La nueva asistenta de don ramon

Annabella se levanto la teta izquierda y suavemente se la acerco a la cara del chaval, este depositó sus ya ardientes labios en la tibia masa de carne que se le ofrecía y acarició con la lengua aquel manjar que tan generosamente su dueña había puesto al alcance de sus labios.

LA NUEVA ASISTENTA DE DON RAMON   (PARTE 8)

.- Eleonora, creo que deberías pasar por la cocina para ver como lo lleva la criatura, me temo que estará algo descompasada.

.- Pero Ramón, si ha tenido un orgasmo espectacular.

.- Ya, ya.. y vosotros tres riendo.

.- Bueeeeeeeno, voy para allá un momento. Y cubriéndose de cintura para abajo con un transparente velo azul que no cubría nada se dirigió a consolar a la nueva doncella. Siempre le tocaba a ella hacer de hada buena.

.- ¿Puedo pasar?. Dijo en el portal de la cocina asomándose al interior de la estancia .

Ella estaba sentada de espaldas a la puerta con un pañuelo de papel en la mano, al oír su voz volvió la cabeza y asintió con la cabeza, Eleonora advirtió que la chica estaba llorando.

.- Pero que te pasa mi amor? Se acercó a ella por detrás y abrazándola por los hombros apoyó su cabeza contra su cintura y la beso dulcemente en el negro cabello.

Annabella al sentirse protegida rompió en un triste sollozo que le salía del alma.

.- Es…que …no..voy..a servir…para esto…Eleonora.

.- Hey, hey, hey…basta de llorar.  Eleonora hizo que se pusiera de pié y la mirara de frente.

.- Ya lo ha visto…Eleonora…a la primera de cambio y no puedo aguantar ni el primer round.  Contestó Annabella entre hipos.

.- Claro que vas a servir, eres una chica estupenda y es muy normal que te haya pasado esto en tu primer envite, te vas a acostumbrar y vas a ser una muy buena… asistenta de don Ramón , no me puedes fallar, él necesita tú compañía no puede estar todo el día en solitario leyendo libros y haciendo deporte .

.- ¿ Usted cree?. Había dejado de llorar.

.- Pues clao que si, faltaría mas pero tienes que dejarte llevar, no intentes poner freno a tú sexualidad, disfrútala, desnúdate de cuerpo y alma cuando creas que tienes necesidad de ello. Goza y haz que las personas que te rodean y te quieren gocen de ti, no te reprimas, grita si quieres gritar o está en silencio si así lo deseas, pero nunca dejes de ser tú misma, nunca repitas lo que has hecho hace un rato, ir en contra de tus propios instintos es malo. Repito, no te reprimas, disfruta del hermoso cuerpo que posees y compártelo con las personas que deseen este placer y tú sepas que no pueden hacerte daño. Y remarcando estas  palabras Eleonora la abrazó dulcemente y beso sus ojos todavía empañados en brillantes lágrimas. Después los sensuales labios de la amiga de don Ramón se fundieron en un beso largo y profundo con los labios de Annabella, que conmovida por las palabras de Eleonora correspondió apasionadamente a la tibia caricia abrazándose con mas fuerza a la desnuda mujer que en unos segundos había conquistado su corazón .

.- Venga, basta ya de lloriqueos y sensibilerías, dúchate y cámbiate de bata que esta que llevas esta hecha un moco y vamos a poner la mesa que en unos momentos va a llegar la paella.

.- ¿ En serio ustedes van a quererme? ,¿ a mí ?, si no me conocen.

.- Ya te queremos, de lo contrario no estarías aquí. Venga, venga, al baño. Y Annabella salió corriendo hacia su habitación preguntándose como podía ser que la quisieran. Daba igual, en fin aquella hermosa mujer la había tranquilizado y ahora se sentía con fuerzas para afrontar cualquier contratiempo que se le presentara.

