La noche del exámen

Ese dia tenia que estudiar para el exámen del dia siguiente. A pesar de que no lo hice mucho, el profesor supo como resolver el problema.

LA NOCHE DEL EXAMEN

Estamos en época de exámenes, eso ya se sabe, así que no digo nada nuevo. Os voy a relatar lo que me paso hace escasamente hace unos días, mientras estudiaba para el examen de matemáticas

Este lunes estaba nerviosísima, porque empezaba con mi quincena de exámenes. Había estado estudiando mucho el fin de semana para el primero de la semana: el de filosofía. Como siempre, las primeras horas del día nos las habíamos pasado comentando el examen: que habíamos estudiado, cuanto tiempo, como nos los sabíamos

Y por fin, a cuarta hora, entro con paso decidido Manuel, nuestro profesor de Matemáticas. Con esa bata blanca y las gafas tenia pinta de intelectual, de interesante.

Manuel había llegado al centro hacia escasamente un mes, a causa de la baja de nuestra antigua profesora, Maribel. Ciertamente no se que le ocurrió, pero tuvimos suerte con el profesor sustituto.

Manuel rondaría los veintipico, mas rondando la treintenta que los veinte. Tenia el pelo ondulado castaño, con unos ojos penetrantes azules, que le destacaban entre su piel bronceada. Tenia el cuerpo atlético, y su metro casi ochenta le hacían un porte estupendo. Había conseguido ese cuerpo, según nos confeso, gracias a su época de nadador.

Al segundo día de estar entre nosotros, en un descanso, le interrogamos sobre su vida personal, sobre todo las chicas. Si digo la verdad, casi todas las chicas de mi clase y del centro (incluida alguna que otra profesora, según sabríamos mas tarde) babeaban por Manuel. Creo que casi todas menos yo. El chico estaba bien, pero no lo veía para mí. Quizás la edad, o que el era profesor y yo su alumna… yo que se. El hecho es que no me llegue a fijar en el. Solo lo veía como mi profesor de matemáticas, el que me tenía que aprobar el examen.

Y empezamos la clase. Yo intente prestar la máxima atención posible porque era nuestra última clase antes del examen. Todo transcurrió sin novedades.

Bueno, quizás una. Yo ese día había ido con una falda a clase, como un día de tantos. Pero esa clase note que Manuel me miraba algo más de lo normal… las piernas. Creí que era lógico, ya que no tengo unas piernas feas, al contrario: tengo unas piernas largas y estilizadas, que me gusta enseñar cuando tengo la ocasión de ponerme faldas. Pues bien, en menos de lo que pensaba sabría que aquellas miradas no eran tan normales e inocentes como pensaba. Al terminar la clase nos dijo que estudiáramos mucho para el examen del día siguiente, que de este examen dependía un cuarenta por treinta de la nota global

Nada más salir el profesor, Lorena, mi compañera de pupitre comento:

"Joder tía, que bueno que esta el profe, ¿no crees?

Pues… no esta mal la verdad.

¿Qué no esta mal? ¡¡Esta para comérselo!! ¿Sabes? Esta noche he soñado con el. Ha sido tan real, que casi… bueno te lo cuento.

No, no. Si ya me lo supongo. Te acostabas con el, ¿verdad?

Si, pero no ha sido solo eso. "Mira, yo me quedaba después de clase a repasar los ejercicios. Al rato entraba Manuel, con esas gafas que me vuelven loca y con esa mirada suya detrás, que me sabe encender."

Oye creo que los detalles no hacen falta

Calla y escucha, veras que tierno. "Total me pregunta que hago a esas horas aun en clase, y le digo que estaba resolviendo algunos ejercicios que aun me quedaban pendientes. El se acerca a mi y me acaricia los hombros, deslizando suavemente su mano entre mi camiseta hasta llegar a mis pechos, magreándolos con sumo cuidado…"

Bueno Lorena, mejor luego me cuentas que estamos en clase, ¿vale?

Acabaron, después de tres horas más, por fin, las clases, y quedamos Lorena y yo después de comer, a media tarde en una cafetería cerca de nuestras casas para tomar unas cañas y acabarme de contar su "estupendo" sueño.

