La nueva arrechura de mi madre

Mi madre una mujer que pocas veces a disfrutado su sexualidad, encuentra en mí, al semental que le apagué ese calor femenino.

LA NUEVA ARRECHURA DE MI MADRE

Me permito contarles esta historia, basada en mi actual forma de vida y junto a la mujer que me ha dado el existir.

Yo me llamo Luis y tengo 23 años ahora. Mi madre se llama Laura y es una mujer a la que la naturaleza bendijo con toda su eficacia. Ella actualmente tiene 42 años, siendo de 1.69, tez clara, una linda cara con algunas pequitas, sus ojos verdes muy lindos, un cabello largo rubio natural, un cuerpo fibroso producto de varios años en gimnasio en casa y en especial una linda colita, verdadero manjar que la propia ambrosía.

Cuando mi madre tenía 18 años conoció al contraste de su vida, mi papá.  Ya que esté era un tipo ya entrado en los 30 años, gordo, chato, de aspecto desarreglado, pero tenía un patrimonio económico muy atractivo. Cómo se dice “billetera mata galán”, y al final mi madre se unió a él, y al año siguiente nací yo, la cual fui el premio mayor para ella, ya que, al dedicarse a mi cuidado, dejó de atender al pesado de mi padre y desarrollar su faceta de progenitora.

Crecía al lado de mi mamá y también de mi padre, pero había ocasiones en que este me miraba con mucha cólera, ya que, por mi culpa, siempre le decía a ella que “eres más mamá que esposa”. En una de sus tantas peleas, ella, a solas por supuesto, murmuró:

_ EL DÍA QUE TE SAQUÉ LA VUELTA, SERÁ CON UN VERDADERO MACHO, PERO EN LA CAMA. YA QUE EL RESTO LO TENGO CONTIGO.

Yo no entendía bien que quería decir mi madre con estas palabras, pero lo entendí cuando en una ocasión (dos meses antes de la muerte de mi padre) una noche mi mamá a esos de las 02 horas de la madrugada, salió muy despacio del departamento donde estábamos (por ese entonces vivíamos en un edificio bien lujoso de 10 pisos y nosotros estábamos en el séptimo) y vi que subía, estando solo una bata negra. Sin hacer ruido, salí y apegué la puerta y pude ver a las justas que ella subía por las escaleras. También me dirigí y pude verla que estando en el piso 9, estaba hablando con un señor que era vecino nuestro (muy alto y bastante cuerpón el cojudo este) y de pronto se comenzaron a besar muy apasionadamente. Vi que ella se dejaba devorar por sus besos de ese tipo y cuando estaban a punto de entrar a la casa de este, salí de donde estaba y le grité:

_ ¡¡MAMÁ!!, ¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?

Mi madre soltó a su acompañante, a la cual aproveché en decir.

_ ¡¡MI PADRE LO VA A SABER TODO!!.

Bajé rápidamente a la casa y cuando ingresé, ella me tomó del brazo, diciéndome:

_ ¡ NO DIRÁS NADA! ¡ME OÍSTE!!**

En ese momento, sin importar que ella sea mi mamá, mis palabras perdieron el respeto hacia ella:

_ ¡ERES UNA MALDITA ZORRA!

Y por primera vez en mi vida, ella me tiró una cachetada con toda su fuerza. Yo me toqué la cara y me fui a mi cuarto a llorar y no salí de allí ni en todo el día siguiente.

Dos días después de los hechos y por mandato de mi padre, salí de allí a comer. Entonces la vi con el rostro desencajado y al servirme la comida, mientras mi viejo fue a recibir a un trabajador, para las clásicas entregas de cuentas, ella me abrazó muy fuerte, diciéndome:

_ ¡¡CARIÑO, POR FAVOR, ¡PERDÓNAME!! Te juro que no quise pegarte

Ante su abrazo me rendí y no le dije nada. Fue entonces cuando vi un cambio radical en ella. Ya no salía para nada a la calle, dejo de ir al gimnasio y se compró equipos para instalarlos en la casa y para cualquier cosa cuando quería salir, siempre me pedía que la acompañe. Lo más estricto que hizo fue, que había algunas noches en que empezó a dormir a mi lado, sin atender sus funciones de mujer. En una de esas noches, le pregunté:

_ MAMÁ, YA NO TE BUSCA ESE SEÑOR DE ARRIBA.

_ NO HIJO, A ESE TIPO NO LO VOLVERÁS A VER EN TU VIDA Y A NINGUNA OTRA MIERDA TAMPOCO.

