La noche de Zaira

Un nuevo comienzo.

Acababa de tener una pelea con mi novia, hace mucho que tiene ataques de celos y me llama cada media hora al trabajo, la facultad y cuando estoy con mis amigas. Ella dice que tiene miedo de perderme. Pues ya está, ya me perdió, descubrí que no la amo mas, que esos sentimientos se esfumaron y quiero volver a ser libre. A su lado me siento atrapada y aburrida, todo tenemos que hacerlo las dos juntas sin nadie mas en medio, mis amigas no comprenden porqué ya no quiere verlas si antes nos divertíamos mucho.

Hace una semana me encontré con una de sus amigas y fue como reencontrarnos después de un siglo de no habernos visto ni hablado ni oído nada de la otra. Estaba en una plaza, patinando en rollers y ella iba trotando, recuerdo que antes la acompañaba y jugabamos carreras y yo siempre le ganaba. Ibamos en sentidos contrario, ella con auriculares, yo con head-phones, cada una en su mundo, cruzamos miradas y abrimos grandes los ojos de sorpresa. Nos abrazamos y casi me hace perder el equlibrio. Caminamos, en mi caso patiné lento, nos contamos qué había sido de nuestras vidas, nos sentamos en un banco y le conté que las cosas con mi novia ya no iban bien. Me deprimí un poco porque extrañaba aquellos tiempos en que era mas divertida y menos dramática. Se me escapó una lagrima, la limpié con mi puño y ella puso una mano en mi rodilla y me consoló con un abrazo. En ese momento volví a sentir ese cosquilleo en el estómago, como cuando la conocí en el bar y no podía quitarle los ojos de encima, la miré y su mirada tierna y alegre me hizo reír porque sí. Reposé mi cabeza en su hombro y nos quedamos así un largo rato, en silencio, ella peinaba mis cabellos y yo puse mi mano sobre mi rodilla para entrelazar nuestros dedos y ella no dijo nada, solo me besó la frente. Hacia mucho que no me sentía así con ella, ya ni siquiera era tan afectiva, y cuando sí, me daba cuenta de que lo actuaba.

La pelea fue por lo de siempre, había agregado a su amiga, con quien ya no se veía, a mis contactos de celular. Me hizo una escena digna de una telenovela mexicana, le dije que me tenía harta, hartísima, cerré la puerta del departamento donde convivíamos de un portazo y salía directo a las calles de la avenida. Me llamó al celular y lo apagué. Caminé sin tener mucha idea de a dónde ir, entré en un ar en una esquina, pedí una cerveza y esperé a que el bar-man me trajera mi bebido, cuando oigo un chiflido que reconocí al instante. Giré y la vi. Lola, la chica a la que siempre le gano con mis rollers, estaba sentada en una mesa con otras dos chicas. Inmediatamente se me dibujó una sonrisa en el rostro y fui hacia ella. La saludé con un beso en la mejilla, a las chicas que estaban acompañándola también las conocía, nos abrazamos contentas de volver a vernos, me senté en un sofá junto a Lola ante la mesa, sus amigas estaban sentadas en 2 pufs frente a nosotras, y por un buen rato me olvidé de lo que había sucedido hace minutos y la pasé bien.

Lola era pura sonrisas, sus amigas y yo nos divertíamos con sus chistes,ella misma se reía de sus ocurrencias, se doblaba en dos de la risa, cada 2x3 ponía su mano en mi rodilla y la dejaba allí por largos minutos en los que me sentía perfecta. Estaba muy pegada a mí, nuestras piernas se rozaban y nuestros rostros estaban muy cerca, tanto que mis labios no estaban separados por mas de 5 cms de los suyos. Creo que pasamos 2 horas o más allí, cuando Lola miró su reloj de pulsera y me preguntó si las quería acompañar a un boliche. Yo le dije que sí, cogieron sus bolsos de mano, fuimos a un estacionamiento y nos subimos al auto de Lola. Sus amigas viajaron atrás y yo adelante. Lola conducía sin quitar la vista de la calle, hablando conmigi y sus amigas, con la mirada fija hacia adelante. Nos detuvimos en un par de semáforos, y en todos Lola aprovechaba para mirarme a los ojos y hacerme sonreír con solo mirarme. Tenía un brillo especial en los ojos que me hacía sentir contenta y reír sin razón aparente. En un semáforo puso su mano en mi rodilla y me la frotó con cariño, la miré y ella me guiñó un ojo. Tomé su mano y entrelazamos nuestros dedos como aquel día en el banco de la plaza y Lola condujo con una sola mano.

