La noche que conocí a Laura

Conocí a mi mujer en una dicoteca

Por motivos de trabajo tuve que trasladarme unos días a otra ciudad. Un viernes por la noche salí con los compañeros del trabajo a tomar unas copas, el ambiente de la ciudad me llamaba pero me encontraba cansado, con ganas de volver al hotel y descansar pero ellos no me dejaban marchar y tuve que aguantar como un jabato.

Fue enla última discoteca  donde  nos tomamos algo,  apoyado en la barra, cuando  vi pasar a la que hoy es mi mujer. Se paró el tiempo, la música…, no había nadie más que ella. Observé que se acercó a un fulano y empezó a hablar con él, éste la agarró por la cintura y adoptaron una posición comprometedora, no podía dejar de mirarla, su sonrisa era preciosa y la forma de mirar a su alrededor indicaba que le gustaba observar el mundo que la rodeaba. Iba vestida de una manera sensual, llevaba un vestido lila, anudado a la espalda,  tenía casi toda al aire, el vestido le llegaba  por encima de las rodillas y unas sandalias del mismo color, preciosas, con un tacón de vértigo que le hacían unas piernas apetecibles para acariciar. Llegó otro fulano y ella se fue hacia él, lo abrazó y le dio un beso en la boca. En ese instante deduje que esta chica no tendría nada serio con ninguno de los dos.

Había un espacio en la barra y ella se dirigió hacia ese hueco para pedir, estando a mi lado no podía dejar pasar la oportunidad de presentarme y saber si tenía algo con los dos fulanos que la acompañaban.  Me presenté, ella me miró con cara de decir otro pesado que se me acerca, accedió y me dijo que se llamaba Laura; le pregunté que si tenía algo con alguno de los dos chicos con los que estaba y respondió que no, que eran amigos y había salido a tomar algo con ellos, querrás tomar algo conmigo le pregunté, pero rechazó la proposición y se marchó.

Me quedé en la barra observándola, no paraba de mirarme mientras estaba con los amigos. Ella se acercó a uno y le susurró algo al oído, luego al otro, indicándoles algo en la puerta y cuando los amigos se marcharon donde les indicaba, ella se me acercó y me dijo al oído “mañana a las 11 de la noche en el pub el Malecón”, y se marchó, siguiéndoles y agarrándola por la cintura uno a cada lado, salieron de la discoteca. Aprovechando que mis amigos estaban despistados, salí detrás de ellos sin que ella me viera. Los seguía a cierta distancia hasta que se pararon al lado de un coche, los tres se metieron en la parte trasera del coche. Laura ya iba comiendo la boca a los dos fulanos y éstos sobándola, me estaba empezando a excitar con la situación. Busqué un sitio escondido  que me diese una buena visión de lo que ocurría dentro del coche y lo encontré en un portal, estaba oscuro y ahí pasaría desapercibido.

Laura estaba entre los dos fulanos, se comía la boca con uno mientras el otro le intentaba desanudar el vestido. Ella tocaba las pollas a cada uno por encima del pantalón mientras ellos seguían con el trabajo de calentarla. El fulano que tenía barba se sacó el miembro del pantalón, era gorda y grande. Laura le ayudo a bajarse los pantalones, una vez bajados, se la descapulló y empezó a pajearlo lentamente mientras seguían comiéndole la  boca. El otro ya le había sacado las tetas del vestido y se las manoseaba por atrás, menuda sobada le estaba dando a la muy puta. El fulano de las barbas agarró a Laura por la cabeza y se la bajó al pollón, empezó a lamerlo suave, con la lengua le dibujaba círculos en el capullo, se lo metía en la boca relamiéndose los labios cada vez que se  la chupaba

Mientras el que le manoseaba las tetas, se centró en su entrepierna, le subió el vestido para empezar a acariciarle el chochito, la golfa tenía que estar muy caliente, se dejaba hacer de todo sin poner resistencia. La perra seguía mamando el pollón como una posesa, chupaba los huevos, pasaba la lengua desde la base hasta la punta del capullo, pringándolo todo de saliva. Laura pidió un condón con desesperación, el fulano de las barbas se lo pasó, ella lo abrió y empezó a ponérselo con la boca. Yo estaba muy caliente, me tocaba la polla por encima del pantalón, de todas las mujeres de la discoteca me fijé en la mas puta pero me encantaba, tenía la sensación de haber encontrado a la mujer de mi vida. Mientras pensaba todo eso, vi como Laura se giraba en el coche con las bragas por la mitad de los muslos, ahora le daba la espalda al de las barbas. Éste empezó a metérsela desde atrás, veía como le metía la polla, abrieron un poco la ventanilla para que entrara algo de fresco y se escuchaba a la zorra pedir más, que le diera más fuerte.

