La nueva vida de un vicioso reprimido. Capítulo I

Cómo me hago millonario y primeros vestigios de lo bien que me lo voy a pasar.

Capítulo I: cómo un paleto se convierte en un vicioso

Ese cambio de paleto infeliz a feliz vicioso, como ya dije en el prólogo, lo da EL DINERO. Quién lo quiera ver, estupendo. El que no, estupendo también. Allá él /ella

Con 27 largos años, que es la edad en la que ocurre el punto de inflexión en mi vida hacia un paraíso de hedonismo y vicio desmedido, me encontraba sin empleo ni aspiraciones en la vida, pidiendo dinero a mis padres cada fin de semana para poder emborracharme y olvidar, durante el sábado y el domingo, la mierda de vida que tenía. No había día en que no echara un curriculum en algún sitio, pero en esta España de hoy la frase de que “el que quiere trabaja” había perdido todo significado.

Vivía con mis padres en un pequeño pueblo al lado de Málaga, así que evidentemente también estaba muy cerca de Marbella y Puerto Banús (a unos 30 km) lugares a los que admiraba y veneraba pues ansiaba convertirme en uno de esos ricachones. De pequeño fascinaba con Marbella y su época gloriosa, y a medida que fui creciendo, desde los 17-18 años en que mi mente ya se fue haciendo más perversa y salidorra, fantaseé con ser uno de esos que paseaban sus cochazos y sus zorras recauchutadas por las discotecas y el puerto de Puerto Banús.

No es que no fuera atractivo, al contrario, pero mi extrema timidez y falta de confianza y autoestima me impedía acercarme a una chica que me gustara. Con 27 años, por supuesto había follado, pero o con profesionales o con chicas o mujeres que me habían tirado los trastos en las discotecas, no yo a ellas. Estaba enamorado, como dije en el prólogo, de Susana, una preciosidad rubia un par de años más joven que yo que era vecina de mi pueblo que, aunque había tenido muchos novios ya que era una belleza, siempre echó de menos el que me hubiera acercado a ella mucho antes, ya que siempre le gusté.

En fin, que pasé mi adolescencia adicto al porno y a las pajas y follando cuando podía y mi economía me lo permitía. Cuando me lo podía permitir, me escapaba a Marbella o Málaga a algún puticlub…

Y vamos con el día que cambió mi vida, para bien, aunque para mal he de adelantar que ese día tuvo lugar también una tragedia. Hace 3 años, el conocido como Sábado de Gloria (nunca mejor dicho para mí jejejeje) de Semana Santa mis padres se fueron a pasar el día a Marbella con unos amigos, dejándome en casa durmiendo, ya que había salido la noche de antes y supusieron que estaba con resaca. Nada más alejado de la realidad, en cuanto cerraron la puerta me levanté y me dispuse a pasar un día entero con Susana viendo porno y follando (había descubierto que le gustaba mucho el porno, y en una semana, de las ganas que nos teníamos, ya habíamos hecho de todo). En aquél momento me encantaba ver porno, sólo  o acompañado. Ahora también, pero con la ventaja de que puedo tener a prácticamente cualquier actriz que vea en los vídeos (no es coña: como he dicho muchas veces, el dinero compra todo, incluido la felicidad, así que qué menos que a un par de zorras: por pagarles el doble que lo que ganan por cada escena de las que veía, las tenía para mí una noche entera, o si pagaba más, un fin de semana entero, en el cual Susana y yo les hacíamos todas las guarradas que se me antojaban. También nos encaprichábamos con actores negros y gays de vez en cuando, jejejeje)

