La nueva asistenta de Don Ramón (5)

A estas alturas Annabella, chorreaba como una esponja, su coño palpitante emanaba tibios fluidos que después de empapar totalmente la tirita del tanga, se fueron deslizando sin prisas pero sin pausas a lo largo de sus bien torneados muslos.

La nueva asistenta de don Ramón

Quinta parte

8,30 en punto. Don Ramón abre la puerta de la cocina. Las miradas de las dos mujeres inciden en la alta figura que acaba de aparecer. Pero no, no va desnudo. Anabella lanza un suspiro de alivio y la señora Esmeralda sonríe comprensivamente, Don Ramón no ha querido impactar negativamente en el subconsciente de su nueva asistenta en el primer día de clase, cubre su casi atlético cuerpo con una camiseta de algodón azul oscuro con una franja mas clara que le cruza el pecho y unos ajustados shorts a juego que le llegan hasta medio muslo. Un atuendo ideal para la practica de gimnasia que completa con unas deportivas también azules y calcetines blancos.

.- Buenos días Esmeralda, y buenos días....

.- Buenos días don Ramón, perdón permítame presentarle a Anabella Franchini que si usted lo permite va a sustituirme en las tareas domésticas como su asistenta.

.- Buenos días señorita Franchini, es un placer para mí saludarla y deseo que su estancia en esta casa sea agradable para usted. Don Ramón le dio la mano y al ver que ella ofrecía su rostro, él acerco el suyo y la rozó fugazmente en ambas mejillas.

.- Buenos días.... don Ramón. Una corriente eléctrica había sacudido el cuerpo de Anabella al sentir el contacto de la piel de don Ramón en su mejilla. Pero, ¿quién demonios era aquel macho con aquel pedazo instrumento que se adivinaba perfectamente bajo el ajustado algodón? ¿ donde estaba el anciano que ella había ido a cuidar? ¿porque su íntima amiga la había llevado engañada dos meses?

.- ¿Se encuentra bien, señorita Franchini?.

.- Si, si, perdone me encuentro perfectamente, pero esperaba...

.- Ahhh, ya veo, usted esperaba encontrarse un anciano con bastón, nuestra querida amiga Esmeralda la ha engañado, ja,ja,ja,ja,

.- Yo nunca le dije que usted fuera un anciano, don Ramón. Protestó Esmeralda.

.- Nooo, pero tampoco me corregiste cuando yo te hablaba de un señor mayor.

.- Bueno, señorita Franchini, si cree usted que no se va a encontrar cómoda conmigo...

.- Por Dios don Ramón, no diga usted esto, será un placer cuidar esta preciosa casa y ayudar en lo que pueda a su dueño, llámeme Anabella por favor, y siéntese que enseguida le servimos el desayuno.

Anabella, no era una persona tímida, y reaccionó con prontitud al primer impacto que le causo la personalidad de aquel hombre. En fin, la suerte estaba echada como dijo un célebre caudillo romano. Allí estaba y allí se quedaría si no la echaban.

Don Ramón desayuno lo que le pusieron las chicas, fruta, pan tostado con mermeladas y zumo de naranja.

.- Estupendo desayuno señoritas, y ahora si me lo permiten hoy toca hacer un poco de bicicleta, nos vemos en una hora mas o menos.

.- Hasta luego Don Ramón. Saludaron casi a dúo las dos mujeres y siguieron con sus trabajos en la cocina.

La señora Esmeralda le enseño a Anabella todos los secretos de la habitación mas importante de la casa, cuidados de los muebles, limpieza y todos los departamentos y su uso.

.- Tienes que ir con mucho cuidado Anabella, a Don Ramón le gusta que las cosas estén siempre en un mismo sitio.

.- No te preocupes que no se me va a escapar nada. Y libreta en mano la nueva asistenta de don Ramón iba tomando notas y apuntes de cada cosa que le iba enseñando su maestra y amiga.

.- ¿Qué te ha parecido tu nuevo jefe?

.- Eres mala Esmeralda, me has hecho quedar como una boba. Este hombre es un bombón maduro.

.- Yo te dije que era amable y simpático

.- Si, y también me dijiste que tenía sesenta y tres años..