Justo cuando Annabella  se calzaba las bragas, bueno en realidad no eran bragas, era  un escueto tanga color azul turquesa  prácticamente transparente adornado con unas mariposas a juego con el sujetador que a duras penas podía albergar los esplendorosos senos  de nuestra amiga, sonó  el zumbador del portero automático,  aquí estaba la paella pensó, alargó el brazo y cogió una de las batitas rosa que estaban limpias y colgadas en una percha detrás de la puerta de su habitación y  salió corriendo hacia la entrada mientras se iba vistiendo por el camino, abrió la puerta y efectivamente allí estaba el mozo del restaurante  con un voluminoso envase de cartón que protegía la ardiente paellera.

.- Buenos días, ¿es usted la nueva asistenta?,  don Ramón ha encargado esto para las dos y media. El chico debía tener 18 o 19 años, moreno y con el pelo muy rizado.

.- Si soy su nueva asistenta y me llamo Annabella, ¿te lo tengo que pagar? El chico no dejaba de mirar el escote de la bata de Annabella. Ella dirigió una mirada hacia donde apuntaban los ojos del muchacho y vio que con las prisas dos de los botones habían quedado sin abrochar dejando al descubierto una generosa porción de sus apetecibles tetas.

La primera intención fue abrocharse a la mayor rapidez, pero en un rápido flash recordó las palabras de Eleonora…” no intentes poner freno a tu sexualidad”… y desistió de hacerlo.

.- No, no, no te preocupes don Ramón tiene cuenta abierta en el restaurante, ¿quieres que te la lleve a la cocina?  Lamentaría mucho que te quemaras. A Esmeralda siempre se la entraba.

.- Vaya, ¿siempre se la entrabas a Esmeralda? Si que erais amigos. Pero en fin si no te molesta puedes pasar hasta la cocina.

.- Perdón, no me expresado bien, lo siento no quería decir esto….Y Annabella rompió en una cantarina carcajada.

.- No te preocupes hombre, ha sido una broma, ¿cómo te llamas?

.- Me llamo Enrique.

.- Pues anda Enrique, éntramela hasta la cocina, yo ya la serviré.

.- Ahora te estas riendo de mi Annabella.  El chico cabizbajo y avergonzado ya se dirigía a la cocina,  conocía el camino perfectamente.

.- Ja, ja,ja, ja, venga hombre una broma es una broma y Annabella juguetona le dio una suave palmada en el trasero.

.- Solo me falta esto, ufffff…¿sabes que te has olvidado de abrocharte dos botones del vestido?

.-  ¿ Te dan propina?... y  no, no me he olvidado, los llevo desabrochados para que los chicos traviesos como tú tengan dulces sueños por la noche.

.- No, don Ramón cuando pasa a pagar siempre se acuerda de nosotros. Ya habían llegado a la cocina y el chico dejó la paellera sobre un soporte de esparto que a tal fin estaba sobre la mesa de la cocina

.- Que bién, pues yo hoy te voy a dar una, me has pillado de buen humor y como he visto que te gustaban mis tetas voy a dejar que me des un besito en una de ellas.

.- No hablaras en serio, si haces esto me muero.

.- No quiero que te mueras, quiero que sueñes conmigo esta noche y te masturbes pensando en  lo que vas ha hacer. Y Annabella se desbrocho los tres botones que quedaban y se acerco al chico que no sabía donde ponerse.

.- Dios mío, que maravilla, eres una diosa.

.- ¿Cuál prefieres, la derecha o la izquierda?

.- ¿Y no puedo besarlas a las dos?

.- No, solo un beso y nada mas, quizás otro día.

.- Pues...la izquierda que esta mas cerca del corazón.

Annabella se levanto la teta izquierda y suavemente se la acerco a la cara del chaval, este depositó sus ya ardientes labios en la tibia masa de carne que se le ofrecía y acarició con la lengua aquel manjar que tan generosamente su dueña había puesto al alcance de sus labios.

.- Ya está, ya te puedes ir. Y apartándose en un rápido movimiento se abotono la bata y le dijo al tal Enrique, que todavía no sabía que le había pasado, que se largara con viento fresco que su jefe le debía estar esperando.

.- Hasta pronto Annabella, ya no podré vivir sin ti.

