La nueva vida de un vicioso reprimido. III

Seguimos construyendo el resto nuestra viciosa y morbosa vida

Capítulo III: seguimos construyendo el resto nuestra viciosa y morbosa vida

A las 8:00 sonó la alarma del móvil de Susana. Tras unos 10 minutos abriendo y cerrando los ojos por la medio resaquilla que teníamos tras el alcohol de anoche, por la falta de sueño (unas 7 horas aunque necesitábamos algo más, pero había que levantarse) y unos arrumacos y dulces besos en la cama, me apetecía darle los buenos días a mi Susanita, de modo que, sin esperarlo por parte de ella, me fui deslizando hacia el interior de sus muslos y le hice una gran comida de coño mientras ella se disfrutaba, revolviéndose aunque relajada, del primer cigarro del día en la cama. Se lo mordí, lamí, comí, besé, mamé, chupeteé y babeé durante unos minutos mientras con mi mano le metía un dedo en su dilatadísimo, por el calentón, culo. No es por vanidad, pero según sus propias palabras, asombrada y acariciándome la mejilla con la respiración entrecortada tras correrse, “no es normal cómo me comes el coño, cabronazo. No sé cómo trabaja tu lengua, pero espero despertarme así muchas veces a lo largo de mi vida. Te quiero”

“Es igual de anormal que las ganas que pones tú cuando me comes la polla jajaja. Me chiflan tus mamadas, son muy cerdas y morbosas”

“Nene, estas cosas o se hacen bien o no se hacen. Me encanta hacerte feliz y ese rabo que tienes sólo es posible disfrutarlo si me divierto a tope con él, y me divierto así, regalándote el mejor sexo que mereces. Será una casualidad que el mejor sexo que merezcas sea el más sucio y depravado jajaja. Por cierto ¿qué sentiste anoche viendo como pajeaba al taxista?”

“Debería haberte puesto la mano en el paquete para que la notaras. Fue algo fuera de este mundo. Te acababas de beber mi leche y mi polla ya estaba totalmente empalmada viendo cómo movías tu mano alrededor del cipote del taxista de ese tío jajaja. No, en serio, sentí excitación de ver como la mujer que amo disfruta, cuando hagamos estas cosas quiero que sólo pensemos en el placer que pueda obtener el otro, nada de pensar en el placer que damos a las terceras personas. Bueno, terceras o cuartas o quintas o sextas, que vamos a pegarnos muchas orgías jajajaja. Me excitó sobremanera ver lo bien que te lo pasabas, porque sé que ese tío y esa polla nunca va a estar en tu cabeza más allá de lo que duró esa paja, y así con toda la gente que follemos de aquí en adelante. Trato hecho, guerrera?”

“Siento exactamente lo mismo. Quiero ver cómo humillas y vejas a todas las zorras y a todos los tíos con los que hagas o hagamos guarradas, pero sé, porque te conozco, que una vez les demos puerta o incluso durante el tiempo que estés con otras personas, pensarás en mí, si estoy delante, aunque sólo sea para saber que me lo estoy pasando tan bien como tú mirándote, y si no estoy delante, sé que estarás deseando contármelo para ponernos cachondos juntos y acabar follando como conejos, porque así me sentí yo mientras masturbaba al taxista. Pensé que si me estuvieras esperando  en el hotel me moriría de ganas de llegar y contarte lo mala que había sido mientras te hacía otra paja a ti jajaja”

Tras reír los dos y comprobar que teníamos gustos muy afines y que esto sólo era una pequeña puerta al vicioso universo que nos aguardaba, nos fuimos al baño, donde nos enjabonamos y acariciamos el uno al otro en una larga y reparadora ducha, culminando con una paja que Susana me hizo con su boquita y sus dedos metiéndomelos en el culito, arrodillada en la bañera.

Mientras me vestía en el borde de la cama, observé que Susana, sentada en la silla del escritorio, totalmente desnuda y húmeda todavía, rebuscaba en su bolso y sacaba una caja con pastillas, metiéndose una en la boca, para a continuación sorber un poco de agua de una botella de 2 litros que había sobre el escritorio.

“No me habías dicho que estabas pachucha”

“No son para ningún resfriado. Quería que fuera una sorpresa para ti. Una sorpresa espontánea. Mientras te reunías para tratar lo de la herencia de tus padres fui al ginecólogo. No quiero niños. Al menos, no todavía. Quiero disfrutar la vida contigo mi niño. Acabo de hacer 25 años y tú, 27 y quiero, al menos, desfasar hasta que tenga 7 u 8 más. Por eso he decidido empezar a tomar la píldora. Quiero que follemos como cerdos sin preocuparnos de que me quede embarazada, pese a que ahora ya no supone ningún riesgo, al menos desde el punto de vista económico. Además, planeo montarme y que me montes gang bangs privados y los tíos que consiga o me consigas los quiero limpios jajajaj. No me gustan los condones cariño, los odio, no hay nada como sentir piel con piel. Y por supuesto a partir de ahora nada de preocuparte por donde te corres. Por supuesto, me encanta recibir tu leche en mi boca y tragármela como si fuera nata, pero no siempre va a ser así. A veces te suplicaré que te corras dentro y otras, cariño mío, como estoy tan buena, no podrás contenerte y me la echarás dentro, no? Jajajaja” Esto lo último lo dijo con esa mueca de niña caprichosa y mala que tanto me gusta

