La noche te trae sorpresas

Juventud, alcohol, deseo, desengaño, venganza ... cadena de eventos capazes de cambiar el curso de una noche entre parejas de amigos. (Historia Real)

La Noche Te Trae Sorpresas

La noche había empezado normal, como cualquier otra noche de las que había salido con mi novia y el grupo de amigos que siempre frecuentábamos. Éramos tres parejas; Alfredo y Joanna, Pedro y Katty, y Patricia y yo. Mis amigos me llaman "Tato", como un apodo. Nos habían recomendado esa discoteca nueva y la verdad es que el ambiente estaba de maravilla; la música sonaba fuerte y el clima en medio de la oscuridad y el humo del hielo seco daba un toque exótico al lugar. Pero con el correr de las horas, se podría decir que la pista llena, las chicas moviéndose desenfrenadas y el efecto del alcohol que todos ingeríamos en abundancia, daba un toque afrodisíaco a la noche. Era fácil percibir como las agarraditas de mano de 3 horas atrás, habían dejado espacio ahora a los fuertes abrazos y toqueteos semi-descarados al momento de apasionados besos en las tres parejas que compartíamos la mesa. Las mesas eran espectaculares, pues eran mullidos cojines con espaldares altos, de forma que dos personas cabían cómodamente en cada una y el espaldar tapaba "la acción" para que no todo el mundo pudiera ver "el comportamiento" de cada pareja. Nuestra mesa estaba en el fondo, literalmente, en el rincón más oscuro de todo el lugar.

Ya las 3 parejas estábamos bastante prendidos y en mas de una ocasión había percibido la mano de Pedro escudriñado sutilmente dentro de la camisa de Katty, o la mano de Joanna amasando disimuladamente el paquete de Alfredo sobre su pantalón. Patricia y yo tampoco habíamos perdido la ocasión de toquetearnos, y en una oportunidad que las 2 parejas salieron a bailar y nos quedamos solos, comenzamos a besarnos y ella inmediatamente que sintió mis manos estrujando sus tetas, había deslizado la mano y había comenzado a apretujar mi verga sobre mi pantalón. Yo tenía la verga parada y ella trataba de agarrarla desesperada mientras yo apretujaba sus tetas. Me dijo:

  • Es difícil agarrártela con este pantalón tan apretado que tienes. ¡No puedo sentirla como quiero!

Yo inmediatamente entendí su indirecta, y acomodándome me separé de ella y hábilmente bajé la cremallera de mi pantalón; sacármela no fue tan fácil justamente por la erección que ya tenía, pero con un poco de maña logré tenerla afuera a través de la cremallera en pocos segundos. Patry sin perder tiempo se inclinó a medio lado sobre mis piernas y sin ningún preámbulo se la metió en la boca y comenzó a chupar mi verga con delicia, aprovechando la ausencia de nuestros amigos. La agarró con una mano y comenzó a subir y bajar la cabeza rápidamente al mismo tiempo que con su mano me pajeaba. Se notaba que estaba calientísima, porque la chupaba con ansia y gemía suavemente con la verga en la boca, devorándola con desespero. Mi novia es una excelente chupadora, y me hubiera sacado la leche rápidamente si no nos hubieran interrumpido. Vi venir a Pedro de la pista hacia nuestra mesa y muy a mi pesar, tuve que levantar a Patry para que él no la encontrara mamando. Ella incluso trató de resistir cuando yo la intenté levantar, y yo cachondo como ella, decidí dejarla justo hasta el momento en que ya era posible que Pedro nos viera, así qua ahí sí la levanté y rápidamente tomamos cada uno una copa en la mano y fingimos estar conversando tranquilamente. No me dio tiempo de guardarme la verga dentro del pantalón.

  • ¿Y ustedes que muchachos...no piensan ir a bailar? – preguntó entusiasmado

  • Claro que si – se apresuró a responder Patry.

Yo no había respondido nada temiendo que él propusiera "!Entonces vamos enseguida!", porque obviamente yo no podía levantarme de la silla. Además, guardaba la esperanza de que él se fuera rápido para que Patry terminara de hacerme la mamada.

  • ¡Entonces vamos enseguida!

  • Dentro de un ratito Pedro ... no me gusta esa canción. – respondí.

  • Pero vamos hombre, ¡si tu novia está que se baila solita!

  • ¿Y tu donde dejaste a Katty? – pregunté intentando desviar el tema

  • Ella fue al baño...

  • Bueno, espérala en la pista no sea que te esté buscando. Nosotros vamos luego

  • ¡Que va...ya sabes como se tardan ellas en el baño!

Este imbécil no entendía, y yo queriendo que se largara para que me pudieran mamar la verga tranquilo.

  • Bueno Pedro. Espéranos para la próxima canción.

  • Al diablo con tu novio Patry – dijo en tono juguetón – Es un aburrido. Katty va a demorar en el baño así que ya que ella no está y tu novio no quiere bailar, aprovechemos tú y yo esa canción que está buenísima!