Pues bien, cuando me levanté y fui a la cocina a por algo de desayunar mientras se cargaba el ordenador, vi una nota de mi madre: “por favor, Germán, acércate a la Administración de Lotería y comprueba el boleto del Euromillón, que a tu padre no le ha dado tiempo esta mañana que nos estaban esperando y hemos tenido que salir rápido. Tienes pasta de ayer para comer. Caliéntala en el microondas. Un beso”. He de decir que la televisión de casa llevaba estropeada más de una semana, tenía que venir el técnico, así que evidentemente no podía mirar el boleto del Euromillón en el teletexto, de modo, sin ninguna puta gana de vestirme para salir, finalmente no preparé nada para desayunar, me vestí y fui hacia la Administración de Lotería, la única que había en el pueblo. Quedaba a unas 500 metros, me vendría bien un paseo y hacía muy buen día. De camino allí me llamó Susana

“Se han ido ya tus padres? Tengo ganas de desayunarme tu polla que anoche me encontraba mal y me fui pronto a casa. Tú como acabaste?. Y por cierto, antes de que digas nada, quiero que sepas que estoy en una nube por estar contigo, poco a poco vamos compenetrándonos más y más y siento que nunca he estado con alguien tan a gusto como estoy contigo. Creo que te quiero tío”

“Hey guapa. Bueno con cualquier cosa que te diga voy a quedar a la altura del betún jajaja, pero sabes que siempre he estado enamorado de ti, y ahora soy la envidia del pueblo por ir agarrándote la cintura por la calle. Y bueno, lo guarretes que somos en la cama sólo lo sabemos tú y yo, pero no hace falta que lo sepa nadie más. Eres la mujer de mi vida. Y, bueno, me retiré tardecito, a eso de las 5 o así, pero nada poca cosa, aquí sabes que hay muy poca marcha hasta el verano”

“Ya tío, en fin, me arreglo y voy para tu casa, que aunque no vayamos a salir sabes que me gusta ponerme guapa para ti jejeje”

“Ahora te llamo yo, que mis padres me han dicho que vaya a la administración de lotería a que les mire el Euromillón, que se han ido esta mañana y estaba aún cerrada la administración”

“Venga vale, en cuanto me des un toque voy para allá, hasta ahora moreno un besazo”

“Un besote, y ven con ganas de mamar, que te voy a poner de rodillas nada más entrar por la puerta jajajaja”

“Jajajaja, vale, sabes que me gusta que me obliguen. Hasta ahora. Muak”

“Muak”

Justo al colgar llegué a la Administración de Lotería y había bastante gente, la verdad. En el mostrador podía leer que en el bote de ayer del Euromillón se repartían la friolera de 181 millones de euros. Al ver eso supongo que no puedes evitar pensar en la cantidad de cosas que te harías con esa indecente cantidad de billetes…

Tras unos 10 minutos de hacer cola, por fin me tocó. Detrás de mí sólo habían dos personas más, una anciana y una madre con su hijo pequeño. Le di el boleto a la lotera (una mujer de unos 55 años nada agraciada físicamente. Me conocía y la conocía de toda la vida, pero nunca habíamos tenido relación más allá de ese contexto de cliente-lotera) y al comprobarlo, se quedó mirando la pantalla del ordenador un buen rato, me miró, la miré, volvió a mirar (supongo que para comprobarlo). Me encontraba desconcertado, por un momento pensé que era multimillonario, pero mis deseos se desvanecieron por completo al escuchar decir a la lotera:

“Maldito ordenador, ya se ha vuelto a enganchar, llevo dos semanas así. En fin espera un minuto, vale? Por favor los demás pasen por aquí”

Los demás (los dos que he mencionado antes más otro anciano que había llegado sin yo darme cuenta) fueron atendidos en un santiamén. Pude ver como la madre con el niño pequeño llevaba también un boleto del Euromillón, aunque tan pronto como vi que se lo entregaba vi cómo ponía cara de resignación, en plan un feliz “pues nada, otra vez será” y salían por la puerta, y el anciano que había entrado le daba la quiniela recién escrita a la lotera, se la pasaba por la máquina, le daba el recibo, y se marchaba.

En ese momento vi como rápidamente y antes de que entrara alguien más a la tienda, me entregaba el boleto otra vez mientras, sin alzar la voz para mantener la discreción, me decía:

“Tranquilízate, no montes una escena por favor te lo pido, pero te acaban de tocar 181 millones de euros. Para entendernos, 30.000 millones de pesetas.” Mi reacción fue volver a coger el boleto y mirarlo como un gilipollas.

