La novia de mi amigo
Despues de encontrar trabajo a la novia de un amigo, ella me lo agradecio...
LA NOVIA DE MI AMIGO
Esta historia empieza cuando por casualidad me enteré que en mi empresa necesitaban una persona para ocupar un puesto en administración. Esto se lo comenté a mi amigo para que se lo dijeran a su novia, ella consiguió el trabajo y poco a poco mi relación con ella fue cambiando paulatinamente hasta el punto en el que terminamos follando como unos verdaderos desesperados. Les voy a comentar como somos los dos físicamente. Elena es pelirroja oscura, de cara es normal, sus medidas exactas no las sé pero decirles que tiene unos pechos grandes, andará por la talla 100 o 110, su culo tiene el tamaño perfecto para poderla agarrar sin que sete escape, mide mas o menos 1,67 m. y pesa alrededor de los 58 60kg. ¿Cómo soy yo? Me llamo Oscar, pelo castaño, de cara pues como ella muy normal del montón, mido 1,70 m. y peso aproximadamente 76 kg. Así empezó todo.
En mi empresa hay costumbre de salir a media mañana a tomar café, pues día a día empecé a notar cierta simpatía de Mónica hacia mí, siguieron pasando los días y esa simpatía aumentaba, yo intentaba hacerme el loco hasta el día que ya no puede mas y pasé al ataque para comprobar si mis imaginaciones eran ciertas. Tuvimos una salido los compañeros de trabajo a tomar unas copas, que en principio iban a ser poco tiempo a al final se alargaron hasta bien entrada la noche. La noche empezó tranquila, hablábamos todos con todos, contábamos tonterías y nos reíamos. Según va avanzando la noche la gente se retira a su casa y nos quedamos como siempre los cinco o seis juerguistas de turno. Ya cuando solo quedamos los de siempre nos fuimos a un Disco-Pub a seguir tomando copas y a bailar, con las copas y los bailecitos empecé a insinuarme acercándome a ella y cuando podía pegaba mi humilde miembro a ella, de esta forma comprobaba como reaccionaba Mónica y en ocasiones cuando el resto de compañeros estaban un poco distraídos en sus cosas, era ella la que se arrimaba a mi haciendo rozar su cuerpo con el mío. Tras seguir así durante tres o cuatro canciones fue cuando empecé a agarrar de su cintura haciendo mas insistencia en acercarla a mí para hacerla sentir mi miembro que en esos momentos lo tiene a medio camino de una erección y era muy posible que notase mi estado. Creo que si lo notaba, porque empecé a notar de forma visual como se ponían sus pezones duros. Siguiendo con el baile y las insinuaciones mutuas mientras bailábamos, decidimos ir a la barra para tomarnos la quita o sexta copa. Mientras nos tomábamos las copas sentados en los taburetes de la barra seguíamos con nuestros reces, ella simulaba que iba a coger cualquier cosa de la barra y estrujaba sus pechos contra mí, yo en esos momentos la hubiera cogido ahí mismo la hubiera quitado la ropa y me hubiera beneficiado allí mismo, pero no podía ser teníamos que ser más discretos aunque los dos sabíamos que de esa noche no iba a pasar sin hacer el amor el uno con el otro. Ya hasta las miradas que me dirija me decían que no aguantaba mas, de vez en cuando y disimuladamente ella al mirarme se pasaba la mano desde su pecho hasta llagar a su entrepierna. No se como, pero conseguimos irnos del bar cada uno por su lado para que no se notase mucho. Cuando coincidimos en los coches y donde habíamos aparcado ella me estaba esperando apoyada en su coche, cuando me vio tiró el cigarro que se estaba fumando y sin mediar palabra y mirándonos a los ojos nos fundimos en un gran beso húmedo mientras que con desesperación nos tocamos todo el cuerpo sin dejar ni un centímetro sin palpar, tocar ni agarrar. Que sensaciones más increíbles me producía esa situación, poder tocar sus enormes senos y duros como piedras, al igual que al tocarme ella mi pene erecto y duro como creo que jamás lo he tenido. Cuando nos separamos lo único que conseguimos decir con gran excitación fue "en tu casa o en la mía", por supuesto que en la mía, esta mas cerca. Al llegar a mi casa yo aparqué en el garaje y ella un par de calles mas adelante, yo la esperaba en el portal. Cuando la vi llegar aún tenía los pezones duros y estaba sonrojada. Abrí la puerta del portal y fuimos al ascensor, esperando el ascensor nos volvimos a besar y yo embrutecido no pude mas que agarrar su culo y apretarlo contra mí. Cuando llegó el ascensor subimos sin dejar de besarnos, llegamos a la puerta de mi casa y entramos sin soltarnos. Ya dentro de mi casa eso fue mas que increíble, no tardamos mas de tres segundos en quedarnos en ropa interior y cuando la vi así me parecía la mujer más bella de la tierra, pero me creo que esa opinión fue causada del alcohol y esa situación de deseo desenfrenado. Mónica vestía con una ropa interior muy sexy de color burdeos y su sostén dejaba ver sus pezones duros como piedras a través del encaje, sus piernas bien depiladas al igual que las ingles que posteriormente cuando nos quedamos los dos totalmente en cueros descubrí que se había depilado casi todo el coño especialmente para esta ocasión, dejándose nada mas que una pequeña tirita sobre a vulva.