Al hacerse las cinco y media de la tarde me hacerse hasta la cafetería, pensando que no debía quedarme mucho tiempo porque tenía que estudiar para el examen de matemáticas del día siguiente.

Tuve que esperar cinco minutos hasta que vi aparecer a Lorena por la puerta. Se sentó a mi lado toda emocionada, se pidió una caña y volvió a mirarme.

¿A que no adivinas? ¡Acabo de conseguir el móvil del profesor de mates y le he enviado un mensaje!

Pero, ¿tu estas loca? ¿Y si descubre que has sido tu?

Eso no me importa… Ahora sabrá lo que me hace sentir de veras. Bueno, ¿Dónde nos habíamos quedado esta mañana?

Lorena, que sabia que yo ya había tenido algún que otro "roce" con otras mujeres, le gustaba contarme sus sueños eróticos para ponerme cachonda, aunque no se si ella era también bisexual.

En que el te empezaba a tocar las tetas.

"Luego muy despacio mete su otra mano y libera a mi otra teta de la prisión del sujetador. Imagínatelo… Manuel con esas enormes manos acariciándome, pellizcándome,… aun se me pone la piel de gallina de recordármelo.

Lorena, no seas mala. Sabes que estamos en un establecimiento público y que no debes tentarme

Y ¿Por qué no debería hacerlo?

Entonces le cogí la cara con mis dos manos, acercándola a mí, y la bese con dulzura los labios, metiendo lentamente la lengua en su boca, buscando la suya.

Cuando la volví a mirarle la cara, me empezó a entrar un ataque de risa que enseguida le contagie.

Te voy a proponer algo. Pero tu tranquila, que seguro que no es lo que te estas imaginando. Si me acabas de contar tu sueño, me prometes que un día me tienes que dejar que te enseñe que es lo que te puede hacer sentir una mujer.

Déjame que me lo piense… ¿Pero una mujer cualquiera (se quedo en silencio unos segundos) o tu?

Jajajajaja, yo, por supuesto, a no ser que elijas lo contrario.

Trato hecho. Pues entonces, sigo con mi relato. "Yo le digo que no siga, que nos podrían ver. Entonces el me levanta de la silla, me coge en sus fuertes brazos y me sienta en su mesa. Tira de un manotazo todo lo que había encima y me tumba con sumo cuidado. Me levanta la camiseta, me retira el sujetador y empieza a lamer con cuidado mis pechos, mordisqueando de vez en cuando mis pezones. Tras que su mano se topara "sin querer" con mis braguitas, las arranco de un tirón, escapándose de mi boca un leve gemido, y procedió a descubrir aquel paraíso. Empecé a notar que una oleada de calor me recorría el cuerpo cuando el se agacho y empezó a restregar su lengua en el sitio que mis bragas habían dejado ya de ocultar. Por fin, sentí que había llegado al clímax. Manuel se levanto, me subió los pantalones, me beso en los labios y se marcho igual que cuando entro en la habitación."

Joder tía, ¿y como te levantaste?

Jajajaja, pues mojada. No hace falta que te cuente mucho mas… ¿o si?

No. Creo que el resto puedo suponérmelo. Bueno, acuérdate de nuestro trato, ¿eh? Ya quedaremos un día en mi piso, que sabes que vivo sin mis padres, solo con una compañera de piso

Que si, que me acuerdo, tu tranquila, si vamos a estar en contacto, jajajaja. Joder tía, que nos sentamos juntas en clase, anda que no habrá tiempo de planear nuestro finde

Bueno Lorena, que son cerca de las 7. Que al final entre caña y caña y sueño y sueño fíjate tú que tarde se nos ha hecho.

Ehhh, no me iras a decir que te vas ya. Que aun es temprano. Y acuérdate que en temporada de exámenes la biblioteca permanece abierta también por las noches. Quédate a tomar la última, vas a tu casa a cenar y te vas a la biblioteca a estudiar si tan mal llevas el examen, ¿vale?

Tu si que sabes convencer… ¡Pero la ultima!

Total, que la ultima copa duro casi dos horas. Eran casi las nueve cuando salíamos del bar y cada ya se fue a su casa.

