La nueva reina del hogar V
Luego de compartir una tarde de baño caliente y copas de vino Ana y Laura bajan al comedor a cenar mientras Miguel sirve de mesero.
La cena (primer parte)
Miguel estaba de un lado de mesa sosteniendo los brazos de su madre, veía su rostro de frente, Laura era un mujer muy bella, de abuelos italianos, era alta y delgada, sus piernas y su trasero eran su mayor orgullo, Miguel la sostenía fuertemente de los brazos, aunque creía que si la soltaba su madre no se movería ni un centimetro, ahora cerraba los ojos y gemía, de placer y de dolor, aunque Miguel no sabría decir cual dominaba, ahora los abría, miraba los ojos de Miguel y luego, con el siguiente golpe volvía a cerrarlos, la lágrima que había hecho que sus ojos se vieran tan brillosos rodó por su mejilla hace mucho que el maquillaje que la hacía ver sofisticada y sexy se había estropeado y la hacía ver lujuriosamente sucia, como una vieja de las revistas de mi papá, penso Miguel sintiendose más exitado aún, un delgado hilo de saliva empezo a fluir por el costado de su boca, sono otro golpe y Miguel sintío un orgasmo sordo, el semen golpeaba todo su vientre sin salir del todo, su pene contraido a su cuerpo por un par de vendas, le dolía y hacía que sufriera leves desmayos, ¡si te caes menos dejare que toques Miguel! Gritó su hermana desde el otro lado de mesa, sosteniendo una vara de madera mientras acaricia por debajo del culo desnudo el sexo de su madre. Miguel abrió los ojos y se encontró con los ojos abiertos de su madre, ella empezó a estremeserse, el incio de un orgasmo latía en su sexo, pero Ana calcula bien el momento en que debía detenerse para descargar otro golpe más y prolongar las sensaciónes en su madre.
Pero la cena no había empezado así, ni de lejos imagino Laura que después del ligero acercamiento erótico con su hija en la habitación aquello terminara en eso, si en sueños imagino una escena donde fuera dominada y humillada de tal manera, nunca pensó que estuvieran sus dos hijos en ella. Solo de joven, en su primer relación había experimentado algoa así, alguien que hiciera sentir deseo y humillación al mismo tiempo, además de hacerlo en condiciones nada agradables y con un completo desconocido.
Pero ese recuerdo había sido sepultado por sueños de ser novia respetable y esposa feliz, solo, a veces, a solas, cuando se masturbaba, evocaba esas sensaciones, sentirse usada y avergonzada, entoces un orgasmo la arrastraba a un lugar oscuro de su ser y la revolcaba en ese fango sucio, pero luego volvía Laura la limpia y se lavaba las manos y limpia su sexo con un poco de papel perfumado y dejaba atrás ese lodo tibio para seguir siendo novia decente y esposa ejemplar.
Ana había bajdo antes al comedor y ella termino de arreglarse, tomo los tacones más altos que tenia y sintió un escalofrio por su espalda, bajo al comedor y sus caderas se agitaron con cada escalon, su hijo, con una cara de admiración la recibio vestido con el traje oscuro que tenía para los eventos de la escuela y una charola en la mano con una copa de vino espumoso, por favor, dijo el chico, mientras temblaba y le acercaba la copa, ella río, nunca su hijo había estado tan servicial, su hija, vestida con un traje negro de noche y tacones altos se acerco y le tomo la mano, ven mamá, esta cena esta dedicada a ti, dijo Ana, pero hija, solo es comida del restaurante italiano, repuso, sí, pero no es eso lo especial, ya veras, contesto Ana.
Sin salir de la sorpresa aún fueron juntas a la sala, Miguel llevo una copa de vino a su hermana, Laura no dejo de notar la actitud humilde de su hijo, no levantó la mirada ni hubo ironía en el tono de su voz cuando pregunto si querían algo más. Miguel solo había visto de reojo a su hermana y a su madre, y con eso le basto para sentir un golpe de deseo en su sexo, pero reprimio cualquier gesto que lo delatara. Laura, con solo la mirada, le pregunto a Ana qué pasaba, Ana comprendío que no podía ya dejar de explicar a su mamá que sucedía.