Después de este instante de observar mutuamente, nos acercamos y nos fundimos en un nuevo beso, esta vez fue menos apasionado o mejor dicho igual de apasionado pero menos brusco. Mónica sin mas agarró mi pene con la mano y lo estrujaba contra mi cuerpo frotándolo, yo acariciaba con mas pasión que ternura su culo metiendo mi mano entre las bragas, con mí otra mano y sin mas la frotaba sobre su coño, sentía como iba aumentando la humedad entra sus piernas, aprecie como se estremecía en algunos momentos en los que yo aprovechaba para deslizar mí mano a otro lugar de su cuerpo, porque no quería que llegase al orgasmo tan rápido. En uno de esos momentos deslicé mis manos hacia sus pechos, desabrochando antes su sostén que era de los que se desabrochaba por delante, al conseguir dejar al descubierto los enormes pechos me lancé sobre ellos a besarlos, lamerlos, mordisquearlos y pellizcarlos suavemente.
Mónica como yo estábamos a trescientos mil, esa situación podía provocar incendios. En un momento dado la di la vuelta e hice que restregara su culo contra mi pene, se movía como una experta bailarina de salsa por como movía su culo. Mientras hacía eso fui bajando sus bragas hasta las rodillas, a partir de ahí Mónica las dejó caer, entonces yo empecé a sobarla de nuevo su húmedo coño.
Que postura más excitante tenía en ese momento, Mónica delante de mí, con su culo pegado a mi pene y ligeramente inclinada hacía adelante con sus pechos moviéndose ligeramente y sus pezones rígidos. Seguimos en esa postura hasta que ella decidió quitarme mis calzones. Hizo lo mismo que la hice yo a ella, los bajo hasta mis rodillas y desde ahí ya los dejé caer. Al quitarme los calzones Mónica estaba de nuevo frente a mí, se quedó mirando mi pene, lo cogió con sus manos y empezó a pasarlo entre sus piernas, rozaba la entrada de su coño con la punta del pene, yo estaba muy excitado a punto de estallar en la boca de su coño y no quería que fuese en ese momento. Entonces la retiré las manos de mi pene he hice que se acariciara ella misma ayudada con mis manos.
Empezamos acariciando su vientre y continuamos hacia los pechos. En principio puso un poco de resistencia a la hora de acariciarse ella misma con mí ayuda, pero cesó a causa de mi insistencia hasta el punto que cuando llegamos a sus pechos mientras yo succionaba, chupaba, lamía los pezones y con mis manos yo acariciaba su hermoso coño y sus nalgas hasta llagar a introducir en uno de mis dedos lubricado por sus jugos vaginales, durante pequeños instantes en su ano, Mónica se acariciaba los pechos gemía, ya no la importaba tocarse.
Seguimos así hasta que yo empecé a arrodillarme para quedarme a la altura de su sexo para poder lamerlo con mi lengua ansiosa de saborear su gran y oloroso flujo vaginal. Yo movía mi lengua por todo su coño y Mónica para facilitar mí trabajo puso uno de sus pies encima de una silla que teníamos a nuestro lado dejando así mas espacio para poder trabajar mejor, así lo hice me dejó más hueco para poder llegar mas a gusto hasta donde me permitía la longitud de mi lengua. Tenía que estar haciéndolo bien porque Mónica gemía y apretaba mi cabeza contra su coño, a mi ese gesto me ponía aun mas cachondo. Cuando terminé de comerme todo su coño después de sentir un torrente de flujos vaginales alrededor de mi cara. Me levanté para que ahora trabajase Mónica.
Empezó por besarme mordisqueando la boca, siguió por el cuello, bajó a los pectorales (aunque tienen mas parecido a pechos pequeños de mujer por la forma que están tomando), continuo hacía mi vientre y al llegar al ombligo comprobando que seguía caminito a mí pene erecto, la cogí de la cabeza para levantarla lentamente. Cuando se puso de pie me miró extrañada, le comenté que quería penetrarla y que no estaba ya para muchos juegos, que no aguantaría mucho mas. Su contestación me sorprendió, "mejor quiero comerme todo el semen que me ofrezcas y estoy hambrienta, contra antes mejor, tampoco te preocupes por eyacular ya, porque esta vez no será la ultima vez que lo hagas sobre mí o dentro de mí", ya no tenía excusa para dejar que se metiera mi pene hasta tocar con sus labios el escroto.
No sé si era experta en felaciones, pero a mí me lo pareció, como lamía el prepucio e intanteba introducir su lengua por el glande, como chupaba el prepucio y lo succionaba, me sorprendía la manera que tenía hasta la forma de succionar el escroto, mientras con su mano acariciaba el pene. No aguantaba mas y la dije que ya no podía mas y que a no tardaría en reventar, Mónica me miró, dejó en paz los huevos y se introdujo en la boca el prepucio y parte del resto del pene, mientras con la mano frotaba el pene. No tardé mucho en soltar todo mi amor acumulado en los testículos, la primera explosión la rebosó la boca salpicándola en sus ojos, mejillas y nariz. Las siguientes explosiones fueron mas controladas y no soltó ni una gota de su linda boca, tragó como si fuera algo único en el mundo. Al terminar toda la expulsión, Mónica pasó su lengua por el pene para recoger los restos de semen que quedaban, continuación se limpia el semen de la cara con los dedos para tragárselo después.
Tengo que reconocer por aquellos momentos nunca me había producido tanto placer una felación.
Esta noche de sexo no terminó, pero la continuación la dejamos para otro día.