“Menudo regalazo, cielo. Eres la mejor. Te amo” le dije levantándome de la cama y acariciándole la barbilla y dándole un suave piquito, para justo después cogerla por su larga melena rubia recién limpita y cepillada, tirarla hacia atrás y aumentar el morbo de mi beso hasta acariciarle las amígdalas con mi lengua. “Y la mejor zorra” concluí

“Gracias” me susurró, con una medio lágrima de alegría en sus ojos y una mini mueca de sonrisa en su angelical y morboso rostro cuando liberé su boca. “Y ahora va nene, que hay que coger fuerzas porque supuestamente vamos a tener un día lleno de reuniones, no?” medio afirmó y medió preguntó levantándose para ir al armario a escoger la ropa que se iba a poner.

“Ufff, sí, a ver si tenemos suerte y acabamos pronto y con la mejor solución. He pensado que antes de ir de bancos, vamos a ir al mejor asesor financiero y fiscal de la ciudad, le pagamos lo que sea para contratarlo y que nos lleve a la entidad privada que él se fíe más y tal” comenté a Susana mientras ambos nos vestíamos.

“Sí, creo que es lo mejor, no tenemos ni idea de cómo funciona todo esto, así que mejor seguir los consejos de la gente más acostumbrada a tratar con gente de “nuestro” nivel”. Eso de nuestro lo dijo riendo y con el retintín de quien sabe que puede ser una zorra y una cabrona durante el resto de su vida, ya que va a tener lo mejor con pedirlo o con cogerlo.

Nos vestimos bastante informales aunque ciertamente elegantes para nuestra edad y cometido tal día como ese. El tiempo había cambiado de la noche a la mañana y había amanecido nublado y con viento, de modo que opté por un vaquero oscuro, una camisa blanca y un jersey negro, con unos zapatos marrones con cordoneras, mientras Susana optó por una camisa escotada rosa, otro vaquero ajustado que invitaba a agarrarla del culo todo el día por Madrid y botas altas con una mini plataforma. Del cajón del escritorio sacó Susana el seguramente trocito de papel más valioso de la historia, dándomelo para que lo guardara, y también 10.000 euros que repartimos entre su bolso (los billetes de 100 y  200) y mi cartera (los de 500) y bajamos al restaurante del hotel a por un opulento y copioso desayuno.

Tras dar buena cuenta buffet libre que el hotel ofrecía para la primera comida del día, consistente en café, bollería variada, tostadas y zumos variados y naturales, miré el móvil y vi que eran las 10 en punto de la mañana. Susana me besó dulcemente y salió a la calle a fumar, ya que había algo de cola en la recepción y necesitaba su dosis de nicotina. Tras darle una palmadita en el culo, me quedé a esperar que me tocara y pedir un taxi. Mientras tanto, ojeé un conocido periódico de información general y tirada nacional, en el cual los principales titulares de portada eran los continuos deshaucios a familias españolas por no poder hacer frente a las hipotecas de sus viviendas y el número de parados, el cual no sólo no cesaba, sino que no hacía más que aumentar. Miré a Susana, a escasos 10 metros de mí separados por la puerta del hotel. Se acercó a la puerta del hotel sosteniendo el cigarrillo de una forma muy sexy, leyó el titular que le puse pegado al cristal de la puerta mientras daba una fuerte calada,  ambos no pudimos por menos que esbozar una sonrisa que casi desembocó en una malévola risa de satisfacción mientras ambos nos mordíamos el labio inferior y nos mirábamos fijamente… Creo que los dos pensamos lo mismo. En fin, ya os lo imagináis.

Enseguida se quedó desierta la recepción y pude pedir a la recepcionista un taxi. “En 5-10 minutos lo tendrá en la puerta, caballero”

“Gracias”. Salí a la calle a abrazarme a mi zorrita, besarla y saborear su dulce boca, diciéndole cuanto la quería hasta que un taxi con el número que me había dicho la recepcionista se paró justo enfrente de la puerta del hotel. Subimos los dos detrás y ordenamos al taxista (de una edad similar al de la noche anterior y bastante agradable. Mantuvimos una amena charla sobre lo que hacíamos en Madrid y donde ir y tal. Evidentemente sólo le dijimos que éramos una pareja de enamorados de pueblo en una escapadita, lo cual era más o menos cierto jajaja) que nos llevara a una oficina de banca privada y asesoramiento fiscal y financiero que previamente había visto por Internet que se encontraba, curiosamente, en el barrio de Salamanca, como el restaurante donde cenamos la noche anterior, y que por la seriedad que me transmitió su web y su emplazamiento, supuse que tendrían como clientes a gente importante como éramos a partir de ese día Susana y yo.  Hasta allá nos llevó. Ya fuera del coche, me asomé por la ventanilla y le comenté al taxista:

“No sé el tiempo que vamos a estar ahí dentro ni si vamos a continuar necesitando sus servicios. ¿Podría esperar aquí fuera? En cuanto sepa algo saldremos yo o mi novia a informarle. Prometo pagarle bastante por encima de lo estipulado por la carrera y el tiempo que esté esperando, por el simple hecho de esperar.

