La nueva vida de Esteban 3

Nuestro protagonista tiene que hacer frente a las nuevas peticiones de Felipe para que mantenga su silencio.

Habían pasado algunos días desde que Felipe me grabara primero cuando Julián me la chupaba en la azotea y después… chupándosela yo al propio Felipe. No sólo chupándole la polla. También poniéndome en pompa y tocándome el culo con los dedos y diciendo que todo aquello me encantaba, cuando la realidad era que jamás lo había pasado peor. Si hubiera sido capaz, si hubiera tenido la mente despejada, si no hubiera tomado esa pastilla que Felipe disimuló en la coca, entonces jamás hubiera consentido. Aunque también soy consciente de que todo empezó con la mamada de Julián. Debería haber pasado de él. Pero lo cierto es que me gustó, y si no hubiera sido por Felipe no habría estado nada mal.

El sábado dije a mis amigos que no saldría y también esquivé los intentos de mis padres para dar una vuelta con ellos. Tuve que fingir un largo dolor de cabeza, porque no quiero que nadie piense que me hay algo que me preocupa. Tiene que quedar todo para mí, incluso la angustia. Aunque no sé cómo. Hay dos videos. No sé qué hará Felipe con ellos, ni que se propone. Fácilmente puede arruinarme la vida porque conoce a mi familia y tenemos muchos conocidos comunes en el gimnasio. “ Por lo menos no me ha llamado ”, pienso, y es mi único consuelo durante todo el fin de semana.

El domingo por la noche llegó Lucía, mi novia. Era ya tarde y tenía que estudiar para alguno de sus exámenes, pero le insistí y se lo pedí por favor, tenía que verla. Tenía que follármela. Ella lo debió achacar a que no puedo pasar ni un fin de semana sin estar a su lado, así que no me cuesta que acepte. Vivimos cerca, así que voy dando un paseo hasta su portal y ella bajó, dándome un largo beso que acepté encantado.

-          ¿Tienes las llaves de la casa de tu tío?- Susurra separándose un momento de mis labios.

-          No… -¡Rápido una excusa!- Amor… aquí…- Sé que no va a colar ni de coña y tengo ganas de darme de ostias por no haber traído el coche.

-          ¿Qué estás diciendo? ¿En mi portal? ¿Estás loco?

-          Voy a por el coche en un momento, y vamos al Charco de la Pava- Un descampado donde van las parejas de Sevilla que no tienen sitio.

-          ¿Con lo incómodo que se está ahí? Además, teniendo una casa libre que está a dos pasos de aquí.

-          Pero si voy a por el coche en un momentito y sería como cuando empezamos-  Tengo que hacer que acepte y beso su cuello, sabiendo lo que eso la calienta. Pero tras dos jadeos me aparta.

-          Esteban no me gusta hacerlo en el coche y también tengo que volver pronto. Le he dicho a mis padres que iba a tomar algo contigo y volvía en nada para seguir estudiando, sólo el tiempo de despejarme un poco. Así que vamos para la casa de tu tío. Estamos al lado de ella y tardas más en ir a por el coche.

-          Pero cariño es que no creo que llegue- digo con mi cara más seductora y tocándome el bulto del paquete.

-          Ya… ¡y lo hacemos aquí en frente de mi casa! ¿No?- Se puso borde- ¡Estás loco! Tenemos que ir a  algún sitio, y ya te he dicho que en el coche paso- Entonces me mira suspicaz- ¿Por qué no quieres ir a esa casa?

No me queda otra más que aceptar, pero ya noto el peso de mi angustia en la barriga. Tenía que haberle dicho alguna excusa mejor desde el principio, una cañería rota o que ya está alquilado. Pero temo que no hubiera funcionado, porque temo que hubiese acabado comentándoselo a mis padres y me pillaría la mentira, y entonces sería peor. Ella me da besitos en la cara todo el camino y me come la oreja. “ Está tela de caliente ”, y el pensarlo me calienta a mí. “ Voy a olvidar lo que pasó allí por esta noche y voy a hacer que ella olvide su examen ”.

Una vez en el ascensor, la arrincono contra la pared para besarla, pero rápidamente me hecha hacia atrás porque “no le gusta esa brusquedad”. A mí me gustaría que fuese más caliente y lanzada. Muchas veces he pensado en obligarla a que me la comiera… “como lo hizo Julián ”. Intento deshacerme de ese pensamiento pero sé que es la verdad. También me gustaría dejar que ella lleve las riendas. Que me haga chuparla el coño y que me diga cómo quiere que la folle. Pero es imposible.

En el piso nos vamos directamente al dormitorio. “ Ni siquiera un magreo en el sofá ”. Me echo sobre ella y meto la mano bajo el pantalón tocándole el tanga. Lo desabrocho y hundo la nariz en su entrepierna esperando respirar su olor.

