La noche que cambio mi vida

La sorpresa, la excitacion, el momento, el placer y la entrega muta, fue el motivo que me hizo cambiar mi vida para siempre...

El camino a casa era largo, el trafico una aberración, la idea de detenerme en ese café parecía la indicada para matar el tiempo mientras leía un rato y esperaba el momento para continuar mi camino.

Decidí sentarme en esa mesa, pequeña, con un pequeño candil iluminándolo, al lado de la ventana, en ese acogible rincón que me permitiría disfrutar mi libro, un buen express corado y el sonido del agua chocando contra la ventana por la lluvia que comenzaba a caer.

Después de un rato de encontrarme inmerso en mi lectura, pude percibir el sonido de una agradable risa, levante mi vista de las paginas y pude observar a una hermosa mujer, de labios gruesos, ojos negros y expresivos, con un cabello castaño que le llegaba a los hombros, el cual estaba claramente mojado por la lluvia, al igual que su ropa, la cual permitía observar un cuerpo muy bien formado, delgado, de senos pequeños y redondos y unas caderas y trasero que a mas de uno habría vuelto loco.

Su risa, sus saludos a todos los que trabajaban en el café, me hizo perder la concentración en mi lectura, no pude mas que sonreírle cuando giro su mirada intensa hacia mí, con un saludo que no olvidare jamas...

Hola, buenas tarde, perdón por el escándalo.

Un poco atontado, solo pude sonreírle y tal vez con timidez o vergüenza, bajar mi rostro hacia mi libro.

Ella se sentó en la mesa contigua, frente a mi, y yo no podía evitar de vez en cuando levantar mi mirada hacia su rostro, hasta el momento en que nuestras miradas se cruzaron y ella sonriente se puso de pie, tomando su café, se acerco a mi mesa y me preguntó si podía acompañarme.

Yo me puse de pie, y extendiéndole la mano, le pedí que tomara asiento, e iniciaron las presentaciones.

Hola, disculpa mi atrevimiento, mi nombre es Lucia.

Mucho gusto, mi nombre es Alejandro.

Mucho gusto Ale, en verdad estaba un poco aburrida, como podrás ver, la lluvia me tomo desprevenida y se me ocurrió entrar a que calme un poco. Te veo muy interesado en tu lectura, que lees?

Un libro popular en la actualidad, El Código DaVinci.

Excelente, tuve el gusto de leerlo, y la postura del autor con referencia al papel de la mujer en la estructura de la iglesia se me hace interesantísimo.

A partir de ese momento, iniciamos una charla larga y profunda sobre temas que iniciaron en la sociología, la historia, la sociedad y terminaron en temas de pareja, el tiempo pasaba y cada momento nos sentíamos mas atraídos el uno al otro, el sentido de la platica cambiaba y se convertía en la charla entre dos amigos, como si tuviésemos años de conocernos.

Las horas habían pasado sin darnos cuenta, cuando mirando el reloj me dijo que tenia que retirarse, vivía un poco lejos y no quería caminar de noche, a lo cual yo levantándome le comenté que me encantaría llevarla a lo que ella, sonriente aceptó.

Al subir a mi auto, pude percatarme de la hermosa figura de Lucia, tenia un par de piernas largas y hermosas, que con esa falda le hacían lucir como un exquisito manjar, usaba medias y llevaba una blusa blanca que delineaba perfectamente la figura de sus senos, y con el frío de la noche, de sus erectos pezones que se marcaban claramente.

El camino fue cada vez mas interesante en la platica, ahora sabía que era una mujer divorciada, de 27 años, que vivía sola y que sentía un peso fuerte por la misma situación.

Al llegar a su casa, me baje para abrir su portezuela, tomando su mano le ayude a bajar, cuando de pronto ella se tropezó y cayendo de frente se recargo contra mi pecho.

El aroma de su perfume inundo mis sentidos, y los dos reímos de forma nerviosa.

Perdón Ale, no fue mi intención.

Luisa, fue un placer... (respondí mientras le sonreía, inconcientemente sin soltar su mano.

Gustas pasar?

No será un poco tarde?

Bueno, depende, si te regañan en casa por llegar tarde...

Jajajaja, ok, gustoso acepto tu invitación.

La vista desde la ciudad en su apartamento era increíble, yo me había parado frente a la ventana mientras ella se había dirigido a su habitación, a cambiar su ropa húmeda, de acuerdo a lo que me dijo.

Yo había servido dos copas de vino tinto, la única botella abierta y mientras tenía una en la mano, la otra estaba puesta en la mesa de centro.

Escuchaba una música que provenía de su habitación, Elis Regina, una de mis piezas favoritas, La Chica de Ipanema. Sinceramente, me sentía nervioso, tanta perfección, tan parecidos en gustos e ideas, algo sentía dentro de mí que me decía, estas en peligro, solterón empedernido.

Disculpa, me tarde?

Escuche su voz a mi espalda, al girar, pude verla en una bata larga de satin, con el cabello recogido, lo cual me permitía observar sus ojos, su boca carnosa y sensual, así como la piel que resaltaba de la abertura de su sensual vestimenta.

No Lucía, creo que por este momento hubiera esperado mas de un par de años.

Respondí ofreciéndole la copa de vino, y ella la tomo con sus dos manos, tomando la mía entre ellas.

Ale, siempre eres tan especial?

Por que lo dices?

No se, simplemente me siento como si tuviéramos años de conocernos.

