La nueva Laura(4)

Más cambios

En pocos meses Laura se había transformado en una chica más llamativa. Si se exceptuaba lo evidente, seguia siendo una chica normal, del montón, pero gracias a sus pechos ahora atraía muchas miradas. Eso le hacía sentirse bien, aunque pronto comenzó a sentir cierta desazón, sin motivo aparente.

Estaba menos alegre que de costumbre, y aunque intentaba disimular, su familia y Raúl lo notaron. A todos les dió excusas, ella misma no sabía qué le deprimía.

Un sábado por la mañana estaba tumbada desnuda en su cama sin decidirse a levantarse, encendió un cigarrillo y se puso a hacer una especie de exámen de su vida, intentando descubrir por qué se sentía así.

Reparó primero en el cigarrillo que se estaba fumando. Fumar le gustaba, se sentía sexy al hacerlo. De hecho un compañero de trabajo le dijo que fumaba con gracia.

Pensó después en su relación con Raúl. Le quería, y además el sexo con él era genial, y no sólo eso, él le había dicho en más de una ocasión que en la cama era estupenda.

También pensó en su aspecto. Se gustaba mucho más a sí misma, le encantaban sus pechos y a pesar de algún comentario que escuchó no creía que fueran demasiado grandes. Algunos compañeros de trabajo le llamaban la tetona o la siliconada, pero no le importaba.

Luego le tocó el turno a sus nuevas amigas. Estaba convencida de que ser bisexual estaba muy bien. Ni siquiera se planteaba que estaba siendo infiel a Raúl. A veces iba de compras con alguna de sus amigas y si les apetecía acababan en la cama o en otros sitios, como un día en que comprando lencería ella y Olga acabaron comiendose los pechos la una a la otra en un probador.

A la vista de todo esto no conseguía saber qué le pasaba. Volvío a reconsiderarlo todo otra vez, y otra, y otra. Estuvo casi dos horas dandole vueltas a todo, y finalmente una idea se abrió paso en su mente. Ya sabía que éra lo que le pasaba y qué necesitaba.

Ahora que lo sabía se sentía algo mejor, así que fue al cajón donde guardaba sus juguetes, cogió un vibrador doble y comenzó a masturbarse. Se sintió un poco mejor.

Esa misma tarde Raúl fue a su casa. La notó algo más contenta y se lo dijo. Laura le contestó que se encontraba mejor y le invitó a tomar una copa. Cuando estuvieron cómodos ella le miró muy seria.

  • Raúl ¿tú me quieres?

Él pareció sorprendido por la pregunta.

  • Claro que sí.

  • ¿Harías algo por mí?

La expresión de Laura transmitía una mezcla de seriedad y preocupación, por la respuesta de Raúl.

  • S..sí, claro.

  • Es importante para mí, muy importante ... puede que...

Laura parecía indecisa, confusa.

  • Puede que te suene raro o una locura...

  • No te preocupes, ¿qué te pasa?

  • Necesito...verás... que alguien me dirija.

  • ¿Dirigirte? ¿quieres decir, ayudarte?

  • No, quiero decir, que quiero que controles mi vida.

Raúl estaba muy serio y Laura prosiguió.

  • He pensado mucho en ello, en lo que me hacía sentirme infeliz y ahora sé lo que es. Necesito sentirme, no, sentirme no, necesito estar sometida a alguien, no sirvo para ser libre.

  • ¿Quieres decir ser una especie de esclava?

  • Sí...no, una especie de esclava no, una esclava de verdad.

  • ¿Deseas vivir sometida?

  • Sí, bueno, no es un deseo, es que creo que no tengo otra opción, es una necesidad.

Raúl sonrió.

  • Creo que estás lista, póstrate perra.

El rostro de Laura se iluminó de felicidad e inmediatamente se postró frente a Raúl y así permaneció sin decir nada.

  • Lame mis zapatos.