¡Diablos!. ¿Este tipo es tarado?. Debía estar muy borracho o de verdad era imbécil, así que cuando mi mente buscaba aceleradamente otra excusa para insinuarle que se largara...

  • Ok, vamos! – dijo Patry – Cariño, cuando Katty regrese se van ustedes dos a la pista y allá nos encontramos todos, ¿vale?

Ahí se me terminó la capacidad de pensar. No sé si ella lo hizo al ver que Pedro no se iría, y sabiendo que yo tenía que arreglarme trató de darme tiempo. Siempre he querido pensar que fue eso; el hecho es que inmediatamente se levantó del sillón, cogió a Pedro por la mano y se lo llevó hacia la pista. Yo me quedé sentado con mi copa en la mano y los vi meterse en medio de la multitud, bailando.

No atinaba a pensar en nada, cuando me dispuse resignado a guardarme mi verga. De repente, aparece Katty frente a la mesa. No la vi venir y me sobresalté pues ella casi me pilla intentando guardarme el palo; ella sin percibir nada me sonrió alegre y agarrando una copa se deslizó en mi sillón y se sentó en el lugar que Patry acababa de dejar vacío.

  • ¿Mi novio se robó a tu novia? – preguntó juguetona

  • Bueno, él pensó que te ibas a tardar más y no quería perderse esa canción. Dijeron que nos esperaban a nosotros allá en la pista.

Pero inmediatamente terminé de hablar, caí en cuenta que me había equivocado, pues ella me diría "Ok, vamos", y mi problema volvería a comenzar: aun tenía la verga fuera del pantalón. Mi ángel de la guarda (tuvo que ser él) intervino salvador, poniendo en la boca de ella la frase:

  • ¡Hay no!, esperemos un rato que estoy cansada.

¡Perfecto!. Eso me daba algo de tiempo para crear un plan de emergencia y acomodarme la tranca. Todo había sucedido tan rápido que aunque ya había perdido bastante de la erección anterior, aun estaba paradita. Pensé que relajándome completamente y aprovechando la oscuridad, en un par de minutos podría guardármela disimuladamente.

  • ¿Por qué no quisiste ir a bailar? – preguntó ella

  • Bueno...no me gusta mucho esa canción...

  • ¿O es que estaban entusiasmaditos y el imprudente de Pedro los interrumpió en mal momento? – me preguntó mirándome directamente a los ojos y con una sonrisa bastante pícara en los labios. Yo me sonreí

  • ¿A que te refieres?

  • Tranquilo, conmigo no tienes que disimular, esas cosas son normales entre novios. Yo ya lo he hecho también...

  • ¿Hacer que? – pregunté curioso. No sabía si estaba entendiendo el giro de la conversación, pero quise ver hasta donde ella quería llegar.

  • ¿Tu que crees?

  • No creo nada...espero que tu me lo digas.

  • Pues yo tengo muy buena vista – dijo poniendo de nuevo aquella sonrisa picarona – Después que me acostumbro a la oscuridad, veo casi todo.

  • ¿Ah sí? – me parecía estar entendiendo - ¿Y que es lo que has visto?

  • Bueno...no puedo asegurar el motivo exacto, pero después de algunos besos apasionados creo que Patry y tu perdieron alguna cosa, porque tu buscabas desesperado en los pechos de ella, y como que al no encontrarlo ella creyó que estaba en el piso, porque la vi agacharse entre tus piernas y de ahí no salió mas.

Dijo todo aquello con un tono tan inocente, que si no supiera de qué se trataba, no le hubiera entendido. Después soltó de nuevo aquella risa juguetona y agregó:

  • No te preocupes, ya te dije que no es nada del otro mundo. Simplemente que me quedé pensando "Pobrecito Tato" cuando vi que el imprudente de Pedro venía a interrumpirlos.

  • Katty, no me pongas en esta situación tan incómoda... – supliqué al ver que, bajo los efectos del alcohol, ella no era nada tímida!

Ella se sonrió de nuevo y desviándome la mirada bebió otro trago. La veía medio ebria, pero conciente.

  • ¿Cómo hiciste? – me preguntó de repente

  • ¿Cómo hice para que?

  • ¡Pues para reaccionar...para guardar "el paquete"?

¡Diablos!. Esta había perdido totalmente la vergüenza; ¡que pregunta!. Me quedé en silencio sin saber que responder. Ella me miraba como esperando una respuesta, y al ver que yo no contestaba nada y simplemente me encogía de hombros, de repente abrió la boca con cara de sorpresa, como comprendiendo mi situación.

  • ¡No te lo has guardado! – dijo de nuevo con aquella sonrisa juguetona. Se dejó caer hacia el espaldar de la silla llevándose las manos a la cara y soltando una carcajada. Luego se incorporó de nuevo y me miró diciendo – ¡O sea que estoy aquí sentada en un rincón oscuro, con un tipo que tiene su "herramienta afuera"!. ¡Que tentador!