-          Esteban, cariño, no quiero ser borde, pero de verdad que tengo muy poco tiempo.

-          Joder, Lucía, así no hay manera.

-          Te he dicho que estoy muy ocupada. En todo momento has sabido lo que había.

-          ¡Está bien!

Me desnudo y ella hace lo mismo. Me pongo yo mismo el condón y follamos en un triste misionero. Intento que se ponga a cuatro o encima, pero pasa. Si no fuera porque otras con las que he estado me han dicho que follo genial y se han corrido dejándome la polla mojada diría que la culpa es mía. Que no sé follar. Y es que Lucía es imposible. Me encantaría que me agarrase del culo mientras la bombeo y que me pidiera más, que me arañara la espalda, y también que me obligase a hacer lo que ella quisiera. Que me dominara. Pienso en estas cosas mientras la follo para excitarme, ya que no serán realidad. Abro los ojos para buscar su mirada y ver furia en sus ojos, pero la pillo mirando el reloj de su muñeca. Entonces me aparto de un salto.

-          ¡¡¡Así no hay manera, joder!!! ¡¡¡Me cago en la puta!!! ¡Sólo quería estar un rato contigo y estás más pendiente de la hora que de mí!

-          ¡¡Tranquilo!! Tú sabías que no podía e insististe en que querías hacerlo. Tenía muchas ganas de verte, pero no podía hacer nada, que tengo un examen el ma…

-          ¡¡¡El martes, ya lo sé!!!

-          Mira, Esteban, me voy- Se incorpora y empieza a vestirse. Yo la miro incrédulo.

-          ¿Qué dices? ¡No! ¿Me vas a dejar así?

-          Sí, porque estás intratable. Y yo no tengo tiempo para intentar razonar.

Yo me quito el condón, me siento y dejo que se vista, mientras dejo que mi rabo empequeñezca. Realmente quiero que se vaya. He tenido unos días de mierda y ella no me ha ayudado. Noto mi rabia y quiero romper algo, no quiero pagarlo con ella. Una vez vestida me da un beso.

-          Cariño lo siento mucho, pero no tengo más remedio que irme.

-          Espera, te acompaño- Digo incorporándome para vestirme, pero conservando mi mala ostia.

-          No, déjalo. Te tienes que vestir y después apagar los fusibles, y yo prefiero irme ya. Además es temprano aun, y hay gente por la calle. No te preocupes. Mañana hablamos.

No comienzo a vestirme hasta que oigo la puerta cerrarse. Pongo un poco de orden y me voy. En el rellano llamo al ascensor. Entonces se abre la puerta que está al otro lado. Y veo que Felipe se asoma.

-          Anda que no hacíais ruido. ¡Pasa!

-          ¿Qué quieres?- Noto otra vez esa gran angustia que me oprime en el estómago y siento que las piernas me flaquean.

-          Quiero que hablemos de lo del otro día.

-          No quiero hablar contigo- Pienso en Lucía y la culpo de haber querido ir para allá y después dejarme tirado.

-          Me la suda. ¡Entra! Te conviene. O ¿quieres que mañana ponga un video muy bueno en el ordenador del gym, para que todos lo vean? Y en los altavoces también. En vez de a Beyoncee vamos a escuchar “gracias por dejarme chuparte la poya” y “me encanta tocarme el ojete” Seguro que levantas pasiones. A mí seguro que me la levantas. Jajaja.

Felipe viene hacia mí y me coge por la espalda y me hace entrar en su casa. Esta vez no me resisto.

-          ¿Qué quieres?- Pregunto aunque temo que lo sé.

-          Hablar- Su tono ha cambiado y ahora se muestra amistoso. Yo no lo hago así ¿Sabes? Si me gusta un tío no tengo que andar con tanto lío, normalmente ellos vienen a mí. Jejeje- Entonces hace fuerza en su brazo presumiendo de bíceps.

-          Pero a mí eso no me va. ¡No soy maricón!

-          Joder tío nadie que te haya visto comerla lo hubiera dicho. Estabas entregadísimo. Jajaja.

-          ¡¡¡Me drogaste!!!

-          Si sólo era una pastillita, y disuelta en media botella. Tu sólo bebiste un vasito. No estabas drogado tío, eres un chupapollas. Y no lo digo como insulto, sino como alago. Jajajaja- Entonces se acerca y me agarra de la cabeza intentando besarme. Yo me resisto- ¿Qué pasa? ¿Qué puedes besar a esa maricona de Julián y a mí no?

Ha regresado su tono brusco. Me retuerzo y logro que me suelte, pero no dura mucho porque de un salto cae sobre mí y vamos a parar al suelo, dónde me inmoviliza sin que yo pueda hacer nada. Me agarra de la cabeza y me obliga a mirarle.