“Cómo?”

“No te he dicho nada antes porque había gente y supongo que no querrías que la gente se enterara, éste es un pueblo pequeño, y aunque no lo fuera, vamos. Pero bueno, ya haces tú lo que quieras que para algo es tu premio…”

Salí a la calle a sentarme en un callejón a unos metros de la administración. Estaba todavía ido por los acontecimientos, no sabía si gritar, llorar, no creérmelo, mandar a la mierda a Susana y a mis padres, a todos, y largarme yo con el dinero, o si llamar a mis padres ipso facto (retazos del buen hijo que quedaba jejeje, y que muy pronto se convertiría en un cabrón pervertido de cuidado). De repente, tuve uno de esos momentos que los borrachos y drogadictos llaman, supongo, de “extrema lucidez”: metí el boleto en el calcetín de mi pie derecho por la parte del tobillo, empujándolo hasta casi la planta del pie (así sabía que no se me perdía ni a ostias) y volví a la administración. Por suerte, seguía sin haber nadie dentro, de modo que me acerqué a la lotera y le solté:

“Si alguien, que yo sepa que no es de mi entorno, se entera de esto, sé que habrá sido por tu culpa, y me encargaré personalmente de joderte la vida, entendido?”

“Soy discreta, no tienes por qué preocuparte, supongo que ya no te veré más por el pueblo…”

Sonreí, la cogí de la nuca y se lo repetí: “eso a ti no te importa, sólo sé que si noto miradas y cuchicheos raros en vecinos que no conozco cuando pasee por esta puta mierda de pueblo el mucho o el poco tiempo que me quede de estar aquí, sabré que te has ido de la boca y, por cierto, va haciendo falta redecorar la tienda. Y a esa cara no le vendrían mal unos retoques tampoco. Te vas haciendo mayor, vieja de mierda. Me entiendes no? Estás avisada”.

El resto del día intenté comportarme como si no acabara de convertirme en un vividor (y follador, como el borderline de la serie, el que siga la serie ya sabe a quién me refiero jajajajaja) multimillonario. Supongo que el intentar no pensar en eso ayudó, aunque eso no quiere decir que no pasaran 3 segundos seguidos sin que tuviera la imperiosa necesidad de contárselo a Susana, la mujer por la cual estaba en una nube desde hace una semana y quería que se convirtiera en mi compañera en todos los sentidos de la vida. Por cierto, para que os hagáis una idea, le da un aire una de mis diosas de internet (y por supuesto a la que me he follado pagándole lo que pidió, una tontería: http://www.solocunts.com/models/smokin-hottie/index.htm

Quedé con Susana y estuvimos en casa en el sofá fumando y viendo la tele. A día de hoy, rememorando todo aquello, creo que ella me notaba muy raro, porque apenas podía prestarla atención, y mucho menos a la tele…pero es cierto eso que dicen de que el sexo es tan poderoso como el dinero. De tantas carantoñas y arrumacos que nos hacíamos en el sofá, acabamos completamente desnudos y follando. No era la primera vez ni para alguno de los dos ni juntos, ya que hace una semana, cuando nos enrollamos por primera vez, no llegamos a la penetración pero sí que le comí las tetas bien comidas, me la chupó un buen rato y le comí el coño y el culo. Pero esta vez sí que era la primera  vez que dábamos rienda suelta a todo lo que (descubrimos que) nos gustaba: a los dos nos encantaba la postura del perrito, y así lo hicimos las 3 o 4 veces que lo hicimos ese día, aunque yo, como podéis imaginar y por raro que parezca, no estaba para concentrarme en las medidas perfectas de mi recién estrenada novia y en las guarradas que me hacía, aunque la juventud de uno hacía que mi rabo no necesitara mayor estímulo para ponerse duro y hacerla disfrutar… Por cierto, lo de ver porno, no tuvimos tiempo, estábamos los dos enfrascados ella en mí y yo en ella y en mucha mayor medida en que no tenía ni puta idea de cómo iba a ser mi vida a partir de ahora, ya que hasta el día de antes era un parado acercándose a la treintena viviendo con sus padres.