Esta chica era más directa de lo que yo pensaba. Los efectos del alcohol la estaban llevando muy lejos. Yo no pude evitar la reacción de mi cuerpo cuando subrayó la ultima frase acercándose a mi cara y pasándose la lengua por los labios. Mi verga ya flácida, rápidamente empezó a levantarse. Lo que vino después, estaba completamente por fuera de mis planes. No sé exactamente que me llevó a hacerlo, pero si lo hubiera pensado mas tal vez no lo hubiera hecho. Simplemente no lo pensé.

  • Pues no tienes porque quedarte con la tentación – le dije mientras agarré su mano y la puse sobre mi pierna; luego la deslice hacia arriba y se la llevé hasta mi verga indicándole que la agarrara.

Ella no se resistió en lo mas mínimo. Dejándose llevar, cerró sus cinco dedos alrededor de mi verga. Yo cerré los míos sobre su mano y comencé a movérsela arriba y abajo, pajeándome. Ella no hacia nada, simplemente se dejaba llevar con su mirada clavada en mis ojos. Mi verga se paró rápidamente y yo me recosté hacia atrás y solté su mano; ella paró la pajeada, pero sin soltar mi verga.

  • ¡Sigue! – le pedí

  • ¿Quieres que siga?

  • ¡Sí!

  • ¿Qué quieres que haga?

  • Pajeame mas...

Con esa instrucción, ella sin quitarme la mirada comenzó a pajearme suavemente pero con su mano fuertemente cerrada sobre mi verga. Yo la miraba y ella con una sonrisa pícara no me apartaba la mirada. Tomó la copa con la otra mano y mientras me seguía pajeando bebió otro trago y se pasó la lengua por los labios.

  • ¡Tengo la boca tan reseca...este trago no me completa!. ¿Qué mas podré darle a mi boquita?

¡Esta salió mas puta de lo que yo pensaba!. No le di tiempo de nada mas; inmediatamente me incorporé un poco, le quité el vaso de la mano y lo puse sobre la mesa, la agarré por el cuello y con un jalón la obligué a inclinarse sobre mi hasta quedar su cabeza a escasos centímetros de mi verga.

  • ¡Métete esto en tu boquita! – ordené - ¡Chúpalo!

No necesitó de mas. Estaba calientísima por los efectos del alcohol, así que sentí como comenzó a pasarme la lengua por la punta de la cabeza de mi polla. Jugó con la lengua en la punta y después comenzó a pasarla por los lados del cuello del palo. Subía y bajaba suave, provocándome un ansia indescriptible, pero no se la metía a la boca.

  • ¡Chupa! – Insistí, pero ella seguía solo pasándole la punta de la lengua por los lados.

Entonces miré hacia la pista y hacia ambos lados para asegurar que ni su novio, ni mi novia, ni nadie mas venía. Me agarré la verga con una mano y me la puse vertical poniéndole la punta sus labios, con la otra le empujé la cabeza, la obligué a bajar con fuerza y se la clavé en la boca; enseguida volví a soltarla para ver como hacía ella la mamada.

Al sentirse con la verga en la boca pero libre para hacerlo solita, comenzó a chupar con un estilo encantador. Con su mano me la agarró por la base, lo suficiente solo para mantenerla a 90°, y arropándola con sus labios comenzó a subir y bajar muy despacio, dejando la verga deslizarse en su boca. Cuando bajaba lo hacía deslizando la verga entre su labio superior y su lengua, mientras que cuando subía la apretaba entre los dos labios y lo hacía succionando. Tenía un ritmo lento pero parejo, con el cual en pocos segundos me puso la verga como una barra de acero. Continuó con el ritmo suave y ese estilo encantador por un largo rato; a veces se la sacaba toda de la boca, jugueteaba con la punta de la lengua sobre el glande y después volvía a descender con aquel ritmo lento y acompasado. Luego comenzó a ladear un poco la cabeza pero sin dejar salir la verga de su boca, con lo cual sentía que la punta del glande se alojaba en el interior de su mejilla y seguramente desde afuera era posible apreciar el abultamiento. Eso me puso a mil, y ella con una calma impresionante seguía chupando, alternando por momentos entre el lado izquierdo y el lado derecho de su cara. Después volvió a colocar su cabeza de frente a mi verga y siguió chupando suave, pero un poco mas profundo; no estoy para nada mal dotado y no voy a decir que mi pene es de las proporciones descomunales que describen la mayoría de los relatos, pero sé que estoy en un buen promedio de tamaño; así que me sorprendió ver la profundidad de la garganta de Katty al ensamblarse mi verga dentro de su boca hasta el peque mismo con mis huevos. Patry nunca había logrado eso porque le daban arcadas, así que siempre quedaba el último pedazo afuera, pero Katty con su estilo suave y acompasado seguía subiendo y bajando sin pausa, comiéndose mi verga completita.