.- Ja,ja,ja,ja,, eres un tontorrón, hasta la próxima.

El chico desapareció y Annabella no podía dar crédito a lo que acaba de hacer, se sonrió y pensó que estaba aplicando instintivamente los consejos  que hacía unos minutos le había dado Eleonora.

Dio un vistazo a la piscina y todos estaban sentados a la mesa de jardín a la sombra de los altos sauces que se movían perezosamente al compás  de la suave brisa.

Sacó la paellera y se acercó al particular grupo, Eleonora había puesto la mesa y al acercarse vio que había cinco servicios de mesa preparados. Todos, al menos de cintura para arriba no llevaban ninguna prenda, hacía abajo, no lo veía porque el mantel era muy largo y ocultaba sus piernas.

.- Señoras y señores aquí está la comida, ¿esperamos otro invitado?

.- No, cariño este es tu sitio.

.- ¿Mi sitio? Señora Eleonora, yo como en la cocina.

.- Hoy no, hoy comerás con nosotros, deja la paella sobre la mesa que estamos muertos de hambre mujer y esto huele que alimenta.

.- Como diga señora. Así lo hizo Annabella, dejo la humeante fuente sobre la mesa e intento sentarse despacio frente al servicio  vacío

.- Annabella. Oyó como la llamaba don Ramón.

.- Si don Ramón, dígame. Y volvió a levantarse antes de aposentar el trasero sobre el asiento, creyendo que el dueño de la casa necesitaba algo.

.- ¿ No cree usted que debería ir vestida un poco mas a juego con lo que llevan puesto el resto de los comensales?

.- Pero, pero…don Ramón, si no llevan puesto nada…supongo

.- Efectivamente,  por esto se lo digo, ¿no querrá que nos sintamos incómodos?

.- No, por Dios don Ramón nada mas lejos de mi imaginación. Don Ramón se había levantado de la mesa y Annabella vio su desnudez en todo su apogeo.

.- Entonces… ¿me deja que la acompañe hasta la ducha y la ayudo a adecuar su vestimenta a la nuestra?. Chicos, empezad a serviros el arroz, que se pasa en seguida ¿vamos Annabella?.

.- Yo…si…claro…como usted diga don Ramón. Annabella no sabía donde ponerse, había quedado totalmente paralizada, su ojos no podían apartarse de los atributos de su jefe, que aun en estado de semi- flacidez, eran de un tamaño considerable. Noto como en un sueño que su mano se apoyaba en su hombro y la empujaba hacia la caseta.

Empezó a caminar como un autómata hacia la ducha dudando si sería capaz de hacer lo que le pedían, cosa lógica de todas formas ya que ella era la única que desentonaba del grupo.

Y en aquel momento volvió a recordar lo que le había dicho Eleonora …” no intentes poner freno a tú sexualidad, disfrútala, desnúdate de cuerpo y alma”… pues que así sea pensó Annabella y empezó a desabrochar la bata rosa antes de llegar a la caseta, notó como la mano de don Ramón se apartaba de su hombro.  Ya situada dentro de la ducha se dio la vuelta y y se deshizo de la prenda protectora, don Ramón tendió el brazo y la miró de arriba abajo sin pronunciar palabra únicamente la punta de su lengua humedeció sus labios mientras una sonrisa  de aprobación se pintaba en su rostro.

Annabella también le sonrió, dejo la batita rosa sobre el brazo tendido de su jefe y se quitó el sujetador turquesa dejando en libertad aquellas esplendorosas glándulas que al notarse libres iniciaron un sensual balanceo al ritmo de los movimientos de su dueña, plegó y dejo la prenda en un estante junto a las toallas limpias y con un gracioso contoneo de caderas se bajó las transparentes bragas, dejando al descubierto, bueno al descubierto ya casi estaba todo solamente el pequeño y negro triángulo de ensortijado y negro vello depilado con meticulosidad, pero bastante generoso que cubría su abultado pubis quedo a la vista de don Ramón.