“Muy bien, no se preocupe, aquí estaré esperando instrucciones” respondió el taxista

“Se lo agradezco enormemente”. Tras despedirnos los dos del taxista con un saludo con la mano entramos en las oficinas, un edificio de corte señorial por fuera, como correspondía al barrio, pero muy moderno por dentro. La web y también las instalaciones transmitían seriedad.

“Que no se nos note nerviosos” susurré a Susana, “que esta gente nota quién va de farol enseguida”

“Vale, lo intentaré. Tranquilo, no te preocupes.” dijo apretando mi mano.

“Buenos días, deseamos ver al director general, por favor. Es muy importante y urgente” dije mirando a los ojos a una de las dos recepcionistas, preciosidad pelirroja de unos 30 años, muy blanquita de piel y con un cuerpo perfecto, que por el acento parecía francesa. La otra recepcionista era de raza negra, pero negra como el tizón, también muy morbosa, más joven en apariencia que la otra y algo entradita en carnes. A la negra, la ajustada camisa blanca a rayas que llevaba le marcaba las tetazas que tenía, seguramente una talla mayor que 100. Y la falda negra que vimos al levantarse a por unos papeles le marcaba un culazo digno de ser sobado y follado. Sus labios eran los típicos de las personas de raza negra. Gruesos y esplendorosos. Me vi por un momento besándola y follándole la boca. La pelirroja, por otra parte, poseía un bello cuerpo dentro de ese largo vestido beige de cuello largo, adornado con un cinturón granate.

“Buenos días, de qué se trata? Nos preguntó la pelirroja.

“Deseamos inyectar una buena cantidad de dinero, algo que no puedes ni imaginar, y esperamos que cuiden de nosotros y de nuestro dinero como esperamos y merecemos. Así que bonita, consigue que veamos al director general en 10 minutos como mucho o nos vamos a otro lado” le espetó Susana a la zorrita pelirroja justo cuando iba a abrir la boca para decirle lo exactamente lo mismo hasta la palabra “dinero”. “No creo que sea de tu incumbencia lo que hacemos aquí guapa, así que venga, aire, el director ya. Haz lo que tengas que hacer.”

“Enseguida les atenderá. Siéntense si lo desean” nos dijo acojonada aunque con cara de pocos amigos, mientras su compañera observaba la escena atónita.

Se perdió por uno de los largos pasillos que había a derecha e izquierda y me quedé mirando, impresionado, a Susana. “Nadie juega con nosotros. Lo que queremos lo queremos ya, para algo tenemos el dinero que tenemos, y el que nos vacile lo pagará” dijo, para seguidamente morderme el labio inferior y después lamerlo con su lengua.

No habían pasado ni 5 minutos cuando volvimos a escuchar, cada vez más cercano y rápido, el taconeo de la pelirroja, acompañada detrás por un hombre trajeado, en apariencia de cuarenta y muchos años, con buena presencia y un mejor traje (o eso se presumía), con el pelo blanco y una perilla también blanca. Un hombre que había sido atractivo y seguía siéndolo. Un madurito triunfador como se suele decir. Ambos venían con evidentes signos de prisa. Susana, que es muy observadora, se percató de dos insignificantes detalles tras ver aparecer por el pasillo al director y a la recepcionista: la señorita, por un segundo, se pasó el pulgar derecho por la comisura de los labios, mientras el director, y este gesto lo vio Susana ya que estaba en una mejor posición que yo, ya que el director aún asomaba por el pasillo (no había llegado a la recepción) terminando de subirse la cremallera y recomponiéndose el paquete disimulada aunque, al mismo tiempo, algo descaradamente.

“Por favor, sean bienvenidos, disculpen si les he hecho esperar. Estaba terminando la primera reunión del día”

“No se preocupe” respondí. “No tiene la mayor importancia”, concluyó Susana levantándose del sofá donde estábamos esperando. Se nos hacía extremadamente raro el hecho de que, desde ayer por la noche, todo el mundo nos tratara de usted. Sin embargo, parece que  a Susana le encantaba, me fascinaba su clase y elegancia, iba a ser, si no lo era ya, la mejor de las mujeres y la más guarra de las zorras.

