La nueva perrita de mi suegro (2)
Después de la pequeña introducción anterior, comienza la acción.
Luego de ver al padre de mi novio, completamente desnudo, tuve la sensación de estar haciendo algo malo. Como dije antes, ésto había sido sólo para sacarme a tan jovial hombre de la cabeza, después de haber tenido una mala experiencia con mi verdadero hombre, pero fue inútil. El padre de mi novio tenía muchos mejores atributos que su hijo. Casi era el doble que el de mi novio (teniendo en cuenta que el de mi novio estaba erecto, y éste estaba flácido), y no sólo eso, incluso tenía hasta mejor forma. Al final más que sacarme éstos pensamientos de mi cabeza, sólo los acrecenté más.
Luego de todo, bajé de nuevo, mi novio me estaba esperando, seguimos hablando de cosas sin importancia, pero en todo ese tiempo, no pude sacarme la imagen de su padre desnudo de mi cabeza. Después de un rato mi suegro bajó, llevaba una camisa ajustada, que marcaba más todo su cuerpo y brazos, y unos jeans con zapatos que lo hacían ver maduro y jovial a la vez. Nos dijo que lo ayudaramos a preparar todo, y así fué. Al final llegaron los invitados y la fiesta comenzó. Algunos eran parte de la familia, y mi novio aprovechó para presentarme, otros eran amigos y colegas del trabajo. Casi a todos los que me presentaba, decían las mismas cosas. "Oye tu novia es muy guapa", "Pero que hermosa chica", algunos ya más atrevidos "Que sexy es, deberías cuidarla" o "Tienes una novia bien buena". Mi novio obviamente, cuando le decían eso se inflaba de pecho, y se sentía muy bien, yo por mi parte tenía pensamientos torcidos, y me imaginaba al padre de mi novio diciendo esas cosas. Me imaginaba a mi suegro desnudo como lo había visto diciendo "Que sexy es, deberías cuidarla de mí, que puedo satisfacerla mejor sólo con mirarme". Eran pensamientos tontos, que no podía sacar de mi cabeza. Por otro lado mi suegro ese día si estuvo distante, debido a la gran cantidad de gente que fue a la fiesta, pero hubo un momento en que se acercó a nosotros.
Nos habló un tiempo, más que nada nos hizo preguntas, como nos sentíamos, sí nos gustaba el ambiente, que sí nos queríamos servir algo que lo hiciéramos con total libertad. Luego, le dijo a mi novio que me quería hablar en privado. En ese momento, mi corazón volvió a latir muy acelerado. Mi novio accedió de inmediato, y fue a hablar con unos primos y tíos. Yo me sentí vulnerable.
– ¿Qué pasa?, No voy a hacerte nada, sólo charlar un poco –
– Disculpe – dije – Sólo estaba nerviosa de conocerlo –
Él soltó una carcajada.
– ¡Vamos!, No tienes porque tratarme de usted, ¿Tan viejo me veo?
– No, no, no, para nada, de hecho si no me hubiesen presentado, no sabría que es el padre de mi novio –
– Sí, me lo dicen muy a menudo, supongo que es genética ¿no?, ¡Somos una familia de verdaderos hombres!
No pude evitar pensar, que a lo mejor la genética se estancaba en algunas cosas. Pero no le dije nada, sólo sonreí. El me dijo que me relajara más, que me notaba muy tensa, y que disfrutara de la fiesta, que ahí nadie me haría nada. Así él volvió con sus invitados y yo volví con mi novio, hasta que la tarde pasó a la noche, y los invitados comenzaron a irse.
Eran ya las 23:00 de la noche, que para una fiesta de cumpleaños que empieza a las 15:00, era buen cierre. Yo le hablé a mi novio para saber que haríamos, y él se acercó a su padre.
– Hey, papá, ¿podemos pasar la noche aquí?, digo, nos hemos quedado muchas veces en casa de Avril. Para que podamos pasar éste fin de semana contigo. –
– Me parece de maravilla – dijo mi suegro con una cara de felicidad enorme. –
No sé porqué, tenía la sensación, de que el mundo conspiraba para no sacarme de la cabeza a ese hombre.
La noche siguió, mi suegro se fue a acostar, nos dejó la pieza de mi novio, "No hagan travesuras", nos dijo pícaramente antes de irse, "O sí las hacen, no me hagan sentir mal, y no hagan tanto ruido". Mi novio sólo se rió. Yo me sentí más extraña aún, ese hombre lograba encenderme sin siquiera esforzarse. Como no estaba en mi casa, me acosté con una polera suelta vieja de mi novio, y solo con mis bragas para abajo. Mi novio con su pantalón de pijama y sin nada hacía arriba, como de costumbre. Luego de un rato, sentí que mi novio entraba en calor, y me empezó a acariciar, y a tocar, sin embargo lo hacía con la misma poca gracia que la noche de nuestra primera vez. A pesar de todo, intenté seguirle el juego y comencé a gemir levemente para excitarlo, hasta que de pronto, puso su muy decepcionante erección en mis glúteos. Por un momento, todo lo que pudo haber sido, terminó, me sentí ahogada, y me levanté muy rápido de la cama, mi novio no entendió y me preguntó dónde iba, le respondí que tuve un pequeño "accidente" (por alguna razón a los hombres, esa palabra los controla), y procedí a ir al baño. No negaré,que en el camino se cruzó muchas veces por mi mente, la habitación de mi suegro, pero logré controlarme y entré al baño. No hice nada, sólo me miré en el espejo, e intenté respirar.