Llegamos al boliche, dejamos el auto en otro estacionamiento cerca, Lola bajó, me abrió la puerta y me cogió de la mano, y así caminamos los metros que nos separaban del boliche. Entramos, era un lugar enorme con un semi-piso vip, luces de led, bola de boliche y habia una linda chica que atendía la barra. Las cuatro fuimos a la barra, la chica se nos acercó, le pedimos nuestros tragos y la vi coquetear con Lola, y esta vez la celosa fui yo. Pero Lola ponía su mano en mi rodilla y me tranquilizaba automáticamente, me hablaba mirándome a los ojos y yo no prestaba atención a sus palabras, solo a sus pupilas marrones. Le pregunté si conocía a la chica de la barra, me dijo que eran amigas nada mas, yo sabía que ella también es lesbiana, y que decir que una chica es solo una amiga muchas veces signnifica que tienen derecho a roce sin compromiso. Sus amigas dijeron de bailar en la pista y Lola me sacó a bailar y bailé como nunca antes en mucho tiempo. Lola bailaba pegada a mí, frotándome con su cuerpo con movimientos sensuales, tomándome de la cintura y yo me pegaba mas a ella, hasta que ya no hubo separación entre nuestros labios.

La besé y ella me besó también, seguíamos bailando y nos besábamos cada vez mas intenso, los besos eran largos, vi a la chica de la barra darnos la espalda, oí chiflidos y aplausos, pero solo me concentré en besar a Lola, la miraba solo a ella y parecía tener ojos solo para mí. Me rodeó por la cintura, dejamos de bailar y me besó muy pasional, y sentí su mano bajar por mi trasero. Me dijo al oído que me deseaba, le dije que yo también, buscamos a sus amigas, Lola les dijo que ya se iba y ellas le dijeron que estarían bien, volverían en un taxi.

Salimos del boliche tomadas de la mano, subimos a su auto y Lola condujo con una mano al volante y la otra sobre mi pierna, subiendo por mis muslos. No tardamos en llegar a su edificio, ella vive en la planta baja al fondo del pasillo de los elevadores, abrió la puerta, entramos, dejó su bolso de mano en el suelo junto a un sillón, me tomó de las manos, dio dos pasos hacia trás y se sentó en el sofá. Yo me senté sobre sus piernas como una niñita, ella me besó dulcemente, me peinó el cabello de lado, besaba mi cuello y comenzó a desabotonar el escote de mi blusa. Sentí sus dedos en la piel de mis senos, comencé a suspirar, me quite la blusa y el sostén, mis pezones ya se hayaban erectos, Lola me los tocaba con los dedos, pellizcándolos un poco, se inclinó para chupármelos con ternura, lamiendolos en circulos con la punta de su lengua. Yo me sentía en el paraíso, ella era tan delicada y tierna, me dijo que mis senos eran lindos y que mis pezones estaban ricos, me preguntaba si quería que siguiera y yo le decía que sí y le acariciaba la cabeza mientras lo hacía.

Estaba muy excitada, sentía mis bragas que se mojaban. Lola bajó su mano a mis caderas, con sus dedos desabotonó mi short, me bajó el cierre y tocó la tela de mis bragas. Me miró con ojos pícaros, me murmuró al oído que le gustaba que me mojara por ella, me besó dulcemente y con su mano me empezó a frotar suavecito la entrepierna. Yo separé un poco mis piernas y Lola siguió frotándome sin dejar de besarme aún cuando gemía, me preguntó si se sentía bien, le dije que sí, que siguiera, y ella metió su mano bajo las telas de mis bragas y gemí retorciéndome un poco al sentir sus deditos en mi sexo húmedo y ardiente. Me preguntó si así estaba mejor, como pude le dije que sí y ella continuó satisfaciéndome, me frotaba el clítoris suavemente con sus dedos, me chupaba los pezones a la vez y yo estaba que estallaría de placer en cualquier momento.

Lola se levantó del sillónn dejándome a mí, no quitaba su mano de mi sexo, con la otra me bajó el short y las bragas hasta los tobillos, se arrodilló y estimuló un poco más mi clítoris y luego lo lamió y lo chupeteó, la oía que gemía y alcanzó a decirme que estaba deliciosa, siguió tratando un poco más mi clítoris y me folló tiernamente con dos dedos en mi vagina, los metía hasta el fondo, los movía despacio de afuera hacia dentro, rotándolos un poco, le daba lamiditas a mi botoncito y yo estaba con mi espalda arqueada, los músculos de mi cuerpo se tensionaron y grité al tener mi primer orgasmo no fingido en meses.

Lola retiró sus dedos, subió a mí, le dije que había estado maravillosa y ella sonrió y me dijo que yo era la maravillosa. Me besó suave con sus brazos alrededor de mi cuerpo y cuando se apartó le dije que era mi turno y tomó mi lugar.

No esperaba volver a enamorarme tan pronto, pero con Lola nos vemos casi todos los días en la plaza y jugamos carreras. Siempre apostamos que una invite a la otra a tal y tal lugar, y muchas veces terminamos haciendo el amor y en ocasiones paso 2 días enteros en su departamento y luego la extraño y rezo por encontrarla en la plaza. Aunque eso no hace falta realmente, creo que el destino nos ha vuelto a unir y que algún día me dirá que me ama y me pedirá que me quede a vivir con ella, pero hasta entonces, nos divertimos con las apuestas.


EStaba muy inspirada, espero que les haya gustado, no va a tener continuación, planeo seguir con "El angel guardín" y "Copañeras de cuarto"(Se viene la 10ma parte! :D)

Hasta la próxima

  • Brasita