.- Y los tiene, lo que los lleva muy bien.

.- Y tan bien, menudo pedazo de paquete, maneja el caballero.

.- Pues espera a vérselo en pleno apogeo.

.- ¿ Tú se lo has visto?

.- Por Dios Anabella, se lo veo cada día, lo mismo que vas ha hacer tú.

.- ¿ Tú crees que será capaz de desnudarse el primer día que trabajo en esta casa?.

.- Pues no lo se, Don Ramón es todo un caballero pero en esto del nudismo no tiene ningún tipo de complejo.

.- ¿Y se paseara en pelota picada por la casa, sin importarle nuestra presencia?

.- Mira Anabella, yo ya te avise de las costumbres de don Ramón, y me las aceptaste, ¿ si o no?.

.- Si…pero se me hace un poco raro.

.- Solo serán los primeros días, ya verás. Después no vas a darle ninguna importancia. Será de lo mas natural.

.- Y ahora Esmeralda, entre nosotras, ¿no te excitabas al verle desnudo y quizás con una buena erección, tomando el sol como si tal cosa?

.- Mira Anabella, voy a decirte una cosa que don Ramón me hizo prometer que no te lo dijera hasta el último día.

.- ¿Ah, si?...cuenta cuenta, me tengo que enterar de todo, si debo estar a la altura de mi predecesora.

.- Verás… claro que los primeros días me ponía cachonda perdida, tanto que a veces hasta me corría cuando le servia alguna cerveza o bocadillo en la piscina contemplando aquella hermosura de polla broceada y totalmente expuesta a los rayos solares, cubierta por una fina capa de aceite solar y mis fluidos se me escurrían de entre las bragas y se deslizaban por los muslos y piernas, ya puedes figurarte mi estado, y además estoy segura de que se daba cuenta y por la noche tenía que masturbarme como una loca.

.- Que fuerte..

.- Si, que fuerte como dices, al final tuve que ponerme unos protege slips gruesos para no delatarme.

.- Y con el tiempo se te pasó este ardor?

.- Que va…cada día peor… hasta que una noche de un calor insoportable, me descubrió, con el consolador dentro de la vagina y las piernas abiertas a mas no poder mirando una peli porno de las que me regala mi marido, y dándole al manubrio con todas mis fuerzas.

.- Que barbaridad Esperanza, y el hombre al verte en aquella postura se te acerco y te metió un polvo de reglamento.

.- Te vuelves a equivocar Anabella.

.- ¿Qué hizo? ¿ no me dirás que paso de largo?

.- Pues mas o menos, él había ido a buscar unas notas que hay en un trastero del garaje, creyendo que yo estaba dormida, cuando se dio cuenta de mi estado ya era demasiado tarde y se escondió como pudo en el trastero, cerro la puerta y espero a que me durmiera, paso dos horas dentro del cuartito.

.- Es marica…seguro

.- No es marica, es todo un señor, cuando creyó que yo dormía salió y volvió a su despacho, procurando hacer el mínimo de ruido aunque yo lo vigilaba y me di cuenta de todo.

.- Que zorra eres Esmeralda.

.- No soy zorra, aquella noche estaba caliente como una burra, no podía mas.

.- Y que hiciste?

.- Pues subir a su habitación a disculparme.

.- A disculparte? ¿Por qué?

.- Por haber hecho una guarrada en su casa

.- No me lo creo.

.- En serio, te lo prometo

.- Y el que te dijo?

.- Dijo que el que tenía que disculparse era él, por haberme espiado.

.- No puede ser verdad… estas personas ya no existen.

.- Pues si, don Ramón es así

.- ¿Y así acabó la cosa?

.- Nooooo, que va.

.- Ya me parecía a mí

.- Ni te lo imaginas, para que yo estuviera tranquila, me dijo que haríamos el juego al revés.

.- ¿Cómo que el juego al revés?

.- Si mujer, que él se masturbaría y yo lo espiaría.

.- ¿ Y accediste?

.- ¿Tú que crees?

.- Wauuu, con los ojos cerrados.

.- Pues yo los tenía bien abiertos, y pendientes de aquella maravilla que se retorcía entre sus piernas.

