La nueva novia de Carlitos
Cuando la tuvo íntegra adentro comenzó a cabalgarme, ayudada por mis manos que le tomaban el culo y le marcaban el ritmo de la montada. Sus tetas se bamboleaban ante mi vista, agradecida por el espectáculo sin igual.
LA NUEVA NOVIA DE CARLITOS
PRÓLOGO: Para comprender acabadamente este relato recomiendo leer mis dos primeros relatos en la página (y algunos referidos a Lu la hija menor de Marta). Allí cuento lo que me pasó con Mónica, la novia anterior de Carlitos. Carlitos es el hijo de Marta, mi amante estable. Y como es boludo suelo referirme a él simplemente como "el boludo".
La nueva novia de Carlitos se llama Estela, le dicen Tela. Como el viejo pasodoble es una BELLA MORENA. Modelo liviano, más bien delgada quiero decir, pero muy bien proporcionada; es alta de más de 1,70, piernas largas que he podido ver poco porque generalmente viste pantalones, muslos rotundos que sostienen un culo perfecto. Cintura estrecha, caderas dilatadas. Busto de mediano para grande y bien formado.
Un rostro angelical cabello negro y largo, frente amplia, dos ojos verdes como faroles, una nariz pequeña y respingona.
La boca merece un capítulo aparte, no es grande ni de labios gruesos, está en la medida justa. Pero es sensual al extremo; sobre todo por la forma en que la mueve al hablar, y cada tanto se pasa la lengua por los labios, en un gesto que calienta a todos los hombres que la ven.
Tela tiene 21 años y estudia sociología en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Su padre es un poderoso empresario de Misiones, con fuertes intereses en el área de turismo en las cataratas del Iguazú.
Mantiene a su hija rayando en el lujo, con un hermoso departamento en un barrio cotizado.
Nunca entendí cómo hace el boludo para conseguir esas novias, pero ya no me preocupa. Carlitos es incapaz de hablar de otras cosas que no sean el fútbol y las vacas, estudia veterinaria.
El caso es que a su ex novia Mónica la sigo frecuentando y cojiendo. Y Tela se me puso entre ceja y ceja.
La chica iba mucho a la casa de Marta, y acostumbraba a dormir allí, con Carlitos. Otra prueba de lo boludo que es él, su novia tenía un regio departamento para ellos solos, y la hacía quedar en la casa de Marta durmiendo ambos en una cama estrecha, rodeados de gente.
La cuestión arrancó de mis conversaciones con Tela. Tengo una charla agradable, conozco muchos temas, he viajado por casi todo el mundo. Y, cuando me lo propongo, puedo ser seductor.
Buscaba las ocasiones en que podíamos charlar solos en el living, y notaba que a la chiquilina le interesaba mi conversación. Me miraba arrobada cuando le contaba de mis viajes por Asia y Europa.
Y de tanto mirarme empezó a advertir cuando se me agrandaba el pantalón por la erección que me provocaba el sólo mirarle la boca.
La dejé creer que dominaba la situación con sus encantos. Y no perdía ocasión de rozarla en cualquier lado cuando nos cruzábamos en la casa de Marta, casi siempre con demasiadas visitas.
Pero la gran ocasión venía en marcha. En la tarde de un domingo me dijo que quería hablar conmigo, pero no en lo de Marta. Le propuse que el lunes almorzáramos juntos, yo pasaría a buscarla por su casa.
Tela vive en un barrio muy exclusivo, por lo que no me costó hallar cerca un excelente restaurante. Pedí un selecto menú acompañado de buenos vinos.
Bueno Tela ¿ qué es lo que deseabas hablar conmigo?
Es que no sé cómo empezar. Sos el único varón mayor que conozco por aquí, y te tengo suficiente confianza como para preguntarte algunas cosas.
Niña, podés preguntar lo que quieras. Además no te olvides de mi profesión, estoy acostumbrado a guardar secretos.
Ya lo sé Sergio, pero el tema me da vergüenza.
¡ Vamos ! no sea que por pudor dejes de preguntarme algo importante para vos.