Ahora me gustaría explicaros nuestros gustos sexuales un poquito, antes de seguir con aquél día que cambió nuestra vida para siempre.

Por una parte a mí me encantaba dominarla, azotarle ese culo de diosa que tiene mientras la follaba duro, cogerla del pelo tirando su cabeza hacia atrás mientras chilla de placer, estrujarle las tetas y cogerle las muñecas y ponérselas a la altura de la espalda, en plan violándola (me corro como un cerdo sintiendo a mis esclavas y a mis putas así) y a ella le encantaba sentirse dominada por su macho y hacer todo lo que su macho le pedía. También, cómo no, nos gustaba hacerlo con la postura del misionero, con el consiguiente sonido de mis huevos (que a ambos, sobre todo a ella, le hacía volverse loca: “reviéntame cabronazo, soy tu zorra, trátame como lo que soy” me suele decir), golpeando su coño cada vez que le ensartaba mi rabo. También nos encantan esas tardes tontas de sofá que no tienes nada que hacer y que acaban con una buena comida de polla y culo por parte de ella hacia mí en nuestro sofá con reclinamiento y reposa pies y una buena follada ella encima de mí, cabalgándome. Luego, con el poder y la viciosidad que el dinero y la droga nos ha dado, nos encantan a los dos las fiestas que organizamos con famosos y famosas de todos los ámbitos, como futbolistas, presentadoras, famoseo de la farándula  o gente del mundo del espectáculo: directores, productores, etc.. y por supuesto  nuestros amigos traficantes y proxenetas que organizamos en nuestro chalet de La Finca, llenas de escorts de lujo y modelos y aspirantes a actrices y modelos (tanto españolas como extranjeros), que harán lo que sea por abrirse paso en el mundo del espectáculo y conseguir un contrato (y bien que nos aprovechamos: no hace falta más que nos presenten a una, nos guste a Susana o a mí, y enseguida las llevamos a dar un paseo por la casa: enseguida saben lo que tienen que hacer si quieren tener alguna oportunidad laboral: yo normalmente me conformo con que me chupen la polla hasta que descargo en sus bocas y, si me gustan mucho, las hago venir otro día para follármelas o que las cate Susana: ella, por otra parte, es más imprevisible. Según qué le guste más de la chica o el chico que le presenten exige una comida de coño, de tetas,de culo…o comer ella, según ella, es decir,lo que se le antoje en ese momento) en las que la coca y el vicio corre por todas las estancias de la casa, donde hemos presenciado (y compartido escenas) con políticos de ambos sexos y empresarios que jamás imaginaríais la cantidad de guarradas que son capaces de hacer cuando están en un ámbito de confianza y saben que lo que hagan no va a salir de allí. Por supuesto, cuando a alguna personalidad pública se le antoja alguna putita o modelo de la fiesta, yo, Susana o alguno de nuestros amigos se la presenta para que hagan lo que tengan que hacer: hay que tener contenta a la clase política que es la que nos protege en nuestros negocios jejejeje.

Por otra parte, también nos gustan las fiestas más privadas que organizamos en nuestro piso de Madrid a las que invitamos también a 4 o 5 escorts de lujo (auténticos bellezones, con los que Susana al lado palidece la verdad, siendo ella mi diosa como sabe que es) y también varios hombres y transexuales negros como el tizón, con culos y rabos tremendos (nuestro dinero nos cuestan, no son fáciles de encontrar, a veces los contratamos desde otros países) en las que damos rienda suelta a todas las guarrerías que se nos ocurren: nos vamos pasando a todas nuestras putas y negros para mamarles las polla, los coños y los culos juntos o por separado y hacemos lo que nos place con todos mientras degustamos unos buenos Cohíba y unos buenos gintonics de Bombay Sapphire. Por supuesto antes de que vengan hemos esnifado popper y coca para estar cachondos perdidos. Pero todo esto de nuestras viciosas fiestas lo dejo para próximos capítulos no? A fin de cuentas en este queréis saber cómo nos convertimos Susana y yo en dos cabrones multimillonarios.