Y dicho y hecho. Me enteré que el vecino ese, se había marchado del edificio, ya que mi madre lo acusó de querer violarla y otras cosas más. El pobre tipo por más que la acusó en decir que las cosas entre ellos era consensuada, el pobre fue expulsado y no volví a verlo. Mamá también no quedó bien parada, ya que mi papá si bien creyó su engaño de ella, le quedaron dudas que no encajaban, pero como toda hembra, utilizó sus dotes sensuales para convencerlo.

Dos meses después llegó la noticia de que mi viejo había muerto, ya que su auto donde venía junto a un amigo de haber cerrado un negocio de ventas de computo, se cayó al barranco, producto de una mala maniobra, lo cual produjo sus muertes irreparables. De esta manera ella enviudó, y como tal se mantuvo en su palabra, desde entonces nunca más otro marido ni siquiera pareja por allí que se le insinué, ya que la mayoría de los que le querían sacar plan, era no solo para llevársela a la cama, sino también, meter mano a los bienes que nos dejó mi padre.

El dinero que había dejado papá era sumamente atractivo, lo que significó para mi madre, una suerte de lotería. Por ello, sabiamente austera supo hacer provecho, invirtiendo en negocios como comprar 4 autos a los que les puso en alquiler de taxis y salidas provinciales, dos tiendas de ventas de ropa, dos ciber cafés (a la cual siguen dando rentas hasta el día). En resumen, estos negocios, había logrado que nuestro modo de vivir sea muy cómodo, y en especial el estar los dos juntos, nos ayudó muchísimos en sobrellevar la inesperada pérdida de mi papá, tragedia que habíamos sufrido ambos.

La etapa de pasar de niño a hombre, fue quizá, el momento de mayor alegría y vivir para mi madre, quien, en la casa, tenía un comportamiento siempre sensual y coqueta, contraste total cuando salía a la calle o venían a visitarle sus trabajadores, amigos y una que otra amistad, para entregarle cuentas de las ganancias o tal vez, para sacarle algún plan (la mayoría de veces, los pobres se iban más rápido que vela apagándose) pero yo como repito podía a ver sus encantos y ella contempló mi cambio de conducta como de físico (en especial este último) ya que todo mi ser, iba siendo como una brasa ardorosamente creciente en la admiración cada vez más excitante, hacia la avasallante persona femenina de mi dulcemente madre.

Yo, creciendo en mi desarrollo, no advertía que mi juvenil figura, iba desarrollando también esa atracción, que notaba muy atentamente mi madre ya que también había puesto con demasiada atención en mí, sus miradas ávidas, sabiendo seguramente, además, tener la cautela y el disimulo para hacerlo, pues no quería quedar como una vez le dije una “ZORRA” ante su hijo.

Pero tanta ingenuidad no podía caber en mí, y sí o sí... comencé a darme cuenta de lo que pasaba, o ella... ya no podía más simular tanto.

Nuestras relaciones, armoniosas siempre en una maravillosa afinidad, donde nos desbordábamos en manifestaciones de cariños bastante “EUFORICOS” ya que no solo éramos de abrazos, también caricias, besitos un poco intensos, casi ya a picos en la boca y en ocasiones la tumbaba a la cama abrazándola de un modo muy morboso, todo un amor filial, en una continua cadena de delicias donde no podíamos ser más buenos, uno con el otro.

Aquello sí que era un amor de miel pura. Era todo un néctar de cariños entre los dos

Pero cuando cumplí los 19 años y ella 38, fue donde comenzó todo el despertar entre hembra y macho, cuando desean copular. Y no la juzgo, porque como dije líneas más arriba, ella llevaba ya cinco años viuda y no la vi hombre alguno en su camino.

Las miradas comenzaban a detenerse en sonrisas que delataban un "algo más cielo", y ni ella ni yo, nos animábamos a lanzarnos a pasar de esa línea, como invisible hoguera, que estaba sí ardiendo en nosotros, pero que no dejábamos que se viera así con la evidencia que los dos nos teníamos.

No hace falta decir que desde que la vi besándose con ese señor y su cuerpo casi semi desnudo de esa noche, me atrajeron ese despertar como hombre por ella. Y este deseo se aumentó desde nuestra vivencia a solas y donde mi madre, se me estaba “regalando en bandeja de plata”

Poco a poco, íbamos dando pequeños pasos, cada vez, más osados... algún toquecito al pasar, alguna caricia, sus maravillosas miradas con esas pícaras muequitas, donde sabía astutamente entremezclar lo tiernamente maternal con lo pícaramente femenino y sensual, y yo ardiendo cada vez más, en ese fuego en el cual me iba ella como paso de tortuga.