Bueno, ¿ no te parezco atractiva ?
¿ Y a qué viene esa pregunta ? Claro que sos más que atractiva, sos bellísima.
Es que parece que a Carlitos no le resulta lo mismo.
Pero sigue siendo tu novio y me parece que te quiere.
Es que me tiene bastante abandonada en el aspecto sexual. Muchas veces me deja para irse con sus amigos a jugar al fútbol. Otras, cuando nos acostamos a la noche, está cansado y apenas si me hace el amor una sola vez.
¿ Y vos querés más ?
Sergio, tengo 21 años, soy sana y muy caliente. Si no tengo cuatro o cinco orgasmos quedo hambrienta.
Mirá, creo que por ahora Carlitos no tiene cura; quizás cuando crezca un poco.
Ya tiene 23 años.
No te hablo de edad sino de maduración intelectual.
Sergio, no finjamos más. Conozco toda tu historia con Lu, me la contó ella, somos muy confidentes. Sabés que busqué esta oportunidad para decirte que quiero hacerlo con vos.
Por precaución estaba sentado frente a Tela, y la mesa era bastante amplia como para no permitir que nuestras manos se tocaran. Pero de pronto sentí en mi verga la caricia de un pie desnudo. Demás está decir que con la conversación la tenía bien dura.
Preciosa, no pudiste darme una noticia mejor. Pero ahora sacá el pie mientras comemos el postre. Si no me va a dar vergüenza salir de tan parada que tengo la poronga.
Si me prometés que después se ta va a parar igual.
Claro, vos me la parás cada vez que querés.
Bajó mi erección entre el postre el café y el coñac, y salimos, por supuesto rumbo al departamento de Tela.
Era un tres ambientes amoblado con lujo y buen gusto. Pregunté:
¿Para qué dos dormitorios?
Es que a veces venían mis padres, antes de separarse el año pasado.
¿Entonces tendrás una cama de dos plazas?
Justo hacia allí vamos.
La cama era King Size, con un colchón de resortes muy alto. Retiré la ropa de cama, dejando solamente la sábana de abajo. La niña conociendo mis gustos trajo una botella de White Horse una hielera llena y dos vasos de cristal tallado.
Yo estaba ya sin camisa tendido en la cama, esperé que sirviera el whisky y le indiqué que se acercara, lo hizo.
Dejé el vaso y la besé en la boca que tanto había deseado. Acariciaba su lengua con la mía y le mordía los labios generosos. Ella movía la lengua con gusto para ambos.
Desprendí su blusa y se la quité, los pechos querían desbordar el soutien; pero sólo besé la parte que emergía de la prenda.
Tela ¿ Carlitos fue tu primer hombre?
No, fue el tercero. El primero fue antes de venir de Misiones, a los 18 años. Un amigo de mi padre, más joven que él pero igual más grande que yo. Me desvirgó y me enseñó a cojer. Ya te voy a mostrar todo lo que aprendí. Después hubo otro en Buenos Aires, un profesor de la facultad con el que estuve hasta el año pasado. Este año apareció Carlitos. Y cuando lo comparo con los anteriores es que me siento insatisfecha. Los dos primeros me cojían muy bien; mi novio es joven, lindo y bien dotado, pero siempre me deja con hambre de sexo.
Fui quitando su pantalón hasta dejarla en bombacha y corpiño para poder admirar el bocadito que me disponía a comer. Mis manos no podían parar yendo de sus tetas a su culo, de allí a sus piernas y sus muslos.
Ella no perdía el tiempo y retiraba mi pantalón dejándome sólo en boxer para tomarme la pija entre sus manos y acariciarla con fruición.
Sergio, tenés una hermosa pija. Es lo más grande que he visto. ¿Me la vas a poner toda?
No lo dudes, toda y varias veces, por donde quieras.