Verás Mamá, hace un par de meses tuve mi primer periodo, ahora ya podría tener un hijo, cosa que no pienso hacer por lo pronto, pero eso me hizo pensar muchas cosas. Ana era una joven que durante mucho tiempo tuvo un ligero sobrepeso, pero ahora su cuerpo se había espigado y había dejado unas bonitas curvas en los lugares más adecuados, su piel trigeña parecía brillar con las luces bajas del salón, también conservaba un vello muy fino que recorría sus brazos y abdomen. Después de pasar mucho tiempo leyendo libros de la biblioteca de mi papá, y ver como funcionaba esta familia he decido tomar el mando de la misma, Laura estaba tomando un trago de vino y al escuchar a su hija casi se ahoga, tuvo que toser el vino para poder respirar, ¡Miguel! Gritó Ana, y este vino corriendo con una servilleta de tela para limpiar las manos y piernas de su madre, Laura quiso tomar la servilleta y Ana se adelanto a decir, No Mamá, deja que Miguel lo haga, Laura se dejo hacer, Miguel se hinco ante su madre y embobado limpio lentamente los antebrazos y luego las piernas hasta los zapatos, cuando termino, por puro impulso, se inclinó y beso el empeine derecho de madre, luego el izquierdo, después de eso se levantó y en silencio se alejó.
Laura no tuvo tiempo de reaccionar, Ana había visto feliz como actuaba Miguel, se felicito por que con poca instrucción su hermano comprendía como actuar en ciertas circunstancias. Penso que dominar su sexo era muy buena idea para controlar su mente. Laura se puso de pie como si un resorte se hubiera soltado de su lugar y le dijo a Ana, Esto no puede ser Ana, esto no es normal, no me gusta, terminó gritando, Ana de manera tranquila le dijo, mira Mamá, tienes, que, ¿veinte años de casada? ¿Y no eres feliz, mi papá no te demuestra cariño, Miguel no es respetuoso, tu vida sexual se reduce a tus vibradores, papá se escapa cada que puede de la casa? Laura en pleno shock por las palabras de Ana, se volvio a sentar justo cuando Miguel volvía con una copa de vino más.
Bien, continuo Ana, se que es duro, pero para ser feliz hay que encontrar un destino y tener el coraje de seguirlo, y yo, ahora se cual es. Miguel miró a Ana, ella comprendío lo que pedía y con la mirada le dijo que sí, entonces Miguel volvió a hincase frente a su madre y puso su cabeza sobre sus muslos, Laura empezó a acariciar su cabello. Ana se acerco hasta Laura tomo la copa de vino de su madre y la puso sobre la mesa, luego tomo su mano, Mira Mamá, solo dame la oportunidad este fin de semana, tenemos que cambiar el rumbo de esta familia o, como un barco incendiado, nos ahogaremos todos, sabes que papá no podrá hacer frente a los compromisos que tiene y si sigue insistiendo hasta a la carcel puede ir, ¿Como sabes tu eso? No importa como, papá hace más de un año sale con un persona de la empresa en la que trabaja, por eso no viene a casa los sábados si no hasta muy tarde, No es cierto hija, esta trabajando, Vamos Mamá, no cierres los ojos, nadie es ciego, hasta el bruto de mi hermano se da cuenta. Aunque Miguel escuchó no levanto la cabeza, estaba embriagado con el aroma de la piel de su mamá, además, su espíritu ya le pertenecía a su hermana. Mamá, tal vez no sepas pero mi papá se ha metido en negocios que terminarán por arruinarnos, el creé que lo hace por amor, pero todo es por sexo, como casi, si no es que todos, los hombres.
Laura sabía que eso esa cierto, lo sabía no a ciencia cierta, se lo decía su intuición desde hace un par de años, cuando ella y Javier dejaron de tener sexo y dejaron de compartir actividades, el empezó cada vez más a quedarse a trabajar hasta tarde entre semana y a ir más al golf los fines de semana, para relajarse le decía.
Laura soltó la cabeza de Miguel y las manos de Ana, se levantó tomo su copa y la bebió toda de golpe, fue hasta la chimenea y para ganar tiempo a la platica dijo Deberíamos prender la chimenea, Miguel miró a Ana y esta asintió, entonces Miguel se levantó de un brinco y busco alcohol y cerillas, no tardo casi nada cuando ya estaba de rodillas prediendo los leños. Hija, Ana, empezo con voz temblorosa Laura, hablas un poco como tu abuela, pero además está lo hace rato, lo de la habitación, no sé ni como decirlo, esto del baño, los vestidos, todo eso debería, además de lo otro, ya sabes. Ana ya estaba a su lado, muy cerca, le paso una mano por la cintura y se poso en su espalda desnuda, ya que el vestido de Laura tenía un escote que llegaba hasta el nacimiento de sus nalgas, Laura tembló ante contacto con la mano de Ana, Lo sé Mamá, pero nada hay de malo en disfrutar de nuestros cuerpos, te apuesto que has sentido más en cuatro horas que en muchos años. Laura no pudo decir que no era cierto, si bien su matrimonio era estable hace mucho que no era feliz y ni de lejos satisfactorio sexualmente.
