La novia de Si, la violé, pero fue sin querer
Me llamo Vera, y para que andarnos con rodeos, soy un bombón de 25 años
Me llamo Vera, y para que andarnos con rodeos, soy un bombón de 25 años. Pelo corto castaño, Mido
1,65, tengo un cuerpo perfectamente proporcionado y moldeado, un culito que desafía a la ley de la
gravedad, unas tetas pequeñas y duras, del tamaño justo, con unos pezones siempre erectos, eso
debe ser genética, pues mi madre con 50 años los tiene igual. Mis amigos dicen que tengo cara de
ángel, mi cuerpo es muy flexible, hago yoga, y deporte todos los días, me cuido mucho, para qué
negarlo.
Tengo novio, bueno realmente es él quien tiene novia, porque a mí eso de la monogamia me aburre
bastante. Trabajo como monitora de yoga en un gimnasio, y tengo muchas proposiciones, y no
desaprovecho ninguna que sea interesante.
Entonces ¿Por qué estoy con mi novio? Os preguntareis.
Primero por que lo quiero, me complementa, soy mejor persona cuando estoy con él.
Y desde que tengo una relación estable, soy mucho más feliz, estoy más equilibrada. Disfruto de
cosas como ver una buena película en pijama comiendo palomitas, cenas familiares y con amigos,
partidas de cartas, etc. Y Siempre tengo un hombro con el que desahogarme. Una vida muy agradable
y fácil de llevar.
No siempre tengo ganas de sexo salvaje.
Nunca he tenido ningún lío con nadie de nuestro grupo de amistades, pero con desconocidos... eso
es otra cosa. Pocas oportunidades dejo escapar.
Ya me conocéis un poquito, y os voy a contar una historia curiosa que sucedió cuando fuimos a un
camping, mi novio y yo.
Llegamos de noche, después de un montón de kilómetros de coche. Y nos fuimos directamente a la
fiesta que tenían montada, había un ambientazo, buena música, gente guay.
La gente era agradable y nos relacionábamos muy bien.
Mi novio me dijo que se iba a dormir, que no aguantaba más, normal después del palizón que se
había dado.
Y aquí empieza la historia propiamente dicha.
Enseguida le eché el ojo a un chico que parecía sacado de una película de tarzán. Me mojaba sólo
de mirarlo, grande, peludo, y con un paquete enorme. Con una novia, que iba a juego, también
peluda, y muy sexual, con unos pechos grandes, exuberante, pero sin estar gorda.
Cuando vi que el chico se iba a descansar, vi que los dioses me sonreían. A ese me lo follaba esta
noche como fuera.
Iba detrás de él, cuando me agarraron por el hombro, al volverme vi a su novia que traía dos
cócteles, y dándome uno de dijo.
-Nos hemos quedado solitas ehh?
Yo maldije mi mala suerte, ya se había escapado, no sabía cual era su bungalow, pero sonreí, y
hablamos de intrascendencias un buen rato.
No era mala chica, y la conversación era agradable.
Entonces mi mente maquiavélica tuvo una idea genial.
¿Y donde estáis alojados? pregunté casualmente.
En el bungalow del guepardo, o del leopardo, uno de los dos.
Ahhh, pensé, que bien, la cosa pintaba fácil.
Para acabó la fiesta, el que nos fuéramos juntas hacia la zona de bungalows fue la cosa más
natural del mundo, ya teníamos cierta amistad.
Ella había bebido mucho. y mi novia dormía profundamente, el plan estaba trazado.
La llevé a nuestro bungalow, le quité la ropa y la tendí al lado de mi novio, que estaba en un
sueño profundo, esperando que no se despertara ninguno de los dos, y me preparé para lo mejor.
Me iba a follar a mi tarzán. Me di una ducha rápida, me quité el olor a sudor, de todo un día
agotador, me puse mis braguitas de follar, las invisibles, dos gotitas de perfume, y me puse por
encima un minivestido de lino blanco, fresquito y cómodo, estaba preparada para matar.
El bungalow del chico estaba cerca. Abrí con la llave que le había quitado al ogro peludo. Y
entré, la visión era fantástica, entraba en el bungalow la luz de una farola, y vislumbraba al
chico espatarrado en la cama boca abajo.
Me acerqué a la cama, y debí dejar un rastro de fluidos, porque estaba cachondísima. Le pasé la
mano por la espalda, sintiendo como el vello de su cuerpo, se desplazaba como los campos de
amapolas. Llegué hasta su culo, y lo noté duro, y caliente.
¿Como le daba la vuelta? lo que me interesaba no estaba accesible. Era un tipo grande y pesado, si
el no colaboraba, estaba claro que no iba a poder.
