La novia de mi amigo (3)

Ocasiones en las que en la oficina a escondidas y no tan escondidas nos mastubamos o follamos.

La novia de mi amigo y compañera de trabajo.

(III)

En esta ocasión voy a contarles diversas situaciones con mi compañera en la oficina.

La situación que teníamos era bastante morbosa, los dos nos deseábamos y queríamos estar en cualquier momento magreándonos o realizando sexo en cualquier instante. En este relato o historia que voy a contar no me voy a centrar en la forma ni detalles de cómo fallábamos si no mas bien en las situaciones que provocábamos.

En una de las muchas ocasiones, en la que yo fui al aseo de caballeros y que esta al lado del almacén donde ella tenia que ir muchas veces a recoger y dejar documentación antigua, pues coincidimos en el pasillo mientras yo regresaba y ella iba al almacén en ese momento ella me agarró de mi paquete y no dejándome ir a mi puesto de trabajo me arrastró hasta al almacén con la excusa de ayudarla a coger unas cajas. Ya en el almacén me empujó contra una estantería y allí sin cortarse ni un pelo me abrió la cremallera de los pantalones y casi sin darme cuenta me sacó el pene y empezó a chupar como una desesperada, yo intentaba retirarla pero no quería hasta que lo conseguí y huí de allí.

Luego estando cada uno en nuestro puesto de trabajo y por medio del correo electrónico la pedí disculpas, pero que entendiese la situación, ella aceptó mis excusas, pero durante toda la mañana estuvimos mandándonos correos subidos de tono y que según transcurría la mañana subían mas y mas, hasta llegar el momento en el que tenía tal calentón que no podía levantarme de mi mesa y sintiendo una ligera humedad en mi pene. Esto se lo comenté a Mónica y lógica respuesta por su parte según estaba el ambiente entre nosotros......" Ya sabes donde puedes solucionar esa humedad en minutos tengo que ir de nuevo al almacén y ya sabes que estaré esperando a que llegues para sacarte hasta la ultima gota de semen que hallas producido en tus huevos ".... Yo ante esa frase no podía aguantar mas pero por que no se notase perdí una ocasión de que me hicieran una lavativa de pene impresionante.

En otra ocasión tuvimos que hacer un pequeño trabajo los dos juntos y estábamos los dos en su puesto de trabajo, las mesas de trabajo están separadas de por unos biombos de mas o menos un metro veinte de altura desde al suelo así que por debajo no se ve nada. Mónica ni corta ni perezosa empezó a sobar mi entre pierna, primero por encima de los pantalones y al poco tiempo cuando comprobó que tenía una buena erección desabrochó la cremallera de mis pantalones y media la mano para masturbarme en medio de la oficina, como nadie podía entrar por detrás de nosotros ella estaba muy tranquila y en su labor de trabajarme el pene, cuando veía que estaba como que apunto de reventar ella sacaba su mano y me dejaba en esa situación sufriendo un buen rato me miraba con una sonrisa picarona y adelantamos un poco de trabajo, cuando le parecía en gana medía de nuevo su mano en mi entrepierna y continuaba. Una de las ocasiones en la me dejó con la boca abierta fue cuando dejaba caer cualquier objeto que sonase bastante al caer para que la gente se fijase y ella se agachaba y aunque fuese un instante ella se agachaba a recogerlo y a su vez introducía su boca en mi pene daba un par maravillosos lametones y de nuevo subía, ella sabia que esa situación me incomodaba pero que también el morbo que tenía me excitaba mucho mas.

Ella mientras tanto dela que te pego cono mi miembro hasta que notaba que iba a eyacular y decidía que tenia que correr en esa ocasión, cogía un pañuelo de papel lo ponía en la punta del pene y hacia por fin que escupiera mi calentita leche que ella recogía y con disimulo luego lamía. Esta mujer cada día me sorprendía mas y me ponía cachondisimo.