.-  Es usted una belleza Annabella, ¿ me permite?. Don Ramón pasó al interior de la ducha y su verga rozó con suavidad las nalgas de nuestra amiga, que sintió una especie de descarga eléctrica que  le erizó el  vello de todo el cuerpo.

.- Si, pase. Se aparto unos centímetros y don Ramón abrió un pequeño cajón y le dio un suave y transparente  pareo de tul de un color indefinido.

.- Tenga, póngase esto en la cintura es lo que llevan las otras chicas, no se sentirá tan … desnuda.

.- Gracias, se lo agradezco, Se lo anudo a la cintura y ambos se dirigieron a la mesa, sentándose en sus respectivos asientos.

.-  Venga chicos que esta riquísima.  Y Eleonora les lleno el plato con la sabrosa paella de bogavante que todos degustaron regada con un buen tinto de la Ribera del Duero.

La comida transcurrió sin otro incidente digno de mención salvo los comentarios de rigor referidos en  elogios al cocinero y al buen vino del cual desaparecieron dos botellas en el transcurso de la comida.

Annabella retiró los servicios y trajo unos helados que ha tal efecto había comprado el día anterior.

Después del postre, los personajes de nuestro relato buscaron cada uno de ellos un buen sillón o tumbona para sestear un rato y digerir con calma la copiosa comida.

Annabella limpió la mesa de teca y colocó sobre ella los adornos de flores que daban al jardín junto a otros detalles decorativos un toque de buen gusto.

Puso los platos en el lavavajillas, y cogiendo una revista de la librería se sentó en uno de las mecedoras que estaban  mas cerca de la cocina.

Al sentarse se dio cuenta de que iba casi desnuda, y no se sentía incomoda en lo absoluto. Estiro las piernas sobre la mecedora y deshizo el nudo del pareo para que no le apretara el estomago, la fina tela se deslizó sobre los cojines de la mecedora dejando al aire libre los voluptuosos muslos de nuestra heroína.

El resto de los comensales dormitaban en sus respectivos lugares de relax que cada uno de ellos había escogido.

Abrió la revista y empezó a leer un  insulso artículo de algún personajillo famoso por sus apariciones en revistas y entrevistas televisivas, pero el Ribera del Duero empezó a hacer su labor de zapa y nuestra Annabella, quedó profundamente dormida sobre la mecedora acariciada por la suave brisa del mediterráneo.

Al principio creyó que estaba soñando y continuó inmóvil y con los ojos cerrados.

Una larga y húmeda lengua estaba lamiendo sus labios vaginales centímetro a centímetro, de arriba abajo y de abajo arriba, y al llegar al clítoris que por cierto en Annabella se había desarrollado casi como un pequeño pene, era mordido y estrujado por unos tibios labios que reforzados en su parte interior por los dientes de su propietario no paraban de morder hasta que el pequeño apéndice alcanzó un tamaño mas que considerable.

Empezó a abrir los ojos muy despacio, una melena rubia salía de entre sus muslos y sus movimientos de vaivén no dejaban lugar a dudas. Eleonora le estaba haciendo una comida de coño de reglamento.

Abrió un poco mas las piernas para facilitarle la labor, y en aquel momento se dio cuenta de que el colchón de la mecedora estaba en el suelo, alguien había desmontado la colchoneta del artilugio para que la dueña de la lengua que la estaba penetrando pudiera acceder con toda comodidad a  sus intimidades.

Eleonora se dio cuenta de que ella separaba las piernas y levantando la cabeza la miró a los todavía entornados ojos y con una encantadora sonrisa y le preguntó:

.- ¿Puedo seguir cariño?

.- No deseo otra cosa, pero también me gustaría darte placer, ¿por qué no te subes sobre mí y dejas que me deleite con los sabores de tu sexo al mismo tiempo que tu devoras el mío?  El tuteo  había salido de forma espontánea, ya habría tiempo para las formalidades.

.- ¿En serio? ¿no te molestara que mis maduros labios vaginales sean objeto de la  curiosidad de tu lengua, Annabella?.