Y Esmeralda le contó a su amiga con pelos y señales, el primer polvo que echo con don Ramón. ( ver parte dos de este relato)

.- Joder…y fuiste tú el que le pidió que te la metiera.

.- Si…siempre tengo que ser yo, él nunca lo pide.

.- ¿Cómo que nunca lo pide? Es decir que este polvo no fue el único.

.- Que va, fue el primero de una larga serie que ha durado todo el tiempo que he estado a su servicio, hasta el jueves pasado que fue él último. Y por el culo además, ya sabes como me gusta.

.- Esmeralda…estoy aturdida. Nunca lo hubiera creído.

.- Chica, ya sabes como la tiene mi marido y una no es de piedra, y don Ramón me ha dado la felicidad sexual y la estabilidad que necesitaba.

.- Uffffff, no se que decirte, pero si tu lo afirmas… te creo.

.- Te lo he contado para que estés al corriente de lo que pasa y ha pasado en esta casa y seguirá pasando.

.- No creo que nunca se repita este caso conmigo.

.- Allá tú, todo esto te perderás, porque puedo asegurarte que don Ramón folla como un dios.

.- Esmeralda, nunca voy a pedirle que me eche un polvo.

.- Nunca digas de esta agua no beberé. Pero en fin sigamos con nuestra tarea que con cinco días tienes mucho que aprender.

Estaban arreglando la habitación de don Ramón cuando este aparecio por la puerta del garaje.

.- Hola chicas. Saludó alegremente el propietario de la casa y dirigiéndose a la ducha de la piscina, se metió debajo de los chorros del agua fría después de despojarse del traje de deporte.

.- Annabella.

.- Dime, Esmeralda.

.- Coge unas toallas del cuarto de plancha y acércaselas a Don Ramón, que ahora que me acuerdo se han terminado en el armarito de la ducha de la piscina.

.- ¿Cómo que le lleve unas toallas?. Si está en pelotas.

.- Pues por esto te lo digo, para que empieces a acostumbrarte a verlo tal como vino al mundo y que él se vaya relajando y se te muestre tal como es, que tiene todo el derecho de hacerlo ya que esta es su casa.

.- Eres mala Esmeralda, además seguro que no vino al mundo con la tranca que ostenta ahora.

.- No, seguro que no, pero puedo asegurarte que era un bebe muy guapo.

.- ¿Y como sabes tú esto?

.- Porque me ha enseñado fotos; y venga menos cháchara y a trabajar que para esto te pagan.

.- Vale, vale, ya voy. Y cuando estaba en la puerta de la cocina Esmeralda le dijo:

.- Ah, y no te asustes cuando se ducha normalmente se masturba, el gel le pone cachondo, y cuando esta cachondo no para hasta relajarse con una buena paja…si no tiene otra cosa a mano.

.- Pero… pero serás zorra, todo esto no me lo habías contado, yo no voy.

.- Annabella…todavía me falta contarte algunas cosas mas, a cual de ellas mas fuerte y dentro de cuatro días me voy, así que tienes que decidir ya, aceptas y te quedas con todas las consecuencias ( ya no eres una niñita inocente), o te largas y yo llamo a otra chica que tengo en cartera.

.- Esmeralda, no te enfades, pero tienes que comprender que estas situaciones no son del todo normales.

.- Lo se, sobe todo para una persona que llega de afuera y no sabe lo que se cuece detrás de estos setos, pero créeme, a la larga lo vas a pasar muy bien y vivirás sin ningún problema, solo es acostumbrarse.

.- Bueno…allá voy, que pase lo que tenga que pasar.

.- Annabella, te repito una cosa, solo pasará lo que tú quieras que pase, ni mas ni menos.

.- Ya se, ya se…nunca me tocará si yo no se lo pido… copiado.

.- Venga mujer, que solo es un hombre mas, muy educado esto sí, pero un hombre maduro al fin y al cabo.

Annabella, armándose de valor, se dirigió al cuartito de la plancha que estaba junto al garaje y cogiendo unas toallas se encaminó hacia la ducha de la piscina que estaba junto a unas hermosas enredaderas allí donde acababa el embaldosado de la piscina y empezaba el jardín.