Noche tras noche, me masturbaba, ahora por ella, en cada una de mis corridas y arrechas noches hasta me masturbaba revolcándome en la cama, mientras ella lo mismo hacía en la suya (la vi muchas veces mencionarme) y los dos éramos, como un desperdicio de amor que ya, no tenía sentido así serlo.

Una tarde, calurosa de verano, volvía mamá de hacer unas compras, que le habían insumido largo tiempo en el auto, y estando yo mirando la tele, cuando ya la tarde estaba por darle paso a la noche, entra mamá con un suspiro de placer y agitación a la vez, llegando exhausta, y dejando los bolsos sobre otro sofá, levanta sus brazos acomodando su pelo mientras miraba atraído yo, su sudor la bañaba enteramente y sus empapadas axilas, ahí, ante mis ojos, mirándola yo como un idiota.

Toma asiento frente a mí, mirándome con una extensa sonrisa, mientras con las manos se hacía viento, y nos sonreímos largamente sin hablarnos. Y ya sé, la mueca pícara, aparece en su hermosísima mirada. Luego ella quitando sus sandalias, dice:

—¡TENGO LOS PIES ARDIENDO DE TANTO SUDOR Y CALOR! Y alzándolos risueñamente hacia mi cara, bromea diciéndome

_ ¿NO TE GUSTA DARME UN MASAJE? ¡HAZLO POR FAVOR!

Y yo como un idiota riéndome tomé sus pies en mis manos, y ya, desenfrenadamente excitado y en la más desaforada pasión, comencé a besárselos y deslizarle por las plantas mi lengua, lamiéndole los pies de manera ardiente y locamente descontrolado, metiéndole mi lengua entre los dedos y chupándoselos como un loco.

Aquello, era el comienzo de lo que yo, no pude aguantar ya más. Parece que la lamida de pies que le di, le dio tanta arrechura que se desnudó con una velocidad sorprendente, y entre nosotros comenzó el más ardiente y lujurioso de los desenfrenos donde ya, ni yo ni ella teníamos límites, que ninguno de los dos, además, quería ya detener.

Mi única prenda en aquella calurosa tarde, era un pequeño short, apenas mi madre quedó desnuda me lo arrancó de un sólo manotazo, arrojándolo lejos, y desnudos, comenzamos a besarnos como unos locos atraídos en el sofá.

Mi lengua, recorría su piel entera saboreando su salado sudor abundante, y no hubo milímetro que no la recorriese completa.

Después de estar mucho tiempo acariciándonos, me tomó de la mano y fuimos a paso rápido a su cama. Una vez allí, comenzó nuestra tarde pasión.

Primero hicimos un delicioso 69, era una hermosa figura en el colchón, entre nuestros cuerpos, brincábamos con ella encima mío y yo saboreando sus dos lindos agujero debajo de ella, mientras que mi adorada mamá comienza a mamarme como una energúmena, comiéndosela completamente toda y yo seguía metiéndole lengua por la concha y el culo, mientras ya mis orgasmos estallaban y por mi empinada pinga, que ella atrapaba con ambas manos mientras me mamaba y pajeaba a la vez, los chorros de leche corrían desde mis huevos, para escaparse saltando adentro de su boca devorándoselos ella y enredando su lengua como una maravilla, haciéndome acabar entre gritos de placer y locura, ahí con mi cara entre sus nalgas, su culo y su raja.

Tal era mi calentura que habiendo acabado como un bestia seguía yo al palo y caliente, y mamá reía a carcajadas y se acomodaba en la cama y abriéndome sus piernas al máximo, me decía:

_ VEN CARIÑO. APAGA ESTA ARRECHURA DE TU MAMÁ

Y sin hacerme de rogar me puse encima de ella, para comenzar ya, acomodando mi pinga en la entrada de su conchita babosa, luego se la metí de un golpe, arrancándole un gemido bien fuerte, pude sentir que mi pichula, se cerraba al instante, a la cual murmuré:

_ MAMÁ ESTAS ECHA UNA VIRGEN AÚN.

_ CLARO MI AMOR. DESDE QUE ME MALOGRASTE EL PLAN CON EL VECINO, NO HE VUELTO A ESTAR CON NADIE, HASTA AHORA.

