos y de observar a las parejas ligeras de ropa que pululaban por allí.

Cuando un mostrador quedó libre nos levantamos enseguida para ir a registrarnos sin perder tiempo, ya que teníamos unas ganas locas de fiesta. Dimos nuestras identificaciones, pasaportes y reservas a una joven negra bastante guapa, la cual, sin necesidad de intercambiar palabra alguna pero siempre con una sonrisa en su bello rostro, empezó a hacer todas las gestiones.

Yo me di la vuelta para seguir observando el panorama mientras con mi mano acariciaba el culo de Susana, la cual estaba mirando hacia el lado contrario, es decir, la recepción, mientras jugaba con su Iphone. Mirando hacia todos lados y hacia ningún lado al mismo tiempo divisé una tienda con un simbolito que reconocía: era el de una conocida marca de, llamémosles así, bikinis eróticos, que no dejaban nada o muy poco a la imaginación ya que solían ser microbikinis y minitangas en su mayoría, que transparentaban lo poco que cubrían una vez húmedos. En fin, muy conocidos y también bastante caros, con una página web la cual, no os lo he dicho antes, solíamos (cuando no teníamos un duro) visitar juntos Susi y yo, y que nos dejaba los dientes largos a los dos, a Susana porque le parecían preciosos y a mí por las razones obvias.

Sabía que Susana tenía cuerpo para lucir esos bikinis, me ponían mucho tanto los bikinis como obviamente ella, y además tenía el, digamos, “capital” suficiente (jejeje) para darle el gustazo y dármelo a mí…de modo que solté mi apoyado codo del mostrador…

“Psssssttt, dónde cojones vas?? Ven aquí tío, por favor, que yo no entiendo ni papa…no me dejes sola cabrón vuelve…” imploraba Susana con el mayor tono de voz que podía poner para asegurarse que la escuchaba pero sin montar un escándalo.

Sólo giré mi cabeza, camino de la tienda, y le cuqué un ojo a la vez que le sonreía. Ella me seguía mirando, nerviosa y sin comprender nada, hasta que tuvo que volverse porque la joven recepcionista negra le estaba tocando el brazo porque necesitaba preguntarle cosas…

Ya en la puerta de la tienda, volví a mirar y pobrecilla, se las apañaba como podía pero era apreciable que estaba pasando un mal rato…pero bueno se le iba a pasar en unos 5 minutos, tiempo que tardé en elegir nueve morbosos conjuntos de bikini-tanguita que le compré en la tienda, a entre 70 y 90 euros (algo más en dólares, comprobad en la web de la tienda si no me creéis), aunque pagué con esas cosas plastificadas que para la gente de a pie “las carga el diablo” pero que para nosotros no llegaba ni a pecata minuta, obviamente, y sabía de la ilusión que le haría a Susana. Como decía, le compré nueve conjuntos, de los tres colores que más nos gustaban a los dos en la ropa en general y de su talla, pues la conocía perfectamente: tres en blanco (el color de la pureza angelical que emanaba Susana, aunque de pura no tenía nada, iba a ir, por bollera, zorra y drogadicta, al infierno por la zona VIP jejejeje, si acaso lo único puro y blanco que iba a haber en ella era la coca, esperemos que eso, pura, que íbamos a disfrutar sobre el cuerpo del otro…), otros tres en negro (el color de la perversión, sólo había que mirarla y conocer las cosas que sabía y podía hacer…) y otros tres rosas (por ser el color por antonomasia de las chicas y porque mi niña es así de pijita).

Cuando salí, la vi en medio de toda la sala con las tres maletas rodeándola, fumando nerviosa, buscándome mirando de un lado a otro, y los pasaportes, las hojas con las reservas y la tarjeta con la habitación en una mano. Rodeé la sala intentando que no me viera. Lo conseguí, y enseguida me vi, cargado con las dos bolsas justo detrás de ella, haciéndole cosquillas en los costados y cayéndosele el cigarro a Susana del susto

“¡Cabronazo! No vuelvas a hacerme eso tío, no me dejes sola por favor…no sabes el marrón que he tenido que pasar…” me espetó algo enfadada y abofeteando mi hombro.

“Venga va, no será para tanto, lo tienes todo no? Ya está todo solucionado?” le dije

“Sí, coño, ya está todo…” no la dejé terminar, me acerqué, le pellizqué un poco el ombligo con cariño para luego plantarle un morreo y agacharme para cogerle el cigarro del suelo…”Pues ya está, no pasa nada…”

“Mmmmm, qué dulce sabes, no puedo enfadarme contigo, me comes la boca y se me olvida todo…” dijo sonriendo, ya sin esa cara de mosqueo…

“Mira un poco más abajo anda…” le sugerí…

“¿Eh?....¡¡pero cariño!!...es esto…joder…lo que creo que es????” me preguntó ilusionadísima…

“Jajajaja, he visto que había una tienda, he reconocido el simbolito de la página web y quería darte una sorpresita…”

“Sorpresita…jajajajaj esto es un sorpresón!! Sabías de la ilusión que me hacía y no has dudado…a ver, me los habría comprado igual porque tarde o temprano habría visto la tienda, que por cierto ya he visto que está ahí jejejeje- dijo señalándola- pero además de un cabronazo viciosete como tu zorrita eres un romántico, mmmmm, me encantan cielo- dijo echando un vistazo a las cajitas dentro de las bolsas- te quiero…”