“Pueden pasar, por favor tenga la amabilidad de acompañarme” Acompañamos al director hasta su amplio despacho. Entre estanterías repletas de libros de derecho, y un armario con un minibar, divisamos al fondo una amplia mesa de madera. Mientras nos sentábamos en los cómodos sillones, vimos dos fotos: una del director con su familia: tenía una preciosa mujer rubia de más o menos su edad, y dos hijos, un niño y una niña. La foto tenía unos cuantos años, ya que al director se le veía más joven, aunque conservaba todo el atractivo que da el cumplir años. Todos sonreían y estaban en trajes de baño, con lo cual supuse que sería una foto hecha en algunas vacaciones familiares. En la otra foto vimos otra vez al director, y también unos años más joven (yo diría que unos 4 o 5) posando en el despacho. Posaba sonriente en medio de dos hombres más, apoyando con cada una de sus manos el hombro de los otros dos: a su izquierda posaba, sonriente también, un conocidísimo y altísimo cargo del gobierno de hace unos años y, a su izquierda, reconocimos un presidente de un importante club de fútbol. Enseguida nos miramos Susana y yo disimuladamente, y, otra vez, creo que pensamos lo mismo: “hemos acertado”. Junto a otra estantería había una pequeña mesilla con otra foto. El director estaba otra vez en el centro de la imagen, en bañador, fumando un puro y lo que parecía ser un cocktail, pero esta vez le acompañaban dos hombres que no conocíamos. Uno grande, rechoncho y moreno y con bigote y otro más delgado, muy blanco de piel y con muy poco pelo

Disculpen, antes de nada, me llamo Rafael Guervara Quevedo, director de la sede de ……………… en Madrid desde hace 5 años. Aunque tenemos sedes en Barcelona, París, Londres, Berlín y Berna. Sea lo que sea que desean hacer con su patrimonio están en las mejores manos posibles.

Yo me llamo Germán y mi novia Susana. De momento no creo que necesite saber más. Veo que al menos no nos va a faltar peloteo jajaja. Era una broma. Observo que tiene usted buenos amigos” dije señalando a la foto familiar y la del político y el presidente del fútbol.

“No es que nos guste, que también, pero por el prestigio que tenemos como establecimiento de banca privada y asesoramiento fiscal y financiero y, por qué no decirlo, por lo que cobramos, sólo tratamos y nos rodeamos de gente no con mucho, sino con muchísimo dinero. De una gran importancia en el mundo. Y suelen ser de dos tipos: personas populares como las que ve en la foto o personas, como si no me equivoco ustedes dos, ya que siento decirles que no les conozco y refrésquenme la memoria si estoy equivocado, que tienen mucho dinero y quieren el mejor asesoramiento y consejo para su fortuna pero que prefieren llevar una vida discreta, alejados de la celebridad” nos explicó el señor Guervara.

“Bueno, eso de alejados de la celebridad y una vida discreta ya veremos jajajaja” contestó Susana, a la que yo acompañé en su carcajada “Lo que sí que lleva usted razón es en el aspecto de la celebridad y publicidad. No buscamos eso. Y es normal que no nos conozca. Hasta hace dos semanas éramos dos personas completamente normales que ni siquiera habían pensado en pasear por este barrio de esta ciudad”

“¿Y a qué se debe que ahora estén sentados en mi mesa?” suspiró a la vez que desvió la mirada por todo el despacho en un claro gesto de quién sabe si indiferencia, cansancio, incredulidad, etc.. además, vi en su rostro una emergente necesidad de ir al grano. Supongo que todavía nos tomaba por unos don nadies y que no sabía por qué estaba hablando con dos críos, y que más vale que lo que tuvieran que ofrecerle valiera su tiempo.

“No se preocupe, enseguida lo comprenderá todo. Cariño, procede” habló Susana, y cuando acabó sus palabras saqué la cartera del bolsillo del vaquero, abrí la cremallera de uno de los bolsillos y puse encima de la mesa el boleto de los 181 millones de euros. Evidentemente le entregué una fotocopia escaneada que había hecho en casa antes de partir hacia Madrid. No nos fiábamos un pelo de nadie. El original lo tenía también en la cartera, pero sólo saqué la fotocopia.

Seguí yo: “esto. ¿Nos va a tratar con la amabilidad que merecemos o vamos a tener que seguir soportando el supuesto asco que creo que le damos? Bueno, en caso de tener que seguir soportándolo, supongo que de todas las entidades de banca privada de la ciudad encontraremos alguna habrá donde nos traten con el respeto, la clase y la elegancia que merecemos”

El semblante del director Guervara cambió por completo. Según nos contaría más tarde aquél día, había oído hace unas semanas en varios medios de comunicación que el único acertante de un bote del Euromillón aún no se había dado a conocer. De todos modos, no se creyó por un momento su suerte, la suerte de ser el director de una entidad a punto de ingresar tal cantidad de millones de euros, con lo que eso le reportaría a nivel personal a él y profesional para con la empresa. De modo que con un seco “si me disculpa” alcanzó a agarrar la fotocopia del boleto, la puso delante de él y procedió a, o por lo menos eso imaginábamos Susana y yo tras girar el cuello y volver a cruzar nuestra mirada, comprobar en Internet si el boleto era verdadero o falso.