– ¡No tengas ideas tontas! Todas esas fantasías, con un hombre al que acabas de conocer, sólo porque se ve joven y lo viste desnudo una vez, son absurdas – intenté creer lo que decía. Por un lado tal vez tenía razón, ya que no sabía mucho de mi suegro, pero por otro sentía que, con lo poco que ví, se sentía como la versión perfecta de lo que esperé de mi novio. Me lavé la cara para salir, di el agua del váter para disimular y abrí la puerta, sin saber lo que esperaba.
– Guau, muchacha, perdona que lo diga, pero te ves demasiado sensual de esa forma –
Mi corazón volvió a latir aceleradamente. Estaba con una camiseta que no cubría sus brazos, y era muy ajustada, y solo llevaba ropa interior para abajo, y tal como era de esperar, se veía un gran bulto ahí. Por unos segundos no me dí cuenta de lo que pasaba, hasta que de pronto una ráfaga cruzó mi pensamiento y miré hacia arriba. Mi suegro estaba mirándome con una sonrisa pícara.
– ¿Qué pasó?, ¿Nunca antes viste un hombre en ropa interior?, O es que lo de ahí abajo te sorprendió, ¿Es así?
Mi cara se puso roja como una jitomate. No podía creerlo, quizás solo fueron segundos, pero muy notorios, en los que me quedé hipnotizada con el bulto de su entrepierna. No supe que contestar, solo me puse más nerviosa y balbuceé algo sin sentido.
– Será mejor que vuelvas a tu cama, que llevo prisa – dijo mi suegro, cambiando de tema fugazmente.
Cuando volví, mi novio estaba dormido, creo que era lo que esperaba. No quería dar explicaciones de porque demoré en el baño. Me acosté a su lado intentando no despertarlo, miré el techo un momento, y por alguna razón, comencé a masturbarme, casi por reflejo, por mi mente solo pasaba la imagen de mi suegro desnudo, y la imagen de mi suegro en su ropa de dormir. Estuve así un tiempo hasta que al terminar, me dormí, fué un sueño muy placentero.
A la mañana siguiente, mi novio no estaba en ninguna parte. Me levanté, lo busqué abajo, lo busqué en el baño y nada. Y hubiese pensado que mi suegro tampoco, pero de pronto salió de su habitación, ya estaba vestido, y me dijo que mi novio había salido muy temprano, que tenía que hacer unos trámites en su universidad, y que volvería a eso de las 14:00. No pude evitar volver a pensar, que el universo estaba conspirando para que todo fuera de mal en peor, – o mejor – me dijo mi cabeza rápidamente, pero intenté quitar ese pensamiento. Tomamos el desayuno con mi suegro, todo estuvo muy callado, al parecer yo seguía muy pegada con lo de la noche anterior.
Cuando terminamos el me miró, y dijo.
– ¿Soy yo? –
No comprendí la pregunta.
– Desde que llegaste, has estado muy tensa, me has hablado muy poco, y cuando intento hablarte, te pones muy nerviosa. ¿Soy yo el que te pone así?, ¿Pasó algo después de que me espiaste desnudándome ayer?
Mi rostro quedó como papel. Lo sabía, él lo sabía. Como siempre mi corazón latió muy fuerte, intenté decir algo, pero las palabras no salieron.
– Como lo imaginé – dijo. – No tienes que explicar nada, hay algo que yo sé, y qué tal vez tú no sepas que sé, y es que... mi hijo no tiene muy buenos atributos para la intimidad –
Mi rostró pasó de blanco a rojo. Y por primera vez algo salió de mi boca hacia mi suegro.
– Creo que, si mi novio fuera como usted, todo sería más fácil para mí –
– Sí quieres puedo ayudarte. Sabes, puedo romper la tensión entre tú y yo, y luego decides que hacer – dijo mi suegro con una voz mucho más sensual que antes. – De nada sirven mis atributos, sí no puedo usarlos, mi esposa me dejó, y jamás he vuelto a estar con otra chica. Y pues... desde que llegaste ayer, yo también he estado tenso –
No dije nada, me puse de pie, el me siguió.