A mí, por otra parte, siempre me ha encantado (como sabréis los que habéis leído mis relatos) el smoking fetish, es decir, excitarme y hacer de todo (tanto con hombres como con mujeres) mientras mis partenaires sexuales (puros los hombres, tanto puros como tabaco normal, las mujeres) fuman. Yo hago mucho deporte así que no fumo, lo único que degusto (no se le puede fumar) son habanos de la mejor calidad tanto para cerrar negocios con traficantes o proxenetas o en mis orgías con y sin Susana.

No me llevó ardua tarea introducir a Susana a mis cerdas fantasías jejeje y hacerla partícipe y que disfrutara de ellas: ese mismo día, mientras veíamos la tele ella fumaba. Y a mí no me desagrada morrearla y comerle la lengua mientras fuma. Ella al principio, después de darle una calada a su cigarro y ver como me acercaba a su boca, tiraba el humo hacia el otro lado, hasta que le dije “no tienes por qué hacer eso, no me molesta para nada, estoy enamorado de ti y lo que venga de tu cuerpo a mí me parece la gloria”, a lo que ella respondió: “ya cariño, pero no sé, no te da asco?” Mientras volvía a darle otra calada. En esos momentos, la cogí del cuello y le comí la boca con pasión, compartimos el humo de su cigarro en nuestras bocas y nos lo pasamos de una lengua a otra…”menudo pervertido me he echado por novio, cabroncete, jejejej” los dos nos reímos y ella siguió: “pues te quiero, y vas a ver cuanto”, en ese momento se agachó y empezó a comerme la polla mientras se terminaba el cigarro. Ya me había corrido antes, pero no tardé nada en volver a correrme de ver mi polla dura envuelta en el humo de la boca de Susana, mordiéndola, tirando el humo por la nariz mientras engullía mi rabo…tirando el humo al capullo para después escupirle y seguir mamando…en fin, sé que no es un fetiche muy extendido, pero el/la que también es fan de esto, sabe a lo que me refiero. Así que Susana descubrió mi mayor secreto y desde entonces cumplimos todas las fantasías de los dos, tanto las que le pido yo a ella como las que me pide ella a mí. Tenemos gustos caros (todo vicio lo es) pero nos encanta hacer feliz al otro y no llega ni a migajas de lo que tenemos lo que nos gastamos en el otro.

Como decía, estuvimos follando toda la mañana hasta que después de comer una pizza cada uno le comí el coño a Susana mientras se fumaba desnuda el cigarro de después de comer jejejejeje, y dormimos una larga y placentera siesta. Total, mis padres no iban a volver hasta la noche.

A eso de las 6 de la tarde nos despertamos, y Susana, tras darme un tórrido beso, levantó su cuerpo perfecto de la cama y fue a darse una ducha antes de irse a casa. Yo me quedé remoloneando en la cama, aún medio endormiscado, cuando una llamada de teléfono acabó por despertarme del todo.

“Es usted Germán XXXXXXX?”

“Sí, soy yo, de parte de quién?”

“Sus padres son José Manuel XXXXXXXX, con DNI XXXXX, y  Ángela XXXXXXXX, con DNI XXXXXX?”

“Sí, lo son,  qué ocurre?”