-          ¡¡Escucha!! A partir de ahora vas  hacer lo que yo te diga. Tengo dos videos en los que apareces como lo que eres: un maricón. Besándote con esa puta, chupando mi poya y tocándote el ojete pidiendo más. Nadie tiene porque verlos. Sólo quiero que me la comas de vez en cuando… hasta que me vaya.

Dejo de resistirme y él se aparta, sentándose en el suelo, a mi lado. Sigo muy nervioso, pero por primera vez veo un atisbo de luz, y siento que todo va a acabar.

-          ¿Te vas?- Pregunto mientras me siento también.

-          Sí. En un par de meses. Me voy a Madrid. La experiencia me dice que para entonces ya me habré cansado de ti, te daré los videos y te dejaré en paz. Pero vas a dejarte. ¿Sí o no?

Siento que no hay otra solución, ninguna que me permita irme tranquilo a casa sin tener que volver a verlo. Eso no va a pasar. Y él tiene que irse y no volver. Tengo que hacer que me deje en paz el tiempo que tarde en irse. No encuentro más alternativas. Siento asco, pero en parte también alivio al saber que todo va a terminar.

-          ¿De verdad te vas?

-          Que sí tío. Si quieres te enseño las fotos de la casa que tenemos apalabrada mi compañero y yo. Las tengo en el móvil. Junto a tu video de la azotea. Jejeje.

-          Si acepto...- Digo ignorando el último comentario- … ¿juras que me dejarás tranquilo, que no dirás nada a nadie y que borrarás los vídeos?

-          Lo juro.

-          No sé si fiarme- Por un momento me veo a mí mismo. Sentado en el piso de este cabrón, tratando este tema con él como si fuera de cualquier chorrada.

-          No tienes más remedio, tío. Míralo de este modo. Ya me la has comido. Ahora sería repetir, no empiezas nada nuevo.

Ese razonamiento no me tranquiliza, pero sé que es verdad. La primera vez debería haber sido más difícil.

-          De acuerdo… ¡pero no te corres fuera!

-          Jajaja. Ni de coña tío. Eso no es negociable. Me correré donde quiera, pero no me importa que hagas tú. Si no te gusta el sabor, escupes y te vas rápido a lavarte los dientes. Jajajaja. Pero ya te digo que me corro dónde quiero.

-          Está bien- “ Se va. Se va. Se va. Se va. Sólo dos meses. Sólo dos meses. Sólo dos meses

-          Muy bien tío- Se levanta y se pone enfrente de mí, con su paquete a la altura de mi cara. Entonces se quita el botón del pantalón- Empieza.

Al principio me cuesta. Pero me decido pronto. Al igual que el otro día tengo en la cabeza que cuanto antes empiece antes acabará. Me pongo de rodillas y me dispongo a bajarle el pantalón, pero él me detiene, y cogiéndome de la cabeza me lleva hasta su entrepierna, restregándome la cara por ella.

-          Saca la lengua y lame.

Hago lo que él me dice, y siento la textura rasposa de sus vaqueros. Siento que su bulto ya está crecido y bastante duro. Él mismo se baja los pantalones y hace que lama también sus calzoncillos bajo los que se ve más claramente el grosor de su polla. Al rato se la sacó y por segunda vez vi ese rabo apuntándome a la cara. Gordo y bastante grande, con todo el vello rasurado, algo que por lo menos agradecía.

Agarré esa polla con la mano y me la metí en la boca sin pensarlo. Lamí su glande mientras la pajeaba y comencé a deslizarla hacia el interior de mi boca para sacarla y volver a hacerlo de nuevo. Por lo menos no tenía un sabor desagradable y su tacto era suave.

-          Siiiii. Uffff tío. Cómo has mejorado en unos días- Gimió Felipe- Verás que nos vamos a entender a partir de ahora.

Se desnudó y me hizo quitarme la camiseta. Le gustaba que lo mirase a la cara mientras tenía su polla en la boca y también me pellizcaba los pezones. Al rato comenzó a mover sus caderas, facilitando mi trabajo. Pero cada vez empujaba más, intentando hundir su polla en mi garganta, y aunque yo lo intentaba no había entrado ni a la mitad cuando empezaba a sentir arcadas. Entonces me cogió de la cabeza y la empujó con fuerza hasta que noté que su rabo tocaba la garganta.

-          Vengaaa. Que el otro día la tragaste entera.

Seguía haciendo presión y yo sentía que me ahogaba, así que hice presión con sus muslos para que parara. Pero fue en vano y al momento consiguió lo que se proponía. Su polla había ido más allá de mi paladar, mi nariz estaba hundida en su pelvis y sus huevos chocaban con mi barbilla. Comenzó un vaivén y repetía una y otra vez. Me pedía que abriese más la boca y del esfuerzo comenzaron a caerme lágrimas. De mi boca salía un ruido de succión que no podía evitar y las babas caían por la comisura de mis labios.

