La novia de mi hermano

Desde siempre me han gustado las mujeres y mi familia que se considera liberal me comprendió y apoyo desde joven. Debo decir que por no ser mal parecida y además ser una mujer bastante agradable, nunca me han faltado eventuales parejas de sexo femenino.

La Novia de Mi Hermano

Desde siempre me han gustado las mujeres y mi familia que se considera liberal me comprendió y apoyo desde joven. Debo decir que por no ser mal parecida y además ser una mujer bastante agradable, nunca me han faltado eventuales parejas de sexo femenino. Siempre tuve la libertad de llevarlas a mi casa y encerrame con ellas tranquilamente en mi cuarto a hacerles el amor. No podría decir que a mis 25 años me había enamorado y las chicas solo duraban conmigo hasta que me cansaba de ellas, lo cual ocurría bastante pronto. Me jactaba de haber tenido a todas las mujeres que había deseado, eso sí, de carácter muy persistente cuando me gustaba alguna, generalmente heterosexual no paraba hasta conseguir meterme a la cama con ella. Todo seguía este curso sin mayores variaciones hasta el día de Septiembre en que mi hermano llego a casa con la mujer más espectacular que he visto. Media algo así como 1,70, pelo castaño claro y unos ojos verdes en que uno podía perderse fácilmente. Que culo, pensé al verla por detrás. Sus senos firmes y desafiantes me dejaron casi sin habla cuando mi hermano me la presentó como su novia. -Ten cuidado con ella, agregó él refiriéndose a mí; le gustan las chicas. Creo que me ruborice, yo que generalmente me caracterizo por un desparpajo descomunal. Me sonrió y creo que ahí mismo me enamore por primera vez. Eres hermosa, le dije recuperándome mientras le sonreía extendiéndole la mano. -Gracias, dijo ella sonriendo a su vez. A partir de entonces las visitas a mi casa se hicieron bastante frecuentes. Yo expiaba discretamente a la pareja, mi hermano estaba loco por ella. La besaba a cada momento y no pasaba mucho en el living o el comedor sin querer irse con ella a la pieza. A veces a los 10 o 15 minutos de llegada, mi hermano la arrastraba a su pieza, yo los seguía con la vista. Un día me encontré parada en la puerta de la pieza de mi hermano escuchando los apagados gemidos de la chica, comencé a excitarme y tuve que volver a mi pieza a masturbarme imaginándome que era yo y no el suertudo de mi hermano quien se la cogía. Un día mí hermano salió a comprar y ella se negó a acompañarlo aduciendo estar cansada, cuando el se fue y nos quedamos solas, me dijo:

-He notado que nos observas. Yo vacilé...hacen una bonita pareja, logre articular al fin. Por eso nos escuchas también?, dijo con una picara sonrisa. Estás equivocada, mentí y salí de allí dejándola sola. Fui a buscar a una amiga casada, compañera eventual de correrías sexuales y descargue con ella toda la energía retenida. Estuvo fantástico me dijo ella, deberías hacérmelo así más seguido. Ya de vuelta en casa tuve que observar sus arrumacos en el comedor, cuando ya todos se habían ido a acostar . Finalmente mi hermano bastante excitado la tomó de la mano para llevarla a la recamara. Yo los seguí y me quede parada afuera escuchando, cual no sería mi sorpresa al notar que la puerta se abría. No alcance a esconderme. Sus hermosos ojos verde me miraron y sonrieron:, - a si es que estaba equivocada, eh? Venía al baño, dije. -ah, igual que yo replico a su vez. Y que te ha parecido lo que has escuchado?. Tu hermano lo hace muy bien!. -Yo te lo haría mejor, me escuché de pronto respondiéndole. -oye, eso es una frescura, me dijo muy seria, pero luego sonrió agregando...eso dices tú!. Desde entonces, algo cambio. Continuamente intercambiábamos miradas cómplices, yo rozaba su piel cada vez que podía, al pasarle algo por ejemplo o en algún roce ocasional de los cuerpos. Ella siempre me miraba y sonreía. Desde entonces cada vez que se encerraba con mi hermano yo esperaba afuera, ella siempre salía e intercambiábamos algunas palabras. -Que te ha parecido, hoy ha sido para ti. Tanta situación velada me tenía al borde de la locura. -Me estás volviendo loca, le dije. -Mastúrbate, me respondió.  Una noche no aguanté mas y a la salida de la pieza la atraque contra la pared besándola mientras mis manos recorrían en fracción de segundo sus pechos y piernas. -Me empujó bruscamente. No vuelvas a hacerlo me dijo, el juego se acabó. Pensé que le diría a mi hermano y se armaría la grande, pero nada pasó. En efecto los jugueteos conmigo cesaron, no así con mi hermano quien anunció boda para dos meses después. Mientras yo andaba por ahí tirándome mujeres que no eran la que deseaba. Un día ella me vio llegando con una particularmente hermosa y metiéndola en mi pieza. Algo me llevo a salir luego de terminado el acto sexual. Ella estaba ahí. -Parece que eres bastante buena, dijo. Quieres ponerme celosa? Y tras decir esto dio un portazo en la pieza de mi hermano y desapareció. Y así llego el día de la boda. Recuerdo la locura de ese día.

Mi madre y mi padre cansadísimos se fueron a acostar como a las cuatro de la mañana. Mi hermano había bebido tanto que entre ella y yo tuvimos que llevarlo a la cama. Y nos quedamos ahí, frente a frente, absolutamente solas. Ella se veía espectacular con su vestido blanco. -Puedo besar a la novia, me atreví. -Puedes cuñada, me respondió. Entonces con mi brazo ceñí su cintura y la atraje hasta mí, un pequeño beso en sus labios bastó para estremecerla, luego cuando mi lengua recorrió la comisura de sus labios sentí que se aceleraba su respiración. -Vamos a tu cuarto, me dijo y me ayudas a quitar este vestido. Ya adentro la ayude a desnudar, mientras mi boca besaba ávida primero sus labios, luego sus pechos, para perderse finalmente en su clítoris. Ella jadeaba de placer. -no te imaginas las fantasía que tenia con esta pieza, me dijo mientras yo separaba sus piernas. Puse mi almohada bajo su culo para subir así sus caderas. Ahí la tenía, como siempre la quise... bien abiertita de piernas y esperándome. Me puse sobre ella, los labios de mi vagina rozaban directamente los de ella y la sensación era divina. -Es como un pequeño pene, me dijo y lo siento. Me la tiré que dio un gusto. La penetré con mis dedos por detrás y por delante, ella siempre jadeando y pidiéndome más. -  Me estás volviendo loca cuñada, me decía bajito. Casi dos horas estuvimos haciendo el amor desenfrenadamente, hasta que me dijo que debía marcharse, porque mi hermano podía despertar. -Te digo un secreto me dijo al marcharse, es el mejor sexo que jamás he tenido. Yo se que no fue muy correcto haberme comido a la mujer de mi hermano en su noche de bodas, pero no pudo ser con más ganas. Inevitablemente la historia se repetía un par de veces a la semana, obviamente pronto mi hermano la descubrió saliendo de mi pieza. Nunca ha querido decirme lo que hablaron y desde entonces ya han pasado cuatro años; ellos tienen una hermosa nena de dos años y medio y mi cuñada nunca ha dejado de visitarme los domingos por la noche.