Laura no se lo pensó y empezó a sacar brillo a los zapatos con su lengua. Estuvo haciéndolo un buen rato y tenía la lengua seca cuando le mandó parar. Ella permaneció postrada.

No sólo no se había sentido humillada sino que no paraba de pensar que eso era lo normal. Sintió una felicidad inmensa, pensaba que ser una posesión de Raúl era lo mejor que le podía pasar en su vida.

  • Creo que vas resultarme una cosa muy útil. Te usaré.

Laura se sintió aún más feliz al escuchar a Raúl hablarle así. Por un momento había temido que Raúl la rechazase.

  • ¿Cómo te sientes?

  • Muy feliz.

  • ¿Por qué

? - Porque mi...perdóneme, esta vida ahora tiene sentido

. - ¿Por qué me tratas de usted?

  • Es lo correcto...lo siento si le he...

  • No, está bien. Si tienes alguna duda sobre como debes actuar siempre puedes preguntarme.

  • Gracias.

  • Ahora me perteneces, eres mía, tu mente y tu cuerpo son mios.

Ella se sentía cada vez mas feliz, más realizada.

  • ¿Lo entiendes perra?

. Laura dudó sólo un instante antes de responder.

  • Sí. Soy su esclava,todo lo que antes era mío,incluso este cuerpo y esta mente ahora es suyo. Usted es mi dueño.

  • Muy bien. Te dejaré usar las posesiones que tenías antes, para que nadie note nada raro. Es muy importante que nadie se de cuenta de lo que eres. En público te portarás como antes.

  • Sí, lo entiendo, asi lo haré.

  • Reducirás tus gastos. Sólo tienes permiso para gastar en comida y pequeños gastos diarios. Cualquier gasto que supere los 100€ debe contar con mi permiso.

A Laura le pareció una orden de lo más lógica, al fin al cabo, el dinero que ella tenía y que ganase era de Raúl y podía hacer lo que quisiera con él.

Raúl estaba satisfecho con lo conseguido. Hacía algo menos de un año que murió un tío lejano suyo que no tenía descendencia y tuvo que acudir a casa del difunto a revisar sus pertenencias.

Su tío, además de médico, resultó ser un hombre con mucho éxito con las mujeres y Raúl encontró el secreto de su éxito en unos diarios. En ellos se describía una técnica de condicionamiento mental basada en hipnosis y sustancias psicotrópicas. Dicha técnica introducía recuerdos y pensamientos en el subconsciente que, finalmente acababan apareciendo y que si eran reforzados se fijaban.

Por desgracia, según su tío la técnica no funcionaba  con todo el mundo, pero por suerte su tío había anotado unas sencillas pruebas para ver la idoneidad de un sujeto. El resultado, aunque el sujeto fuera condicionable, era muy variable. En algunos casos solo se podían introducir ideas o inducir comportamientos más o menos sencillos. En otros, como había pasado con Laura era posible cambiar al sujeto.

A pesar de que pensaba que se trataba de delirios de un solitario, Raúl decidió probar con Laura. Hacía poco que estaban juntos y aunque ella era muy agradable, él pensaba que no durarían.

Una día, usó una de las sustancias que anotó su tío y comprobó que ella era bastante sugestionable. Seguía sin tenerlas todas consigo pero siguió adelante. Se le ocurrió haría fumar a Laura, algo que de ninguna forma haría ella voluntariamente.

La técnica consistía en, usando las sustancias indicadas por su tío, inducir una especie de trance para seguidamente hipnotizar al sujeto. Una vez tuvo hipnotizada a Laura le hizo creer que ella fumaba, le hacía imaginar cómo lo hacía. Repitió la sesión tres veces.

Esos falsos recuerdos quedaron en el subconsciente de Laura, había que hacerlos aflorar. Para ello, dejó el paquete de cigarrillos y el encendedor en casa de Laura, éstos hicieron ella recordase. Cuando vió que ella había empezado a fumar no se lo podía creer.