Es curioso, lo mismo me pasa a mí.

Inconcientemente nos habíamos acercado al punto de estar a centímetros uno del otro, se podía percibir una energía especial que inundaba el ambiente, y sin pensarlo mas, nuestros rostros se acercaron, sin besarnos, solamente olfateando nuestros aromas, respirando de forma agitada y profunda...

Mis manos buscaron su rostro, acercándolo al mío, fundiéndonos en un largo y profundo beso, ambos estábamos excitados por la situación.

Mis manos tomaron el borde de su bata, y siguiéndolo, me dirigí a la cinta que la cerraba, soltándola y abriéndola, para poder observar su cuerpo, enfundado en un delicado conjunto de lencería negra de encaje. Ella dejo deslizar la bata al suelo, y sonriendo, mirándome a los ojos, giro frente a mí, ofreciéndome una completa vista de su hermoso y bien formado cuerpo.

Ella se acercó a mi, tomando mi camisa entre sus dedos, abriendo botón a botón, mirando intensamente mis ojos, hasta desabrocharla por completo, sacándola de mi pantalón, besando mi pecho desnudo, jugando con mis vellos entre sus labios, jalándolos y recorriéndolo con su lengua, sobre mis pezones, mordiéndolos suavemente.

Sentía mis piernas temblar ante este inexplicable momento, su boca fue bajando a mi abdomen, mientras sus manos desabrochaban la correa de mi cinturón, posteriormente el botón del pantalón, el cierre, dejándolo caer, mientras ella continuaba con su recorrido por mi abdomen, hincándose frente a mí, pasando su rostro sobre mis boxers, frotando mi enhiesto pene contra su hermosa cara.

Soltándose el cabello, tomo el borde de mi ropa interior, deslizándola, pasando su lengua por mis muslos, por mis ingles, lamiendo mi escroto, pasando la punta de su lengua entre mis testículos, chupándolos uno a uno, succionándolos lenta y delicadamente, mientras con su mano acariciaba mi ya duro miembro, masturbándome con una maestría indescriptible.

Con su lengua recorrió el pene de la base a la punta, girándolo lentamente sobre la punta, paseándola sobre el meato, introduciéndolo suavemente en él, mojándolo y ensalivándolo lentamente, hasta que lo introdujo en su boca por completo, acompasadamente, las manos de Lucia recorrían mi trasero, sorpresivamente introdujo un dedo en mi ano mientras su boca literalmente tragaba mi duro pene, la sensación era nueva para mi, su dedo buscaba la parte mas profunda de mi intimidad, y me hizo sacar un gemido como nunca antes lo había sentido...

Ella mientras tanto, con su mano se masturbaba por debajo de tu ropa interior, gimiendo con mi pende dentro de su boca, provocando en mi sensaciones desconocidas pero tan placenteras que de solo recordarlas mi cuerpo tiembla sin parar.

No pude soportar mucho, al avisarle que estaba por terminar, ella tomo la base de mi pene presionándolo un poco, haciendo que ese momento durara mas, hasta que no pude mas y termine dentro de su boca, y ella succiono con pasión hasta tragar todo lo que salía de mí.

Sus ojos nuca se separaron de los míos, ahora su lengua limpiaba mi miembro, y se puso de pie, buscando mi boca con la suya, mi placer era indescriptible, en su boca podía saborear mis propios jugos, mis manos le quitaron el sostén, jugando con sus senos, apretándolos, girando sus pezones suavemente entre mis dedos.

La tome en mis brazos, la lleve al balcón, y ella se puso de espaldas a mi, yo me hinque, a su espalda, retirando el delicado pedazo de tela que aun cubría su cuerpo, pasando mi boca por su espalda, por su trasero, lamiéndola y sintiendo en el aire el aroma de su sexo húmedo y caliente.

Mis dedos se perdieron en su interior, mientras mi lengua recorría con gula su trasero, separando sus nalgas y lamiendo su ano, hasta que sentí en su respiración que era el momento de seguir.

Me puse de pie, y ella levanto su trasero, empinando su tronco hacia delante, yo lentamente la penetre desde atrás, ella empujo su cuerpo para que fuera mas rápido el momento, me detuve dentro de ella, para sentir como sus paredes vaginales se contraían y apretaban una y mil veces mi miembro... me movía lentamente en círculos dentro de ella, y ella inició u movimiento de adelante a atrás, mientras la sujetaba por su cintura.

Después de un rato, me senté en la silla de la terraza, y ella hizo lo mismo sobre mi, de frente, con movimientos suaves y cadenciosos, mientras mi boca se deleitaba con el sabor de sus senos.

Nuestras respiraciones se hicieron mas agitadas, nuestros gemidos se perdían en la profundidad de la noche, el aroma del ambiente humedo por la lluvia se perdía con el de nuestros cuerpos sudorosos,

El final estaba cerca, ambos lo sabíamos, nuestras bocas se unieron con un lento baile entre nuestras leguas, hasta que tuvimos un orgasmo simultaneo, y nos abrazamos con tanta pasión y amor como nunca lo había sentido.

La noche fue larga, hicimos el amor en innumerables momentos, situaciones, posiciones, hasta que juntos pudimos ver las luces del alba aparecer por la ventana, abrazados y platicando, besándonos, sintiéndonos....

Han pasado meses de ese encuentro, y hoy solo sé que su compañía en mi vida es el mayor premio a una noche, un sentimiento, un amor..., cielo, gracias por ser parte de mi vida.