“Soy Ramón XXXXX, agente de la Guardia Civil, ha habido un problema con sus padres a la entrada del  pueblo de XXXX (mi pueblo, por cierto, o sea que ya estarían de vuelta y a punto de llegar a casa), donde el polígono de XXXX junto a la fábrica XXXXXX. Necesitamos que venga cuanto antes posible”

“Qué ha pasado? Salgo ya para allá pero necesito saber qué ha pasado con mis padres por favor”

“Por favor venga urgentemente, traiga su DNI”

Colgué. Avisé a Susana, que se vistió enseguida y cogimos el coche. Durante el camino, no sé por qué, pero lo último que piensas en ese momento  es que tu familia está bien, que se les habrá pinchado una rueda o tendrán algún foco roto y les han hecho parar por seguridad y me han llamado para que los recoja…o yo qué coño sé. Por primera vez en todo el día, había olvidado tanto el boleto de lotería que había dejado en el calcetín bien doblado dentro del zapato en casa como su valor. Al girar la esquina donde me habían dicho que estaban localizados tanto mis padres como la guardia civil, mi corazón dio un vuelco, ya que lo primero que vi fue…dos sábanas blancas en el suelo, en paralelo una al lado de la otra, y el coche de mis padres, en un descampado a unos metros boca arriba completamente destrozado. Conforme salimos del coche miré por el rabillo del ojo a Susana, y creo que avisté un par de lágrimas en sus ojos, pero yo aún asistía incrédulo a todo aquello: no quería creer nada. Creo que no estaba ni nervioso, del trance que llevaba, cuando me acerqué a hablar con la guardia civil. No lloré (nunca he sido de llorar) cuando me lo confirmaron todo, que el coche había sido envestido por otro que iba haciendo el kamikaze (y que también falleció) en sentido contrario por la autopista y que del golpe el coche de mis padres dio varias vueltas de campana hasta acabar como os he descrito antes en el descampado. Al parecer mis padres perecieron justo después del momento del golpe con el otro coche, de lo fuerte que fue.

Creo que en ese momento no eres consciente de todo lo que pasa por tu cabeza, de los hechos que te acaban de relatar, del hecho de que te acabas de quedar (casi) solo en el mundo (afortunadamente tenía a la que ya entonces sabía que era mi alma gemela, Susana, a mi lado y desde entonces nunca se ha separado de mí), de que no tienes trabajo y de que ya no tienesa nadie que te mantenga (por supuesto lo del Euromillón se me olvidó completamente, uno es un cabrón pero hasta cierto punto, al menos en esa época jejejejeje, me acababa de quedar huérfano).

Ni me di cuenta que Susana estaba todo el rato llorando y abrazándome ni tampoco me di cuenta de las condolencias de la guardia civil y de los posteriores detalles del accidente. Estaba ido. En otra dimensión. Durante los siguientes 2-3 días no mejoré. Ni en el tanatorio donde no paraban de venir amigos de mis padres, amigos míos, amigas de Susana, gente allegada a mis padres del pueblo (mis dos padres eran hijos únicos, como Susana y yo, y mis abuelos tanto maternos como paternos ya habían muerto años ha, de modo que no tenía familia), etc. ni en el funeral y el entierro. Pasado un tiempo Susana tuvo que explicarme todo porque no recordaba nada, sólo me salía un mecánico “gracias” a todo el mundo que me daba el pésame.

Susana, como ya he dicho, estuvo a mi lado todo este tiempo, haciendo muchas de las cosas que se supone tenía que hacer yo, pero yo como que no estaba para lo que tenía que estar.

Pues bien, pasada casi una semana, un jueves por la mañana nos levantamos (Susana estaba viviendo conmigo, no quería dejarme solo en ningún momento en un hogar vacío). No me acostumbraba a estar solo porque Susana todavía no me dejaba. Quería estar conmigo “el tiempo que haga falta” según sus palabras. Me hizo el desayuno y mientras estábamos en la cocina desayunando, vino a mi memoria (sí, por primera vez desde que la fatalidad me alejó de mi familia me acordé de mi billete a la más absoluta felicidad) el hecho de que era millonario. Pegué un salto de la silla, diciendo a Susana que esperara sentada un minuto que enseguida volvía, y me dirigí corriendo hacia mi habitación donde, gracias a Dios, el hecho de que hubiera dejado las zapatillas que llevaba aquél dia con los calcetines debajo de la cama (y bien debajo) había evitado que Susana los hubiera tirado a lavar durante esta semana en la que yo no era yo y ella se estuvo ocupando de todo.

