La nueva iniciada

Una mujer es raptada en el ascensor de su casa por un vecino y cuatro amigos que harán con ella todo tipo de diabluras hasta que voluntariamente, después de disfrutar como una loca, se une al grupo y sus orgías.

Entré en el ascensor como todos los días, era y tarde y justo cuando se cerraba la puerta apareció mi vecino y cuatro amigos, así que no tuve más remedio que subir con ellos, para colmo estaban algo borrachos. Mientras subíamos empezaron a comentar cosas al oído entre ellos, de repente alguien me empujó contra el espejo del ascensor, mi cara estaba aplastada y como podía les gritaba que me soltaran, un nuevo empujón, y uno de ellos me dijo al oído te vamos a follar uno a uno.

No era posible me iba a violar mi vecino, y justo en ese instante empecé a notar manos recorriendo todo mi cuerpo, me sujetaban pero también me estaban sobando por debajo de la falda. Cuando llegamos al piso me cogieron entre todos y me llevaron dentro, me colocaron un pañuelo en la boca para que no gritara y me llevaron a una habitación en la que me ataron las manos, me colgaron del techo y me dejaron sola. Intenté soltarme, pero era imposible no podía hacer nada para escaparme, solo podía esperar. La habitación parecía un sex shop estaba llena de toda clase de artilugios y eso no me hacía pensar nada bueno.

Tras un rato aparecieron, se acercaron a mí y comenzaron a quitarme la ropa a tirones, primero el top, uno de ellos se puso ante mí y con sus manazas me sobaba las tetas lentamente, de arriba abajo en círculos y de repente cerró sus dedos dando un tirón con el que me lo arrancó de la fuerza que hizo comencé a balancearme, y esto les gustó y mientras me sobaban el culo me empujaban, como si fuera un columpio, y en medio del balanceo un nuevo tirón me quitó la falda. Me quedé sólo con el tanga, que lo aprovecharon para columpiarme, metiendo un dedo por el culo cogió el pequeño trozo de tela, para tirar de mí al hacer esto la parte delantera del tanga se metía por mi coño y me rozaba y esto me excitaba aunque yo no quisiera.

Cuando me dejaron completamente desnuda, me esperaba lo peor, pero no fue así se fueron todos al otro extremo de la habitación y se desnudaron unos a otros y empezaron a masturbarse entre sí, era impresionante ver a cinco tios mamándosela, pajeándose, y luego enculándose unos a otros fue increíble en un momento sacaron un bote de vaselina se frotaron bien las pollas y se fueron enganchando los unos a los otros, empujando los cinco a la vez, a mí me descolgaron y me tumbaron sobre un potro con las manos atadas al suelo y la cabeza hacia abajo, sentí como me acariciaban el culo, era algo que me aterraba nunca lo había hecho por ahí y ahora me destrozarían, noté como me besaban y me lo humedecían y por fin algo entró era algo delgado, un dedo, se movía dentro de mí, luego una nueva presión y otro dedo jugaba dentro y fuera, salieron los dedos y noté como algo nuevo quería entrar en mí, algo redondo, miré por entre mis piernas y vi unas bolas de madera a lo largo de un hilo, otra y otra, me las introdujeron todas, sentía como entraban y se acumulan en mi interior. De repente alguien gritó ya, y de un tirón salieron todas las bolas de mi interior, no pude dejar de estremecerme, apenas un segundo pero lo que sentí fue único.

Tras esto unas manos unas manos se agarraron a mis caderas, un poco más de vaselina, y perdí mi virginidad anal por un empujón de cinco hombres, algo salvaje cinco pollas metidas una el culo de otro y yo recibiendo los empujones de todos, me estaban violando y encima por el culo pero yo disfrutaba más que nunca, cada vez que la polla entraba era algo único no podía más que gemir y llorar de placer. Cuando estaban a punto de correrse me tumbaron en el suelo y uno a uno se fueron corriendo sobre mí, disfrutaba como nunca con el semen caliente cubriéndome, cuando terminaron todos me frotaron el cuerpo con el semen, el olor a sexo me cubría todo el cuerpo.

Pensaba que todo había terminado pero esto solo había comenzaron a sacar cuerdas consoladores, y más juguetes, una camilla de partos a la que me subieron, me colocaron las piernas en los soportes y quedé con las piernas levantadas y completamente abiertas, y empezaron a jugar conmigo, estaba tremendamente húmeda, y aprovecharon para meterme toda clase de consoladores, primero delgados y alargados que llegaron a lo más profundo de mí, mientras dos de ellos me obligaron a cogerles la polla con la mano, eran diferentes pero las dos tenían algo especial, una era gorda, pesada y muy oscura casi sin pelo, la otra más delgada y larga, rosadita con unas venas muy marcadas que se marcaban al rozarlas y los huevos enormes. Les pajeaba rítmicamente, sujetando con toda mi mano esos fenomenales falos.

Los consoladores hacían su trabajo, cuando aumentó mi excitación me metieron otro fino, ya eran dos, luego otro más grueso, una polla de goma muy flexible, pollas con puntas y salientes que se enganchaban en mi interior y me ofrecían sensaciones nuevas, uno tras otro fueron entrando dentro de mí hasta que probaron con una enorme que fue imposible que entrara completamente, así que decidieron probar otra técnica de una caja sacaron unas paletas de ginecólogo que me abrieron de par en par, al ponérmelas el frió del metal me hizo estremecer, cuando me abrieron del todo de un fuerte empujón me introdujeron aquel monstruoso consolador, me sentí mal por un momento y tardé mucho en acostumbrarme pero cuando lo hice mis paredes agradecieron un contacto tan completo y salvaje, pero de nuevo me lo quitaron no querían que tuviera un orgasmo.