Probaría con el lenguaje universal de las parejas dormidas, me tumbé a su lado, y le empujé
diciendo,
-bruuuuuu, hummmmmm, ete, el me respondió,
-affhhhh, baaaaa, phfiiii, jame, cansado.
Yo insistí,
-itio, buffff, ito.
Funcionó, y ya lo tenía boca arriba, que es lo que quería.
Pasé la mano por su peludo pecho, y noté una respiración tranquila y relajada.
Bajé la mano, hacia su aparato, y quede conmocionada, estaba en reposo, relajado, pero aún así era
más grande que el de mi novio en erección. Era descomunal.
Comencé a acariciarle los testículos, y casi no los podía abarcar con mi mano.
Mientras lo acariciaba, acerqué mis labios al glande y lo besé, con la punta de la lengua, le daba
lametazos, sabía a hombre de la selva, y lubricaba con saliva toda su polla, lentamente aquello se
fue hinchando, y adquiriendo unas proporciones épicas.
Me llevó un buen rato llenar de saliva toda aquella superficie. Cuando estaba lubricada y
resbaladiza, me senté a horcajadas encima de él, dándole la espalda a su cabeza, sobre su vientre,
pero sin dejar caer todo el peso encima, En esa postura podía jugar con la punta de su polla con
mi conejito depilado, que estaba chorreando y palpitando.
Estuve jugando un buen rato, mi clítoris erecto tuvo una pelea de espadas con su polla, se
enfrentaban, esquivaban, y giraban en círculo, perdí, tuve un orgasmo intenso, mientras apretaba
fuertemente esa polla contra mi clítoris.
Estaba mojada, cachonda, dilatada, pero aún así, no sabía si eso iba a entrar en mi cueva.
Pero estaba dispuesta a intentarlo.
Acerqué la punta hacia mis labios vaginales, y comencé a deslizarla arriba y abajo, cada vez un
poquito más profundamente, cuando la tenía colocada en la entrada, hice presión y no pude
introducirla, eso no entraba, era demasiado grande.
Me iba a doler. Pero era tal mi estado de excitación, que estaba dispuesta a que esa polla me
rompiera el coño, si había que arreglar y coser algo más tarde, pues ya se haría. Pero ahora
quería, necesitaba eso dentro de mí.
Lo volví a colocar en la entrada, y lo introduje hasta que note resistencia, la puntita del glande
estaba dentro, pero faltaba, la parte más ancha. A partir de ahí, me dolía.
Respiré hondamente, y le di un empujón hasta que entro el capullo entero. Noté un dolor intenso,
me quedé quieta, y esperé, fue una espera angustiosa, el dolor se iba, lo peor ya había pasado.
Ahora ya sentía como mis músculos estaban al máximo de tensión, pero no se había roto nada.
Poco a poco dejé, que esa polla se abriera camino, expandiendo mis labios, acomodándose a mi
vagina, se deslizaba suavemente, ahora empezaba a disfrutar, ya tenía media polla dentro, y era
una sensación de plenitud.
Mientras me movía, mi dedo acariciaba mi clítoris, y rápidamente tuve otro orgasmo, llevaba ya
dos, y solo con media polla de un tío dormido, mi tarzán prometía.
Al acabar de correrme noté como unas manos, se apoyaban en mi cintura, y tiraban de mí, la polla
fue entrando como un sable en mi vagina, hasta que la punta, me rozó el útero, y los huevos se
apoyaban en mi culo.
Diossssss, estaba llena, que placer, no sentía dolor ninguno, había oído hablar de los orgasmos
encadenados, pero pensaba que eran fantasías. Empecé a tener otro, descargas de electricidad
recorrían mi espina dorsal, con ráfagas que llegaban hasta las uñas de mis pies, pero unas manos
tiraron de mí, y quedé tumbada de espaldas encima de mi tarzán, ahora era él, el que me bombeaba
salvajemente, mientras acariciaba mis tetas y mis pezones.
Estaba teniendo el orgasmo más intenso y largo de mi vida.
Mi cuerpo temblaba descontroladamente, noté como me inundaban de semen, como unas manos fuertes me
aplastaban mis pechos.
Estaba fuera de mí, todo me importaba una mierda, tenía que disfrutar a solas de esta experiencia,
me tumbé en la cama y me quedé dormida.
Cuando desperté, mi novio estaba en un sillón delante de mí. Me miraba con cara de preocupación.
Bajé la mano a mi coño, y lo noté ardiente e inflamado, aún tenía restos de semen por mis muslos.
Había echado el polvo de mi vida, y cualquier consecuencia que pudiera acarrear, habría valido la
pena.
¿Y si le decía que había sido una equivocación.........?
Que me lo follé, pero fue sin querer.
¿Que habría hecho él con el ogro peludo?
El no me había visto abrir los ojos, los cerré y esperé a que se me ocurriera algo convincente.