La noche que fui su perra

Me fui a dormir sin saber que la noche terminaría de esa manera........

Tendida en mi cama casi dormida escuché un ruido fuerte provenirte del comedor entonces ya más alerta pero aun medio dormida sentí pasos, estaba muy asustada habían entrado a mi casa y yo estaba sola. Mi miedo aumentaba más y más con cada paso que se escuchaba no sabía que me pasaría esa noche. Los pasos se detuvieron al llegar a la puerta de mi habitación, se escuchó lentamente la puerta abriéndose, miré hacia la puerta y prendí la luz de mi mesita de noche.

Era alto, musculoso y con una voz amenazante, llevaba su rostro cubierto por un pasamontaña negro, camiseta blanca y jeans, entonces me dijo:

-mira que tenemos acá… una putita y yo que pensé que esta casa estaba vacía, como me voy a divertir (mientras lo decía me miraba lesivamente y se reía)

Mi temor aumentaba cada vez más, pero también estaba un poco excitada por la situación…se acercó a la cama, se quedo parado frente a mí, me quede helada ya el sueño se había ido por completo y la confusión de lo que sentía me abrumaba ¿Por qué estaba tan excitada con este hombre que podría matarme si quisiera? su miembro estaba a la altura de mi boca, cuando lo mire, sonrió y dijo;

-te gusta lo que ves zorra?

Trague saliva al darme cuenta que mis ojos se habían clavado en el bulto del pantalón de ese hombre desconocido quien se desabrocho el pantalón, saco miembro y con una voz firme me ordeno que se la comiera.

-putita ahora vas a tener mi pija en la boca así que pórtate bien y me haces caso, que si no te voy a tener que castigar por desobediente.

Mi instinto me hizo pedirle casi a llantos que por favor que no me lastimara, asegurándole que haría cualquier cosa que me pidiera. Debo confesar que ver ese pedazo de verga me excito cada vez más pero también me asustaba muchísimo la situación. Decidí que debía seguirle el juego si quería salir viva de esa situación, así que me metí entonces la punta de su pija entre los labios, mirándolo, como buscando su aprobación, introduje mas su miembro en mi boca, su mano en mi nuca empujando lentamente para que su pene ya erecto entrara en toda mi boca. Sin dejar de mirarlo a los ojos intente sacármela de la boca, él sonrió y dijo;

-          Ahora voy a castigarte por intentar sacártela de la boca, pensé que había quedado claro quien mandaba acá y quien decidía cuando la puta podía dejar de chupar.

Me tomo del pelo fuerte, tanto que un grito entre placer y dolor salió por mis labios, me puso en cuatro, me sobo el culo, toco con un dedo suavemente mi rayita, entonces me azoto, sin previo aviso, fuerte y sonoro, uno tras otros los azotes con su mano en mi culo iban calentándome más y más, cuando paro luego de 5 azotes me sujeto nuevamente de los pelos y me cogió la boca por un rato, ahora me tenía de rodillas a los pies de la cama. No lo podía creer este hombre me estaba usando y yo cada vez me excitaba más, en ese momento decidí disfrutar de la situación, estaba excitada a mas no poder y este cerdo se había dado cuenta en el primer azote que iba a poder dominarme a su antojo y que lo íbamos a disfrutar ambos.

Ya tenia los ojos llenos de lágrimas, esa pija me había tocado la campanilla sin piedad varias veces, mientras la metía y la sacaba de mi boca solo decía lo buena puta que era, lo cual me excitaba aún más, ya no me importaba que estuviera en mi casa por la fuerza ni que las cosas se pudieran salir de control, estaba dispuesta a complacer a ese desconocido poniéndome en el papel de puta obedecería de manera sumisa, casi en todo momento, ese castigo me dejo muy caliente y necesitaba repetir la sensación de dominación que me género.

Intente nuevamente ahora con mis manos en sus muslos zafarme y dejar de chupársela, aunque, confieso, que podría haber estado horas comiendo esa verga dura. Este momento de rebeldía no le gusto ni un poco, con calma saco su miembro de mi boca, agarro la funda de mi almohada y me ordeno que pusiera las manos en mi espalda, obedecí sin decir una palabra, me ato las manos muy fuertes y cuando pensé que seguiría cogiendo mi boca, pero no lo hizo, me observo, estaba de rodillas con una remera larga, debajo una tanga muy chiquita de encaje y con las manos recién atadas. Mi respiración se entrecortaba por los nervios y la excitación, solo veía sus ojos, pero era suficiente para que me diera escalofríos. Se puso de cuclillas en frente mío y me dijo;

¿Otra vez te voy a tener que castigar? Parece que te gusta que te trate como a una putita, una perra en celo, eso es lo que sos y estoy seguro que si te toco estas empapada de la calentura. Cada palabra la decía con serenidad, pero firme haciendo que mi respiración se acelerara cada vez más.

Me comenzó a rozar los labios con la yema de su dedo índice, abrí un poco los labios por reflejo y él sonrió, me metió su dedo en mi boca y acaricio mi lengua. Saco su dedo de mi boca y me rozo la mejilla con la mano, muy suave, el temor de no saber que aria después me ponía más y más caliente y ya se notaba. Sin previo aviso me dio una bofetada que me hizo gemir como una gata en celo. Me agarro del pelo muy fuerte haciendo que mi cabeza se fuera para atrás se acerco a mi cara hasta sentir su aliento entonces me dijo lo que más me excitaría en toda la noche y lo que liberaría a mi puta sumisa interior.

-           Continuara......