El cubículo era semicircular con una parte recta, que se elevaba unos dos metros y en ella estaban anclados la ducha, un aplique para una luz y un pequeño mueble apartado del chorro de agua donde se guardaban las toallas que se usaban en la piscina, en la parte circular el murete solo se elevaba unos 30 centímetros del suelo, el resto hasta ganar la altura de la parte recta, era un cristal curvado transparente ligeramente coloreado en verde, a través del cual podía verse a la perfección a quién estuviera en su interior.

En aquellos momentos don Ramón se estaba enjabonando la cabeza a conciencia y sus ojos estaban cerrados.

Todo el alto y atlético cuerpo del "anciano", rebosaba espuma por todos lados, incluida la enorme verga que sobresalía de entre las musculosas piernas como si de un ariete se tratara, poseída por una tremenda erección. Un precioso glande púrpura, asomaba tímido de entre las burbujas del gel, pidiendo a gritos que alguien se ocupara de él.

El primer pensamiento de Annabella fue abalanzarse sobre aquella verga y comérsela se un solo bocado aunque dudaba mucho de que el diámetro de la susodicha, le permitiera realizar tal acción, pero pudo mas su sensatez y un tímido:

.- Don Ramón. Escapó de sus trémulos labios

.- Si Annabella. Contesto el nombrado sin abrir los ojos ni dejar de frotar su canosa cabellera, haciendo caso omiso a su desnudez y sin alterarse lo mas mínimo por la presencia de su nueva asistenta.

.- Usted perdone que le moleste don Ramón, pero a Esmeralda se le olvidó reponer toallas en el mueblecito de la ducha y va a necesitarlas.

.- Por favor Annabella, no me molesta en absoluto pase usted y colóquelas en los anaqueles.

.- Gracias, es solo un segundo. Annabella fue colocando las toallas en su sitio sin dejar de admirar aquella hermosa pieza de escultura que latía a escasos centímetros de su cuerpo.

.- Ya está don Ramón ya me voy, vuelvo a pedirle disculpas por la interrupción.

.- No se preocupe mujer, ya se irá acostumbrando a nuestra forma de ser.

.- Si, supongo que sí.

Al salir ella, don Ramón abrió la ducha a tope y fue quitándose el jabón del cuerpo. Annabella se iba alejando hacia la casa sin dejar de mirar disimuladamente hacia la ducha, las manos de nuestro amigo Ramón ayudaban al agua a despojarse de toda la espuma que cubría el cuerpo y al llegar a la verga y los testículos, frotaron con suavidad por todos los pliegues de la piel incluida la raja que separaba las escuetas nalgas, entreteniéndose quizás mas de lo debido en desalojar de espuma el pequeño agujerito que llamamos ano, mientras que con la otra mano y con la escusa de desprender por completo el jabón, manoseaba con cariño sus voluminosos atributos consiguiendo que la erección llegara a su punto máximo.

A esta alturas Annabella, chorreaba como una esponja, su coño palpitante emanaba tibios fluidos que después de empapar totalmente la tirita del tanga, se fueron deslizando sin prisas pero sin pausas a lo largo de sus bien torneados muslos.

Corrió como una poseída hacia el baño que estaba junto al cuarto de plancha, cerro con el pestillo, despojose de la batita rosa que le había comprado Esmeralda, se sentó sobre el w.c. sin quitar la tapa y con las pierna abiertas y bien estiradas se apartó con una mano la estrecha tira de tela azul celeste que apenas cubría sus labios vaginales e introdujo con fuerza tres dedos de la otra mano en su vagina moviéndolas en todas direcciones, buscando el orgasmo de una forma desesperada.

Prácticamente podríamos decir que el resultado de la introducción de los dedos en su vagina fue el desencadenante de la tremenda e inmediata explosión de placer que experimentó nuestra querida Annabella, sus piernas se tensaron un poco mas apoyándose con los talones en la pared que había frente al inodoro, los dedos de los pies doblados con fuerza hacia delante, su nuca se apretó contra la pared trasera como si quisiera echarla abajo, con las dos manos se abrió la vagina de par en par y sus ojos en blanco miraban sin ver el techo del pequeño aseo.