Mi vecino se acercó a mi oído y me susurró, tenemos una sorpresa para ti ya que te gusta la sensación del frió, dicho esto cogió mi cabeza y me hizo mirar mi entrepierna, uno de ellos llevaba una polla de hielo y me la iba a meter, es algo indescriptible el calor abrasador del cuerpo frente al hielo, el coño que se contrae buscando el contacto de un miembro y rápidamente se dilata al sentir el frío.

Mientras disfrutaba con mi nuevo juguete me colocaron en una nueva situación, una especie de tumbona suspendida con unas cuerdas del techo, con la que mantenía la misma posición que la camilla, las piernas abiertas, una vez estuve cómodamente situada comenzaron a balancearme suavemente mientras uno de ellos se situaba entre mis piernas, preparó su enorme pene, y aprovechando el balanceo entró en mi coño contraído por el frió, la enorme barra me atravesaba y no podía hacer nada más que gemir y mover mis caderas para no perder ni un solo de los centímetros que me atravesaban. Mi cabeza quedó suspendida hacia atrás, cosa que fue aprovechada por uno de ellos para metermela en la boca, otra nueva experiencia una mamada cabeza abajo, estaba flotando en el aire sujeta por dos pollas, al menos eso me parecía a mí. Uno a uno fueron entrando todos ellos corriéndose repetidas veces y haciéndome tener infinidad de orgasmos. Cuando terminaron me dejaron dormir por unas horas, sólo un momento para coger fuerzas para una nueva sesión aun más salvaje, me penetraron por todos mis agujeros, todos ellos pasaron por todos mis orificios y de forma continua los cinco lo hicieron conmigo, mientras se la chupaba a uno otros me follaban por el coño y el culo y los dos restantes eran consolados con mis manos, a la espera de que uno de sus compañeros terminara en mi interior. Llegaron a dilatar tanto mi coño que llegue a tener dos miembros a la vez dentro de mí. Al final del día había realizado toda clase de posturas posibles con toda clase de tíos y aparatos.

Un timbre me despertó al día siguiente, unas voces femeninas se oían conversar, eran tres chicas jóvenes que entraron en la habitación y me llevaron a la ducha, y no pararon de besarme y sobarme, me sentía extraña tíos bien ¿pero tías?, cuando salimos de la ducha me tumbaron en la cama y me depilaron el coño, apenas me dejaron una fina línea, una de ellas sacó un maletín y mientras las otras me sujetaban me inyectó algo justo en el clítoris, me puse muy nerviosa y quise escapar pero ellas no paraban de decirme que me gustaría. Cuando terminaron me colocaron un cinturón de castidad que me impedía ver qué habían hecho. El día siguiente lo pase durmiendo hasta que vino mi vecino, te vamos a dejar ir pero quiero que sepas una cosa, si quieres disfrutar tanto como lo has hecho estos días no digas nada. Eso me dio que pensar, me habían violado pero la verdad es que no había follado tanto y tan bien en mi vida. Yo acepté pero con una condición que me quitaran el cinturón y me dijeran qué me habían hecho. Acepto yo también pero eso te lo dirán las chicas.

Las chicas me comentaron que querían ser mis amigas que ellas habían pasado por lo mismo y que estaban para ayudarme, me acompañaron a mi casa y allí me explicaron que me habían puesto un aro en el clítoris pero que durante una semana debía llevar dormida la zona, durante este tiempo me acompañaron en todo, eran mis amigas y me cuidaban como a una reina. Cuando llegó el día noté mientras dormía alguna molestia pero no le di importancia. Al levantarme me dijeron que irían de compras conmigo pues mi nuevo amigo podría darme alguna sorpresa, poco a poco la sensibilidad en la zona fue mayor, pero fue cuando caminábamos por el centro comercial cuando descubrí el propósito del aro, al caminar este se movía y era como si te estuvieran chupando el clítoris, parecía que me follaban me estaba corriendo en medio de la calle. El placer era tan intenso que de alguna tienda tuvieron que ayudarme a salir porque no podía evitar gemir . Debía aprender a convivir con esta nueva situación y a utilizarla cuando yo quisiera. Tardé en hacerlo pero cuando conseguí controlarlo era maravilloso podía tener un orgasmo solo con moverme, en cualquier sitio.

Pero esto no fue lo único que compartí con mis nuevas amigas, me enseñaron una variante del cinturón de castidad que me gustó mucho, era como unas bragas pero en su interior dos consoladores apuntaban a mis agujeros, podía sentirme follada mientras trabajaba, estaba en casa o paseaba por la calle, disfrutaba mirando fijamente a los hombres con los que me cruzaba mientras dentro de mí me moría de placer, era único sentarse en la silla del despacho dando un pequeño saltito para que mis consoladores entraran más en mí.

Cuántos orgasmos he tenido en la calle, soportando las broncas de mi jefe, o en un bar, y todo gracias a mi vecino y su vida secreta que ahora es la mía ya que ahora soy una más del grupo y aparte de participar en las orgías que regularmente montamos, me gusta salir a reclutar nuevos miembros.

(Tengo interés en intercambiar relatos y conocer vuestra opinión f_goyo@hotmail.com )