La nueva cadete en la marina

La Teniente Nuñez desde un Principio se sintio atraida por Camila.

Era el primer día de los nuevos cadetes en el buque, todos con las mismas caras de emoción por haber sido elegidos para el entrenamiento abordo.

Todos fueron dirigidos a sus camarotes y se les dio instrucciones para reunirse en el comedor pasada una hora para que conocieran a sus superiores y darles las primeras instrucciones acerca de sus labores.

Camila era de los cadetes más jóvenes con solo 19 años y debido al historial militar y naval de su familia fue que pudo ser parte del equipo que iba a tomar el entrenamiento a bordo.

De complexión delgada, tez blanca, grandes ojos color miel, y 1.65 de estatura apenas la mínima requerida para las mujeres fue asignada al camarote 35 con otras 3 mujeres cadetes.

Siendo una niña mimada fue un gran cambio de pronto tener que compartir un espacio tan pequeño con otras 3 mujeres que no concia, y sin el servicio al que ella estaba acostumbrada.

Su intención jamás fue tener una carrera naval o militar, si no seguir una carrera universitaria, terminada la preparatoria, pero por insistencia de su padre acepto hacer un curso de carrera naval y pasado un año podría regresar a la universidad.

Y así llego a conocer a sus superiores al comedor a conocer a sus superiores, ya uniformada en azul y blanco.

Y ahí mismo les asignaron sus primeras áreas de trabajo y los superiores a los que serían asignados y pasado un mes se realizaría la primera rotación para que conocieran todas las áreas del buque.

Camila fue asignada desde el principio al área de programación con la Teniente Núñez, una mujer de unos treinta y tantos, morena alta casi 1.80 pero delgada, de carácter muy fuerte, llevaba ya muchos años en la marina y era muy respetada en el medio, las ultimas 5 generaciones de marinos habían sido sus alumnos.

Ya en su oficina, se hicieron las presentaciones individuales y fue el turno de Camila:

-buenas tardes cadete

-buenas tardes teniente

-tu apellido me es muy familiar, eres familiar del capitán Gómez-Ramos?

  • si teniente, es mi papá

-espero que entiendas que no vas a tener ningún privilegio dentro del buque, por ese motivo, si entiendes, verdad?

-si teniente

-te voy a dar tu manual, el roll de uniformes dentro del buque, a mi me gusta que los uniformes estén impecables, el horario de desayuno, comida y cena, y también dentro de mi grupo hay 1 hora de ejercicio en el gimnasio, para mantener la condición, que es un poco difícil dentro del buque.

Siendo tú la única mujer que ha sido asignada a mi unidad, espero que entiendas que te voy a exigir más que al resto de los cadetes. Tienes que fortalecer tu carácter.

Por el momento todo el tiempo vas a estar en mi oficina, al pendiente de lo que yo necesite y para que vayas a las otras unidades a hacer lo que haga falta. Entendiste?

-si teniente

-puedes retirarte y regresas aquí en media hora en lo que termino de hacer las entrevistas.

-si teniente.

Desde un principio la Teniente Núñez, se sintió muy atraída por la joven, al grado que ella la escogió para su equipo cuando todavía no sabia quien era su padre, cuando lo supo tubo que contenerse, y no ser muy obvia en su actitud.

Así transcurrió la primer semana en la que la joven Camila se adapto a su nueva vida, y sus labores, y la Teniente le daba un trato lo mas cordial posible.

Hasta se quedaban platicando en el camarote de la teniente que era privado, en donde solo ella dormía, y pasaba su tiempo libre.

Una noche en la que terminaron de revisar el sistema, la Teniente la invito a su camarote para ver una película, y la joven acepto a pesar de que estaba muy cansada, pero no se atrevía en desobedecerla en lo mas mínimo, después de todo ella se había portado bastante bien, no le había dado trabajos muy duros, casi todo lo hacia en la oficina con ella, así que le convenía seguir manteniendo sus buenas relaciones con la teniente, y se podría decir que ya eran amigas, a pesar del difícil carácter que tenia la teniente.

-quieres un poco de vino tinto? Ofreció la teniente.

-si gracias, y creo que quedo un poco de prosutto en el frigo de ayer, voy a sacarlo.

-si gracias, que peli quieres ver?

-sorpréndeme! Ja ja ja

-bueno pues tenemos: Dr.Shivago, The west side of the story, Cleopatra.

-Uyyy!!! Pues la primera suena bien, pero es muy larga.

-la podemos ver en varias partes, por que seguro hoy no la terminamos de ver, mañana tenemos que empezar a trabajar muy temprano.

-bueno, quieres cacahuates?

-si gracias, aquí esta tu copa de vino.

-gracias.

La teniente ya no se iba a poder controlar por mucho tiempo mas, las últimas semanas había estado en contacto con Camila, todo el día y ella se había portado muy linda con ella.

Había pasado mucho tiempo desde que la Teniente se sentía de esta manera, y Camila era muy hermosa y siempre olía a perfume fresco y eso la ponía a mil, en especial cuando iban a gym, y la veía en esos shorts tan ajustaditos, y camiseta deportiva totalmente pegada a sus pechos, que resaltaban todas sus formas, cuando su ropa estaba totalmente empapada en sudor. Cuando la Teniente se masturbaba en las noches lo hacia pensando en la hermosa Camila, en todo lo que le podría hacer a ese cuerpecito, en la intimidad de su habitación.