– ¿Qué dices de mi propuesta? Como dije antes, después tú decides que hacer, ésto sólo quedará entre los dos –
Sólo asentí. Y dejé que pasara. Mi suegro comenzó a acariciar mis hombros, poco a poco, y luego besó mi cuello. Cuando lo hizo mi entrepierna comenzó a humedecerse. Lo miré a los ojos y lo besé. El sonrió y llevo mi mano a su entrepiernas.
– ¿Es ésto lo que quieres? –
Volví a asentir.
– Pues ahora verás a un verdadero macho en acción –
Desabrochó su pantalón, y sacó su miembro. Por primera vez, lo vi erecto. Y si flácido ya era el doble que el de su hijo, erecto, era la cosa más monstruosa que había visto. No sólo era muy largo, era muy grueso, y tenía muchas venas, que, a pesar de darle una apariencia ruda, sólo lograba excitarme más. No pude evitarlo y lo comencé a tocar.
– Ufff, sí que sabes cómo hacerlo, sin embargo, es otra cosa la que quiero, ¿Alguna vez has mamado uno?
– No, sólo lo he visto, en vídeos, y esas cosas –
– ¿Quieres probarlo?
Volví a asentir, y me arrodillé frente a él. Al tenerlo frente a mi cara, fue más intimidante aún, así que comencé por dar la primera lamida a su glande.
– Uyuyui, eso es fantástico, sigue así –
Seguí lamiendolo, hasta que ya estaba bien mojado, y entonces procedí a ponerlo en mi boca. Junté mucha saliva, e intenté cubrir mis dientes, porque sabía que eso era algo que a los hombres les gustaba. Y lo seguí mamando. A pesar de no tener un gran gran sabor, me gustaba, el morbo de haber pensado todo el día y noche en él, y luego tenerlo en mi boca, satisfaciendolo, fue maravillosa. Seguí un buen rato jugando con mi lengua, hasta que mi suegro lo sacó de mi boca.
– Eres una experta, ahora te toca a ti –
Seguido de eso me tomó de la cintura con sus fuertes brazos, y me llevó a un sillón cercano. Desabrochó mi pantalón, bajo mis bragas, y me miró hacia arriba, como un león, y comenzó a lamer mi clitoris. Cada lamida y juego con su lengua era aún mejor a medida que avanzaba. Sin embargo me dejó ahí, a media calentura. Sonrió y se puso de pie.
– Ahora viene lo que estabas esperando –
Tomo mis piernas, sacó las bragas que antes sólo estaban abajo, y puso la punta de su glande en mi vagina. Gemí un poco, y mi suegro me vió con una cara que parecía reventar de placer. Y comenzó a penetrarme de a poco, cada vez más adentro, hasta que después de un rato, lo puso todo.
– Ya no hay vuelta atrás – dijo – Ahora sabrás lo que es el placer –
Comenzó a sacarlo y a ponerlo, suavemente, luego de a poco más y más rudo. Yo estaba completamente excitada, a cada segundo me sentía más y más abierta. Su miembro inundaba hasta lo más profundo de mí. Mis gemidos eran cada vez más y más fuertes. De pronto tomó mi cuello con una de sus manos, y con la otra mantenía una pierna mía hacía arriba. Se acercó a mí cara y me besó como nunca antes lo habían hecho.
– Usas algún método anticonceptivo –
– Sí contesté – algo extrañada pero muy excitada, y de pronto, ¡Fuas!. Sentí que algo explotó adentro mi.
– Lo siento, debía saberlo antes de hacerlo –
Para ese momento, yo ya había olvidado quién era mi novio, aquel hombre que estaba ahí, solo él era mi hombre. Seguimos teniendo sexo, casi dos horas más. Hasta que ya eran las 13:15, entonces fuimos al baño y nos duchamos, hicimos algo en la ducha también. Nos cambiamos ropa, y a las 13:45, casi 15 minutos antes de que llegara mi novio, mi suegro me preguntó, que pasaría entonces después de todo esto. Le dije lo que sentía, y que amaba a mi novio, pero que él jamás me dejaría desarrollarme bien en lo sexual. Así que me propuso un trato, yo tendría relaciones con mi novio para complacerlo, y para evitar sospechas, y seguiría con él. Pero durante la semana, en mis momentos de necesidad, él, mi suegro, estaría para satisfacerme en lo que necesitara. Yo lo miré, le di un beso en la boca, y dije
– Trato hecho, desde hoy eres mi hombre y yo soy tu perra –
– Mmmm, veo que funcionó, al fin terminó la tensión entre los dos –dijo mi suegro pícaramente. – Desde ahora todo será mejor, ya lo verás –
Mi novio llegó en un rato, y seguimos todo el fin de semana en casa de mi suegro. De pronto, en los momentos de distracción, nos dábamos unos toqueteos, pero nada más ese día. Sin embargo, ésto, fue sólo el principio, de una larga historia, pero de esto hablaré, la próxima ocasión.