Siguió chupando concentrada y sin detenerse, hasta que comencé a sentir mi orgasmo próximo y los espasmos preliminares me indicaron que estaba a punto de llenarle la boca de leche. Ella seguramente lo sintió también. De repente, sin motivo aparente se levantó. Dejó de chuparme y hasta de pajearme y se acomodó bien sentadita, tomó la copa de la mesa y tomó un par de tragos mirando tranquilamente hacia la pista de baile sin decir nada y como si nada estuviera sucediendo. Yo con un empalme impresionante:

  • ¿Qué pasó?

  • Nada. ¿Por qué?

  • ¿Por qué te detuviste?

  • Ah, pues pensé que ya era suficiente. Puede venir alguien.

  • ¡Estás loca...no pensarás dejarme así! – le dije mientras me agarré el pene y lo sacudí como una espada para indicarle a que "así" me refería. La muy perra sonreía maliciosa

  • ¿Así como?

  • Termina con lo que comenzaste...

  • Yo ya terminé; quería probar tu verga y ya lo hice. Si tu necesitas mas, espera un ratito a que llegué Patry y que ella te la siga mamando; total, eso estaba haciendo ella cuando los interrumpieron.

Yo me quedé helado. No sabía si ella estaba bromeando o si hablaba en serio; ella me miró y me sonrió amistosa, diciendo como si nada:

  • Anda, guárdate ese palo rico y el resto se lo das después a tu novia. Yo también tengo que guardar algo para mi novio lindo. Lo que acaba de pasar será nuestro secreto, pues a ninguno de los dos nos conviene que nadie se enteré. Querías que te la chupara y te la chupé, pero eso es todo. ¿Vamos a bailar?

¡Maldita desgraciada!, estaba hablando en serio y me iba a dejar así. Me invadió la ira y el desespero; esa puta me había provocado, me había llevado al límite y ahora pensaba dejarme así.

  • ¡Que bailar ni que mierda...no quiero bailar, lo que quiero es que me la sigas mamando! – le dije; y agarrándola por el cuello intenté hacerla inclinar de nuevo hasta mi polla, pero ella se resistió y se me separó

  • ¿Qué te pasa? ¿Estás loco? ¡Déjame tranquila!

  • La loca eres tu; ¿que pretendes que haga?

  • Haz lo que te de la gana, si no quieres bailar yo voy sola entonces.

Tranquilamente se levantó de la mesa y se fue hacia la pista. Al alejarse me miró, me sonrió y guiñando un ojo me lanzó un beso. La vi caminar hacia la pista y aprecié su hermoso cuerpo lleno de curvas, con anchas caderas y prominentes tetas. Cuando llegó a la pista se mezcló entre la gente y la perdí de vista. Casi enseguida, vi salir a Patry de entre el gentío y dirigirse a la mesa. Yo continuaba estupefacto e indignado con la situación y ni me había movido de la silla. Cuando intenté reaccionar, ya Patry estaba de nuevo frente a mi y se deslizó en el sillón sentándose a mi lado.

  • Hola amor – dije medio nervioso - ¿Qué pasó? ¿Por qué te saliste?

  • ¡Por lo que me acaba de decir Katty! – dijo, mientras yo palidecí.

  • ¿Qué te dijo? – pregunté nervioso

  • Pues que llegó hasta aquí pero que tu no quisiste ir a baliar con ella, y que como ella tenía muchas ganas de bailar, fue sola. Me dijo que viniera a ver si podía yo convencerte o complacerte en caso de que quisieras otra cosa.

  • Pues...yo...te estaba esperando

Yo no sabía ni que decir. Ella se sonrió divertida y se acercó para darme un beso. En el gesto apoyó su mano sobre mi pierna y al inclinarse hacia mi cara, descuidadamente subió la mano y alcanzó a rozar mi pene. Se detuvo extrañada.

  • Amor...¿no te has arreglado? – pero antes de que yo dijera cualquier estupidez, ella continuó - Mmmm...que rico – me dijo, mientras abrazándolo con su mano, comenzó a meneármelo suavemente – Por eso fue que le dijiste a Katty que tu querías otra cosa ¿no picarón?...¿es para esto que me estabas esperando?

De nuevo mi ángel de la guarda intercedió por mí. Yo no había pensado darle esa excusa, pero al darme cuenta de lo que ella entendió, aproveché la situación.

  • Por supuesto cariño, prefiero estar contigo, antes que bailar.

Ella se acercó y me dio un beso espectacular, metiendo su lengua en mi boca y explorándola al mismo tiempo que aumentaba la velocidad de la mano y empezaba realmente a pajearme.

  • ¿Qué quieres? - preguntó

  • ¡Ven acá! – Fue mi respuesta, mientras que igual que había hecho con Katty, me agarré la verga con una mano, mientras con la otra le empujé su cabeza obligándola a inclinarse y ensartándole mi tranca en la boca.