Tras comprobar la veracidad de nuestras palabras y ver que tenía delante a dos potenciales y seguramente importantísimos clientes, se le escapó un “joder, madre mía” para seguramente preguntarnos mientras cogía el teléfono de su mesa: “disculpen si en algún momento no les he tratado con la mayor cortesía que merecen, comprendan que no es la primera vez que viene alguien con los aires subidos creyéndose los reyes del mundo y en realidad poseen patrimonios muy inferiores a lo que aceptamos como mínimo para ser nuestros clientes. Bajo ningún concepto aceptamos clientes con un patrimonio inferior a 50 millones de euros, ya sea en efectivo o en propiedades. Les ruego me disculpen otra vez, no volverá a ocurrir y si se deciden por nosotros, les aseguro que no se arrepentirán”. Agarró el teléfono y presionó un botón. “¿Desean tomar algo?, ¿han desayunado?”

Ambos declinamos amablemente la igual oferta del por fín perro sumiso que buscábamos, aunque vi en él cierto arrepentimiento sincero en su disculpa. Personalmente me empezaba a caer bien. “Giselle, de todas formas traiga por favor una botella de agua con tres vasos” Al minuto vimos aparecer a la pelirroja de antes con una elegante bandeja, 3 vasos igual de elegantes y una botella de un litro de agua Voss, supuestamente el agua que bebía la gente pija. “Aquí tiene señor Guervara” la pelirroja depositó la bandeja en la mesa, no sin antes ofrecernos agua. “Ponme a mí un poco” le medio ordenó Susana mirándola con ojos de quien se sabe superior. Mientras derramaba agua sobre los vasos del señor Guervara y Susana los dos, Susana y yo, admiramos el precioso cuerpo que se adivinaba bajo el elegante vestido que portaba, seguramente torneado en el gimnasio. Vimos que llevaba anillo de casada.

“Bien”- prosiguió Susana una vez se alejaba el incesante taconeo de la secretaria pelirroja y cerraba la puerta del despacho- “parece que nos vamos entendiendo. Vayamos directos al grano. Necesitamos saber dos cosas. Si es mejor ingresar todo nuestro dinero en varias cuentas de varios bancos de varios países, o si es mejor guardarlo todo aquí, y el interés que nos darían”.

“Puedo asegurarles que si confían en nosotros y deciden guardar su dinero aquí, su dinero nunca va a estar tan bien atendido y cuidado como aquí. Las personas que de verdad tienen dinero y quieren seguir ganando dinero lo dejan aquí. El mindundi con suerte en la vida que vive, y con perdón por la expresión, emparanoiado porque le puedan pillar o pueda perder dinero por múltiples razones tal y como está la cosa hoy día, lo guarda en supuestos paraísos fiscales o en muchos bancos, pero nosotros le garantizamos la comodidad de tener todo su dinero en un mismo sitio, con la mayor seguridad del mundo, y poder hacer uso de todo o parte de su dinero cuando a ustedes les plazca.

Por lo que respecta al interés, les ofrecemos un 5,5%, algo impensable, como ya imaginarán, para la población común que guarda su común dinero en bancos comunes. Nuestros clientes merecen lo mejor y sólo lo proporcionamos aquí. De modo que si ingresan su dinero aquí, por cada año que esos 181 millones de euros estén depositados aquí, su fortuna aumentará en unos 10 millones de euros. Pero no es eso lo más interesante. Hay muchísimo más: por ejemplo, si toca su dinero, no pasa nada: su fortuna aumentará acorde al dinero que haya en este momento en nuestra, su, entidad y cuenta. Pero aún hay más cosas, pero eso me gustaría explicárselo una vez acepte lo que le ofrezco y se convierta en nuestro cliente. Créame que no encontrará nada mejor no sólo en este país, sino en el mundo, y si acepta que le explique todo lo que todavía no le he explicado, sabrá por qué. Si acepta la empresa pondrá a su disposición un coche de alta gama privado con chófer particular, si no quiere usar su utilitario o no tiene coche hasta que encuentre uno acorde con su nuevo estatus, para moverse por la ciudad si desea establecerse aquí, y por supuesto un hotel de la máxima categoría a elección del propio cliente hasta que encuentren su hogar perfecto. Por mucho que nuestros clientes quieran discreción y privacidad, a todos les gusta la comodidad de saber que están siendo bien tratados. Evidentemente, podrán hacer uso del coche o no, eso lo dejo a su elección.

Por otra parte, a nuestros clientes se les entregan cuantas tarjetas de crédito quieran, con crédito ilimitado, y con un código secreto que se proporciona a los clientes, y que podrán utilizar en toda esta lista de bancos mundiales- nos entregó una lista con una barbaridad de bancos separados por países. Estaban la gran mayoría de los españoles, para que os hagáis una idea, y bastantes internacionales con sucursales en nuestro país. No había problema como veis.- Cualquier cajero automático de cualquier banco de esta lista y cualquier lector de tarjetas de crédito reconocerá sus tarjeta y podrán efectuar compras y sacar dinero con normalidad, siendo transferidos todos los cargos a nuestra entidad, por eso no tiene por qué preocuparse, es un sistema muy sofisticado.