Después de un rato así me hizo sacar la lengua y se puso a pegarle pollazos, y también contra mi frente y mis cachetes. Sentía su dureza chocar contra mi cara una y otra vez, mientras él me pedía que lo mirase y lo veía sonreír.

-          Abre la boca todo lo que puedas- Obedecí y él metió su polla de golpe, chocando con mi garganta- Pero no metas la lengua.

Volví a sacar la lengua pero dejando la boca abierta. Entonces volvió a meter su polla, que pasaba por encima de mi lengua como si fuera su carretera particular. Me agarró por la cabeza y comenzó a bombear. Las babas rápidamente caían en hilera hasta el suelo y mi pecho. Notaba su excitación en sus movimientos cada vez más duros.

-          Así, así. Quiero ver babas. Sigue.

Pero era él quien movía mi cabeza y sus caderas al mismo tiempo. Yo me limitaba a consentir. Al rato la sacaba y me daba un pollazo en la cara, para volver a meterla en mi boca. Me puso contra la pared y me folló violentamente la boca, chocando mi cabeza contra pared. Metió sus dedos en mi boca y separó las comisuras, metiendo su cipote en un nuevo vaivén. “ El muy hijo de puta hace lo que quiere conmigo… y yo se lo permito ”.

-          Cómeme los cojones- Dijo sacando la polla y poniendo sus huevos sobre los labios.

Lamí sus huevos y me los metía en la boca, y él no paraba de gemir y de pedir más. Me agarraba de los pelos y me metía su rabo en la boca una y otra vez son bastante violencia. Una vez que la tenía dentro, y llegaba hasta el fondo, daba una especie de estocada, cómo si aún pudiera entrar más. Estuvo así, utilizando mi boca a su antojo, hasta que perdí el sentido del tiempo.

-          Venga, a ver lo que tienes tú.

Dicho esto, me hace levantarme y sentarme en el sofá. Se arrodilla frente a mí de un tirón me deja los pantalones y los calzoncillos a la altura de las rodillas, para luego quitármelos junto a los zapatos y los calcetines. Estoy desnudo y un tío como un armario empotrado está  magreando mi polla flácida. Al momento, con gula se la mete en la boca. Yo me digo a mí mismo que es imposible que crezca, pero Felipe sabe hacerlo demasiado bien. La saborea y lame la punta de mi polla que ya ha alcanzado todo su tamaño. Siento que toda la calentura que sentí antes con Lucía vuelve para llenarme los huevos. Aumenta la velocidad de sus chupadas y siento que me hundo en entre los cojines del sofá superado por el gusto que me da. Pongo la mano sobre su cabeza para indicarle el ritmo, pero él la aparta de un manotazo.

-          Yo mando- Dice sacándose mi rabo de la boca para volver a meterlo.

Lo dejo hacer encantado y hundo mis dedos en los cojines. Aprieta más sus labios contra la circunferencia de mi cipote y pasea su lengua desde los huevos a la punta mientras me mira. Nuestras miradas se encuentran y él sonríe al verme gemir con su mamada. La chupa a mayor velocidad y yo siento que me voy a correr.

-          Aún no- Deja de chuparla al momento y lo miro desilusionado.

Entonces bruscamente y sin esperarlo me coge de los tobillos y los levanta de golpe a la altura de su cabeza, y dejando mi culo expuesto. No consigo reaccionar a tiempo y él hunde su cara en mi raja y noto como su húmeda lengua toca mi agujero.

-          Tío… tío… ¿Qué haces?- Intento que me suelte los tobillos, pero él los agarra con más fuerza.

-          Tranquilo, ya verás que te gusta.

Pasa su lengua una y otra vez por mi culo. Siento cosquillas y una sensación nada desagradable. De hecho tengo que reconocer que me gusta. Pero es demasiado. Sigo resistiéndome, pero él empieza a darme con la punta de su lengua, como si quisiera penetrarme con ella. Tengo escalofríos que me recorren por todo el cuerpo y abandono cualquier resistencia. Siento mucho calor en la cabeza y me hecho hacia delante, tendiendo toda mi espalda en el sofá y dejando el culo aún más levantado, para que él siga con lo que hace.

-          Agarra por aquí- Me dice mientras me suelta las piernas y yo agarro mis muslos para que las piernas sigan levantadas- Tienes un pedazo de culo.

Siento cómo me pincha con su barba en las nalgas, pero me da igual, porque su lengua sigue rozando con mi agujero, y ahora mejor, porque sus manos libres separan mis nalgas y hunde más su cara. Siento mi culo húmedo y caliente. Se aparta de vez en cuando y me besa las nalgas o les da un bocado que más que dolerme aumenta el placer. La cabeza me dice que debería rechazar este tipo de placer, pero es demasiado grande, y sin darme cuenta he soltado mi muslo derecho y me estoy pajeando.