Ahora Patry comenzó a chupar de nuevo. Pude comparar la diferencia entre las dos chicas, pues Patry siguió chupando con su estilo de siempre; moviendo la cabeza arriba y abajo a toda velocidad; fuerte, como desesperada, como desenfrenada; chupando rápido pero sin llegar hasta el fondo, ayudándose además con una mano que me pajea al mismo ritmo que la cabeza sube y baja. La única variante esta vez fue que en un instante se separó y me escupió en la cabeza de la verga; eso no me lo había hecho nunca. Con la mano regó la saliva a todo lo largo de la verga, y de nuevo se la hundió en la boca y siguió mamando con su ritmo devastador.

Yo ya no aguantaba mas, era la tercera chupada de verga que me daban en la noche y ya quería acabar, así que al mismo ritmo acelerado de su cabeza, yo comencé a mover mis caderas arriba y abajo en sentido contrario al de ella para metérsela con mas fuerza. Cuando me vino el orgasmo, empujé mis caderas hacia arriba y con mi mano aseguré su cabeza para evitar que ella se quitara. Le llené la boca de leche, que sentí abundante debido a toda la excitación que ya yo venía soportando. Ella se quedó allí recibiendo la descarga hasta que volví a descender mis caderas. Como podía, se la iba tragando, aunque algo escapaba por las comisuras de sus labios y escurría a lo largo de la parte de mi verga que quedaba fuera de su boca, hasta llegar a su mano. Después me pasó la lengua por toda la verga hasta que me la dejó limpia y se levantó; mirándome con lujuria se pasó la lengua por su mano y terminó de tragarse los restos de mi leche.

Nos acomodamos, me guarde la verga y seguimos bebiendo y charlando, dejando correr la noche. Yo era consciente de que mi novia me acababa de dar una chupada espectacular, pero no lograba olvidarme de la mamada inconclusa que me había dado Katty y la forma como se divirtió conmigo para después dejarme armado.

Al rato volvieron las dos parejas que estaban en la pista. Ya eran cerca de las 2:00 de la mañana y las tres parejitas seguíamos con cualquier conversación tonta entre tragos y tragos, pero cada uno en su cachondeo y su manoseadera disimulada. Patry seguía agarrándome la verga sobre el pantalón de vez en cuando, Alfredo abrazaba a Joanna por las espaldas y lo veía rodearla completa y con la mano por delante le agarraba las tetas. Katty por su parte, al igual que Patry se aferraba disimulada a la verga de Pedro, e incluso a veces yo alcanzaba a percibir el vaivén de su brazo que me indicaba que lo estaba pajeando sobre la ropa. Era hora de marcharnos.

Los primeros en irse fueron Alfredo y Joanna, que se despidieron rápido y por un par de comentarios sueltos, supuse que se iban directo a un motel. Me imaginé a la voluptuosa Joanna siendo brutalmente follada y por un instante mi verga se levantó un poco. Miré la hora para ver si me daba tiempo de irme a follar a Patry a un motel, pero vi que era muy tarde y tenía que llevarla a su casa. En confianza, Pedro también me confesó que estaba cachondo y quería clavarse a Katty esa noche, pero que habíamos tardado mucho y ya no se podía. Joanna no tenía problemas pues vivía sola con una prima, mientras que las nuestras aun viven con sus padres y tienen horario de llegada. Alfredo y Joanna tomaron un taxi, mientras los otros cuatro nos embarcamos en mi carro y yo me dispuse a hacer el reparto. Cuando planeamos la ruta, vimos que lo mas fácil era llevar primero a Pedro, luego a Patry y finalmente a Katty ya que era la que vivía mas cercana a mi casa; y así lo hicimos.

En el camino, mientras Patry se recostó a mi hombro y de nuevo comenzó a acariciarme la verga sobre el pantalón, yo veía por el espejo retrovisor a la pareja de atrás besuqueándose y perdiendo un poco el control, pues ya Pedro manoseaba descaradamente el par de tetas de Katty, mientras ella prendida a la tela del pantalón de él, le masajeaba la polla. Pedro se agacho a besuquear a Katty por el escote de su blusa, y en ese instante ella me vió a mi por el retrovisor y se quedó mirándome fijamente, moviendo fuerte el brazo para que yo viera como pajeaba a Pedro y pasándose la lengua por los labios. ¡Yo quería matarla!. Lo que hice fue que me desencajé la camisa y por la cremallera de mi pantalón me saqué mi verga para poner a Patry a pajearme de nuevo. Ella me susurró al oído "!Me van a ver!", pero yo le hice un gesto negativo con la cabeza y ella entonces ella me agarró la verga con una mano y comenzó a pajearme. Seguimos así, hasta que llegamos a la casa de Pedro. La parejita se despidió con un apasionado beso, luego él se despidió de nosotros y bajándose del carro se dirigió a su casa; esperé a que entrara y seguí mi camino. Ahora yo iba con la verga afuera, Patry pajeándome disimulada y Katty en la silla trasera mirándome por el retrovisor y pasándose la lengua por los labios. Estoy seguro que ella no se había dado cuenta que yo tenía la verga afuera y tal vez se imaginaba que Patry me pajeaba por sobre el pantalón como había hecho ella con Pedro, porque ya el movimiento del brazo de mi novia era bastante notorio. Llegamos a la casa de Patry; ella me dio un beso igual de apasionado que el de nuestros amigos y me susurró al oído "Arréglate"; luego se bajó del carro y se despidió de Katty. Mientras Patry se dirigía a la puerta de su casa, Katty brincó por entre las dos sillas delanteras para pasarse hacia delante. Patry entró a su casa y yo arranqué.