Nuestros asesores fiscales y financieros le aconsejarán sobre la mejor manera de pagar la menor cantidad de impuestos

Todo por 2.500.000 euros al año no importa las consultas que nos haga esta es su casa

Me acerqué al oído de Susana y le susurré, ante el nervioso semblante del señor Guervara. “Vamos fuera”. Nos levantamos un segundo y le dije al señor Guervara: “Disculpe, ¿podemos salir al pasillo 2 minutos? Necesitamos hablar para tomar una decisión, y como comprenderá delante de usted no es lo más apropiado”

“Desde luego, aquí estaré. No necesitan llamar a la puerta cuando vuelvan a entrar”

Dejamos el despacho y nada más cerrar la puerta, en medio de un largo pasillo donde sólo se veían puertas cerradas con el nombre de los ocupantes de los despachos y sólo se escuchaban teléfonos sonando dentro de los despachos, le dije a Susana: “sólo quería confirmar que estamos los dos en la misma onda”

“¿Estás de coña tío? Sólo de pensar que vamos a poder gastar los intereses de cada año como si fuera chatarra ha hecho que me ponga caliente como una zorra. Sé que no entendemos mucho de economía, sólo lo que hemos oído hablar a nuestros padres y lo que hemos escuchado en el telediario, pero creo, amor mío, que lo que nos ofrecen es inmejorable, y me muero de ganas de saber qué es lo que tienen que ofrecernos una vez aceptemos y firmemos el acuerdo con ellos. Te quiero y no hace falta buscar más, quiero nuestro dinero aquí”

“No se hable más, has dicho lo que estaba en mi mente”. Le contesté. La agarré de la cintura, la atraje hacia mí, le metí uno de esos morreos que tanto nos gustaban a los dos y la mandé hacia la calle a que pagara el taxista, ya que no tenía sentido tenerle esperando si íbamos a tener coche privado. “Voy para dentro, agradécele al taxista el tiempo que nos ha esperado y dale una buena propina que el hombre era majo. Ya sabes, como más te apetezca, en efectivo o en especie jajajaja”

“Jajajaja. Qué cabronazo eres. Pero hoy te toca a ti. Déjamelo a mí. Le daré lo que marque el taxímetro más otros 100 euros, va bien? No te preocupes, en dos minutos estoy dentro contigo otra vez. Hasta ahora mi amor. Y, por cierto, el director está muy bueno, creo que me lo tiraré jajaja”

Le di otra palmada en el culo, esta vez de aprobación y de falsa represalia, por mala, jejeje, y volví a entrar al despacho.

“¿Su compañera no entra?

“Ha ido a pagar al taxista que nos ha traído. Estaba esperando fuera. Creo que no nos va a hacer falta. Tenemos coche privado, ¿no, Rafa? Pareces buen tipo y espero que esta relación profesional que empieza ahora dure y quién sabe si nos convertimos hasta en amigos. Así que, por mí, tuteémonos” le estreché la mano mientras todavía permanecía de pie y con una sonrisa de satisfacción, de saber que habíamos hecho un gran negocio al depositar nuestra fortuna allí.

“Bueno, no sabéis cuánto me alegro. Voy a ocuparme de que no os arrepintáis de lo que habéis escogido. Enhorabuena. Tenéis muchísimo dinero, pero en poco tiempo tendréis más, bastante más, os lo prometo. Aunque aún os tengo que contar cómo y ya depende de vosotros”.

En ese momento volvió a entrar Susana en la sala. Vi cómo Rafa se alejaba de su mesa para cruzarse con Susana a mitad de camino desde la puerta hasta su mesa. “Le estaba dando la enhorabuena a Germán por haber decidido quedaros con nosotros. Habéis hecho un buen negocio, os lo aseguro” mientras le daba dos besos a mi novia.

“No lo hemos dudado ni 10 segundos una vez hemos conocido todas las condiciones jajaja” afirmó Susana. Y ya que estamos estableciendo cierta confianza- continuó Susana- por favor, no nos vuelvas a mentir con reuniones y mierdas. Entiendo que nos hayáis tomado por unos panolis cuando hemos entrado pero ahora que sabemos, todos, de qué va el asunto, por favor, no más tonterías, que he visto como tú y la secretaria o recepcionista o lo que coño sea esa zorra y que por cierto nos ha tratado muy mal al llegar, os recomponíais las ropas cuando has salido a recibirnos…te la estás tirando, no? Y espero que le des una buena reprimenda por cómo se ha portado con nosotros al llegar”

Lo que dijo Susana nos pilló de sopetón a los dos, Rafa y yo, aunque supongo que a Rafa más…yo me quedé mirando a Susana con cara de “vale-que-ya-se-lo-hemos-dejado-claro-pero tía-de-qué-vas?” pero ella enseguida suavizó la situación.

