La nueva Ama
Una Ama en su primer día
Anabel se levantó muy feliz ese día. Justo un día después de haber cumplido 19 años.
Y precisamente el día de su aniversario había hecho “el examen”, aprobándolo con excelente.
La criada de la familia; le trajo el desayuno como siempre a la cama. Pero hoy la criada no se dirigió a Ella como “Señorita”. (Como había hecho siempre desde que era una niña). Sino que por primera vez lo hizo como “Señora”. Eso a Anabel le provocó una sonrisa.
Cuando la criada, (Rachida; una mujer de unos 45 años muy bien llevados), le acabó de servir el desayuno; Anabel no le dio las gracias.
No dar las gracias por un servicio recibido era una de las enseñanzas que había aprendido durante 1 año de internamiento en La Escuela.
Mientras Anabel degustaba su desayuno la criada permaneció al lado de la cama. Estaba en una posición de humildad y respeto. Con la cabeza agachada y las manos a la espalda.
Al finalizar la criada cogió la bandeja con el desayuno y lo dejó sobre la mesita. Se agachó, besó los pies de Anabel y le pidió permiso para retirarse. La Señora le concedió el permiso pero le ordenó que llamara a Carla, (otra de las criadas).
Carla era de las más recientes adquisiciones de su Familia. Era una joven muy bella además de muy sumisa obediente y docil. Cuando Carla se presentó ante Anabel; ésta sin mediar palabra le dió un bofetón tan fuerte que la hizo caer al suelo. Carla agradeció el bofetón; y aprovechó que estaba en el suelo para besar los pies de Anabel.
Cuando la criada se incorporó; ayudó a vestirse a Anabel. La ropa de la Señora era siempre de primera calidad. Blusa de seda, pantalones de cuero, sandalias de tacón, reloj de oro, guantes de cuero.
Anabel pensó que toda la ropa que llevaba puesta más el reloj podía costar unos 15000 euros. A Anabel le gustaba pensar eso. Pensar en que ella sin trabajar, (no había trabajado nunca ni lo iba a hacer), llevaba más dinero en ropa sobre su maravilloso cuerpo que lo que un obrero podía cobrar en un año. (Los obreros, criados, cobraban un salario trabajando 14 horas de lunes a sábado sin derecho a vacaciones. Los esclavos/as evidentemente no. Éstos recibían cama y comida a cambio de tener el honor de servir a un Amo/a).
Anabel salió de su alcoba y en la estancia principal de la casa estaban sus padres. La recibieron con un beso y un abrazo. (Estaban muy orgullosos de ella. Habían presenciado el impecable examen de su hija. Fue impresionante ver cómo había torturado y humillado a un esclavo negro de unos 50 años hasta dejarlo moribundo. No sintió ninguna piedad por él)
-Anabel, (dijo su madre, Natalia, una Gran Ama de unos 40 años bellisima y muy elegante), estamos muy orgullosos de ti. Las enseñanzas de todos estos años te han servido y te han ayudado a comprender que eres un Ser Superior como tu padre y yo.
-Sí Cariño, (dijo el Padre, Raul, Un Amo muy apuesto…). Lo hiciste realmente bien. Tu madre se emoció en algunos momentos de tu examen. Me gustó especialmente cuando hiciste la prueba de manejo del latigo. Aquellos latigazos a aquella vieja esclava sin ninguna piedad y saltandole la piel...fueron preciosos
-Gracias Papá y Mamá. Tengo muy buenos maestros. Además en La Escuela nos enseñaron muy bien.
Volvió a hablar la Madre:
-Tu padre y yo creemos que te mereces un premio. Hoy iremos al mercado y te compraremos el esclavo que tu elijas. En La Escuela te enseñaron como elegir a un esclavo en un mercado, ¿Verdad?
-Claro Mama…
Los tres, Padre, Madre e hija subieron a la limusina. El chófer era un chico de unos 20 años muy apuesto que abrió la puerta a los tres, y besó la mano de la Sra tal y como marca el protocolo.
Al llegar al mercado les recibió el Organizador de Subastas. Un hombre gordo con anillos en todos los dedos...que se ganaba muy bien la vida con la compra y venta de esclavos/as.
Pasen los Señores...pueden tocar la mercancia si lo desean.
Anabel se paró ante un chico desnudo atado a un poste con grilletes. Abrió su boca. Miro los dientes. Y comenzó a mastubarle con su mano derecha cubierta con un guante de cuero. Anabel controlaba con su reloj el tiempo que aquel ser tardaba en correrse. Se corrió muy rápido. Anabel le pegó un bofetón muy fuerte y le agarró de los testiculos. Aquel esclavo gritó de dolor...Detras sus padres contemplaban la escena con orgullo.
Siguieron paseando por el mercado y Anabel se fijó en un chico muy joven. Era guapo y con los musculos marcados. Además en la mirada tenía “algo”; “algo” que una Ama sabe detectar.
La misma operación: Le miró los dientes, (los tenía perfectos), y comenzó a masturbarle. Aquel ejemplar resistia perfectamente las sacudidas de la mano de Anabel. Aunque al final evidentemente se corrió.
Anabel se dirigió a sus padres: Papá, Mamá, quiero este. ¿Aunque a lo mejor es un poco caro, no? (450.000€ costaba aquel ejemplar).
Anabel, dijo su Padre acariciándola. Te mereces lo mejor. Y si tu quieres este esclavo pues nos los llevamos para que sea Tuyo en esclusiva.
Gracias Papa!!!
El responsable del mercado cogió a aquel ejemplar y lo puso en una plataforma. Con una manguera lo limpió. Lo subió a una furgoneta. Delante la Linusime y detras la furgoneta con el esclavo.
Llegaron a su casa.
Anabel dio las instrucciones al esclavo:
Seras el esclavo “uno”. Ese será tu nombre a partir de ahora. Estarás a mi entera disposición y servicio. Mi bienestar y placer están por encima, (incluso), de tu vida. Si tienes que dar tu vida para mi lo harás sin vacilar.
Mis sirvientes y criados te darán dos comidas al día y dos vasos de agua. Como sabes no tienes ningún derecho. ¿Has entendido?
-Si, (dijo Uno lacónicamente)
Anabel cogió la fusta y azotó a Uno en plena cara
-ESTUPIDO!!! Tienes que decir Sí, mi AMA.
-Sí mi AMA
Anabel le dio una patada en los testículos a “uno” y lo dejó retorciéndose en el suelo.
ELLA se sentí una Ama. Era una Ama…