Cuando quedamos solos volteé a mirarla y ella me miró y me sonrió.

  • Quiero pedirte disculpas – me dijo

  • ¿Disculpas por qué? – le pregunté haciéndome el inocente

  • Bueno, por todo lo de esta noche.

  • Explícate mejor...

  • Mira, hoy antes de salir, Pedro y yo habíamos tenido una discusión y yo le dije que lo mejor era que me cuidara mejor o podría perderme. Él me dijo que no tenía miedo de perderme porque sabía que yo no era capaz de enredarme con ningún otro hombre. En el momento me sentí muy mal porque pensé que en el fondo él tenía razón.

  • ¿Qué diablos me importa a mi eso? – dije yo indignado

  • Es que yo quise comprobarme a mi misma quien tenía la razón. Simplemente quise ver si yo era capaz de seducir a uno de los mejores amigos de mi novio, pues si puedo enredarme con un amigo suyo, puedo enredarme con cualquier otro ¿cierto?. Ahora ya lo comprobé, así que te pido disculpas por haberte usado esta noche.

En ese momento sentí que me hervía la sangre en las venas. Aquella perra me había usado y ahora pretendía salirse con la suya. Me quedé callado y seguí dirigiendo, pero ya sabía lo que tenía que hacer. Me dirigí por una calle oscura y solitaria y ella pareció no percibirlo.

  • ¿Me disculpas? – me preguntó de repente

En ese momento yo estacioné a un lado de la calle, apagué el motor y las luces del carro y la encaré:

  • Pues si quieres que te perdone, vas a tener que continuar con lo que comenzaste.

  • ¿Qué haces? ¿A que te refieres? ¡Llévame a mi casa enseguida!

  • Te llevaré después que te tragues mi verga, zorrra. Estoy dispuesto a terminar con Patry, solo llevamos tres meses juntos y ya le he dado suficiente verga; pero tu vas a perder los 2 años que llevas con Pedro. Si no me complaces ahora, te juro que mañana todo mundo sabrá lo que hiciste hoy.

Mientras terminaba de decir esta última frase, la agarré a ella por los cabellos y de un jalón le hundí la cabeza entre mis piernas. Ella intentó evitarlo, pero con mas fuerza volví a jalar por los cabellos y ella soltó un gemido; me agarré la verga y le baje a ella su cabeza hasta que su boca hizo contacto con la punta de mi tranca. Ella se sorprendió, pues no esperaba que yo ya la tuviera afuera, pero inmediatamente apretó los labios y yo con mi mano empecé a restregarle mi verga por toda la cara mientras ella trataba de zafarse. Entonces la jalé de nuevo hacia arriba y le dije;

  • Piénsalo bien, puta: o me complaces o convierto tu vida en un desastre. Abre la maldita boca de chupadora que tienes y comienza a mamar verga como tu sabes; termina lo que comenzaste o yo termino contigo - de nuevo la jalé hacia abajo y la dejé frente a la verga, repitiéndole la orden - !Chúpamela!

Ella se resignó: estiró una mano muy lentamente y empezó a pajearme suavecito. Volví a decirle:

  • ¡Empieza a chupar o vas a arrepentirte!

Entonces abrió la boca y muy lentamente se metió la mitad de mi verga. Yo sentí una ola de placer que me recorrió el cuerpo entero. Sin soltarla de los cabellos le presioné la cabeza hacia abajo obligándola a tragarse la verga completa, hasta el pegue. La dejé ahí un par de segundos y luego aferrado a sus cabellos, comencé a moverle la cabeza arriba y abajo obligándola a chuparme mas rápido. Ella simplemente se dejó llevar, ya que está vez no usó tanto su lengua ni succionó como la primera vez que me la había chupado; simplemente me dejaba llevarle el ritmo moviéndole la cabeza de arriba abajo y dejaba deslizar el cuerpo de mi verga entre sus labios. Después le solté la cabeza y le susurré: "Ahora hazlo tu solita". Ella sin tocarme la verga con las manos y manteniéndola simplemente con la boca, comenzó a subir y bajar su cabecita suavemente. Se notaba que era su estilo favorito porque comenzó a darme una chupada bastante parecida a la que me había dado en el bar. Yo la dejé hacer un rato, y luego la prendí de nuevo por los cabellos y volví a moverle la cabeza rápidamente y presionando fuerte hacia abajo, de modo que me la chupaba parecido a como chupa Patricia, pero tragándosela completa. Así la mantuve un rato y una densa saliva comenzó a escaparse por las comisuras de sus labios.