Yo cene corriendo un bocadillo a toda prisa, ya que después tenía el planteamiento de irme a la biblioteca. Mi madre estaba avisada, así que no había ningún problema para volver tarde a casa. Lo único malo es que no dormiría nada… pero ya estaba acostumbrada a hacer esto en la época de exámenes.


Cuando llegue a la biblioteca pasaban las diez y media de la noche y no habían demasiadas personas.

Me busque una mesa en un lugar bastante alejado de la entrada, casi al final de la biblioteca.

Deje todos mis bártulos en la mesa, encendí la luz de mesa que había en el escritorio, me sentí por fin, me coloque las gafas y abrí los libros para empezar a estudiar y repasar.

Al cabo de dos horas aproximadamente, me levante a dar una vuelta y así dejar descansar un rato los ojos, la espalda,… Y de paso cogerme un refresco en la maquina y picas algo de comer.

En eso, que bebiéndome una Coca cola veo sentado en un escritorio no muy lejos del mío, o eso creo, al profesor de Matemáticas. Estaba explicándole a un chico algo más pequeño que yo algo… Supongo que le estaría ayudando a estudiar, aunque aun no se que hacia ahí realmente. Como Manuel no me había visto, pues tampoco iba a acercarme yo a saludarle… tampoco éramos amigos.

Me comí unos cacahuetes que tenía en el abrigo, me termine el refresco y me dispuse a seguir estudiando… que el tiempo era oro.

Yo seguía vestida pues talmente como había ido por la mañana a la Universidad, únicamente me cambie la camiseta para ponerme una algo mas abrigada, ya que la camiseta que llevaba por la mañana pues era sin mangas y con el cuello alto de color anaranjada, pero como por la noche pues siempre refresca algo mas que por el día decidí cambiármela antes de salir a estudiar.

Al rato de estar estudiando note que alguien se había sentado justo en el escritorio de enfrente. No le di demasiada importancia ya que era lógico (o no) que cada vez viniera mas gente a estudiar, ya que esa era la única biblioteca de la zona que tenia horario nocturno.

Así que nada, yo seguí a lo mío, que me quedaban escasamente ocho horas para dar el examen y aun no había repasado ni la mitad de lo que me entraba en el examen. Pero una mirada clavada en mi no me dejaba concentrarme. Disimuladamente, me fije en quien era la persona que me estaba mirando… ¡y descubrí a Manuel!

Esta vez me miraba con menos disimulo que en clase, pero yo hice como que no ocurría nada

Deje en mis pensamientos las matemáticas de lado y empecé a pensar que le verían las chicas al profesor. No era feo, la verdad. Con esas ondulaciones en su pelo castaño, y esas primeras vetas del paso de la edad en su cabello, esos ojos azules ocultador tras esas gafas… era atractivo. Además, no tenía un mal cuerpo: unas espaldas anchas donde de vez en cuando imaginaba que me abrazaba y me protegía de todo mal… Si, en el fondo me atraía el profesor, pero jamás se lo confesé a nadie. Ni a Lorena, porque no quería ser como el resto.

Me acordaba de todas las veces que yo también había soñado con el… y de unas cuantas veces que me había masturbado a su salud. A veces después de clase, cuando llegaba a casa y me ponía a hacer los ejercicios de la materia y me acordaba de el… mi cuerpo se me encendía y ya no había marcha atrás. Si es que en el fondo comprendía a Lorena.

Mire a Manuel de repente, y le pille mirándome de nuevo las piernas. Las tenía cruzadas, así que por mucho que intentara mirar no podría ver mucho más. El noto que lo sabia, que sabía que me estaba mirando las piernas.

Me sonrió al ver que le seguía mirando y yo pícaramente descruce las piernas. Note como el fijo la vista aun más en mí. Me lo tome como un juego y seguí a lo mío; no quise darle mas coba.

Seguí con las matemáticas. En la cabeza ya me bailaban los números, las formulas… y Manuel.

No podía continuar estudiando así, por lo cual decidí ir al baño y refrescarme la cara, quizás así me despejaría.

En el baño ya me moje algo la cara, y sentí que los pensamientos se alejaban… ya me encontraba mejor.