“Venga va que no es para hacerte ningún chantaje ni nada, es que somos unos morbosos de cuidado los dos mi novio y yo jajajaja, tranquilo hay confianza”

Rafa respiró un poco y entonces habló: “eh…bueno, sí, digamos que tenemos una relación…pero bueno, por favor, discreción, estamos los dos casados…pero ella tiene sus caprichillos y yo le doy algo cada vez que, ya sabéis…”

“Jajajaja, por favor, si era sólo porque me gustaría pedirte un favorcillo. Pero bueno lo de casados me lo he imaginado porque he visto su anillo y he visto como le has dado la vuelta a la foto del escritorio con tu familia. Supongo que no querrías mirar la foto de tu esposa y tus hijos mientras otra te comía la polla eh bribón…bueno, que vamos, que tranquilo…es que me gustaría que esa guarra le comiera la polla a mi novio, me apetece ver cómo esa zorra se humilla chupándosela al hombre que quiero, para que aprenda que con nosotros no se juega”

“Ahh, ufffff, claro, enseguida, tranquilos, es muy tonta y dócil, hará lo que le ordene, voy a decirle que entre. Me parece que vosotros y yo nos vamos a llevar muy bien, tengo mucho que contaros…” Se puso al teléfono y mientras esperaba que respondieran al teléfono miré estupefacto a Susana pero al mismo tiempo cachondo perdido. Esa pelirroja angelical de la recepción me iba a comer la polla por orden expresa de la mujer que quiero- “yo también quiero lo mejor para ti, cariño”- me dijo al oído Susana-“Disfrútala. Te quiero”. No pude hacer más que sonreír ante la suerte que tenía.

“Por favor, Giselle, venga un momento a mi despacho”. Era curioso ver cómo la trataba de usted cuando minutos antes seguramente le había lefado la boca a esa pelirroja.

En un minuto volvimos a oír ese taconeo que tanto me gusta en una bella mujer y vimos cómo entraba.

“Sí, señor Guervara? Qué desea?”

Mientras la pelirroja decía esas palabras vi cómo Susana la miraba con desprecio y lujuria al mismo tiempo…”Me han dicho nuestros nuevos clientes que no les has sabido tratar con el trato que merece un cliente de esta entidad. Para mí la palabra del cliente va a misa, así que discúlpate.

“Yo…lo siento señores, discúlpenme, no volverá a ocurrir” dijo la pelirroja

“Creo que nos merecemos una buena compensación Rafa” dije yo

“Lleva razón usted Germán, mira Giselle, te vas a arrodillar entre las piernas de este señor y le vas a comer la polla como me la comes a mí, entendido”

“Pero, señor Guervara, yo… no sé…les pido perdón…es que…”

“Es que, vamos a ver bonita, jajajaja, si no haces lo que te estamos ordenando hoy no vas a acabar tu jornada laboral, te vas a ir a la puta calle, sin ese alto sueldo que seguro te paga tu jefe aquí presente- “Segurísimo, jajajaja” interrumpió Rafa- “jajaja,” volvió a reír Susana y continuó-“ y sin los regalitos que te hace por ser su putita cuando a él le apetece. Tú haces lo que te pedimos, entendido zorra?”

No hubo que decir nada más. Giselle se posicionó entre mis piernas, se arrodilló. Vi una lágrima en sus ojos mientras me desabrochaba el vaquero…”venga zorra, más rápido” le dije, al tiempo que le daba un pequeño bofetón- “jajajaja”- se rieron al unísono Susana y Rafa- “Por cierto tengo que ir a la calle a fumar o puedo salir a ese balconcito que tienes ahí a fumar un cigarrito, Rafa”

“Sí, claro, vamos al balcón, te acompaño. Disfruta campeón jajaajja” contestó Rafa a Susana. Susana se levantó con el paquete de tabaco y el mechero en la mano y con la otra mano se me tocó la barbilla mientras me miraba con lujuria. “¿Qué tal la come?” me preguntó, ya que la pelirroja ya había empezado un sube y baja tremendo y frenético a lo largo de mi polla…”muy bien, pero me sigo quedando con tus jaladas de rabo mi amor jajajaja ufffff…qué gustazo…”

“Así, me gusta, vas a tener a quién te plazca a partir de ahora, igual que yo, pero nadie nos amará como nosotros el uno al otro…que vaya bien, te estaré mirando desde el balcón mientras charlo con Rafa” Me dio un beso de tornillo metiendo su lengua hasta mi garganta mientras con la otra mano marcaba el ritmo  del sube-baja de la pelirroja…

Se salieron al balcón a fumar mientras yo seguía disfrutando del mamadón de la Giselle esta. Mientras chupaba sin cesar yo le subí el vestido y pude apreciar y azotar su precioso culo. “Glurp glurp…jjjjjuuau, jjjjuauaua” escupía en mi polla por orden mía, para seguir mamando y que no se quedara seca…”Ahora voy a follarte la boca, no hagas nada, sólo abre la boca” Me levanté, le di otro bofetón, la cogí del cuello por delante y por la nariz para que se ahogara, la obligué a abrir la boca y sin que pudiera respirar, pues tenía obstruidas sus dos salidas de aire, empecé a follarte la boca como cuando un violador viola el culo de alguna zorra…sin miramientos ni cortapisas…pronto escuché sus tosidos y vi sus hilillos de baba mezclados con algún amago de vómito…

