La nueva sirvienta

Entrenando a una sumisa.

No hacía mucho que había entrado al servicio del señor de la mansión, apenas un par de meses desde que abandono el hogar familiar en provincias y decidió dejar la vida de la granja que tanto la asfixiaba. Era una de rostro dulce, pelo moreno largo, caderas suaves y redondeadas y unos ojos brillantes que parecían trasmitir todo lo que ocurría en su interior.

Las primeras semanas transcurrieron con normalidad. El amo del palacio no era demasiado exigente, su trabajo se limitaba a servir las comidas y la limpieza. Era la única que atendía al señor y dormía en el edificio, el resto de la servidumbre tenía dependencias apartadas.

La muchacha se fijo en como la observaba el señor cuando desempeñaba sus tareas, en su cuarto encontró un uniforme de sirvienta que era su ropa de trabajo. Era un trae negro con puntillas blancas en los bordes, delantal, cofia, incluso medias negras que llegaban a medio muslo.

El señor era un hombre de unos 30 años, alto, en buena forma gracias a los ejercicios de esgrima y a la caza que practicaba con asiduidad. La muchacha se extrañó de que ninguna mujer residiera en el palacio y el resto de sirvientes no parecían muy dispuestos a contar ninguna historia a la "favorita" de señor.

La primera vez que el señor tomo posesión del cuerpo se su criada esta se quedó sorprendida, no habría esperado ese comportamiento. Pero lo que menos habría esperado era la forma como disfruto cuando el señor la sometió de aquella forma. Nunca antes la había pasado algo parecido. No era virgen en su pueblo natal había mantenido relaciones con un chico de su edad, pero desde luego no era comparable a las sensaciones y el placer que obtuvo aquella noche sobre la mesa del inmenso salón. En los días siguientes no cambió el comportamiento del señor, pero ella se había masturbado varias veces mientras recordaba como la había poseído, como uso sus manos, sus dedos, su lengua y su pene para proporcionarla placer y como ella se había sometido, primero recelosa y luego gustosa a los caprichos de su nuevo amante.

Siempre que servía la cena en el gran salón deseaba excitada que se repitiera aquella noche, pero su señor se comportaba como si aquello no hubiera sucedido….Hasta esa noche.

Cuando estaba sirviendo el vino la mano de su seño se deslizó por su pierna, colandose bajo su falda.

Te gusto ser mía la otra noche? – preguntó

Si, mi señor, mucho. Deseo complacerle en todo lo que pueda – respondió mientras notaba la mano que llegaba al final de sus medias y acariciaba la cara interior de sus muslos.

Eres una buena sirvienta. Pero todavía debes mejorar.

Cómo mi señor? – pregunto ella – solo debéis ordenar, respondió en un suspiro cuando noto el pulgar acariciando levemente su coñito.

Debes estar siempre dispuesta para mi, cuando yo te necesite tu deberás estar lista para satisfacerme – respondió el señor aumentando levemente la presión.

Lo estaré, señor.

Debo asegurarme – dijo el – acércame esa caja que hay sobre el aparador del fondo.

Ella se dirigió, solicita y ansiosa, recogió la caja y la colocó sobre la mesa. El señor la abrió y de ella extrajo lo que parecía ropa interior de mujer. La desplegó y la muchacha pudo observar que en la parte interior de la ropa había colocado un pequeño apéndice, tenía el grosor de un par de sus dedos y era algó mas corto.

Debes llevar esto puesto siempre, mientras realizas tus tareas, mientras duermes, en todo momento.

Pero señor…- balbuceó.

El la agarro por la cintura y la sentó sobre la mesa.

Siempre – dijo mientras levantó su falda y la quito la ropa interior que llevaba – veo que ya estas excitada.

La muchacha enrojeció y bajo la mirada.

Si, mi señor.

Así debe ser, y esto te ayudará.

Comenzó a deslizar la nueva prenda por sus muslos y ayudado por dos de sus dedos separó los labios de su vagina para que el pequeño apéndice la penetrara.

Señor….