Siento que uno de sus dedos alterna con su lengua para masajearme el agujero, pero decido no hacer nada. Sigue pasando su dedo húmedo por ahí cuando agarra mi polla y vuelve a metérsela en la boca.

Tiene la cabeza de mi polla en su boca cuando noto que presiona con su dedo en mi culo. Me está dando demasiado placer para que me queje y además siento que al rato empiezo a disfrutarlo. Despacio, empuja su dedo hacia dentro y lo mete hasta la mitad, para sacarlo a continuación y meter otro. Noto cómo exploran mi interior mientras sigue succionando mi polla. Yo gimo y siento que me estoy volviendo loco de placer. En la vida me había sentido así. Me sigue pajeando y vuelve a lamerme el culo, turnando su lengua con los distintos dedos que me mete, incluso a la vez chupa y me dedea.

-          ¡Que culazo tienes cabrón! Mmmmmm…- Entonces se separa- ¿Quieres que pare?

-          Noooo. No pares- Las palabras me salen solas y es que realmente quiero que continúe.

-          Me encanta verte así- Entonces me da un cachete en mis nalgas y clava su lengua en mi ojete.

Estoy en el cielo. Acabo de descubrir que me encanta que me trabajen el culo, que me lo chupen… e incluso que me metan algún dedo ocasional. No quiero pensar que significa eso, me limito a disfrutarlo y quiero que se prolongue.

Pero entonces noto algo que no es ni una lengua ni un dedo presionando en mi culo. Abro los ojos y veo que Felipe se ha puesto de rodillas entre mis piernas y está meneando su cipote por toda mi raja.

Alarmado, dejo caer mis piernas al suelo y me siento. Nuestras caras están a la misma altura y me siento tentado de encararme con él.

-          ¡¡¡Eso no!!!

-          Sólo estaba trayándote. ¿Acaso no te gusta que te cachondeen?- Miro su polla. “ Es demasiado gorda. Demasiado grande ”.

-          ¡¡¡He dicho que eso no!!!

-          ¡Pero si ya te había metido dos dedos a la vez! Lo tienes abierto.

-          Jamás volveré a hacerlo- Digo angustiado, y queriendo negar que lo he disfrutado y que haya tenido dos dedos en el culo a la vez. “ No puede ser que no me haya dado cuenta de eso ”.

-          No me jodas. Si ahora mismo te cabe un camión. No veas cómo se abre, no ha costado nada. ¡¡¡Ese culo quiere que lo follen!!!

Me levanto de sopetón. No me importa nada, decido no pensar en cualquier circunstancia. “ Me voy. Por ahí no paso ”. Felipe se levanta también y me agarra del brazo. Yo intento retirarme y forcejeamos. Entonces le doy un puñetazo en la cara. Sé que le he hecho daño y al momento empieza a caerle un hilillo de sangre por la ceja. Viene hacia mí y yo logro esquivar su primer golpe, pero el segundo me da en el estómago y me hace doblarme. Por una décima de segundo pierdo el conocimiento y caigo al suelo. Siento que se monta encima de mí y comienza a darme cachetadas en la cara.

-          ¡¡La última vez que haces eso!! ¿Entendiste?

Yo no asiento. No digo nada. Él me ayuda a levantarme y acto seguido me tira sobre el sofá boca abajo, me agarra de las piernas y tira de ellas con fuerza para colocar mi culo sobre el apoyabrazos. Deja caer las piernas y me da una cachetada en cada nalga. Su polla vuelve a presionar en la entrada de mi culo, se echa hacia adelante y noto el calor de su pecho en mi espalda y su aliento en mi nuca. Su peso me presiona y me hunde en el sofá. Manosea mi culo, separa las nalgas y acaricia el agujero, para volver a presionar su polla sobre él. Me revuelvo y me niego a que lo haga, pero su peso me limita a simples movimientos.

-          Tío, por favor. Dijiste que sólo tenía que chupártela.

-          Sólo es un pequeño cambio del contrato. Es un pecado dejar la oportunidad de follarse semejante culo.

-          Es suficiente, vamos. Te la chupo como quieras, pero déjame.

-          Vamos si lo tienes abierto, va a entrar del tirón.

Dicho esto noto como uno de sus dedazos vuelve a entrar por mi culo. No tan fácilmente como antes pero sin mucho problema. En cambio yo estoy demasiado nervioso para pensar algo coherente que me permita escapar de eso. Hundo mi cabeza en el sofá y permito que su dedo penetre en mi culo.

-          ¿Te gusta?

-          Noooo. Déjame, por favor.

-          Verás que acaba gustándote… La cara de puta viciosa que ponías antes cuando te estaba dedeando.