Terminamos de desnudarnos por completo, seguía aferrada a mi verga, la miraba y me masturbaba. Hasta que no pudo más y la metió en su boca, al principio solamente la punta, luego casi entera hasta que hizo tope con su garganta. La sacaba y me chupaba los huevos, para dedicarse después a la cabeza. Yo volaba y se lo dije. Se la sacó el tiempo necesario para pedirme que le acabara en la boca. La tomé de su cabeza y la acerqué bien al tronco de mi verga. El lechazo que le dejé la atragantó hasta provocarle arcadas. Pero no desperdició nada, se tragó todo mi regalo.
Bebí un trago de whisky y puse en marcha mi lengua, primero sus tetas que chupé como desesperado, mordisqueando sus pezones duritos, lo que le arrancaba gemidos de gusto. Bajé por su vientre, hice una escala en el ombligo y llegué a su concha, depilada excepto u pequeño triángulo en el pubis. Con mis labios separé los inferiores suyos. Hallé un clítoris pequeño y erecto, cuando lo apreté con mis labios, antes aún de morderlo, sentí su primer orgasmo, anunciado por gemidos y gritos.
UUUUUUUMMMMMMMM... AAAGGGGGGGGGG qué gusto, cómo me hacés gozar. Seguí comeme toda. Qué lengua mi amor. Haceme acabar de nuevo. Soy toda tuya para siempre.
Acabó por segunda vez antes de que retirara mi boca de su concha. La miré, estaba rosada y brillante por sus jugos y mi saliva.
La dejé calmarse mientras bebíamos y fumábamos. Ya mi poronga estaba otra vez lista para la acción. Y vaya si la tendría esa tarde.
Tela no habló, en silencio tomó la iniciativa. Yo me hallaba boca arriba con la verga señalando el techo. Con agilidad se puso a horcajadas sobre mí y se fue introduciendo mi poronga en su conchita, moviéndose apenas la iba acomodando para que le entrara con el menor dolor posible.
Sentía como su vagina me estrechaba la verga que entraba muy apretada, era delicioso sentir la carne de esa hembra joven y hermosa entera para mí.
Cuando la tuvo íntegra adentro comenzó a cabalgarme, ayudada por mis manos que le tomaban el culo y le marcaban el ritmo de la montada. Sus tetas se bamboleaban ante mi vista, agradecida por el espectáculo sin igual.
Con su primer orgasmo se desbocó, se puso frenética. Pujaba por tener más verga adentro, aunque ya la tenía toda. Yo retardaba de intento mi eyaculación para que ambos tuviéramos más placer. Conté en total tres orgasmos de Tela, a cuál más ruidoso.
Papito, la tengo toda adentro. UMMMMM Qué rica verga. AAAGGGGG. Es la mejor que he tenido, la más grande. Cojeme fuerte HAHAHAHAHHHHHHH, CÓMO ME HACÉS ACABAR Papi. No me la saques nunca. Cómo te movés. Me diste en el punto G. Seguí por favor, no pares. AAAAGGGGGGG.
Después de su tercer orgasmo recién acabé yo, menos leche que cuando me la mamó, pero un placer indescriptible. Tela se movía con una sabiduría innata, regida por su calentura y su placer.
Ese polvo pidió una ducha, que nos dimos juntos. Nos jabonamos mutuamente, y el correr de mis manos suavizadas por la espuma hizo que mi poronga se parara de nuevo. La abrazaba con la verga descansando entre sus nalgas, mientras le sobaba las tetas redondas y duras. Tomaba sus pezones entre mis índices y pulgares, estaban duros como hierro, y calientes.
De vuelta en la cama ella se tendió boca abajo. El espectáculo de su hermoso culo me deliró y se lo acaricié con pasión.
Sergio, sé muy bien que te gustan los culos, me lo contó Lu. A mí también me gusta que me cojan por el culo. A Carlitos no se lo he dado todavía, pero no va a ser mi primera vez. Me va a encantar tener tu vergota adentro del culo. Pero por favor, tené cuidado, ponémela de a poco, la tenés muy grande. Al principio me hiciste doler la concha.
No te preocupes linda, tu culo merece todos los cuidados del mundo. Gracias por ofrecérmelo.