Al escuchar esto, empecé ese subir y bajar en un mete y saca frenético donde ella me retenía el pene dentro de su vagina y yo como máquina bombeando, gritaba enloquecido en desesperante placer como de locura, me volvía loco con cada embestida y sus gritos de ella aun me terminaban de arrechar como nunca. Lo mejor fue cuando ella, puso sus pies en mi espalda, como haciéndome un candado y mis movimientos aumentaron de intensidad y encima, sus uñas en mis hombros, apretándolos hasta sacarme sangre.

Mis testículos hinchándose, me estaba anunciando otro orgasmo, que ya estaba por preñar a mi adorada madre, de pronto un sentimiento de mea culpa, comenzarían a invadirme, pero al ver la excitación en la cara de mamá, me dieron la respuesta de que esa fortuna de haber encontrado a un semental macho, con que la satisfaciera sexualmente, era yo que iba a ser su más entregado objeto, sobre todo ese placer con que se veía en esa mirada que ya, no hacía falta agregarle palabra alguna.

Ella adivinando mi próxima eyaculación se subió arriba de mí, tomó mi pinga y se la puso en la entrada de su ano, se iba sentando poco a poco sobre ella, empezó a cabalgarla como una poseída. La entrada no fue fácil, ya que también estaba muy cerrada y tuvimos que usar lubricante anal. Ella lanzaba gemidos pero que gemidos, yo sentía como mi pichula entraba y chocaba en su intestino, ella empezó a gritar: 4

_ ME LA ESTAS METIENDO TODA POR EL CULO,

_ AHÍ QUE RICO, QUE RICO ME ESTAS ABRIENDO TODO EL CULO, ASÍ TODA, ME LLEGA HASTA EL OMBLIGO,

_ AH QUE RICO,

_ ASÍ TODA ME HACES SENTIR BIEN RICO

Y estas expresiones me excitaron tanto que no contuve el clímax y eyaculé, hasta que me vacié dentro de su culo, escurría semen desde su interior, haciendo que mamá llegara al clímax y me retuvo el pene como 5 minutos más, cuando se paró de encima de mí, le salían chorros de mi leche acompañadas de algunas gotitas de sangre, esto provocó que manchara las sábanas.

Ella me dijo al levantarse:

_ NO ME DEJA DE SALIR SEMEN HIJITO, ME ECHASTE COMO UN LITRO EN MI CULO,

Y se puso una falda en el culo para evitar que siguiera escurriendo leche y se metió al bañó.

Cuando salió del baño me vio acostado y me dijo que fue la mejor tirada que le habían dado en su vida, sentía riquísimo tu verga dentro de mí, yo le respondí mira como quedo mi verga roja de tanto meterla, entonces mamá echándose a mi lado, me contó ciertos pasajes de su vida privada y la manera en que como conoció al vecino aquel, y a la vez que sintió por mí un rencor, por no dejarle vivir ese momento, pero que, en esta noche, me agradece que las cosas así, se hayan dado.

Por noche estábamos cenando cuando mamá dice:

_VAMOS HIJITO. QUIERO OTRA VEZ SER TUYA.

Yo me quede pasmado de la impresión, le dije está bien, se paró de la silla, traía un vestido rojo entallado, se sentó sobre mi cruzando sus piernas por mi espalda quedando sus pechos frente a mí, empezó a mover sus caderas provocando que su vagina rozara con mi pinga que a su vez comenzó a ponerse erecta, me bajo el short, saco mi pene con una mano, se sentó sobre ella, volvió a mover sus caderas esta vez mi pene ya lo tenía dentro de su vagina provocando que rozara con sus paredes vaginales, mamá empezó a gritar:

_ AY, AY, AY QUE RICO, YA ME ABRISTE TODA LA VAGINA, SIGUE AMORCITO, HAZME TUYA.

_ MMMMM QUE GRUESA ES, LA SIENTO HASTA EL ÚTERO,

De repente lanzo un gemido mamá había tenido un orgasmo, por mi parte yo eyaculé dentro de ella, mamá me miro a los ojos y me dijo

_ QUE RICO AMORCITO. GRACIAS POR CALMAR ESTOS AÑOS DE ARRECHURA.

Se levantó se limpió la vagina con un pedazo de servilleta, se acomodó el vestido y me dijo:

_ AHORITA VENGO VOY CON MIS AMIGAS A DIVERTIRME, REGRESO TEMPRANO.

Se da la vuelta y le doy una nalgada y le digo:

_ ESA VAGINA ES SOLO MÍA.

Y como tal sentencia debe cumplirse, mi madre hasta hoy es solo mía y nuestra vida no ha dejado de ser armoniosa.