Un pequeño y viscoso chorrito emanando a borbotones de su sexo se iba derramando sobre la tapa del inodoro, mojando sus nalgas e impregnándolas del inconfundible aroma de hembra en celo.

Al mismo tiempo un desgarrador y ahogado gemido salía a través de los entreabiertos labios desde lo mas profundo de sus entrañas.

Los espasmos duraron lo que tardo el chorrito en extinguirse, apenas unos quince segundos pero a Annabella le parecieron horas, después…un relax total la invadió, quedó espatarrada sobre el inodoro sin ganas de moverse para nada.

.- Annabella ¿te encuentras bién?

La voz de su amiga sonando al otro lado de la puerta del aseo la sacó del agradable sopor en que se encontraba, devolviéndola al mundo real.

.- Si, si Esmeralda me encuentro bien, perdona he tenido una ligera indisposición intestinal, ahora mismo salgo.

Se recompuso las bragas, totalmente empapadas de sus fluidos, se vistió con la bata rosa y con una fregona que por suerte estaba en el cuartito, limpió el charco que decoraba la blanca tapa del sanitario.

.- Me ha parecido oír como te quejabas y como corrías hacia el aseo.

.- Si, supongo que algo me ha sentado mal, provocándome estas molestias.

.- No te preocupes, esto se te pasara en unos días, a mi me sucedió lo mismo hasta que me acostumbre a la nueva comida.

Annabella miró a los ojos a su amiga y creyó detectar en ellos una picara sonrisa que no se traducía a los labios en absoluto.

.- ¿ Te estas burlando de mí, Esmeralda?

.- Noooo, por dios Annabella, ¿porque habría de burlarme?, estas cosas pasan, cambio de costumbres, cambio de comida, tensión por realizar bien el trabajo, y tantas otras cosas que remueven nuestras costumbres. Voy a tenerte a dieta hasta que me marche.

.- Bueno ya veremos, si me encuentro bien no veo el porqué de la dieta.

.- Como quieras, vamos a terminar con la cocina.

.- Vale. Annabella procuraba alejarse lo mas que podía de su amiga pero estaba segura de que ella no tardaría en notar el aroma que emanaba de entre sus piernas y nalgas. Tendría que escaparse otra vez al baño con la excusa de la indigestión, para poder ducharse y cambiar su ropa interior.

La semana pasó en un santiamén, Annabella había tomado nota de todas las instrucciones que la señora Esmeralda le iba dando, donde se guardaba la ropa, como la quería plegada don Ramón, comidas que mas le gustaban, las cosas que nunca tenía que hacer, don Ramón por su parte, seguía sin aparecer desnudo totalmente, cosa que extrañaba mucho a la señora Esmeralda, pero lo atribuyó posiblemente a la falta de confianza con Annabella o a encontrarse un poco tenso por estar las dos en la casa.

En fin aquella era su casa y que hiciera lo que mas le viniera en gana, la señora Esmeralda ya había terminado su misión, enseñar a la nueva asistenta, bueno casi, le faltaban unos temas para explicarle y a propósito lo había dejado para lo último.

El sábado a las seis de la mañana llegaría su esposo para llevarla al aeropuerto y su vida cambiaría totalmente.

Don Ramón no estaba en casa les dijo que iba a un concierto con unos amigos y que no volvería hasta las once o las once y media y que cenaría en la ciudad con ellos.

Cenaron pues ellas dos solas y después de arreglar la cocina la señora Esmeralda le dijo a Annabella que le tenía que informar de unas cuantas cosas que faltaban por aclarar para que su estancia en aquella casa fuera totalmente inequívoca y ella debía estar al corriente de todos los entresijos.

.- Vamos a sentarnos un rato en las tumbonas junto a la piscina el calor aquí dentro es insoportable, y allá estaremos mas cómodas. Realmente hacía mucho calor, las batas rosa de ambas mujeres daban buena fe de ello ya que unas grandes manchas debajo de los sobacos oscurecían el rosa del uniforme.

.- ¿Todavía me faltan cosas para aprender? Vaya creí que ya lo sabía todo.

