La noche rusa de la presidenta...(Parte II)

Mariana se despierta después de su caliente noche rusa, cansada y dolorida, tiene una visita inesperada...

Estaba mirando el móvil en la cama, observando las fotos que Karei me había enviado  cuando su sonido me sobresalto, me quede mirando unos segundos hasta que al final reaccioné,  era Pablo mi marido, tosí me aclare la voz y dije,

Hola cariño,

Hola Mami, que tal tus días solitarios en el paraíso, has podido arreglar los problemas de la comunidad, me pregunto mi marido con algo de coña.

Mami?, cuándo había dejado de ser Mariana, cuándo había dejado de ser una mujer para convertirme en solo una madre, estuvimos un rato hablando de tonterías y acordamos que como a él le faltaban un par de días para cerrar su trabajo y yo no había terminado mis gestiones en la comunidad, me quedaría un par de días más sola y después vendría mi marido después de recoger a mi hija, que estaba encantada con mi madre y sus primos.  Un par de días que yo disfrutaría relajándome y terminando lo que había venido a hacer, después de colgar, me estiré en la cama y note como me dolía cada trocito de mi cuerpo, la noche anterior me estaba pasando factura, aparte de una resaca tremenda por mi poca tolerancia al alcohol, al levantarme de la cama me costaba andar y mi culo parecía que tenía todavía una polla dentro, de lo abierto que lo tenía.

Me dirigí al baño, al mirarme al espejo me asusto mi aspecto, tenía los ojos muy enrojecidos, el pelo sudado y pegajoso, sin más me metí bajo la ducha y el agua caliente fue despertando mis sentidos, me enjabone y mis pezones al contacto con el agua se pusieron duros, me los pellizque y sentí un calambrazo de placer, la esponja fue bajando y el jabón llegó hasta mi coño que también seguía muy abierto y sensible, el simple roce de la esponja hizo que me calentará de nuevo, mi clítoris estaba muy hinchado y mi ano me dolía con la sola presión de la esponja, al frotarlo y retirar los restos secos empecé a fantasear con lo ocurrido la noche anterior, las imágenes se sucedían en mi cabeza,  Karei, la rubia espectacular y el otro tipo del que no sabia ni su nombre, vinieron a mi mente, no podía ni creer lo que había pasado, como me habían utilizado, como había disfrutado, sus pollas a mi alrededor, como les hacía una mamada sin ningún remilgo, como habían desvirgado mi culo y me había corrido como nunca, desde luego el popper era un artículo muy peligroso, me había convertido en una p…,  en una puta, esa era la palabra que mi mente no quería pronunciar.

Esa noche mi cuerpo pedía más y más, cuando hasta ahora me contentaba con un misionero tradicional y cortito, ya nada iba a ser igual, después de experimentar el placer con mayúsculas, mi antigua vida sexual me iba dejar muy poco satisfecha, pero claro Pablo, mi marido, es a lo que me tenía acostumbrada y no podía de un día para otro, encontrarse con una loba sexual.  Definitivamente este tenía que ser mi secreto, yo era una mujer tradicional y respetable, que simplemente había tenido una noche loca. Salí de la ducha y todavía dolorida, me vestí, mis pezones muy sensibles e irritados solo me permitieron colocarme un kaftan muy ligero de gasa casi transparente, que venía a juego y de regalo, con un bikini que me había comprado, nunca lo había utilizado para bajar a la playa, era demasiado transparente y mas que tapar enseñaba, pero estaba sola y mis pezones no podían soportar nada más, me puse unas braguitas y el simple roce del algodón con mi cuerpo, hizo que me las quitara inmediatamente.

Sólo con la prenda de gasa como indumentaria me fui a la cocina, al pasar por el pasillo, vi mi reflejo en el espejo y me sorprendió, mi cuerpo estaba totalmente expuesto a través del tejido, mis pechos, mi 110 parecía más grande aún, los tenía hinchados y erectos, se marcaban perfectamente los pezones y mi vello púbico se veía sombrear, me sentía muy atractiva, tanto que durante un rato estuve mirándome y girándome ante el espejo.

Ya en la cocina, me preparé un té y unas tostadas, al sentarme en una taburete de la barra de la cocina, note mi culo muy dolorido y añadí a mi desayuno un par ibuprofenos, que bajarían la inflamación.  Terminado el desayuno, me fui al salón y me deje caer en el sofá del salón, estaba sola y no tenía mucho que hacer, eran las 12 de la mañana y el sopor hizo que me quedara de nuevo dormida.

Al rato me desperté sobresaltada, estaban llamando al timbre de la puerta, mire el reloj y eran las 5 de la tarde, un poco atontada me dirigí a la entrada y miré por la mirilla, para ver quién estaba llamando, era una chica rubia, alta que me resulto familiar, pero no acertaba a recordar quién era, entreabrí un poco la puerta y asome la cabeza.