Nos volvimos a besar entre un incesante ir y venir de gente…”bueno, qué, nos vamos a la habitación a que me bajes esa hinchazón que has prometido bajarme hace un rato?” le susurré al oído mientras le sobaba una teta y el culo…

“Te vas a enterar, sabes que tu niña sabe como agradecerte este último detallito que has tenido contigo…vamos…además tengo unas ganas de quitarme estos putos leggins que no veas jajaja, me estoy asando…” dijo tirando el cigarro a una papelera y mordiéndose el labio mientras seguía mirándome y sonriéndome. “Pero yo también tengo un regalito para mi chico…jejeje…¡¡tacháaan!!”dijo simulando sorpresa mientras sacaba de no sé dónde la clásica pulserita de goma con el logotipo del hotel, ya sabéis, eso típico de estos complejos que indica que ya podemos comer y beber lo que queramos.

“Ya intuía yo que me faltaba algo…estás loca…” le contesté mientras me la ponía en la muñeca

“Muuuuuuak” me besó fuertemente en la mejilla abrazando mi cuello con sus dos brazos una vez ató la pulserita. “Anda, vamos nene”. Hizo un gesto a un negrito que supuse que sería un botones, el cual se acercó y cogió las dos maletas más grandes, dejándole a Susana la más pequeña y menos pesada. También cargó el negrito con las bolsas de la tienda, poniéndolas sobre el asa de las maletas. Sudadísimos por el asfixiante calor y humedad que hacía, nos dirigimos a nuestra habitación, ya teníamos ganas de follar, darnos una ducha y establecer nuestro campamento base. Por el camino observé a mucha gente que se volvía para apreciar el morboso contoneo del culo de Susana, culazo que le hacían los tacones que llevaba y los leggings, escuchando algún silbido por parte de algún tío y algunas miradas lascivas de sus mujeres, a las cuales Susana respondía cogiéndome de la mano y sonriéndome.

De camino a la habitación, la cual estaba bastante lejos, pudimos apreciar la inmensidad del sitio en el cual estábamos. Tenía una piscina no enorme, sino inmensa, que cubría gran parte de lo que era el recinto al aire libre, con varios puentes para cruzar de un lado al otro, “mini-piscinas” redondas dentro de la propia piscina, rodeadas de columnas de estas como de la Antigua Roma y un par de barras (bares, vamos) rodeadas por taburetes que formaban parte de la misma piscina, para poder beber todo el día mojitos, caipirinhas, daiquiris y cualquier cosa que se nos ocurriera sin salir del agua. También había como pequeñas “islas” levantadas sin paredes pero con techo, donde habían sillas y mesas para tomar algo allí relajado.

La piscina tenía múltiples formas por sus esquinas, vértices y finales: que si círculos, que si triángulos, que si rectángulos…vamos, como ya he dicho, grandiosa. Estaba también rodeada de bellos jardines con vegetación caribeña, entre las que no podía faltar, por supuesto, multitud de palmeras. Había bastante gente bebiendo y tomando el sol en las tumbonas de la parte final de la piscina, aunque también había parejas desperdigadas por toda la piscina y un grupo jugando a voleibol dentro del agua. No recuerdo bien, pero creo que no había mujer que no estuviera con las tetas al aire. Todas (según pude apreciar, más guapas, menos guapas, más morbosas, menos morbosas, más gordas, más flacas, más, más bajas) hacían topless y se divertían, bebían, fumaban o tomando el sol mientras sus maridos, también como ellas, más o menos atractivos y algunos cubiertos con el bañador pero otros en bolas, bebían también o se tostaban tumbados en la tumbona. Cuando pasamos cerca de la piscina nos llegó un aroma a marihuana que no se podía disimular. Susana y yo nos miramos sonriéndonos: eran permisivos con el uso de las drogas, o al menos con la marihuana, así que íbamos a tener pocos problemas a la hora de disfrutar de todos nuestros vicios, algunos de ellos algo inconfesables…

Una parte de la piscina estaba cubierta. Bueno, no me he expresado con claridad, lo que quería decir es que una boca de la piscina daba a una especie de cueva, que luego nos enteramos que la llamaban “grotto” mítico lugar para los aficionados a este resort y donde tenían lugar algunos juegos bastante morbosillos durante el día, antes de que cayera el atardecer y la noche y las parejas se fueran a sus habitaciones para arreglarse para las fiestas de la noche…

Aunque los juegos también tenían lugar a la vista de todos fuera de aquella cueva, pues también pudimos apreciar, según Susana que me señaló sonriendo con el dedo, a lo lejos, como dos hombres bebían un mojito echados en sus tumbonas mientras dos rubias, una de ellas grandota (lo que pudimos apreciar, como ya he dicho, a lo lejos y con nuestras Armani y Ray Ban puestas) y la otra delgadita, hacían un sospechoso movimiento de cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras dos tíos más se masturbaban de pie). Todo eso ocurría con la mayor de las naturalidades, ya que el resto de la gente que pululaba por la piscina se comportaba con total normalidad, vamos, lo que hace la gente en una piscina. Tomar el sol, leer, tomar una copa, etc…eso sí, a tu lado dos zorritas rubias le están comiendo la polla a Dios sabe quién.