Sin excusas, siempre debes llevarlo – dijo el en tono autoritario. Ahora puedes retirarte.

Pero

Esperabas algo mas? – pregunto

No, mi señor, nada mas

La muchacha paso la noche retorciéndose entre sueño lujuriosos, frotando sus muslos uno contra otro y cuando despertó su nueva ropa interior estaba empapada de sus flujos, al igual que las sabanas. Paso toda la mañana en la misma situación, excitada, con sus jugos desbordando su coñito. Cada movimiento que hacia provocaba el roce en su interior excitándola más y más. El señor hizo caso omiso de sus miradas cada vez que se cruzaban por la casa.

A la hora de la comida, una vez mas mientras servia el vino sintió la mano que se colaba bajo su falda y se dirigía directamente a su entrepierna, palpando su húmeda ropa interior.

  • Bien, así debe ser, quiero que estés lista para recibirme cuando yo lo deseé. Ahora retirarte, tengo trabajo – y sin más el señor volvió a centrar su atención el plato.

La joven estaba tremendamente excitada, llevaba todo el día con su coñito abierto, desando ser penetrada por una buena polla una y otra vez para que cesará esa sensación de eterna excitación, así que después de ser ignorada una vez mas por su señor, se dirigió a la cocina y tumbándose sobre la mesa levanto su falda y comenzó a masturbarse con furia. Una mano movía su tanga, haciendo que el juguete se moviera enloquecido en su interior mientras con la otra mano acariciaba su clítoris con fuerza.

Te he dado permiso para eso? – tronó la voz del señor abriendo la puerta de la cocina de un golpe.

No, mi señor, yo..- acertó a decir la criada

Me has desobedecido. Ahora debes sufrir las consecuencias. – y agarrandola de la mano la condujo fuera la cocina.

Después de bajar las escaleras que conducían a la bodega el señor saco una llave de su bolso y abrió una puerta en la que la muchacha nunca había reparado. Era una estancia amplia, con una chimenea, un sillón, una gran cama y algún extraño aparato con correajes que la joven no había visto nunca.

Desnudaté – ordenó

Lo siento señor, no quería desobedeceros, pero no podía aguantar mas – se excusó ella.

Tus disculpas ya no importan. Ahora desnudate.

Ella comenzó a desvestirse lentamente. Bajo el vestido solo llevaba un corpiño, la ropa interior que la colocó su amo y las medias.

Todo –dijó el.

Ella obedeció y tras quitarse el corpiño y la ropa interior se detuvo. El señor la miró y creyó observar un extraño brillo en su mirada.

Es suficiente – dijo el – puedes dejarte las medias. Ahora ven y tumbate.

La muchacha se acercó y se tumbo en lo que parecía una especie de gran aspa de madera en horizontal con correajes en cada punta.

Bocabajo – ordenó el señor.

Ella se tumbó y notó como correas de cuero se ceñían a sus muñecas y tobillos mientas reposaba la cabeza en un especie de plataforma para ello.

El señor se acercó a la mesa y cogió un objeto que ella no pudo distinguir desde su posición.

Muy bien, ahora vas a tener lo que querías – dijo mientras exhibía antes sus ojos un gran pene de cristal pero que parecía compuesto por diversas esferas pegadas una a otra que aumentaban de tamaño progresivamente hasta la base.

Se colocó detrás de la muchacha, indefensa, atada, exhibiendo su coñito abierto y brillante por la humedad de sus flujos.

La muchacha sintió el contacto frió del cristal. Se estremeció por el contraste de temperatura con su vagina y sin que tuviera tiempo de mas noto como su coño se abría ante el empuje del pene artificial. Sintió cada una de las esferas que iban despareciendo en su interior.

Por favor señor, parad – gimió.

No es lo que estabas haciendo, no es lo que querías? – preguntó

Si, pero

Creí que tenías claro que tu deber era complacerme, eres mi esclava y me obedecerás.

Como desees mi señor.