Mamá, y Ana puso su otra mano en la cadera de Laura, Miguel termino de poner el fuego y se retiro a un ricón desde donde miro de reojo la escena. Aún con tacones Ana era unos diez o quince centimetros menor que Laura, asi que la miraba hacia arriba, Mamá, repitio Ana, se que en tu interior hay una mujer sensual y atravida, pero necesitas una mano que te guie, y papá no tiene el coraje ni la fuerza para hacerte feliz y plena, yo sé como guiarte por que he visto mi interior y se quién soy. Laura tenía un cara de interrogación y duda, pero a vez su rostro brillaba con los reflejos del fuego de la chimenea, pero mas con un deseo que venía desde adentro, un deseo que palpitaba en su sexo como una alarma de incendio que iba en aumento.
Pero basta de platica, corto Ana el momento, solto a Laura y busco a su hermano, Miguel, la cena, haz de calentarla en el microndas que debe estar muy fría, vamos Mamá, tomemos lo que queda de vino en la mesa, y la tomo de la mano y se dirigieron al comedor, No deberías tomar vino chiquilla, dijo contenta Laura de cambiar de tema, No mamá, no debería, pero esta noche es especial ya te lo dije, ¿Más? Pregunto Laura, Si, nos faltan algunas cosas, Además no habrás olvidado que aún tengo que castigarte ¿verdad? Laura no había olvidado las palabras de Ana, pero se sentía embriagada por todo lo que habían platicado y por el vino. ¿Castigarme? Sonrió y se mordió los labios, Si Mamá, pero nada que no te haga feliz, ya lo verás.
Algo oscuro y sucio se movió dentro de Laura, una sensación de dejarse llevar, sintió un deseo que la abrazaran con fuerza, que apretaran sus brazos, de que mordieran sus pechos y hombros y que jalaran su cabello, deseaba que alguién golpeara sus mejillas y la obligaran a hacer cosas sucias, su sexo empezo a palpitar con fuerza con estos pensamientos, su ano se contrajo con fuerza, era como cuando joven se encontraba borracha en el baño sucio de un bar mugriento y apestoso, a gatas y con el vestido arriba de su cintura mientras un desconocido la penetraba por detrás, la primera vez que tenía sexo, deseaba ese sexo sucio y salvaje con una fueza tal que tuvo que detenerse, sujetando con fuerza la mano de Ana que casi hace que cayera al piso, Ana volteó a ver a su madre, pensó que se había tropezado, pero Laura esta ba inclinada con su otra mano metida en el sexo, teniendo el inicio de un orgasmo espontaneo y brutal como nunca había tenido.
Levanto la mirada y busco los ojos de Ana, entonces apretó más la mano y miró sus ojos, Ana se acercó más y tomó su mejilla, ambas entendían que la nueva situación había desencadenado ese deseo en Laura, Ana se acerco más y beso la boca abierta de su madre, y le dijo: Esta bien Mamá, esta bien, hazlo. Entonces Laura cayó de rodillas y grito roncamente, el orgasmo había tomado su cuerpo por sorpresa, sus ojos se pusieron en blanco y sus musculos se tensaron, sus jugos vaginales salieron a borbotones mezclados con orina, empezo a temblar, luego aflojo todos sus musculos y fue a dar hasta el suelo.
Miguel que estaba sirviendo la mesa, se acercó corriendo pero Ana lo alejó con la mirada, Trae un manta, le dijo, Ana abrazo a su mamá y le beso el rostro, Laura lloraba y su cuerpo seguía temblando, se sentía sucia y feliz, se sentía avergonazada de que sus hijos hubieran visto como tenía un orgasmo pero a la vez sentía que podía ver como era, una mujerzuela que disfrutaba del sexo, una madre llena de vitalidad y sexualiad, se sintió desahogada, Ana la abrazó muy fuerte mientras Miguel las tapaba a las dos. Laura llorá un rato más y luego se sentó, tenía el rimel corrido, el pelo despeinado, la falda en las caderas, el rostro sucio y su sexo mojado y oloroso. Creo que no podré cenar tan sucia, le dijo a Ana, Creo que así deberías cenar Mamá, si así es tu interior no veo por que verte así por fuera, además se me hace tan exitante mirarte así, como una mujer que se vende en bar de mala muerte, Si tu quieres Ana, Si quiero, vamos, que aún no hemos cenado y tengo hambre, Yo tambíen, respondió Laura y fueron a la mesa abrazadas por la cintura y tambaleandose, entonces Laura tuvo un ataque de risa y Ana también, se abrazaron un momento y se besaron largamente, luego se miraron a los ojos y volvieron a reir sin parar, después fueron a la mesa y miraron los platillos. Muero de hambre dijo Laura, pues a comer, dijo Ana y levantó la copa que recién había servido Miguel, Por ti Mamá, No, por ti Ana, la nueva reina de este hogar. Ana sonrió y se sintió feliz, Por eso entonces Mamá. Y empezaron a cenar.