La nueva sirvienta que me saco mi lechita
La nueva sirvienta que me saco mi lechita.
En vista de que en nuestra ciudad era un poco difícil conseguir una chica del servicio que nos ayudara con los quehaceres de la casa y mi esposa se sentía un poco desesperada, con la ayuda de algunos conocidos conocimos a Eliana, una chica de 26 años un poco gordita, pero de buenas curvas y algo tímida, a la cual contratamos.
Sus labores transcurrieron por unos meses en nuestro departamento con total normalidad y sin hacerse notar del todo, excepto por su excelente desempeño.
Todo inicio un dia viernes que tuve que trabajar desde mi casa en la mañana, cuando salí a fumarme un cigarro en la terraza del edificio para tomarme un descanso de la computadora, cual seria mi sorpresa, cuando al observar la ventana del baño del servicio, vi como Eliana se cambiaba su ropa habitual por el uniforme de servicio.
La vista era increíble, su desnudez a flor de piel con una ropa interior algo fea y barata, pero que al despojársela, salieron a relucir unos senos enormes y deliciosos, con un pezón grande y rosado, en la medida que se hiba desnudando, salio a la vista igualmente, una vagina totalmente afeitada y grande y un culo redondo y firme.
Me concentre en la visión sin perderme el último detalle de su desnudez, hasta cuando nuestros ojos se encontraron y ella atisbo a cubrirse su cuerpo con una sonrisa en la cara y yo a voltear mi rostro hacia otro lado haciéndome el desentendido con una erección enorme que me produjo verla desnuda. Nada sucedió ese dia, pues tuve que salir hacia la oficina.
Pasaron los dias, sin ningun tipo de encuentro casual, solo el recuerdo en mi mente de su cuerpo, lo cual resultaba nuevamente en una erección, pero en realidad no hacia mucho caso, pues prefería evitar problemas con mi esposa, la cual casi siempre se encontraba en casa.
Un sábado, cuando decidí ayudar en la limpieza del apartamento, me puse unos shorts y una camiseta y justo cuando empezaba las labores, note que la aspiradora estaba fallando y me dispuse a arreglarla en la terraza del edificio y le pedí a Eliana que subiera el aparato para revisarlo. Ella empezó a subir las escaleras adelante y yo detrás con las herramientas, con mi vista fijada en su sabroso trasero notando que llevaba puestas unos hilos dentales que se delineaban en el pantalón de fina tela.
Llegamos hasta la terraza y le dije que por favor me subiera agua y un cepillo para efectuar la limpieza, no sin antes poner su mano sobre su espalda y medio apretujarla, a lo cual no hizo ninguna acción de rechazo, lo cual me causo una erección de inmediato. Al rato, subió con un balde de agua y el cepillo, lo cual le agradecí.
Gracias Eliana, eres muy amable.
De nada señor siempre a la orden. Necesita algo mas?
Quédate un rato por si necesito tu ayuda. (Claro mi intención era otra).
Al rato subió mi esposa diciendo que saldría a hacer algunas compras para el almuerzo y que no tardaría mucho, saliendo raudamente por el ascensor.
Mi mente empezó a mecanizar como abordar a Eliana, pues tenia unas ganas de fallármela enormes. Me di cuenta que siendo Sábado y que los supermercados son un tanto lejos de donde vivimos, le tomaría a mi esposa al menos dos horas para volver.
Empecé a hacerle la charla a Eliana como si nada.
Eliana y como te has sentido?
Bien señor estoy muy contenta con mi trabajo y con ustedes.
Le pedí que me ayudara con las herramientas y al agacharse, note que no llevaba sostén y sus enormes tetas quedaban a la vista, asi que decidí hacer un comentario sobre la visión que había tenido en la anterior oportunidad.
Sabes Eliana, creo que debo disculparme por haberte visto ese dia mientras te estabas cambiando, fue sin querer, pero discúlpame de todas maneras.
No se preocupe señor. Espero que no me haya visto mucho
Vi lo suficiente como para saber que tienes un hermoso cuerpo
Mentiras (acompañándolo de una risa) lo dice por hacerme sentir bien.
En serio. Tienes unos lindos atributos.
Como cuales
Tus senos son grandes y bellos
Ya para este instante tenia la verga a punto de reventar y solo accedí a lanzármele a besarla, lo cual no rechazo, aceptando mi lengua y empezando como locos a tocar nuestros cuerpos y despojarnos de la poca ropa que teníamos.
Ella solo dijo, esto lo estaba esperando desde hace mucho tiempo.
Yo le dije lo mismo.
Comencé a devorarme sus tetas y pezones, quitando sus hilos dentales y dejando esa grande y mojada vagina (brillante por sus fluidos) al aire, la recosté en el suelo y le empecé a chupar su clítoris el cual despedía un olor delicioso y excitante. El oír sus gemidos silenciosos acompañados de su primer orgasmo me hizo clavarla en su chocho de una sola vez, dándole fuertes empujones a mi verga para que llegara al fondo y sintiera mis guebos chocar contra su chocho.
Fuero miles de embestidas, hasta que empecé a sentir que hiba a llegar y decidí sacarla para metérsela por detrás. Empecé a tocar el hueco de su culo abriéndolo con mi dedo y posteriormente se la ensarte tan duro y de un solo golpe que me vine inmediatamente dentro de su culo delicioso, terminando la acción con beso en la boca.
Nos vestimos rápidamente y la envié a casa para que continuara con sus labores, para que mi esposa no sospechara nada, con la promesa de que cada vez que pudiera me la hiba a coger.