La criada notaba como su coño engullía el esa gran polla falsa, como la estremecía el coño que atrapaba el objeto. Nunca había sentido una penetración tan profunda y cuanto más grandes eran las esferas más se dilataba su vagina y más disfrutaba. Noto las protuberancias cuando entraban…una, dos, tres, cuatro, cinco..y sus gemidos eran mas fuertes cada vez.

Te gusta verdad? – pregunto el.

Si mi señor, mucho, no pareís por favor, necesito más.

Así me gusta, quiero que vuelvas a ser mi zorra

Nunca deje de serlo señor – respondió ella

El consolador salió casi del todo y volvió a entrar de golpe arrancando un grito de la garganta de la muchacha que tensaba las correas que la ataban, el ritmo de la penetración aumentó. Sentía entrar y salir es objeto que tanto placer la proporcionaba, que la llenaba y hacía que su coño chorreara sin parar, el ruido se percibia claramente, sobretodo cuando teniendo casi todo el juegute dentro el hombre inició movientos cortos, rapidos y fuertes que la llevarón a jadear sin control.

Si mi señor, folladme, llenadme el coño, soy vuestra zorra cachonda, hacedme vuestra –grito.

Ahora si estas comportándote como una buena esclava y te mereces un premio – respondió el hombre .

Colocándose a su costado se bajo el pantalón dejando al descubierto su polla hinchada y paso el glande por la mejilla de la muchacha que inmediatamente giro la cabeza para engullir lo que se la ofrecía. Comenzó a lamer y chupar con ansia, sentía la polla caliente entre sus labios que seguía creciendo cada vez que desaparecía entre sus labios, cada vez que acariciaba el capullo con su lengua. El señor agarro a la muchacha del pelo y comenzó a aumentar el ritmo de la mamada guiando su cabeza, haciendo que la polla entrara hasta el fondo de la garganta de su esclava, totalmente entregada al placer, a la sensación de sometimiento que tanto la excitaba. La saliva resbalaba de su boca y cuando la polla salió totalmente de su boca, varios hilos de ella colgaban de la polla y llegaban hasta la polla de la joven que ansiaba volver a tener esa polla en su boca. El señor miro a los ojos de su esclava y percibió ese ansía y sin esperar volvió a empujar su polla dentro de la boca a la vez que con la otra mano volvía a llenar el coño de la joven.

Estas babeando, mira el suelo – dijo el señalando las gotas de saliva que habían caído– realmente estas muy caliente. Ahora podría hacer contigo lo que quisiera.

Si mi señor, soy su esclava – y sin decir más engulló de nuevo la polla dura y caliente.

Quiero ver como te corres zorra y tu vas a sentir como me corro yo – dijo el.

La muchacha no pudo contestar con la boca llena, pero supo inmediatamente lo que se avecinaba. El ritmo que marcaba el hombre moviendo la cabeza de su esclava con furia agarrándola del pelo aumentó a la vez que la el consolador la llenaba el coño una y otra vez, sin parar.

Los orgasmos fueron casi simultáneos. Ella arqueo el cuerpo, tensando las correas todavía más mientras sentía como su señor eyaculaba en su boca. El semen cayó al suelo mezclado con la saliva de ella cuando retiró la polla de boca de su esclava y sin decir palabra se coloco nuevamente detrás de ella para retirar el cristalino objeto de su coño y observar como palpitaba totalmente abierto y arrodillándose pasó lentamente su lengua por toda la superficie recogiendo los abundantes flujos que todavía brotaban de su interior.

Me gusta tu sabor – dijo a la muchacha colocándose frente a ella a la vez que acercaba el consolador a su boca.

Sin esperar instrucciones la muchacha lamió suavemente el cristal y luego paso la lengua por la comisura de sus labios recogiendo las ultimas gotas del semen de su amo.

Has tenido bastante? – preguntó el hombre.

Si mi señor. He sido una buena esclava? – pregunto ella

Si, pero esto todavía no ha terminado. Quiero que sientas mi polla en tu interior – y agarrando su cara con las dos manos la levantó para que ella volviera a lamer su polla antes de que perdiera su rigidez.