Metí la mano en el calcetín, saqué el billete y ahí mi cabeza y yo hicimos como cuando instalas un nuevo programa en el ordenador que te pide que reinicies el sistema para que funcione. Pues eso hice, cambié el chip y, volviendo a la cocina con el boleto arrugado dentro de mi puño, me senté a contarle al amor de mi vida, la cual se había encendido un cigarro mientras se tomaba el café, que no teníamos que trabajar en nuestra vida y que la vida seguía y que mejor que seguirla de la mejor manera posible…

“Susana, cariño, tengo que contarte algo”

“¿Qué pasa mi niño?”

“Es algo que hasta que no lo veas por tus propios ojos no te lo vas a creer”

“Joder, no me asustes mi amor, te noto mejor desde el sábado pero no me asustes, que no sé que barbaridad me puedes decir”

“Soy multimillonario. Bueno, somos”

“Quéeee???? Anda termina de desayunar y vámonos a dar una vuelta y nos despejamos. Te quiero mucho y quiero que te recuperes lo antes mejor y sigas buscando trabajo. Bueno, sigamos jeje” me decía mientras me acariciaba la mejilla y me daba un tierno beso en la comisura de los labios

“Voy a mear. Mira esto” y en ese momento le puse en la mesa tanto el boleto ganador de los 181 millones de euros como la pantalla de mi Sony Experia (asqueado estaba ya de él) con la página oficial de Loterías y Apuestas del Estado y el resultado del sorteo del Euromillón del viernes pasado, el cual había buscado en internet con el móvil cuando fui a por el boleto como un resorte a la habitación: no quería tener que insistir a Susana que era cierto, sino que quería que lo viera por sus propios ojos.

Cuando salí del baño y regresé a la cocina solo recibí primero una bofetada de Susana y después un fortísimo abrazo mezclado de muchísimos besos en las dos mejillas y lágrimas en los ojos de los dos. Bueno, en los de ella primero, los cuales me hicieron llorar a mí de felicidad al intuir que sus lágrimas también eran de felicidad.

“¿Por qué no me lo dijiste el sábado?” me preguntó ya más calmados los dos en el sofá

“Sinceramente no lo sé, cariño, no lo sé. Mezcla de no creémelo y…no sé. Quiero disfrutar de la vida contigo, y vivir a lo grande. No tengo a nadie más, sólo a ti”

“Estás de coña?” Susana sonreía mientras se secaba las lágrimas. “Por supuesto, estoy harta de estar en mi casa. Y eres el hombre al que quiero. Tengo algo de dinero ahorrado, suficiente para dos billetes de tren a Madrid y para quedarnos unos días allí cobrando el boleto y organizarlo todo. ¿Qué te gustaría hacer?”

“Eso me parece bien cariño. Aquí no quiero cobrar nada y quiero que nos olvidemos de este pueblo de mierda y vivir nuestra vida con todo lo que este dinero nos va a ofrecer. Madrid me parece bien. Aunque, ¿tendremos más propiedades no? Jajajaja (sonreí y nos reímos los dos juntos por primera vez desde el día del accidente) No te preocupes con lo que he ganado te devolveré con creces el dinero que inviertas ahora en irnos a Madrid”