-          Por favor….- Quería haber borrado ese recuerdo. Ahora me arrepentía de no haber frenado todo aquello.

-          Dime una cosa. ¿Alguna vez la has metido por el culo?

La respuesta era sí está claro, pero no podía decírselo a él. Más de una vez había estado yo en la situación de él, pidiéndole a una tía que se relajara y deseando follar un culito. “ Lo utilizaría en mi contra ”.

-          No.

-          Jajajaja. Mentira, cabrón. Si tú eres un vicioso.

-          ¡¡¡Pero si me han dicho que no es que no!!!

-          Pero es que tú a mí me has estado diciendo que sí todo el rato que te he estado comiendo el culo. Ahora no puedes echarte atrás.

Noto una punzada en el culo. Algo más gordo que un dedo quiere abrirse camino. Empuja despacio pero firme.

-          ¡¡¡¡Nooooooo!!!! ¡¡No seas cabrón!! ¡¡Por favor!!

-          Calla. Sólo es la punta.

Le suplico que lo deje e intento moverme para impedirle que siga. Se incorpora, separándose de mi espalda y  poniéndose de pie detrás de mí. Imagino que busca un ángulo mejor. Me levanto yo también rápidamente y me echo para atrás, dándole un empujón que le hace retroceder varios pasos, los suficientes para que me dé tiempo a volver a golpearle en la cara con el puño. La sangre vuelve a brotar de la herida que le hice antes, ahora con más fuerza. Pero de nuevo viene hacia mí y un nuevo puñetazo en la cara hace que caiga de espaldas sobre el sofá, y noto cómo la sangre sale de mi nariz. Puedo verlo coger algo del suelo y ponérselo en la cara para limpiarse la herida abierta. A continuación me lo tira a mí a la cara y veo que es mi camiseta. La pongo también sobre mi herida y noto que enseguida empapa. Felipe se acerca y noto su aliento a poca distancia de mí.

-          Te dije que no volvieras a hacer eso- Entonces me da un guantazo que me hace ver las estrellas.

Me agarra y me vuelve a dar la vuelta para ponerme en la misma posición de antes, con el culo en pompa sobre el apoyabrazos del sofá. Entonces noto algo húmedo en mi culo y siento de nuevo la presión de su polla en mi culo. Empuja con decisión y siento que se abre camino entre un gran dolor. Grito y me retuerzo. Hago bruscos movimientos, más para librarme de ese dolor. Levanto el culo, lo muevo hacia los lados, intento que su polla salga de mí.

-          Tranquilo. Será mejor que te relajes.

Pero me pide un imposible. No puedo. Grito y me desespero, me revuelvo, intento eludir esa presión que entra por mi culo. El dolor es demasiado grande para ignorarlo y para mi desesperación, Felipe no hace caso de mis súplicas. Entonces siento como una mano de Felipe está por debajo de mis caderas y se lanza a agarrar mis huevos. Los aprieta y grito, pero él no los suelta. Intento hacer que me suelte, pongo una mano sobre la suya y aprieto. Él suelta de golpe y me coge el brazo para apartarlo. Acto seguido vuelve a agarrar mis huevos y apretar.

-          Tranquilo. Así te dolerá menos- Me dice en un susurro.

Al momento suelta mis huevos, siento un alivio instantáneo, lo que él aprovecha para meterme su poya hasta la mitad con relativa facilidad. Pero al rato vuelvo a sentir como si me estuviera partiendo, y con cada milímetro que su cipote entra dentro de mí, él resopla con furia. Lo está pasando en grande el muy cabrón. Yo hundo mi cara en los cojines, aprieto los dientes y me siento extrañamente refugiado bajo la camiseta. Intento pensar en otras cosas para dejar apartado el dolor. Pero también siento el culo lleno, como si necesitara ir al servicio. Cuando tiene ya la mitad de su rabo dentro de mi culo, Felipe se queda quieto.

-          Espera que se amolde. Mmmmm ¡¡Que culazo tienes!!

-          Me dueleee.

-          Espera un momento. Verás que se te abre. Si antes quedó claro que tu culo es elástico, maricón. Jajajaja.

Al momento empezó un vaivén, en el que su polla penetraba cada vez más profundamente. Jamás había experimentado ese dolor. El tamaño y grosor de su polla me rompen por dentro. Cada vez va más rápido. No puedo imaginarme cómo ese pollón es capaz de abrirse camino por un agujero que yo siempre supuse bastante pequeño. Pero cada minuto que pasa y cada embestida de Felipe hace que se amolde más a su nuevo invasor.

Me agarra de las caderas para guiarse y así poder meterla más profundamente. Al momento ya empiezo a notar su pelvis golpeando mis nalgas. “ Me la ha metido entera ”. Hace movimientos circulares y embiste mi culo con fuerza cada vez que ha llegado al fondo.