Otra de las ocasiones en las que tuvimos magreo y mucho más en la oficina, fue por causa de otro trabajo que hacíamos en equipo, pero este si que era urgente y tenía que estar a la mañana siguiente encima de la mesa del jefe. Estuvimos haciendo el trabajo durante todo el día, dedicando mas tiempo al trabajo que al magreo, que de vez en cuando también nos relajábamos y si no era ella era yo quien media mano en su coñito húmedo y jugoso. Cosas de la fatalidad cuando estábamos terminando el trabajo u nuestra jornada laboral, se fue el ordenador fastidiándonos parte del trabajo realizado durante el día y sin mas tuvimos que quedarnos hasta mas tarde para terminarlo. Mónica tenía un cabreo monumental, porque pretendía que saliésemos a tomar algo y por supuesto a follar un poquito. Yo no la dije nada pero el culpable del pequeño estropicio fui yo con la salvedad de que lo que supuestamente habíamos perdido ya lo había guardo.

Cuando nos quedamos los dos solos en la oficina la hice un par de comentarios sobre hacerlo en el despacho del jefe, pero ella en ese momento solo quería terminar para intentar aprovechar en lo posible el tiempo que tuviéramos para follar. En uno de esos momentos en los que ella estaba centrada en terminar el trabajo, yo la puse ese trabajo pero terminado encima de su mesa.

Ella me miró y empezó a insultarme y a correr detrás de mí por la oficina en plan de aguaza, mientras yo la llevaba hacia el despacho del jefe y cuando llegamos allí fue unos de los polvos más salvaje que podré recordar en mucho tiempo. Lo normal en los relatos cuando se cuenta u polvo salvaje es que el hombre llegue y arranque las bragas de un tirón o de un mordico, pero en esta ocasión no fue así. Mónica se levantó la falda que la llegaba un poco por debajo de las rodillas y ella mismo de un tremendo tirón se arrancó las bragas y me las tiró diciendo "pedazo cabronazo por esta broma te vas a enterar ahora tu que lo que vale un peine y el polvo que te voy a echar no lo vas a olvidar en tu vida" y la verdad fue esa. Sin darme apenas cuenta me empujo al sillón del jefe quedándome medio tumbado y rápidamente me desnudó dejándome en cueros.

Ella sin mediar mas palabras se montó encima y se introdujo mi pene que aún no estaba con una dureza adecuada para la penetración, pero a Mónica le daba igual porque sabia que conseguiría una erección correcta en muy poco tiempo y así fue. Mónica empezó a moverse como una posesa encima de mí con un ritmo frenético y salvaje. Yo no podía creerlo me tenía en el sillón a su merced, yo ni podía ni quería hacer nada solo ver como me embestía y sufrir el placer inmenso que me estaba dando solo podía agarrar sus caderas y observar el movimiento de sus pechos, yo reventé dentro de ella pero no la deje nada porque sabía que elle aún había llegado al orgasmo y cuando lo consiguió lo único que hizo fue lanzar un gemido mas fuerte de lo normal, bajar el ritmo unos instantes y a continuación seguir con el ritmo frenético. El paso que llevaba iba y conseguir sacar toda mi semen y dejar vacíos el almacén y saturada de trabajo la fabrica donde se produce.

Cuando llegó al tercer orgasmo sin sacarse mi miembro de su lindo coñazo quedó tumbada sobre mí reventado por el tremendo esfuerzo y diciendo me al oído "definitivamente jamás en tu vida podrás igualar un polvo como este a no ser que lo repitas con esta tu zorra pelirroja" . Hasta el momento deciros que es cierto lo que me dijo, en un par de ocasiones conseguimos echar unos polvos semejantes o mejores que este, pero eso sí solo con MI ZORRA PELIRROJA.

Espero que les guste este relato y si quieren preguntar algo en especial lo podéis hacer en esta dirección de correo electrónico tole3@ozu.es