Hola, me dijo la rubia, soy Britta te acuerdas de mi, en ese momento el recuerdo del morreo que nos habíamos dado, me hizo subir los colores, pero claro, la rubia espectacular iba de calle, con una faldita y una nadadora negra, su pelo recogido en una cola alta, parecía una chica normal, con las gafas de sol sobre la cabeza y un gran bolso bandolera colgado al hombro.  Yo debía tener cara de tonta, ruborizada y solo con la cabeza asomada fuera de la puerta, entonces volví a escucharla, Mariana estás bien, ese era tu nombre no?, volví en mi, y entreabrí un poco más la puerta.

Si, perdona estoy un poco aturdida, me había dormido un rato. No importa, me dijo, lo entiendo, entro a trabajar a las ocho en el Sex Shop, pero acordándome de la fiesta de anoche, y pensando que quizás no estabas muy acostumbrada, decidí pasarme por tu casa para traerte algo que creo que te vendrá muy bien, metió la mano en su bandolera y sacó un bote rosa, es una crema calmante, tiene rosa mosqueta y aloe, creo que te refrescara y bajara la inflamación que seguro que tienes.  Sin acordarme de cómo iba vestida, abrí del todo la puerta, y me acerque a coger el tarro, Britta en ese momento me miro de arriba abajo,  con una sonrisa se quedó mirando mis pechos, seguía con los pezones duros y erectos, todo mi cuerpo se trasparentaba a través de mi kaftan, intentando tapar mi desnudez, me eche un poco hacia atrás para no quedar tan expuesta, y ella lo tomo como una invitación a entrar, ya que yo ya no le franqueaba la puerta.

Una vez ella estaba dentro, y para que ningún vecino me pudiera ver desnuda cerré la puerta, ella volvió a coger el tarro de mis manos y se dirigió al salón, empezó a contarme, que la crema no me provocaría ninguna reacción alérgica, que era una producto que se vendía mucho en la tienda y que no solamente era buena para después de una buena sesión de sexo, sus propiedades calmantes me vendrían de perlas para después de tomar el sol por ejemplo, Britta hablaba de sus productos, como si de una promotora de la perfumería del Corte Inglés se tratara, para ella hablar de sus propiedades era lo más natural, yo la seguí al salón y al sentarme a su lado, note de nuevo el dolor en mi culo y mi coño, mi cara tuvo que cambiar y el gesto de dolor tuvo que ser claro, ya que ella dejo de hablar y con una sonrisa me dijo, que no me preocupara, tumbate te hará mejorará en un momento.

Yo como si estuviera hablando con mi médico, hice lo que me decía, era tal la confianza que me inspiraba y el dolor que sentía, que no me lo pensé dos veces, lentamente me eche hacía atrás, quedando recostada en los cojines de cara a ella.  Britta, me abrió un poco las piernas y se sentó en medio, lentamente me fue subiendo el Kaftan hasta dejar mis pechos al descubierto, era una locura, estaba completamente expuesta a una total desconocida y no sentía ningún pudor, es más notaba como un calorcito muy agradable me subía desde la entrepierna.

Ella sin dejar de sonreír, abrió el bote, metió tres dedos y con ellos embadurnados en un gel rosa se acerco a uno de mis pechos, lentamente, con mimo fue rodeando mi aureola y mi pezón, que aunque duro y sensible después del maltrato del día anterior, agradeció la sensación de frescor que me produjo de forma inmediata, Britta no dejaba de mirarme a los ojos y yo me sentía prisionera en esos ojos azules, fue ampliando sus refrescantes caricias, hasta masajear por completo esa teta, ya no empleaba sus tres dedos sino la mano entera, el masaje era muy agradable, en un momento note que paraba y mire de nuevo su mano, simplemente volvía al tarro rosa para recoger más gel y emplearse con el mismo mimo en mi otro pecho, ansiaba su contacto y al recibirlo deje de mirarla a los ojos y entrecerré los míos, era increíble como me estaba dejando tocar por una mujer, una desconocida que sabía perfectamente lo que necesitaba.

Yo una mujer normal, madre y esposa que hasta el día anterior jamás había tenido más contacto sexual que con mi marido y nunca, nunca, nunca había pensado en una mujer, ahora me estaba dejando masajear por una rubia espectacular llamada Britta, que el día anterior me había penetrado con su lengua, con sus dedos y con un aparato enorme atado a su cintura, era una locura.  Cuando terminó de masajear mi otra teta, abrí los ojos, la quemazón había desaparecido, mis pezones aunque erectos por el contacto y el frescor, ya no me dolían, la vi levantarse y arrodillarse junto al sofá, al mirarla me di cuenta que no llevaba sujetador, sus pezones también estaban duros y se transparentaban a través de la camiseta, en ese momento sonó su móvil, se puso de pie y me pidió disculpas por contestar, de su conversación pude deducir que alguien le estaba anulando una cita.