Mientras se la follaba, se trabajaba la polla del otro con ansia, como si llevase mucho tiempo sin probar una. Yo no aguantaba más y me la saqué, empecé a hacerme una paja mientras veía a la puta de mi futura mujer como se la follaban mientras mamaba al mismo tiempo.

A través de la ventanilla se escuchaba a la perra pedir más fuerte, “cabrón, dame más fuerte en el chocho, quiero sentir tu capullo hasta el fondo, venga semental, demuéstrame como taladras a las putas como yo con las que andas”. El fulano empezó a darle fuerte, se le veía la cara de que se correría en poco tiempo. Mientras más fuerte le trabajaba el chocho, con más ímpetu mamaba ella.

El tío empezó a correrse dentro de su coño, se le notaba la cara de placer y los comentarios “cerda, un día de estos nos vamos a correr dentro de ti sin condón, para que llegues a tu casa con el chocho lleno de leche calentita”.

Cuando terminó de correrse, Laura se la sacó, le agarró la polla y quitó el condón, se lo metió en la boca y lo chupó, limpio el condón de su corrida, le hizo un nudo y lo tiró por la ventanilla. Se giró hacia  el de la mamada y le dijo, “venga cariño, ahora te toca a ti, ponte el condón que necesito otra polla taladrándome mi chochito, que mañana quiero que me duela al mear”.

Cuando tuvo el condón puesto, se sentó encima de la polla, se la clavó muy poco a poco hasta que le llegó al fondo. Debido al poco espacio que tenía Laura con el techo, tenía que inclinarse hacia delante, colocándole las tetas en la boca del fulano. Se movía acorde al espacio y las lamidas que le daba el tío en las tetas.  El que ya se había corrido, fumándose un cigarro miraba comole tocaba el turno a su amigo.

El fulano le pidió que se moviese más rápido que estaba listo para correrse. Laura aumentó el ritmo hasta que se corrieron los dos a la misma vez. Laura se dejó caer encima del otro mientras el que se había corrido se quitaba el condón y se limpiaba.

Cuando se recuperaron de la sesión de sexo, el tío de las barbas se sentó en el asiento del conductor y se marcharon, yo terminé corriéndome en el escalón del portal. Esa noche me costó mucho conciliar el sueño por todo lo que había visto en el interior del coche, estaba deseando  estar con Laura.

Al día siguiente no paraba de mirar el reloj, no pasaba el tiempo, estaba nervioso y ansioso por volver a ver a esa mujer, no podía quitármela de mis pensamientos. Cuando quedaban cinco minutos para la hora, pasé por delante de la terraza, no la vi por ningún lado. Llegué hasta el final de la calle y volví hacia la terraza, me senté y pedí  algo de beber. Ya habían pasado tres minutos de la hora cuando la vi llegar con su sonrisa perfecta y de chica mala. Llevaba puesto un mono negro, holgado, con los hombros al aire, unas sandalias preciosas, de tacón altísimo y casi todo el pie desnudo.

Llegó y me saludo, me pidió disculpas por la tardanza y se sentó en el sitio libre, pidió una copa y empezamos a hablar de nosotros. Me preguntó que tal me había ido la noche y le respondí que ni en mis mejores sueños hubiese imaginado una noche así. Acto seguido, Laura se me acercó por encima de la mesa y desde una distancia prudente me dijo, “Juanito, me alegro que lo que viste desde el portal superase  tus fantasías”, me quedé helado y  mi cara debía de ser un poema ya que empezó a reírse a carcajadas y mirándome a los ojos me susurró

“cariño, no he dejado de pensar en ti durante todo el día, tenía miedo de que no vinieras a la cita al ser testigo de lo que viste”, y me dedicó una sonrisa tan espectacular que desde ese momento  me quedó muy claro que iba a ser mi mujer.