Yo estoy quieto. Hace un rato que dejé de oponerme. Me dejo hacer. Este tío agarra mis caderas y las lleva hacia atrás, atrayéndome hacia él y ensartando su polla en mi culo una vez más. De vez en cuando se complace en darme ostias en las nalgas, hasta que las noto ardiendo. Saca su polla de mi culo y vuelve a meterla, así una y otra vez. Siento sus embestidas como clavadas que me hacen sollozar sobre aquel sofá.

Al rato me hace girar para que esté de cara a él. Mi culo sigue sobre el apoyabrazos, y ahora él levanta mis piernas y las coloca sobre sus hombros. Noto como coloca su polla a la entrada de mi culo y empuja. De un leve empujón ya está otra vez dentro de mí en toda su dimensión. Da varias embestidas mientras me mira a los ojos. El sudor le resbala por su cabeza y su pecho, cayendo encima de mí algunas gotas cada vez que se mueve para clavármela.

-          Tienes la cara llena de sangre.

Me tira mi camiseta sobre la cara, cubriéndomela por entero. “ No quiero quitármela ”. Sigue follándome cogiéndome de las caderas o él mismo inicia el mete-saca con su movimiento de caderas. Al rato noto que para y saca su polla. Quiero creer que ha terminado, aunque sé que no es así. Sus manos agarran de nuevo mis piernas para dejarlas separada en alto.

-          Fffffff. Tienes el culo todo abierto.

Entonces de un solo empujón mete su polla en mi culo de golpe. Siento que es lo más doloroso de aquella noche y grito. Las embestidas que lo siguen son brutales y cada vez más rápidas. Se coloca entre mis piernas y se echa hacia adelante entre ellas.  Sus enormes cojones rebotan en mi culo acompasados de cada vez que me la clava. Noto cómo mi rabo flácido y mis huevos se mueven con cada acometida, al igual que mis pectorales. Incluso mi cabeza se mueve hacia adelante y hacia atrás. Está dominando totalmente mi cuerpo. Repentinamente me quita la camiseta de la cara. Aquella pantalla con la que me protegía de la realidad. De un manotazo en los ojos me hace abrir los ojos y por un segundo no entiendo qué pasa y me cuesta reaccionar.

Felipe está allí a mi lado, agarrándome la cabeza entre sus manazas. ¡¡¡Pero se encuentra detrás de mí!!! “ Entonces… ¿Quién está follándome? ”. Sólo me hace falta mirarlo una vez para reconocerlo. Es el compañero de piso de Felipe, uno de los amigos con los que lo veo entrenar en el gimnasio. Un negro que creo que se llama Miguel, un poco más alto que yo y de la misma complexión que Felipe. El muy cabrón me mira y se ríe de mi sorpresa.

-          ¡¡¡¿¿¿Qué carajo hacéis, hijos de puta???!!!- Alcanzo a gritar.

Intento levantarme y separarme de esos cabrones. De esa polla nueva que está entrando en mi culo. Pero en un momento Miguel está sobre mí, juntando nuestros cuerpos, agarrándome  la cabeza con sus manazas y sin para de follarme el culo. Quiero levantarlo pero pesa demasiado. Pataleo con mis piernas, pero como si nada, se ha metido entre ellas y empuja hacia mí. Por encima de su hombro puedo ver su culo, grande, gordo y oscuro subir lentamente para bajar de nuevo y hundirme su miembro con fiereza.

No me había dado cuenta de que Felipe se había ido hasta que vuelve con un paño mojado, con el que limpia los restos de sangre de mi cara. Una vez que queda contento acerca su boca a la mía y me besa. Sus labios blandos en los míos y su lengua acariciándolos. Yo me niego a abrir la boca y él parece que no quiere forzarme a eso.

-          Lo siento chaval, pero mi colega vio el video y dijo que tenía que dejarlo follarte a cambio de todos estos meses en los que he vivido en su casa. Jajaja. Él fue quien insistió en follarte, yo me hubiera conformado con esa de pedazo mamada que haces.

-          Claro hombre. Tu echaste a mi amigo de su casa, así que lo justo es que me cobre el alquiler en ti. ¿No?

Yo no quería hablar. Ya era duro que un tío me follase, pero ahora eran dos. “Sólo quiero que acabe pronto”.

-          Y vale la pena. Mmmmmmm. Este culo es cojonudo- Dice Miguel entre jadeos.

-          El chaval está como a mí me gusta. Fuertecito y guapo- Dice ahora Felipe besándome de nuevo.

-          A ver si te vas a enamorar. Jajajaja

-          Que va. Sólo será mi agujero hasta que me vaya. Y él se va a dejar ¿Verdad Esteban?

-          ¡¡¡Tu puta madre!!!- Alcanzo a decir entre los jadeos que Miguel me provoca con su follada.