“Cómo mola, no?” Me preguntó Susana, parando en seco, y haciendo que me estampara contra su culo, el cual empezó a mover sensualmente alrededor de mi paquete…

“Anda, tira palante” le contesté sonriendo y azotándole el culo

“Jejejeje” me sonrió mientras se bajó las gafas de sol hacia su nariz para poder mirarme con sus ojos, volverme a cucar el ojo, mordiendo mi labio superior y lamiendo mi bigote (o cómo cojones se llame esa parte de la cara, por supuesto afeitada)

Detrás de, como ya he explicado, la piscina (en cuyo final se encontraba la playa más o menos privada del hotel, ya que podía pasar quien quisiera por allí, pero ateniéndose a las me imagino, y que luego atestiguaríamos, consecuencias: nudismo, sexo al aire libre…en fin lo mismo que pasaba en la piscina…) y los jardines, se encontraban multitud de pequeños bloques de habitaciones. El nuestro quedaba muy cerca del acceso a la playa. Nuestra habitación estaba en el primero de los 3 pisos que había en cada bloque, y nada más entrar Susana exclamó

“¡Ufff por fin joder!! Qué puto calor!” se quitó la camiseta, quedándose en tetas con el negrito en la habitación. Yo inmediatamente conecté el aire acondicionado y también me quité la ropa, quedándome completamente desnudo. Pero es que el calor era de verdad insoportable. Susana se encendió un cigarro, abrió la maleta donde guardábamos casi todo el dinero cambiado, cogiendo un billete de 20 dólares y uno de 10 y sacando las 6 cajas de 24 condones que habíamos traído, dejándolas en la mesilla. Luego, con los billetes en la mano, rodeó mi cuello para plantarme un lascivo morreo intercambiando el humo de su cigarro de su boca a la mía de forma muy viciosa, gimiendo y sin parar de mirar al negrito (no le gustaba, me había dicho que los negros que se iba a tirar tenían que tenerlo todo grande, no sólo la polla, y éste era más bien pequeñito, así que se podía ir olvidando de catar a mi novia) y poniéndome mi mano en sus tetas. Nada más despegar su boca de la mía y aún recorriendo su brazo por mi cuello, dijo mirando al negrito:

“Cocaína??”

El negro se quedó que no sabía para donde mirar. “Excuse me?” dijo como quién no se ha enterado de nada, aunque por su expresión vi que sí que controlaba lo que le habíamos pedido

“Co-ca-íiii-naaaa? Eres sordo o qué?- dijo llevando su dedo índice a su oído- O tonto?”- llevándoselo esta vez a la sien.

“I not know…maybe Herbert, the pool waiter…” masculló el negrito nerviosísimo y mirándome como suplicando mi ayuda. Yo le entendí, porque algo se me quedó de los años de inglés en el instituto y en la escuela oficial de idiomas, así que eché una mano a mi novia.

“El camarero, cariño” dije yo mirándola

“Ah, el que nos ha dicho Fiona?” preguntó ella

“Sí, el mismo” asentí. “Ah vale” concluyó ella, que soltándome se dirigió contoneándose y mirando con esa cara de superioridad que sólo ponen los que se saben superiores (y nosotros lo éramos) alargando la mano con el billete de 20 dólares entre sus dedos, pero cuando el negrito alargó la suya para cogerlo, e incluso lo cogió, Susana tiró con fuerza hacia atrás…”

“Pues no nos has servido de mucho negrito…”- dijo suspirando y haciendo con su dedo índice el signo de  la negación, ya sabéis, moviéndolo de derecha a izquierda repetidas veces, mientras con su boca hacía el característico sonido de “ chichichichi” negando con el dedo índice de un lado a otro…”- pero bueno, por cargar mis bikinis y nuestras maletas toma anda”- le dio el de 10… “y ahora quiero disfrutar con mi hombre…lárgate…Aut!!!” gritó al negrito, al cual no hizo falta repetírselo, pues lo entendió perfectamente y en dos segundos escuchamos el sonido de la puerta cerrándose. Estaba sentado en el borde de una esquina de nuestra enorme cama Kingsize de matrimonio y Susana vino caminando y saltando como una niña feliz por el bosque hacía mí, sentándose en mi regazo y volviendo a recorrer mi cuello con su brazo sin parar de comerme los morros por todos sus rincones.

“Jajajaja pero cómo me puedes gustar tanto…mira cómo me has puesto perra…” dije señalándole mi entrepierna…

“Jajajaja, te ha gustado?- dijo apretándome la polla y mordiéndose los labios…- puedo ser más zorra incluso, ya verás…no he tenido ni que interpretar…me sale natural jijijiji. Soy rica, tengo al hombre de mis sueños a mi lado y estamos en el paraíso del sexo con todas las pollas y coños que queramos a nuestro alcance. No creo que se pueda pedir más a la vida…o sí? Jejejeje”

“Mientras pensamos si se puede pedir más cosas o no a la maravillosa vida que tenemos por delante vas a comerme la polla hasta que me corra en tu boca de puta caprichosa y maleducada, y si no consigues ordeñarme con tu boca entonces tendré que ponerte a cuatro patas y preñarte, pero no te preocupes no me olvidaré de tu culo, ya que te voy a dar una cantidad de ostias en las nalgas que desearás haberte esmerado con tu boca…

“Mmmmmmm, así mi macho, así es como me gusta que me trates” dijo usando su nariz para luchar con la mía y lamiendo mis mejillas…

“Te vas a levantar, vas a ir hasta el fondo de la habitación (a unos metros de donde estaba yo sentado en la cama) te vas a quitar los leggings contoneándote para mí y mostrándome tu abierto culo de hembra hambrienta de la polla de su proveedor, su protector, su macho y su dueño, quedándote completamente desnuda, sólo con tus tacones. Después vas a venir a cuatro patas, gateando, hacia mí, como la puta sumisa y obediente que eres, a darme placer…lo has entendido?