Mientras veían la película, y al calor del vino la teniente empezó a recordar todas las fantasías que había tenido con Camila, y la empezó a observar y su tanga se humedeció de inmediato, no hacia más que desnudarla con la mirada.

-Teniente

-sabes que cuando estamos a solas puedes llamarme Glenda

-si, perdón es la costumbre. Creo que ya me voy estoy bostezando y tengo mucho sueño

-o.k.

Cuando la teniente la vio aproximarse a la puerta, se apuro para alcanzarla y cerrar la puerta antes de que ella saliera, y dejo a Camila muy sorprendida.

-¡Teniente! ¿Que pasa?

-dime Glenda, por favor

La teniente estaba muy nerviosa al tener su cara tan cerca de la de Camila, pero a la ves muy excitada con la situación.

-no quiero que te vallas, quiero que te quedes aquí conmigo.

Desde hace tiempo que me gustas y ya no puedo callarlo mas, ya no me puedo contener, quiero besarte, quiero que seas mía.

-pero Glenda, yo.

-shhhh!! La silencie con un beso, mientras me apoderaba de su cintura, con mis brazos.

Ella, se resistió al principio, pero después de unos minutos me respondió el beso, mientras la tenia de espaldas contra la puerta.

Poco a poco la fui soltando, para deshacerme de su camiseta y su brasier, y de inmediato me apodere de sus pechos, y poco a poco mientras los besaba note como esos dos hermosos pezones color café, se pusieron erectos, y ella reprimía sus gemidos, arañando la puerta y cerrando los ojos fuertemente.

Volví a subir a su rostro, y le acaricie el pelo, y la bese nuevamente, y le susurre al oído.

-todo va a estar bien, chiquita, no tengas miedo, relájate.

-es que nunca lo he hecho con una mujer, Glenda.

-siempre hay una primera vez, mi amor o es que a caso no me deseas.

-no lo se

-yo voy a despejar tus dudas.

Mientras le decía esto, deshacía el nudo de su pants y se lo baje con mis piernas mientras la seguía besando y ella ya estaba más relajada y respondía a mis besos con una ternura increíble que hacía que me pusiera cada vez mas caliente.

Regrese a ese hermoso par de senos que me ofrecía, para mamarlos, estrujarlos, mientras mi mano bajaba hasta su tanga y la empecé a recorrer por encima para sentirla, y estaba empezando a mojarse, y por fin escuche su primer gemido, e intento apartar mi mano de su sexo, y accedí, solo para arrodillarme ante ella y bajarle su tanga color negro y oler por primera vez su tesoro, no pude mas y me abalance sobre de el, a lengüetazos empecé a hacerlo mío, ella lo tenia perfectamente rasuradito, y me dejaba a la vista ese hermoso y apetitoso clítoris, para morderlo a placer, mientras la veía como se retorcía y se mordía los labios.

Y sentí como sus fluidos empezaban a emanar de esa misteriosa cueva, y la lleve hasta la cama para recostarla y desnudarme ante ella, que estaba sudando como nunca la había visto, mientras me apresuraba a quitarme el pants de encima le pregunte si le estaba gustando, y ella no podía ni hablar solo asistió con la cabeza y apague la luz principal, solo deje la lámpara del escritorio encendida.

En cuanto me acerque a la cama, ella me jalo del brazo y perdí el equilibrio y caí sobre ella, me susurro al oído, no dejes de besarme.

Inmediatamente lo hice y ella enrosco sus piernas con las mías y empecé a frotarme contra ella, hasta que sentí su clítoris, y arremetí con el, y no tardo mucho en tener su primer orgasmo. Se sacudió totalmente, me apretujo los brazos y apretó mas sus piernas contra las mías.

Le pregunte si le había gustado, y ella respondió que si.

-te prometo que lo que sigue te va a gustar muchísimo mas.

-hazme tuya, quiero ser tuya

-abre tus piernas-le dije en tono de orden a lo que ella obedeció inmediatamente.

Deje de besarla, y baje de inmediato a ese increíble tesoro que estaba completamente mojado, y empecé a chupar sus labios para que pudiera abrirla, y seguía masajeando sus senos con fuerza, mientras escuchaba sus gemidos.

-Glenda, lo haces delicioso, mmmm! Por favor no pares grrmmm!

Yo obedecí a sus indicaciones, y de pronto volvió a saltar a la vista su clítoris, estaba hinchadito, y lo mordí con delicadeza pero ella no lo resistió y arqueo su espalda y me jalo del cabello, con un gemido muy fuerte, y las piernas le empezaron a temblar, al instante se corrió en mi cara, se lo agradecí regresando hasta su cara para besarla y compartir sus fluidos con ella en un apasionado beso, mientras mis dedos buscaban la entrada de su cueva, y empecé a meterlos con cuidado, pero ella, se asusto, sentí de inmediato su reacción, me aparte de inmediato de ella.

-Que pasa cariño?

-nada, es que..

-mi niña, es acaso que eres virgen?

Ella se apeno, y volteo su rostro hacia la pared, de inmediato me recosté a su lado y la abrase y la volví a besar.

-no te preocupes mi amor, si tu no quieres no será esta noche.

-gracias, gracias por entenderme

-te adoro

Y así pasamos nuestra primera, de muchas noches juntas, y al día siguiente regresamos a trabajar con una sonrisa en el rostro, aunque me tuve que aguantar mucho para no besarla o tocarla en la oficina en frente de todos.