-          Que mal hablas para ser de tan buena familia. Jajaja.

-          Fffffff. De verdad Felipe tiene un culo para follarlo. Apretado y durito, como me gustan.

-          Y además se queda quietecito. Al principio cuesta, pero una vez domado se deja. Jajajaja.

Desde su posición, detrás de mi cabeza, Felipe se echa hacia adelante y agarra mis piernas, que he dejado caer a ambos lados del culo de Miguel, y las lleva hacia él, levantándome más el culo y permitiendo que su amigo encuentre un mejor camino.

-          Mucho mejor, tío. Agradece Miguel.

-          Vamos. Fóllatelo.

Las embestidas de miguel eran cada vez más potentes, y chocaba contra mi culo durante, hundiéndome aún más en el sofá. Entre los dos me besaban, se reían, bromeaban y Felipe no paraba de animar a su amigo. En una de estas agarró mi brazo, que lo tenía caído y falto de fuerzas y lo llevó hasta las nalgas de Miguel, haciendo como si yo le pidiera más. Y ambos se reían.

-          Venga hombre. Dale duro.

-          Fffffffff. Eso hago, tengo toda la pica dentro de su culo. El cabrón tiene aguante.

-          Ya te lo digo yo. Se queda quietecito. Para que la hagas tuya. Jajaja.

-          Jajaja. Que cabrón. Una de estas me la tienes que mamar a mí también. ¿Eh?- Me dice.

-          Claro que lo hará. Si es su especialidad.

-          Ya lo pude ver en el vídeo. Pero que tampoco el culo es malo.

-          No, no. Si está completito. Como dije antes, tal y como me gustan a mí.

Yo ignoraba esos comentarios. Me siento destrozado, me duelen todos los músculos de mi cuerpo, por no decir las heridas que Felipe debe haberme hecho en la cara. Estoy empapado en sudor. Mío y del tío este que está encima de mí y que no deja de mover las caderas para adelante y para atrás, clavándome su polla una y otra vez.

No sé cuánto tiempo estuvo Miguel follándome, pero siento gran alivio cuando sus sacudidas pasan a ser más fuertes y los jadeos que las acompañan se convierten en gritos. Sus últimas embestidas son brutales y es como si golpearan mis glúteos con una mano abierta. Temo lo que viene, pero no noto nada, aunque no sé qué debería sentir exactamente, supongo que algo líquido y caliente dentro de mi culo, pero no lo sé. Al momento saca su polla con cuidado y para alivio mío lleva puesto un condón, pero para susto las dimensiones de ese nabo. Mayor que el mío, mayor que el de Felipe… Negro y gordo, surcado por multitud de venas, y con dos huevos gordos y colgantes.

Siento que puedo respirar con naturalidad al dejar de sentir su peso sobre mí. Bajo las piernas, dejándolas caer y sintiendo gran alivio. Pero no es mucho el descanso. Felipe da la vuelta al sofá, con su cipote empalmado en la mano y vuelve a levantarlas. Los intentos para impedirlo son de risa, no puedo ni moverme. De un empujón su polla entra de nuevo en mi culo y comienza un rápido mete-saca. Para mi desgracia él no lleva condón.

-          Miguel se lo has dejado demasiado abierto. Jajajaja. Entra sola.

Ambos se ríen y Miguel se sienta en el sillón que está enfrente a nosotros y contempla la escena. Felipe no se echa sobre mí. Está de pie, sosteniendo mis piernas con sus brazos y usándolas para atraerme hacia su entrepierna.

-          Vamos, cariño. ¿Verdad que te gusta? ¿Te gusta que te rompa el ojete? ¿Ehhhh?- Me decía, pero sin esperar respuesta. -Me vuelves loco hijo de puta. Como me gusta follarte.

Así estuvo hasta que como su amigo sus movimientos se hicieron más rápidos y se corre dentro de mí. Su lefa inunda mi culo, caliente y viscosa. Al sacar su polla, noto como cae de mi culo, pringando mi raja y mis nalgas. Pero me siento lleno aún, así que con un poco de fuerza dejo que el resto salga fuera.

-          Jajaja. Mira Miguel, que espectáculo.

Pero Miguel sólo le sonríe y a continuación sale por una puerta. Felipe y yo nos quedamos solos. Se acerca a mí.

-          Me he corrido dentro de tu culo, ahora eres mi puta. Era Miguel quien insistió para que te folláramos, pero desde luego ha valido la pena, y ahora queda claro quién manda. ¿Ok?

Entonces me besa. Y sin darme cuenta yo abro la boca y dejo que su lengua se roce con la mía. Me hace levantarme y recoge mi ropa del suelo, me la da y me acompaña hasta el cuarto de baño, metiéndome en la ducha. Él sale de allí dejándome sólo, bajo el agua tibia.