“Ah sí? No sabía que tuviera dueño, que me pudieras ordenar o mandar cosas…no soy de nadie sabes? Soy rica y soy yo la que da las órdenes en esta pareja…”

Sonreí sin abrir la boca, moví mi cabeza de un lado a otro mirándola como diciéndole y pensando “qué voy a hacer contigo, no tienes remedio…” mientras también le acariciaba la mejilla…para, de golpe y porrazo y pillándola desprevenida, alejar mi mano de su mejilla y propinarle un sonoro bofetón…”Plaaaaaf”, con toda la mano abierta…”empieza, o tengo que enrojecerte tu otra mejilla?”

“No no, por favor, no, no me pegue más, me encantará servirle señor…” dijo Susana, que estaba con la boca abierta y no había quitado la mirada fija que tenia puesta en mí, mientras se cubría la cara con sus manos con miedo a que volviera a pegarle, y a la que también le caía una lagrimilla por el ojo derecho, ya que esa era la parte de la cara que había recibido el bofetón. De forma torpe y apresurada llevó mi mano a su coño- “por favor, mira como me tienes mi amor…” me suplicaba, a lo que yo respondía callando y con cara de total indiferencia…- el cual comprobé que era una balsa calentita de lo cachonda que estaba…Moví mis dedos un poco dentro de su coño y ambos podíamos escuchar el continuo “chof chof chof” que se escucha cuando una mujer está tan lubricada debido a la excitación…

Saqué mi mano, totalmente pringada de sus jugos de zorra, y se levantó de mi regazo para hacer exactamente lo que yo le había ordenado. Fui benévolo con ella, y después de deleitarme con sus perfecto cuerpo, y mientras venía gateando con sus tetas bamboleándose de un lado a otro le saqué un cigarro de su paquete, poniéndoselo en sus labios cuando estuvo arrodillada entre mis rodillas. “Te quejarás zorra, si te trato mejor de lo que mereces…” le dije mientras se lo encendía…

“Tiene usted razón, una ramera barata, cocainómana, poligonera e ingrata como yo no merece que la agasaje usted con tanto lujo y tanta dulzura. Por eso me gusta tanto cuando me pega, tengo que aprender de una vez la lección…a mi hombre no se le discute ni se le niega nada…” dijo una vez ya sostenía el cigarro entre sus dedos apoyados en mi muslo y, sin apartar sus ojos de los míos, bajaba la cabeza hasta que ni un centímetro de mi polla se veía, habiendo sigo engullida por su boca maestra…

Cogí mi Iphone y busqué el cronómetro. “Tienes 5 minutos a partir de ya. 300 segundos exactos para tragarte mi leche o te vas a enterar” le dije. Y “Plaaaaaaaf” azoté su nalga izquierda con mi mano derecha con todas mis fuerzas…”y las manos van a estar en tu espalda- dije quitándole el cigarro- no te pongo las esposas porque me fío de tí y de tu buena fe, pero falta a mi confianza y te aseguro que ese bofetón va a quedar como una caricia…y ahora abre la boca y saca la lengua”. Una vez arrodillada, con la espalda arqueada para empezar a mamar y con la boca abierta y la lengua fuera, escupí en su boca un par de veces, obligándola a hacer gárgaras con mis babas en su boca y dándole pequeñas bofetadas en sus dos mejillas…

“Ummmmmmm” fue lo único que atinó a decir justo antes de cerrar la boca para no perder ninguna de las babas que con tanto amor le había dado su dueño y engulliar mi polla ya con sus manos en su espalda, las cuales ya no volvió a mover sin importar lo que sufriera. No sé si fue un gemido de dolor o de placer. El caso es que, durante esos 5 minutos los cuales controlé minuciosamente a pesar del placer de otro mundo que me estaba dando la caliente boca de mi novia, la usé y vejé de todas las maneras posibles que se pueda vejar a una mujer en esa situación de completa sumisión, arrodillada ante su macho y dándole placer con su boca. Susana lloraba y tosía y yo disfrutaba al ver cómo su boca se abría de una forma que nunca pensé que se abriría.