Vi que la puerta se abrí y vi entrar, para mi asombro, a Manuel.

¡Manuel! ¿Qué haces aquí? ¿No ves que es el baño de mujeres? Tu baño esta ahí al lado

¿Y quien te ha dicho a ti que yo quiero ir al baño de hombres? Yo quería venir aquí… contigo.

¿Conmigo? Pero

Shhh. Calla – me dijo mientras ponía su dedo en mis labios, impidiéndome pronunciar cualquier otra palabra-. Sabes muy bien a que he venido. Se que has notado como te miraba en clase… sobre todo hoy, con esa faldita que te has puesto, que casi me has dejado verte todo, guarra.

A la vez que me susurraba esto en el oído me subió a la encimera del baño, justo donde me acababa de refrescar la cara.

Sin yo saberlo ni quererlo, me estaba poniendo cachondisima.

Se aproximo a la puerta y para impedir que alguien entrara y os descubriera, cerro la puerta con el pestillo. Así estaríamos solos

Se apego a mi, notando su polla apunto de reventar el pantalón en mi cuerpo. Empezó a quitarme la camiseta y cuando su cara entro en contacto con la mía, me dijo:

No pongas resistencia… Se que en el fondo tu también quieres que suceda. Hazme caso y todos saldremos ganando.

Pero… ¿Por qué yo? Todo la uni suspira por ti y me has elegido a mí.

Quizás por eso, porque nunca te has interesado por mi, es lo que te hace mas especial. Además, muchas chicas envidiarían tu cuerpo. Lo tienes estupendo. Mira estas tetas. Son perfectas. Grandes, duras, tersas, firmes

Me chupo las tetas al terminar de decir esto. Yo cerré los ojos y lo deje hacer. A tientas le desabroche los pantalones, que cayeron al suelo.

Así que tienes ganas… Ya decía yo que eras una autentica putilla. Pues bien, ya que has empezado, acaba la faena y quítame los calzoncillos. ¿El resto lo adivinas?

Así que obedecí sumisa… Me agache y le quite los pantalones, saliendo de su escondite su enorme polla.

Lo mire un segundo a los ojos, y vi su cara con una expresión inusual.

Yo obedeciendo, suponiendo que era eso lo que quería, saque mi lengua y recorrí su falo lentamente. Me lo metí en la boca y lo masturbe con mi boca.

Al poco rato comencé a oír sus gemidos de placer, y yo fui más rápido. Mientras tanto y para no quedarme yo con las ganas con una mano empecé a acariciar mi clítoris.

Eres mejor de lo que creía, putita. Tú y yo nos vamos a ver más veces… ya veras. En nuestro próximo encuentro seré yo quien te haga disfrutar a ti… Pero tú tranquila, todo a su tiempo. Mmmmm como sigas así vas a hacer que me corra en un segundo.

Yo le metí prisa a mis dedos para masturbarme mas deprisa y llegar casi casi al éxtasis. Note que la polla que tenia metida en la boca palpitaba y el me dijo casi entre dientes que se iba a correr, así que me metí prisa. Empecé a gemir al notar que yo también me iba a correr y metía y sacaba su polla de mi boca más deprisa cada vez, hasta que note embestidas de semen en mi boca.

Después de que el acabara, me corrí yo con un gran estruendo, que tuvo que ser apagado con un largo y pasional beso de Manuel.

Nos acabamos de vestir y al salir, me dijo:

Vete a casa, que necesitas dormir y descansar y ya es muy tarde. Mañana tienes un examen, ¿no? Y tu tranquila, que ya has estudiado bastante… no te preocupes del examen de mañana.

Me guiño un ojo y se fue tan tranquilo como había venido a mi. Yo sonreí, pensando que por fin, tendría un par de horas de sueño… y que habría una próxima vez con mi profesor de matemáticas. Esa ocasión seguro seria la bomba.

Hace ya unos días de aquel encuentro y aun todo sigue en normalidad. El sigue mirándome de reojo en clase y yo cada día intento ir más provocativa a ellas.

A pesar de que no había acabado de estudiar para el examen, lo aprobé con un notable.

Aun sigo esperando que Manuel me diga cuando y donde será nuestro próximo encuentro. Este me sabio a poco