Perdona, esta tarde tenía una reunión de Tuppers sex, concertada desde el sex shop y me la acaban de anular, parece ser que no han podido reunir al suficiente número de chicas, y lo han aplazado para la semana próxima, yo me quede mirándola sin saber que decir.  No sabía que era una reunión de Tuppers sex, ella entendió perfectamente mi cara y acercó su bandolera, arrodillándose de nuevo junto a mí, metió la mano y saco una cajita blanca, que parecía un estuche de joyería, al abrirlo sobre un terciopelo rosa aparecieron dos canicas metálicas, del tamaño de nueces.

Una reunión de Tuppers Sex, es una reunión de amigas, a la que invitan a una experta en productos eróticos, en este caso yo, de forma amena y con un café les voy enseñando las últimas novedades en productos de nuestro sex shop, aconsejándolas como utilizarlos y recomendándoles los productos que más salida tienen según sus gustos, esto primero que te he enseñado son una bolas chinas, sirven para darte placer con sus movimientos y para fortalecer las paredes de tu vagina, sobre todo si has tenido niños, yo cogí la cajita y las saque, pesaban un poco y al chocar entre ellas, producían un sonido metálico.  Britta me miró y dijo, quizás quieras probarlas, tengo tiempo, ya que me han anulado mi cita y como veo que no conoces mucho estás cosas, ya que estoy en tu casa, puedo hacerte una reunión privada y así justifico mi tiempo fuera de la tienda.

Mariana, verás como te gusta, además como tenemos la crema aquí, puede ser una forma estupenda de refrescar tu irritada vagina, tumbate de nuevo, yo que me había sentado para ver que sacaba del bolso, me volví a recostar en mi sofá de piel y la gasa de mi vestido se quedo pegada por el gel a mis pechos, dejándolos más marcados si cabe.  Cogió las bolas, las embadurno en el gel y de rodillas, me abrió un poco las piernas, cogiendo una bola entre sus dedos y acercándola a mi coño, la pasó suavemente por mis labios vaginales, de arriba a abajo, hasta que note una pequeña presión que enseguida dio como resultado que la bola estaba en mi interior, la sensación fue muy extraña y refrescante, inmediatamente cogió la otra bola y realizó la misma operación, la paso por toda mi raja y después de una leve presión, también mi vagina la engulló sin ningún problema, al entrar la segunda, note como un leve choque en mi interior, que volvió a producir una oleada cálida en mi.

Levántate un momento Mariana, verás el movimiento que vas a notar en un interior, se levantó y dándome la mano me ayudó a incorporarme, al ponerme de pie, mi vestido siguió arriba ya que estaba pegado por el gel a mis pechos, y mi culo y mi coño quedo expuesto, las bolas en mi interior, pesaban y tiraban de mi vagina hacia abajo, yo tenía que contraerla para evitar que se salieran y eso hacía que rebotaran en mi interior, produciendo un cosquilleo que iba calentándome.

Vuelve a tumbarte, me dijo.

Volvió a meter su mano en la bandolera y saco otra cajita, esta vez metálica, al abrirla, vi en su interior una especie de punta con un brillante, esto es un Plug Mariana, es mini, sirve para dilatar y estimular el ano, pero en tu caso como veo que todavía lo tienes dilatado, supongo que, la penetración de anoche fue tu primera vez, lo podemos embadurnar también con gel y te calmara por dentro, para que no te duela al introducirlo si quieres te puedo dar a oler un poco de popper.

Popper, era la palabra mágica para una mujer que como yo, se había dejado llevar hasta la locura la noche anterior, me había gustado y quería volver a experimentar la misma sensación, me sentía segura con Britta, estaba en mi casa, en mi sofá, le dije que si, abrió de nuevo su bandolera de los deseos y saco un frasquito de cristal, lo destapo y me lo dio a oler, de nuevo el olor a acetona, de nuevo el calor, la sensación de euforia, aspira dos veces por cada orificio y recuéstate.

Me deje hacer, me sentía tan bien, relajada, eufórica, desinhibida, esta vez Britta, mojo el plug en el gel, pero no me lo metió, lo paseo por toda mi raja, subiendo y bajando, hacía presión en mi clítoris, me lo metía en la vagina, volvía a acariciar mi clítoris, yo abrí más las piernas, el placer me estaba embargando, junto con el plug también sus dedos me acariciaban, sus dedos resbaladizos por el gel iban abriéndose paso por mis labios mayores, menores, mi ano, estaba en el cielo, me acerco de nuevo el frasquito y lo volví a oler dos veces más, seguía acariciándome, volvió a mojar el plug y esta vez lo poso en mi y con una leve presión me lo introdujo, al mismo tiempo lo iba girando y las sensaciones en mi interior se iban multiplicando, lo dejo allí, te gusta Mariana, si, si, SI,…, me encantaba, esa presión me estaba volviendo loca y al mismo tiempo las bolas se hacían más presentes, chocando entre si y con el plug.