“Pof pof pof pof”…”ojú ojú ojú ojú”  (sonido de toser y perdón por las onomatopeyas, sé que son ridículas la mayoría pero no me salen los sonidos exactos)- Susana tosía a la vez que se le salían las lágrimas atragantándose, creo que más de una vez estuvo a punto de vomitar de tanto hundirle la cabeza con mi mano más y más abajo. Sólo fumaba cuando yo se lo permitía, que fueron pocas veces, con lo que su cigarro fue consumiéndose casi en su totalidad hasta que decidí apagarlo en uno de los ceniceros que había puesto a mi lado en la cama. Cada vez que fumaba la obligaba a tragar, con lo que tenía que tirar el humo por la nariz, y también cada vez que le sacaba el rabo de su boca sentía la imperiosa necesidad de respirar de forma alargada y violenta para recuperar el aire, como cuando sales del agua tras bucear mucho tiempo…además de la cantidad de hilos de hilos de baba que se quedaban entre sus dientes, sus labios y mi rabo, además de los más gordos, que caían al suelo. Respiraba, sí, y un poco sí se recuperaba, pero mientras eso ocurría era bombardeada por mi polla por toda la cara. Le daba pollazos en sus mejillas, en su boca cerrada en esos momentos y hasta en sus ojos. El último minuto y medio, con mi polla totalmente brillante y Susana jadeando limpiándose la boca de babas con su mano mientras yo la tenía agarrada del pelo, dejé que me la chupara como sólo ella sabía, a su manera, con todo el placer que, haciéndolo ella a su antojo, sabía proporcionarme. Y mi rabo estaba en la situación ideal para ella: pringoso, baboso y babeado (que no es lo mismo).

Con cara de morboso enfado y sin pensárselo, escupió tres o cuatro veces de forma enfadada hacia tanto el capullo como el tronco de mi polla. Después bajó la cabeza y lanzó un gran escupitazo a cada uno de mis huevos, para después morderlos con rabia y volver a subir su cabeza para ya  engullir mi rabo hasta más o menos la mitad, iniciando un frenético sube y baja con un perfecto dominio de las babas, las cuales hacían de perfecto lubricante en su boca…”glup glup glup glup glup…” ese sonido se repitió durante ese minuto y medio, sin ninguna variante tanto en el sonido como en el movimiento de su cabeza.

Pero todo en la vida se acaba (menos nuestra relación y nuestro dinero) y aguanté como un cabrón su mamada, sobre todo sus últimos e indescriptibles (tenía los ojos  en blanco del placer) 90 segundos, de modo que la agarré del pelo, empujando hacia arriba y, levantándome yo de la cama, la tiré hacia la misma con violencia, dándole una almohada para que se la colocara debajo. Se puso a cuatro patas ofreciéndome sus nalgas totalmente abiertas y bamboleándose (por orden mía) con sus dos agujeros totalmente depilados y apetecibles. Metí 4 dedos de mi mano, (todos menos el pulgar) en su coño. Así estaba de chorreante que sólo escuché un “uffff mmmmm” de la boca de Susana. Tras obligarla a limpiarme mis dedos con su lengua, lo cual hizo gustosamente tragándose casi mi mano entera en la boca, puse mi rabo, duro a más no poder, en la entrada de su coño. Pero lo saqué. Y lo volví  a meter. Y a sacar. Así varias veces, hasta que lo saqué y empecé a pegarle pollazos en las nalgas. Primero en una, luego en la otra… sólo oía tímidos “ay!” de Susana…”por favor hágame suya señor, mónteme, jódame…”…

Entonces volví a colocar el capullo en la entrada de su coño y, sin previo aviso, se la ensarté hasta los huevos…”aaaaaaaahhhhh uffffff coñoooooo” exclamamos los dos…

“Cállate zorra…me has tenido cachondo todo el viaje y ahora te vas a enterar y a cagar de dolor. Para que así no se te ocurra provocar a tu hombre nunca más si no es para satisfacerle cuando, donde y como él te ordene…” le dije agarrándola del pelo y tirando hacia atrás, con mi polla totalmente ensartada en su coño, la cual no se bajaba, seguía tan dura como cuando había empezado a comérmela y como había estado casi todo el viaje. Pero antes de taladrarla debía cumplir mi promesa…qué clase de macho dominante sería si no cumplo mis amenazas? Mi puta me perdería el respeto…de modo que con ella a cuatro patas y con su cabeza mirando al techo pues la tenía dominada cogida por el pelo con una mano, con la otra comencé una incesante y cada vez más fuerte tanda de azotes en sus nalgas, deleitándome…

Los que lo hayáis hecho sabréis lo que se siente, te sientes el rey del mundo…cuando consideraba que una nalga no estaba lo suficiente roja, paraba de azotar la otra y volvía a esa…de Susana sólo se escapaban, de nuevo, continuos “ay” y algún que otro “uuummmmm”, los cuales me hacían volver a dudar de nuevo si gemía de dolor o de placer…

Cuando consideré que ya la había castigado bastante, entonces sí, dejé de azotarla y le volví a ordenar: “las manos de nuevo a la espalda” cosa que hizo ipso facto, colocándolas en su espalda, juntas y casi a la altura del principio de sus nalgas. Se las cogí para asegurarme que no las movía, con lo que su cabeza quedó hundida en la cama y sus gemidos y quejidos se escuchaban menos puesto que golpeaban en el colchón, provocando una menor sonoridad, pero al mismo tiempo aumentaba el morbo, pues gemía como una cerda…

Estuve, literalmente violándola y oyéndola gemir como si la estuvieran destripando durante un par de minutos, pues el morbo de la situación y la velocidad de mis embestidas hicieron mella y acabé soltando una cantidad impresionante de lefa dentro de su coño…”uuuuuuffff, aaaaaggghhh, joder cariño, sentir tu lefa uuuuufffff, ha hecho que me corra también jajaja” dijo con la respiración entrecortada y su cara todavía hundida en el colchón…

Yo estaba también en la gloria, con la respiración entrecortada por el esfuerzo, al tiempo que seguía con espasmos en mi rabo todavía en el interior de su coño. A cada espasmo salía una gotita más de leche, hasta que recuperé las pulsaciones normales, solté las manos de Susana, las cuales cayeron muertas en el colchón, como el resto de su cuerpo, en esos momentos prácticamente peso muerto al quitarme de encima. Pero cuando cayó completamente tumbada boca abajo, me tumbé yo encima de ella diciéndole al oído…“Joder, no sé donde tienes el límite cariño, te he tratado como una basura y me pedías más…” le dije al oído.