.- De la misa, la mitad Annabella ¿vienes?

.- Enseguida, pongo el lavavajillas y salgo ya, aquí no hay quién aguante. La cocina era la única habitación de la casa sin aire acondicionado y toda la tarde le daba el sol.

La señora Esmeralda salió al jardín y se dirigió hacia las tumbonas.

Annabella puso la máquina en marcha y salió a los cinco minutos, dirigiéndose hacia las tumbonas para escuchar a su amiga.

Pero Esmeralda no estaba sentada, oyó correr el agua de la ducha y allí estaba su amiga debajo de los chorros del agua tibia que salía por la regadera.

.- Ven Annabella nos asearemos un poco, antes de hablar. La húmeda y única prenda que cubría el sudoroso cuerpo de la menuda mujer estaba tirado en el suelo a unos metros de la ducha. Annabella se dirigió hacia el cuartito donde Annabella empezaba a enjabonarse.

.- Pero Esmeralda, ¿que haces aquí? ¿ don Ramón te deja usar esta ducha?

.- Acércate corazón, desnúdate y enjabóname la espalda y el culo, que me sudan hasta los pelos de la cuquita.

Annabella no se lo pensó dos veces, desabrocho los tres botones que quedaban por desabrochar y quitándose la batita la dejo sobre la de su amiga, su cuerpo húmedo por el sudor brillaba a la luz de los faroles del jardín.

.- Que buena estas Annabella, eres preciosa.

.- ¿Tú crees? Y contoneándose y riendo dio una vuelta completa para que su amiga la contemplara en toda su esplendorosa desnudez.

.- Venga pasa y frótame la espalda con esta esponja, que mañana no tendré tiempo de ducharme, y no te preocupes por la ducha puedes usar todo lo que quieras de esta casa, siempre que lo dejes igual de limpio de cómo estaba.

.- ¿Todo?, ¿todo?

.- Si todo, todo incluso unas cosas que ahora te enseñaré, venga empieza ya.

.- Voy, voy. Y Annabella cogió la enjabonada esponja y no dejó ni un rincón del cuerpo de la señora Esmeralda sin atender, allá donde la esponja no entraba, los dedos de nuestra nueva asistenta proporcionaban la limpieza necesaria. Los pezones de la señora Esmeralda ya acusaban el frenesí limpiador de Annabella, su tamaño ya se había multiplicado por tres abultando mas, casi que las mismísimas tetillas de nuestra amiga.

.- Joder Esmeralda, como se te ponen los pezones, dan ganas de morderlos.

.- Si hija, si, las tetas poco me abultan, pero a tamaño de pezón, pocas me ganan. Y sus dedos empezaron a jugar con los resbaladizos apéndices mamarios.

.- Oye, ¿te hago el culito también?

.- Si por favor, ya sabes lo que me gusta que me lo penetren.

Y la señora Esmeralda se apoyo con ambas manos en el petril y abriendo las piernas ofreció a Annabella su ojete para que ella no encontrara dificultades en la penetración.

Annabella paso la esponja bien aprovisionada de gel por el arrugado agujerito, después, metió suavemente un dedo, que entro sin ninguna dificultad en la oscura cueva, lo metió y saco unas cuantas veces, la cosa empezaba a dilatarse, metió dos dedos, y la misma operación mete y saca tres o cuatro veces después tres, la señora Esmeralda empezaba a gemir, se apoyó solo con una mano y con la otra empezó a frotarse el clítoris furiosamente.

.- Mas, Annabella, dame mas.

Annabella puso los dedos de la mano en una posición, como si fuera a coger un poco de sal, metió las cinco yemas en el dilatado esfínter y empezó a rotar suavemente, el agujero empezó a abrirse mas y mas cediendo a la presión del brazo de Annabella.

.- Aaaaaagggggggggg, ¿Qué me estas haciendo guarra? . Annabella sonrió al oír el cariñoso insulto, sabía que su amiga reaccionaba así al ser penetrada analmente.

.- Te voy a meter toda la mano, zorra, ¿Qué digo la mano? Te voy a meter todo el brazo.