Susana y Rafa charlaban animadamente, los escuchaba reír y al ver sufrir a Giselle, me jaleaban desde el balcón mientras fumaban y charlaban…”así, dale cariño…” decía la una…”joder, ni yo se lo hago tan fuerte, me la vas a gastar para una semana cabronazo jajaja” decía el otro…

Me volví a sentar para que siguiera mamando marcando ella el ritmo. Me había corrido esta mañana y no la comía mejor que Susana, pero tras unos 20 minutos largos mamando, y encima mamando como a mí me gustaba o como a mí me daba la gana en cada momento, sentía que iba a lefarla…”vas a tener suerte,  mi novia se ha llevado mi primera corrida del día, así que no te vas a atragantar puta…” unos 10 segundos más tarde, le cogí de la cabeza para que no se le ocurriera levantarse ni sacársela de la boca, y sentí como un chorrito (fue más el placer que la cantidad de lefa que saqué) impactaba contra su campanilla…

“guaooffff” joder, qué bien la comes, quizás pruebe algo más de ti aparte de tu boca la próxima vez que venga a ver cómo va mi dinero” le dije mientras aún tenía el rabo empalado en su boca. Me levanté, la cogí del pelo, se la saqué de la boca y en ese momento entraron Susana y Rafa

“Todo bien, Germán? Preguntó Rafa.

“Todo de puta madre jajajaja” respondí yo, y Susana y Rafa me acompañaron en la risotada.

“”Puedes andar, cielo? Jajajajaja o ya estás K.O. para todo el día? Me preguntó con sorna pero con cariño. y tú, zorra, lárgate, ya te probaré yo algún día. Y supongo que no hay que decirte que ni una palabra a nadie, lo perderías todo…” la amenazó Susana

“Tranquila, no abrirá la boca” intervino Rafa.

“No se preocupe señora, y lo siento otra vez…” contestó, sumisamente, Giselle.

“Ya, ya…vete” Susana le ordenó

Giselle obedeció dócilmente. La situación de la mamada me había puesto muy cachondo, pero ver  a Susana así joder, a quién no le pondría ver a la mujer que quiere ordenándole a un bellezón como ese? La teníamos en nuestras manos, a esa y a todas y todos cuantos quisiésemos…

“Bueno, chicos, qué os parece si, ya que son más de las 12 ya, os vais un rato de tiendas, que Susana me ha comentao que tenéis algo de pasta en efectivo, os dais una vuelta, os compráis alguna tontería y a las 14:30 nos vemos aquí, firmáis todo lo que tengáis que firmar, os damos el primer interés o sea, otros 10 milloncejos, y las tarjetas de crédito que las voy a ordenar que se hagan ya para que podáis hacer uso y disfrute de ellas desde ya, y os invito a comer, bueno, la entidad, que tengo muchas cosas que contaros y me muero de ganas por hacerlo, ya que creo que os van a interesar”

“Estupendo, tío, hasta dentro de un par de horas” volvimos a darnos la mano y volvió a darle dos besos a Susana.

“Hasta dentro de un ratito, Rafa” le dijo Susana ya con cierta confianza cogiéndole del hombro. “Por cierto, espero que no te moleste, es simple curiosidad, quienes son esos dos de aquella foto?” Susana señaló la foto con el moreno grandote y el blanquito

“Jejejeje, en la comida os lo explico, de verdad, os interesará…hasta dentro de un ratín.

Rafa se despidió de nosotros, hizo una llamada de teléfono y para cuando quisimos estar en la puerta de la entidad ya teníamos un  todoterreno Mercedes última generación negro, brillante y con los cristales blindados con un chófer esperando. Nos abrió una de las puertas traseras y

“A dónde, señores?” nos preguntó.

“Vamos a darle a la electrónica cariño- pidió Susana- Quiero deshacerme de esta mierda de móvil y comprar algún que otro bichito más”

“Queremos electrónica, dónde nos recomiendas?" Pregunté al chófer

“Eso está hecho, señores. Lo más cercano que se me ocurre ahora es Nuevos Ministerios. Allí tienen un Fnac, un Corte Inglés…en fin, lo que imaginen lo encontrarán allí.

“Marchando amigo” le ordené, eso sí, con camaradería.

Y para allá que nos dirigimos. Todo el trayecto en coche estuve besándome con Susana, agradeciéndole la pedazo de mamada que esa zorra me había brindado gracias a ella. Los dos no parábamos de pensar en lo felices que éramos y lo bien encaminada que estaba nuestra vida a partir de ahora. Pero todavía quedaban muchas sorpresas…

Fin del capítulo III

Os gusta? Sed libres para comentar. Considero que es muy morbosa.

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