“Jejejeje, me encanta satisfacerte y darte todo el placer del mundo. Eso es lo que me pone cachonda, verte feliz. Y sé que tratándome así lo eres. Y yo, para qué negarlo, también jaja. Me gusta sentirme usada y vejada. Tómatelo así. Soy tu zorrón complaciente jijiji” sonrió pícaramente y subiendo y bajando sus preciosos ojitos verdes a la vez que giraba todo lo que podía su rostro, debido a la dificultad de la posición en la que estábamos, y dándome un piquito, concluyó “eso sí, como te pases, te diga que pares y no lo hagas te devuelvo alguna hostia eh jajaja y ahora uffff, cariño, me vas a aplastar, déjame levantarme anda…”

Tras reírnos los dos y besarnos un poco en esa posición, nos levantamos de la cama y, entonces sí, comenzamos a observar la maravillosa habitación que habíamos reservado…y la verdad que era preciosa. Respiraba morbo y a la vez romanticismo (supongo que por querernos tanto Susana y yo y también por estar en la parte del mundo y el sitio en el que estábamos…) por los cuatro costados. No nos habíamos fijado en que dos toallas con forma de cisne  estaban en la cama. “Ay qué cosa más mona por Dios jijiji…” dijo Susana con las manos en la boca para, seguidamente, exclamar “y qué chorradas! Jajaja” deformándolas y llevándolas al cuarto de baño jejeje. Era una muy espaciosa suite con una amplia terraza, en la que había una mesa con un cenicero, dos sillas y vistas  a las cristalinas aguas del Caribe. Dentro de la habitación también había otras dos mesas. Una de estas prácticamente pegada a la pared y alargada (la que hacía de escritorio vamos, con un par de cajones y de taburetes). También había debajo del escritorio un buen mueble minibar con botellitas de alcohol (de estas chiquititas que te dan en los aeropuertos de ginebra, whisky, ron…) y también agua, alguna coca-cola y alguna cerveza. También contenía un minicongelador en el cual cabía poco más que una bolsa de hielo de estas típica de supermercado. La tele estaba colgada encima, pero vamos, no creo que fuéramos a verla demasiado. Al otro lado se encontraba el aparato de aire acondicionado, el cual planeábamos tener enchufado todo el día, a tenor del calor, aunque eso sí, a una temperatura lógica (no queríamos pasarnos tres días en cama con un buen resfriado y sin disfrutar de la fiesta que había fuera). La otra mesilla era de éstas que se conocen “de café”, que llegan a la altura de entre el tobillo y la rodilla, con otro cenicero encima y un aparentemente cómodo sofá naranja de tres plazas. Como ya he comentado, teníamos una amplísima cama y un gran armario, dentro del cual había una caja fuerte donde guardamos todo el dinero que habíamos traído. A los lados de la cama había dos mesillas de noche con sus lamparillas y otro par de cajones. No había cabezal. Bueno, sí, pero dicho cabezal era un enorme espejo tan ancho como toda la cama y que llegaba casi al techo. Desde luego, morboso. Esta gente estaba en todo: no hace falta que os explique el morbo de follar delante de un espejo, ¿no?. Además, mirando por la terraza nos dimos cuenta de que tanto en la playa como en la piscina habían camas de estas gigantes, tanto redondas como rectangulares, rodeadas por sábanas de seda, vamos, que se puede decir que eran camas de grupo, o para orgías, dado el sitio donde estábamos, en fin… como queráis llamarlas.

Todo era moderno aunque sin alardes. No era un prodigio de arquitectura pero tenía todas las comodidades que podíamos esperar y necesitar. Ya habría tiempo de follar y dormir en los hoteles más lujosos del mundo, empezando por Madrid. El baño también era muy espacioso. No teníamos bañera, sólo una gran ducha para dos, pero a cambio, y tal y como reservé, teníamos un gran jacuzzi con capacidad para 6 personas. La de cosas que pensábamos hacer y de hecho haríamos en ese jacuzzi en los próximos días…como de hecho afirmó Susana.

“Se pueden montar buenas fiestecitas ahí dentro eh jajajaja”

“Ya te digo, aunque lo que más me apetece es ir al restaurante, hincharnos a comer del buffet libre y luego volver, meternos tú y yo aquí en el jacuzzi e inaugurar las cajas de puros mientras nos tomamos una copa…” le contesté yo…

“Jejejejeje, habrá tiempo para todo, y sí, esa opción la tengo también apuntada en mi cabeza, parece que tenemos telepatía…pero ya veremos, también me apetece exhibirme y empezar a ponerme morena en la piscina o la playita después de comer mi amor…” dijo melosa y poniendo cara de niña caprichosa y mala…

“Jajaja, ya veremos, también me mola eso, pero telepatía no creo que tengamos, simplemente nos hemos juntado el hambre con las ganas de comer, qué puedo decir…jajajaja”

Susana también se descojonó, diciéndome mientras reía que le había encantado eso que acababa de decir. “Te quiero” dijo cogiendo mis brazos para que rodeara su cintura y apoyar su cabeza en mi pecho. Besé su cabello y, azotándole el culo, nos pusimos manos a la obra con el equipaje. “Pásame el tabaco” me pidió. Se encendió un cigarro y mientras fumaba completamente desnuda (muy erótico por cierto), se puso a abrir las cajas de condones, los cuales metimos en uno de los cajones del escritorio. En total había 144, 6 cajas grandes de 24 preservativos Durex XL natural plus, vamos, jajajaja.