.- ¿Molestarme?, ven date la vuelta y verás que hago yo con tus maduros labiosvaginales como los llamas. Se apropio de uno de los cojines de la mecedora y lo coloco debajo de la nuca para estar un poco mas incorporada y llegar  mas cómodamente al brillante y húmedo coño que ya estaba a menos de 10 centímetros de su cara.

El aroma acre de sexo de mujer caliente la envolvió y actuó sobre su cerebro cual si de feromonas se tratara, abrazó la cadera de Eleonora y con un suave movimiento hizo que el enorme y meticulosamente depilado sexo de la  madura mujer  se apoyara sobre su boca,  saco la lengua y empezó a mamar, morder con los labios, penetrar con la lengua rígida en aquella mojada cavidad, sorber ruidosamente los fluidos que segregaban aquellas rosadas carnes, gozando al mismo tiempo de la lengua que compitiendo con la suya se  metía en las partes mas sensibles de su vagina arrancándole gemidos de placer imposibles de contener.

Intentaba emular el precioso trabajo que Eleonora  estaba realizando en sus intimidades ya que aunque alguna vez se había acostado con alguna chica no poseía ni de lejos la experiencia que demostraba tener la estupenda hembra que sobre ella cabalgaba.

En un momento determinado y rozando ya casi el climax, noto como la lengua de Eleonora salía de su vagina y sin dejar de lamer su piel se regodeaba en su perineo  recorriendo la pequeña distancia que separaba la vulva del ano. Aquello fue mas de lo que sus sentidos podían aguantar.

Un intenso orgasmo la poseyó brutalmente, intento combar la espalda pero no pudo, el peso de Eleonora se lo impedía, entre espasmo y espasmo un pequeño chorrito de liquido espeso y transparente emergió de sus cavidades vaginales yendo a parar a la cara de Eleonora, esta no se inmuto en absoluto, al contrario recogió con la lengua todo el que pudo, puso los brazos debajo de las nalgas de Annabella y la levanto todo lo que pudo, metiendo una almohadilla debajo de sus nalgas, obligándola a doblar las piernas al máximo, en esta posición los dos agujeros de nuestra heroína, estaban casi en posición horizontal.

Eleonora, se acerco mas al ano de Annabella y abiendo al máximo el ojete con ambas manos deposito en él, el jugo aun tibio que portaba en la boca.

El fluido formó un pequeño charquito sobre la fina carne del gracioso y arrugadito  agujero, después procurando que no se derramara metió la lengua a fondo intentando penetrar el apretado esfínter, Annabella no sabía ni lo que le  estaba pasando totalmente abandonada al placer.  En aquel momento comprendió el porque de la frase que le había dicho Esmeralda … Cuando vayas a las reuniones con los señores ve siempre bien limpia y procura haberte dado una o dos  lavativas… cosa que había hecho aquella mañana siguiendo los consejos de su buena amiga.

Annabella gozaba como una ninfómana, e imitando a su “ partenaire” abandono la vagina y vulva de Eleonora y empezó a trabajar su culo.

Eleonora gimió de placer, pero siguió a lo suyo, intentar dilatar  poco a poco el esfínter de Annabella, lo estaba consiguiendo, las duras carnes se estaban ablandando, saco la lengua y fue introduciendo el dedo pulgar con el puño cerrado, el dedo entro sin apenas resistencia.

Annabella se volvió a correr, aquello era un placer continuo, una locura, un extasis detrás de otro.

Eleonora cambió de postura, aparto su coño de la boca de Annabella y se sentó sobre su  vientre, Annabella notó la cálida tibieza de la vulva de Eleonora sobre su ombligo y cerro los ojos intentando retener aquel tacto. Suss piernas volvieron a su pose inicial, es decir bien abiertas y con sus partes intimas mirando al tendido.

Notó como Eleonora metía esta vez dos dedos en su culo, tampoco encontraron resistencia, los fluidos que emanaban de su coño y se deslizaban hasta el ano ayudaban a la penetración, después fueron tres, Annabella se dio cuenta que los músculos de su esfínter estaban un poco mas tensos pero rápidamente se relajó, se dejo ir, no experimentaba ningún dolor solo placer, placer absoluto y sublime, oía el chup chup de los dedos de Eleonora entrando y saliendo de su ano y solo aquel sonido le pareció musica celestial.