Subió una mano a mis pechos y pellizco un pezón, arquee la espalda, al mismo tiempo seguía acariciando mi coño con la otra mano, mi clítoris, me metía un dedo, dos, empujaba las bolas más dentro de mi, acariciaba el plug desde dentro.  Entonces me llegó un orgasmo, que me dejo toda desmadejada y temblorosa en el sofá, había tenido un orgasmo con una mujer, una mujer me había acariciado hasta hacerme perder el control y había conseguido que me corriera.   Era una locura, a mi no me gustan las mujeres.  Sin dejarme respirar y de improviso Britta metió su cara entre mis piernas y empezó a comerme, a devorarme el coño, parecía querer beberme entera, y yo todavía con las piernas temblando del orgasmo anterior, no solo la deje hacer sino que las abrí más para que me tomara toda, gemía, resoplaba, me restregaba con su boca, me agarre yo misma los pezones y los pellizque, tire de ellos y tuve otro orgasmo que me hizo cerrar las piernas, pero ella se hacía fuerte entre ellas y seguía chupando, mordiendo, metiendo los dedos,…, de repente escuche caer algo sobre el parquet, el sonido me sobresalto, al mirar al suelo, vi rodar una de las bolas,  había conseguido sacármela con los dedos, al momento la otra también caía, me dejaron un vacío en mi interior, Britta empezó a hurgar en su bandolera y con dificultad, saco un consolador de él.

Pero no era un consolador normal, era como dos pollas unidas por la base, el tamaño era enorme, cada una tenía un tamaño de unos 20 centímetros y un grosor de más de tres dedos, con él en la mano, se acerco a mi, me acarició la cara y beso mis labios, al principio solo fue un leve roce, pero cada vez se fue haciendo más exigente, yo notaba el sabor salado de mis flujos en sus labios y su lengua recorriendo mis labios, abrí mi boca y la recibí con mi lengua, nunca hasta ayer había besado a una mujer, era un beso suave, húmedo, cálido, nuestras lenguas jugaban, nos acariciábamos, se separó un momento para quitarse la nadadora y unos pechos más pequeños que los míos aparecieron, tenían un tono tostado, igual que el resto de su cuerpo, con unas aureolas oscuras por el sol y unos pezones pequeños y duros. Los acaricie con los dedos, nunca antes había tocado los pechos de otra mujer, con un movimiento ágil, se bajo la falda, no llevaba ropa interior, estaba totalmente depilada y su coño al igual que sus tetas era de color tostado, seguramente hacía nudismo o se bronceaba en alguna cabina, la noche anterior no me había fijado, volvió a besarme y yo acaricie sus tetas, las pellizque, no sabía que hacer, sólo hice lo que sabía que me gustaba a mí.

Se incorporo y con su mano llevo mi mano a su entrepierna, note su humedad, su suavidad, su calor, me agrado el contacto, empecé a recorrer su rajita con mis dedos, haciendo presión en los lugares que a mi me gustaban y con la otra mano seguía acariciando sus pechos, se inclinó y volvió a besarme,  primero en el cuello, luego las orejas, acercándose cada vez más a mi boca, yo a esas alturas ya no sólo le acariciaba el clítoris, le metí un dedo, al no estar muy acostumbrada a masturbarme, el calor de su cuerpo me sorprendió.  Dejamos de besarnos y mirándonos, lentamente fue introduciendo parte del consolador en mi vagina, notaba como me abría a ella, estaba tan lubricada, que a pesar del tamaño, no me produjo ningún daño, cuando ya llevaba más de la mitad, se colocó, y fue introduciendo la otra parte en su vagina, la última parte, la hicimos juntas, nos penetramos la una a la otra, cada movimiento de una suponía una penetración en la otra, nos seguimos besando y entre embestida y embestida, me volví a correr, mis espasmos junto a sus movimientos hicieron que Britta también se corriera.

No se cuántos orgasmos me dio Britta esa tarde, perdí la cuenta, perdí la cabeza y hasta la conciencia, me desperté sobre las doce de la noche, estaba en el sofá de mi casa, con una colcha por encima, al incorporarme, tenía todavía el vestido de gasa por encima de mis pechos, pegado, estaba toda embadurnada de gel y con el plug puesto, no me dolía nada, me sentía bien, junto al sofá, estaba la crema, la caja de las bolas, la caja del plug y una nota de Britta que decía:

Mañana reunión de Tuppers sex en Moncloa, 33. Anímate.

Continuará…

Espero ansiosa vuestros comentarios y sugerencias.

Besos Mariana.