Cuando me iba a correr, de nuevo la jalé por los cabellos y la levanté hasta quedar ella sentada de frente a mi. Percibí que tenía lágrimas en sus mejillas, pero ya no me importaba y no estaba dispuesto a quedar hasta ahí, así que me abalancé sobre sus pechos y con ambas manos agarré su blusa por el escote y jalé hacia abajo. Era una blusa ajustada al cuerpo y mantenida solo por un par de tiras sobre los hombros, las cuales también me apresuré a bajar y un hermoso par de tetas apareció bamboleante ante mis ojos. ¡Eran hermosas!; grandes pero no exageradas sino mas bien voluminosas, redondas y firmes, perfectamente cerradas entre ellas formando una provocativa hendidura al unirse, y con unos pezones oscuros y amplios pero muy delicados. Comencé a estrujárselas en círculos y ella sin hacer nada, simplemente me dejaba disfrutar. Me abalancé sobre ellas y empecé a chupárselas con ansia, mordisqueándolas en los pezones al tiempo que las estrujaba con mis manos y pasaba alternadamente de una a otra. Ahora ella lloraba en silencio, pero no me condolí. Por el contrario, solté una de sus tetas y bajando la mano la metí entre su falda y sin ningún preámbulo le agarré directamente la concha. Ella movió un poco las caderas hacia atrás evitando instintivamente el contacto, pero yo en respuesta me separé, con mis dos manos agarré su falda y se la subí hasta las caderas, agarré sus rodillas y se las separé dejándola totalmente abierta de piernas, con ambas manos reventé las tiritas que tenía su tanga a cada lado de sus caderas y jalando los restos de la ropa interior los arrojé al piso, y me quedé contemplándola.

Allí estaba ella, con lagrimas corriendo por sus mejillas, con un magnifico par de tetas meciéndose libres, y con sus piernas abiertas de par en par dejándome ver una concha hermosa, adornada con una mata de pelos muy cortitos pero ordenaditos y distribuidos uniformemente; con una hermosa hendidura en el medio de carnudas y abultaditas masas de carne peludita a los lados. Inmediatamente volví a prender fuerte una de sus tetas, y con la otra mano agarré su concha completa; la estrujé toda un ratito y luego destaqué el dedo central y sin contemplación se lo introduje. Ella se movió y soltó un gemido, entonces comencé a meter y sacar el dedo a la máxima velocidad que me era posible; me incliné sobre ella y con la boca ataqué la teta libre. Luego metí otro dedo en su concha y así seguí un buen rato, metiéndole rápidamente los dos dedos juntos, estrujándole una teta y chupándole la otra. Ella estaba gimiendo, no sé si de placer o de dolor. Bajo esas condiciones, la naturaleza del cuerpo termina siempre lubricando la concha, pero eso no significa que ella estuviera disfrutando, así que jamás lo sabré.

Después la solté. Rápidamente me bajé del carro con mi verga erecta todavía afuera, y lo rodeé hasta la puerta del pasajero. Miré a ambos lados para asegurarme que nadie me veía, abrí la puerta y parándome de frente a ella que seguía sentada, le puse la verga a la altura de su cara y le ordené:

  • ¡Chupa mas!

Ella sin oponer ningún tipo de resistencia giró la cabeza y comenzó a chuparme de nuevo. De nuevo también, la agarré por los cabellos le hice aumentar el ritmo de la mamada. Mientras la verga entraba hasta el fondo de esa boca y salía de nuevo, yo escuchaba sonoros ruidos salivares que me pusieron a mil y listo para el combate. La retiré con fuerza la empujé hacia atrás.

  • Acomódate. Ponte en cuatro sobre las sillas que te voy a clavar

  • ¡Por favor Tato! – suplicó – ¡ya no mas!

  • Cállate y haz lo que te ordeno perra apestosa, así aprenderás que con los hombres no se juega.

De nuevo empecé a estrujarla con fuerza, empujándola a la posición que yo quería. Ella comenzó de nuevo a llorar, pero resignada a su suerte, terminó por acomodarse lentamente como yo le ordenaba. Se inclinó apoyando sus codos sobre la silla del conductor y sus rodillas en la silla del acompañante, separó las piernas lo mas que pudo y arqueó la espalda hacia abajo. Como resultado, sus hermosas caderas se alzaron y sus nalgas carnudas y redondas se me ofrecieron, mostrándome mas abajo la hermosa concha peludita. Me acerqué con la verga en la mano y apuntando directamente a la concha. Hice contacto y comencé a dar unos brochazos pasando la punta de mi falo por la raja de su concha. Entre gemidos y lagrimas, pero perfectamente acomodada para pagar el precio de su osadía, volvió a hacer su último intento:

  • ¡No lo hagas!, ¡Por favor!