Al cabo de unos minutos de mete y saca, noto como un líquido suave y oleoso caía sobre sus labios vaginales desde cierta altura, abrió los ojos y de pié casi tocándola con los pies diviso a Raulito vertiendo el liquido en su coño y la mano de Eleonora. Volvió a cerrar los ojos, que hicieran con ella lo que quisieran, sabía que no le harían ningún daño, solo deseaban gozar como ella misma.

Ahora eran los cinco dedos de la mano que estaban metidos en su culo, hasta los nudillos, los notaba como daban vueltas alrededor de sus nalgas.

Esto duro un par de minutos, después paro, abrió la boca y los ojos para protestar pero justo frente a ella vio a Eleonora que se estaba metiendo un enorme pene de silicona transparente en la vagina, se estaba ayudando con las dos manos  y lo metía y lo sacaba lentamente para que se lubricase con sus propios fluidos, el artilugio tenía dos cabezas una ya no se veía la otra apuntaba directamente al culo de Annabella, debía tener unos 50 centímetros de largo y unos 4 de grueso.

Annabella no lo dudó ni un segundo, agarró el consolador con ambas manos, intento relajarse al máximo y empezó a meterse aquel monstruo en las entrañas, el esfínter ya estaba preparado para la penetración, Eleonora había hecho bien su trabajo, a la cabeza o glande de silicona le costo un poquito, tuvo que intentarlo un par de veces, pero una vez atravesada esta barrera el mismo intestino succiono el juguete que se metió unos 20 centímetros ayudado por el impulso de las manos de Annabella que al sentirlo en su interior lanzo un tremendo rugido de placer.

.- Ohhhhhhhhhh, Diossssssss, agggggggggggggg.

.- ¿Qué te pasa mi amor?  Le pregunto Eleonora

.- Me siento traspasada, me siento rota, ¿Qué me habéis hecho?

.- ¿Te duele cariño?,  yo diría que te lo estas haciendo tu misma, pero ¿ verdad que es maravilloso?

.- Es brutal, quiero mas, mas

.- Pues acércate a mi que todavía hay mas de 15 centímetros fuera de nosotras veamos quien se los mete primero. Y culeando sobre el colchón se iba introduciendo el resto del juguete. Annabella para no ser menos hizo lo mismo hasta que el culo de Annabella y el coño de Eleonora entraron casi en contacto y el aparato desapareció por completo en el cuerpo de las dos mujeres.

Empezaron a besarse y sobarse las tetas, estaban rojas de pasión y el sudor perlaba todos los poros de ambos cuerpos, las lenguas entraban y salían de las bocas húmedas de ambas mujeres y las salivan se entremezclaban mojando mejillas, cuellos, tetas y pezones.

.- ¿ Me permites tiíta?  Raulito de pie junto a ellas, se estaba pajeando la verga que estaba en un estado de total erección. Ambas mujeres lo miraron y Eleonora sonriendo le dijo,

.- ¿ Que quieres sobrinito? ¿no ves que nos estamos follando la una a la otra?

.- Lo veo, y esto me ha puesto cachondo perdido.

.- Pues ahora estamos muy ocupadas, un vinculo nos une, ja,ja,ja,ja

.- Ya he visto el vinculo, ya, aunque ahora no lo veo, ja,ja,ja,ja

.- No se, no se, ¿tú que dices Annabella?

.- Veras Eleonora, yo creo que si se agacha un poco sobre mí puedo satisfacerle sin necesidad de prescindir del vinculo que nos une tan placenteramente, ja,ja,ja,ja,

.- Pues que así sea, venga Raulito, veo que con una mamada no te ha bastado hoy, veamos si tu verga resiste la boca y la lengua de esta espectacular doncella.

Y Raulito, arrodillándose dócilmente entre ambas mujeres, dejo que los rojos labios de Annabella abrazaran calidamente su empalmado miembro.

CONTINUARA