La joven volvió a iniciar el baile de su lengua sobre el pene, recorriéndolo con la punta, dibujando las venas hinchadas, bajando hasta las pelotas, que tensas ansiaban el contacto de los labios de la muchacha.

Además, se que una zorra como tu no tiene bastante con esto – continuó el señor.

La mano del hombre bajo por la espalda de su esclava hasta llegar a sus nalgas y comenzar a acariciarlas. Deslizó el dedo índice entre ellas, bajando hasta su coño todavía empapado y mojándolo en el recorrió nuevamente el camino, deteniéndose en el agujero de su culito. La muchacha elevó el pubis para sentir con más fuerza el dedo que la recorría.

Sabía que no habías tenido bastante – dijo el con una sonrisa.

El dejo continuo su trabajo y lentamente el culo de la chica se fue dilatando. Aumentó la presión y el dedo comenzó a desaparecer en el culito estrecho y caliente que ansiaba recibirlo.

Ha sido fácil – dijo el

Y sin esperar respuesta otro dedo comenzó a presionar. La muchacha nuevamente excitada continuó su mamada, nuevamente su saliva resbalaba por la polla que ya había recuperado su rigidez y sus labios subían y bajaban sin parar y cuando sintió como otro dedo la penetraba el culo engullo la polla hasta el fondo de su garganta, provocándose una arcada que expulso gran cantidad de saliva de su boca.

  • Creo que estas lista – dijo el señor retirando la polla de la boca de su esclava.

  • Si mi señor, lo estoy deseando, ser su zorra es lo que más deseo.

Se situó detrás de ella entre sus piernas y paso su polla por todo su coño mientras con las manos separaba las nalgas para dejar al descubierto su culo dilatado por los dedos. Colocó la punta de su polla en la entrada.

Lo deseas? – preguntó

Si mi amo, folladme. Follad a vuestra perra.

Eso es…mi perra cachonda – y sin decir más empujo.

El culo de la joven cedió a la presión de la polla que se abría paso en su interior.

Llenadme señor, dadme vuestra polla.

Si, te voy a follar como a la zorra que eres – respondió el.

Retiró la polla del todo y nuevamente volvió a empujar consiguiendo que entrara hasta el fondo en su solo movimiento hasta aplastar sus testículos contra el coño de la chica que jadeaba sin aliento. Agarrando sus caderas con fuerza el hombre empezó a bombear en el culo de su esclava, entrando y saliendo sin parar.

Voy a reventarte el culo – dijo el apretando los dientes y embistiendo con mas fuerza.

Si mi señor, reventadme, soy vuestra.

El ritmo era cada vez mas rápido y las embestidas más fuertes. La polla entraba y salía una y otra vez y el hombre sentía como el culito caliente y estrecho de su criada se abría y engullía su polla.

Vamos, quiero ver como te corres, estas caliente como una perra lo noto – grito mientras azotaba el culo de la joven con la palma abierta.

Siiiii – grito ella – vuestra perra mi señor, follad el culo de vuestra perra.

Me voy a correr en tu culo – anunció el

Simplemente con oír eso la muchacha comenzó a saltar sobre el potro, agitándose, sacudiéndose para sentir más profundamente la polla que la llenaba sin cesar, sintiendo el orgasmo que se avecinaba.

Tómalo zorra, siente mi leche caliente en tu culo.

La criada sintió como la polla de su amo comenzaba a eyacular en su interior y a la vez, en un profundo gemido, se corrió, contrayendo los músculos de su vagina y su ano, apretando la polla que la llenaba, como queriendo retenerla dentro para siempre.

El hombre se desplomó sobre la joven.

Te has portado bien – susurró a su oído a la vez que desataba sus muñecas – ahora vete y descansa. Mañana te espera un día intenso.

Intenso mi señor? Más que hoy? – respondió la muchacha con una picara sonrisa.

Si, creeme que lo será…. – dijo mientras retiraba su polla del interior de la joven y el semen resbalaba fuera de su culito abierto.