La respuesta a su petición llegó de inmediato: al sentir la punta de mi verga hacer contacto con el punto exacto de su entrada, embestí fuerte hacia adelante y de un solo empujón dejé a Katty completamente ensartada. Ella gritó fuerte al ser penetrada y yo era consciente de que la había clavado hasta el fondo: "esto es lo que te mereces", le dije. Me mantuve así y la dejé relajar un instante, pero cuando paró de sollozar, inmediatamente comencé a mover mis caderas adelante y atrás, bombeándola con fuerza. ¡Me sentí en la gloria!. Esa chica que al comienzo de la noche era una buena amiga y novia de mi mejor amigo, la que en medio de la noche me había usado para su experimento, ahora al final de la noche estaba siendo brutalmente follada por mi. Seguí taladrando su concha, ella gemía un doloroso "¡Auhh!" cada vez que mi verga llegaba hasta el fondo de su concha, al mismo ritmo de mis penetraciones, y yo no paraba de humillarla, diciéndole cosas como "Goza puta", "Así te gusta que te claven, perra", "Siente mi verga caliente en tu concha, zorra".

Estiré un brazo y desde mi posición la agarré por los cabellos y tiré fuerte hacia atrás obligándola a levantar la cara hacia arriba, mientras con el otro me aferré fuerte a su cadera y con esos dos puntos de apoyo seguí un mete y saca desenfrenado, con una fuerza de la que después yo mismo me sorprendía recordando lo sucedido. Soltaba su cadera y estiraba mi mano por debajo de su cuerpo hasta alcanzar una teta y entonces se la apretaba con fuerza, estrujándola y pellizcando el pezón para hacerla gemir como una verdadera perra: "Eso perra asquerosa, ¡chilla!", "Te voy a arrancar estas tetas". Yo quería taladrarla, quería partirla en dos, quería enseñarle lo que le pasa a las zorras como ella que quieren usar a un hombre y terminan siendo usadas: "Aprende a provocar a los hombres, puta". Le daba fuerte, cada vez mas, como si quisiera sacársela por la boca; y era consciente de cómo sus nalgas brincaban y se separaban con cada nueva embestida, y sus grandes tetas se bamboleaban adelante y atrás; todo esto acompañado por el incesante "¡Auhh!" que salía de su boca y que estuvo presente durante todo el tiempo que estuve clavándola de esa forma: "Como te encanta que te follen fuerte como a las putas, mujerzuela".

¡Fue una follada espectacular!. Seguí dándole caña, como nunca le habían dado. Finalmente sentí mi orgasmo venir y mi verga hincharse aun mas. Aumenté al máximo posible la velocidad de la clavada, hasta que sentí sendos chorros de leche caliente saliendo de mi verga y llenando su concha por completo. Ella tuvo que sentirlo también pues se la metí completamente hasta el pegue de mis huevos con los vellos de su concha, y ahí me quedé impulsando hacia delante mientras descargaba mi leche, además que la hinchazón y los espasmos de mi verga acompañados por el calor del semen tuvieron que haberle indicado lo que estaba sucediendo. Ella volvió a gemir "!no!, ¡no!, ¡salte!", pero ya era demasiado tarde; aunque la verdad es que si me lo hubiera pedido antes, tampoco me habría privado yo mismo de inundarle la concha con mi leche. Cuando sentí que terminé de descargar me salí, la jalé por los cabellos y a empujones la hice sentarse de nuevo frente a mi y pude ver su rostro sonrojado y bañado en lágrimas. A la fuerza le metí la verga húmeda en la boca, y ella ya resignada y sabiendo que era la última etapa de su castigo, no opuso mucha resistencia y con su estilo de chupada lenta comenzó a limpiármela. Chupó y me dio lengua hasta que la dejó bien limpiecita. Luego la solté y le permití recostarse en el asiento, cerrando sus ojos.

Enseguida me guardé la verga, rodeé el carro y entrando por mi lado me acomodé en mi silla; arranqué el motor y lentamente puse el carro en marcha. Ella lentamente se bajó la falda y se subió la blusa acomodándose las tetas dentro. Hicimos el camino en completo silencio. Ya cerca de su casa, la vi agacharse y recoger la tanga rota del suelo y guardarla en su bolsa. Sacó un pañuelo y se limpió las lágrimas, luego se arregló un poco el cabello y terminó de alisarse la ropa. Me detuve en la puerta de su casa y sin decir una palabra se bajó, pero antes de cerrar la puerta giró hacia mi:

  • ¡Eres un maldito! – me dijo en voz baja y calmada

  • ¡Y tu una perra! – le dije. Cerro la puerta y caminando lentamente se dirigió a la puerta de su casa. Su madre le abrió y yo me largué.

Ya pasaron 3 meses y yo ya no estoy mas con Patricia, aunque Katty sí sigue con Pedro y escuché que pronto se casarán. Yo sigo siendo amigo de Pedro, pero con la excusa de mi ruptura con Patry, jamás volvimos a salir en planes de pareja. Cuando nos encontramos y está Katty presente, ella y yo nos comportamos como si nada hubiera sucedido, pero solo por guardar las apariencias ante Pedro. De la tremenda follada que le di estoy seguro que no se olvidará jamás, así no se atreverá a volver a coquetear con otros y engañar a mi mejor amigo.