En el otro cajón metimos un espejito que habíamos traído para la coca, junto con un par de billetes de 5 euros medio enrollados y un dos canutitos específicos para eso, esnifar la coca. En un rincón de su parte del amplio armario que teníamos comenzó a meter los 4 cartones de Marlboro Light que había traído mientras yo colocaba mis camisas en las perchas.

“¿No crees que has traído demasiado tabaco?”

“Cariño, yo no puedo estar de fiesta sin fumar. Necesito tener las dos manos ocupadas. En una una copa y en la otra un cigarro. O un puro. O dinero. O lo que se tercie jajaja. Que aquí nunca sabes…jejeje. Soy así, me gusta ser así y quiero ser así. Si te gusta estupendo. Y si no te gusta, lo siento mucho, no te voy a dejar escapar, tú y tus millones sois míos. Os amo a los dos por igual. Bueno, quizás al que los ha ganado un pelín, pero sólo un pelín más jejejeje- dijo haciendo el gesto de “pequeñito” con sus dedos pulgar y corazón- Además, parece mentira que me preguntes tú eso con el vicio que hay en tu mente…” sentenció mientras me sonreía y giraba la cabeza de un lado como a otro como queriendo decir “madre mía, si te oyeras hablar, como si te no te conociera…” jejeje. Y sí, me conocía creo que mejor que lo que yo me conocía a mí mismo…

Las cajas de Montecristo y Cohíba y los mecheros que habíamos traído los colocamos pegados a la pared sobre el escritorio. Accesibles tanto para mi niña como para mí, jejeje. La ayudé también a colocar su ropa de putilla (ya sabéis, los vestidos de rejilla, las botas, los tacones, la lencería y todos los artículos de dominación que había comprado…casi tuve que ordenarle que me chupara el culo mientras me hacía una paja de lo cachondo que me puse tocando toda aquella ropa…cosa que notó, pasando la yema de sus deditos por mi entrepierna mientras me sonreía y me medio intentaba enseñar a doblar bien las cosas).

Luego Susana pasamos a organizar el baño, colocando todos sus potingues de múltiple índole y para múltiples partes del cuerpo de Clarins, Helena Rubinstein, Elizabeth Arden, Guerlain, Lancome o Sephora, fragancias de Gucci, Armani, CK o DK.

(Yo, por mi parte, sólo había material para afeitarme- de la mejor marca eso sí: aftershave de Versace, el cual rondaba por los 50 euros, loción Bulgari, algo más barato pero que había tenido que traer varios, porque eran pequeños al ser edición limitada y mi One Million de Paco Rabanne, de la que Susana estaba enamorada por lo bien que, según ella, me hacía oler. A mí, como me la sudaba pues no me costaba nada contentarla usando la que a ella le gustaba. Aunque a día de hoy mi favorita es 212 Sexy Men, de CH, opción que escogí del pack de algo más de mil euros de la misma CH que Susana me regaló por mi cumpleaños número 29, o sea hace más o menos un año, junto con, dos noches, -“el regalazo. Lo de CH sólo era el detallito” en sus propias palabras- en una habitación Grand Deluxe del hotel Villa Magna, a pocos pasos de comenzar la Castellana tras terminar el paseo de Recoletos. La primera noche la pasamos los dos juntos con dos conocidas presentadoras de TV, bellísimas y carísimas según Susana, ya que le habían costado, las dos, algo más de 100.000 euros por esa noche (debido a que, por una parte, están tremendísimas y, por otra, no suelen hacer este tipo de servicios. Pero ¡ay! poderoso caballero es don dinero…), contratándolas a través de un contacto de una agencia que colabora con la nuestra de vez en cuando y que se dedica a lo mismo que la nuestra: narcotráfico y trata de blancas, siendo la modelación su tapadera. Ambas, una morena jovencita (creo que era de la edad de Susana y una viciosa de cuidado en el sexo) y la otra, rubita (unos 10 años más mayor que la otra e igual de viciosa, pero con la coca, la cual nos pidió más y más durante toda la noche) colaboraban y presentaban un conocido programa, ya extinto, de humor de una cadena nacional, cuyo nombre- el del programa, me refiero- se parecía al de una película de terror para adolescentes… y disculpad que no dé más datos, pero nos las queremos tirar más veces y valoran mucho la discreción). La segunda noche ya la pasé yo solo con dos transexuales brasileñas, bellísimas y femeninas, que hicieron realidad todas mis perversiones, que luego tuve que enseñar a Susana, pues me hizo prometer que haría fotos)

