La nueva putita en la celda

Me condenan a prisión donde comparto celda con el hombre que convierte en su putita en menos de 24h y con el chico con el que voy a compartir el puesto de putita sumisa.

Soy Andrés y trabajaba en para una gran empresa en la sección de contabilidad. Tenía un compañero al que consideraba mi amigo y con el que trabaja para gestionar el dinero de la empresa.

Él tuvo la brillante idea que me trajo a esta celda. Me convenció para poder sacar beneficio de la posición que ocupábamos y empezamos a sacarnos un sobresueldo a costa de la empresa.

Supongo que nadie tiene dudas de como acabo todo esto. Después de un año entero donde conseguí un nivel de vida muy superior a lo que tengo acostumbrado, fuimos descubiertos y condenados.

Ahora me encuentro en esta prisión para una larga temporada junto con dos compañeros de celda. Uno de ellos es un tío grande y muy tatuado de actitud ruda y seria. Lo primero que me llamó la atención sobre él fue el tatuaje que tenía encima de la ceja con una firma en la que se podía leer “El Jimy”, es decir, su mote. En cambio, lo primero que me llamo la atención de mi otro compañero de celda era que su mono de vestir estaba roto justo por su culo y se le veía todo cuando se agachaba. Él es un chico muy blanquito y risueño, mucho más pequeño en comparación con Jimy.

Al poco tiempo de estar en aquel sitio, comprendí que el agujero en el mono se lo había hecho Jimy a David con el objetivo de que fuera un culito accesible siempre que él quisiera.

Justo la primera mañana, vi como Jimy se despertó con la polla como una piedra y se sentó en la cama esperando a David, que bajo de su litera y empezó a comerle la polla como un campeón. Se notaba como Jimy le había enseñado a tragar y chupar su polla a su gusto. Empezó a darle pequeños lametones en el capullo del pedazo polla de Jimy. Era gorda, grande y con unos huevos bien gordos. Estaba rasurada y se le veía perfectamente las venas del gran rabo que tiene. Entendía perfectamente la dedicación de David.

David siguió tragando y tragando polla, que no le entraba entera en la boca mientras Jimy gemía le metía un dedo tras otro en el culito de David. Yo me quedé de piedra viendo el espectáculo hasta que Jimy se corrió en la boca de David y empezó a atragantarse. Se le salía la lefa por las comisuras de la boca. Supongo que esos huevos tienen que hacer lefa en toneladas.

En ese momento Jimy tuvo en cuenta mi presencia y me explicó en pocas palabras que David era su pequeña puta y que era genial que llegase alguien para que le ayudase en sus tareas.

Me costó un poco darme cuenta de que se refería a mí, a lo que yo le respondí que no contase conmigo para eso. Justo después me volví a tumbar en la cama boca abajo para disimular que tenía la polla que me iba a explotar.

Jimy se levantó y se acercó a mi cama y me quedé paralizado. Me bajó un poco los pantalones y metió su mano en mis pantalones para buscar mi agujerito y jugar un poco con él. En el proceso, descubrió como de empalmado estaba y me bajo un poco más los pantalones para poder abrir mi culo con sus dos manos y dejar mi culito a la vista. Justo después me escupió en el para poder usar su saliva de lubricante cuando seguidamente me metió uno de sus dedos. Tiene las manos grandes y lo sentí genial. Como repuesta, yo moví en culo expresando que me gusto junto con un gemido. Fue lo único que hice en respuesta a todo. Estaba simplemente en sus redes y no le había costado ni un segundo. Estaba claro que iba a hacer lo que me dijera y que estaba deseando el mismo puesto que David.

Habló y dijo:

-        No digas que no tienes ganas de servir a mi polla. Desde el prime pie que pusiste en la celda ya sabía que ibas a ser mi nueva putita y lo mejor es que vienes con el agujerito entrenado pedazo de zorra.

No había cumplido ni 24h en prisión y ya era la nueva putita de mi compañero de celda. No tengo remedio.

Continuará…