“En dinero o en carne? jajaja” me preguntó riendo Susana. En ese momento nos pusimos a follar como animales. Me hizo una buena mamada (“mmmmm cómo echaba de menos la polla de mi macho” decía mientras la lamía) se puso de pie en el sofá y me hizo comerle el coño mientras yo estaba sentado en el sofá, para luego dejarse caer sobre mi rabo durísimo y cabalgarme un buen rato, hasta que le pedí que se pusiera a cuatro patas y ahí ya nos corrimos los dos al unísono. Desde ese día hasta el lunes, día que tenía reunión por el tema de la herencia, no salimos de la cama. Estuvimos tanto follando como hablando de nuestra vida y de lo que nos gustaría hacer, como por ejemplo que ambos nos queríamos con locura pero que estaría bien probar otras cosas con otras personas, ahora que nuestra posición, alta y alejada de este pueblo, nos lo iba a poder permitir. Los dos nos confesamos que queríamos probar la bisexualidad y las orgías, y acordamos que en Madrid habría tiempo para todo jejeje. También sentíamos curiosidad por las cosas que hacían los ricos, como fumar puros caros, tomar cocaína y esas cosas, así que acordamos que, sin pasarnos (eso lo dijimos entonces, pero ahora hay días que no podemos parar, es un vicio jajaja, el dinero llama al dinero y al vicio qué le vamos a hacer…) probaríamos todo. No queríamos perdernos ningún placer que esta vida de hedonistas estaba a punto de brindarnos. También sacamos los billetes para Madrid para el martes a las 15:00, ya que el lunes yo tenía reuniones por la herencia de mis padres. Llegaríamos a Madrid sobre las 19:00, iríamos a un hotelito de 3 estrellas al lado de Atocha contratado para al menos 3 noches, y ya el miércoles pasaríamos el día yendo a varios sitios de banca privada y altas inversiones a ver cómo podíamos invertir nuestro dinero de la mejor manera y, si nos sobraba tiempo, miraríamos casa e iríamos de tiendas por la Milla de Oro. Creo que en esos días de follar y planificar nuestra nueva vida nos dijimos más “te quieros” que en toda nuestra posterior vida jajaja.

De modo que, el lunes todo quedó solucionado. Me cayeron 50.000 euros (todo el dinero que tenían ahorrado mis padres ya que no tenían más propiedades que la casa donde vivíamos). Además esos 50.000 euros decidí llevármelos a Madrid en dinero en efectivo para “caprichillos” como me dijo riendo Susana esa noche mientras me comía la polla, y la casa la pusimos a la venta también ese mismo día, ya que no queríamos saber nada de ese pueblo de mierda del cual estábamos hartos, aunque tardó algo de tiempo en venderse.

Así, el martes a las 15:00 salió nuestro tren a Madrid con nosotros dentro, un par de maletas cada uno con toda nuestra ropa y algunas cosas más, aunque luego todo lo cambiaríamos por nuevas y mejores cosas y  una bolsa de deporte que Susana usaba para ir al gimnasio con los 50.000 euros. En Madrid organizamos la que iba a ser nuestra vida a partir de ahora y descubrimos cosas como que nos encantaba la bisexualidad y los clubes de intercambio, así que ese mismo sábado, cachondos perdidos, decidimos coger un vuelo hacia el resort Hedonism II en Caribe, un hotel todo incluido para swingers y gente liberal, donde el sexo y (según leí en foros de internet) la droga corre por doquier, luegar donde decidimos pasar unas vacaciones dentro de las vacaciones que iban a ser el resto de nuestra vidas follando entre nosotros y con muchas personas más y donde hicimos algún que otro contacto con capos de la droga para seguir ganando dinero y disfrutando de los placeres que la vida ofrece, eso sí, fuera del hotel obviamente. En el próximo capítulo os relataré, si queréis, cómo encauzamos nuestra nueva vida en los pocos días que estuvimos en Madrid, además de nuestras andanzas sexuales (las cuales no tienen desperdicio) y también nuestras aventuras caribeñas. Si queréis, claro. Continuará….sí o no? Agradezco a todas las personas que leen mis relatos, ése es el objeto de escribir aquí. No pretendo ganarme la vida como escritor, así que disculpad si hay errores de narratología o los personajes están poco desarollados o yo que sé, lo que vosotros veáis. Si me lo ponéis en los comentarios me ayudará a mejorar. Todos los comentarios que puedan venir, tanto favorables como críticos, serán muy bienvenidos. Un saludo a todos

Fin del capítulo I