En fin, como iba diciendo, acabé colocando yo todas sus cosas de baño, pues a media tarea, Susana no aguantaba más y tuvo que sentarse a orinar. Al ver mi cara de incredulidad ante la cantidad de cremas que había traído, Susana, todavía sentada en el WC justo al lado de las estanterías del baño, y mientras se ponía el cigarro en la boca, se limpiaba el coño con un poco de papel higiénico y me acariciaba mis nalgas desnudas con la mano que le quedaba libre, me dijo melosa y sonriente:

“¡Ay cariño no pongas esa carita porfi- dijo poniendo morritos- sabes que me gusta ir femenina y estar siempre impecablemente guapa para ti y por eso me traigo tantas cosas…qué pasa? No te pregusta presumir de zorrita? Jejejeje. Además ahora nos los podemos permitir no me jodas jajaja” dijo mientras agarraba y manoseaba mi nalga

“Jajajaja, me encanta que seas así de descarada. No te cortas. Y más me encanta fardar de tía, por eso no te preocupes, simplemente ponía esa cara porque no sabía cómo podían haber cabido tantas cosas en las maletas…sólo eso jejeje”

“Tu niña que jugaba mucho al Tetris jejejeje. Está limpito ya mi amor?” me preguntó, llevando dos de mis dedos hacia su coño todavía en el interior de la taza, el cual estaba seco ya

“Perfecto” contesté acariciando las yemas de esos dos dedos con mi pulgar

“Uff, qué a gusto se queda una” dijo fumando del cigarro que tenía en la boca y tirándome el humo a mis dedos, los cuales habían estado en su coño hace un segundo y que ahora lamía y mordía de arriba a abajo…”mmmm, sí, perfecto, buen diagnóstico señor doctor jejeje”

“¿No te cansas de hacer guarradas? Jajaja” le pregunté riéndome mientras la morreaba, ya de pie y con la cadena estirada

“Si todavía no he empezado…” dijo encogiéndose de hombros y poniendo otra vez esa carita de niña inocente…”jejeje...conoces a tu perrita, pero alomejor no todo lo que sabe o puede hacer todavía… “

“Nunca dejarás de sorprenderme…” dije

“Ni de quererte, que no se te olvide” sentenció ella dándome un azote en el culo.

Ya no quedaba nada más por organizar, todo estaba en su sitio, de modo que nos dimos una ducha rápida. Ya no estábamos sudados gracias al aire acondicionado de la suite, pero vamos, necesitábamos relajarnos del viaje y del polvo que habíamos pegado minutos atrás. Susana se lavó el pelo, pero no se lo secó. Se probó todos los bikinis que le había comprado, dándome las gracias de nuevo por todos y cada uno de ellos tras mirarse en el espejo. En honor a la verdad estaba espectacularmente sexy con cada uno de ellos. Claro, por algo se los había escogido especialmente pequeños…Si se descuidaba iba enseñando las tetas, pero no le importaba, es más, le gustaba y le ponía: “aquí hemos venido a pasarlo bien, o te crees que seré la única que lo haga?”

Yo me puse un simple bañador de playa (Armani, eso sí, de los 4 o 5 que me había comprado mi novia mientras disfrutaba como un cabrón en la sauna) y cogí una gran bolsa de playa que había traído Susana, donde guardé las toallas, la crema protectora, el tabaco y un par de Cohíba Behike para bajar la comida. Por su parte, ella se dejó puesto un negro microbikini con su correspondiente tanga de hilo, el cual marcaba a la perfección su ya perfecto, valga la redundancia, culo. Se me puso dura otra vez de verla, de espaldas a mí, encenderse un cigarro, ante la visión d ese culo perfecto que formaba parte de esa arrogante y soberbia rubia perfecta que era mi novia, a la cual amaba  y a la que le encantaba satisfacerme en cualquier cosa que le pidiera, sexual o no sexual. Con la puerta de la habitación ya abierta de nuevo, me preguntó.

“Has cogido un par de habanos cariño?”

“Sí, sí, tranqui ya están en la bolsa con el mechero”

Cerrando la puerta de la habitación y mientras nos alejábamos de ella, Susana continuaba hablándome…

“Ufff colega estoy desmayada, el viaje y el polvo me han dado un hambre que no veas jajaja. Vamos a comer que tengo unas ganas locas de hacer muchísimas cosas que no puedo ni poner en orden: que si de volver a saborear un buen habano, que si de empezar a emborracharme, que si de empezar a follar con otros y otras, que si de enganchar al camarero para pillar la coca que tengo un mono que no veas jajajaja”.

“Tenemos casi dos semanas, lo quieres hacer todo el mismo día??”

“Síiii!! Jajajaja- dijo descojonándose impacientemente, como que lo quería todo ya vamos…-Es lo que tiene hacerse rico de la noche a la mañana, cuesta un poco acostumbrarse pero una vez eres consciente de que puedes tener lo que quieres cuando quieres, creo que te conviertes en una egoísta, una avariciosa y una zorra de cuidado jajaja. Y bueno, no es mono, pero es que es la ostia, ya verás, tengo unas ganitas de tomar otra vez…ay- dijo suspirando y mirando hacia adelante…- y también estoy deseando que la pruebes…ya verás cómo es compartir ese momentazo…- concluyó

“Jajaja, llevas razón, te haces caprichoso y egoísta, a mí me pasa también contigo…”

Me apretó la mano, mirándome embelesada, y para cuando yo la miré también, suspiró de felicidad y volvió a mirar hacia adelante. Ya escuchábamos a gente por la zona de los restaurantes…

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