Por cualquier eventualidad siempre llevo conmigo un pomo de gel lubricante. Lo puse al alcance de mi mano y empecé a lamer ese culo prodigioso. Separé las nalgas generosas y hallé un ano marrón claro con su anillo arrugado. Pronto mi lengua penetraba ese anillo fresco, oloroso a jabón, ya que había tenido la precaución de jabonarlo bien en previsión del futuro.
Unté de gel el ano. Coloqué mi mano izquierda debajo de Tela, estimulando con los dedos su concha y su clítoris. Con la derecha esparcí el gel en el sitio indicado y la penetré con el dedo medio, después de deslizarlo varias veces agregué el índice. Separé mis dedos en el interior del culo y los hice girar dilatando el ano y el recto. Tela empezó a moverse con gusto y emitía pequeños gemidos de placer. Ya era el momento justo.
Le puse una almohada bajo el vientre para elevar el culo y me coloqué en posición. Ella ayudó separando sus nalgas con las manos para ofrecer su agujerito. Me apoyé en la mano izquierda, y con la derecha apunté mi verga hacia el ano empujando con suavidad, entró medio glande sin dificultad. Lo difícil es siempre introducir la base del glande, la parte más gruesa de la verga. Para eso Tela colaboraba con pequeñas embestidas hacia atrás. La poronga ya no necesitaba ser sostenida con la mano. Me apoyé en la cama y entró toda la cabeza. Ella se quejó con un pequeño grito.
AYYYYY, no pares Papito, me duele pero me gusta. Enseguida se me pasa. Metémela entera. La quiero toda. Deshaceme el culo que es tuyo. Partime en dos. Rompeme toda.
La verga proseguía su entrada lenta y triunfal en el culo glorioso. Tela ya no se quejaba, pedía más, cada vez más. Cuando la tuvo toda adentro ella comenzó a moverse marcando el ritmo de la cojida. ¡ Y cómo se movía la pequeña! Su culo se meneaba como los chorros de agua de una fuente. Yo apoyado en ambos brazos aprovechaba para deleitarme con la vista de ese cuerpo que se movía al compás del polvo que le estaba echando.
Me recliné entero sobre ella para liberar mis manos que fueron a estimular la concha y la teta izquierda.
Papi, aplastame, destrozame, haceme acabar con el culo. Llename de pija. Volcame tu leche en el culo. Quiero tu enema. Culeame. Cojeme bien el culo.
Vino, entre gritos desaforados, su primer orgasmo anal. Esta vez fueron dos bien espaciados.
Paaaaaapiiiiii cómo me hacés gozar por el culo. Sos un geniooooooo. Dame más. Quiero más verga. Haceme acabar otra vez.
Con su segundo orgasmo no pude contener más el mío. Era demasiado el placer que me daba la pequeña con su culo. Acabé y se la dejé adentro hasta que se me ablandó, ella aprovechó ese tiempo extra para seguir disfrutando y haciéndome disfrutar.
Sergio, qué polvo que me echaste por el culo. Me rompiste toda, pero me hiciste gozar como nunca. Qué suerte que tiene mi suegra, ella coje con vos cuando quiere.
No creas nena, a veces hay otras que me dejan sin resto para Marta, pero ella es muy comprensiva. Además es mujer de un solo polvo por vez. Claro que en un polvo acaba como cinco veces.
Tonto, a mí me hiciste acabar dos veces con la lengua. Tres por la concha y dos por el culo. Siete orgasmos hasta ahora.
¿ Pensás seguir cojiendo?
Y claro, es temprano, nos quedan como tres horas más.
No quería desilusionar a la pequeña. Afortunadamente llevo siempre algunos comprimidos de Viagra. Me tomé uno y cambié el whisky por gaseosas.
Ocupamos las tres horas con variantes sobre lo que ya habíamos hecho. Volví a darle por el culo pero esta vez con ella boca arriba y sus piernas en mis hombros. A cuatro patas se la puse en la concha. Y me la chupó estando yo de pie y ella arrodillada.
Y el efecto de la pastilla mágica me duró hasta para echarle un polvazo a Marta que quedó bien conforme con sus cinco orgasmos.
Sergio.