La nueva perrita de mi suegro (1)
Después de una mala experiencia con mi novio, terminé volviéndome el juguete sexual de mi suegro.
Ésta, es una historia que me pasó hace 1 año sin embargo, ahora me siento con toda la libertad de contarla, tanto por madurez, como para rememorar ese tiempo.
Mi nombre real, no quiero usarlo, por temas de privacidad, pero durante ésta historia, tomaré el nombre de "Avril". Soy una chica, de 20 años, y hace tiempo tuve una experiencia, que me ha marcado desde entonces, y que a pesar de no continuar, ocupa un gran espacio dentro de mis mayores recuerdos.
Todo comenzó cuando tenía 18 años, y desde hace unos meses comencé a salir con un chico, era bastante guapo, tenía el cabello negro y alborotado, era muy alto, medía 1.95, y tenía un cuerpo magnífico. Me sentía bastante orgullosa de salir con él, y más orgullosa, cuando me pidió que fuéramos novios. Aún así, yo tampoco me sentía menos, la verdad soy una chica baja, mido 1.57, pero lo compenso con buenas caderas, de esas que los chicos siempre voltean a ver, y pareciera que se les hace agua todo, y unos pechos que, sí bien no son los de una actriz porno, son mucho más deseables que para el promedio.
Un día, después de ya varios meses de ser la novia de éste chico, sucedió lo que debía suceder, y después de una calentura en mi casa, tuvimos nuestra primera vez juntos. Yo ya había tenido sexo antes, y sabía que él también, y la verdad, no me preocupaba que mi nuevo novio superara mi antigua experiencia, sin embargo, lo que pasó fue desastroso. Comenzamos besándonos apasionadamente, luego, él se dispuso a sacarme la ropa, y yo a él, y cuando quedamos desnudos uno frente al otro, no pude evitar decepcionarme demasiado. ¡Tenía el pene más pequeño que había visto en mi vida!, Y tampoco es que yo haya estado con muchos hombres, pero hasta ese entonces, ni siquiera en imágenes había visto algo así, yo creo que a lo más medía 7cm con erección u 8, para no ser tan mala. Viendo todo eso, pensé que con acción podía compensar, pero tampoco fue así. Sus movimientos eran torpes, sus caricias, muy fuertes, incluso su forma de hablarme, me preguntaba todo el tiempo si estaba bien, o si quería que nos detuvieramos. Al parecer lo único que hacía bien, era dar besos. Al terminar esa noche, pensé mucho, acerca de cómo sería mi vida sexual futura. No tenía idea, lo que pasaría al otro día.
Cuando desperté al otro día, aún seguía pensando en lo ocurrido, pero al parecer mi novio no le tomó importancia. Eso me decepcionaba aún más, y tenía miedo, miedo de no poder desarrollarme como quería. Fue entonces cuando mi novio dijo:
— Hoy es el cumpleaños de mi padre, y creo que ya es tiempo que lo conozcas —
La verdad, es que él, ya conocía a mis padres, desde hace un tiempo, y nunca me había llevado a conocer a su padre. Mi novio vivía sólo con él, ya que éste y su madre se divorciaron cuando él era aún un niño, y ella se fué la ciudad.
Luego de decirme eso, nos dispusimos a ir a la casa de su padre, temprano, para poder presentarnos cómodamente, y no con todo lleno de invitados, además para poder ayudarlo en lo que fuera necesario. Tomamos desayuno y partimos. No demoramos nada en llegar. Y luego de un tiempo tocando, el padre salió. Sinceramente, no fue nada de lo que esperaba, yo sabía que su padre era joven, sólo tenía 42 años, pero lo que vi me sorprendió de sobremanera, era un hombre que parecía recién haber llegado a los 35, tenía el mismo cabello negro alborotado de mi novio, pero era un poco más bajo (1.87), y tenía mucho mejor cuerpo que su hijo. Como dije antes mi novio tenía buen físico, pero era muy delgado, en cambio su padre tenía brazos y un pecho fuerte, y su mandíbula estaba muy marcada. En cuanto nos vió saludó a su hijo muy jovialmente, y cuando él me presentó, me vió con unos ojos voraces, y dijo:
— Me mentiste hijo, es mucho más guapa de lo que decías —
Yo no supe que responder, y sólo saludé, estaba completamente anonadada, ¡A simple vista podían parecer hermanos! Luego de todo, nos invitó a pasar, nos dijo que estaba a punto de ir a tomar una ducha, y que lo esperasemos, en el comedor. Con mi novio nos sentamos hablamos un poco, yo estaba muy sorprendida, y él me decía que todos pensaban que era su hermano mayor. De repente tuve un impulso extraño, y pregunté a mi novio dónde estaba el baño, el me respondió que en el segundo piso. Entonces me levanté y fui. Una vez en la escalera, me di cuenta que había sido el "impulso", mis piernas estaban temblando, por un momento, me sentí mal conmigo misma.
— No seas estúpida — me dije. — Es el padre de tu novio —
¿De dónde provenía ésto?, Pensé en la noche anterior y en lo mal que lo pasé. En mi decepción, y luego aparece este hombre, que me sorprende. Tal vez era eso. No estaba segura. Sólo sabía que, debía quitarme ésto de la cabeza, así que subí, llegué al segundo piso, busqué la habitación del padre (la casa no era muy grande arriba), y miré, por un espacio de la puerta.
Estaba ahí, preparándose para tomar la ducha, quitándose la ropa, de a poco. En ese momento, me sentí extraña, creo que quería verlo desnudo, no por despecho, sino para poder desilusionarme otra vez, y acabar con ésta tensión. Ya estaba sin camisa ni zapatos, y su pecho se veía completamente marcado. Luego bajó hacía su pantalón, lo desabrochó. Mi corazón latía a 1000k/h. Y sucedió. Su pantalón quedó completamente abajo. Pero ésta vez, la tensión no se fue. Y lo que vi ahí, fue lo comenzó todo. Aunque, eso lo dejaré para la parte 2.