Un punto importante en la técnica de su tío era el refuerzo del comportamiento, de otra forma el condicionamiento se debilitaba. Dado que Laura fumaba, ella misma iba reforzandolo con cada cigarrillo.

Raúl decidió probar con el sexo, la condicionó para ser una aficionada al porno y que pensara que era una forma de mejorar en el sexo. Luego sólo tuvo que enviarle un email y el resto ocurrió automáticamente. Al igual que con el tabaco, ver las películas reforzó el condicionamiento.

Igualmente Laura visitó mentalmente muchos sexshops antes de entrar realmente en aquel donde se hizo con los juguetes que ella necesitaba. Esa necesidad había sido implantada por Raúl, lo mismo que la necesidad de experimentar con el sexo anal.

Todo marchaba a la perfección, hasta que ocurrió lo de los pechos. Raúl había inducido en Laura la insatisfacción por sus pechos, pero nada más. Ella decidió ponerse unos de entre los más grandes que encontró. Para su cuerpo, aquellos pechos eran muy grandes, se notaba que estaba operada. Raúl aprendió de su error que debía ser cuidadoso al condicionar a Laura y no dejar nada al azar.

La bisexualidad de Laura fue más sencilla. Ella se mostraba cada vez más receptiva al condicionamiento, además el porno que veía ayudaba en ese sentido. Raúl le dió el modelo de mujer que debía de gustarle, y cuando vió a María en la oficina recordó su nueva bisexualidad.

El proceso era largo, pero merecía la pena y decidió dar el gran paso. Ahora tenía a Laura postrada ante él, entregada y sometida, y contenta con su situación.

En los días siguientes tendría que reforzar el condicionamiento, le daría normas de comportamiento que al seguirlas reforzarían en su subconsciente la idea de que era la esclava de Raúl. Podrían ser cosas sencillas como por ejemplo, fumar un cigarrillo a las 12 del mediodía.

Al día, en la oficina Laura salió a fumar a pesar de que llegaba tarde a una reunión. Se fumó un cigarrillo y cuando lo terminó se dirigió a la reunión. Recibió una gran bronca por su retraso pero pensaba que había hecho lo que debía y lo haría todos los días, como le había ordenado su amo.

Raúl le hacía cambiar estilo de peinado, seguir una dieta vegetariana un par de días para luego dejarla, salir a la calle sin ropa interior. Cada orden que obedecía la hacía sentirse bien y, sin que ella lo notase, más sometida.

Un par de semanas después Laura llegó a casa, cerró la puerta. Vió a Raúl sentado en el sofá e inmediatamente se postró ante él, que le ordenó que besara sus zapatos. Ella obedeció y esperó. Cada gesto de obediencia, por pequeño que fuera, reforzaba su condicionamiento.

  • ¿Qué tal te va con las lesbianas perra?

  • Bien señor. He terminado las pruebas y, lo siento mucho amo, de todas sólo Olga y Lucía han resultado ser condicionables.

  • Estarás disponible siempre para ellas, debes aprovechar cualquier ocasión para empezar el condicionamiento, tal como te enseñé. No dediques tiempo a las demás. - ¿Amo,me da permiso para hablar?

  • Adelante

. - Hay una vecina nueva en el edificio, se llama Gema y creo que será de su gusto. Como usted ordenó aproveché la oportunidad y la invité a tomar algo hace un par de días, es condicionable

. - ¿Qué tal es?

  • Creo que es guapa, aunque no tiene mucho pecho

. - Eso se puede arreglar como hice contigo. ¿algo más?

  • Tiene novio

. - Te daré el guión que debes seguir con ella. Lo primero será hacer que se haga muy amiga tuya para que tengas fácil acceso a ella y luego que rompa con su novio.

Laura escuchaba con atención, como hacía siempre, la palabras de su amo.