.- Siiiiiiiiiiiiiii, métemelo. Annabella apretó un poco mas y pasaron los nudillos, ya estaba, ahora pasaría todo el antebrazo. Con la otra mano pellizcaba los enormes pezones de la señora Esmeralda que al sentir la presión del brazo de su amiga dentro de sus entrañas empezó a gritar como una loca.

Annabella, suavemente cerró el puño dentro del intestino de su amiga y muy despacio para no dañarla empezó a meter y sacar el brazo.

Así estuvieron por espacio de unos minutos bañadas por el agua de la ducha que arrastraba consigo cualquier impureza que saliera del dilatado culo de nuestra querida señora Esmeralda.

Además ella ya tenía prevista aquella despedida y aquella mañana después de hacer sus necesidades fisiológicas, en la misma bañera se había metido dos lavativas bien profundas para lo que pudiera pasar, era lo mismo que hacía cuando esperaba que don Ramón envainara en su culo la tremenda estaca de la que era propietario.

.- Annabella, mi amor, voy a correrme, sácalo, despacito, asi, aaaaaaaggggggg me voy cielo, me voy, y cayendo de rodillas sobre la madera de teca de la ducha empezó a correrse como una loca, los fluidos que salían de su vagina se mezclaban con el agua y casi se desmaya. Annabella que le estaba lamiendo los pezones después de sacar el brazo del tremendo culo de Esmeralda tuvo que sujetarla con fuerza para que no rodara por el suelo.

.- Esmeralda, ¿estas bién?

.- Si, si, ya me recupero, uuuuf, que intenso Annabella.

.- Me asustas con estos orgasmos Esmeralda.

.- No te preocupes, ya paso, esto ha sido mi despedida del sexo, ja ja ja ja

.- No digas tonterías mujer. Ya encontraras a alguien que te ayude.

.- Dejemos esto, venga agáchate, que no te llego, ahora me toca a mi enjabonarte, jajajajaja.

Esmeralda sabía como dar placer a Annbella, la enjabono a fondo entreteniéndose en las esplendorosas tetas, metió los dedos entre los labios vaginales frotando y frotando hasta que la tuvo a punto de caramelo, quito todo el jabón y cerro el agua, hizo que se sentara sobre el borde de la pared que bordeaba parte de la ducha y apartando los macizos muslos la obsequio con una tremenda mamada, la lengua de Esmeralda se metía por lo menos cinco o seis centímetros en el interior de la vagina de Annabella, entraba y salía de la tibia cavidad como si de una pequeña polla se tratara, y Annabella se derritió al contacto de las caricias lingüísticas, el orgasmo le llego, poco a poco pero implacable, intento apartar la cabecita de Esmeralda de su coño, pero ella no se dejo, siguió y siguió mamando hasta que los fluidos de su amiga llegaron a su boca, Annabella se corría a fondo, el espeso y tibio elixir no paraba de manar, lleno por completo la boca de Esmeralda, esta al ver que no podría con toda la corrida tragó lo que tenía en la boca y siguió chupando, hasta que por fin el liquido paro de fluir, hizo que Annabella bajara del murete y abrazándola con fuerza la beso en la boca, los fluidos pasaron a la boca de su amiga, después otra vez a la suya, hasta que por fin disuelto entre la saliva de ambas mujeres atravesaron las gargantas y se hundieron en las interioridades de ambas mujeres.

.- Esmeralda, Esmeralda que buena amiga eres- Y estampo otro largo beso en los labios de su mentora .

Esmeralda abrió la ducha otra vez y el agua purifico los dos cuerpos femeninos, tan dispares el uno del otro pero tan afines en proporcionarse mutuo placer. Se secaron la una a la otra y totalmente relajadas y desnudas se sentaron en sendas tumbonas disfrutando de la suave brisa marina que acariciaba sus cuerpos.

.- Annabella, ahora escúchame con atención tienes que asimilar una serie de acontecimientos que a mas tardar empezaran a suceder la próxima semana.

.- Escucho y asimilo ¿es algo malo?

.- Yo diría que no, pero en fin tú ya juzgarás.

Lo que explico Esmeralda a Annabella, lo tendremos que leer en otro capítulo de este relato, este ya es demasiado largo.

Continuará